1. Los valores son principios
que nos permiten orientar
nuestro comportamiento en
función de realizarnos
como personas. Son
creencias fundamentales
que nos ayudan a preferir,
apreciar y elegir unas
cosas en lugar de otras, o
un comportamiento en
lugar de otro. También son
fuente de satisfacción y
plenitud.
2. La bondad perfecciona a la persona porque
sabe dar y darse sin temor a verse
defraudado, transmitiendo aliento y
entusiasmo a quienes lo rodean.
En ocasiones el concepto de bondad es
confundido con el de debilidad. A nadie le
gusta ser "el buenito" de la oficina, de quien
todo el mundo se aprovecha.
Bondad es exactamente lo contrario, es la
fortaleza que tiene quien sabe controlar su
carácter, sus pasiones y sus arranques para
convertirlos en mansedumbre. La bondad es
una inclinación natural a hacer el bien, con
una profunda comprensión de las personas y
sus necesidades, siempre paciente y con
ánimo equilibrado.
Este valor, por consiguiente, desarrolla en
cada persona la disposición para agradar y
complacer en justa medida a todas las
3. La amistad es una relación afectiva
entre dos o más personas. La
amistad es una de las relaciones
interpersonales más comunes que
la mayoría de las personas tiene en
la vida.
La amistad se da en distintas etapas
de la vida y en diferentes grados de
importancia y trascendencia. La
amistad nace cuando las personas
encuentran inquietudes comunes.
Hay amistades que nacen a los
pocos minutos de relacionarse y
otras que tardan años en hacerlo.
La verdadera amistad dura toda la
4. La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento,
no reaccionar o un simple aguantarse: es
fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y
las pruebas que la vida pone a nuestra
disposición para el continuo progreso interno.
La paciencia es la virtud por la que soportamos
con ánimo sereno los males y los avatares de la
vida, no sea que por perder la serenidad del
alma abandonemos bienes que nos han de
llevar a conseguir otros mayores.
La paciencia es una virtud bien distinta de la
mera pasividad ante el sufrimiento; no es un no
reaccionar, ni un simple aguantarse: es parte de
la virtud de la fortaleza, y lleva a aceptar con
serenidad el dolor y las pruebas de la vida,
grandes o pequeñas.