En 1929, Pierre Teilhard de Chardin está en China. Allí escribe "El Medio Divino". No se publicará hasta después de su muerte, acaecida en 1955. Es un "Ensayo de vida interior", una actualización de la Contemplación para alcanzar amor de Ignacio de Loyola
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
El Medio Divino (Seleccion1)
1. El Medio Divino Ensayo de vida interior Selección de textos Pierre Teilhard de Chardin
2. Este ensayo contiene la gran intuición de Pierre Teilhard de Chardin: la visión fundamental de Cristo «todo en todos», del Universo movido e invadido por Dios en la totalidad de su evolución. Parece ser que fue escrito en su primera etapa en China, hacia 1929.
3.
4. Si se puede modificar ligeramente una palabra sagrada,
5. … diremos que el gran misterio del Cristianismo no es exactamente la Existencia de Dios,
6. … sino la Transparencia de Dios en el Universo.
7. Sí, Señor, no sólo el rayo que roza, sino el rayo que penetra.
11. ... Así, pues, acaso por vez primera en mi vida (¡yo, que se supone medito todos los días!),
12. ... tomé una lámpara y abandonando la zona, en apariencia clara, de mis ocupaciones y de mis relaciones cotidianas,
13. ... bajé a lo más íntimo de mí mismo, al abismo profundo de donde percibo, confusamente, que emana mi poder de acción.
14.
15.
16. Ahora bien, a medida que me alejaba de las evidencias convencionales que iluminan superficialmente la vida social,
17. … me di cuenta de que me escapaba de mí mismo.
18. A cada peldaño que descendía, se descubría en mí otro personaje, al que no podía denominar exactamente, y que ya no me obedecía.
19. Y cuando hube de detener mi exploración, porque me faltaba suelo bajo los pies, me hallé sobre un abismo sin fondo,
20. … del que surgía, viniendo yo no sé de dónde, el chorro que me atrevo a llamar mi vida.
21. ¿Qué ciencia podrá nunca revelar al Hombre el origen, la naturaleza, el régimen de la potencia consciente de voluntad y de amor de que está hecha su vida?
22. Sin duda, no es ni nuestro esfuerzo, ni el esfuerzo de nadie en torno a nosotros, lo que ha desencadenado esta corriente.
23. Tampoco es nuestra solicitud, ni la de ningún amigo, la que puede prevenir en ella un bajón o regular su ebullición .
24.
25. Podemos, poco a poco, trazar a lo largo de generaciones los antecedentes parciales del torrente que nos alza.
26. Podemos, además, mediante determinadas disciplinas o ciertos excitantes, físicos o morales, regular o agrandar el orificio por el que se escapa de nosotros.
27. Pero ni por esta geografía ni por estos artificios podremos llegar a captar las fuentes de la Vida, ya sea con el pensamiento, ya sea con la práctica.
30. El Hombre, dice la Escritura, no puede añadir un solo palmo a su talla.
31. Y todavía menos aumentar en una sola unidad el ritmo fundamental que regula la maduración de su espíritu y de su corazón.
32. Es que, en última instancia, la vida profunda, la vida fundamental, la naciente se nos escapa en absoluto.
33.
34.
35. Tal como yo lo he experimentado al contacto con la Tierra:
36. la Diafanidad de lo Divino en el corazón de un universo que se ha hecho ardiente... Cristo.
37. Su Corazón. Un Fuego: capaz de penetrarlo todo, y que, poco a poco, se extiende por todas partes.
38.
39.
40. Fue entonces cuando, emocionado con mi propio descubrimiento, quise salir a la luz del día, olvidar el enigma inquietante en el entorno confortador de las cosas familiares,
41. … volver a empezar a vivir en superficie, sin sondear imprudentemente los abismos.
42. Pero he aquí que, bajo el espectáculo de las agitaciones humanas, vi reaparecer ante mis ojos avisados al Desconocido de quien quería huir.
43.
44.
45. Ejercitémonos hasta la saciedad sobre esta verdad fundamental, hasta que nos sea tan familiar como la percepción del relieve o la lectura de las palabras:
46. Dios, en lo que tiene de más viviente y de más encarnado, no se halla lejos de nosotros, fuera de la esfera tangible, sino que nos espera a cada instante en la acción, en la obra del momento.
47. En cierto modo se halla en la punta de mi pluma de escritor, de mi piqueta de geólogo, de mi pincel y de mi aguja de excavación, de mi corazón, y de mi pensamiento.
48. Llevando hasta la última terminación natural el rasgo, el golpe, el punto en que me ocupo, aprehenderé en Fin último a que tiende mi profunda voluntad.
49.
50.
51. No te apegues, pues, a la grosera envoltura de las obras humanas. No es sino paja, combustible, o frágil alfarería.
52. Piensa, en cambio, que en cada una de estas humildes vasijas es posible trasvasar, como si fuera savia o un precioso licor, el espíritu de la docilidad y de la unión con Dios.
53. Si los fines terrestres en sí mismos no valen, pueden ser, sin embargo, objeto de amor, puesto que ofrecen la ocasión de dar pruebas de tu fidelidad al Señor
54.
55.
56. Bien puede ya la Tierra asirme con sus brazos gigantes.
57. Puede la Tierra henchirme con su vida y volverme a acoger en su barro.
58. Puede la Tierra, ante mis ojos, adornarse de todos los encantos, de todos los horrores, de todos los misterios.
59. Puede la Tierra embriagarme con su perfume que se puede tocar y llevarme a la unidad con ella.
60. La Tierra puede hacer que me arrodille a la espera de lo que madurará en su seno.
61. Ya no me perturban los sortilegios de la Tierra desde que para mí, se ha hecho más allá de ella misma,
62. La Tierra es el Cuerpo de Aquel que es y de Aquel que viene.