El arte bizantino se desarrolló en el Imperio Bizantino desde el siglo IV, con influencias del cristianismo, el racionalismo griego y el Islam. Se caracterizó por grandes iglesias con cúpulas y columnas, decoradas con pinturas religiosas. La escultura bizantina tenía influencia oriental y era formal y hierática, generalmente de piedra o mármol. Recibió influencias de la cultura grecorromana y oriental, creando un estilo con fuerte presencia de colores y temas religiosos.