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RENIEGO DEL PORVENIR
(1957-1972)
Emil Cioran
Traducción:
© Julio Pollino Tamayo
cinelacion@yahoo.es
2
3
JUSTIFICACIÓN
Hay dos formas de hacer las cosas, bien o mal, nunca a medias. Publicar unos
cuadernos inéditos de Cioran de más de 1.000 páginas, y reducirlos
arbitrariamente a menos de 300, carece de sentido. Y más cuando la selección la
hace su traductora al alemán, Verena von der Heyden-Rynsch, de la que Cioran
opinaba que era una mediocre traductora, y sabía de lo que hablaba, dominaba el
alemán. ¿Entonces por qué tradujo sus libros? Pues porque la amiga Verena era
millonaria y tenía una gran capacidad de influencia sobre la prestigiosa editorial
francesa Gallimard, donde publicaba Cioran. Resumiendo, que Cioran necesitaba
el dinero que le daba Gallimard y no podía prescindir de él, Cioran era pobre de
solemnidad. Con estos precedentes se puede intuir que la selección es mediocre,
y ciertamente lo es, no hay un criterio definido, coherente, solo puro capricho
personal. Esa labor de selección solo hubiera tenido sentido realizada por el
propio Cioran, que tenía ese proyecto en mente pero nunca lo llevó a cabo, y eso
que ya tenía hasta el título, «El error de nacer» (título que utilizó modificado para
«Del inconveniente de haber nacido», del que este diario es el evidente germen) o
«Interjecciones». Escojo el segundo, para la primera parte que incluye los
aforismos y reflexiones (dividida en tres partes para que no sea un PDF tan
voluminoso, «Interjecciones», «Los escrúpulos de un cínico» y «Fluctuaciones»,
título ideado por Cioran que no empleó en ninguno de sus libros). Y «Reniego
del porvenir», título creado por Cioran que no llegó a utilizar, para la segunda
parte, las entradas canónicas de diario. Sumando las dos partes (cuatro PDFs en
total) recojo en esta traducción todo lo que aleatoriamente fue descartado en la
muy limitada selección de Verena, la publicada en España por Tusquets,
«Cuadernos (1957-1972)» (2000). De nada, todo sea por Cioran.
«He decidido recoger las reflexiones esparcidas en estos treinta y dos cuadernos.
Dentro de dos o tres meses veré si pueden constituir la sustancia de un libro
(cuyo título podría ser «Interjecciones» o quizá «El error de nacer»).»
Emil Cioran
4
5
26 de junio de 1957
Leído un libro sobre la caída de Constantinopla. He caído con la ciudad.
*
22 de diciembre de 1957
Vacío sobrehumano, colapso repentino de todas las certezas adquiridas
penosamente en los últimos años...
*
Visto hoy, miércoles 25 de diciembre de 1957, el rostro de mi padre muerto, en
su ataúd.
*
«Los últimos serán los primeros».
Solo esta promesa bastaría para explicar la fortuna del Cristianismo.
(En mi terrible decadencia, escucho esta promesa no sin cierta agitación. Es lo
que me sucedió el 30 de enero, en el Colegio de Francia, en un curso de Puech
sobre el Evangelio (apócrifo) según Tomás.)
*
19 de febrero de 1958
¡Felicidad intolerable! Miles de planetas se dilatan en lo ilimitado de la
conciencia. Felicidad aterradora. Sensación de pobre hombre, y sensación de
dios, no he conocido otras. Punto e infinito, mis dimensiones, mis modos de
existencia.
*
He pensado hoy, 20 de febrero de 1958, en el estado de putrefacción en que se
encuentran mis amigos muertos y mi padre, y he pensado en mi propia
putrefacción.
*
6
4 de junio de 1958
Cada uno cree que lo que hace es importante, salvo yo; que no puedo hacer
nada...
*
7 de junio de 1958
Encontrado en un rincón un trozo de queso, arrojado allí desde hace mucho
tiempo. Una armada de insectos negros alrededor. Esos mismos insectos que
imaginamos consumir los últimos restos de un cerebro. Pensar en tu propio
cadáver, en las horribles metamorfosis a las que será sometido, tiene algo de
calmante: te blinda contra los dolores y las angustias; un miedo que destruye a
otros mil.
*
8 de junio de 1958
Domingo abrumador. Acabo de levantar el párpado de Dios.
*
9 de junio de 1958
El universo explota en mi cerebro. Fiebre intolerable. Estoy a un dedo del
Caos. Los elementos se desencadenan. Pierdo pie. ¿Qué me reconciliará con
cualquier cosa? Un punto fijo, busco un punto fijo, y solo encuentro
incertidumbre y fango, y un incorregible delirio. El ser es un texto tachado, y ya
no tengo la fuerza para reescribirlo.
*
Sábado 21 de junio de 1958
Mi padre murió hace exactamente seis meses.
*
24 de junio
Siento que voy a reconciliarme con la poesía. No podía ser de otro modo: solo
puedo pensar en mí mismo...
*
7
25 de junio de 1958
De joven, pensé tanto en la muerte, que, de viejo, ya no tengo nada más que
decir al respecto: un temor superado.
*
25 de junio de 1958
4 de la tarde.
Sensación increíble de felicidad. ¿De dónde puede venir? ¡Qué misterioso e
insensato!
No hay nada más enigmático que la alegría.
*
27 de junio de 1958
La melancolía es el lamento de otro mundo, pero jamás he sabido cuál era ese
mundo.
*
13 de julio
Domingo cruel, sin olvidar todos aquellos en que he experimentado la inanidad
total de todo.
*
27 de julio
Ahriman es mi principio y mi dios. Se dice que después de 12.000 años de
combates con Ormuzd, prevalecerá [Ahriman es el espíritu del mal en la religión mazdeana de
la que Ormuzd es el dios supremo]. Mientras tanto...
*
8 de agosto
Acepto ser el último de los hombres, si ser hombre es parecerse a los otros.
*
8
14 de septiembre
Regreso de la isla de Ré. Una semana absoluta. Sensación de paraíso terrestre.
Volver a París, ¡qué decadencia! Recorro las calles como un alucinado. ¿A quién
buscar? Me siento separado de todos. Ningún punto de contacto con nadie. ¡Ah!
¡esta voluptuosidad de no-querer en una playa! Me he evadido de la «vida»
(no me sonrojo de emplear tal palabra).
Decididamente, no fui hecho para debatirme entre los los hombres. Sufrimiento
a cada instante. ¡Qué progresos no habré hecho en la carrera de las lágrimas!
*
29 de octubre de 1958
Ser parecido a esta Unidad primordial, fuera de la cual no hay nada, el décimo
himno del Rigveda dice «respiraba por su cuenta sin aliento».
*
Ciertas mañanas, de mal despertar, mal conciliadas con el día, me parece
escuchar mi nombre pronunciado por los peatones, llevado por el aire. Hoy, 28 de
noviembre, en la oficina de correos, calle de Vaugirard, una anciana telefoneaba
en una cabina, y escuché: Cioran... Incluso ella hablaba de mí. Es ridículo y
terrible. ¡Qué síntoma!
*
8 de diciembre 1958
¡Señor, ten piedad de mi esterilidad, sacude mi espíritu ausente, asísteme en
este extremo abandono y entumecimiento!
*
12 de marzo de 1959
Es increíble hasta que punto todo, pero absolutamente todo, y en primer lugar
las ideas, emanan en mí de mi fisiología. Mi cuerpo es mi pensamiento, o más
bien mi pensamiento es mi cuerpo.
*
9
30 de marzo de 1959
El Mesías de Handel. Es preciso que el paraíso exista, o al menos que haya
existido, de lo contrario, ¿con qué rima algo tan sublime?
*
Ayer, 5 de abril, pasé la tarde en un pequeño bosque cercano a Trappes,
pensando en la venganza, tema inagotable. No vengarse envenena tanto el alma,
si no más, que vengarse. ¿Tenemos derecho a no vengarnos?
*
Viernes 24 de abril de 1959
Desde enero, prácticamente enfermo; imposibilidad de trabajar; paso de una
enfermedad a otra; se diría que cada órgano espera su turno... La Naturaleza está
experimentado conmigo; y yo me presto, incapaz de oponer la menor resistencia.
El «buen uso de las enfermedades», ¡qué lejos estoy de eso!
*
27 de septiembre de 1959
De malestar en malestar, de enfermedad en enfermedad; ¿a dónde voy?
Sentimiento radical de impotencia ante todo. Nací indefenso.
*
18 de noviembre de 1959
Tarde durmiendo. Al despertarme, durante un segundo he experimentado lo que
sentiría un muerto. Fue como la iluminación fulgurante de un cadáver.
*
12 de diciembre de 1959
Hace algunas noches, tuve un sueño que no he podido olvidar: una hilera de
serpientes pasaban ante mí, desfilaban más bien, y todas, cuando llegaba su
turno, se ponían de pie para mirarme con ojos centelleantes, que se dilataban:
parecían dos soles en miniatura.
*
10
16 de diciembre de 1959
Los moralistas franceses, son el maniqueísmo por la anécdota.
o: maniqueísmo anecdótico
o: a nivel «mundano».
*
20 de diciembre
Esta tarde, queriendo escribir sobre la gloria, al no encontrar nada que decir, me
acosté. Con frecuencia mis grandes empresas me han conducido al lecho,
lamentable término de mis ambiciones.
*
25 de diciembre de 1959
Recibo de un poeta español una tarjeta de felicitación, en la que figura una
rata, símbolo, me escribe, de todo lo que podemos «esperar» del año 1960.
*
31 de diciembre de 1959
Medianoche. Debería pasar mi vida solo, y pensar sin respiro en el Tiempo.
*
11 de enero
Jornada devorada por la conversación.
*
20 de enero de 1960
Juro no hablar nunca más de cosas que conozco mal, no improvisar por nada
del mundo, no ser indigno del tema que trate, no desconsiderarme ante mí
mismo.
(Juramento hecho al final de una conferencia de M., particularmente
superficial.)
*
11
24 de febrero de 1960
Hoy, escribiendo mi nombre en un formulario, era como si lo hubiera escrito
por primera vez, como si no lo reconociera. El día, el año de mi nacimiento, todo
me parecía nuevo, e inexplicable, sin ninguna relación conmigo. Los psiquiatras
llaman a este sentimiento extrañeza. En cuanto a mi figura, a menudo tengo que
hacer un esfuerzo para identificarla, un esfuerzo de adaptación penoso y
humillante.
Postrado, desconcertado, asqueado ante la revelación de ser yo mismo.
*
12 de marzo de 1960
Pasé la tarde en un estado de aguda nostalgia, nostalgia de todo, de mi país, de
mi infancia, de todo lo que he arruinado, de tantos años inútiles, de todos los días
en que no he llorado... «La vida» no me conviene. Fui hecho para una existencia
salvaje, para la soledad absoluta, fuera del tiempo, en medio de un paraíso
crepuscular. He empujado hasta el vicio mi vocación por la tristeza.
*
No hay infierno más aterrador que el de la piedad. Compadecer a todo lo que
existe, al mismo hecho de ser.
(6 de julio de 1960. Jornada devorada por la piedad).
*
15 de agosto de 1960
La Misa en si menor. Han pasado casi tres años desde que perdí el contacto con
la música. Estaba muerto, Bach me ha resucitado.
*
1 de septiembre de 1960
Ideas y sentimientos confusos y problemáticos, expresados con bastante
claridad, poco más o menos así se podrían definir mis diversos opúsculos.
*
12
8 de abril de 1961
¡Tengo cincuenta años!
*
5 de mayo de 1961
En la biblioteca del Instituto Católico, leí un libro de Pierre de Labriole.
De repente, todo se desvaneció alrededor de mí, y huí en pleno «ataque» del
lugar.
*
27 de mayo de 1961
El Réquiem de Mozart. Un soplo del más allá planea sobre él. ¿Cómo creer,
después de semejante audición, que el universo no tiene ningún sentido? Es
preciso que tenga uno. Que algo tan sublime se resuelva en la nada, mi corazón,
así como mi entendimiento, se niegan a admitirlo. Algo debe existir en alguna
parte, una brizna de realidad debe de contener este mundo. Embriaguez de lo
posible que redime a la vida. Temamos la recaída, el retorno al saber amargo.
*
30 de mayo
Anoche, antes de dormirme, vi con una precisión alucinante la Tierra reducirse
a un simple punto, tomar por así decirlo las dimensiones de un cero, y
comprendí, lo que siempre he sabido, que era inútil y ridículo agitarse y sufrir,
escribir sobre todo, en un espacio tan minúsculo e irreal. Para trabajar, para ser a
secas, no se debería tener la funesta capacidad de volverte exterior a tus actos, de
trasladarte por el pensamiento fuera del planeta y del universo mismo.
*
17 de julio de 1961
He pasado la mañana preguntándome si hay locos en mi familia, entre mis
antepasados no demasiado lejanos...
Todo el «misterio» de la vida reside en el apego a la vida, en una obnubilación
casi milagrosa que nos impide discernir nuestra precariedad y nuestras ilusiones.
*
13
2 de septiembre
4 de la mañana.
Imposible dormir. Todo me duele. ¡Mi cuerpo! Acabo de salir a la terraza: me
parece que es la primera vez que he mirado así a las estrellas, sin ninguna
esperanza ni lamento. Percepción absoluta sin pensamiento, por temor sin duda a
reflexionar sobre el drama que se desarrolla en mis huesos, por temor también a
romper para siempre con el día.
*
5 de septiembre
Matiné demente, sensación de envenenamiento súbito. He salido a la calle;
imposibilidad de mirar a nadie a los ojos; en la farmacia, no he podido evitar
hacer un comentario ofensivo al vendedor. Desencadenamiento contra todo el
mundo, furor desesperado e inútil. Sentir que se tiene veneno en las venas, y que
se ha ido más allá que cualquier demonio.
Para poder dominarme, necesitaría algunos siglos de educación inglesa; pero
vengo de un país donde se grita en los entierros...
*
8 de enero de 1962
No hay límite para la experiencia del horror a uno mismo. Caer más y más
bajo, en el infinito negativo del alma.
*
17 de enero de 1962
He dejado de fumar hace dos semanas; dos semanas de suplicio. A partir de
ahora seré más indulgente con los «intoxicados».
*
12 de febrero del 1962
Me siento fuera de todo, lo que se dice todo. Han debido arrojar un sortilegio
sobre mí. Estoy hechizado. Me controlan. ¿Pero quién me controla?
*
14
4 de abril de 1962
Sé que la tristeza es un pecado; pero no puedo hacer nada, no tengo ningún
medio para defenderme de ella o superarla. Además cuando no tiene ninguna
causa evidente, se nutre de sí misma, extrae de su propia fuente. A decir verdad,
no es un pecado, sino un vicio. ¿Será el resultado de una adicción? ¿Y si estaba
predestinado a esta adicción?
*
8 de abril (¡mi cumpleaños!) He vagado por el distrito V: calle Rataud, donde
vivía Eveline, calle Lhomond, en la que viví durante un mes en 1935, y después
todas esas viejas calles que me recuerdan a mi «juventud»: calle Pot-de-Fer, calle
Amyot, calle arriba de Cardinal Lemoine, etc. Paseo fúnebre: portaba el duelo de
mi espíritu.
*
9 de abril de 1962
¿De qué sirve haber frecuentado a los sabios si sus enseñanzas no te ayudan a
superar el dolor? Quienes ignoran el dolor, están en mala posición para
mostrarnos cómo arrancarlo.
Toda nuestra felicidad deriva del apego, y toda nuestra desgracia también. La
salvación y la perdición provienen de los seres. El desapego es deseable, e
imposible.
*
10 de abril de 1962
En un banco un hombre, del tipo «meteco», avergonzado y burlón, y una mujer
con aspecto crispado, devastado. Oigo, cuando paso ante ellos, esta frase que le
dice ella: «Se acabó».
Es exactamente la frase que esperaba de su rostro.
*
15
31 de mayo de 1962
Mi humor constantemente sombrío proviene de mi incapacidad para trabajar,
del espectáculo de mis días perdidos, de la atmósfera de remordimientos difusos
en que vivo. Soy infiel a la imagen que me hice de mí mismo, he traicionado y
destruido todas las esperanzas que había puesto en mí.
*
Ayer, domingo 3 de junio, en el tren que me trajo de Compiegne a París.
Delante de mí, una joven (¿diecinueve años?) y un joven. Traté de combatir el
interés que sentí por la joven, por su encanto, y, para conseguirlo, la imaginé
muerta, en estado de cadáver avanzado, sus ojos, sus mejillas, su nariz, sus
labios, todo en plena putrefacción. No sirvió de nada. El encanto que desprendía
seguía ejerciendo sobre mí. Tal es el milagro de la vida.
*
13 de junio
Después de diez horas de sueño, me levanto con una sensación de pesadez y de
dolores por todas partes. Jamás he tenido hasta tal punto la sensación de que nada
ni nadie podría modificar el curso de mis malestares, que la necesidad a la cual
estoy sometido es inquebrantable e «irrompible», que es inútil querer sustraerse a
ella, y que solo soy libre para constatar que me hurta toda libertad. He intentado
olvidar «mi» destino, todos mis males me lo recuerdan. Y mi estupor comienza
de nuevo: ¿cómo creer en la libertad sin estar sano?
La idea del destino es una idea de enfermo.
*
Domingo 17 de junio
Incapaz de dormir, me levanté sobre las cinco y media. Paseo en torno al
Luxemburgo. Solo hay una luz pura: la de la mañana. Tan pronto como
avanzamos en el día, la luz se prostituye.
*
16
27 de junio
Almuerzo en la ciudad. Purificación por la vergüenza. Deshonra liberadora.
*
1 de julio
Domingo pasado en el campo, después de dos meses de enclaustramiento en
París. Crecer indiferente como los árboles, ser tan mudo como ellos. Cada vez me
resulta menos difícil imitarlos, afortunadamente.
*
13 de julio de 1962
Noche espantosa. Después de noches parecidas sentimos la necesidad de
recomenzar todo, de reaprender la vida.
*
14 de julio
Antes de la guerra, en esta época del año, viajaba en bicicleta por la Bretaña.
¡Lluvias en la isla de Bréhat, en la punta de Raz, en Pont-Aven! ¡Y aventuras en
los albergues con institutrices! Entonces me aburría al aire libre, ahora me aburro
entre cuatro paredes.
Roscanvel, Rostrenen, Locq Mariaquer (?), las huelgas de Lilla, si no conociera
el lamento, solo tú nombre podría revelármelo.
*
23 de julio
Ayer, en este tren suburbano, una niña (¿cuatro años?) leía un cuento ilustrado.
Cae en la palabra «pasaje», se detiene y pregunta el significado a su madre. Ésta
le explica: «pasaje», es el tren que pasa, es un hombre que pasa por la calle, es el
viento que pasa. La niña, que tiene aspecto de inteligente, no parece satisfecha.
Quizá encuentra demasiado concretos los ejemplos que le da su madre.
*
17
24 de julio
Este sol, y en la chimenea este viento que se insinúa en mis nervios.
*
23 de agosto
Muerte de Rolland de Renéville. He notado que la muerte se ensaña más con
los que aman la vida. Lo lamento, lo voy a lamentar especialmente. No imagino a
nadie más francés, y sin embargo con una dimensión no francesa (obsesión por el
«misterio», pasión por el ocultismo, etc.).
*
1 de septiembre
Ayer y hoy, paseé solo durante horas por el campo. Sólo la marcha me libera de
mis obsesiones. En cuanto me tumbo, y contemplo el cielo, el sentimiento de
insignificancia general me aniquila.
*
14 de septiembre
¡De golpe, sensación de ser el Maestro del universo!, ¡de poseer la clave de
todos los enigmas!
¿Cómo, dada mi apatía habitual, mi mirada ácida sobre el mundo, la certeza de
mi insignificancia, cómo puedo experimentar un vértigo tan tónico, y tan poco
merecido?
*
28 de septiembre
Llega un momento en que ya no podemos eludir las consecuencias de nuestras
teorías, en que todo lo que hemos pensado exige ser vivido, en que todas nuestras
ideas así como nuestras fantasías deben convertirse en experiencias, y es ahí
cuando termina el juego y comienza la prueba.
*
18
7 de octubre
Domingo en el campo. Tumbarse y husmear la tierra. Sólo se puede descansar
sobre ella. Nuestras fatigas la llaman. Y mientras la sentí tan cerca de mí, pensé
que no sería tan horrible disolverse en ella. Realmente nuestras fatigas la llaman
y la rehabilitan.
*
Esta tarde, en una oficina, en un espacio relativamente exiguo, conté dieciocho
empleados. Las mujeres, arrugadas, horribles. Solo la joven que me dio la
información parecía una campesina, fea y sana. ¿Qué buscaba en este infierno,
qué demonio la ha empujado a dejar el campo? Preferiría mil veces el olor a
estiércol que las emanaciones deletéreas de esta oficina. No hay nada que hacer:
el hombre huele mal. Cuando se tiene el olor enfermizamente agudo, debe
evitarse toda presencia humana
*
11 de octubre
Misa por Renéville en Saint-Sulpice. Sobre el altar se ve en la capilla al fondo,
a María, erigiéndose con su niño sobre el globo terrestre. La imagen es
indescriptiblemente fea; en tanto revela el lado conquistador del cristianismo. Es
una religión marcada para siempre por sus orígenes externos, quiero decir la
Roma imperial. Una secta judía que conquistó un imperio, el más grande que
jamás ha existido y del que heredó sus cualidades y sus taras.
*
22 de octubre
Esta tarde, paseo con un tiempo radiante, por el Luxemburgo. De golpe, una de
esas crisis de furia sin motivo de las que tengo el secreto. En ese momento habría
declarado la guerra al universo y fulminado a las naciones.
Estas explosiones, o más bien humores explosivos son estimulantes en el acto,
pero agotadoras después. No están desprovistas de algún vigor real, pero de una
falsa vitalidad. No hay que confundir energía y fiebre.
*
26 de octubre de 1962
Después de meses de buen tiempo, por fin el cielo cubierto. Respiro. Las nubes
me son tan necesarias como el azul a los demás.
*
19
11 de noviembre de 1962
No se sale del escepticismo razonando, sino por un acto de voluntad,
entendiendo por tal una decisión instintiva.
(Es una certeza para mí de la que jamás saldré de la duda, cualquiera que sea
mi «evolución». Porque fisiológicamente estoy atrapado en un pliegue
escéptico.)
*
13 de noviembre de 1962
Anoche, finalmente me desperté después de dos horas de sueño. Rara vez he
conocido tal intensidad en la toma de conciencia de la conciencia (!), quiero decir
en el hecho de tomar conciencia de que eres consciente.
Como una espina en la carne, no, como un puñal en la carne, así se me aparece
la conciencia.
*
3 de diciembre
Anoche, crisis «fúnebre». Todo adquiría a mi vista un rostro de muerte, quiero
decir el rostro de la muerte.
*
14 de diciembre
Anoche, me llevó mucho tiempo coger el sueño. Estaba trabajado, en el sentido
literal de la palabra, por tal horror de la carne, que debería haberme ido a alguna
parte a coger una borrachera, en lugar de irme a acostar.
Pensé que una planta no apesta, que su descomposición no tiene nada de
horrible. Pero la carne, es pura y simple podredumbre. La vida no debería haber
hecho el esfuerzo de superar lo vegetal. Todo lo que ha venido después es
realmente horrible, espantoso. Definición de vivo: lo que no apesta todavía.
Estoy aterrado por el espectáculo de todos estos cadáveres que me rodean, sin
exceptuar el mío. Del insecto al hombre, todo lo que se mueve me hace
estremecer y me sumerge en un disgusto trémolo. El reino animal es una traición
con respecto al reino vegetal, como este lo es en relación con el mineral.
*
20
15 de diciembre
Jornada lluviosa. He dormido todo el día. Necesidad de sumergirme en la
materia, de volver a ella, de confundirme con ella. Fue mi Descenso a los
Elementos.
*
19 de diciembre
Ayer, perdí dos horas en la biblioteca de la Sorbona, hoy, dos horas también, en
la del Instituto Católico. ¿En qué? En buscar libros. Esta tarde, después de buscar
en el fichero del Instituto Católico, hasta la ebriedad, hasta el vértigo, salí a
pasear, disgustado, por el Luxemburgo, haciendo tristes reflexiones sobre mi
caso. Esta lamentable huida, ¿de qué sirve, si no engaña a nadie, ni siquiera a mí?
Sé muy bien que corro tras los libros, que me cubro por así decirlo, con el único
fin de no trabajar, de eludir el deber que tengo de hacer una «obra», de escribir,
de no ofrecer al escrutinio de los demás la imagen de un fracasado. Pero me
disperso, me empeño en decepcionar a todo el mundo, y en amargarme por lo
mismo. En el fondo, no soy más que un erudito bastante penoso, pues mi
erudición, suponiendo que la tenga, la disimulo, seguramente no la exploto.
*
20 de diciembre
Esta tarde, entré por error en el Colegio de Francia, en una sala donde el
profesor escribía altas fórmulas matemáticas en la pizarra. Durante una hora,
miré con estupor admirativo a ese mago que no cesó de hacer aparecer signos
maravillosos y, para mí, perfectamente ininteligibles. Nuestras tareas literarias
parecen vulgares al lado de este ejercicio alucinante que suprime prácticamente
la palabra: el profesor solo recurría a ella para realizar las conexiones. Entregarse
a una actividad inaccesible para los profanos, a una actividad que solo puede ser
seguida por algunos, que se pueden contar con los dedos, oh, es lo que me
hubiera gustado hacer, no escribir artículos que cualquiera pueda leer y
despreciar.
*
21
21 de diciembre
He dormido nueve horas seguidas, con algunas interrupciones de unos minutos.
Me desperté perfectamente descansado. Tan bien que mi mente no funciona.
*
31 de diciembre 1962
Sigamos.
X me presenta sus mejores deseos y me cuenta sus enfermedades, con voz de
desesperado. Todo lo que puedo decirle es que hay seres que deben sufrir, porque
esa es su suerte. Añado, como consuelo, que se puede vivir y sufrir, que se puede
incluso continuar, a pesar del desaliento. Me pongo como ejemplo: ¡Más de
treinta años con males diversos!
*
13 de enero
Domingo por la mañana. Frío glacial. Algunos transeúntes que parecen
anonadados, me miran, tal vez me toman por un loco, cantar a todo pulmón
canciones húngaras. Este frío me recuerda los inviernos de mi infancia (menos la
nieve con la que este país no ha sido gratificado, ¡lástima!), me pone alegre.
He notado que casi siempre estoy alegre cuando todos los demás son
desgraciados.
*
Sábado 26 de enero de 1963
Ganas de llorar. He triunfado sobre todos los deseos. Desgarramiento
(literalmente) de toda la trama de mi ser. Sentimiento de soledad tan neto y
poderoso como en una «demencia lúcida».
*
22
1 de febrero de 1963
He escuchado esta tarde durante dos horas a un camarada de clase que no había
visto en quince años. Digo bien escuchado, porque ha hablado sin parar de sus
hazañas, de sus éxitos, de su fortuna, de su mujer y de todo el mundo. No pienso
que se lo haya inventado, pero tiene una manera de adornar hasta el menor
detalle sus aventuras, que te deja entre el asombro y el disgusto. ¡Caso por caso!
«Yo le dije», «tomé la iniciativa», «trabajé veinte horas al día». Al final, me pidió
que le llamara siempre que tuviera necesidad… Estos rumanos, es bueno
frecuentarlos: los defectos de los hombres en general se revelan en ellos en toda
su desnudez. Aunque falsos, no saben disimular, o más bien tienen una manera de
disimular que les delata completamente.
*
26 de febrero de 1963
Soy distinto de mis sensaciones. ¿Cómo?
*
Esta tarde, fui a una cita de «negocios» con la idea de ser neto, cortante, claro.
Se trataba de presentar mi dimisión como director de colección a Plon. Como se
hacía esperar, dudé, oscilé entre el sí y el no, y me fui sin haber resuelto nada.
Soy incapaz de tomar una decisión ante un rostro. Cualquiera me hace perder el
valor.
*
Domingo 10 de marzo
He salido a pasear; pero he vuelto rápido. Imposibilidad de mirar a los
transeúntes, su mera «existencia» me parecía inconcebible. No se puede pasear
con la cabeza agachada, cuando estás desgarrado por la vergüenza. ¿Vergüenza
de qué? ¡Sí lo sé! ¡De esta depresión alojada en mi sangre!
Todos mis sentimientos son subproductos de mi depresión.
*
23
14 de marzo
Anoche, cena en la ciudad. Apenas he dicho algunas palabras. Un tedio que
rozaba la desesperación.
*
25 de marzo de 1962
Esta mañana, me he sentido prisionero de una legión de demonios. El infierno
al alcance de la mano.
*
29 de marzo
Noche atroz. Cada minuto, interminable. Nervios, reumatismo, el estómago
sobre todo, como en una conspiración todos se han empleado en aplastarme, en
ponerme fuera de circulación.
*
Domingo 30 de marzo (o 31 de marzo)
Esta tarde, después de haber conducido a S. a la estación de tren, crisis de
depresión rayana al suicidio. ¡Vacío, vacío, vacío! Nada en mí ni alrededor de mí.
Momentos parecidos te llevan en linea recta al asilo. De hecho estoy
verdaderamente alienado, en el sentido estricto de la palabra. Ya no estoy en mí.
He pasado al lado de una iglesia, sin tan siquiera pensar en entrar en ella. ¿De
qué sirve mezclar a Dios con lo intolerable? Sin embargo, sería necesario
encontrar una fórmula para rezar.
*
7 de abril de 1963
Por primera vez en seis meses he salido de París para irme al campo. Sensación
de salir de prisión. Fascinación. He hecho veinte kilómetros a pie a lo largo del
Ourcq, del lado de La Ferté-Milon. Que sea ciudadano, es la mayor ironía de mi
destino.
*
24
13 de abril
Anoche, fui a escuchar, en Pleyel, la Mathäuspassion [La Pasión según San Mateo].
En un cierto momento, pensé que todos esos hombres y mujeres de la orquesta y
del coro serían dentro de cincuenta años cadáveres. Y de repente vi esqueletos
cantar, tocar el violín, la flauta etc.
*
Sábado por la tarde, víspera de Pascua. Salgo a pasear. Frente a Saint-Sulpice,
una reunión de fieles. A la entrada de la iglesia, sacerdotes, monjes lanzan con
voz artificial palabras tan pronto en latín como en francés, que a menudo trataban
de «Jesús», pronunciadas con tono imperativo pero sin convicción. Partí
disgustado. Esta mañana he tenido una crisis de anticlericalismo. El gobierno,
según el diario, ha asignado millones para la construcción de cuatro iglesias en
París, es decir, en una ciudad donde todo es posible, conocer la gloria o cualquier
cosa, salvo encontrar un apartamento. (¿Es posible que todavía me indigne?
Aparentemente sí.)
*
20 de mayo de 1963
7 de la tarde. Ahora mismo, terrible impresión: el termómetro descendió
vertiginosamente hacia el cero y, en mi sangre, la misma operación se
consumaba, a la misma velocidad.
*
26 de mayo de 1963
Noche pasada al raso de la pesadilla.
*
30 de marzo
Noche atroz. Dolor en las piernas sin interrupción. Treinta años de neuritis (?).
No quiero saber lo que tengo, he roto con los médicos, he roto con...
*
25
Esta mañana (4 de junio), visto en el escaparate de una librería, un libro con el
título, La importancia de vivir, me provocó un malestar difícil de vencer. Mis
relaciones con la vida se han vuelto improbables más allá de todo lo que se pueda
imaginar. Chapoteo en lo problemático, no, me ahogo en ello.
*
Anoche (8 de junio) espectáculo lamentable. X, borracho, repitiendo sin parar:
«Odio a los franceses, odio a los franceses», sin dudar ni un solo instante les
hacía responsables de su fracaso y de su decadencia. Para regenerarse tendría que
asumirlos como propios. Pero es precisamente lo que los caídos no pueden hacer.
El espectáculo de la muerte es infinitamente menos desgarrador (y menos
instructivo) que el de la decadencia.
*
Esta mañana (10 de junio) un instante antes de despertarme, a punto de expirar
una pesadilla, soñé que estaba al borde del precipicio original, en plena
elaboración del caos.
*
22 de junio de 1963
Durante seis semanas, no he fumado un solo cigarrillo y prácticamente solo he
leído un periódico. Cura de desintoxicación más eficaz que una estancia en un
convento.
*
Domingo espléndido, y estoy sumergido en pensamientos fúnebres.
*
Domingo 21 de junio de 1963
En la calle, he comprendido que dos sentimientos contradictorios o más bien
sucesivos pueden perfectamente surgir al mismo tiempo y coexistir: la angustia y
el tedio. En cuanto a describir la mezcla, el estado resultante, me siento incapaz.
*
26
Ayer, en un cóctel, me entretuve con un gran cardiólogo, antiguo profesor de la
facultad de medicina. Parecía un notario de provincias o un tendero parisino. Se
asombraba de todo lo que le contaba; la impresión que me dio, es que lo ignoraba
todo de la vida. Sin embargo, ¡cuántos pacientes ansiosos o desesperados habría
curado! Les curó quizás, pero jamás reflexionó sobre su drama. Todo esto es
banal y aterrador.
*
9 de julio de 1963
Todo el mundo me hace la misma pregunta: «¿Cuándo partes?». No sé qué
responder, porque no puedo tomar una decisión que vaya más allá del día
siguiente. Aquí es donde me ha llevado el sentimiento demasiado neto de mi
precariedad y de la de todo.
*
14 de julio de 1963
Toda afirmación supone un porcentaje de instinto que no se posee siempre, que
incluso algunos jamás poseerán.
*
15 de julio de 1963
El miedo al tedio me paraliza y compromete mis proyectos y mis empresas. Es
una verdadera enfermedad que no sé cómo curar y que me humilla, y me degrada
ante mí mismo. Ya más de cincuenta años, y todavía así…
*
16 de agosto
Regreso de Austria (Zell am See y Salzkammergut).
Unterach am Attersee.
*
27
Fue en Thumersbach, cerca de Zell am See, durante las vacaciones. Una noche
me desperté sobresaltado, sobre las 4 de la mañana, con el sentimiento, con la
certeza de que siempre he estado despierto, de que ya no hay lugar para mí en el
mundo del sueño.
*
17 de agosto de 1963
He dejado de fumar hace más de dos meses, sin sufrir de ninguna manera y sin
experimentar el menor deseo de recomenzar. Pero desde ayer, este deseo ha
hecho irrupción y lucho desesperadamente para no retomar un hábito que para mí
es funesto (estómago, garganta, oh, todo está deteriorado debido al tabaco). Juré
no fumar nunca más. Y aquí estoy ahora a punto de recaer. ¡Qué penosa agonía!
*
29 de agosto
Una de la mañana. No puedo dormir. Mis nervios contraídos me duelen.
Siempre este mismo hormigueo. Es para volverse loco. La enfermedad vela
noche y día. Todo duerme, todo reposa, salvo ella.
*
2 de septiembre
París se repuebla, las ratas regresan.
*
23 de septiembre
Parto para España, he cogido la gripe. Mi unión con la Enfermedad es
definitivamente indisoluble. Crisis de rabia contra mí mismo cuando, preso de
escalofríos, en lugar de ir a bañarme, ¡me fui a la cama! Jamás he estado tan
cerca del suicidio por horror a mis males. ¡Si pudiera habitar otro cuerpo! Ya no
soporto el mío y sin embargo le hago falta. Me invento esta obligación por
cobardía y por miedo. Pero mi mano un día podrá levantarse sobre mi cuerpo, y
liberarme al fin.
*
28
8 de octubre
Hoy he pasado dos horas en unos grandes almacenes. De repente, eligiendo en
el sótano del Louvre una cuchara de madera, sentí una revelación frecuente en mi
vida, que no pertenecía a este mundo, que mi lugar no estaba entre los hombres.
*
20 de octubre
Desde hace algunos días, veo, en el hotel de enfrente, en la última planta a
alguien (¿Americano? ¿Alemán?) escribiendo sin parar a maquina ¿De dónde le
llegan las palabras? ¿Y qué tiene que decir? Parece un bruto, ni siquiera parece
capaz de izar banalidades.
*
28 de octubre
Conversación con un joven alemán de diecinueve años, muy inteligente y muy
abierto, que sabe todo sobre todo. Al lado de él, me sentía incrustado, pasado de
moda, un hombre de otra generación. Pago caro mi horror por los jóvenes,
caduco, lo que me provoca más horror todavía.
*
5 de noviembre de 1963
Noche atroz, como tantas otras. Empleo demasiados remedios; mi organismo
ya no los soporta. Debería dejar a mis males en paz
*
Pasé la jornada de ayer solo (6 de noviembre), a lo largo del Oise, entre
Beaumont y Boran. No conozco nada más bello aquí abajo que recorrer una
ribera en otoño, pasar, fluir con el agua, sin esfuerzo, sin prisa, sin nada de lo que
marca las actividades del hombre.
*
29
15 de noviembre de 1963
Noche interminable que me hace pensar en el verso de Rilke: «In solchen
Nächten wissen die Unheilbaren: wir waren [«En semejantes noches todos los incurables
saben lo que fuimos...» Rainer Maria Rilke, Obras, t. 2, Le Seuil, 1972, «El libro de imágenes» (Das
Buch der Bitder), traducción de Jacques Legrand.].»
*
29 de noviembre
Noche en blanco, durante la cual he abordado numerosos problemas y he
encontrado fórmulas «felices». Pero ni esas fórmulas ni esos problemas están
ahora presentes en mi espíritu. Las unas y los otros se han disuelto en el aire de la
mañana. Debe de haber un equívoco en la famosa «profundidad» de los
insomnios. El respeto que tenía por ellos ha disminuido. ¡Jamás hubiera creído
que un día llegaría a hablar mal de ellos!
*
10 de diciembre
Desde mi cama veo pasar un gran pájaro negro, muy adaptado a este cielo
ahumado y opaco.
*
11 de diciembre de 1963
No tienes la necesidad de finalizar en la cruz, porque naciste crucificado.
*
11 de diciembre de 1963
Locura de grandezas y sueños.
Después del asesinato de su marido, Jacqueline Kennedy me hizo una llamada.
Paseo por un bosque (por el bosque de Sénart). Discusiones apasionadas, alegría,
etc.
Después de la conferencia de Yalta, Stalin, Roosevelt, Churchill vienen a
verme, a mi habitación de hotel, para excusarse por no haberme consultado antes
de ir a la conferencia.
(Véase también el sueño sobre el asesinato de la reina de Inglaterra)
*
30
24 de diciembre
10 de la noche. Solo. He leído este año tres o cuatro libros sobre Isabel de
Austria. Acabo de terminar otro. Mi pasión por ella data de la primavera de 1935,
cuando leí en Munich Una emperatriz de la soledad de Barrès.
*
Anoche, 28 de diciembre, cantada por el coro de Heilbronn, la cantata n.° 68,
Also hat Gott die Welt geliebt [Dios amó al mundo]. El coro final, una fuga
acompañada por trombones, fue una mezcla de alegría y de algo extraño y
poderoso que casi me volvió loco. Parecía el júbilo del Juicio Final. Aplaudí
como un poseso. Hacía mucho tiempo que no sentía una exaltación parecida.
*
7 de febrero de 1964
La sensación de estar malditos, solo la sentimos verdaderamente cuando
pensamos que la sentiríamos igual en medio del Paraíso.
*
Tres días de caminata en Sologne, ¡pensar que tan cerca de París puedes
encontrar paisajes tan melancólicos! (el estanque de Favèle).
*
De vuelta a las 4 de la mañana, un poco perjudicado. Las calles del distrito XVI
desiertas, persianas bajadas por todas partes: parecía una ciudad abandonada, no,
una ciudad donde todos los habitantes yacen muertos en sus apartamentos.
¿Cómo se puede circular de día?
*
22 de febrero
... Hace un tiempo primaveral. Todo se deshace en mí, cada célula se abre,
sangrante. La primavera, ya he sufrido cincuenta y tres, siempre empeñada en
abrir todas mis heridas.
*
31
Anoche, en la iglesia de Saint-Roch, El Mesías. Dos horas de júbilo. Me
avergüenzo de haber creído tanto en la depresión durante tantos años. Es verdad
que llego a ella sin esfuerzo (y cada día), mientras que el júbilo, siendo riguroso,
podría contar las veces que realmente lo he conocido. Pero entonces, yo era el
Alma del Mundo.
*
1 de marzo de 1964
Después de casi un año he visto dos películas terribles: Mein Kampf [Mi lucha] y
Los Animales. Esta última película está destinada a las «familias»; de hecho,
debería estar prohibida a todo el mundo salvo a los asesinos y los «pesimistas».
La «vida» es peor que todo lo que se pueda imaginar: es la pesadilla en estado
permanente. Todos los seres tiemblan, incluso los leones. Es horrible, horrible.
La piedad, sigue siendo lo mejor que hemos imaginado.
*
2 de marzo
La película sobre los Animales me ha estremecido. He pensado en ella esta
noche, he pensado en ella cuando me desperté, pienso en ella de nuevo esta
mañana. Ese espectáculo de bestias que se destruyen las unas a las otras, y no
bestias de presa que devoran a las débiles, no tiene nada de nuevo: es algo que
siempre hemos sabido. Pero jamás había visto en el espacio de una hora tanto
miedo y tanta fuga. ¡Todos estos animales, los agresores y las víctimas,
enzarzados en una carrera perdida! Puesto que la vida solo puede mantenerse
destruyéndose a sí misma, hay que tener el coraje de extraer las consecuencias.
¿Cuáles? Huir de ella, para comenzar.
*
5 de marzo
La caída en el tiempo, es el título del «libro» que acabo de terminar. ¡Si pudiera
creer en lo que hago!
*
32
17 de marzo de 1964
En este momento, recuerdos muy precisos de mi pequeña habitación en la
Schumannstrasse de Berlín, ¡hace treinta años! ¡Qué infeliz era en esa época!
Nunca después he conocido una soledad tan opresiva.
*
21 de marzo de 1964
La literatura contemporánea es, punto por punto, las antípodas del
romanticismo. El soñador de hoy es un anti-Novalis.
*
23 de marzo
Ataque de abatimiento.
Toda la mañana, crisis de desesperación. Hay momentos en que Dios se
impone.
*
Tres jornadas maravillosas en el Jura. Las gargantas de Bienne y Lamoura,
estación de esquí. Caminar solo me cura, momentáneamente, de todos mis males.
*
1 de abril de 1964
Ataque de melancolía del que el mismo Diablo sentiría celos.
*
3 de abril
Esta noche, al volver, la palabra «desamparado», salida espontáneamente de mi
boca, ha llenado el apartamento, y el universo.
*
33
El otro día, en el mercado, miré por un instante una cabeza de buey, a la que
habían eliminado la piel. Sus ojos, o lo que quedaba de ellos, me provocaron un
terrible escalofrío.
*
8 de abril de 1964
Mi cumpleaños.
*
27 de abril
Domingo por la tarde. Sol, luego las calles concurridas por una multitud, fea
más allá de lo que se pueda imaginar. Monstruos. Todos, pequeños, degenerados,
venidos de todas partes: los restos de los continentes, el vómito del globo. Pienso
en la Roma de los Césares, sumergida por las heces del Imperio. Cualquier
ciudad, que, en un momento dado, se convierte en el centro del universo, se
convierte en su desagüe, por lo mismo.
*
1 de mayo
Cuatro días de marcha (a pie) en Picardie. Saint-Valéry-sur-Somme, Cayeux,
Criel, el valle de Yères, Haute Forêt cerca de Gamaches-Splendide, pero todo
esto terminó con una crisis: demasiado verde me enferma; el mar era verde, el
campo lo era más allá de lo tolerable. Jamás he experimentado tan intensamente
este malestar que me gustaría llamar la neurastenia del verde.
*
9 de mayo
Seis horas y media de conversación. Disgusto, fatiga, furor, ganas de saltarme
los sesos.
*
34
Pentecostés. Acabo de ojear un libro sobre el último amor de Madame de Staël.
La idea de que todos los personajes que se evocan están muertos me pareció tan
insoportable que tuve que acostarme.
*
25 de mayo de 1964
El inconveniente que tiene no poder seguir muchas ideas a la vez, ¡y sobre todo
muchas vías! Sufro por ello más que nadie. Me comprometo en una dirección; se
me presenta otra proposición que me aparta. ¡Estoy perdido! Abandono el primer
proyecto, para pensar ya solo en el segundo. De ahí el inevitable fracaso de todo
lo que emprendo.
La discontinuidad es la maldición del espíritu.
La dispersión es funesta; la obsesión también lo es, menos sin embargo. Los
espíritus fecundos son obsesivos capaces de renovar sus obsesiones. Solo una
inteligencia perseguida por un mismo círculo de ideas es capaz de realizar alguna
cosa. Hay que saber repetirse a fondo.
*
27 de mayo de 1964
Jornadas enteras sin poder hacer nada. Abdicación del cerebro. Deficiencias
cotidianas de la memoria. Se necesita un cierto coraje para enfrentar todos estos
síntomas.
¿Hasta qué punto el espíritu puede luchar contra el desgaste del organismo?
¿No siente sus efectos, sea cual sea la tensión en que se mantiene?
*
11 de junio
Extendido en mi cama, esta tarde, como si velara mi cadáver. ¡Pensar que algún
día «adoptaré» esta postura eternamente!
*
35
Solo hay misterio allí donde se retira la vida. Mi obsesión por el desierto.
(Domingo, 12 de julio. París casi vacía, oh maravilla.)
*
Esta noche (19 de julio) cuando hacía mi habitual paseo alrededor del
Luxemburgo, me embargó una sensación tan violenta de horror que tuve que
coger la cabeza entre mis manos, como en los grandes abatimientos.
*
1 de agosto
Mientras París se vacía, doy vueltas por el Luxemburgo como una bestia en una
jaula.
*
2 de agosto
Después de tres semanas, la primera mañana en que el cielo está cubierto. Una
verdadera liberación.
*
30 de agosto de 1964
Noche espantosa. Me he levantado diez veces, pero fue en vano esforzarme por
dominar mis nervios. Finalmente, he tenido que recurrir a los servicios de un
Equanil. Todo esto porque ayer, en el bosque de Vincennes, me paseé una hora a
pleno sol, para broncearme. He sido castigado por ello: hoy estoy más pálido que
nunca…
Toda la noche me he repetido: El sol es el enemigo del hombre. Y decía la
verdad.
*
2 de octubre
Estación del Norte-Saint-Denis, Enghien. Ni siquiera se puede mirar hacia
fuera: todo es de una fealdad de pesadilla. En cuanto a la gente, en el tren, un
estremecimiento de disgusto intolerable, casi religioso.
*
36
14 de octubre
Nerviosismo de fin del mundo. ¿Cómo resistir físicamente a tanta ebullición?
*
29 de octubre
Niebla ligeramente dorada, y hojas color cobre, en el Luxemburgo. El otoño en
mí está todavía más avanzado.
*
1 de noviembre
En el Luxemburgo, las hojas caen como confeti. Diversos pensamientos me
solicitan, ninguno de los cuales me es propicio.
*
15 de noviembre
Anoche soñé que X., mi peor enemigo, me daba un beso en la boca. Sentí tal
disgusto que me ha sido imposible volver a dormir.
*
22 de noviembre de 1964
El otro día, me levanté alrededor de las 5:30 de la mañana y salí a dar una
vuelta. Hacia las 6:30, creo, en la avenida del Observatorio, un pájaro ensayando
el canto, antes de la llegada de la luz. Este pájaro, el primero sin duda en haberse
despertado, me sumió en una gran exaltación... De repente escuché gruñidos
grotescos en la vecindad. Imposible saber de dónde venían. Después comprendí:
dos vagabundos dormían en el suelo entre el bordillo y un coche. Uno de ellos
tenía una pesadilla, seguramente, porque ni el uno ni el otro tenían el aspecto de
estar despiertos. En la plaza de Saint-Sulpice, otro espectáculo atroz me esperaba.
En el vespasiano se encontraba, advierto a una pequeña anciana, una vagabunda
sin duda, que estaba a punto de... Emití un grito de horror y, furioso, entré en la
iglesia, donde precisamente un sacerdote jorobado, de mirada maligna, explicaba
a una quincena de desheredados las maravillas del cristianismo, cómo el Señor,
ante la inminencia del fin del mundo, no nos dejará jamás, estará con nosotros,
pase lo que pase. Debo reconocer que su manifestación parecía convincente, a
juzgar por cómo penetró en los asistentes.
*
37
2 de diciembre
En el metro, anoche. Terror insoportable ante esos esqueletos recubiertos de
carne.
*
18 de diciembre
Siete años desde la muerte de mi padre. Es decir, que ya no queda nada de lo
que fue, nada, salvo el esqueleto.
*
25 de diciembre
Anoche, encontrándome por azar a medianoche en los alrededores de la iglesia
de Saint-Séverin, entré con la multitud. En el momento en que los curas se
disponían a recorrer la iglesia, precedidos de un diácono (?) agitando el
incensario, casi me eché a reír. Había leído el mismo día que bajo los primeros
emperadores cristianos, bendecir con incienso era sacrificar a los antiguos dioses
y que quien lo hacía se arriesgaba a la pena capital si era descubierto. Así que
iban de improviso a las casas de los paganos, ¡y desgraciados aquellos que olían
a incienso!
*
27 de diciembre
Esta noche he sentido hasta la náusea la imposibilidad del Eterno Retorno.
Escuché sonar las campanas (de la capilla de la Sorbona, creo) no sé a qué hora.
Y, al mismo tiempo, comprendí que este minuto nunca volvería, que había sido
engullido para siempre, y que ninguna vida lo reencontrará en ningún tiempo.
*
30 de diciembre
«In solchen Nächten wissen die Unheilbaren : wir
waren [«En semejantes noches todos los incurables saben lo que fuimos.»].» (Rilke)
Noche espantosa; el viento me atravesaba los huesos y mis pensamientos me
excluían del porvenir.
*
38
31 de diciembre de 1964
Esta tarde, desde mi cama, contemplé el cielo de un gris oscuro, amenazante. El
viento soplaba como en una tormenta al borde del mar. Sin el sentimiento del yo,
sin la vanidad, sin esta profunda mezquindad que nos liga a nuestra nada, ¿quién
podría vivir y luchar en medio de un mundo que nos ignora, en medio de seres
para los cuales nadie cuenta?
*
1 de enero de 1965
Anoche, en el metro, dos borrachos, medio vagabundos, medio no sé qué,
discutían apasionadamente. Querían Dios sabe qué, amenazaban, adoptaban el
aire de entendidos, y de tiempo en tiempo, susurraban, guiñaban el ojo. El uno
magro, parecía un poeta decadente de 1900, el otro, grueso, inmundo, sin ojos,
sin rostro, la cabeza en forma de bola donde los orificios se sospechaban sin más,
escuchaba más que hablaba, y se abría, se inflaba todavía más si es posible, hasta
estallar, conforme el otro se acaloraba. Mientras el otro se calentaba. Hay estaban
los dos, tan importantes como cualquiera en la ciudad, arrastrados ellos también
por la locura o la ilusión.
*
4 de enero de 1965
Esta mañana, al amanecer, sensación abrumadora, irresistible, de engaño
universal. Incluso nuestros sufrimientos no riman con nada, todo es como si nada
hubiera existido jamás.
*
17 de enero
Anoche volví alrededor de las 3 de la mañana, sentí en la calle una angustia
apenas soportable. Afortunadamente pude dormirme; de lo contrario, habría
reventado mi espíritu.
*
39
21 de febrero
Cuatro días en Sologne. Es reconfortante pensar que puede haber un paisaje tan
cargado de poesía a una hora de París. El Sauldre del lado de Romorantin, y
después el canal del Sauldre del estanque de Puits hasta La Motte-Beuvron.
Caminar embrujado.
¡Qué delicia no pensar! Y saber que no se piensa.
Pero se dirá: saber que no se piensa, es todavía pensar. Sí, sin duda, pero el
«pensamiento» se detiene en esta constatación: no va más lejos. Se congela en la
percepción de su propia ausencia, en la voluptuosidad de su suspensión.
*
28 de febrero
Domingo. Visita al Museo de Historia Natural. Delante de imágenes que
representaban dinosaurios, una madre le dijo a su hijo: «¿Cómo pudieron tomar
estas fotos?»
*
2 de marzo
Noche atroz, horas y horas durante las cuales me parecía que pensaba, que las
ideas presionaban mi cerebro.
Ninguna de ellas ha resistido la luz del día, ninguna que pueda recordar y
formular. Fantasmas: no hay más.
*
2 de marzo de 1965
Que no se sea un dios para los que nos conocen, miles y miles de ejemplos lo
testimonian. El más ilustre es el de Buda y su primo (el nombre se me escapa)
que le envidiaba, que trataba de hacerle daño, que no creía en él. Pero tenía que
ser un primo. Un amigo de juventud también habría podido desempeñar bien ese
rol. Todo el mundo puede hacerse ilusiones sobre nosotros, salvo nuestros
amigos. Son ellos los que destruyen la leyenda que se crea a nuestro alrededor, y
los que solo esperan a nuestra muerte para reducirla verdaderamente a la nada. La
amistad como destructora de mitos.
*
40
10 de marzo
Anoche en la iglesia de Billettes, la Pasión según San Juan. Antes lectura del
Evangelio de Juan que, al menos a partir del arresto de Jesús, solo es una diatriba
contra los judíos. El antisemitismo cristiano es el más virulento de todos, porque
es el más profundo y el más antiguo. ¡Uno se pregunta cómo se pueden leer
textos parecidos en público!
*
22 de marzo
Ayer visita en casa de R. Imposible recordar su nombre, en su presencia. Este
suplicio duró unos minutos, y me pareció tanto más intolerable que no tuviera
necesidad de acordarme del nombre de mi amigo. Ahora adivino la angustia de
los seniles que a veces no pueden encontrar su propio nombre.
*
25 de marzo
Me he levantado con necesidad de venganza. Pero no sé contra quien
vengarme.
*
Domingo en el campo. Paseé del lado de Saint-Chéron, sobre la meseta. Crisis
de melancolía, sentimiento punzante de que siempre estaré solo, pase lo que pase.
Mientras camino y me fatigo, todo está bien, en cuanto me detengo, retomo mis
humores y mis pensamientos habituales.
La «naturaleza» en sí misma no puede ayudarme; al contrario, favorece mi
depresión. Hasta que punto es falsa la idea que tengo de que, si viviera en el
campo, sería otro, curado de mis obsesiones. La verdad es que el silencio y la
soledad no pueden desviarme de mis miserias, y que no hay lugar abajo donde
pueda ser diferente de lo que soy. La felicidad no es un remedio para la
melancolía; al contrario, la agrava, porque se nutre con idéntica avidez de
nuestros placeres y de nuestros dolores. Todo le conviene, a nuestras expensas.
*
41
30 de marzo
Noche horrible.
Después de ciertas vigilias, no tenemos otra elección que comenzar una vida
nueva, o acabar con ella.
*
El otro día, mientras caminaba solo por el campo, de repente me acordé de
estos versos de Hölderlin, que me gusta citar a veces:
«Siempre me has gritado tu soledad
En el corazón de la belleza del mundo,
¡Oh mi bien amada!»
*
1 de abril
Esta mañana, antes de levantarme, tuve una pesadilla de un horror tan erudito,
tan elaborado, que desafío al pintor o visionario que pueda imaginar algo
parecido. En cuanto a tratar de describirla, no me arriesgaré.
*
2 de abril
Anoche, en Saint-Séverin, El arte de la fuga, al órgano.
Esta es la refutación a «El aciago demiurgo», no he cesado de repetirme
durante dos horas.
*
3 de abril
Después de días y días de abatimiento, hoy, durante algunas horas, euforia
ininterrumpida. ¡Pensar que hay personas que viven casi toda su vida en esta
exaltación casi paradisíaca!
*
42
Esta noche, al margen, le dije a un crítico dramático: «En teatro, siento con
demasiada frecuencia que podría actuar tan bien como tal o cual actor. Eso me
arruina todo el placer. Tan es así que he tomado la decisión de ir cada vez
menos».
*
5 de abril
Cinco y cuarto de la tarde. Tengo que salir a pasear, de lo contrario estoy
seguro de que haré algo contra mí. Dios Mío, (pero ¿para qué?)
*
6 de abril
Anoche, sala Pleyel, la Pasión según San Juan, con el coro Berliner.
Emoción intensa, «Morir no significa nada, la muerte es una forma de alegría»,
este era el estribillo que, por mi parte, cantaba.
*
8 de abril de l965
Mi cumpleaños. Tengo pues cincuenta y cuatro años.
*
10 de abril
Noche atroz. Los mismos males. Tal vez estoy condenado. Lo que importa, es
no dejarse llevar por la desesperación, y, si es necesario hacerlo, situarse por
encima de cualquier lamento.
*
13 de abril
Esta noche, como no cesaba de percibir el transcurrir de los segundos, de los
minutos, de las horas (¡transcurrir! apenas «pasaban»), pensé que si hubiera
dormido, estos instantes ni siquiera hubieran existido para mí, así que no todo es
negativo en la calamidad de velar.
*
43
22 de abril
Durante cinco horas he combatido para dormir, incluso he tomado un
supositorio de morfina. Hacia las 4 de la mañana, finalmente algo cedió y me
hundí en la beatitud de la inconsciencia.
*
Diez días después de la operación en el pie, le dije al cirujano que tenía miedo a
que se hubiera infectado; levantó el vendaje, y me respondió con un tono de
reproche y triunfo: «Su dedo es válido...»
¡Un dedo valido! Se debería juzgar a la gente a partir de los adjetivos.
*
3 de mayo
Desde hace dos semanas, me muevo en zapatillas debido a la operación que me
hicieron en el pie izquierdo. Hoy, después de un pequeño paseo, en el momento
en que, para volver, atravesaba la plaza del Odéon, un clavo oxidado me entró en
el mismo pie.
*
7 de mayo
Noche infernal. Imposible dormir, a pesar de los dos supositorios que he
tomado. No sin razón (y sin cierto presentimiento) he publicado La muerte de
Iván Ilich.
*
16 de mayo
Estoy en un estado en que físicamente comprendo que se puedan transportar
montañas más allá de todas las metáforas de la fe.
*
44
22 de mayo
Me basta con imaginar cuánto debe aburrirse tal o cual, a menudo un
desconocido, para que su aburrimiento se convierta en mío y me sumerja en él.
*
16 de junio
El hombre durante la edad de hielo. He pensado en él todo el día de ayer.
*
16 de junio
Esta tarde, de golpe, el miedo, un acceso de miedo cuyas angustias conozco
mejor que nadie.
*
17 de junio
Noche atroz. Todo queda cuestionado.
*
25 de junio
La muerte, «la mejor amiga del hombre». Es extraño, me dije esta noche, que
fuera Mozart quien lo dijera (en la carta a su padre moribundo).
*
29 de junio
Pasé tres días en Dieppe. Ese rumor del mar desde hace millones de años, y
nuestras angustias de un instante.
Recuerdo que, no muy lejos, en Varengeville, hace una docena de años,
encontrándome al pie del acantilado, fui golpeado, fulminado, por la fragilidad de
la carne, en comparación con la duración de la roca. Todo eso, es la banalidad
misma. Sin embargo cuando se experimentan estos contrastes, un gran
desgarramiento se produce en nuestro espíritu.
*
45
3 de julio
Suicidio de Henry Magnan.
Le había visto hace ocho días. Un ser exquisito y aguafiestas, como solo saben
serlo los alcohólicos. La bebida resaltó sus cualidades y sus defectos. En el punto
en que estaba, no tenía otra salida.
*
6 de julio
Ataque depresivo que un loco me envidiaría. Tengo que echarme a la calle,
porque, solo, en casa, tengo miedo...
En ese caso, voy a reconvertirme en poeta.
*
30 de julio
Muerte de Manuel Núñez Morante, farmacéutico en Santander, espíritu
supremamente cultivado, y tal vez el amigo más sincero que he tenido estos
últimos años. Me había ofrecido a principios de mes su casa en Castilla para las
vacaciones. Allí había instalado una gran biblioteca, consuelo y recurso para su
jubilación, eso pensaba. Ha muerto a los cuarenta y cinco años, de una crisis
cardíaca, él que solo temía al cáncer.
¡Morante era encantador en su febrilidad! Mi dolor no es violento, pero será
duradero.
*
Ayer por la tarde, conversación con un chino de Hong Kong. Extremadamente
inteligente y esquivo. Su desprecio total por los occidentales. He tenido la
impresión neta de que era superior a mí, sensación que no tengo con frecuencia
con la gente de aquí. Sus respuestas siempre tenían muchos sentidos. Estudió
economía política. Hablamos de Lao-Tsé. No cree en la filosofía occidental, que
encuentra verbosa, superficial, exterior, desprovista de realidad, de práctica. Con
todo, muy amistoso, y haciendo más gestos que un español.
*
46
7 de agosto
Crisis de cólera en la estación de Austerlitz, causada por la insolencia de una
empleada. Me he sentido mal toda la mañana. La vida es intolerable en un país en
el que todo el mundo es tan irascible como yo.
*
13 de septiembre de 1965
Acabo de pasar un mes maravilloso en Talamanca (Ibiza), es decir que logré el
milagro de escamotear durante tanto tiempo todos mis problemas. Vivir al nivel
de objetos, no hay otra solución.
*
16 de septiembre
Salí a caminar hacia las seis y media de la tarde. Afluencia loca. Jamás he
odiado tanto París. Es necesario a toda costa que me evada. No he caído lo
suficiente para vivir aquí.
*
19 de septiembre
¡Siete horas de conversación ininterrumpida!
*
26 de septiembre
Toda la mañana, sensación de alegría, de felicidad incluso. Son nuestros
humores, y nada más, los que deciden nuestra visión del mundo. Pero sobre estos
humores no tenemos ningún poder.
*
47
28 de septiembre
He comenzado un «comentario» sobre el nirvana. Pero casi he perdido el coraje
de continuarlo: una carta donde mi madre describe todas las dificultades que
encuentra (ella debe ocuparse con mi hermana de los tres hijos de mi sobrino) me
hace de golpe entrever la futilidad de mis preocupaciones metafísicas.
*
Esta tarde, pensando en que mi último libro ha pasado casi desapercibido, he
tenido una reacción de autor, es decir, me enojé con todo el mundo.
*
1 de octubre
Acabo de tirar a la basura un montón de cartas. Es pasado, es pasado. Todo eso
está muerto. Deshagámonos de él. Olvidémoslo.
Este antiguo terror: cada momento se convierte en pasado, ¡ante nuestros ojos!
Se necesita un grado inconcebible de insensibilidad para soportar el transcurso
del tiempo, cuando se ha adquirido una conciencia aguda de él.
La idea del presente es aún más aterradora que la del pasado o del porvenir.
*
6 de octubre
De ahora en adelante no emplearé más la palabra Dios.
*
8 de octubre
Anoche, en la iglesia de Santo Tomás de Aquino, me dije mientras escuchaba un
motete de Bach que, en cuestión de nerviosismo, solamente Hitler me ha
superado..., y que por temperamento yo era un Hitler sin fanatismo, un Hitler
abúlico...
*
48
11 de octubre
Ayer, domingo, hice más de veinte kilómetros bordeando el bosque de Lyon,
especialmente por el admirable valle de Lovrerie (partiendo de Gisors). Hoy,
euforia y frenesí filosófico. Mi cerebro solo funciona cuando ejerzo mis
músculos. Algún día escribiré un Tratado de la Marcha.
*
14 de octubre
Esta tarde, me he acostado para «meditar». No he tenido éxito, en
compensación recuerdos extremadamente precisos, de hace cuarenta años, han
surgido en la superficie de la conciencia. ¿Cómo es posible que en este intervalo
se hayan borrado? Si no hubieran aparecido hoy, las experiencias que evocaban
habrían desaparecido para siempre en la nada.
*
22 de octubre
Furor ininterrumpido toda la mañana. Para alguien que lee y medita sobre el
nirvana desde hace meses, ¡es un logro!
*
22 de octubre
Necesito escribir algo importante, me refiero a algo que me redima ante mí
mismo. Esto será como siempre fruto de la exasperación. Ya no puedo más, tengo
que sacar algo que me rehabilite, que rompa la cadena de mi decadencia.
*
23 de octubre
Hace un rato, me he reencontrado en la calle con la camarera del hotel Racine
(durante la guerra) y, en respuesta a mi «¿Cómo está?», me dijo: «Todo sigue su
curso». Esta respuesta archibanal me ha perturbado de golpe tan profundamente,
como una imprecación del rey Lear. La idea del «curso», luego del tiempo, etc.
etc.
*
49
¡Hace seis meses que no he escrito una sola línea! Es la primera vez que me
pasa desde que soy «escritor».
*
27 de octubre
Revolviendo en viejos papeles, he encontrado mi cartilla militar, con una foto
en la que parece que tengo como máximo dieciocho años. En realidad tenía
veinticinco. Este encuentro inesperado con mi juventud, ha sido para mí como un
cuchillo plantado en pleno corazón. ¡Cuánto tiempo ha pasado desde entonces!
¿Y de qué me habrán servido todos estos años? He sufrido, he escrito algunos
libros, he...
*
Desde hace seis meses solo tomo calmantes (homeopáticos). ¿Cómo funcionará
mi espíritu? Está dormido, en todo caso avergonzado por estos extractos de
plantas, por estos remedios de criada. Sin embargo, son remedios que mis
entrañas necesitan. He sacrificado el espíritu, me he sacrificado por un poco de
salud.
*
Domingo 14 de noviembre
La Ferté-Alais, Boutigny, Maisse, a lo largo del Essonne, uno de los ríos más
poéticos de los alrededores de París.
*
17 de noviembre
Debo contestar unas cuantas cartas. Escribo la dirección en el sobre, luego cojo
el papel y, después de marcar: Señor o Señora, me detengo, golpeado por el
disgusto. No tengo nada que decir a nadie, hace tiempo que he entrado en la
Incomunicación.
*
50
Domingo
Galería de mineralogía. ¡Lo que la naturaleza ha tenido que trabajar, lo que ha
debido esforzarse, para desarrollar esta variedad de formas y de colores! Ni
aplicación ni imaginación le hacen falta. El arte no es nada a su lado.
*
22 de noviembre
No me autocompadezco, pero me doy pena, me sonrojo de mis miserias. La
vergüenza y la desolación sin frases.
*
29 de noviembre de 1965
Ya no quiero ver a nadie, tanto me avergüenzo de mí mismo. Ya no sé
verdaderamente sobre quien ejercer mi desprecio, me encuentro por debajo de
aquellos que ni siquiera existen para mí.
*
4 de diciembre
Ayer por la tarde después de medianoche, corrigiendo las pruebas del Breviario,
el fragmento «Filosofía y Prostitución» me conmovió más de lo razonable. De
esta emoción repentina, la causa no fue sin duda el texto sino el estado en que
estaba, el ligero temblor interno que debía impedirme dormir.
*
6 de diciembre
Estoy asombrado de hasta que punto el Breviario es un libro destructivo.
Se necesita más coraje para leerlo que para escribirlo…
*
51
12 de diciembre
Concierto de Varèse, en Gaveau [Fue uno de los dos conciertos en homenaje a Varèse,
previstos para la celebración de su ochenta cumpleaños. Pero el compositor había muerto el 6 de
noviembre en Nueva York.]
Música que prefigura y que comenta sobre la «era atómica».
Admirable visión del fin del mundo. Es el arte y no la filosofía quien siente las
amenazas que planean sobre nuestra especie. Más allá de esto, el (arte) no parece
disfrutar de un porvenir color de rosa. De todos modos en el punto en que está,
¿cómo podría evolucionar? ¿Hacia qué? Sólo queda, como solución, el estallido.
*
14 de diciembre
El beneficio de escuchar una obra sin participar en ella, es que se puede
estudiar fríamente su arquitectura. Ayer por la tarde, vacío de toda posibilidad de
sentimiento, seguí El Mesías como si se tratara de una construcción formal. Es
así como deberíamos leer ciertas obras, o más bien releerlas para ver si durante el
primer contacto no fuimos engañados por la emoción.
*
20 de diciembre
El problema más importante para mí siempre ha sido el del acto; es el mismo
problema de todos los abúlicos. Esta cosa tan simple, actuar, es para ellos un
misterio, una realidad inaccesible. Se preocupan pues por el acto, no sin suscitar
cierto asombro entre quienes les miran. ¿Con qué riman estos seres que
consagran más energía al pensamiento del acto que al acto mismo?
*
25 de diciembre
Navidad. La felicidad tal como yo la entiendo: pasear por el campo y mirar sin
más, agotarme en la percepción pura.
*
52
26 de diciembre
He caminado hoy durante cinco horas sin parar, a lo largo del Oise.
Solo hay una terapia para los males del espíritu: la fatiga física, el movimiento.
*
28 de diciembre
He pasado los últimos tiempos leyendo sobre Zen hasta la saturación. Y ahora,
pasada la tentación, de nuevo el disgusto de la sabiduría: vuelvo a caer en mí
mismo. Afortunadamente. Porque la sabiduría no es mi vía.
*
28 de diciembre
Esta noche, me dije que de la decadencia que he alcanzado, solo podría
arrancarme una obra que fuera un grito y un rescate, otro Breviario pero sin
lirismo.
*
31 de diciembre
Solo puedo escribir sobre lo que experimento; aunque, actualmente, no
experimento nada.
He cesado de «producir» desde hace un tiempo. Intento no sentir ninguna
amargura (y ninguna vanidad). ¿Cómo he podido estar tan apegado hasta tal
punto a la escritura? Haga lo que haga, mi esterilidad presente es para mí una
experiencia dolorosa. ¡Meses y meses arrastrando este disgusto, esta impotencia
asustada ante la página en blanco! ¿Qué me aportará 1966? ¿Va a dejarme mi
apatía? He pasado un año de medio muerto. ¿Voy finalmente a renacer? Ni
siquiera tengo la fuerza para estar triste. Cuando la tristeza era el orgullo de mis
días. ¿Qué será de mí, grandes dioses?
*
53
1 de enero de 1966
He ido a pasear por el Marne, del lado de Triharidon (?). Las inundaciones dan
al río el aspecto del Mississippi. Cinco horas de caminata con, casi todo el
tiempo, el viento en contra. Alegría de moverme, de gastarme físicamente, pero
detrás de esta alegría sentía la presencia de una melancolía que, en un cierto
momento, amenazaba con desencadenar una crisis de lágrimas. Todo esto, sin la
complicidad de ningún pensamiento.
*
2 de enero
Anoche en el metro, una gorda proxeneta inmunda, hablando un mal francés
con acento sudamericano (?), acarició la mano de un joven esbelto, igualmente
extranjero, su favorito sin duda, un árabe probablemente. El espectáculo fue tan
horrible que fue difícil recuperarme. No conozco a ningún animal que pueda
inspirarme repulsión parecida. Esta ramera espantosa literalmente me ha
enfermado. No es admisible que el ser humano pueda tener apariencias
semejantes.
*
3 de enero de 1966
Anoche, durante una larga vigilia, de nuevo la obsesión con el paso del tiempo:
cada instante que pasaba, sabía que pasaba y que no volvería jamás. De esta
sucesión de puntos, cada uno dolorosamente irreversible, no eres consciente
cuando actúas e incluso cuando reflexionas. Únicamente se percibe en esos
momentos en que somos exteriores a nuestra existencia, en que solo registramos
en nosotros mismos un gran silencio que normalmente debería mudar en plegaria
en lugar de rumiar su propio desarrollo.
*
14 de enero
En la calle, ahora mismo, repentina crisis de duda, sentimiento de ser
incomprendido, rechazado, de estar de lado de lo que ocurre, cuasicerteza de una
existencia episódica, sin eco, forrada en el anonimato, si es que alguna vez he
salido de él.
*
54
Anoche, soñé que estaba en Japón. Calles japonesas, rostros japoneses, paisajes
japoneses, qué trabajo supone, qué desgaste del cerebro para inventar estas
formas que jamás he entrevisto. La conversación misma tuvo lugar, no digo en
japonés, pero sí en un idioma que no sé...
No hay de qué extrañarse si al día siguiente estamos cansados, si bostezamos y
tenemos muchas ganas de dormir en pleno día.
*
17 de enero
Ayer domingo, he pasado seis horas en el bosque de Rambouillet. Con la nieve,
fue una exaltación ininterrumpida. Es como si hubiera reencontrado mi infancia.
*
Sábado 21 de enero
Esta mañana, en lugar de trabajar, he ido a una librería donde he ojeado durante
más de una hora, sin ninguna necesidad. Devolví libros que no me interesaban en
absoluto, y la conclusión es que sabía que no encontraría nada que valiese la
pena. Todo esto para escamotear el deber, no, la obligación, de ponerme en mi
mesa de trabajo. El hábito que he tomado de posponer al día siguiente es un
crimen contra mí mismo. Al cabo de una hora de «mariposeo» inútil, mi cabeza
me da vueltas. Y regreso con un sentimiento de vergüenza y de disgusto que no
consigo dominar. Un individuo acabado, un miserable en todos los sentidos de la
palabra. ¿Cómo he llegado hasta aquí? Solo el sentimiento de mi caída es más
grande que mi propia caída.
*
25 de enero de 1966
Esta tarde, en la peluquería. Me han confiado al aprendiz que, de primeras, me
ha hecho un corte, con la maquinilla de afeitar, en el lateral de la oreja izquierda.
Siento como crece mi cólera, me levanto para irme, enseguida me vuelvo a sentar
como si nada hubiera pasado. Para un ser tan irascible como yo es una victoria.
No habrá sido del todo inútil practicar la literatura budista: habré aprendido el
orgullo de triunfar sobre mi propia naturaleza. En un caso similar, hace algunos
meses hubiera provocado un verdadero desastre y habría vuelto asqueado,
enfermo, furioso y abrumado por la vergüenza.
*
55
27 de enero
Esta mañana, crisis de indignación, después enternecimiento y disgusto,
sensación de ser víctima de una injusticia abominable, etc. Y yo que me creía
liberado del complejo del incomprendido.
*
30 de enero
Domingo en Vexin (Santeuil, Marine, Char, Neuilly-en-Vexin, Heaulme).
*
9 de febrero
Toda la jornada, confusión, fiebre, ganas de gritar, de acometer algo
importante, irreparable. Crisis de odio contra los cinco continentes.
*
12 de febrero
En el instante en que la luz se apagó, comprendí de repente lo que era la noche
en sí misma, incluida la de la tumba.
*
18 de febrero
Es pasada la medianoche. Tensión nerviosa vecina a la epilepsia. Tengo ganas
de gritar. Todos mis miembros me duelen. Me contengo para no estallar en
pedazos. No somos nada en absoluto, pero podemos ser alguien por lo que
sentimos.
Soy indigno de mis sentimientos.
*
19 de febrero
Hace un tiempo primaveral. Y, como siempre, esta dulzura prematura me
sumerge en una depresión a su vez melodiosa y atroz. Mis huesos crujen por
todas partes, que en mí es el signo mismo que anuncia la renovación.
*
56
20 de febrero
Fumé anoche, por primera vez en mi vida, hachís, en cantidad insuficiente,
pues no sentí ningún efecto reseñable, salvo un cierto grado de placer (que bien
podría ser una ilusión).
*
23 de febrero
La desesperación es esto, este estado en que me encuentro en este momento, y
que no se deja expresar. Me gustaría arrancármela, dormir un número
incalculable de horas, hasta que pierda el recuerdo de estos instantes atroces:
¿Quién me quitará este vinagre del espíritu?
*
27 de febrero
Humor masacrante, incapacidad de mirar a nadie a los ojos, tristeza homicida.
*
14 de marzo
Me he levantado esta mañana con la idea de trabajar. Después de tomar cuatro
tazas de té muy fuerte, me situé en mi escritorio. Me llaman por teléfono, me
vuelven a llamar. Luego una invitación a comer en el último momento. Imposible
de rechazar, por múltiples razones. Volveré a casa alrededor de las 5. Sueño,
malestar, tedio. Pienso en acostarme. Cena con amigos, decidida en el último
momento.
Todos estos atentados son perpetrados por teléfono, ese instrumento diabólico,
del cual no puedo deshacerme.
*
18 de marzo
La idea fija de Valéry en... el teatro. Aburrimiento grave, casi mortal. El
espíritu es intolerable cuando viene de una manera automática, a chorro
continuo, y se reduce a una serie de piruetas y de astucias. Y luego está en Valéry
ese fetichismo de la inteligencia, de su inteligencia, que es estrictamente
exasperante. Lo brillante no vale nada y, sobre todo, no suple a la emoción.
Hasta 1950 (¡por dar una fecha!) creí en Valéry. Pero después no he hecho más
que despegarme de él, hasta el punto de que hoy en día me es completamente
ajeno.
*
57
12 de abril
Un Hassid, discípulo de Ba'al-Chem, admitió que habría publicado un libro si
hubiera estado seguro de tener como único fin «el placer de su Creador». Pero,
como lo dudaba, renunció.
*
17 de abril
Finalizado el artículo para la N.R.F. «Paleontología» [Recogido en El aciago demiurgo
(1969)]. Divagaciones en el Museo. Como siempre que he terminado un trabajo,
alivio al principio, luego duda. He pasado todo un mes, no, muchos, meditando
sobre el esqueleto y la carroña. Resultado: quince páginas apenas… El tema, bien
es verdad, no invita a la prolijidad.
*
28 de abril
El otro día, vi, en la calle Médicis, pasar a Sartre sostenido por el brazo de una
chica rubia de gran cabeza. Resultaba pomposo, vestido y calzado a la italiana,
con zapatos puntiagudos y tacones altos, de tiros largos. Al verlo así, peripuesto y
pizpireto, sentí malestar. ¿Por su fealdad? No exactamente, porque, es evidente,
que tiene mucho encanto. A decir verdad no puedo explicar este malestar, pero
me figuro que se parece al que debían sentir ante Voltaire sus contemporáneos un
poco deslumbrados y ciertamente excedidos por la monstruosa notoriedad del
buen hombre.
*
30 de abril
Buen tiempo; una multitud considerable. Hormiguero demente, insensato.
¡Ojalá llegue el Juicio Final!
*
2 de mayo
Humor sombrío al máximo. Acabo de ver a una madre joven, alojada en una
pequeña habitación subarrendada, con un bebé de siete meses y un niño de tres
años. Sin gas ni posibilidad de calefacción.
*
58
7 de mayo
Una violencia que no se puede ejercer, que, replegada en sí misma, está
obligada a vegetar, a languidecer, a esperar indefinidamente su hora, este es mi
caso.
(P.D: Acabo de pensar que si cometiera un crimen, la observación anterior
constituiría casi una prueba...)
¡Qué lástima que no sea novelista! Todo lo que hay de impuro en mí, de turbio,
de malvado, todo lo que es maldad y veleidad de maldad lo asumiría bien un
personaje, un asesino irreal!
*
14 de mayo
Nerviosismo de Apocalipsis
He desplazado mi escritorio cuatro veces [OCHO veces] esta mañana, con la
esperanza de encontrar el lugar propicio para «obrar». Sé bien que el vicio está
en mí, y no en la mesa, sin embargo, la comedia ha durado toda la mañana.
Es una lástima que no crea en el psicoanálisis, porque tendría gran necesidad de
que se desenredara de cualquier manera mi caso.
Por lo demás, respondo más de lo confesional que de esta técnica sospechosa.
*
15 de mayo
Domingo en el campo, después de una noche de insomnio. Todo me parece
irreal en este hermoso bosque de Compiègne: ¿he ido realmente? El mundo solo
existe para los que duermen; para el que vela y debe afrontar el día, todo se
vuelve sueño.
*
59
19 de mayo
Ascensión
Que la depresión tiene un sustrato orgánico, sería una locura negarlo, o no
haber experimentado realmente nunca la depresión.
Con mucha frecuencia la depresión es una fatiga que se ignora.
Con mucha frecuencia la depresión es el nombre bonito de una fatiga que se
ignora.
O bien: es una fatiga con matices metafísicos.
tendencias
*
21 de mayo
Hoy, hojeando un mal libro sobre Rimbaud, doy con la reproducción de la ficha
del hospicio de la Concepción, donde Rimbaud fue internado, a su regreso a
Marsella. Se lee: Profesión: Comerciante... sentí un golpe en el corazón. Rara vez
una cosa que ya sabía me ha causado una emoción tan violenta. Después de un
choque parecido, huir a algún desierto parece todavía la única salida que se
ofrece al espíritu.
*
24 de mayo de 1966
S., hijo de una amiga, veintiún años, desde hace meses ha caído en una crisis de
depresión de la que no puede salir. Debe hacer un tratamiento en una clínica.
Insomnios, disgusto de todo, etc. Pienso que mi estado está a medio camino entre
el suyo y el estado normal.
*
24 de mayo
He ido a un cóctel donde no conocía a nadie. Molestia, malestar, disgusto.
¿Qué buscaba allí, grandes dioses?
*
60
22 de mayo
Horas durante las cuales no hago otra cosa que llorar sin lágrimas, que
lamentarme interiormente y murmurar romances depresivos como una muchacha
clorótica o una puta retirada.
*
5 de junio
Cena anoche en casa de los Bosquet con Beckett que casi no abrió la boca y
que se fue precipitadamente después del final de la cena. ¿Es la locuacidad de
Jacqueline Piatier la que le ha exasperado? No sé. ¿Estaba borracho? Es penoso
ver en ese estado a un hombre al que se respeta. Toda la velada hizo gestos
bruscos, como un neurótico lleno de tics, que me enfermaron literalmente. Su
angustia o su exasperación, me la transmitió, estropeó mi velada.
*
9 de junio
Ayer, paseo por el campo. Casi diez horas de marcha entre Limours y
Rambouillet.
De nuevo, pájaros. Cada uno canta sin preocuparse de los otros, cada uno se
repite sin fin.
La naturaleza, es el rechazo de la originalidad.
*
8 de junio de 1966
La radio de la anciana que vive debajo estaba demasiado alta, he bajado, y ha
comenzado a gritar como una loca, con una voz que me ha aterrorizado.
Resultado, palpitaciones, dolor de estómago, de hígado, por todas partes.
Es por reacción contra mis humores, contra mi temperamento, que estoy tan
apegado al nirvana.
*
61
11 de junio
Noche atroz. Vómitos, disgusto... con semejantes tripas no se puede ir muy
lejos.
Leí anoche un artículo de Cyril Connolly sobre Leopardi: «Este camino a la
tumba». Un título para mí.
*
14 de junio
6 de la tarde. Tal necesidad de soledad que solo con pensar en un rostro
humano me dan ganas de gritar.
*
Un poco más tarde: meterme en la cama y llorar, es todo lo que deseo.
No pidamos originalidad a nuestros humores negros: lo propio de la depresión
es no renovarse, y lo que la vuelve tan terrible, es su monotonía inagotable.
Cuanto más regresa, más difícil es deshacerse de ella. Cuando se está expuesto a
ella, no hay ningún medio de esquivarla. Inveterada, es incurable; crece,
aumenta, pesa sobre nosotros con todo su peso. ¿Cómo he podido acumular
tanta?
*
16 de junio
Abatimiento. Palabra que define tanto la canícula como mis humores en
cualquier estación.
*
17 de junio
Erwin Reisner ha muerto.
*
62
19 de junio
Siempre el mismo lamento de contemplar la mediocridad de mi dolor con
ocasión de la muerte de Reisner, cuando normalmente debería estar
apesadumbrado. Estoy demasiado prisionero de mis enfermedades para tener el
espíritu libre, es decir, abierto a los problemas objetivos. Después está el hecho
de que no puedo lamentar las muertes, por mucho apego que haya podido tener
por ellos, vivos.
*
19 de junio
Después de una semana de buen tiempo, ¡con qué satisfacción contemplo el
cielo cubierto! El azul permanente me volvería loco. Tengo una necesidad física
de las nubes. Me identifico automáticamente con ellas: son yo.
*
22 de junio
Vi anoche a P.C., recién salido de una clínica psiquiátrica después de seis meses
(o más). Totalmente restablecido, salvo una expresión dolorosa y un inquietante
ligero envejecimiento.
*
25 de junio
Llorar y dormir, en otros términos regresar a la infancia, es todo lo que quiero
en este momento.
*
26 de junio
Ataque de tedio que mataría a un elefante. Hay en el tedio una crueldad que se
disuelve y que, disolviéndose, roe y destruye nuestra carne, nuestro tuétano.
(En mis ataques de tedio, el estómago y el cerebro son los más alcanzados. Es
como si se formase un veneno, un corrosivo, un ácido agresivo y aniquilador.
Que el cielo preserve a mis enemigos de sensaciones parecidas, que les ahorre
su conocimiento.
*
63
29 de junio
Si este universo estuviera limpio de vida, no habría motivo para quejarse de
ello.
(Al escuchar una voz horripilante.)
*
2 de julio
Regreso a las 3 de la mañana, completamente ebrio. Hoy, resaca, vómitos, y
una excitabilidad mórbida. He discutido tontamente en una librería con otro
cliente.
Es increíble lo que E. puede comer y beber. A las 2 de la mañana, tomamos una
segunda cena. Él pidió caracoles.
*
3 de julio
He tratado de releer el tratado de Schelling sobre la Libertad que había leído en
Rumanía hace una treintena de años. Gran decepción. Infumable, más abstracto
imposible, y con sutilezas para enfrentarse al sistema. Se comprende que después
de semejantes elucubraciones, el materialismo se impusiera como una reacción
saludable.
*
6 de julio
Me preparo para ir al mar; necesitaría más bien una casa de salud, un asilo...
*
Ayer, en la biblioteca del Instituto Pedagógico, hojeé el antiguo diccionario
rumano-francés de Damé. Todas las palabras rumanas, tienen una fuerza, una
poesía extraordinaria; su equivalente francés, hueco, insípido, convencional,
didáctico; es latín en el peor sentido de la palabra.
*
64
6 de julio
Esta tarde, mientras caminaba por el Luxemburgo, he sido golpeado por la
sensación, tan habitual en mí, de la inanidad. Fue como una torsión del vacío
sobre sí mismo. He decidido escribir un Ensayo sobre la Depresión, con la
esperanza de que analizando este mal tan mío, pueda llegar a comprometer su
virulencia. Porque no es posible continuar con semejantes estados.
*
10 de julio
Tarde abrumadora. Miro a las personas en el Luxemburgo, inmóviles, postradas
bajo el calor. ¿Qué esperan? Esperan la muerte, ya están muertos. Estoy cansado
de mirar estas cabezas de condenados. ¡Huyamos!
*
12 de julio
Esta tarde, en la biblioteca del ayuntamiento del distrito VI, oí, venía del patio
o tal vez de la calle, una vieja canción que me puso patas arriba. No tardé mucho
en encontrar la razón: había dormido muy poco durante la pasada noche; mis
nervios estaban anormalmente receptivos.
*
14 de julio
En la calle, mirando las rodillas de una muchacha, me vino naturalmente la idea
de que se trataba de un esqueleto, de un detalle de esqueleto, y que no tenía
sentido dejarse perturbar por ningún tipo de deseo.
*
16 de julio
Avisto en la calle en un intervalo de algunos minutos a Adamov y a Sartre,
ambos envejecidos. Si he cambiado en proporción, lo que me parece inevitable,
¡qué tristeza!
*
65
19 de julio
No siempre logro contener mi cólera contra el imbécil que ha ejecutado a
Marco Aurelio. He imaginado todo tipo de fórmulas de insulto para vengar la
memoria de un pensador a quien siempre recurro en mis momentos de
adversidad.
Mi reacción violenta está sin embargo en flagrante contradicción con todo lo
que ha enseñado el gran estoico. Mis arrebatos me vuelven indigno de él.
Nadie tiene mayor necesidad de sabiduría que yo; nadie igualmente que sea
más incapaz de ella.
*
19 de julio
He pensado hoy que este deslizamiento, no, que este encallamiento cotidiano
en el sueño, debería reconciliarnos con la muerte, pues el proceso o
«acontecimiento», es parecido. Eso explica por qué morimos sin dificultad si nos
dejamos ir. Cesar de filosofar sobre la muerte es la verdadera manera de aprender
a morir.
*
24 de julio
He reflexionado esta noche que si tengo algún mérito es el de haber dado
expresión a una forma inusitada de escepticismo: el escepticismo violento.
*
28 de agosto de 1966
Regreso de Ibiza.
*
29 de agosto
He visto de lejos a X, escritor de gran reputación. Parecía satisfecho y contento
de sí mismo. ¿Qué decirle? Fingí no verlo.
*
66
2 de septiembre
He retomado mis paseos nocturnos en torno al Luxemburgo, me he convertido
de nuevo en un autómata.
*
3 de septiembre
Anoche, en la calle Guynemer, observé, apoyada en su marido, a una nórdica
(?) de cabellos dorados. Tenía tanta presencia que no podía apartar la mirada de
ella. Como la pareja marchaba por la otra acera, me puse a seguirles; al
sobrepasarles, constaté con horror que tenía una voz cavernosa, más desagradable
imposible, y que hablaban una lengua de una fealdad casi intolerable. Era, de
cerca, igual de bonita; sin embargo ¿cómo podía proferir sonidos parecidos? No
tenia ninguna excusa para tener una voz semejante. Me alejé sin arrepentimiento.
*
10 de septiembre
Noche espantosa. Mis nervios, bajo el efecto del calor, parecen ropa doblada. Y
luego estos dolores en las piernas, este hormigueo a lo largo de la noche. Siempre
este reencuentro con el cuerpo, siempre frente a esta plaga.
*
12 de septiembre
Esta mañana, limpiando pieza por pieza el revestimiento metálico del radiador
de gas, el ruido resultante ha despertado en mí sensaciones extrañas: ¿dónde
había oído los mismos «grupos» de sonidos, el mismo tintineo, y la misma
discontinuidad sonora? Al cabo de una hora, lo encontré: en los conciertos de
Domaine Musical, el último grito en música. Manejando un objeto de uso
doméstico, estaba en plena vanguardia sin saberlo.
*
67
12 de septiembre
Anoche, una mujer que era seguida por un negro me pidió socorro. Me
aproximé y el negro metió su mano en el bolsillo. Comprendí. Era el bulevar
Arago. La buena mujer no arriesgaba nada, pero yo lo arriesgaba todo,
estúpidamente. Los abandoné a su discusión, no sin experimentar un sentimiento
de vergüenza.
*
14 de septiembre
Explosión de cólera en una tienda de régimen. Durante los meses que voy, no
he cesado de odiar a la buena mujer que es, creo, la patrona. Es horrible, odiosa,
lleva gafas y te mira desde abajo. De manera irónica, la casa se llama «La vida
clara», jamás he ido sin presentir que iba a estallar. Hoy me ofrecen dos panes de
centeno extremadamente planos (se diría que los habían laminado) y me dicen
que valen menos caros (un franco cada uno) porque no se han horneado. «Deme
entonces uno solo», le dije. La buena mujer hizo un rictus intolerable, que me
sacó de quicio. Tiré la moneda de un franco y partí furioso. Ante bocas parecidas
¿cómo podría permanecer dueño de mí mismo? Y sin embargo tendría que ser
así. Cada mañana, saliendo de mi casa, debería proponerme mantener la calma,
pase lo que pase. Es verdaderamente humillante no poder contenerse. Pero esta
incapacidad no es accidental: está inscrita en mi naturaleza.
*
15 de septiembre
La misma cuestión obsesiva: «¿Qué haces, qué preparas? Espero», tengo ganas
de responder a todo el mundo. Pero la respuesta justa sería más bien: «¿Tengo
pinta de ser un hombre que debe hacer algo?»
*
16 de septiembre
En medio de la noche, me desperté a resultas de una pesadilla tan terrible que
mi primer pensamiento fue que este despertar sería definitivo, que jamás volvería
a dormir.
*
68
18 de septiembre
Una de la mañana. Desesperación sin límite. Acabo de pasar la noche con
amigos; todo fue bien, y sin embargo, ni tan siquiera tengo la fuerza para
desnudarme, me gustaría tirarme al suelo y llorar.
*
19 de septiembre
Los otros no se sienten impostores, y lo son; yo… lo soy tanto como ellos,
pero lo sé y sufro por ello.
(Por haber buscado lo verdadero, era inevitable caer en lo falso y descubrirlo en
todos los gestos de los otros, y en los míos propios.)
*
20 de septiembre
Alguien llama a la puerta. Miro por la mirilla. No abro. Es D.L. que nunca
telefonea antes. Estas visitas inopinadas me enferman, son equivalentes a una
violación del domicilio, a una profanación de la soledad.
*
21 de septiembre
Basura de opereta de Genet, qué groserías, que arsenal de vulgaridad y de
oscuridad, pasa sin que nadie se emocione, ¿cómo explicarlo? Es únicamente por
el uso del lenguaje: estas palabras han perdido toda su frescura, toda su
virulencia, han sido demasiado empleadas, se emplean demasiado en la
conversación. Casi no hay expresión tocante a la sexualidad que no pueda usarse
en sociedad. En otra lengua, no importa cual, una pieza como la de Genet sería
estrictamente intolerable. En rumano, imposible. En francés, todo está vacío de
contenido, ya ninguna palabra guarda todavía su valor de imagen. Donde ya
nada choca, nada es indecente. ¿Qué decir de una lengua en la que nombrar tal
acto o tal órgano no es más grave que decir tenedor?
*
69
23 de septiembre
Anoche, estaba, digamos, ebrio. Habló, en un tono medio en broma, medio en
serio, de su «obra». Mi obra a la derecha, mi obra a la izquierda. En el fondo,
todos los escritores están en el mismo punto, y es lo que les pierde. Son
prisioneros, esclavos obnubilados con lo que hacen. No salen de ahí. «Tengo una
obra», es lo que todos repiten sin cesar. Y sin embargo, esa obra, la mejor manera
de estropearla, de perderla, es pensar en ella sin parar. Se debe escribir para decir
algo, no para realizar una obra. Todo se degrada si está hecho con vistas a un
libro. Nada vale más que lo que se piensa para uno mismo, que lo que no se
dirige a nadie.
*
24 de septiembre
Desde hace diez días hace tan bueno que la idea de estar en París me supone un
suplicio a cada instante.
*
24 de septiembre
Visita de R.F., profesor de francés en la universidad de Buffalo. Origen polaco.
Sus padres murieron en Auschwitz. En 1942, fue deportado. Tenía doce años. En
una estación, saltó de un tren y subió a un tren de mercancías. Cuando su tren
(con los deportados) partió, tuvo una crisis de angustia; se encontraba en un
vagón lleno de sacos de patatas. Las comió, se escapó a Toulouse donde trabajó
en una granja. Después de la liberación, se fue a América donde realizó todos los
oficios...
Me dice que está contento, que tiene una bonita mujer, que le gusta América,
que está bien pagado, lo contrario de lo que me cuentan la mayoría de los
intelectuales americanos de origen europeo, casi todos amargados. Lo que puede
hacer una buena naturaleza: él, que debería estar desesperado, no lo está en
absoluto. Hemos nacido felices o infelices.
*
70
25 de septiembre
Después de la medianoche. Ahora mismo, haciendo mi paseo alrededor del
Luxemburgo, pensaba que había en mí una inclinación hacia la negación
extremadamente acusada, de donde derivan todos mis demás gustos, en primer
lugar el del misticismo. Todo me aburre, salvo cuando se trata de destruir este
mundo.
*
29 de septiembre
Finalmente respiro: el mal tiempo ha vuelto.
*
Después de un mes de buen tiempo, cielo cubierto. Me encuentro bien en
compañía de las nubes; cuando las veo deslizarse por encima de mí, siento que
rozan mi cerebro.
*
2 de octubre
Jackson Mathews me ha llevado esta mañana a la iglesia rusa de la calle Daru.
Tocado, conmovido profundamente por el servicio, por las voces. Es la primera
vez en mi vida que he sentido cierto orgullo de ser ortodoxo.
*
4 de octubre de 1966
Anoche le dije a Beckett que el voluminoso, inmenso volumen de Sartre sobre
Genet era un fenómeno tan monstruoso como Auschwitz.
*
71
4 de octubre de 1966
Cuando hago una pequeña siesta en mitad de la jornada, tan pronto como me
despierto me pongo a tararear unas cuantas canciones de música gitana húngara.
Eso me sumerge al instante en plena Europa central y desentierra más de un
recuerdo.
*
6 de octubre de 1966
Seis horas de caminata por la región de Dourdan bajo un sol soportable para
mí. Todo el tiempo sensación de estar satisfecho, de no desear otra cosa, de no
esperar ya nada ni de nadie pues todo me había sido dado. ¡Qué contraste entre
esta deliciosa fatiga física y el moroso trabajo intelectual! Solo cuando estoy
nivelado con la naturaleza estoy contento.
*
8 de octubre
Poco antes de la medianoche. Angustia. Siento que tiene origen orgánico, que
no tengo ningún poder sobre ella. Humillación de no poder arrancarla, de ser
arrastrado por ella.
*
9 de octubre
Domingo por la tarde.
Depresión que se eleva hasta el cielo.
*
11 de octubre
Dos de la mañana. Silencio casi total. ¡Ah! ¡si todas estas personas
perseveraran indefinidamente en su sueño! ¡O si el hombre volviera a ser el
animal mudo que fue!
*
72
14 de octubre
Ayer, larga conversación con un guardabosques cerca de Bordes (a cuatro
kilómetros de Cernay). Me cuenta que el bosque se ha convertido en algo
increíble, que las parejas, en pleno día, se quedan desnudos, que ha sorprendido a
muchos a punto de, como él dice, «hacer lo correcto». Los culpa porque tiene una
hija de dieciséis, a la cual ha pillado muchas veces tumbada sobre sus amantes en
plena actividad. Por venganza, ha elaborado muchos atestados. Una vez, un
industrial le ofreció cien mil francos de los antiguos para que no diera curso a la
denuncia. Se negó: el industrial fue condenado a dos meses con suspensión de
condena, la mujer a un mes. Otra vez, un señor le vino a suplicar que retirara la
denuncia porque su mujer, madre de dos jóvenes bachilleres, había sido
sorprendida con su amante en el bosque. «¿Qué dirían mis hijos si lo supieran?».
La cosa sucedió así. El guardabosques pasaba de civil. Ve a la pareja más o
menos desnuda, les grita. El hombre le dice que no es asunto suyo. En esto va a
coger su uniforme y su fusil y regresa. La pareja le suplica, es inflexible. Es el
marido, el cornudo, quien vino a suplicarle para evitar el escándalo. Era
demasiado tarde. Lo que es grave, es que este guardabosques, que parece un buen
tipo, le ha tomado gusto a este tipo de espectáculo; seguramente vigila a las
parejas, mira lo que pasa en los coches parados en los pequeños senderos. Se ha
convertido en voyeur. Con qué voluptuosidad me repetía cada vez: «¡Atentado al
pudor!». Esto le excita visiblemente. Sin embargo, tiene una buena cabeza, y
seguramente no es malo, pero es vicioso, seguramente. La casa que habita con su
mujer y su hija en medio del bosque está bastante lejos del pueblo. Debe
aburrirse. Y se divierte a expensas de estos desgraciados parisinos que no quieren
arriesgarse a cometer un adulterio en un hotel. No saben lo que les espera en el
campo. Es increíble que la ley otorgue tales poderes a un pobre tipo que, por un
simple atestado, puede destruir una carrera e incluso una existencia. Debería
tener el derecho a cobrar una multa, pero no a entregar a la justicia a inocentes,
aunque fuesen industriales. Pero las gentes de pueblo no tienen más corazón que
los demás.
*
73
16 de octubre
Esa especie de largo puente metálico que se erige a lo largo de la orilla del río,
frente al Louvre, es de una fealdad insostenible, el horror lo he sentido como un
insulto personal. No sabía que amaba tanto esta ciudad.
*
17 de octubre
Esta tarde, a raíz de una insignificancia (conflicto con un restaurador griego de
al lado), me encolericé más allá de todo lo que se pueda imaginar. Cómo he
llegado hasta aquí, ¡qué vergüenza!
Toda violencia es sufrimiento. Hay que compadecer a un hombre que pierde el
control de sí mismo: se expone con demasiada frecuencia al ridículo. Y el
ridículo justamente es sufrimiento.
*
18 de octubre.
En el plano espiritual, todo sufrimiento es una oportunidad; solamente sobre el
plano espiritual.
*
19 de octubre
La joven literatura francesa de hoy te hace pensar en malas traducciones de
textos embrollados. En traducciones del alemán.
Fenómeno nuevo en literatura: se puede emplear cualquier palabra, para forjar
cualquier locura lingüística. En la cantidad hay necesariamente hallazgos.
Después de tres siglos de lenguaje emasculado (por culpa de la Academia y de
Racine), de lenguaje perfecto y pobre, la lengua vuelve a la libertad que conoció
en el siglo XVI. Debió continuarla Montaigne. ¡Qué caída cuando se piensa que
de él llegamos a Voltaire! Ni el inglés, ni el alemán, ni el español (el ruso aún
menos) han sufrido la censura de una institución ni han sido víctimas de la
superstición del «gusto». Son lenguas que se han desarrollado naturalmente como
un árbol o una melodía.
El francés, lengua de invernadero desde el siglo XVII, está en proceso de
emanciparse; se vuelve salvaje. ¿Pero no es demasiado tarde? ¿Puede todavía
tener un destino? Es permisible dudarlo. Al menos vuelve a estar vivo y libre
como lo era en sus inicios.
*
74
19 de octubre
La muerte de mi madre, es como mi muerte, ya que me ha transmitido todas sus
enfermedades. Sé a qué atenerme sobre mi porvenir.
Hay en mi familia una propensión al desaliento; de todos nosotros, nuestra
madre era la mejor preparada para aguantar, era la más intrépida. ¡Con qué
tenacidad ha resistido a la muerte!
Imposible borrar de mi mente lo que estarán pasando en Sibiu. Los míos casi
todos reducidos a la miseria, recogiendo todo lo que deben poseer para salvar las
apariencias, es decir, preparar las exequias convenientes para nuestra madre.
*
19 de octubre
He escrito a mi hermano que la muerte de nuestra madre era una liberación e
incluso una solución. Esta última palabra es indudablemente horrible, sobre todo
porque se puede pensar que es una solución para nosotros, cuando naturalmente
sólo lo era para mi madre.
Esta mañana, justo al mismo tiempo en que debía ser enterrada en Râsinari, la
princesa G. me llama durante media hora para pedirme información sobre la
posibilidad de traducir al inglés las «memorias» de su marido. Podría haber
cortado de inmediato diciendo que tenía otras preocupaciones, pero incluso
prefiero este tipo de conversaciones a las frases convencionales con las que me
hubiera gratificado si le hubiera dicho que estaba de duelo.
*
20 de octubre
Recibí de mi hermana una postal del 12 de octubre, luego seis días antes de la
muerte de mi madre, donde dice: «Uneori are o indiferenta pen tru toate.»
[«A veces es indiferente a todo».]
*
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RENIEGO DEL PORVENIR (1957-1972) Emil Cioran (Diario)

  • 1. RENIEGO DEL PORVENIR (1957-1972) Emil Cioran Traducción: © Julio Pollino Tamayo cinelacion@yahoo.es
  • 2. 2
  • 3. 3 JUSTIFICACIÓN Hay dos formas de hacer las cosas, bien o mal, nunca a medias. Publicar unos cuadernos inéditos de Cioran de más de 1.000 páginas, y reducirlos arbitrariamente a menos de 300, carece de sentido. Y más cuando la selección la hace su traductora al alemán, Verena von der Heyden-Rynsch, de la que Cioran opinaba que era una mediocre traductora, y sabía de lo que hablaba, dominaba el alemán. ¿Entonces por qué tradujo sus libros? Pues porque la amiga Verena era millonaria y tenía una gran capacidad de influencia sobre la prestigiosa editorial francesa Gallimard, donde publicaba Cioran. Resumiendo, que Cioran necesitaba el dinero que le daba Gallimard y no podía prescindir de él, Cioran era pobre de solemnidad. Con estos precedentes se puede intuir que la selección es mediocre, y ciertamente lo es, no hay un criterio definido, coherente, solo puro capricho personal. Esa labor de selección solo hubiera tenido sentido realizada por el propio Cioran, que tenía ese proyecto en mente pero nunca lo llevó a cabo, y eso que ya tenía hasta el título, «El error de nacer» (título que utilizó modificado para «Del inconveniente de haber nacido», del que este diario es el evidente germen) o «Interjecciones». Escojo el segundo, para la primera parte que incluye los aforismos y reflexiones (dividida en tres partes para que no sea un PDF tan voluminoso, «Interjecciones», «Los escrúpulos de un cínico» y «Fluctuaciones», título ideado por Cioran que no empleó en ninguno de sus libros). Y «Reniego del porvenir», título creado por Cioran que no llegó a utilizar, para la segunda parte, las entradas canónicas de diario. Sumando las dos partes (cuatro PDFs en total) recojo en esta traducción todo lo que aleatoriamente fue descartado en la muy limitada selección de Verena, la publicada en España por Tusquets, «Cuadernos (1957-1972)» (2000). De nada, todo sea por Cioran. «He decidido recoger las reflexiones esparcidas en estos treinta y dos cuadernos. Dentro de dos o tres meses veré si pueden constituir la sustancia de un libro (cuyo título podría ser «Interjecciones» o quizá «El error de nacer»).» Emil Cioran
  • 4. 4
  • 5. 5 26 de junio de 1957 Leído un libro sobre la caída de Constantinopla. He caído con la ciudad. * 22 de diciembre de 1957 Vacío sobrehumano, colapso repentino de todas las certezas adquiridas penosamente en los últimos años... * Visto hoy, miércoles 25 de diciembre de 1957, el rostro de mi padre muerto, en su ataúd. * «Los últimos serán los primeros». Solo esta promesa bastaría para explicar la fortuna del Cristianismo. (En mi terrible decadencia, escucho esta promesa no sin cierta agitación. Es lo que me sucedió el 30 de enero, en el Colegio de Francia, en un curso de Puech sobre el Evangelio (apócrifo) según Tomás.) * 19 de febrero de 1958 ¡Felicidad intolerable! Miles de planetas se dilatan en lo ilimitado de la conciencia. Felicidad aterradora. Sensación de pobre hombre, y sensación de dios, no he conocido otras. Punto e infinito, mis dimensiones, mis modos de existencia. * He pensado hoy, 20 de febrero de 1958, en el estado de putrefacción en que se encuentran mis amigos muertos y mi padre, y he pensado en mi propia putrefacción. *
  • 6. 6 4 de junio de 1958 Cada uno cree que lo que hace es importante, salvo yo; que no puedo hacer nada... * 7 de junio de 1958 Encontrado en un rincón un trozo de queso, arrojado allí desde hace mucho tiempo. Una armada de insectos negros alrededor. Esos mismos insectos que imaginamos consumir los últimos restos de un cerebro. Pensar en tu propio cadáver, en las horribles metamorfosis a las que será sometido, tiene algo de calmante: te blinda contra los dolores y las angustias; un miedo que destruye a otros mil. * 8 de junio de 1958 Domingo abrumador. Acabo de levantar el párpado de Dios. * 9 de junio de 1958 El universo explota en mi cerebro. Fiebre intolerable. Estoy a un dedo del Caos. Los elementos se desencadenan. Pierdo pie. ¿Qué me reconciliará con cualquier cosa? Un punto fijo, busco un punto fijo, y solo encuentro incertidumbre y fango, y un incorregible delirio. El ser es un texto tachado, y ya no tengo la fuerza para reescribirlo. * Sábado 21 de junio de 1958 Mi padre murió hace exactamente seis meses. * 24 de junio Siento que voy a reconciliarme con la poesía. No podía ser de otro modo: solo puedo pensar en mí mismo... *
  • 7. 7 25 de junio de 1958 De joven, pensé tanto en la muerte, que, de viejo, ya no tengo nada más que decir al respecto: un temor superado. * 25 de junio de 1958 4 de la tarde. Sensación increíble de felicidad. ¿De dónde puede venir? ¡Qué misterioso e insensato! No hay nada más enigmático que la alegría. * 27 de junio de 1958 La melancolía es el lamento de otro mundo, pero jamás he sabido cuál era ese mundo. * 13 de julio Domingo cruel, sin olvidar todos aquellos en que he experimentado la inanidad total de todo. * 27 de julio Ahriman es mi principio y mi dios. Se dice que después de 12.000 años de combates con Ormuzd, prevalecerá [Ahriman es el espíritu del mal en la religión mazdeana de la que Ormuzd es el dios supremo]. Mientras tanto... * 8 de agosto Acepto ser el último de los hombres, si ser hombre es parecerse a los otros. *
  • 8. 8 14 de septiembre Regreso de la isla de Ré. Una semana absoluta. Sensación de paraíso terrestre. Volver a París, ¡qué decadencia! Recorro las calles como un alucinado. ¿A quién buscar? Me siento separado de todos. Ningún punto de contacto con nadie. ¡Ah! ¡esta voluptuosidad de no-querer en una playa! Me he evadido de la «vida» (no me sonrojo de emplear tal palabra). Decididamente, no fui hecho para debatirme entre los los hombres. Sufrimiento a cada instante. ¡Qué progresos no habré hecho en la carrera de las lágrimas! * 29 de octubre de 1958 Ser parecido a esta Unidad primordial, fuera de la cual no hay nada, el décimo himno del Rigveda dice «respiraba por su cuenta sin aliento». * Ciertas mañanas, de mal despertar, mal conciliadas con el día, me parece escuchar mi nombre pronunciado por los peatones, llevado por el aire. Hoy, 28 de noviembre, en la oficina de correos, calle de Vaugirard, una anciana telefoneaba en una cabina, y escuché: Cioran... Incluso ella hablaba de mí. Es ridículo y terrible. ¡Qué síntoma! * 8 de diciembre 1958 ¡Señor, ten piedad de mi esterilidad, sacude mi espíritu ausente, asísteme en este extremo abandono y entumecimiento! * 12 de marzo de 1959 Es increíble hasta que punto todo, pero absolutamente todo, y en primer lugar las ideas, emanan en mí de mi fisiología. Mi cuerpo es mi pensamiento, o más bien mi pensamiento es mi cuerpo. *
  • 9. 9 30 de marzo de 1959 El Mesías de Handel. Es preciso que el paraíso exista, o al menos que haya existido, de lo contrario, ¿con qué rima algo tan sublime? * Ayer, 5 de abril, pasé la tarde en un pequeño bosque cercano a Trappes, pensando en la venganza, tema inagotable. No vengarse envenena tanto el alma, si no más, que vengarse. ¿Tenemos derecho a no vengarnos? * Viernes 24 de abril de 1959 Desde enero, prácticamente enfermo; imposibilidad de trabajar; paso de una enfermedad a otra; se diría que cada órgano espera su turno... La Naturaleza está experimentado conmigo; y yo me presto, incapaz de oponer la menor resistencia. El «buen uso de las enfermedades», ¡qué lejos estoy de eso! * 27 de septiembre de 1959 De malestar en malestar, de enfermedad en enfermedad; ¿a dónde voy? Sentimiento radical de impotencia ante todo. Nací indefenso. * 18 de noviembre de 1959 Tarde durmiendo. Al despertarme, durante un segundo he experimentado lo que sentiría un muerto. Fue como la iluminación fulgurante de un cadáver. * 12 de diciembre de 1959 Hace algunas noches, tuve un sueño que no he podido olvidar: una hilera de serpientes pasaban ante mí, desfilaban más bien, y todas, cuando llegaba su turno, se ponían de pie para mirarme con ojos centelleantes, que se dilataban: parecían dos soles en miniatura. *
  • 10. 10 16 de diciembre de 1959 Los moralistas franceses, son el maniqueísmo por la anécdota. o: maniqueísmo anecdótico o: a nivel «mundano». * 20 de diciembre Esta tarde, queriendo escribir sobre la gloria, al no encontrar nada que decir, me acosté. Con frecuencia mis grandes empresas me han conducido al lecho, lamentable término de mis ambiciones. * 25 de diciembre de 1959 Recibo de un poeta español una tarjeta de felicitación, en la que figura una rata, símbolo, me escribe, de todo lo que podemos «esperar» del año 1960. * 31 de diciembre de 1959 Medianoche. Debería pasar mi vida solo, y pensar sin respiro en el Tiempo. * 11 de enero Jornada devorada por la conversación. * 20 de enero de 1960 Juro no hablar nunca más de cosas que conozco mal, no improvisar por nada del mundo, no ser indigno del tema que trate, no desconsiderarme ante mí mismo. (Juramento hecho al final de una conferencia de M., particularmente superficial.) *
  • 11. 11 24 de febrero de 1960 Hoy, escribiendo mi nombre en un formulario, era como si lo hubiera escrito por primera vez, como si no lo reconociera. El día, el año de mi nacimiento, todo me parecía nuevo, e inexplicable, sin ninguna relación conmigo. Los psiquiatras llaman a este sentimiento extrañeza. En cuanto a mi figura, a menudo tengo que hacer un esfuerzo para identificarla, un esfuerzo de adaptación penoso y humillante. Postrado, desconcertado, asqueado ante la revelación de ser yo mismo. * 12 de marzo de 1960 Pasé la tarde en un estado de aguda nostalgia, nostalgia de todo, de mi país, de mi infancia, de todo lo que he arruinado, de tantos años inútiles, de todos los días en que no he llorado... «La vida» no me conviene. Fui hecho para una existencia salvaje, para la soledad absoluta, fuera del tiempo, en medio de un paraíso crepuscular. He empujado hasta el vicio mi vocación por la tristeza. * No hay infierno más aterrador que el de la piedad. Compadecer a todo lo que existe, al mismo hecho de ser. (6 de julio de 1960. Jornada devorada por la piedad). * 15 de agosto de 1960 La Misa en si menor. Han pasado casi tres años desde que perdí el contacto con la música. Estaba muerto, Bach me ha resucitado. * 1 de septiembre de 1960 Ideas y sentimientos confusos y problemáticos, expresados con bastante claridad, poco más o menos así se podrían definir mis diversos opúsculos. *
  • 12. 12 8 de abril de 1961 ¡Tengo cincuenta años! * 5 de mayo de 1961 En la biblioteca del Instituto Católico, leí un libro de Pierre de Labriole. De repente, todo se desvaneció alrededor de mí, y huí en pleno «ataque» del lugar. * 27 de mayo de 1961 El Réquiem de Mozart. Un soplo del más allá planea sobre él. ¿Cómo creer, después de semejante audición, que el universo no tiene ningún sentido? Es preciso que tenga uno. Que algo tan sublime se resuelva en la nada, mi corazón, así como mi entendimiento, se niegan a admitirlo. Algo debe existir en alguna parte, una brizna de realidad debe de contener este mundo. Embriaguez de lo posible que redime a la vida. Temamos la recaída, el retorno al saber amargo. * 30 de mayo Anoche, antes de dormirme, vi con una precisión alucinante la Tierra reducirse a un simple punto, tomar por así decirlo las dimensiones de un cero, y comprendí, lo que siempre he sabido, que era inútil y ridículo agitarse y sufrir, escribir sobre todo, en un espacio tan minúsculo e irreal. Para trabajar, para ser a secas, no se debería tener la funesta capacidad de volverte exterior a tus actos, de trasladarte por el pensamiento fuera del planeta y del universo mismo. * 17 de julio de 1961 He pasado la mañana preguntándome si hay locos en mi familia, entre mis antepasados no demasiado lejanos... Todo el «misterio» de la vida reside en el apego a la vida, en una obnubilación casi milagrosa que nos impide discernir nuestra precariedad y nuestras ilusiones. *
  • 13. 13 2 de septiembre 4 de la mañana. Imposible dormir. Todo me duele. ¡Mi cuerpo! Acabo de salir a la terraza: me parece que es la primera vez que he mirado así a las estrellas, sin ninguna esperanza ni lamento. Percepción absoluta sin pensamiento, por temor sin duda a reflexionar sobre el drama que se desarrolla en mis huesos, por temor también a romper para siempre con el día. * 5 de septiembre Matiné demente, sensación de envenenamiento súbito. He salido a la calle; imposibilidad de mirar a nadie a los ojos; en la farmacia, no he podido evitar hacer un comentario ofensivo al vendedor. Desencadenamiento contra todo el mundo, furor desesperado e inútil. Sentir que se tiene veneno en las venas, y que se ha ido más allá que cualquier demonio. Para poder dominarme, necesitaría algunos siglos de educación inglesa; pero vengo de un país donde se grita en los entierros... * 8 de enero de 1962 No hay límite para la experiencia del horror a uno mismo. Caer más y más bajo, en el infinito negativo del alma. * 17 de enero de 1962 He dejado de fumar hace dos semanas; dos semanas de suplicio. A partir de ahora seré más indulgente con los «intoxicados». * 12 de febrero del 1962 Me siento fuera de todo, lo que se dice todo. Han debido arrojar un sortilegio sobre mí. Estoy hechizado. Me controlan. ¿Pero quién me controla? *
  • 14. 14 4 de abril de 1962 Sé que la tristeza es un pecado; pero no puedo hacer nada, no tengo ningún medio para defenderme de ella o superarla. Además cuando no tiene ninguna causa evidente, se nutre de sí misma, extrae de su propia fuente. A decir verdad, no es un pecado, sino un vicio. ¿Será el resultado de una adicción? ¿Y si estaba predestinado a esta adicción? * 8 de abril (¡mi cumpleaños!) He vagado por el distrito V: calle Rataud, donde vivía Eveline, calle Lhomond, en la que viví durante un mes en 1935, y después todas esas viejas calles que me recuerdan a mi «juventud»: calle Pot-de-Fer, calle Amyot, calle arriba de Cardinal Lemoine, etc. Paseo fúnebre: portaba el duelo de mi espíritu. * 9 de abril de 1962 ¿De qué sirve haber frecuentado a los sabios si sus enseñanzas no te ayudan a superar el dolor? Quienes ignoran el dolor, están en mala posición para mostrarnos cómo arrancarlo. Toda nuestra felicidad deriva del apego, y toda nuestra desgracia también. La salvación y la perdición provienen de los seres. El desapego es deseable, e imposible. * 10 de abril de 1962 En un banco un hombre, del tipo «meteco», avergonzado y burlón, y una mujer con aspecto crispado, devastado. Oigo, cuando paso ante ellos, esta frase que le dice ella: «Se acabó». Es exactamente la frase que esperaba de su rostro. *
  • 15. 15 31 de mayo de 1962 Mi humor constantemente sombrío proviene de mi incapacidad para trabajar, del espectáculo de mis días perdidos, de la atmósfera de remordimientos difusos en que vivo. Soy infiel a la imagen que me hice de mí mismo, he traicionado y destruido todas las esperanzas que había puesto en mí. * Ayer, domingo 3 de junio, en el tren que me trajo de Compiegne a París. Delante de mí, una joven (¿diecinueve años?) y un joven. Traté de combatir el interés que sentí por la joven, por su encanto, y, para conseguirlo, la imaginé muerta, en estado de cadáver avanzado, sus ojos, sus mejillas, su nariz, sus labios, todo en plena putrefacción. No sirvió de nada. El encanto que desprendía seguía ejerciendo sobre mí. Tal es el milagro de la vida. * 13 de junio Después de diez horas de sueño, me levanto con una sensación de pesadez y de dolores por todas partes. Jamás he tenido hasta tal punto la sensación de que nada ni nadie podría modificar el curso de mis malestares, que la necesidad a la cual estoy sometido es inquebrantable e «irrompible», que es inútil querer sustraerse a ella, y que solo soy libre para constatar que me hurta toda libertad. He intentado olvidar «mi» destino, todos mis males me lo recuerdan. Y mi estupor comienza de nuevo: ¿cómo creer en la libertad sin estar sano? La idea del destino es una idea de enfermo. * Domingo 17 de junio Incapaz de dormir, me levanté sobre las cinco y media. Paseo en torno al Luxemburgo. Solo hay una luz pura: la de la mañana. Tan pronto como avanzamos en el día, la luz se prostituye. *
  • 16. 16 27 de junio Almuerzo en la ciudad. Purificación por la vergüenza. Deshonra liberadora. * 1 de julio Domingo pasado en el campo, después de dos meses de enclaustramiento en París. Crecer indiferente como los árboles, ser tan mudo como ellos. Cada vez me resulta menos difícil imitarlos, afortunadamente. * 13 de julio de 1962 Noche espantosa. Después de noches parecidas sentimos la necesidad de recomenzar todo, de reaprender la vida. * 14 de julio Antes de la guerra, en esta época del año, viajaba en bicicleta por la Bretaña. ¡Lluvias en la isla de Bréhat, en la punta de Raz, en Pont-Aven! ¡Y aventuras en los albergues con institutrices! Entonces me aburría al aire libre, ahora me aburro entre cuatro paredes. Roscanvel, Rostrenen, Locq Mariaquer (?), las huelgas de Lilla, si no conociera el lamento, solo tú nombre podría revelármelo. * 23 de julio Ayer, en este tren suburbano, una niña (¿cuatro años?) leía un cuento ilustrado. Cae en la palabra «pasaje», se detiene y pregunta el significado a su madre. Ésta le explica: «pasaje», es el tren que pasa, es un hombre que pasa por la calle, es el viento que pasa. La niña, que tiene aspecto de inteligente, no parece satisfecha. Quizá encuentra demasiado concretos los ejemplos que le da su madre. *
  • 17. 17 24 de julio Este sol, y en la chimenea este viento que se insinúa en mis nervios. * 23 de agosto Muerte de Rolland de Renéville. He notado que la muerte se ensaña más con los que aman la vida. Lo lamento, lo voy a lamentar especialmente. No imagino a nadie más francés, y sin embargo con una dimensión no francesa (obsesión por el «misterio», pasión por el ocultismo, etc.). * 1 de septiembre Ayer y hoy, paseé solo durante horas por el campo. Sólo la marcha me libera de mis obsesiones. En cuanto me tumbo, y contemplo el cielo, el sentimiento de insignificancia general me aniquila. * 14 de septiembre ¡De golpe, sensación de ser el Maestro del universo!, ¡de poseer la clave de todos los enigmas! ¿Cómo, dada mi apatía habitual, mi mirada ácida sobre el mundo, la certeza de mi insignificancia, cómo puedo experimentar un vértigo tan tónico, y tan poco merecido? * 28 de septiembre Llega un momento en que ya no podemos eludir las consecuencias de nuestras teorías, en que todo lo que hemos pensado exige ser vivido, en que todas nuestras ideas así como nuestras fantasías deben convertirse en experiencias, y es ahí cuando termina el juego y comienza la prueba. *
  • 18. 18 7 de octubre Domingo en el campo. Tumbarse y husmear la tierra. Sólo se puede descansar sobre ella. Nuestras fatigas la llaman. Y mientras la sentí tan cerca de mí, pensé que no sería tan horrible disolverse en ella. Realmente nuestras fatigas la llaman y la rehabilitan. * Esta tarde, en una oficina, en un espacio relativamente exiguo, conté dieciocho empleados. Las mujeres, arrugadas, horribles. Solo la joven que me dio la información parecía una campesina, fea y sana. ¿Qué buscaba en este infierno, qué demonio la ha empujado a dejar el campo? Preferiría mil veces el olor a estiércol que las emanaciones deletéreas de esta oficina. No hay nada que hacer: el hombre huele mal. Cuando se tiene el olor enfermizamente agudo, debe evitarse toda presencia humana * 11 de octubre Misa por Renéville en Saint-Sulpice. Sobre el altar se ve en la capilla al fondo, a María, erigiéndose con su niño sobre el globo terrestre. La imagen es indescriptiblemente fea; en tanto revela el lado conquistador del cristianismo. Es una religión marcada para siempre por sus orígenes externos, quiero decir la Roma imperial. Una secta judía que conquistó un imperio, el más grande que jamás ha existido y del que heredó sus cualidades y sus taras. * 22 de octubre Esta tarde, paseo con un tiempo radiante, por el Luxemburgo. De golpe, una de esas crisis de furia sin motivo de las que tengo el secreto. En ese momento habría declarado la guerra al universo y fulminado a las naciones. Estas explosiones, o más bien humores explosivos son estimulantes en el acto, pero agotadoras después. No están desprovistas de algún vigor real, pero de una falsa vitalidad. No hay que confundir energía y fiebre. * 26 de octubre de 1962 Después de meses de buen tiempo, por fin el cielo cubierto. Respiro. Las nubes me son tan necesarias como el azul a los demás. *
  • 19. 19 11 de noviembre de 1962 No se sale del escepticismo razonando, sino por un acto de voluntad, entendiendo por tal una decisión instintiva. (Es una certeza para mí de la que jamás saldré de la duda, cualquiera que sea mi «evolución». Porque fisiológicamente estoy atrapado en un pliegue escéptico.) * 13 de noviembre de 1962 Anoche, finalmente me desperté después de dos horas de sueño. Rara vez he conocido tal intensidad en la toma de conciencia de la conciencia (!), quiero decir en el hecho de tomar conciencia de que eres consciente. Como una espina en la carne, no, como un puñal en la carne, así se me aparece la conciencia. * 3 de diciembre Anoche, crisis «fúnebre». Todo adquiría a mi vista un rostro de muerte, quiero decir el rostro de la muerte. * 14 de diciembre Anoche, me llevó mucho tiempo coger el sueño. Estaba trabajado, en el sentido literal de la palabra, por tal horror de la carne, que debería haberme ido a alguna parte a coger una borrachera, en lugar de irme a acostar. Pensé que una planta no apesta, que su descomposición no tiene nada de horrible. Pero la carne, es pura y simple podredumbre. La vida no debería haber hecho el esfuerzo de superar lo vegetal. Todo lo que ha venido después es realmente horrible, espantoso. Definición de vivo: lo que no apesta todavía. Estoy aterrado por el espectáculo de todos estos cadáveres que me rodean, sin exceptuar el mío. Del insecto al hombre, todo lo que se mueve me hace estremecer y me sumerge en un disgusto trémolo. El reino animal es una traición con respecto al reino vegetal, como este lo es en relación con el mineral. *
  • 20. 20 15 de diciembre Jornada lluviosa. He dormido todo el día. Necesidad de sumergirme en la materia, de volver a ella, de confundirme con ella. Fue mi Descenso a los Elementos. * 19 de diciembre Ayer, perdí dos horas en la biblioteca de la Sorbona, hoy, dos horas también, en la del Instituto Católico. ¿En qué? En buscar libros. Esta tarde, después de buscar en el fichero del Instituto Católico, hasta la ebriedad, hasta el vértigo, salí a pasear, disgustado, por el Luxemburgo, haciendo tristes reflexiones sobre mi caso. Esta lamentable huida, ¿de qué sirve, si no engaña a nadie, ni siquiera a mí? Sé muy bien que corro tras los libros, que me cubro por así decirlo, con el único fin de no trabajar, de eludir el deber que tengo de hacer una «obra», de escribir, de no ofrecer al escrutinio de los demás la imagen de un fracasado. Pero me disperso, me empeño en decepcionar a todo el mundo, y en amargarme por lo mismo. En el fondo, no soy más que un erudito bastante penoso, pues mi erudición, suponiendo que la tenga, la disimulo, seguramente no la exploto. * 20 de diciembre Esta tarde, entré por error en el Colegio de Francia, en una sala donde el profesor escribía altas fórmulas matemáticas en la pizarra. Durante una hora, miré con estupor admirativo a ese mago que no cesó de hacer aparecer signos maravillosos y, para mí, perfectamente ininteligibles. Nuestras tareas literarias parecen vulgares al lado de este ejercicio alucinante que suprime prácticamente la palabra: el profesor solo recurría a ella para realizar las conexiones. Entregarse a una actividad inaccesible para los profanos, a una actividad que solo puede ser seguida por algunos, que se pueden contar con los dedos, oh, es lo que me hubiera gustado hacer, no escribir artículos que cualquiera pueda leer y despreciar. *
  • 21. 21 21 de diciembre He dormido nueve horas seguidas, con algunas interrupciones de unos minutos. Me desperté perfectamente descansado. Tan bien que mi mente no funciona. * 31 de diciembre 1962 Sigamos. X me presenta sus mejores deseos y me cuenta sus enfermedades, con voz de desesperado. Todo lo que puedo decirle es que hay seres que deben sufrir, porque esa es su suerte. Añado, como consuelo, que se puede vivir y sufrir, que se puede incluso continuar, a pesar del desaliento. Me pongo como ejemplo: ¡Más de treinta años con males diversos! * 13 de enero Domingo por la mañana. Frío glacial. Algunos transeúntes que parecen anonadados, me miran, tal vez me toman por un loco, cantar a todo pulmón canciones húngaras. Este frío me recuerda los inviernos de mi infancia (menos la nieve con la que este país no ha sido gratificado, ¡lástima!), me pone alegre. He notado que casi siempre estoy alegre cuando todos los demás son desgraciados. * Sábado 26 de enero de 1963 Ganas de llorar. He triunfado sobre todos los deseos. Desgarramiento (literalmente) de toda la trama de mi ser. Sentimiento de soledad tan neto y poderoso como en una «demencia lúcida». *
  • 22. 22 1 de febrero de 1963 He escuchado esta tarde durante dos horas a un camarada de clase que no había visto en quince años. Digo bien escuchado, porque ha hablado sin parar de sus hazañas, de sus éxitos, de su fortuna, de su mujer y de todo el mundo. No pienso que se lo haya inventado, pero tiene una manera de adornar hasta el menor detalle sus aventuras, que te deja entre el asombro y el disgusto. ¡Caso por caso! «Yo le dije», «tomé la iniciativa», «trabajé veinte horas al día». Al final, me pidió que le llamara siempre que tuviera necesidad… Estos rumanos, es bueno frecuentarlos: los defectos de los hombres en general se revelan en ellos en toda su desnudez. Aunque falsos, no saben disimular, o más bien tienen una manera de disimular que les delata completamente. * 26 de febrero de 1963 Soy distinto de mis sensaciones. ¿Cómo? * Esta tarde, fui a una cita de «negocios» con la idea de ser neto, cortante, claro. Se trataba de presentar mi dimisión como director de colección a Plon. Como se hacía esperar, dudé, oscilé entre el sí y el no, y me fui sin haber resuelto nada. Soy incapaz de tomar una decisión ante un rostro. Cualquiera me hace perder el valor. * Domingo 10 de marzo He salido a pasear; pero he vuelto rápido. Imposibilidad de mirar a los transeúntes, su mera «existencia» me parecía inconcebible. No se puede pasear con la cabeza agachada, cuando estás desgarrado por la vergüenza. ¿Vergüenza de qué? ¡Sí lo sé! ¡De esta depresión alojada en mi sangre! Todos mis sentimientos son subproductos de mi depresión. *
  • 23. 23 14 de marzo Anoche, cena en la ciudad. Apenas he dicho algunas palabras. Un tedio que rozaba la desesperación. * 25 de marzo de 1962 Esta mañana, me he sentido prisionero de una legión de demonios. El infierno al alcance de la mano. * 29 de marzo Noche atroz. Cada minuto, interminable. Nervios, reumatismo, el estómago sobre todo, como en una conspiración todos se han empleado en aplastarme, en ponerme fuera de circulación. * Domingo 30 de marzo (o 31 de marzo) Esta tarde, después de haber conducido a S. a la estación de tren, crisis de depresión rayana al suicidio. ¡Vacío, vacío, vacío! Nada en mí ni alrededor de mí. Momentos parecidos te llevan en linea recta al asilo. De hecho estoy verdaderamente alienado, en el sentido estricto de la palabra. Ya no estoy en mí. He pasado al lado de una iglesia, sin tan siquiera pensar en entrar en ella. ¿De qué sirve mezclar a Dios con lo intolerable? Sin embargo, sería necesario encontrar una fórmula para rezar. * 7 de abril de 1963 Por primera vez en seis meses he salido de París para irme al campo. Sensación de salir de prisión. Fascinación. He hecho veinte kilómetros a pie a lo largo del Ourcq, del lado de La Ferté-Milon. Que sea ciudadano, es la mayor ironía de mi destino. *
  • 24. 24 13 de abril Anoche, fui a escuchar, en Pleyel, la Mathäuspassion [La Pasión según San Mateo]. En un cierto momento, pensé que todos esos hombres y mujeres de la orquesta y del coro serían dentro de cincuenta años cadáveres. Y de repente vi esqueletos cantar, tocar el violín, la flauta etc. * Sábado por la tarde, víspera de Pascua. Salgo a pasear. Frente a Saint-Sulpice, una reunión de fieles. A la entrada de la iglesia, sacerdotes, monjes lanzan con voz artificial palabras tan pronto en latín como en francés, que a menudo trataban de «Jesús», pronunciadas con tono imperativo pero sin convicción. Partí disgustado. Esta mañana he tenido una crisis de anticlericalismo. El gobierno, según el diario, ha asignado millones para la construcción de cuatro iglesias en París, es decir, en una ciudad donde todo es posible, conocer la gloria o cualquier cosa, salvo encontrar un apartamento. (¿Es posible que todavía me indigne? Aparentemente sí.) * 20 de mayo de 1963 7 de la tarde. Ahora mismo, terrible impresión: el termómetro descendió vertiginosamente hacia el cero y, en mi sangre, la misma operación se consumaba, a la misma velocidad. * 26 de mayo de 1963 Noche pasada al raso de la pesadilla. * 30 de marzo Noche atroz. Dolor en las piernas sin interrupción. Treinta años de neuritis (?). No quiero saber lo que tengo, he roto con los médicos, he roto con... *
  • 25. 25 Esta mañana (4 de junio), visto en el escaparate de una librería, un libro con el título, La importancia de vivir, me provocó un malestar difícil de vencer. Mis relaciones con la vida se han vuelto improbables más allá de todo lo que se pueda imaginar. Chapoteo en lo problemático, no, me ahogo en ello. * Anoche (8 de junio) espectáculo lamentable. X, borracho, repitiendo sin parar: «Odio a los franceses, odio a los franceses», sin dudar ni un solo instante les hacía responsables de su fracaso y de su decadencia. Para regenerarse tendría que asumirlos como propios. Pero es precisamente lo que los caídos no pueden hacer. El espectáculo de la muerte es infinitamente menos desgarrador (y menos instructivo) que el de la decadencia. * Esta mañana (10 de junio) un instante antes de despertarme, a punto de expirar una pesadilla, soñé que estaba al borde del precipicio original, en plena elaboración del caos. * 22 de junio de 1963 Durante seis semanas, no he fumado un solo cigarrillo y prácticamente solo he leído un periódico. Cura de desintoxicación más eficaz que una estancia en un convento. * Domingo espléndido, y estoy sumergido en pensamientos fúnebres. * Domingo 21 de junio de 1963 En la calle, he comprendido que dos sentimientos contradictorios o más bien sucesivos pueden perfectamente surgir al mismo tiempo y coexistir: la angustia y el tedio. En cuanto a describir la mezcla, el estado resultante, me siento incapaz. *
  • 26. 26 Ayer, en un cóctel, me entretuve con un gran cardiólogo, antiguo profesor de la facultad de medicina. Parecía un notario de provincias o un tendero parisino. Se asombraba de todo lo que le contaba; la impresión que me dio, es que lo ignoraba todo de la vida. Sin embargo, ¡cuántos pacientes ansiosos o desesperados habría curado! Les curó quizás, pero jamás reflexionó sobre su drama. Todo esto es banal y aterrador. * 9 de julio de 1963 Todo el mundo me hace la misma pregunta: «¿Cuándo partes?». No sé qué responder, porque no puedo tomar una decisión que vaya más allá del día siguiente. Aquí es donde me ha llevado el sentimiento demasiado neto de mi precariedad y de la de todo. * 14 de julio de 1963 Toda afirmación supone un porcentaje de instinto que no se posee siempre, que incluso algunos jamás poseerán. * 15 de julio de 1963 El miedo al tedio me paraliza y compromete mis proyectos y mis empresas. Es una verdadera enfermedad que no sé cómo curar y que me humilla, y me degrada ante mí mismo. Ya más de cincuenta años, y todavía así… * 16 de agosto Regreso de Austria (Zell am See y Salzkammergut). Unterach am Attersee. *
  • 27. 27 Fue en Thumersbach, cerca de Zell am See, durante las vacaciones. Una noche me desperté sobresaltado, sobre las 4 de la mañana, con el sentimiento, con la certeza de que siempre he estado despierto, de que ya no hay lugar para mí en el mundo del sueño. * 17 de agosto de 1963 He dejado de fumar hace más de dos meses, sin sufrir de ninguna manera y sin experimentar el menor deseo de recomenzar. Pero desde ayer, este deseo ha hecho irrupción y lucho desesperadamente para no retomar un hábito que para mí es funesto (estómago, garganta, oh, todo está deteriorado debido al tabaco). Juré no fumar nunca más. Y aquí estoy ahora a punto de recaer. ¡Qué penosa agonía! * 29 de agosto Una de la mañana. No puedo dormir. Mis nervios contraídos me duelen. Siempre este mismo hormigueo. Es para volverse loco. La enfermedad vela noche y día. Todo duerme, todo reposa, salvo ella. * 2 de septiembre París se repuebla, las ratas regresan. * 23 de septiembre Parto para España, he cogido la gripe. Mi unión con la Enfermedad es definitivamente indisoluble. Crisis de rabia contra mí mismo cuando, preso de escalofríos, en lugar de ir a bañarme, ¡me fui a la cama! Jamás he estado tan cerca del suicidio por horror a mis males. ¡Si pudiera habitar otro cuerpo! Ya no soporto el mío y sin embargo le hago falta. Me invento esta obligación por cobardía y por miedo. Pero mi mano un día podrá levantarse sobre mi cuerpo, y liberarme al fin. *
  • 28. 28 8 de octubre Hoy he pasado dos horas en unos grandes almacenes. De repente, eligiendo en el sótano del Louvre una cuchara de madera, sentí una revelación frecuente en mi vida, que no pertenecía a este mundo, que mi lugar no estaba entre los hombres. * 20 de octubre Desde hace algunos días, veo, en el hotel de enfrente, en la última planta a alguien (¿Americano? ¿Alemán?) escribiendo sin parar a maquina ¿De dónde le llegan las palabras? ¿Y qué tiene que decir? Parece un bruto, ni siquiera parece capaz de izar banalidades. * 28 de octubre Conversación con un joven alemán de diecinueve años, muy inteligente y muy abierto, que sabe todo sobre todo. Al lado de él, me sentía incrustado, pasado de moda, un hombre de otra generación. Pago caro mi horror por los jóvenes, caduco, lo que me provoca más horror todavía. * 5 de noviembre de 1963 Noche atroz, como tantas otras. Empleo demasiados remedios; mi organismo ya no los soporta. Debería dejar a mis males en paz * Pasé la jornada de ayer solo (6 de noviembre), a lo largo del Oise, entre Beaumont y Boran. No conozco nada más bello aquí abajo que recorrer una ribera en otoño, pasar, fluir con el agua, sin esfuerzo, sin prisa, sin nada de lo que marca las actividades del hombre. *
  • 29. 29 15 de noviembre de 1963 Noche interminable que me hace pensar en el verso de Rilke: «In solchen Nächten wissen die Unheilbaren: wir waren [«En semejantes noches todos los incurables saben lo que fuimos...» Rainer Maria Rilke, Obras, t. 2, Le Seuil, 1972, «El libro de imágenes» (Das Buch der Bitder), traducción de Jacques Legrand.].» * 29 de noviembre Noche en blanco, durante la cual he abordado numerosos problemas y he encontrado fórmulas «felices». Pero ni esas fórmulas ni esos problemas están ahora presentes en mi espíritu. Las unas y los otros se han disuelto en el aire de la mañana. Debe de haber un equívoco en la famosa «profundidad» de los insomnios. El respeto que tenía por ellos ha disminuido. ¡Jamás hubiera creído que un día llegaría a hablar mal de ellos! * 10 de diciembre Desde mi cama veo pasar un gran pájaro negro, muy adaptado a este cielo ahumado y opaco. * 11 de diciembre de 1963 No tienes la necesidad de finalizar en la cruz, porque naciste crucificado. * 11 de diciembre de 1963 Locura de grandezas y sueños. Después del asesinato de su marido, Jacqueline Kennedy me hizo una llamada. Paseo por un bosque (por el bosque de Sénart). Discusiones apasionadas, alegría, etc. Después de la conferencia de Yalta, Stalin, Roosevelt, Churchill vienen a verme, a mi habitación de hotel, para excusarse por no haberme consultado antes de ir a la conferencia. (Véase también el sueño sobre el asesinato de la reina de Inglaterra) *
  • 30. 30 24 de diciembre 10 de la noche. Solo. He leído este año tres o cuatro libros sobre Isabel de Austria. Acabo de terminar otro. Mi pasión por ella data de la primavera de 1935, cuando leí en Munich Una emperatriz de la soledad de Barrès. * Anoche, 28 de diciembre, cantada por el coro de Heilbronn, la cantata n.° 68, Also hat Gott die Welt geliebt [Dios amó al mundo]. El coro final, una fuga acompañada por trombones, fue una mezcla de alegría y de algo extraño y poderoso que casi me volvió loco. Parecía el júbilo del Juicio Final. Aplaudí como un poseso. Hacía mucho tiempo que no sentía una exaltación parecida. * 7 de febrero de 1964 La sensación de estar malditos, solo la sentimos verdaderamente cuando pensamos que la sentiríamos igual en medio del Paraíso. * Tres días de caminata en Sologne, ¡pensar que tan cerca de París puedes encontrar paisajes tan melancólicos! (el estanque de Favèle). * De vuelta a las 4 de la mañana, un poco perjudicado. Las calles del distrito XVI desiertas, persianas bajadas por todas partes: parecía una ciudad abandonada, no, una ciudad donde todos los habitantes yacen muertos en sus apartamentos. ¿Cómo se puede circular de día? * 22 de febrero ... Hace un tiempo primaveral. Todo se deshace en mí, cada célula se abre, sangrante. La primavera, ya he sufrido cincuenta y tres, siempre empeñada en abrir todas mis heridas. *
  • 31. 31 Anoche, en la iglesia de Saint-Roch, El Mesías. Dos horas de júbilo. Me avergüenzo de haber creído tanto en la depresión durante tantos años. Es verdad que llego a ella sin esfuerzo (y cada día), mientras que el júbilo, siendo riguroso, podría contar las veces que realmente lo he conocido. Pero entonces, yo era el Alma del Mundo. * 1 de marzo de 1964 Después de casi un año he visto dos películas terribles: Mein Kampf [Mi lucha] y Los Animales. Esta última película está destinada a las «familias»; de hecho, debería estar prohibida a todo el mundo salvo a los asesinos y los «pesimistas». La «vida» es peor que todo lo que se pueda imaginar: es la pesadilla en estado permanente. Todos los seres tiemblan, incluso los leones. Es horrible, horrible. La piedad, sigue siendo lo mejor que hemos imaginado. * 2 de marzo La película sobre los Animales me ha estremecido. He pensado en ella esta noche, he pensado en ella cuando me desperté, pienso en ella de nuevo esta mañana. Ese espectáculo de bestias que se destruyen las unas a las otras, y no bestias de presa que devoran a las débiles, no tiene nada de nuevo: es algo que siempre hemos sabido. Pero jamás había visto en el espacio de una hora tanto miedo y tanta fuga. ¡Todos estos animales, los agresores y las víctimas, enzarzados en una carrera perdida! Puesto que la vida solo puede mantenerse destruyéndose a sí misma, hay que tener el coraje de extraer las consecuencias. ¿Cuáles? Huir de ella, para comenzar. * 5 de marzo La caída en el tiempo, es el título del «libro» que acabo de terminar. ¡Si pudiera creer en lo que hago! *
  • 32. 32 17 de marzo de 1964 En este momento, recuerdos muy precisos de mi pequeña habitación en la Schumannstrasse de Berlín, ¡hace treinta años! ¡Qué infeliz era en esa época! Nunca después he conocido una soledad tan opresiva. * 21 de marzo de 1964 La literatura contemporánea es, punto por punto, las antípodas del romanticismo. El soñador de hoy es un anti-Novalis. * 23 de marzo Ataque de abatimiento. Toda la mañana, crisis de desesperación. Hay momentos en que Dios se impone. * Tres jornadas maravillosas en el Jura. Las gargantas de Bienne y Lamoura, estación de esquí. Caminar solo me cura, momentáneamente, de todos mis males. * 1 de abril de 1964 Ataque de melancolía del que el mismo Diablo sentiría celos. * 3 de abril Esta noche, al volver, la palabra «desamparado», salida espontáneamente de mi boca, ha llenado el apartamento, y el universo. *
  • 33. 33 El otro día, en el mercado, miré por un instante una cabeza de buey, a la que habían eliminado la piel. Sus ojos, o lo que quedaba de ellos, me provocaron un terrible escalofrío. * 8 de abril de 1964 Mi cumpleaños. * 27 de abril Domingo por la tarde. Sol, luego las calles concurridas por una multitud, fea más allá de lo que se pueda imaginar. Monstruos. Todos, pequeños, degenerados, venidos de todas partes: los restos de los continentes, el vómito del globo. Pienso en la Roma de los Césares, sumergida por las heces del Imperio. Cualquier ciudad, que, en un momento dado, se convierte en el centro del universo, se convierte en su desagüe, por lo mismo. * 1 de mayo Cuatro días de marcha (a pie) en Picardie. Saint-Valéry-sur-Somme, Cayeux, Criel, el valle de Yères, Haute Forêt cerca de Gamaches-Splendide, pero todo esto terminó con una crisis: demasiado verde me enferma; el mar era verde, el campo lo era más allá de lo tolerable. Jamás he experimentado tan intensamente este malestar que me gustaría llamar la neurastenia del verde. * 9 de mayo Seis horas y media de conversación. Disgusto, fatiga, furor, ganas de saltarme los sesos. *
  • 34. 34 Pentecostés. Acabo de ojear un libro sobre el último amor de Madame de Staël. La idea de que todos los personajes que se evocan están muertos me pareció tan insoportable que tuve que acostarme. * 25 de mayo de 1964 El inconveniente que tiene no poder seguir muchas ideas a la vez, ¡y sobre todo muchas vías! Sufro por ello más que nadie. Me comprometo en una dirección; se me presenta otra proposición que me aparta. ¡Estoy perdido! Abandono el primer proyecto, para pensar ya solo en el segundo. De ahí el inevitable fracaso de todo lo que emprendo. La discontinuidad es la maldición del espíritu. La dispersión es funesta; la obsesión también lo es, menos sin embargo. Los espíritus fecundos son obsesivos capaces de renovar sus obsesiones. Solo una inteligencia perseguida por un mismo círculo de ideas es capaz de realizar alguna cosa. Hay que saber repetirse a fondo. * 27 de mayo de 1964 Jornadas enteras sin poder hacer nada. Abdicación del cerebro. Deficiencias cotidianas de la memoria. Se necesita un cierto coraje para enfrentar todos estos síntomas. ¿Hasta qué punto el espíritu puede luchar contra el desgaste del organismo? ¿No siente sus efectos, sea cual sea la tensión en que se mantiene? * 11 de junio Extendido en mi cama, esta tarde, como si velara mi cadáver. ¡Pensar que algún día «adoptaré» esta postura eternamente! *
  • 35. 35 Solo hay misterio allí donde se retira la vida. Mi obsesión por el desierto. (Domingo, 12 de julio. París casi vacía, oh maravilla.) * Esta noche (19 de julio) cuando hacía mi habitual paseo alrededor del Luxemburgo, me embargó una sensación tan violenta de horror que tuve que coger la cabeza entre mis manos, como en los grandes abatimientos. * 1 de agosto Mientras París se vacía, doy vueltas por el Luxemburgo como una bestia en una jaula. * 2 de agosto Después de tres semanas, la primera mañana en que el cielo está cubierto. Una verdadera liberación. * 30 de agosto de 1964 Noche espantosa. Me he levantado diez veces, pero fue en vano esforzarme por dominar mis nervios. Finalmente, he tenido que recurrir a los servicios de un Equanil. Todo esto porque ayer, en el bosque de Vincennes, me paseé una hora a pleno sol, para broncearme. He sido castigado por ello: hoy estoy más pálido que nunca… Toda la noche me he repetido: El sol es el enemigo del hombre. Y decía la verdad. * 2 de octubre Estación del Norte-Saint-Denis, Enghien. Ni siquiera se puede mirar hacia fuera: todo es de una fealdad de pesadilla. En cuanto a la gente, en el tren, un estremecimiento de disgusto intolerable, casi religioso. *
  • 36. 36 14 de octubre Nerviosismo de fin del mundo. ¿Cómo resistir físicamente a tanta ebullición? * 29 de octubre Niebla ligeramente dorada, y hojas color cobre, en el Luxemburgo. El otoño en mí está todavía más avanzado. * 1 de noviembre En el Luxemburgo, las hojas caen como confeti. Diversos pensamientos me solicitan, ninguno de los cuales me es propicio. * 15 de noviembre Anoche soñé que X., mi peor enemigo, me daba un beso en la boca. Sentí tal disgusto que me ha sido imposible volver a dormir. * 22 de noviembre de 1964 El otro día, me levanté alrededor de las 5:30 de la mañana y salí a dar una vuelta. Hacia las 6:30, creo, en la avenida del Observatorio, un pájaro ensayando el canto, antes de la llegada de la luz. Este pájaro, el primero sin duda en haberse despertado, me sumió en una gran exaltación... De repente escuché gruñidos grotescos en la vecindad. Imposible saber de dónde venían. Después comprendí: dos vagabundos dormían en el suelo entre el bordillo y un coche. Uno de ellos tenía una pesadilla, seguramente, porque ni el uno ni el otro tenían el aspecto de estar despiertos. En la plaza de Saint-Sulpice, otro espectáculo atroz me esperaba. En el vespasiano se encontraba, advierto a una pequeña anciana, una vagabunda sin duda, que estaba a punto de... Emití un grito de horror y, furioso, entré en la iglesia, donde precisamente un sacerdote jorobado, de mirada maligna, explicaba a una quincena de desheredados las maravillas del cristianismo, cómo el Señor, ante la inminencia del fin del mundo, no nos dejará jamás, estará con nosotros, pase lo que pase. Debo reconocer que su manifestación parecía convincente, a juzgar por cómo penetró en los asistentes. *
  • 37. 37 2 de diciembre En el metro, anoche. Terror insoportable ante esos esqueletos recubiertos de carne. * 18 de diciembre Siete años desde la muerte de mi padre. Es decir, que ya no queda nada de lo que fue, nada, salvo el esqueleto. * 25 de diciembre Anoche, encontrándome por azar a medianoche en los alrededores de la iglesia de Saint-Séverin, entré con la multitud. En el momento en que los curas se disponían a recorrer la iglesia, precedidos de un diácono (?) agitando el incensario, casi me eché a reír. Había leído el mismo día que bajo los primeros emperadores cristianos, bendecir con incienso era sacrificar a los antiguos dioses y que quien lo hacía se arriesgaba a la pena capital si era descubierto. Así que iban de improviso a las casas de los paganos, ¡y desgraciados aquellos que olían a incienso! * 27 de diciembre Esta noche he sentido hasta la náusea la imposibilidad del Eterno Retorno. Escuché sonar las campanas (de la capilla de la Sorbona, creo) no sé a qué hora. Y, al mismo tiempo, comprendí que este minuto nunca volvería, que había sido engullido para siempre, y que ninguna vida lo reencontrará en ningún tiempo. * 30 de diciembre «In solchen Nächten wissen die Unheilbaren : wir waren [«En semejantes noches todos los incurables saben lo que fuimos.»].» (Rilke) Noche espantosa; el viento me atravesaba los huesos y mis pensamientos me excluían del porvenir. *
  • 38. 38 31 de diciembre de 1964 Esta tarde, desde mi cama, contemplé el cielo de un gris oscuro, amenazante. El viento soplaba como en una tormenta al borde del mar. Sin el sentimiento del yo, sin la vanidad, sin esta profunda mezquindad que nos liga a nuestra nada, ¿quién podría vivir y luchar en medio de un mundo que nos ignora, en medio de seres para los cuales nadie cuenta? * 1 de enero de 1965 Anoche, en el metro, dos borrachos, medio vagabundos, medio no sé qué, discutían apasionadamente. Querían Dios sabe qué, amenazaban, adoptaban el aire de entendidos, y de tiempo en tiempo, susurraban, guiñaban el ojo. El uno magro, parecía un poeta decadente de 1900, el otro, grueso, inmundo, sin ojos, sin rostro, la cabeza en forma de bola donde los orificios se sospechaban sin más, escuchaba más que hablaba, y se abría, se inflaba todavía más si es posible, hasta estallar, conforme el otro se acaloraba. Mientras el otro se calentaba. Hay estaban los dos, tan importantes como cualquiera en la ciudad, arrastrados ellos también por la locura o la ilusión. * 4 de enero de 1965 Esta mañana, al amanecer, sensación abrumadora, irresistible, de engaño universal. Incluso nuestros sufrimientos no riman con nada, todo es como si nada hubiera existido jamás. * 17 de enero Anoche volví alrededor de las 3 de la mañana, sentí en la calle una angustia apenas soportable. Afortunadamente pude dormirme; de lo contrario, habría reventado mi espíritu. *
  • 39. 39 21 de febrero Cuatro días en Sologne. Es reconfortante pensar que puede haber un paisaje tan cargado de poesía a una hora de París. El Sauldre del lado de Romorantin, y después el canal del Sauldre del estanque de Puits hasta La Motte-Beuvron. Caminar embrujado. ¡Qué delicia no pensar! Y saber que no se piensa. Pero se dirá: saber que no se piensa, es todavía pensar. Sí, sin duda, pero el «pensamiento» se detiene en esta constatación: no va más lejos. Se congela en la percepción de su propia ausencia, en la voluptuosidad de su suspensión. * 28 de febrero Domingo. Visita al Museo de Historia Natural. Delante de imágenes que representaban dinosaurios, una madre le dijo a su hijo: «¿Cómo pudieron tomar estas fotos?» * 2 de marzo Noche atroz, horas y horas durante las cuales me parecía que pensaba, que las ideas presionaban mi cerebro. Ninguna de ellas ha resistido la luz del día, ninguna que pueda recordar y formular. Fantasmas: no hay más. * 2 de marzo de 1965 Que no se sea un dios para los que nos conocen, miles y miles de ejemplos lo testimonian. El más ilustre es el de Buda y su primo (el nombre se me escapa) que le envidiaba, que trataba de hacerle daño, que no creía en él. Pero tenía que ser un primo. Un amigo de juventud también habría podido desempeñar bien ese rol. Todo el mundo puede hacerse ilusiones sobre nosotros, salvo nuestros amigos. Son ellos los que destruyen la leyenda que se crea a nuestro alrededor, y los que solo esperan a nuestra muerte para reducirla verdaderamente a la nada. La amistad como destructora de mitos. *
  • 40. 40 10 de marzo Anoche en la iglesia de Billettes, la Pasión según San Juan. Antes lectura del Evangelio de Juan que, al menos a partir del arresto de Jesús, solo es una diatriba contra los judíos. El antisemitismo cristiano es el más virulento de todos, porque es el más profundo y el más antiguo. ¡Uno se pregunta cómo se pueden leer textos parecidos en público! * 22 de marzo Ayer visita en casa de R. Imposible recordar su nombre, en su presencia. Este suplicio duró unos minutos, y me pareció tanto más intolerable que no tuviera necesidad de acordarme del nombre de mi amigo. Ahora adivino la angustia de los seniles que a veces no pueden encontrar su propio nombre. * 25 de marzo Me he levantado con necesidad de venganza. Pero no sé contra quien vengarme. * Domingo en el campo. Paseé del lado de Saint-Chéron, sobre la meseta. Crisis de melancolía, sentimiento punzante de que siempre estaré solo, pase lo que pase. Mientras camino y me fatigo, todo está bien, en cuanto me detengo, retomo mis humores y mis pensamientos habituales. La «naturaleza» en sí misma no puede ayudarme; al contrario, favorece mi depresión. Hasta que punto es falsa la idea que tengo de que, si viviera en el campo, sería otro, curado de mis obsesiones. La verdad es que el silencio y la soledad no pueden desviarme de mis miserias, y que no hay lugar abajo donde pueda ser diferente de lo que soy. La felicidad no es un remedio para la melancolía; al contrario, la agrava, porque se nutre con idéntica avidez de nuestros placeres y de nuestros dolores. Todo le conviene, a nuestras expensas. *
  • 41. 41 30 de marzo Noche horrible. Después de ciertas vigilias, no tenemos otra elección que comenzar una vida nueva, o acabar con ella. * El otro día, mientras caminaba solo por el campo, de repente me acordé de estos versos de Hölderlin, que me gusta citar a veces: «Siempre me has gritado tu soledad En el corazón de la belleza del mundo, ¡Oh mi bien amada!» * 1 de abril Esta mañana, antes de levantarme, tuve una pesadilla de un horror tan erudito, tan elaborado, que desafío al pintor o visionario que pueda imaginar algo parecido. En cuanto a tratar de describirla, no me arriesgaré. * 2 de abril Anoche, en Saint-Séverin, El arte de la fuga, al órgano. Esta es la refutación a «El aciago demiurgo», no he cesado de repetirme durante dos horas. * 3 de abril Después de días y días de abatimiento, hoy, durante algunas horas, euforia ininterrumpida. ¡Pensar que hay personas que viven casi toda su vida en esta exaltación casi paradisíaca! *
  • 42. 42 Esta noche, al margen, le dije a un crítico dramático: «En teatro, siento con demasiada frecuencia que podría actuar tan bien como tal o cual actor. Eso me arruina todo el placer. Tan es así que he tomado la decisión de ir cada vez menos». * 5 de abril Cinco y cuarto de la tarde. Tengo que salir a pasear, de lo contrario estoy seguro de que haré algo contra mí. Dios Mío, (pero ¿para qué?) * 6 de abril Anoche, sala Pleyel, la Pasión según San Juan, con el coro Berliner. Emoción intensa, «Morir no significa nada, la muerte es una forma de alegría», este era el estribillo que, por mi parte, cantaba. * 8 de abril de l965 Mi cumpleaños. Tengo pues cincuenta y cuatro años. * 10 de abril Noche atroz. Los mismos males. Tal vez estoy condenado. Lo que importa, es no dejarse llevar por la desesperación, y, si es necesario hacerlo, situarse por encima de cualquier lamento. * 13 de abril Esta noche, como no cesaba de percibir el transcurrir de los segundos, de los minutos, de las horas (¡transcurrir! apenas «pasaban»), pensé que si hubiera dormido, estos instantes ni siquiera hubieran existido para mí, así que no todo es negativo en la calamidad de velar. *
  • 43. 43 22 de abril Durante cinco horas he combatido para dormir, incluso he tomado un supositorio de morfina. Hacia las 4 de la mañana, finalmente algo cedió y me hundí en la beatitud de la inconsciencia. * Diez días después de la operación en el pie, le dije al cirujano que tenía miedo a que se hubiera infectado; levantó el vendaje, y me respondió con un tono de reproche y triunfo: «Su dedo es válido...» ¡Un dedo valido! Se debería juzgar a la gente a partir de los adjetivos. * 3 de mayo Desde hace dos semanas, me muevo en zapatillas debido a la operación que me hicieron en el pie izquierdo. Hoy, después de un pequeño paseo, en el momento en que, para volver, atravesaba la plaza del Odéon, un clavo oxidado me entró en el mismo pie. * 7 de mayo Noche infernal. Imposible dormir, a pesar de los dos supositorios que he tomado. No sin razón (y sin cierto presentimiento) he publicado La muerte de Iván Ilich. * 16 de mayo Estoy en un estado en que físicamente comprendo que se puedan transportar montañas más allá de todas las metáforas de la fe. *
  • 44. 44 22 de mayo Me basta con imaginar cuánto debe aburrirse tal o cual, a menudo un desconocido, para que su aburrimiento se convierta en mío y me sumerja en él. * 16 de junio El hombre durante la edad de hielo. He pensado en él todo el día de ayer. * 16 de junio Esta tarde, de golpe, el miedo, un acceso de miedo cuyas angustias conozco mejor que nadie. * 17 de junio Noche atroz. Todo queda cuestionado. * 25 de junio La muerte, «la mejor amiga del hombre». Es extraño, me dije esta noche, que fuera Mozart quien lo dijera (en la carta a su padre moribundo). * 29 de junio Pasé tres días en Dieppe. Ese rumor del mar desde hace millones de años, y nuestras angustias de un instante. Recuerdo que, no muy lejos, en Varengeville, hace una docena de años, encontrándome al pie del acantilado, fui golpeado, fulminado, por la fragilidad de la carne, en comparación con la duración de la roca. Todo eso, es la banalidad misma. Sin embargo cuando se experimentan estos contrastes, un gran desgarramiento se produce en nuestro espíritu. *
  • 45. 45 3 de julio Suicidio de Henry Magnan. Le había visto hace ocho días. Un ser exquisito y aguafiestas, como solo saben serlo los alcohólicos. La bebida resaltó sus cualidades y sus defectos. En el punto en que estaba, no tenía otra salida. * 6 de julio Ataque depresivo que un loco me envidiaría. Tengo que echarme a la calle, porque, solo, en casa, tengo miedo... En ese caso, voy a reconvertirme en poeta. * 30 de julio Muerte de Manuel Núñez Morante, farmacéutico en Santander, espíritu supremamente cultivado, y tal vez el amigo más sincero que he tenido estos últimos años. Me había ofrecido a principios de mes su casa en Castilla para las vacaciones. Allí había instalado una gran biblioteca, consuelo y recurso para su jubilación, eso pensaba. Ha muerto a los cuarenta y cinco años, de una crisis cardíaca, él que solo temía al cáncer. ¡Morante era encantador en su febrilidad! Mi dolor no es violento, pero será duradero. * Ayer por la tarde, conversación con un chino de Hong Kong. Extremadamente inteligente y esquivo. Su desprecio total por los occidentales. He tenido la impresión neta de que era superior a mí, sensación que no tengo con frecuencia con la gente de aquí. Sus respuestas siempre tenían muchos sentidos. Estudió economía política. Hablamos de Lao-Tsé. No cree en la filosofía occidental, que encuentra verbosa, superficial, exterior, desprovista de realidad, de práctica. Con todo, muy amistoso, y haciendo más gestos que un español. *
  • 46. 46 7 de agosto Crisis de cólera en la estación de Austerlitz, causada por la insolencia de una empleada. Me he sentido mal toda la mañana. La vida es intolerable en un país en el que todo el mundo es tan irascible como yo. * 13 de septiembre de 1965 Acabo de pasar un mes maravilloso en Talamanca (Ibiza), es decir que logré el milagro de escamotear durante tanto tiempo todos mis problemas. Vivir al nivel de objetos, no hay otra solución. * 16 de septiembre Salí a caminar hacia las seis y media de la tarde. Afluencia loca. Jamás he odiado tanto París. Es necesario a toda costa que me evada. No he caído lo suficiente para vivir aquí. * 19 de septiembre ¡Siete horas de conversación ininterrumpida! * 26 de septiembre Toda la mañana, sensación de alegría, de felicidad incluso. Son nuestros humores, y nada más, los que deciden nuestra visión del mundo. Pero sobre estos humores no tenemos ningún poder. *
  • 47. 47 28 de septiembre He comenzado un «comentario» sobre el nirvana. Pero casi he perdido el coraje de continuarlo: una carta donde mi madre describe todas las dificultades que encuentra (ella debe ocuparse con mi hermana de los tres hijos de mi sobrino) me hace de golpe entrever la futilidad de mis preocupaciones metafísicas. * Esta tarde, pensando en que mi último libro ha pasado casi desapercibido, he tenido una reacción de autor, es decir, me enojé con todo el mundo. * 1 de octubre Acabo de tirar a la basura un montón de cartas. Es pasado, es pasado. Todo eso está muerto. Deshagámonos de él. Olvidémoslo. Este antiguo terror: cada momento se convierte en pasado, ¡ante nuestros ojos! Se necesita un grado inconcebible de insensibilidad para soportar el transcurso del tiempo, cuando se ha adquirido una conciencia aguda de él. La idea del presente es aún más aterradora que la del pasado o del porvenir. * 6 de octubre De ahora en adelante no emplearé más la palabra Dios. * 8 de octubre Anoche, en la iglesia de Santo Tomás de Aquino, me dije mientras escuchaba un motete de Bach que, en cuestión de nerviosismo, solamente Hitler me ha superado..., y que por temperamento yo era un Hitler sin fanatismo, un Hitler abúlico... *
  • 48. 48 11 de octubre Ayer, domingo, hice más de veinte kilómetros bordeando el bosque de Lyon, especialmente por el admirable valle de Lovrerie (partiendo de Gisors). Hoy, euforia y frenesí filosófico. Mi cerebro solo funciona cuando ejerzo mis músculos. Algún día escribiré un Tratado de la Marcha. * 14 de octubre Esta tarde, me he acostado para «meditar». No he tenido éxito, en compensación recuerdos extremadamente precisos, de hace cuarenta años, han surgido en la superficie de la conciencia. ¿Cómo es posible que en este intervalo se hayan borrado? Si no hubieran aparecido hoy, las experiencias que evocaban habrían desaparecido para siempre en la nada. * 22 de octubre Furor ininterrumpido toda la mañana. Para alguien que lee y medita sobre el nirvana desde hace meses, ¡es un logro! * 22 de octubre Necesito escribir algo importante, me refiero a algo que me redima ante mí mismo. Esto será como siempre fruto de la exasperación. Ya no puedo más, tengo que sacar algo que me rehabilite, que rompa la cadena de mi decadencia. * 23 de octubre Hace un rato, me he reencontrado en la calle con la camarera del hotel Racine (durante la guerra) y, en respuesta a mi «¿Cómo está?», me dijo: «Todo sigue su curso». Esta respuesta archibanal me ha perturbado de golpe tan profundamente, como una imprecación del rey Lear. La idea del «curso», luego del tiempo, etc. etc. *
  • 49. 49 ¡Hace seis meses que no he escrito una sola línea! Es la primera vez que me pasa desde que soy «escritor». * 27 de octubre Revolviendo en viejos papeles, he encontrado mi cartilla militar, con una foto en la que parece que tengo como máximo dieciocho años. En realidad tenía veinticinco. Este encuentro inesperado con mi juventud, ha sido para mí como un cuchillo plantado en pleno corazón. ¡Cuánto tiempo ha pasado desde entonces! ¿Y de qué me habrán servido todos estos años? He sufrido, he escrito algunos libros, he... * Desde hace seis meses solo tomo calmantes (homeopáticos). ¿Cómo funcionará mi espíritu? Está dormido, en todo caso avergonzado por estos extractos de plantas, por estos remedios de criada. Sin embargo, son remedios que mis entrañas necesitan. He sacrificado el espíritu, me he sacrificado por un poco de salud. * Domingo 14 de noviembre La Ferté-Alais, Boutigny, Maisse, a lo largo del Essonne, uno de los ríos más poéticos de los alrededores de París. * 17 de noviembre Debo contestar unas cuantas cartas. Escribo la dirección en el sobre, luego cojo el papel y, después de marcar: Señor o Señora, me detengo, golpeado por el disgusto. No tengo nada que decir a nadie, hace tiempo que he entrado en la Incomunicación. *
  • 50. 50 Domingo Galería de mineralogía. ¡Lo que la naturaleza ha tenido que trabajar, lo que ha debido esforzarse, para desarrollar esta variedad de formas y de colores! Ni aplicación ni imaginación le hacen falta. El arte no es nada a su lado. * 22 de noviembre No me autocompadezco, pero me doy pena, me sonrojo de mis miserias. La vergüenza y la desolación sin frases. * 29 de noviembre de 1965 Ya no quiero ver a nadie, tanto me avergüenzo de mí mismo. Ya no sé verdaderamente sobre quien ejercer mi desprecio, me encuentro por debajo de aquellos que ni siquiera existen para mí. * 4 de diciembre Ayer por la tarde después de medianoche, corrigiendo las pruebas del Breviario, el fragmento «Filosofía y Prostitución» me conmovió más de lo razonable. De esta emoción repentina, la causa no fue sin duda el texto sino el estado en que estaba, el ligero temblor interno que debía impedirme dormir. * 6 de diciembre Estoy asombrado de hasta que punto el Breviario es un libro destructivo. Se necesita más coraje para leerlo que para escribirlo… *
  • 51. 51 12 de diciembre Concierto de Varèse, en Gaveau [Fue uno de los dos conciertos en homenaje a Varèse, previstos para la celebración de su ochenta cumpleaños. Pero el compositor había muerto el 6 de noviembre en Nueva York.] Música que prefigura y que comenta sobre la «era atómica». Admirable visión del fin del mundo. Es el arte y no la filosofía quien siente las amenazas que planean sobre nuestra especie. Más allá de esto, el (arte) no parece disfrutar de un porvenir color de rosa. De todos modos en el punto en que está, ¿cómo podría evolucionar? ¿Hacia qué? Sólo queda, como solución, el estallido. * 14 de diciembre El beneficio de escuchar una obra sin participar en ella, es que se puede estudiar fríamente su arquitectura. Ayer por la tarde, vacío de toda posibilidad de sentimiento, seguí El Mesías como si se tratara de una construcción formal. Es así como deberíamos leer ciertas obras, o más bien releerlas para ver si durante el primer contacto no fuimos engañados por la emoción. * 20 de diciembre El problema más importante para mí siempre ha sido el del acto; es el mismo problema de todos los abúlicos. Esta cosa tan simple, actuar, es para ellos un misterio, una realidad inaccesible. Se preocupan pues por el acto, no sin suscitar cierto asombro entre quienes les miran. ¿Con qué riman estos seres que consagran más energía al pensamiento del acto que al acto mismo? * 25 de diciembre Navidad. La felicidad tal como yo la entiendo: pasear por el campo y mirar sin más, agotarme en la percepción pura. *
  • 52. 52 26 de diciembre He caminado hoy durante cinco horas sin parar, a lo largo del Oise. Solo hay una terapia para los males del espíritu: la fatiga física, el movimiento. * 28 de diciembre He pasado los últimos tiempos leyendo sobre Zen hasta la saturación. Y ahora, pasada la tentación, de nuevo el disgusto de la sabiduría: vuelvo a caer en mí mismo. Afortunadamente. Porque la sabiduría no es mi vía. * 28 de diciembre Esta noche, me dije que de la decadencia que he alcanzado, solo podría arrancarme una obra que fuera un grito y un rescate, otro Breviario pero sin lirismo. * 31 de diciembre Solo puedo escribir sobre lo que experimento; aunque, actualmente, no experimento nada. He cesado de «producir» desde hace un tiempo. Intento no sentir ninguna amargura (y ninguna vanidad). ¿Cómo he podido estar tan apegado hasta tal punto a la escritura? Haga lo que haga, mi esterilidad presente es para mí una experiencia dolorosa. ¡Meses y meses arrastrando este disgusto, esta impotencia asustada ante la página en blanco! ¿Qué me aportará 1966? ¿Va a dejarme mi apatía? He pasado un año de medio muerto. ¿Voy finalmente a renacer? Ni siquiera tengo la fuerza para estar triste. Cuando la tristeza era el orgullo de mis días. ¿Qué será de mí, grandes dioses? *
  • 53. 53 1 de enero de 1966 He ido a pasear por el Marne, del lado de Triharidon (?). Las inundaciones dan al río el aspecto del Mississippi. Cinco horas de caminata con, casi todo el tiempo, el viento en contra. Alegría de moverme, de gastarme físicamente, pero detrás de esta alegría sentía la presencia de una melancolía que, en un cierto momento, amenazaba con desencadenar una crisis de lágrimas. Todo esto, sin la complicidad de ningún pensamiento. * 2 de enero Anoche en el metro, una gorda proxeneta inmunda, hablando un mal francés con acento sudamericano (?), acarició la mano de un joven esbelto, igualmente extranjero, su favorito sin duda, un árabe probablemente. El espectáculo fue tan horrible que fue difícil recuperarme. No conozco a ningún animal que pueda inspirarme repulsión parecida. Esta ramera espantosa literalmente me ha enfermado. No es admisible que el ser humano pueda tener apariencias semejantes. * 3 de enero de 1966 Anoche, durante una larga vigilia, de nuevo la obsesión con el paso del tiempo: cada instante que pasaba, sabía que pasaba y que no volvería jamás. De esta sucesión de puntos, cada uno dolorosamente irreversible, no eres consciente cuando actúas e incluso cuando reflexionas. Únicamente se percibe en esos momentos en que somos exteriores a nuestra existencia, en que solo registramos en nosotros mismos un gran silencio que normalmente debería mudar en plegaria en lugar de rumiar su propio desarrollo. * 14 de enero En la calle, ahora mismo, repentina crisis de duda, sentimiento de ser incomprendido, rechazado, de estar de lado de lo que ocurre, cuasicerteza de una existencia episódica, sin eco, forrada en el anonimato, si es que alguna vez he salido de él. *
  • 54. 54 Anoche, soñé que estaba en Japón. Calles japonesas, rostros japoneses, paisajes japoneses, qué trabajo supone, qué desgaste del cerebro para inventar estas formas que jamás he entrevisto. La conversación misma tuvo lugar, no digo en japonés, pero sí en un idioma que no sé... No hay de qué extrañarse si al día siguiente estamos cansados, si bostezamos y tenemos muchas ganas de dormir en pleno día. * 17 de enero Ayer domingo, he pasado seis horas en el bosque de Rambouillet. Con la nieve, fue una exaltación ininterrumpida. Es como si hubiera reencontrado mi infancia. * Sábado 21 de enero Esta mañana, en lugar de trabajar, he ido a una librería donde he ojeado durante más de una hora, sin ninguna necesidad. Devolví libros que no me interesaban en absoluto, y la conclusión es que sabía que no encontraría nada que valiese la pena. Todo esto para escamotear el deber, no, la obligación, de ponerme en mi mesa de trabajo. El hábito que he tomado de posponer al día siguiente es un crimen contra mí mismo. Al cabo de una hora de «mariposeo» inútil, mi cabeza me da vueltas. Y regreso con un sentimiento de vergüenza y de disgusto que no consigo dominar. Un individuo acabado, un miserable en todos los sentidos de la palabra. ¿Cómo he llegado hasta aquí? Solo el sentimiento de mi caída es más grande que mi propia caída. * 25 de enero de 1966 Esta tarde, en la peluquería. Me han confiado al aprendiz que, de primeras, me ha hecho un corte, con la maquinilla de afeitar, en el lateral de la oreja izquierda. Siento como crece mi cólera, me levanto para irme, enseguida me vuelvo a sentar como si nada hubiera pasado. Para un ser tan irascible como yo es una victoria. No habrá sido del todo inútil practicar la literatura budista: habré aprendido el orgullo de triunfar sobre mi propia naturaleza. En un caso similar, hace algunos meses hubiera provocado un verdadero desastre y habría vuelto asqueado, enfermo, furioso y abrumado por la vergüenza. *
  • 55. 55 27 de enero Esta mañana, crisis de indignación, después enternecimiento y disgusto, sensación de ser víctima de una injusticia abominable, etc. Y yo que me creía liberado del complejo del incomprendido. * 30 de enero Domingo en Vexin (Santeuil, Marine, Char, Neuilly-en-Vexin, Heaulme). * 9 de febrero Toda la jornada, confusión, fiebre, ganas de gritar, de acometer algo importante, irreparable. Crisis de odio contra los cinco continentes. * 12 de febrero En el instante en que la luz se apagó, comprendí de repente lo que era la noche en sí misma, incluida la de la tumba. * 18 de febrero Es pasada la medianoche. Tensión nerviosa vecina a la epilepsia. Tengo ganas de gritar. Todos mis miembros me duelen. Me contengo para no estallar en pedazos. No somos nada en absoluto, pero podemos ser alguien por lo que sentimos. Soy indigno de mis sentimientos. * 19 de febrero Hace un tiempo primaveral. Y, como siempre, esta dulzura prematura me sumerge en una depresión a su vez melodiosa y atroz. Mis huesos crujen por todas partes, que en mí es el signo mismo que anuncia la renovación. *
  • 56. 56 20 de febrero Fumé anoche, por primera vez en mi vida, hachís, en cantidad insuficiente, pues no sentí ningún efecto reseñable, salvo un cierto grado de placer (que bien podría ser una ilusión). * 23 de febrero La desesperación es esto, este estado en que me encuentro en este momento, y que no se deja expresar. Me gustaría arrancármela, dormir un número incalculable de horas, hasta que pierda el recuerdo de estos instantes atroces: ¿Quién me quitará este vinagre del espíritu? * 27 de febrero Humor masacrante, incapacidad de mirar a nadie a los ojos, tristeza homicida. * 14 de marzo Me he levantado esta mañana con la idea de trabajar. Después de tomar cuatro tazas de té muy fuerte, me situé en mi escritorio. Me llaman por teléfono, me vuelven a llamar. Luego una invitación a comer en el último momento. Imposible de rechazar, por múltiples razones. Volveré a casa alrededor de las 5. Sueño, malestar, tedio. Pienso en acostarme. Cena con amigos, decidida en el último momento. Todos estos atentados son perpetrados por teléfono, ese instrumento diabólico, del cual no puedo deshacerme. * 18 de marzo La idea fija de Valéry en... el teatro. Aburrimiento grave, casi mortal. El espíritu es intolerable cuando viene de una manera automática, a chorro continuo, y se reduce a una serie de piruetas y de astucias. Y luego está en Valéry ese fetichismo de la inteligencia, de su inteligencia, que es estrictamente exasperante. Lo brillante no vale nada y, sobre todo, no suple a la emoción. Hasta 1950 (¡por dar una fecha!) creí en Valéry. Pero después no he hecho más que despegarme de él, hasta el punto de que hoy en día me es completamente ajeno. *
  • 57. 57 12 de abril Un Hassid, discípulo de Ba'al-Chem, admitió que habría publicado un libro si hubiera estado seguro de tener como único fin «el placer de su Creador». Pero, como lo dudaba, renunció. * 17 de abril Finalizado el artículo para la N.R.F. «Paleontología» [Recogido en El aciago demiurgo (1969)]. Divagaciones en el Museo. Como siempre que he terminado un trabajo, alivio al principio, luego duda. He pasado todo un mes, no, muchos, meditando sobre el esqueleto y la carroña. Resultado: quince páginas apenas… El tema, bien es verdad, no invita a la prolijidad. * 28 de abril El otro día, vi, en la calle Médicis, pasar a Sartre sostenido por el brazo de una chica rubia de gran cabeza. Resultaba pomposo, vestido y calzado a la italiana, con zapatos puntiagudos y tacones altos, de tiros largos. Al verlo así, peripuesto y pizpireto, sentí malestar. ¿Por su fealdad? No exactamente, porque, es evidente, que tiene mucho encanto. A decir verdad no puedo explicar este malestar, pero me figuro que se parece al que debían sentir ante Voltaire sus contemporáneos un poco deslumbrados y ciertamente excedidos por la monstruosa notoriedad del buen hombre. * 30 de abril Buen tiempo; una multitud considerable. Hormiguero demente, insensato. ¡Ojalá llegue el Juicio Final! * 2 de mayo Humor sombrío al máximo. Acabo de ver a una madre joven, alojada en una pequeña habitación subarrendada, con un bebé de siete meses y un niño de tres años. Sin gas ni posibilidad de calefacción. *
  • 58. 58 7 de mayo Una violencia que no se puede ejercer, que, replegada en sí misma, está obligada a vegetar, a languidecer, a esperar indefinidamente su hora, este es mi caso. (P.D: Acabo de pensar que si cometiera un crimen, la observación anterior constituiría casi una prueba...) ¡Qué lástima que no sea novelista! Todo lo que hay de impuro en mí, de turbio, de malvado, todo lo que es maldad y veleidad de maldad lo asumiría bien un personaje, un asesino irreal! * 14 de mayo Nerviosismo de Apocalipsis He desplazado mi escritorio cuatro veces [OCHO veces] esta mañana, con la esperanza de encontrar el lugar propicio para «obrar». Sé bien que el vicio está en mí, y no en la mesa, sin embargo, la comedia ha durado toda la mañana. Es una lástima que no crea en el psicoanálisis, porque tendría gran necesidad de que se desenredara de cualquier manera mi caso. Por lo demás, respondo más de lo confesional que de esta técnica sospechosa. * 15 de mayo Domingo en el campo, después de una noche de insomnio. Todo me parece irreal en este hermoso bosque de Compiègne: ¿he ido realmente? El mundo solo existe para los que duermen; para el que vela y debe afrontar el día, todo se vuelve sueño. *
  • 59. 59 19 de mayo Ascensión Que la depresión tiene un sustrato orgánico, sería una locura negarlo, o no haber experimentado realmente nunca la depresión. Con mucha frecuencia la depresión es una fatiga que se ignora. Con mucha frecuencia la depresión es el nombre bonito de una fatiga que se ignora. O bien: es una fatiga con matices metafísicos. tendencias * 21 de mayo Hoy, hojeando un mal libro sobre Rimbaud, doy con la reproducción de la ficha del hospicio de la Concepción, donde Rimbaud fue internado, a su regreso a Marsella. Se lee: Profesión: Comerciante... sentí un golpe en el corazón. Rara vez una cosa que ya sabía me ha causado una emoción tan violenta. Después de un choque parecido, huir a algún desierto parece todavía la única salida que se ofrece al espíritu. * 24 de mayo de 1966 S., hijo de una amiga, veintiún años, desde hace meses ha caído en una crisis de depresión de la que no puede salir. Debe hacer un tratamiento en una clínica. Insomnios, disgusto de todo, etc. Pienso que mi estado está a medio camino entre el suyo y el estado normal. * 24 de mayo He ido a un cóctel donde no conocía a nadie. Molestia, malestar, disgusto. ¿Qué buscaba allí, grandes dioses? *
  • 60. 60 22 de mayo Horas durante las cuales no hago otra cosa que llorar sin lágrimas, que lamentarme interiormente y murmurar romances depresivos como una muchacha clorótica o una puta retirada. * 5 de junio Cena anoche en casa de los Bosquet con Beckett que casi no abrió la boca y que se fue precipitadamente después del final de la cena. ¿Es la locuacidad de Jacqueline Piatier la que le ha exasperado? No sé. ¿Estaba borracho? Es penoso ver en ese estado a un hombre al que se respeta. Toda la velada hizo gestos bruscos, como un neurótico lleno de tics, que me enfermaron literalmente. Su angustia o su exasperación, me la transmitió, estropeó mi velada. * 9 de junio Ayer, paseo por el campo. Casi diez horas de marcha entre Limours y Rambouillet. De nuevo, pájaros. Cada uno canta sin preocuparse de los otros, cada uno se repite sin fin. La naturaleza, es el rechazo de la originalidad. * 8 de junio de 1966 La radio de la anciana que vive debajo estaba demasiado alta, he bajado, y ha comenzado a gritar como una loca, con una voz que me ha aterrorizado. Resultado, palpitaciones, dolor de estómago, de hígado, por todas partes. Es por reacción contra mis humores, contra mi temperamento, que estoy tan apegado al nirvana. *
  • 61. 61 11 de junio Noche atroz. Vómitos, disgusto... con semejantes tripas no se puede ir muy lejos. Leí anoche un artículo de Cyril Connolly sobre Leopardi: «Este camino a la tumba». Un título para mí. * 14 de junio 6 de la tarde. Tal necesidad de soledad que solo con pensar en un rostro humano me dan ganas de gritar. * Un poco más tarde: meterme en la cama y llorar, es todo lo que deseo. No pidamos originalidad a nuestros humores negros: lo propio de la depresión es no renovarse, y lo que la vuelve tan terrible, es su monotonía inagotable. Cuanto más regresa, más difícil es deshacerse de ella. Cuando se está expuesto a ella, no hay ningún medio de esquivarla. Inveterada, es incurable; crece, aumenta, pesa sobre nosotros con todo su peso. ¿Cómo he podido acumular tanta? * 16 de junio Abatimiento. Palabra que define tanto la canícula como mis humores en cualquier estación. * 17 de junio Erwin Reisner ha muerto. *
  • 62. 62 19 de junio Siempre el mismo lamento de contemplar la mediocridad de mi dolor con ocasión de la muerte de Reisner, cuando normalmente debería estar apesadumbrado. Estoy demasiado prisionero de mis enfermedades para tener el espíritu libre, es decir, abierto a los problemas objetivos. Después está el hecho de que no puedo lamentar las muertes, por mucho apego que haya podido tener por ellos, vivos. * 19 de junio Después de una semana de buen tiempo, ¡con qué satisfacción contemplo el cielo cubierto! El azul permanente me volvería loco. Tengo una necesidad física de las nubes. Me identifico automáticamente con ellas: son yo. * 22 de junio Vi anoche a P.C., recién salido de una clínica psiquiátrica después de seis meses (o más). Totalmente restablecido, salvo una expresión dolorosa y un inquietante ligero envejecimiento. * 25 de junio Llorar y dormir, en otros términos regresar a la infancia, es todo lo que quiero en este momento. * 26 de junio Ataque de tedio que mataría a un elefante. Hay en el tedio una crueldad que se disuelve y que, disolviéndose, roe y destruye nuestra carne, nuestro tuétano. (En mis ataques de tedio, el estómago y el cerebro son los más alcanzados. Es como si se formase un veneno, un corrosivo, un ácido agresivo y aniquilador. Que el cielo preserve a mis enemigos de sensaciones parecidas, que les ahorre su conocimiento. *
  • 63. 63 29 de junio Si este universo estuviera limpio de vida, no habría motivo para quejarse de ello. (Al escuchar una voz horripilante.) * 2 de julio Regreso a las 3 de la mañana, completamente ebrio. Hoy, resaca, vómitos, y una excitabilidad mórbida. He discutido tontamente en una librería con otro cliente. Es increíble lo que E. puede comer y beber. A las 2 de la mañana, tomamos una segunda cena. Él pidió caracoles. * 3 de julio He tratado de releer el tratado de Schelling sobre la Libertad que había leído en Rumanía hace una treintena de años. Gran decepción. Infumable, más abstracto imposible, y con sutilezas para enfrentarse al sistema. Se comprende que después de semejantes elucubraciones, el materialismo se impusiera como una reacción saludable. * 6 de julio Me preparo para ir al mar; necesitaría más bien una casa de salud, un asilo... * Ayer, en la biblioteca del Instituto Pedagógico, hojeé el antiguo diccionario rumano-francés de Damé. Todas las palabras rumanas, tienen una fuerza, una poesía extraordinaria; su equivalente francés, hueco, insípido, convencional, didáctico; es latín en el peor sentido de la palabra. *
  • 64. 64 6 de julio Esta tarde, mientras caminaba por el Luxemburgo, he sido golpeado por la sensación, tan habitual en mí, de la inanidad. Fue como una torsión del vacío sobre sí mismo. He decidido escribir un Ensayo sobre la Depresión, con la esperanza de que analizando este mal tan mío, pueda llegar a comprometer su virulencia. Porque no es posible continuar con semejantes estados. * 10 de julio Tarde abrumadora. Miro a las personas en el Luxemburgo, inmóviles, postradas bajo el calor. ¿Qué esperan? Esperan la muerte, ya están muertos. Estoy cansado de mirar estas cabezas de condenados. ¡Huyamos! * 12 de julio Esta tarde, en la biblioteca del ayuntamiento del distrito VI, oí, venía del patio o tal vez de la calle, una vieja canción que me puso patas arriba. No tardé mucho en encontrar la razón: había dormido muy poco durante la pasada noche; mis nervios estaban anormalmente receptivos. * 14 de julio En la calle, mirando las rodillas de una muchacha, me vino naturalmente la idea de que se trataba de un esqueleto, de un detalle de esqueleto, y que no tenía sentido dejarse perturbar por ningún tipo de deseo. * 16 de julio Avisto en la calle en un intervalo de algunos minutos a Adamov y a Sartre, ambos envejecidos. Si he cambiado en proporción, lo que me parece inevitable, ¡qué tristeza! *
  • 65. 65 19 de julio No siempre logro contener mi cólera contra el imbécil que ha ejecutado a Marco Aurelio. He imaginado todo tipo de fórmulas de insulto para vengar la memoria de un pensador a quien siempre recurro en mis momentos de adversidad. Mi reacción violenta está sin embargo en flagrante contradicción con todo lo que ha enseñado el gran estoico. Mis arrebatos me vuelven indigno de él. Nadie tiene mayor necesidad de sabiduría que yo; nadie igualmente que sea más incapaz de ella. * 19 de julio He pensado hoy que este deslizamiento, no, que este encallamiento cotidiano en el sueño, debería reconciliarnos con la muerte, pues el proceso o «acontecimiento», es parecido. Eso explica por qué morimos sin dificultad si nos dejamos ir. Cesar de filosofar sobre la muerte es la verdadera manera de aprender a morir. * 24 de julio He reflexionado esta noche que si tengo algún mérito es el de haber dado expresión a una forma inusitada de escepticismo: el escepticismo violento. * 28 de agosto de 1966 Regreso de Ibiza. * 29 de agosto He visto de lejos a X, escritor de gran reputación. Parecía satisfecho y contento de sí mismo. ¿Qué decirle? Fingí no verlo. *
  • 66. 66 2 de septiembre He retomado mis paseos nocturnos en torno al Luxemburgo, me he convertido de nuevo en un autómata. * 3 de septiembre Anoche, en la calle Guynemer, observé, apoyada en su marido, a una nórdica (?) de cabellos dorados. Tenía tanta presencia que no podía apartar la mirada de ella. Como la pareja marchaba por la otra acera, me puse a seguirles; al sobrepasarles, constaté con horror que tenía una voz cavernosa, más desagradable imposible, y que hablaban una lengua de una fealdad casi intolerable. Era, de cerca, igual de bonita; sin embargo ¿cómo podía proferir sonidos parecidos? No tenia ninguna excusa para tener una voz semejante. Me alejé sin arrepentimiento. * 10 de septiembre Noche espantosa. Mis nervios, bajo el efecto del calor, parecen ropa doblada. Y luego estos dolores en las piernas, este hormigueo a lo largo de la noche. Siempre este reencuentro con el cuerpo, siempre frente a esta plaga. * 12 de septiembre Esta mañana, limpiando pieza por pieza el revestimiento metálico del radiador de gas, el ruido resultante ha despertado en mí sensaciones extrañas: ¿dónde había oído los mismos «grupos» de sonidos, el mismo tintineo, y la misma discontinuidad sonora? Al cabo de una hora, lo encontré: en los conciertos de Domaine Musical, el último grito en música. Manejando un objeto de uso doméstico, estaba en plena vanguardia sin saberlo. *
  • 67. 67 12 de septiembre Anoche, una mujer que era seguida por un negro me pidió socorro. Me aproximé y el negro metió su mano en el bolsillo. Comprendí. Era el bulevar Arago. La buena mujer no arriesgaba nada, pero yo lo arriesgaba todo, estúpidamente. Los abandoné a su discusión, no sin experimentar un sentimiento de vergüenza. * 14 de septiembre Explosión de cólera en una tienda de régimen. Durante los meses que voy, no he cesado de odiar a la buena mujer que es, creo, la patrona. Es horrible, odiosa, lleva gafas y te mira desde abajo. De manera irónica, la casa se llama «La vida clara», jamás he ido sin presentir que iba a estallar. Hoy me ofrecen dos panes de centeno extremadamente planos (se diría que los habían laminado) y me dicen que valen menos caros (un franco cada uno) porque no se han horneado. «Deme entonces uno solo», le dije. La buena mujer hizo un rictus intolerable, que me sacó de quicio. Tiré la moneda de un franco y partí furioso. Ante bocas parecidas ¿cómo podría permanecer dueño de mí mismo? Y sin embargo tendría que ser así. Cada mañana, saliendo de mi casa, debería proponerme mantener la calma, pase lo que pase. Es verdaderamente humillante no poder contenerse. Pero esta incapacidad no es accidental: está inscrita en mi naturaleza. * 15 de septiembre La misma cuestión obsesiva: «¿Qué haces, qué preparas? Espero», tengo ganas de responder a todo el mundo. Pero la respuesta justa sería más bien: «¿Tengo pinta de ser un hombre que debe hacer algo?» * 16 de septiembre En medio de la noche, me desperté a resultas de una pesadilla tan terrible que mi primer pensamiento fue que este despertar sería definitivo, que jamás volvería a dormir. *
  • 68. 68 18 de septiembre Una de la mañana. Desesperación sin límite. Acabo de pasar la noche con amigos; todo fue bien, y sin embargo, ni tan siquiera tengo la fuerza para desnudarme, me gustaría tirarme al suelo y llorar. * 19 de septiembre Los otros no se sienten impostores, y lo son; yo… lo soy tanto como ellos, pero lo sé y sufro por ello. (Por haber buscado lo verdadero, era inevitable caer en lo falso y descubrirlo en todos los gestos de los otros, y en los míos propios.) * 20 de septiembre Alguien llama a la puerta. Miro por la mirilla. No abro. Es D.L. que nunca telefonea antes. Estas visitas inopinadas me enferman, son equivalentes a una violación del domicilio, a una profanación de la soledad. * 21 de septiembre Basura de opereta de Genet, qué groserías, que arsenal de vulgaridad y de oscuridad, pasa sin que nadie se emocione, ¿cómo explicarlo? Es únicamente por el uso del lenguaje: estas palabras han perdido toda su frescura, toda su virulencia, han sido demasiado empleadas, se emplean demasiado en la conversación. Casi no hay expresión tocante a la sexualidad que no pueda usarse en sociedad. En otra lengua, no importa cual, una pieza como la de Genet sería estrictamente intolerable. En rumano, imposible. En francés, todo está vacío de contenido, ya ninguna palabra guarda todavía su valor de imagen. Donde ya nada choca, nada es indecente. ¿Qué decir de una lengua en la que nombrar tal acto o tal órgano no es más grave que decir tenedor? *
  • 69. 69 23 de septiembre Anoche, estaba, digamos, ebrio. Habló, en un tono medio en broma, medio en serio, de su «obra». Mi obra a la derecha, mi obra a la izquierda. En el fondo, todos los escritores están en el mismo punto, y es lo que les pierde. Son prisioneros, esclavos obnubilados con lo que hacen. No salen de ahí. «Tengo una obra», es lo que todos repiten sin cesar. Y sin embargo, esa obra, la mejor manera de estropearla, de perderla, es pensar en ella sin parar. Se debe escribir para decir algo, no para realizar una obra. Todo se degrada si está hecho con vistas a un libro. Nada vale más que lo que se piensa para uno mismo, que lo que no se dirige a nadie. * 24 de septiembre Desde hace diez días hace tan bueno que la idea de estar en París me supone un suplicio a cada instante. * 24 de septiembre Visita de R.F., profesor de francés en la universidad de Buffalo. Origen polaco. Sus padres murieron en Auschwitz. En 1942, fue deportado. Tenía doce años. En una estación, saltó de un tren y subió a un tren de mercancías. Cuando su tren (con los deportados) partió, tuvo una crisis de angustia; se encontraba en un vagón lleno de sacos de patatas. Las comió, se escapó a Toulouse donde trabajó en una granja. Después de la liberación, se fue a América donde realizó todos los oficios... Me dice que está contento, que tiene una bonita mujer, que le gusta América, que está bien pagado, lo contrario de lo que me cuentan la mayoría de los intelectuales americanos de origen europeo, casi todos amargados. Lo que puede hacer una buena naturaleza: él, que debería estar desesperado, no lo está en absoluto. Hemos nacido felices o infelices. *
  • 70. 70 25 de septiembre Después de la medianoche. Ahora mismo, haciendo mi paseo alrededor del Luxemburgo, pensaba que había en mí una inclinación hacia la negación extremadamente acusada, de donde derivan todos mis demás gustos, en primer lugar el del misticismo. Todo me aburre, salvo cuando se trata de destruir este mundo. * 29 de septiembre Finalmente respiro: el mal tiempo ha vuelto. * Después de un mes de buen tiempo, cielo cubierto. Me encuentro bien en compañía de las nubes; cuando las veo deslizarse por encima de mí, siento que rozan mi cerebro. * 2 de octubre Jackson Mathews me ha llevado esta mañana a la iglesia rusa de la calle Daru. Tocado, conmovido profundamente por el servicio, por las voces. Es la primera vez en mi vida que he sentido cierto orgullo de ser ortodoxo. * 4 de octubre de 1966 Anoche le dije a Beckett que el voluminoso, inmenso volumen de Sartre sobre Genet era un fenómeno tan monstruoso como Auschwitz. *
  • 71. 71 4 de octubre de 1966 Cuando hago una pequeña siesta en mitad de la jornada, tan pronto como me despierto me pongo a tararear unas cuantas canciones de música gitana húngara. Eso me sumerge al instante en plena Europa central y desentierra más de un recuerdo. * 6 de octubre de 1966 Seis horas de caminata por la región de Dourdan bajo un sol soportable para mí. Todo el tiempo sensación de estar satisfecho, de no desear otra cosa, de no esperar ya nada ni de nadie pues todo me había sido dado. ¡Qué contraste entre esta deliciosa fatiga física y el moroso trabajo intelectual! Solo cuando estoy nivelado con la naturaleza estoy contento. * 8 de octubre Poco antes de la medianoche. Angustia. Siento que tiene origen orgánico, que no tengo ningún poder sobre ella. Humillación de no poder arrancarla, de ser arrastrado por ella. * 9 de octubre Domingo por la tarde. Depresión que se eleva hasta el cielo. * 11 de octubre Dos de la mañana. Silencio casi total. ¡Ah! ¡si todas estas personas perseveraran indefinidamente en su sueño! ¡O si el hombre volviera a ser el animal mudo que fue! *
  • 72. 72 14 de octubre Ayer, larga conversación con un guardabosques cerca de Bordes (a cuatro kilómetros de Cernay). Me cuenta que el bosque se ha convertido en algo increíble, que las parejas, en pleno día, se quedan desnudos, que ha sorprendido a muchos a punto de, como él dice, «hacer lo correcto». Los culpa porque tiene una hija de dieciséis, a la cual ha pillado muchas veces tumbada sobre sus amantes en plena actividad. Por venganza, ha elaborado muchos atestados. Una vez, un industrial le ofreció cien mil francos de los antiguos para que no diera curso a la denuncia. Se negó: el industrial fue condenado a dos meses con suspensión de condena, la mujer a un mes. Otra vez, un señor le vino a suplicar que retirara la denuncia porque su mujer, madre de dos jóvenes bachilleres, había sido sorprendida con su amante en el bosque. «¿Qué dirían mis hijos si lo supieran?». La cosa sucedió así. El guardabosques pasaba de civil. Ve a la pareja más o menos desnuda, les grita. El hombre le dice que no es asunto suyo. En esto va a coger su uniforme y su fusil y regresa. La pareja le suplica, es inflexible. Es el marido, el cornudo, quien vino a suplicarle para evitar el escándalo. Era demasiado tarde. Lo que es grave, es que este guardabosques, que parece un buen tipo, le ha tomado gusto a este tipo de espectáculo; seguramente vigila a las parejas, mira lo que pasa en los coches parados en los pequeños senderos. Se ha convertido en voyeur. Con qué voluptuosidad me repetía cada vez: «¡Atentado al pudor!». Esto le excita visiblemente. Sin embargo, tiene una buena cabeza, y seguramente no es malo, pero es vicioso, seguramente. La casa que habita con su mujer y su hija en medio del bosque está bastante lejos del pueblo. Debe aburrirse. Y se divierte a expensas de estos desgraciados parisinos que no quieren arriesgarse a cometer un adulterio en un hotel. No saben lo que les espera en el campo. Es increíble que la ley otorgue tales poderes a un pobre tipo que, por un simple atestado, puede destruir una carrera e incluso una existencia. Debería tener el derecho a cobrar una multa, pero no a entregar a la justicia a inocentes, aunque fuesen industriales. Pero las gentes de pueblo no tienen más corazón que los demás. *
  • 73. 73 16 de octubre Esa especie de largo puente metálico que se erige a lo largo de la orilla del río, frente al Louvre, es de una fealdad insostenible, el horror lo he sentido como un insulto personal. No sabía que amaba tanto esta ciudad. * 17 de octubre Esta tarde, a raíz de una insignificancia (conflicto con un restaurador griego de al lado), me encolericé más allá de todo lo que se pueda imaginar. Cómo he llegado hasta aquí, ¡qué vergüenza! Toda violencia es sufrimiento. Hay que compadecer a un hombre que pierde el control de sí mismo: se expone con demasiada frecuencia al ridículo. Y el ridículo justamente es sufrimiento. * 18 de octubre. En el plano espiritual, todo sufrimiento es una oportunidad; solamente sobre el plano espiritual. * 19 de octubre La joven literatura francesa de hoy te hace pensar en malas traducciones de textos embrollados. En traducciones del alemán. Fenómeno nuevo en literatura: se puede emplear cualquier palabra, para forjar cualquier locura lingüística. En la cantidad hay necesariamente hallazgos. Después de tres siglos de lenguaje emasculado (por culpa de la Academia y de Racine), de lenguaje perfecto y pobre, la lengua vuelve a la libertad que conoció en el siglo XVI. Debió continuarla Montaigne. ¡Qué caída cuando se piensa que de él llegamos a Voltaire! Ni el inglés, ni el alemán, ni el español (el ruso aún menos) han sufrido la censura de una institución ni han sido víctimas de la superstición del «gusto». Son lenguas que se han desarrollado naturalmente como un árbol o una melodía. El francés, lengua de invernadero desde el siglo XVII, está en proceso de emanciparse; se vuelve salvaje. ¿Pero no es demasiado tarde? ¿Puede todavía tener un destino? Es permisible dudarlo. Al menos vuelve a estar vivo y libre como lo era en sus inicios. *
  • 74. 74 19 de octubre La muerte de mi madre, es como mi muerte, ya que me ha transmitido todas sus enfermedades. Sé a qué atenerme sobre mi porvenir. Hay en mi familia una propensión al desaliento; de todos nosotros, nuestra madre era la mejor preparada para aguantar, era la más intrépida. ¡Con qué tenacidad ha resistido a la muerte! Imposible borrar de mi mente lo que estarán pasando en Sibiu. Los míos casi todos reducidos a la miseria, recogiendo todo lo que deben poseer para salvar las apariencias, es decir, preparar las exequias convenientes para nuestra madre. * 19 de octubre He escrito a mi hermano que la muerte de nuestra madre era una liberación e incluso una solución. Esta última palabra es indudablemente horrible, sobre todo porque se puede pensar que es una solución para nosotros, cuando naturalmente sólo lo era para mi madre. Esta mañana, justo al mismo tiempo en que debía ser enterrada en Râsinari, la princesa G. me llama durante media hora para pedirme información sobre la posibilidad de traducir al inglés las «memorias» de su marido. Podría haber cortado de inmediato diciendo que tenía otras preocupaciones, pero incluso prefiero este tipo de conversaciones a las frases convencionales con las que me hubiera gratificado si le hubiera dicho que estaba de duelo. * 20 de octubre Recibí de mi hermana una postal del 12 de octubre, luego seis días antes de la muerte de mi madre, donde dice: «Uneori are o indiferenta pen tru toate.» [«A veces es indiferente a todo».] *