Escribir sobre un ícono del pensamiento libertario –o un precursor para ser honestos con la cronología- con motivo de presentar su obra es tanto un honor como una carga, que se lleva amablemente hay que decir. Y es que la transcendencia de Frédéric Bastiat (1801-1850) en el pensamiento político deslumbra y causa la reverencia de un discípulo hacia su maestro, por lo que esta misión ha sido tomada con humildad y no sin cierta timidez por parte de quien escribe. ¿En qué consiste tal trascendencia? A lo largo de la segunda mitad del siglo XX se recuperó la memoria sobre Bastiat dentro del mundo angloparlante, y a partir de la memoria de este economista político, literato y activista francés del siglo XIX, nacieron estudios que avivaron su pensamiento, convirtiéndolo así en inspiración para ya algunas generaciones de libertarios, tanto pensadores como activistas cuyo propósito es establecer sociedades fundamentadas en el respeto a los derechos individuales. Así también, desde el punto de vista de la ciencia económica, Bastiat y la escuela liberal francesa a la que pertenecía, aglutinada en torno al Journal des Économistes, es para los historiadores económicos de la escuela austriaca el punto de enlace y el rastro de la conexión de esta última con la escolástica tardía ibérica. De todo este impacto no entraré en más detalle, pues considero que estudiosos de la teoría económica y la historia política, como los italoamericanos Joseph Salerno y Ralph Raico, entre otros, pueden dar cuenta de mejores y más profundas investigaciones y teorías de las que yo pueda ofrecer.
