2. El Asesinato de Francisco Pizarro
Desde que abandonó su ciudad natal, Francisco Pizarro había
participado en innumerables batallas y vivido situaciones muy
peligrosas. Pero el explorador no encontró la muerte en el campo de
batalla ni en una arriesgada travesía. Su final llegó a los sesenta y tres
años , en su palacio, alejado al fin de ese mundo de hazañas,
traiciones, sangre y acero. Cuando los atacantes llegaron a su
estancia, Pizarro les hizo frente y pese a la inferioridad numérica
consiguió matar a tres de ellos. Al final, una estocada en la garganta le
hirió mortalmente. Dicen que tuvo tiempo para hacer la cruz con su
propia sangre y pedir confesión, a lo que sus asesinos respondieron:
«Al infierno, al infierno os iréis a confesar». Pizarro dejó dispuesto que
sus restos descansaran en la catedral de Lima. Hasta finales del siglo
XX se pensó que sus huesos descansaban en una tumba dentro de
esta iglesia, pero unos trabajos realizados en esa época confirmaron
que en realidad estaban en otro lugar del templo.
3. La Batalla de Salinas
Diego de Almagro y “los de Chile” tomaron el Cusco violentamente la noche del 8 de abril de 1537. Según los
almagristas la Ciudad Imperial quedaba dentro de los límites de Nueva Toledo y solo estaban tomando lo que
les pertenece. Por medio de algunos plenipotenciarios se logró que Francisco Pizarro y Diego de Almagro
nombren como árbitro al mercedario Francisco de Bobadilla, el mismo que al estudiar el caso dio su veredicto
a favor de los pizarristas. Almagro rechazó el fallo.
Apenas liberado, el rencoroso Hernando Pizarro convenció a su hermano para que le permita dirigir un
poderoso ejército con el cual pueda recuperar el Cusco. El sábado 6 de abril de 1538 ambas fuerzas se
enfrentaron encarnizadamente en el campo de Las Salinas. Diego de Almagro no pudo combatir por estar
enfermo. Tropas almagristas se pasaron al bando pizarrista, los almagristas tocaron la retirada.
Diego de Almagro, que había visto la batalla desde un cerro cercano, fugó rumbo al Cusco, donde el mismo
día fue capturado y encarcelado. Aquel sangriento 6 de abril de 1538 los vencedores pizarristas recuperaron
el Cusco y masacraron a los almagristas que fueron encontrados. Diego de Almagro fue encerrado en una
celda muy oscura, pero Hernando Pizarro había decidido ejecutarlo antes de que llegue su hermano. Reunió
muchos testigos para condenarlo.
Al enterarse de su condena, Diego de Almagro suplicó mucho por su vida, pero el 8 de julio de 1538 un
verdugo entró a su celda y lo estranguló, lo enterraron en la Iglesia de La Mercedes en el cusco.