1. CONCILIO DE TRENTO SESIÓN
XXII
DE LA INSTITUCIÓN DEL SACROSANTO
SACRIFICIO DE LA MISA
2. Si alguno dijere que en
el Sacrificio de la Misa
no se ofrece a Dios un
verdadero y propio
sacrificio, o que el
ofrecerlo no es otra
cosa que dársenos a
comer Cristo, sea
anatema.
Si alguno dijere que
con las palabras:
Haced esto en
memoria mía (Lc. 22,
19; 1Cor 11, 24), Cristo
no instituyó sacerdotes
3. Si alguno dijere que en el
Sacrificio de la Misa sólo es
de alabanza y de acción de
gracia, o mera
conmemoración del sacrificio
cumplido en la cruz, pero no
propiciatorio; o que
aprovecha al que lo recibe, y
que no debe ser ofrecido por
los vivos y los difuntos, por
los pecados, penas, y otras
necesidades, sea anatema.
Si alguno dijere que hecha la
consagración no está el
cuerpo y la sangre de
nuestro Señor Jesucristo en
el admirable sacramento de
la Eucaristía, sino solo en el
uso, mientras que se recibe,
pero no antes, ni después; y
4. Si alguno dijere, o que el
principal fruto de la
sacrosanta Eucaristía es el
perdón de los pecados, o
que no provienen de ella
otros efectos; sea anatema.
Si alguno dijere, que en el
santo sacramento de la
Eucaristía no se debe adorar
a Cristo, hijo unigénito de
Dios, con el culto de latría, ni
aun con el externo; y que por
lo mismo, ni se debe venerar
con peculiar y festiva
celebridad; ni ser conducido
5. Si alguno dijere, o que el
principal fruto de la
sacrosanta Eucaristía es el
perdón de los pecados, o
que no provienen de ella
otros efectos, anatema sea.
Si alguno dijere, que no es
lícito reservar la sagrada
Eucaristía en el sagrario,
sino que inmediatamente
después de la consagración
se ha de distribuir de
necesidad a los que estén
presentes; o dijere que no es
lícito llevarla
honoríficamente a los
6. Si alguno negare, que todos y
cada uno de los fieles
cristianos de ambos sexos,
cuando hayan llegado al
completo uso de la razón,
están obligados a comulgar
todos los años, a lo menos en
Pascua florida, según el
precepto de nuestra santa
madre la Iglesia, anatema sea.
Si alguno dijere, que no es
lícito al sacerdote que celebra
comulgarse a sí mismo,
8. Si alguno dijere, que no
hay en el nuevo
Testamento sacerdocio
visible y externo; o que
no hay potestad alguna
de consagrar, y ofrecer el
verdadero cuerpo y
sangre del Señor, ni de
perdonar o retener los
pecados; sino sólo el
oficio, y mero ministerio
de predicar el Evangelio;
o que los que no predican
no son absolutamente
sacerdotes, anatema sea.
9. Si alguno dijere, que el
Orden, o la ordenación
sagrada, no es propia y
verdaderamente Sacramento
establecido por Cristo nuestro
Señor; o que es una ficción
humana inventada por
personas ignorantes de las
materias eclesiásticas; o que
sólo es cierto rito para elegir
los ministros de la palabra de
Dios, y de los Sacramentos,
anatema sea.
Si alguno dijere, que no se
confiere el Espíritu Santo por
la sagrada ordenación, y que
10. Si alguno dijere, que la
sagrada unción de que
usa la Iglesia en la
colación de las sagradas
órdenes, no sólo no es
necesaria, sino
despreciable y
perniciosa, así como
las otras ceremonias
del Orden; anatema
sea.
Si alguno dijera, que
no hay en la Iglesia
11. Si alguno dijere, que los Obispos no
son superiores a los presbíteros; o
que no tienen potestad de confirmar
y ordenar; o que la que tienen es
común a los presbíteros; o que las
órdenes que confieren sin
consentimiento o llamamiento del
pueblo o potestad secular, son nulas;
o que los que no han sido
debidamente ordenados, ni enviados
por potestad eclesiástica, ni
canónica, sino que vienen de otra
parte, son ministros legítimos de la
predicación y Sacramentos; anatema
sea.
13. Si alguno dijere, que
el Matrimonio no es
verdadera y
propiamente uno de
los siete
Sacramentos de la
ley Evangélica,
instituido por Cristo
nuestro Señor, sino
inventado por los
hombres en la
Iglesia; y que no
confiere gracia,
anatema sea.
Si alguno dijere, que
14. Si alguno dijere, que
sólo aquellos grados
de consanguinidad y
afinidad que se
expresan en el
Levítico, pueden
impedir el contraer
Matrimonio, y dirimir
el contraído; y que no
puede la Iglesia
dispensar en algunos
de aquellos, o
establecer que otros
muchos impidan y
diriman, anatema sea.
15. Si alguno dijere, que
se puede disolver el
vínculo del
Matrimonio por la
herejía, o
cohabitación molesta,
o ausencia afectada
del consorte,
anatema sea.
Si alguno dijere, que
el Matrimonio rato,
16. Si alguno dijere, que la
Iglesia yerra cuando ha
enseñado y enseña, según
la doctrina del Evangelio y
de los Apóstoles, que no se
puede disolver el vínculo del
Matrimonio por el adulterio
de uno de los dos consortes;
y cuando enseña que
ninguno de los dos, ni aun el
inocente que no dio motivo al
adulterio, puede contraer
otro Matrimonio viviendo el
otro consorte; y que cae en
fornicación el que se casare
con otra dejada la primera
por adúltera, o la que,
18. Habiendo la Iglesia
católica, instruida por el
Espíritu Santo, según la
doctrina de la sagrada
Escritura y de la antigua
tradición de los Padres,
enseñado en los
sagrados concilios, y
últimamente en este
general de Trento, que
hay Purgatorio; y que las
almas detenidas en él
reciben alivio con los
sufragios de los fieles, y
en especial con el
aceptable sacrificio de la
19. Manda el santo
Concilio a todos los
Obispos, y demás
personas que tienen el
cargo y obligación de
enseñar, que instruyan
con exactitud a los
fieles ante todas
cosas, sobre la
intercesión e
invocación de los
santos, honor de las
reliquias, y uso
legítimo de las
imágenes, según la
20. Habiendo Jesucristo
concedido a su Iglesia la
potestad de conceder
indulgencias, y usando la
Iglesia de esta facultad
que Dios le ha concedido,
aun desde los tiempos
más remotos; enseña y
manda el sacrosanto
Concilio que el uso de las
indulgencias, sumamente
provechoso al pueblo
cristiano, y aprobado por
la autoridad de los