SlideShare a Scribd company logo
1 of 183
Download to read offline
ffi-ffiffAffipffi
GELI$
P- Etiécer SátÉ5rnan
P. EliÉcer sálesman
l.
SON BARATISIMOS Y MUY PRACTICOS
CATECISMO BASICO ASTETE. 22a. Edición, 176 páginas. I B0
preguntas.
MANUAL DEL CATOLICO. 200 Páginas. Gráficos a color. Pre
pa ración pa ra la I ra. Comunión. Un millón y medio de ejem-
plares vendidos. 29a. Ed¡ción.
3. NUEVO CATECISMO CATOLICO EXPLICADO. 17a. Ed¡ción,
590.000 ejemplares. 480 paginas.
+. MILITANTES DE CRISTO. Preparación a la confirmación.
l2a. Edición. 130.000 ejemplares. 225 páginas.
5. 55 RESPUESTAS A LOS PROTESTANTES. 14a. Edición,
130.000 ejernplares.
I. PEQUEÑO CATECISMO MARIANO. BB
páginas. Ba. Edición
2. EL ¡-IBRO DE LA VIRGEN, por Sálesman. I I a.
ejemplares. 255 páginas. A todo color.
3. EJEMPLOS MARIANOS . 7 a. Edición. 7 5 .000 ejemplares . 234
hechos históricos.
+. SAN JUAN BOSCO Y MARIA AUXILIADORA. I0a. Edición.
100.00 ejemplares.
LAS GLORIAS DE MARIA PorSanAlfonso. Edición No. B0B. Lo
mejor que se ha escrito acerca de Ia Sma. Virgen.
LOS TRES PASTORCITOS QUE VIERON A LA VIRGEN. Las
apariciones de Ia Virgen en Fát¡ma . 7 a. Edición.
EL SANTO ROSARIO.4a. Edición. 176 páginas. Muy bello.
A¡tO,VlARlA],tO, Una lectura para cada día áel año. 3a. Edición
MES DE MARIA. 3l Meditaciones, una para cada día del mes.
pre guntas. I 28
Edición. 220.000
DOMINEOS
7¿ al 3O
flfLOSA,EUf
30.000 Ejemplares
5.
7.
B.
9.
9!'polto [sUo TBibtÍco Cstf'ti co
trSTtr I-IBRO Str COI{SIGUE, EN:
DISTRIBUIDORA LATINO
Av. Miguel Prostella. Galerías El Dorado
Local No. 12 PANAfT¡Á tel: 3644627
REPÚBLICN DE PANAMÁ
LI BRE RíA CNTÓII CA ATENAS
Calle Atenas D.122
Bayamón - PUERTO RICO 00959
LIBRERíA DIVINO NIÑO JESÚS
San Jorge, 357 Santurce
PUERTO RICO - 0091 2 -Tel: (80e) 728-5207
LIBRERíA CATÓLICA LA INMACULADA
Calle Celis Aguilera No. 72Tel:787-2584735
Caguas - PUERIO RICO - 00725
LIBRE NiA CATÓLI CA ANAWTN
Arecibo - Bayamón - Moyaguez
San Juan - PUERTO RICO
LIBRERIA SAGRADA FAMILIA
Av. De Diego 555. Puerto Nuevo
00920 Tel: 7 87-793-6802
San Juan - PUERTO RICO
LIBRENíN SAN PEDBO CLAVER
Tel: 7 183530956 NEW YORK, U.S.A.
ED¡CIONES DON BOSCO
Tel: 5357557. tr¡ÉX¡CO D.F.
ADIVALMEX S.A. DE C.V.
Dr Olvera No.21 1A - Col. Doctores - Tel: 5384359
México D.F. - rr¡ÉXICO
ALMACENES UNIDOS
Tel: 554444 - San José - COSTA RICA
Para envíos al exterior hacer los pedidos a:
HERNANDO NEIRA
Cra 50 No. 52-126 Ot.405
Fax:231 98 09
Medellín - Colombia
3a. Edición Abril del 2001
1 0.000 ejemplares impresos
en la Ecjitorial Centro Don Bosco
@ Apostolado Bíblico Católico
lsBN 958-9492-34-7
Printed in Colombia - lmpreso en Colombia
INTRODUCCION
De san Bernardo er formidable predicador del año 1100,
dicen sus biógrafos: "Tenía ,rru .^pucidad asombrosa para
conmover y convencer a sus oyentes. Era un gran re aro
de Dios, que él procuraba curtivar y hacer fructificar en er
mayor grado posible. El repetía que si el sermón no estre_
mece' es señal de que no les llegó al alma. Que si el sermón
deja a los oyentes en paz con
"r.
p".rdos, no les llegó aI
corazón. viendo los enemigos de la religión roÁ grandes frutosque obtenía con su predicación, trataban de án.rencerro deque se dedicara a otras Iabores v no a ésta, y su orguilo no
dejaba de inclinarro a que en la predicación buscara ra va-
nagloria y no la sarvación de ras armas. y otras veces Ie
llegaba la tentación de no predicaq por er temor de que sus
éxitos lo Ilenaran de orguro. Este pensamiento Ie ti"guuu
aún en pleno sermón, y entonces se detenía y excramaba en
su interior: -Maldito orgulo: ra predieación no Ia em-
pecé por ti, ni tampoco Ia dejaré por ti,,.
Este gran predicador, san Bernardo, dejó escritas dos pá-ginas que transcribimos a continuación, iara soraz y prove_
cho de los que predican y catequizan. Dice así:
"La unción es una gracia der Espíritu santo que mueve ar
alma a dedicarse a Ia ürtud y u iu santidad. É. ,rrru gracia
que hay que pedirla muchas veces y siempre. Es necesario
que el predicador no se canse nunca de pedirle al Espíritu
Santo que le conceda la buena voluntad de sus oyentes y
que mueva sus almas hacia Ia santidad y la salvación. Lo que
más debe desear el predicador es que el Divino Espí-
ritu le conceda aquello que tanto anhelaba san Pablo:
"El don de hablar inspirados por Dios" (1 Cor. 14, 39)'
Yo he notado siempre que produce inmensamente más
provecho la palabra del que.ha recibido unción de Dios que
la de aquél que se deüca a cosechar alabanzas... si quieres
conmover, dedícate a orar, antes de dedicarte a decla-
mar.., Tu voz será más conmovedora si estás fuerte-
mente convencido de 1o que les dices. cuídate mucho para
que no te tenga que repetir Jesús lo que les echaba en cara
á tor fariseos: "Atas pesadas cargas y las colocas en los
hombros de los demás, pero no las tocas con los de.
d.os para moverlas,,. A Dios le agrada que tu predicación
.*ruyu u.ompañada de tu buen comportamiento. Porque el
solo predicar, sin el buen comportamiento del que predica,
ya lé agrada mucho menos al Señor. Porque, ¿para qué ha-
blar de lo que tú no cumples?... Me aterran los que predi-
can para ser felicitados y apreciados. Les dirá eI Divino Juez:
'Ya recibiste tu recompensa acá en Ia tiera'" Me pro-
ducen tristeza aquellos predicadores que con sus sermones
no se dedican a buscar únicamente eI bien de las almas y
su erecimiento espiritual. cuidado: que no te dediques
a h$lar sin haberte instnrido acerca de lo qrre les vas
a decir. Eso sería pretender llevarles luz a los otros, vi-
viendo tú en tinieblas. Pídele a Jesucristo que te libre de
ese gran mal que es el tener pereza y no preparar bien la
predicación. Tü sola voz es una hoja seca que se lleva el
viento. solamente la inspiración del Espíritu santo logra-
4
rá conmover a tus oyentes. Nunca te canses de pedir esa
inspiración. La buena predicación, lo primero que hace es
aterrar, conmover, llenar de emoción. Luego enfervoriza, ale-
gra, ilumina y entusiasma el corazón. Si un sermón se hace
a base de Palabra de Dios, no dejará al pecador insensible
y en paz con sus pecados. Aunque estén muertos por el pe-
eado, una buena predicación los puede resucitar. Si están
tibios, la Palabra de Dios los encenderá. Si están en tinie-
blas, ella puede ser luz que les ilumine el camino. Tienes
que insistirles a tus oyentes para que no vayan a la predi-
cación a mirarse en un espejo y seguir lo mismo que antes,
sino más bien a tratar de corregirse y mejorar su modo de
comportarse y aumentar el amor hacia Dios y su caridad
hacia el prójimo. "El qrre es de Dios, habla palabras de
Dios" (S. Juan 3, 31) y no me vengas a decir que las pala-
bras groseras y malsonantes son palabras de Dios. El men-
saje divino exige que se transmita con palabras
respetuosas, dignas, cultas y educadas, como corresponde
al espíritu de Dios, y no con palabras soeces y groseras,
que jamás deben escucharse de los labios de un minis-
tro del Señor. De tus sermones deben salir con do-
lor, no de cabeza, sino del corazón. Arrepentidos de'sus
maldades. Recuerda qtre lo que los va a corunover no
serán tus gritos, sino la gracia de Dios qrre has im-
plorado en favor de ellos. Esfuérzate por averiguar cuá-
les son las enfermedades espirituales que afectan el
ambiente donde predicas, y enfoca tus sermones a tratar
de curarlos o inmunizarlos contra tales enfermedades. Que
en Ia camisa de tu predicación no se metan jamás las
prrlgas de la politiquería. Esmérate por suscitar en
todos convicciones profundas inspiradas en el Evange-
P
D
lio, y no te canses nunca de invitarlos a ser santos, a no
cansarse jamás de tratar de conseguir la santidad".
Palabras hermosas, dichas por alguien que cosechó im-
presionantes triunfos al predicar al pueblo. Palabras que
bien merecen ser leídas y releícias nuevamente, para bien
de nuestras almas.
H}CFItyHHNGÜ fr?,
CXÜLÜ A
Años 1996- 1 999-200 l-2004-2007 -201 0
4. AnuncióIes entonces: «EI Hijo del Hombre irá a Jerusalén. Allí será entregado a los
príncipes de Ios sacerdotes y a los escribas para que le den muerte. Pero aI tercer día
¡esucitar¿1». Pedro objetó: «No Io quiera Dios, Seiror; no te ocrtrrirá eso'.
5. Iesús respondiil a Pedro : «Apártate de Iní, S¿rt¿ru¿is. porqtle Ilo
Dios, sino las de los hdmbres, . Dirigiéndose elltortces ir todos stls
nSi algr-rien quiere veltir a rní, rtíéguese ¿1 sí tni.slno, tolne stt cl'l.lz v
perdiere su vi tl¿t. lir lrirll¿rrit, .
entiendes l¿ts cos¿ls cle
cliscípulos, les rlijo:
sígiutre. Qrrien [)or nlí
7
AL HIJO DEL TIOMBRE LE VAN A DAR,IIIUER,TE
i:86]l'i/iltq{id} I1? - {i.lii-.:lr¡ A
üitl:ii liClld: Dios Tbdopoderoso, de quien procede todo don
perfecto, infunde en nuestros cora.,iones el amor de hr nombre,
para que haciendo más religiosa nuestra üda, acrecientes el
bien en nosotros, y con solicitud amorosa lo conserves.
iilr{uier'¡,r l,ec{;ura; f,)el Pr"¿rlet,a Jere¡"¡rÍas fi0, 7-9
Me sedujiste Señor, y me dejé seducin Me forzaste
y me pudiste.
El profeta quiere decir que lo que enseña no es fruto
de su propia cosecha sino que lo dice moyido por una fuerza
incontenible de Dios que lo atrae hacia su mensaje y que
lo lleva irresistiblemente a hablar lo que El le manda.
Santa Margarita después de las apariciones del Sagrado
Corazón de Jesús se ponía a escribir los mensajes que Je-
sucristo le había confiado, y exclamaba: "Solamente tengo
que escribir. Una fuerza invisible mueve mi mano y mi plu-
ma". Algo parecido tienen que decir muchos predicadores
y catequistas ¡r escritores religiosos: Dios los mueve a
hablar, y a escribir.
Yo era el hazmemeír todo el üa. Tbdos se burLaban
de mí. Siempre que hablo tengo que gritar'tiolencia",
y proclamar "destn¡cción".
Muchas veces los que hablan en nombre de Dios tienen
que decir cosas que son antipáticas para los oyentes, pero
que si se callaran los dejarían llegar a la perdición. Así le
sucedía a Juan Bautista cuando gritaba a Herodes: "No
8
I-.rii ii{} I1,, ii ': .:r:} i t .:i ,( j r'
te es lícito viür con la mujer de tu hermano". Así le pasa-
ba a Cristo cuando exclamaba: "Si no os convertís, todos
pereceréis". En estos momentos el profeta, el que habla
mensajes de Dios, no está adquiriendo simpatía ni popula-
ridad, pero está manteniendo despiertas las conciencias y con
eso se salvan muchas almas.
No nos escandalicemos de que los representantes de Dios
en la Iglesia pongan de vez en crrando el dedo en la llaga y
clamen contra ciertos abusos por ej. el aborto, la pornogra-
fia, el tobo, los escándalos, la impiedad. Es que hay uno más
fi¡erte que ellos que los mueve a hablar. Es el Dios que los
ha seducido y los ha convencido de lo importante y mara-
villoso que es salvar el alma, aun cuando esto tenga que
hacerse por caminos duros y antipáticos. Tienen que clamar
contra lo indebido, aun teniendo que pagar el precio de dolor
de Jeremías. "La palabra de Dios se volvió para mí,
oprobio y desprecio todo el día". Pero es palabra que li-
bra de eterna perdición.
'Ay de los perros mudos que no ladran cuando ven venir
al la&órt'i dijo el pncfeta. Seño4 quejamas callemm cr¡ando debe-
mos alertar contra los peligros de pecar. ¡Que aunque nos
desprecien y se burlen de nosotros, sigamos hablando en tu
nombre! Que no puedan decir de nosotros lo que aquel crimi-
nal dijo de sus padres en el momento en el que le leyeron su
sentencia de muerte por asesino: 'Esta sentencia la merecen
mi padre y mi madre que no supieron cor:regirme a tiempo".
Me dif e: no me acordaré de El. No hablaré m¿ís en
su nombr¡e. Pero la Palabra era en mis entrañas como
fuego ardiente. Intentaba contenerla y no podía.
I
Ii
N
[il
tii
llt
DOMINGO 22 - CICLO A
prácticos. Por eso la parte final de cada carta suya es mu-
cho más fácil de entender que los demás capítulos. Y con
estos renglones de la lectura de hoy, empieza la parte fi-
nal de la carta a los Romanos, la parte práctica.
San Pablo nos invita a presentar nuestros cuerpos a Dios
como una ofrenda sagrada. Esto no lo habrían dicho los pa-
ganos, pues ellos se diüdían en dos grupos: para unos (los
epicúreos) al cuerpo había que ofrecerle todos los goces y
placeres que pidiera aunque fuera ofendiendo con ello
a las leps divinas Y para ohos 0m estoios) el'crrerpo era un
verdadero estorbo que no dejaba progresar el espíritu, y por
lo tanto era algo despreciable. Para los cristianos en cambio
el cuerpo es algo sagrado: un templo donde vive el Espíri-
tu Santo (o puede vivir, porque si pecamos y nos dedica-
mos a Ia mala vida lo alejamos. ¡Themendo caso del ctral Dios
nos libre siempre!).
El apóstol nos pide aquí: ofreced a Dios vuestro cuerpo y
todas las acciones corporales: vtrestros trabajos, sacrificios,
dolores, y sanas satisfacciones, como se ofrece a Dios.una
oblación, un sacrificio sagrado en el altar. La palabra'hos-
tia" signifrca: lo qrre se ofrece en sacrificio a Dios. Los
dos sacrificios u hostias que más frecuentemente se ofrecían
en Israel eran: Un cordero, sin mancha, y pan sin levadura
(el pan sin ler¡adr¡ra que se ofrece ahora en sacrificio en el altar
se llama también hostia. Y después de la consagración esa
hostia es el cuerpo y sangre de Jesucristo). Quiere San
Pablo que ofrezcamos nuestro cuerpo a Dios como ese cor-
derito sin mancha que muere sin haber escandalizado a na-
die, y como ese pan sin levadura que no se pudre y que se
11
-l
I
¡
I
1
I
Bendito sea Dios que a sus delegados no los deja quedar-
se callados. Cuántas veces sería mucho más cómodo no decir
nada. Pero:entonces seguirían pecando tranquilamente y se
perderían para siempre. Por eso San Pablo recomienda:
"Predica, reprende, insiste, oportuna e inoportunamente".
(Z Tim. 4,2).
Señor: que todos los preücadores y catequistas del mundo
5r todos los que te amamos, sintamos en nuestro interior
un fuego ardiente que nos impulse a propagar tu palabra y
tus mensajes. Que cada uno sienta en lo profundo de su
alma aquel llamado del apóstol: "¡§ de mí si no evange'
lizara!".
SALMO 62: Mi alma estrí sedienta de fi, Señor' Dios
mío.
Este salmo es un cántico a lo mil veces admirable que
es üvir en buena amistad con Dios, aunque por conser-
var esta preciosa amistaC haya que sacrificar muchas cosas,
aun la amistad con ciertas personas.
Segunda Lectura: De la Carta de San Pablo a los
Romanos.12,l-2
[Ierma¡ros: os exhorto, por la misericordia de Dios,
a presentar vuestnos crrerpos como hostia üva, santa,
agradable a Dios; este es rruestro culto razonable.
Con estos renglones empieza la parte práctica de la carta
a los romanos, San Pablo en cada una de sus cartas, des-
pués de recorrer Ios campos infrnitos de la más alta teolo-
gía, termina poniendo los pies sólidamente en la tierra, o
sea, dando unos consejos de ética y de moralidad, totalmente
10
conserya sin enranciarse (precisamente por no tener le-
vadura. Para el apóstol: la levadura es el pecado).
Los profetas criticaban al pueblo por ofrecer anima-
les defectuosos como hostia o sacrificio en el altar de Dios,
y preguntaban: "¿Tb aceptaría un gobernador semejante hos-
tia tan repugnante y llena de defectos? ¿Y Dios sí te la va
a aceptx?'. Cómo ofnecemc nuestro cuerpo a Dim: ¿omo hos-
tia viva, santa, agradable a El? O más bien ¿como un ser
manchado de vicios y pecados, podrido por las malas cos-
hrmbres? ¿Qué opinará Dios del modo como se presentan ante
EI nuestras acciones corporales? Quizás tendremos que
repetir con el rey David: 'Misericordia Señor por tu bondad.
Hice la maldad que tú repruebas. Lávame y quedaré más
blanco que la nieve. Crea en mí un corazón puro".
Ese es vrrestno culto razonablq no es sóIo ir al templo
y tezar. Es ofrecer a Dios acciones corporales llenas de
santidad y agradables a El. Porque aunque recemos mu-
cho si nuestro cuerpo y sus acciones le son antipáticas a-
Dios, ¿cómo podremos agradarle?
Y no os ajusteis a este mr¡ndo sino transformaos
por la renovación de la mente' para que sepáis dis-
cernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que
agrada, lo perfecto.
Ajustarse es: tomar la misma forma del molde. Como
el agua que toma exactamente la. forma de la vasija donde
cae. Como el camaleón'que va tomando el color de lo que
1o rodea. EI apóstol nos dice aquí que no podemos adaptar-
nos sin más ni más a los moldes del mundo, y a sus perver-
sas costumbres, "A donde fueres, haz lo que üeres", dicen
12
BOMII{G{} 22 - CICI,O rt
los diplomáticos. Pero respecto al mundo jamás podremos
los cristianc qiustamc a sus modc de pensar, obrar y hablar.
¿Que está de moda el amor libre, el matrimonio ciüI, el
aborto, la tramposería? ¿Qué importa que el mundo acep-
te todo esto, si Dios y la conciencia cristiana jamás lo
podrán aceptar? Nuestra alma no es líquido movedizo
que toma la forma de la totuma a donde llega. No, no puede
ser. ¿Que todos están üendo esa telenovela escabrosa o todos
van a ver esa película atreüda o se úen de ese chiste gro-
sero? Pues no vamos a la pelíanla ni sintonizamos esa tele-
novela ni sonreímos ante el chiste malvado. Y que digan lo
que digan los mr¡ndanos. ¡[o que nos interesa es lo que dice
Dios! Si nos volvemos camaleones que simplemente van
tomando el color del sitio donde están, jamás llegaremos
a ser santos.
Para nosotros 1o importante es lo que agrada a Dios,
lo que es bueno, lo que es perfecto.
Renovaos por la tnansformación de l¿¡ mer¡,te
Para renovarse es necesario que antes la mente sea
transformada. Si se cambia el modo de pensar se cambia-
rá también el modo de obrar. Cuando San Agustín dejó de
pensar en sus pecados para dedicarse a pensar en Cristo
y en las verdades de la Biblia, su vida se transformó por
completo. Cuando San Ignacio dejó de alimentar su men-
te con novelas y empezó a leer la Vida de Jesucristo y de
los santos, su vida se renovó de manera admirable. San
Juan Bosco narra que siendo joven, al leer el libro "Imi-
tación de Cristo", su modo de pensar cambió de tal mane-
ra que en adelante su üda mejoró notabilísimamente. Y
en muchos países, miles y miles de amas de casa han vis-
13
to su vida maravillosamente transformada cuando han
leído el libro "Filotea", de San Francisco de Sales (escrito
precisamente para ellas). Aquí se cumple lo que dice el
apóstol en esta su famosa frase que estamos comentando:
la vida se renueva cuando la mente se transforma. Hay
que mejorar primero el modo de pensar (leyendo buenos
libros y meditando en las verdades de la Biblia) y enton-
ces la renovación de la conducta vendrá necesaria-
mente como por añadidura. Cada persona es lo que
piensa. Si empieza a pensar mejor, empezará tam-
bién a comportarse mejon
EVANGELIO. San Mateo. 16, 21-27. EL HIJO DEL
HOMBRE TIENE QUE PADECER
Jesús empezó a explicar a sus discípulos que
tenía que ir a Jemsal€rrr y pad.ecer allí mucho por
parte de Ios senadores, sr¡tnos saeerdotes y letrados
y que tenía qrre ser ejecutado y resrrcitar al tercer
día.
Jesús habla ahora de su cflJz, de su anonadamiento pro-
üsorio, de su fracaso aparente; de la humillación del Siervo
de Yahvé, antes de entrar en su gloria. Presenta aquí la
imagen del Mesías doliente, humillado y muerto en la cruz.
Los apóstoles están convencidos de que Jesús sí es
el Mesías, pero no comprenden todavía cómo serán las ac-
tuaciones finales de este Salvador del mundo. Se imagi-
naban un proceder totalmente distinto del que va a tener
Jesús al final de su üda terrenal. Seguían pensando en
un Mesías conquistado4 en un Rey guerrero que echaría
de Palestina a los rnvasores romanos y daría un gran poder
DOMTNGO 22 - CICLO A
polítim a Israel. Ahora Jesús trata de cambiarles esa
idea de triunfos externos y les va anunciando el final do-
loroso que le espera.
Jesús quiere abrir los ojos de sus discípulos y convencer-
los de que para salvar al mundo no hay otro camino me-
jor que el de la cn¿2.
Habla Cristo de las tres elases dominantes que lo van
a sentenciar a muerte: Los ancianos o sea los hombres más
respetados por su influencia, prestigro y edad. Los Sumos
sacerdotes, pertenecientes al partido de los Saduceos.
Y los escribas, gu€ pertenecían al partido de los fariseos.
Eran las tres fuerzas políticas, económicas y religiosas que
dominaban a Israel. En muchísimas cosas andaban en de-
sacuerdo y peleando unos contra otros, pero en una cosa
sí supieron ponerse totalmente de acrrerdo: en acus¿ü a Jesús
y llevarlo a la muerte. Las clases dominantes en lo políti-
co y en lo económico se ponen de acuerdo constantemente
en todas las épocas para ir óontra Cristo y contra sus en-
señanzas. No nos extrañe que esto suceda, si le sucedió a
El personalmente cuando estaba üsible, hablando y ha-
ciendo maraüllosos milagros. No nos escandalicemos de
que esto siga sucediendo también ahora. EI camino de la
crrtz, del padecimiento y de la incomprensión es el que
lleva a los discípulos de Cristo a la gloria de la re-
surrección.
Tbnía que ir... ypadecer mucho. Jesus quería recordar
que era necesario el strfrimiento. Humillarse para ob-
tener el perdón de nuestra soberbia y de nuestro orgullo.
Ser atormentado cruelmente para pagar nuestros pecados
L4 15
N
lir
ii
de sensualidad y comodismo. A cada uno de noso-
tros nos dice Jesús: es necesario padecer, para ob-
tener la salvación. Sin cflrzy sufrimiento no hay redención.
Tenemos que aceptar que en el plan de Dios para
nuestra santificación entren la humillación y el sufrimien-
to. ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido mejor!
:ii.;¿i-*"t¡ r.;e: i!$ I'it¿rr.ró Ír¡Jl:irr'ü,:.)r,r,tg lÍii:.isr] Íi itit{}¡'rrliiildei;, n'irdi¡
Io yrer:iim.i{;a Di*s, i$r:fir.o;i'" ,':lso rr¿¡ lpuertre piesarte".
Pedro había sido criado y educado con la idea de un
Mesías de poder, gloria y conquista. Por eso reacciona de
manera violenta ante esta noticia de Jesús. Le resultaba
increíble la idea de un Mesías sufriente. Eso de relacio-
nar al Salvador del mundo con una cruz le parecía impo-
sible. Ibma respetuosamente a Jesús del brazo y lo detiene
para decirle que hay que desistir totalmente de esta horri-
ble posibilidad.
En estas palabras de Pedro hay algo muy peligroso: son
una tentación qrre procede de alguien que ama in-
tensamente a.fesús. Hay tentaciones en esta vida que
tienen el terrible peligro de que provienen de personasi que
nos aman mucho: cuando una mamá o un papá o una amis-
tad nos propone alejarnos de lo que supone sacrificios y
dedicarnos a una üda fácil y sin contrariedades, hay que
reaccionar como veremos enseguida que reaccionó Cristo.
Aunque se trate de personas que nos aman mucho y a
quienes mucho amamos.
a)mdame acorregir mis ideas equivocadas: yo no
sufrimiento ni para mí ni para las personas que
raquítico entendimiento quisiera como Pedro,
. ----? r , ,
t "l''ril' jri''i l': " i:¡r)i "
organizar uh mundo en el cual estuviese eliminado el su-
frimiento. Y Ti, tan infinitamente misericordioso, has orga-
nizado la vida humana entre un mar de lágrimas y de
sangre y un huracán de suspiros de dolor. Porque sabes
que el dolor expía nuestras culpas, y que junto a la cntz
crece la santidad.
Jesris se volvió f¡ dijo a Pedro: "Quítate de mi vista
Satanás qrre me haces tropezar. T[i piensas como los
hombres, rro como Dios".
La reprimenda de Jesús nos corta la respiración cuan-
do la escuchamos. Conüene explicarla un poco.
Ante todo tenemos que pensar que Jesús acompañaba
sus palabras serias con un tono de voz amable y una mirada
cariñosa. Es un padre que corrige, pero lo hace con cariño.
¿Por qué reaccionó Jesús así? Es que de nuevo ve
aparecer la tentación que tuvo en el desierto: obrar la
salvación del mundo por medios fáciles, deslumbrantes,
comodones, sin sacrificios ni negación de sí mismo. Ya allá
el diablo le había propuesto: "Dales de comer, dales cosas
materiales, deslúmbralos con prodigios inútiles, haz una
componenda con el mundo, ajústate al modo de pensar de
los mundanos, adáptate a las costumbres mundanas, adora
y obedece lo que el diablo propone"... Por eso reacciona Jesús
tan fuertemente: es que Pedro, sin darse cuenta le está
proponiendo lo mismo que Satanás le había propuesto en
el desierto: irse por el camino fácil y apartarse del sacrifi-
cio y de la humillación.
17
Señor:
quiero el
amo. Mi
16
Satanás: en hebreo esta palabra significa: adver:sario
que pone trampas para hacerlo caer a uno y hacerlo fra-
casar o perecer. Satanás es cualquier teoría que trate de
alejarnos del camino de Dios, del modo como el Señor desea
que nos comportemos. Satanás es toda influencia que
pretenda hacernos marchar por el camino de lo más fácil
y huir de lo que cuesta sacrificio o humillación. Satanás
es cualquier atractivo que trata de obtener que los deseos
humanos y las pasiones ocupen el sitio que deben ocupar
los mandatos de Dios y los aüsos de nuestra conciencia.
Nosotros podemos convertirnos en Satanás para otros, y
aun personas que nos aman pueden llegar a ser Satanás
para nosotros si nos pretenden hacer üajar por el camino
ancho de la facilidad y apartarnos del camino angosto del
sacrificio y de la negación de sí mismo.
Cuándo Pedro dijo a Jesús que era el Hijo de Dios, ha-
blaba en ese momento por inspiración del Padre Celestial,
pero cuando le quiso apartar de su pasión y su cruz, esta-
ba hablando como un Satanás. Así somos nosotros: a ratos
estamos como inspirados por el cielo y se nos ocurren ideas
tan luminosas. Pero luego üene el poder de las tinieblas que
nos inspira ideas que ni se pueden transmitir. Thn perver-
sas son. ¡Señor: que no pensemos nunca como los seres
mundamos de esta tierra, sino como piensas y opinas T[r!
Debemos tratar de averiguar ctráles son los planes que
tiene Dios, y no solamente darle importancia a los nues-
tros. Y aceptar los planes de Dios aunque no coincidan con
nuestros planes personales. Dentro de los planes de Dios
puede haber humillación y sufrimiento y aparente fraca-
so en nuestra vida. Hay que aceptar esto, no por ser hu-
18
DOMINGO 22. CTCLO A
millaciOn y sufrimiento y fracaso, sino por pertenecer al
plan que Dios tiene para santificarnos, Esto se llama pensar
como Dios y no como los hombres. Hay que despojarse
de los criterios meramente humanos, porque pueden ser
una equivocación. Lo que interesa en definitiva es lo que
Dios piensa y opina. Y esto hay que tratar de saberlo oran-
do y meditando. Pidiendo luces al Altísimo. "Señor, ¿qué
quieres que yo haga? Mándame lo que quieras, pero dame
fuerza y valor para ser capaz de hacerlo y aceptarlo,, (San
Agustín).
Entonees üjo a los discípulos:'El qrre quieravenir-
se conmigo que se niege a sí mismo, (fue cargue eon
su crruz y me siga. Si uno quiere salvar srr vida la per-
derá. Pero el que Ia pierda por mí la encontrará.
Este es un programa que Jesús repitió muchas veces.
Se trata de principios esenciales del cristianismo, y quien
no los cumpla no es verdadero seguidor de Cristo aunque
clame a los cuatro vientos que sí lo es.
Negarse a sl mismo: decir NO a los propios deseos.para
poder decir SI a los mandatos de Dios. Negarse a sí mismo:
quitar a nuestro EGOISMO del trono donde quiere reinar,
para colocar allí a DIOS y dejarle que reine en nuestra
üda y en nuestro modo de pensar. Autonegarse para acep-
tar las exigencias de Nuestro Señor.
Es un programa dificil y doloroso: negarse a sí mismo:
superar las inclinaciones desordenadas. Tomar su cruz:
afrontar pacientemente las contrariedades de cada jorna-
da. Negarse a sí mismo es posponer los propios intere-
ses y la propia comodidad y renunciar a cualquier otro goce,
19
to:1T l
"
!)
antes que perder la amistad con Dios. Es sacrificar el propio
querer y las peticiones del gusto propio con tal de hacer
la voluntad de Dios.
Así que es pura ilusión creer que estamos siguiendo a
Cristo si seguimos a nuestrcs propios caprichos, buscán-
donos a nosotros ismos en vez de buscar la voluntad del
Padre Celestial.
El que quiera enirse conmigo: Oh Dios, yo sí quiero
irme conl igo, pero necesito que me pases un poco de tu
fuerza y de tu generosidad, porque la ¡ exigencias que ha-
ces no son tan fáciles. "Dame lo que me pides, y pídeme
lo que quieras" (San Agustb).
Negarse a sí ismo: ta de Cristo a
tantos que tendría deseo como el joven
rico del evangelio, enten r que tienen que re-
nunciar a algo que mucho les agrada para seguir al Maestro.
Jesús: admiramos tu persona, admiramos tu evange-
lio lleno de sabiduría, admiramos tus milagros porten-
tosos, admiramos tu poder y tu bondad, pero nos aterran
tus exigercias: negarnos a nosotros mismos y aceptar la wuz
de cada día. Eso s i que nos gusta ya mucho menos. Pero
Tti te negaste totalmente a ti mismo por nosotros sa-
crificando por nuestra salvación tu üda entera hasta la
última gota de tu sangre, y nosotros ¿no tendremos el sufi-
ciente amor a Ti para saber sacrificar en tu honor nuestro
orgullo, nuestro comodismo, nuestra sensualidad, nues-
tro propi« parecer? ¡Qué poco amor tenemos para seguir
tus pisadas! ¡Concédenos u , poco más de generosidad, de
esa generosidad que a Ti te está sobrando!
20
Q,trJFl '.I'(^}lll,fl m
Tbmar su cruiz: es deci4 aceptar los sacrificios de cada
día. Quizás nuestras ambiciones personales no las logre-
mos satisfacer. Quizás las recompensas que recibamos por
nuestros serücios sean casi nulas y nuestro prestigio sea
mucho menor del que desearíamos tener. Probablemente
habrá que sacrificar tiempo y placeres con tal de cumplir
el propio deber y a¡rudar a los demás. Puede ser que ten-
gamos que sacrificar Ia comodidad del descanso en el hogar
o la alegría de unas diversion€s; con tal de hacer aposto-
lado. Quién sabe si tendremos que privarnos de una nue-
va comodidad de un nuevo mueble por dar una a¡ruda a
ese prójimo que representa a Jesucristo. O puede ser que
en vez de pasar unas horas alegres junto a un televisor o
a un radio, las tengamos que pasar junto a la cama de un
enfermo consolándolo. Tbmar srr cru,z significa estar más
preocupado de servir a Dios y al prójimo que de servirse
a sí mismo y a su comodismo.
No basta con hacer cada día la señal de la cruz. Eso
aprovecha muchísimo hasta para alejar los demonios impu-
nos. Pero es necesario también aceptar la cruz de sufrimien-
tos que Dios permite que nos lleguen cada día. Recuerda
que Jesús aceptó su terrible cñtz por ti, en medio de tan-
tos dolor€s, y no te niegues a aceptar la cruz de cada día
que El permite que te llegue (S. Juan Crisóstomo).
Y ivr.¡.'i r.{i,i,r+.: Seguir a Jesucristo significa: obede-
cer lo que El manda, e imitar sus ejemplos. Seguirlo por
el camino de santidad por el cual ha üajado El.
2L
En reuniones y convivencias se hace un juego que con-
siste en "segtrir al guía", y consiste en que una persona
tiene que imitar todo lo que otra va haciendo, aunque sean
acciones difíciles y a ratos hasta ridículas. Cuando el guía
es muy ágil, lo más probable es que la persona que lo tra-
ta de imitar no logrará ejecutar a perfección lo que él va
haciendo, pero Io que se premia es el esfuerzo. Algo pare-
cido sucede en el "seguir a Cristo". Thatar de imitar lo
que El ha hecho: negarse a sí mismo, aceptar la cruz de
sus sufrimientos, tratar a los demás con aquel gran res-
peto y ese inmenso amor espiritual con que Cristo ha trata-
do; buscar siempre, y sobre todo hacer lo que agrada al
Padre Dios; tener un espíritu de serücio tal que se pueda
afirmar. t'no he venido a ser senrido sino a serr¡ir".
Ser manso y humilde y esforzarse de tal manera por
mantener la conciencia limpia que podamos repetir con
nuestro Maestro y Guía: t'¿Quién de vosotros me po-
drá convencer de pecado?" -Eso es seguir a Jesús.
El que pierda su vida por Mí la salvará y el que
quiera salvar su vida la perderá.
Jesús debió repetir muchas veces esta enseñanza porque
en los evangelic se enanentra repetida seis veces. Señal de que
es algo extraordinariamente importante para el cristia-
nismo.
Cristo quiere recordarnos que nuestra üda no nos ha
sid.o dada para guardarla con egoísmo, encerrada
entre la comodidad y el huir de los problemas, sino para sa-
crificarla por Cristo, por su reino, por el bien de los de-
más y por la salvación de nuestra alma.
22
DOMINGO 22 - CTCLO A
Amar a Cristo no es sentir emoción por El solamente,
sino sacrificar nuestra üda por su amor. Algunos dicen que
aman pero lo hacen sólo por el gusto que sienten en amar
a esa persona. Pero si su amor no les cuesta sacrificio, se
les quedará en mero afecto sensible sin llegar a ser nun-
ca amor de caridad, ni amor auténtico.
Jesús nos puede decir: "No os he amado en broma.
Mi amor no ha consistido en solas palabras. Mi amor por
vosotros me costó inmensos sacrificios". ¿Podremos decirle
nosotrrcs otro tanto? ¿Qué me oresta mi amor hacia Cristo?
¿Sacrifico algo por demostrarle que en verdad le amo?
Pierdo algo de mi vida por amor de Jesucristo y de su
Reino?
Recordemos la parábola de los DOS GRANOS DE
INCIENSO. Uno de ellos al ver las brasas encendidas don-
de lo iban a quemar junto al altar de Dios, sintió miedo y
se arrojó al suelo, y allí quedó pisoteado por todos e inútil.
El otro se arrojó valientemente a las brasas y allí sacrifi-
cado entre el fuego, subió en forma de humo agradablemente
oloroso hasta el rostro del mismo Dios. Así puede ser nues-
tra existencia: o un no querer sacrificar nuestra vida,
nuestros gustos, nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestro
orgullo y pereza... y terminar pisoteados por los vicios y
ocultos en las oscuridades de la üda vulgar y sin mereci-
mientos para el cielo; o sacrificar cada día algo de nuestra
vida por Dios y por su reino; sacrificar los propios gustos;
hacer sacrificio de tiempo y de dinero, y hacer de la propia
existencia un sacrificio de suave olor que como el de Abel, el
de Noé, el de Abraham y el de Cristo, suba hacia el rostro
santísimo del Padre Celestial y rmelva a nosotros convertido
23
rji
I
¡
L
en bendiciones divinas para la vida presente y para la
eternidad.
¿De veras pierdo algo de mi vida por Cristo y por su
Reino? ¿O la estoy conservando inútilmente entre la pereza
y Ia falta de espíritu de sacrificio? Puedo decirle yo tam-
bién a Cristo: "¿No te he amado en broma, ni mi amor hacia
Ti ha sido de sólo palabras?".
Jesús sabía muy bien que llegaría el tiempo en el que los
cristianos, en tiempos de persecución, podrían salvar la vida
abandonando la fe y renegando de sus'creencias, y avisa
claramente que quien así "salve su vida" lo que en reali-
dad está haciendo es perderla, y que quien pierda su üda
por proclamar su fidelidad a Dios, con ello la está ganando
para la felicidad eterna. Sabía también que en época de paz
los cristianos podemos "salvar la üda" de dificultades, de
preocupaciones, de molestias y de desgastes, con tal de que
nos dediquemos a t'rto hacer nadatt, por el reino de Dios, y
con ello lo que estamos haciendo en realidad es perder
nuestra üda. Pero que podemos ta¡rrbién penderla en aparien-
cia dedicándonos a desgastarnos por Cristo y por su Rei'
no y por eI bien de las almas, y que lo que en realidad
estamos consiguiendo mn este "perder ]a vida," es salvarla
para la eternidad feliz. Señor: quiero desgastar mi vida por
fi en esta tierra para recuperarla plena y vigorosa en la
eternidad. Amén.
¿De qué le sirve a un hombre ganar el mrrndo
entero si malogra su vida? O, ¿qué podrá dar para
recobrarla?
24
'I
i,t.irli¡!l'.,JCli';: ','.:1 - r:rli..lX,r; ,i
Jesús está hablando no sólo de la üda terrenal sino
también de la vida eterna. Si ganáramos todo lo que en
este mundo se puede ganar, pero perdiéramos la üda eter-
na, ¿de qué nos serviría? De la reina Isabel I de Inglaterra
(año 1600) decía la gente que después de haber obtenido
ell¡a en esta tierra todo lo que ansiaba: pode4 riquezas, farña,
honores, goces y largos años gobernando despóticamente,
al morir, alguien le oyó decir: "¡medio siglo de goces en la
tierra, y después tan largo tiempo sufriendo en la eterni-
dad!". Puede ser que sí le hayan oído decir eso. Puede ser
que no. Pero Io cierto es que nosotros sí tendremos que
repetir algo parecido o quizas peor si por ganar en el mundo,
perdemos la üda eterna.
Cuando los hermanos de San Bernardo de Claraval
dispusieron (por allá en el año mil) abandonar sus fincas
y palacios e irse a un convento a volverse santos, le deja-
ron toda la herencia al hermano menor, pero éste respon-
dió al oír tal noticia: "Cómo: ¿vosotros os vais a ganaros
los bienes del cielo y a mí me dejáis únicamente los bienes
de la tierra? No. Eso no lo aceptaré jamás", y vendiendo
tierras y palacios, y repartiendo todo entre los pobres, se
fue éI también a dedicarse a la santidad, para que no le
fuera a suceder que por ganar el mundo malograra la vida
de su alma. ¿Qué me dirá este ejemplo? ¿Qué conclusión
podré sacar para el bien de mi alma? óQué clases de bie-
nes estoy anhelando: los del mundo que pasan y se pier-
den, o los de la verdadera üda, los de la vida eterna?
¿De qué le sirve a una persona dedicarse únicamente
a la dimensión terrenal y horizontal de la vida, ctrando po-
dría lanzar su mirada hacia las estrellas y darle una di-
25
ill:
l!,ll
Ítl
mensión vertical a su existencia? ¿De qué le sirve a un
individuo dedicarse únicamente a escarbar como gallina
entre el basurero de esta tierra, cuando podría levantar sus
alas de águila y encaminarse hacia el cielo? ¿Qué quiero ser?,
¿ave que rmela hacia el cielo azul de la eternidad, o escaraba-
jo que escarba entre el estiércol inmundo para buscar una
satisfacción que nunca llena por completo? ¡Perdón, Seño4
si tantas veces he malogrado mi vida eterna por dedicar-
me a ganar para el mundo y a obtener gustos para mi
sensualidad y mis pasiones!
Un rico millonario, arrepentido, mandó escribir en su
tumba este epitafio: "empecé siendo un buen cristiano
y terrrriné siendo un simple comerciante, solamen-
te comerciante". Sentía que había ganado el mundo y
había perdido su üda espiritual.
¿Qué podrá dar para volver a recobrarla?
Al Presidente Zaldúa de Colombia (1880), masón y li-
brepensador, lo convirtió al catolicismo una frase de un
humilde zapatero. Un día el presidente entró al taller del
zapateto para resguardarse de un aguacero que lo sorpren-
dió en plena calle, y le preguntó al anciano trabajador:
"¿Cuántos años ha viüdo usted?", y el hombre, que tenía
fama de no ser muy buen cristiano, le respondió: 'Ay, su
excelencia, he üvido setenta años para el infierno y nin-
guno para Dios". Esta frase le quedó zumbando en los oídos
al Dr. Zaldúa y pronto llamó a un sacerdote y para confe-
sarse y cambió de üda. ¿Cuántos minutos habremos üü-
do para la perdición y cuántos para la salvación? ¿Y cómo
poder recuperar la üda que perdemos üüendo en pecado?
Es una pérdida pavorosa. Las inundaciones hacen perder
26
DOMTNGO 22 - CTCLO A
mucho pero a veces no todo. Los tememotos hacen perder
bastante, pero no todo. Pero así como los incendios todo
lo destruyen, asÍ la vida de pecado nos trae unas pérdi-
das irreparables. ¿Cómo volver a recuperar tanta pérdida?
Por eso obremos nuestra santificación "con temor y tem-
blor" como recomendaba San Pablo.
Cuántas personas hay en el mundo que obtuüeron dine-
ro, goces sensuales, honores, puestos, comodidades,... y en
cambio han perdido la paz del alma. ¿Y cómo podrán recu-
perarla? Quien la ha perdido sabe muy bien lo difícil que
es volr¡er a conseguirla. Se úe estrepitosamente, se canta, se
pasea, se va a fiestas y paseos, pero allá, en el fondo dei
alma lapaz no existe. Ganaron el mundo entero y malogra-
ron su vida, y ¿qué podrán dar para recobrar lapaz de su
conciencia? Tbndrán que repetir como el famoso humorista
que fue a consultar a un sicólogo para que le diera un re-
medio para alejar la mortal tristeza que le agobiaba por su
üda de pecado. El sicólogo después de haberle fracasado todos
los demás remedios, le aconsejó: "Id a presenciar las decla-
maciones del gran humorista Garrick, el que hace desterni-
llar a todos de risas". Y el pobre melancólico le respondió:
'Yo soy Ganrick, cambiadme la receta". -¿Si la sal pierde su
sabor, con qué se le podrá salar? Si por ganar lo mundano
perdemos lapaz del alma, ¿qué podremos dar para volver a
recobrarla? Pensemos bien antes de exponernos a perderla.
Señor: no permitas jamás que por pretender ganar lo del
mundo perdamos nuestra üda de la gracia ylapaz del alma.
Pero el llijo del hombre vendrá entre sus ánge-
les, con la gloria del Padre, y entonces pagará a cada
uno segrin sus obras.
27
Jesús nos hace una advertencia muy seria. Nos es-
pera un juicio del crral nadie se logrará librar. Nuestra üda
va a desembocar en un balance final, en una rendición de
cuentas, en un inventario de pérdidas y ganancias. En el
juicio que nos espera al final de la üda, se r¡erá claramente
que aquellos que solamente buscaban los bienes de este
mundo: riquezas, goces sensuales, satisfacción del orgullo y
vanidad, honores, puestos, comodidades, satisfacciones,
gozos y descansos, han perdido lastimosamente su vida.
Pero que quienes sacrificaron generosamente su tiempo,
sus bienes, su comodidad, sus pasiones, y hasta su buen
nombre, con tal de obtener gloria para Dios, extensión del
reino de Cristo y mayor bien para sus prójimos, esos sí que
ganaron en realidad la üda eterna.
Pablo VI repetía: "Cristo al venir en el día del juicio pa-
gará a cada uno segrirr sus obras, y no segrin las decla-
raciones que cada uno haya hecho". Porque algunos
en palabra J¡ en teoría sí están muy r€sueltos a hacer mucho,
pero llegados al momento de actuar no hacen nada. Les
pasa como a aquel líder obrero a quien preguntaban: "Si
usted tuüera dos casas, ¿qué daría para los pobres? -Pues
yo daría una casa. -¿Y si tuviera dos automóviles? --Daría
un automóül para los pobres.-¿Y si tuviera dos bueyes?
-Daría un buey para los necesitados. -¿Y si tuüera dos
gallinas? -No daría ninguna...-¿Y por qué?... -Poryue las
dos gallina^s sí las tengo'1. Qué fácil: hacer cuentas de lo que
daríamos, de lo que no tenemos, y en cambio, de lo que sí
tenemos, no dar nada.
San Francisco de Sales repetía: "el peligro para muchas
personasi consiste en pensar solamente en lo que desearían
28
ser y hacer, pero no ponerse a examinl;'r';'nr;
""'r"^rt-dad son y hacen". Y es que a la hora del Juicio no nos van
a preguntar qué planes teníamos, sino qué fue lo que en
realidad hicimos. '?agará a cada una segtin srrs obras",
dice Jesús, y no según sus sueños y sus deseos.
A cada uno SEGLIN SUS OBR.AS: Los tres amigos
Decía la parábola antigua:'t¡n hombre tenía tres amigos.
Fue citado ante eI tribunal delrey. Elprimero de sus
amigos lo abandonó inmediatamente. El segundo lo siguió
pero únicamente hasta las puertas del palacio y allÍ lo
dejó solo. El tercer amigo lo acompañó hasta el tribunal y
allí lo defendió"... Son las tres clases de amigos que tiene
el ser humano: el primero: las riquezas. Lo acompañan
hasta la muerte, y luego lo abandonan. El segundo: los
familiares: lo acompañan hasta el cementerio y de ahí
no pueden pasar. El tercero: sus buenas obras: lo acom-
pañan hasta el Diüno Tbibunal de Dios y allí interceden
en su favor y le obtienen una sentencia favorable.
Segrin nuestras obras se nos pagará. No según
nuestra familia, o nuestra inteligencia, o las riquezas o nues-
tra fama. Según nuestras obras. Esta frase es repetida fre-
cuentemente en la S. Bibliu (por ej. en el Salmo 62: "Esto
ha dicho el señor: que El paga a cada uno según sus obras".
San Pablo lo repite varias veces: "Dios dará a cada cual
según sean sus obras" (Rom. 2, 6. 2 Tim. 4,L4, etc.). Si
Dios ha permitido que en el Libro Santo se insista
tanto acerca de este tema, debe ser que es extraordina-
riamente importante para nuestra vida y nuestra sal-
vación.
29
t.ii
lil
li,t ]
l;l j
r'ji nt
ii,i 6
IlilH
:'
'[!i, f;ü
CONCLUStrOI.I:
Según sean mis obras, así será la sentencia que reci-
biré en el día final. Así que si mis obras son buenas, la
sentencia que recibiré me será altamente favorable, pero si
mis obras son malas, mi sentencia puede ser fatal. Por eso diré
con el salmista: f"Vigilaré mi proceder, para no pecar"
(Salmo 38-39) y no olvidaré jamás aquel aüso tan impor.
tante de San Pablo: 'trara los que obran el bien, habrá
gloria, honor y pa'z. Y para los que obran el mal,
tristeza y angustia vendrán" (Rom. 2). Soldado aüsa-
do no muere en guerra.
idü'fr'i: Los protestantes andan enseñando por todas
partes que Ias buenas obras no son necesarias para salvar-
se. Y San Francisco de Sales les hacía esta pregunta que
ellos nunca le lograban responder: 'Y si es verdad que las
obras buenas no son necesarias para salvarse, por qué dice
Jesucristo que el día del Juicio Final les dirá a los de la
izquierda 'Id malditos al fuego del infierno porque tuve
hambre y no me disteis de comer y era pobre y no me re-
galasteis vestidos, y estaba preso y no me fuisteis a visi-
tar y estaba enfermo y no me fuisteis a consolar'(S.
Mateo 25,42). No les dice 'Id al infierno'por no haber te-
nido fe o por no haber leído la Biblia,... sino por no haber
querido hacer obras buenas, ayudando a los necesitados.
Luego las buenas obras sí son necesarias para salvarse".
LOS QUE HICIERON.EI. BIEN, RESUCITARAN I¡ARA
IA VIDA ETERNA;
Y LOS QUE HICXERON N]L MAL RESUCITARAN PANA
I-A coNDENACxoN
(s' Juan 5;2e)
HiffiMHNG$ zfr
CTCH-O B
LO QI.IE TIACE IMPT]RA A UNA PERSONA ES LO
QrrE SALE DE SU CORAZON
30
i-:il:l,r ü, cá trl
DljoMoisésalpueblo:ahoralsraelescuchalos
*r*t"tos y decretos qr¡e yo os mand'o cumplir' Así
viviréis y éntraréis a la fierra Pnomeüda. Estos man-
datos **,er" vuestra sabidr¡ría y rnrestra inteligencia
yosdarfurmuybuenafamadelantedelasgentesde
ias demás naciones, las cuales cuando tengan no-
ticia d,e vrrestro buen modo de compartaros dfuán: -
¡Cierto qrre esta gran nación es t¡n pueblo sabio e
inteligente!
Y en efecto: ¿Hay alguna nación tan grand'e que
tenga los dioses tan cerca como lo está el señor Dios
de losotros siempre que lo invocamos? ¿Y cuál es
t" gr"n nación que tenga unas leyes y rrnos manda'
tos-tan justos y santos como los de nuestra Santa
Ley?
Esta es una página famosa de un libro muy impresio-
nante, el 5o. Iibio áe ta S. Biblia, eI Deuteronomio. La pa-
labra Deuteronomio signifrca "repetición de la-Iey'" y este
Iibro es como un volveile a repetir al pueblo lo que se le
hu ,".o*endado en los libros anteriores que enseñan las
leyes de Dios a su pueblo y que traen las emocionantes
,rárra.io.es de lo bueno que les ha sucedido a los que sí
obedecenalseñorDios,yd"l^"catástrofesqueleshan
llegado a quienes se han iebelado y no Ie han querido obe-
decer.
32
DO]VIING0 22 - CICLO B
En el Deuteronomio la elocuencia llega a uno de sus más
altos grados en el Antiguo Testamento. Son discursos su-
blimes e impactantes que el Libro Sagrado pone en labios
de Moisés al despedirse de su pueblo antes de partir para
la eternidad.
Esta lectura de hoy nos trae varias noticias.
la. Si el pueblo escucha y cumple los mandatos de Dios,
logrará entrar a la fierra Prometida. Es como un antici-
po a lo que Jesús dirá muchos siglos después: "Dichosos
los que escuchen la Palabra de Dios y la pongan en prác-
tica; serán como casa edificada sobre roca, que no se cae
aunque bramen los ríos y rujan los üentos (Mt, 7), como
una preparación a las palabras que va a decir después el
Salmo 1: "Dichoso el que medita en la ley del Señor
noche y día y en ormplirla enctrentr:a su gozo: será como
árüol plantado junto a la fuente de agua: da fruto a
su tiempo y no se marchitan sus hojas, y todo cuanto
emprende tiene buen fin".
2a. Esta lectura de hoy nos recuerda que las leyes-de
Dios dan sabiduría a los creyentes, y su cumplimiento les
proporciona buena fama ante los no creyentes. Con raz6n
exclamaba emocionado el famoso Gandhi, libertador de la
India, al leer la Palabra de la Biblia: "¡Ah, si los cristia-
nos cumplieran estos mandatos tan sabios, serían la gente
más santa de la tierra!".
3a. No hay ninguna nación en la tierra que tenga
a su divinidad tan cerca corno lo está Dios de noso"
tros euando lo invocamos. Esta es una de las afirma-
ciones más hermosas de la Sagrada Escritura. Una frase
33
rd l:
t'l
t L- tl
ir
para leer, releer y volverla a meditar muchas veces' por-
que tenemos un Dios demasiado cercano a nosotros como
puru que tengamos eI descaro de olüdarnos de su santa
pr".et
"ia
Y de su amorosa comPañía'
4a. No hay ninguna otra clase de gente en el- m-undo que
tenga leyes y *^ñdutos de tan enorme santidad y prove-
.hol.orrro los que tenemos en la S' Biblia' Y en ninguna
puri" se encontrarán norrnas y consejos ue lleven a la san'
tidad con tanta seguridad cómo lo consiguen los manda-
tos del Libro Santo.
Segr.lnda Lectur¡r'
Lectr.rr¿r d.e la carta clel dpóstol santiago. 1, t7-21
Herma¡ros: todo beneficio üene de ariba' del Padre
delasluces...AceptaddócilmentelaPalabradeDios
qtr. ft" sido plantada en rnrestras almas y que es capaz
á. ár*o".-r,l".r"dla a la práctica y no os contentéis
;;;;"*charla, engañándoos a vosotros mismos'
La neligión pura e intachable a los ojos de Dios es
u"á üsitir f.ri¿rranos y a¡nrdar üudas en sus tribula'
ciones y no manchat"á lt" manos con este mr¡nd'o'
EstalecturadeSantiagoescomounareafirmacióndel
,o.,="5odelaprimeralectura:escucharlosmandatosde
i"-p"i"¡ra de Dios y tratar de ponerlos en práctica, por-
que si sólo se escuchá y no se practica, se eslá uno engañan'
do a sí mismo. Y Santiago, aconseja un plan de santidad
*,r, práctico: insiste J"'qt" la religión para ser intacha'
ble tiene que demostrarse en a)rudar a los necesitados' y
;;"" .o*o ejemplo a dos clases de personas muy despro-
34
T)OMINGO 22 - CÍCLO I}
tegidas: los huérfanos y las viudas. Luego añade otra
eondición: no mancharse las manos con negocios o accio-
nes pecaminosas del mundo. Santiago es práctico en todo
lo que enseña, por eso su carta es una de las lecturas que
más agradan a todos, porque parece un venerable ancia-
no dando consejos a sus nietos muy amados, pero consejos
tan prácticos que todos los pueden entender.
(A quienes dicen que la S. Biblia no se entiende, reco-
mendémosles que lean la Carta de Santiago: Tbdos la en-
tienden).
Evangclio. S. I{arcos 7, l-B
Se acercaron a Jesús unos fariseos y letrados de
Jemsalem y vieron qr¡e sus discípulos comían con
Ias manos imprrras (es decir, sin lavarse las manos)
-Los fariseos no eomen sin lavarse antes las mamos,
restregándose bien, afemándose a la tradición de los
mayores y al volver de la plaza no comen sin lavar-
se antes, y se aferan a otras muchas tradiciones de
lavar vasos, jamas y ollas.
La diferencia entre Jesús y los fariseos era sumamente
grande. Jesús le concedía enorme importancia a lo que pro-
viene del corazón, de la conciencia, de la convicción inter-
na. En cambio los fariseos le daban toda la importancia
era a las actuaciones exteriores, aunque estas no corres-
pondieran a los sentimientos del coraz6n, y a las convic-
ciones. En crranto al lavaree la manog esto no terúa nada
que ver con Ia higiene, sino con unas normas ceremo-
niales que ellos se habían inventado. El no lavarse las
manos no significaba para los fariseos estar sucios en el
35
sentido físico, sino ser impuros ante los ojos de Dios. Y esto
era lo que Jesús quería corregir. Ellos decían que el comer
sin bañarse las manos traia castigos divinos y que un ali-
mento tomado sin haber hecho las abluciones, era tan
antipático y tan dañoso como comer excrementos. Los fari-
seos habían convertido el lavarse las manos a cada rato,
en un tabú, en algo que podía traer glaves males espiri-
tuales. Por eso al volver a casa cuando se llegaba de la calle
había que bañarse y refregarse varias veces, porque el no
hacerlo era desagradar a Dios. Y esto era un deformar la
bondad del buen Dios. Por eso entre Cristo y los fariseos había
una enorme diferencia en el pensar. Jesús quería que la
religión no sea una colección de mandatos humanos escla-
vizantes, inventados. por los gobernantes de turno, sino un
dedicarse a amar a Dios y a los hermanos, con todo el co-
razón y con toda el alma.
Segrin eso, los fariseos le preguntaron a Jesús:
¿Por qué comen tr¡s discípulos con manos impuras
y rr.o siguen la tradición de los mayores? Jesús les
respondió: Bien plofetizó Isaías de vosotros hipócritas:
,,Este pueblo me honra con los labios pero su cora-
z6rr estár lejos d.e Mí. El culto qrre me dan está vacío
poryue la doctrina que enseñan son mandatos inven-
iados por hombres". -Dejáis a un lado los man'
d.amientos d.e Dios para aferraros a la tradición de
los hombres.
Ilipóeritas. Es un adjetivo que Jesús aplica varias veces
a los fariseos. Hipócrita es el que por fuera se disfraza de
bueno pero por dentro es malo. Es como decirles: "Disfra-
zados,,l
,,Enmascarados". Ellos insistían en que se cumplie-
36
ti)()MIN(;O,t2 - UfCL(i ti
ran estrictamente las observaciones exteriores, aunque en el
corazón y en los pensamientos siguieran siendo malos.
Cumplir por fuera unos detalles externos aunque se
siguiera odiando en el fondo del corazón, y se continua-
ra llenos de orgullo y de avaricia, de envidia y de impure-
zas en el pensamiento.
Hipocresía: fingir cualidades que no se tienen: viür
cumpliendo externamente una serie de normas y en cam-
bio en lo interior del alma seguir desobedeciendo las leyes de
Dios. Jesús insiste en todo lo contrario: es necesario darle
gran importancia al modo como está el corazín respecto a
Dios y respecto a los semejantes. Si sólo se queda uno en
observancias externas sin darle importancia a Io que
siente internamente, es un hipócrita. Y a Dios no le agra-
dan los que solamente lo honran con los labios y externamen-
te, pero mantienen su corazón lejos de El. La hipocresía
es mentira, y la mentira üene del demonio. (Dicen que hi-
pócrita es el que con los labios exclama: "Qué perro tan
bonito y tan simpático", ¡mientras con la mano agarra url
garrote para darle por la cabezal).
Llamó Jesús a la gente y les dijo: "Escuchad y
entended todos: Nada que entre de fuera haee im-
puro a un hombre. Lo que sale de dentro es lo que
hace impuro. Porque de dentro del corazót:- salen los
malos propósitos, las fornicaciorles, robos homicidios,
adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno,
enüdia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas estas
maldades salen de dentrc yhacen impum a l,a ¡rereona".
37
Estas frases de Jesús debieron aparecer.como verdade-
ramente revolucionarias para los que las oyeron por prime-
ra.vez. Porque los judíos estaban convencidos de que muchos
objetos podían hacerlo impuro a uno al comerlos, o sim-
plemente al tocarlos (como por ej. tocar un muerto, etc.).
Esta doctrina de Jesús era realmente nueva y venía a cam-
biar todos los esquemas morales que los israelitas tenían.
Para Cristo lo que lo hace a uno impuro en el alma no es lo
que come, ni el no lavarse las manos, etc., sino lo malo que
piensa, lo que se propone hacer en contra de otros. Y hace
una lista muy completa. Recordémosla, porque es muy in-
teresante:
Lista tenebrosa. He aquí según Jesús lo que sí hace
impura a una persona.
1o. Los malos pnopósitos. (En griego "dialogismos").
O sea los malos pensamientos, los planes de hacer el mal.
Para Jesús lo que piensa una persona es de gran impor-
tancia, ya sea para el bien, ya sea para el mal. Muchas'
gentes aparecen por fuera irreprochables, pero si fuéramos
a ver sus pensamientos nos quedaríamos espantados. Y
el mal pensamiento es pecado, si se consiente, y todo mal
pensamiento consentido y aceptado hace impura al alma.
¡Líbrenos Dios de consentir malos pensamientos y de hacer
malos propósitos o planes de maldad!
2o. Las fornicaciones. El nuevo Catecismo de la Iglesia
Católica dice: "Fornicación es la unión carnal entre un hom-
bre y una mujer, fuera del matrimonio. Es gravemente
contraria a la dignidad de las personas. Y es un escándalo
38
I)OMINGO 22. CICLO B
grave cuando hay de por medio corrupción de menores"
(No.2353).
3o. Los robos, los homicidios, Las codicias... Algo que
sucede todos los días en todas partes. Es una lista verdadera-
mente terrible la que Jesús hace de las cosas que salen del
enraz6n. Y al repasarla no podemos menos de sentir un es-
tremecimiento, y deberíamos mirar nuestra cbnciencia, no
sea que el corazón nos esté inclinando a maldades que dis-
gustan fuertemente a Dios y que hacen impura a la perso-
na. Y tratar de no aceptarlas de ninguna manera.
Anuláis Ios mandamientos de Dios, por afelraros
a vuestras tradiciones. Jesús quiere que se le conceda
mucha importancia a lo esencial, sin dejarse esclavizar por
costumbres locales que bloquearían inútilmente la entra-
da en la religión a personas que son de otras naciones y de
otras costumbres. ¡Señor: enséñanos a distinguir bien entre
lo que es esencial y lo que es solamente costumbrista y
local. Que lo que es inmutable lo tengamos en total aprecio
y que a lo que es simplemente una costumbre del sitio donde
vivinros le concedamos apenas un valor relativo sin hacer
de ello un dogma de fe ni algo que obligue bajo pecado!
(Quesson).
Todos estamos inclinados a ser fariseos, a conce-
derle demasiada importancia a lo secundario, a tradicio-
nes y costumbres que Dios no ha mandado, y en cambio
descuidar ciertos mandatos divinos de enorme importancia.
Jesús critica a los fariseos porque ellos desacreditan la
religión haciéndola pesada y dura, inútilmente. En cam-
bio el Señor elogia a los que son sinceros. Hay un libro
39
i
I
I
I
I
i
{
I
I
,l
I
famoso que se titula "Sinceros para con Dios". Este debe-
ría ser el elogio que mereciéramos nosotros: "Sinceros para
con Dios". Ser sincero consiste en que lo que se dice y se
vive y se aparenta, esté de acuerdo con lo que se piensa y
se siente. El deseo de Cristo es que nuestra religión no
sea de sólo apariencias, sino de buenos sentimientos en el
corazón. Y el consejo del apóstol Santiago en la lectura de
hoy es que demostremos prácticamente nuestras creencias
ayudando a las dos clases de personas más desprotegidas
por la sociedad: las viudas y los huérfanos. Si queremos ser
creyentes sinceros, tengamos buenos sentimientos en el
corazón y demostremos nuestra caridad ayudando a los
más necesitados (De Andrés).
Lo qu.e Jesús desea es que no eompliquemos la re-
ligión. Y las complicaciones empiezan cuando a simples
costumbres les concedemos un valor tan grande como si
fueran leyes de Dios (Aquella viejita que en los novena'
rios, después de rezar las 150 Avemarías del Rpsario, decía:
'Ahora para que el alma verdaderamente descanse, rece-
mos 80 Avemarías más, por las distracciones que hayamos
tenido". Complicado, ¿no es verdad?).
Su corazón está lejos de mí. ¿A quién le agrada que
le den muestras externas de cariño, mientras el cariño y la
atención están en otras personas o en otras cosas? Tene-
mos que preguntarnos: "Cuando rezamos y hacemos el bien,
en verdad lo hacemos con amor a Dios y por honrarlo a
El, o más bien ¿lo hacemos todo con rutina, fríamente, con
el arazónpuesto en otrcs seres o en otrrcs sitios o en otrzs cosas?
Mi corazón ¿sí en verdad está cerca de Dios cuando rezo o
hago obras buenas? ¿Cómo anda nuestro corazón? ¿Esta-
40
DOMINGO 22 - CTCLO 1}
mos convencidos de que no basta con hacer el bien y evitar
el mal sino que es necesario hacerlo con amor a Dios?"
Cada cristiano debe saber que dentro de él siempre
hay un fariseo escondid.o, contra el cual es necesario
luchar siempre. El fariseísmo lleva a concederle importan-
cia únicamente a 1o externo y a darle demasiada impor-
tancia a unas tradiciones o costumbres que lo pueden hacer
aparecer a uno exteriormente como muy cumplidor, pero
sin que en lo interior del alma haya una santidad verda-
dera. Dios viene en nuestra ayuda con su santa Palabra
y nos recomienda hoy que le concedamos mucha importan-
cia a lo que sentimos y aceptamos en lo interior, en el
corazírt, y que demostremos nuestras creencias, atendiendo
a los huérfanos y a las üudas y cuidando para no dejarnos
contaminar con las malas ideas del mundo materializado
(Borobio).
El peligro de Ia moral farisaica consiste en dedicarse a
un culto vacío, a una moralidad basada en el cumplimiento
externo pero sin que en el interior del corazón y de los sen-
timientos Ltaya una verdadera pureza y santidad. La ver-
dadera moralidad le concede importancia no solamente
comportamiento externo de Ia persona, sino a la que ésta
siente y consiente en su corazón y en su entendimiento
(B. Caballero).
f§ENOtr:
QUE I{TTESTROS SENTIMIBNTOS SEAN BUENOS Y
QUE NUESTRAS OBRAS ESTENDE ACUERDO
CON I,OS SENTIMIENTOS DE NUESTRO
.COP#;ZON
4L
r'-fl-{* *q!
á Uá"
Echar cada día
mryor peso aI
lado bueno de tu
balanza para que
no vryas a set
haII ado fa1to
en eI día delooa
JUrCro.
Hltt*iyffH*ffi'q= trm
Cuando te inwitan a una cena no te coloques en Ios
primeros puestos sino en los últimos.
Cuando inütas a una cena, no inütes a los ricos sino a
los pobres.
üHü.[_,ü C
42 43
I
DOMINGO ?2 . CICLO C
Primera Lectura
LECTURA DEL LIBRO ECLESIASTICO. 3, 19.31
Hijo mío: en tus asuntos procede con humildad
y te qrrerrán más que al hombre generoso. H:azte
peqrreño en las grandezas humanas y alcanzarás el
favor de Dios. Porqrre es grande la misericordia de
Dios y revela sus secretos a los humildes.
Esta hermosa lectura es como una preparación para lo
que va a decir Jesús en el evangelio de hoy "el que se hu-
milla será enaltecido". Y trae una bellísima frase que
con raz6n se ha hecho famosa. Es esta: "Si en tus asun-
tos procedes con humilda{ te amarán más que al que
es muy generoso". ¡Qué gran verdad es esta! Al que es
muy generoso lo ama mucho la gente, pero nos dice la pala-
bra de Dios que si nos portamos con humildad, las gentes
nos van a querer más que a los que son muy generosos
en dar y repartir.
Y aquí se añade una segunda promesa muy consolado-
ra: "Si te haces pequeño en las grandezas hrrmanas,
alcanzarás el favor de Dios". Ya se nos había dicho
que la gente nos va a querer mucho si nos portamos con
humildad. Y ahora nos asegura que haciéndonos peque-
ños en medio de las grandezas, vamos a alcanzar el fa-
vor de Dios, su bendición y sus gracias y ayudas. Y esto
vale mucho, muchísimo más que el ser amado por los seres
humanos.
44
DOMTNGO 22 - CTCLO C
Y como si todavía fuera poco; el texto sagrado nos co-
munica una tercera noticia: "Dios revela sus secretos
a los humild.es". Es lo que dirá la Sma. Virgen después en
su famoso Cántico: "El Señor ha mirado la humildad de
su esclava, y por esto dichosa me llamarán todas las ge-
neraciones".
En verdad que debemos pedirle muchísimas veces al
señor: "Jesús, marso y humilde de corazútr.rhaz nues-
tro cor¡azón semejante aI tuyo", porclue si somos humil-
des, la gente nos amará, alcanzaremos el favor de Dios,
y el Señor nos revelará sus secretos.
(Nota: Ojalá consigamos el bello librito del Eclesiástico,
en esta misma colección, para que logremos leer mil con-
sejos más, tan hermosos como los que nos trae esta lectura
de hoy. Lo hemos publicado con el título de "Refranes
bíblieos?'. Es agradabilísimo, provechoso, y muy fácil de
entender).
Se¡prncla Leetrrra
De la Carta a los Hebreos. 12, L8-24
Hermanos: no os habéis acercado a un monte temi-
ble, a un fuego encendido, y a una tormenta, ni
habéis oído aqrrella voz temible del Sinaí, que eI
pueblo al oírla pidió que no les siguiera hablando.
Vosotros os habéis acercado a la ciudad del Dios vivo,
a la Jerusalem del cielo, a la Asamblea de inrrume-
rables árrgeles, a La reunión de los que están inscri-
tos en los cielos, a Dios, Juez de todos, a las almas
45
I
i
|.1
itrdr!
de los santos, y al Mediador de la Nleva Alianza que
es Jesús.
En el Nuevo Tbstamento Dios se ha hecho más fácil de
encontrat menos impresionante en cuanto a señales que
@usan temor. Y ha llegado a tener un nombre humano que
es: Jesús. Ahora Dios se nos da a conocer, no por medio
de fenómenos estremecedores, sino por medio de su Hijo,
Jesucristo. Y siguiendo a Jesús nos encaminamos ha-
cia la Jerusalem Celestial que es la gloria eterna.
Este pasaje de la Carta a los Hebreos es una compara-
ción entre lo viejo y lo nuevo. El libro del Deuteronomio
describe así cómo fue lo antiguo: "Os acercásteis aI pie del
monte (Sinaí), y el monte ardía á'su fuego se elevaba
hasta el cielo, y había tiniebl,as, y nube y osouidad, V
habló el Señor a vosotros, en medio del fuego"
(Deut. 4, 11). Y el pueblo estaba tan asustado que pidió a
Moisés que fuera él mismo quien les trajera el mensaje
de Dios, porque tenía miedo de morir si escuchaba Ia voz
del Señor (Deut. 5,23). Allí se reunió lo terrible y terrorí-
fico para dar énfasis a la inmensa grandiosidad de la es-
cena de la entrega de la proclamación de las leyes de Dios a
su pueblo.
En la escena del Sinaí, Dios aparece i ensamente ma-
jestuoso, lleno de impresionante poder. Infinitamente
superior al ser humano, el cual siente santo terror al es-
cucharlo.
En cambio en el Nuevo Tbstamento todo cambia. Ahora
nos acercamos a la alegre Ciudad Eterna donde vive y
reina nuestro Padre Dios. Vamos hacia una Asamblea de
46
I,OMINGO 22 - CTCLC C
innumerables ángeles, y donde están todos los que tienen
su nombre escrito en la lista de los que se van a salva4 al
gmpo donde se hallan los santos y donde está de presi-
dente nuestro amabilísimo señor Jesucristo. De esta ma-
nera el cristiano m aceptado en el grupo más selecto que existe
en toda la creación, la asociación de los elegidos de Dios.
En esta lectura de hoy, la palabra de Dios nos recuer-
da que al cristiano le esperan en el ciero ros espíritus de
todos los seres humanos que üvieron santamente y que
ya alcanzaron la meta, la gloria eterna. A los antiguos en
el monte sinaí los rodeaba una nube impresionante. No-
sotros formaremos parte de esa misma nube gloriosa y
refulgente. Formaremos parte del gmpo donde están .qr"-
llos que están en el "Crradro de Honor, de Dios, de los
que fueron aprobados por el Juez Celestial.
Y termina nuestra lectura diciendo que fue Jesús el que
hizo esta Nueva Alianza donde ya no hay terror sino
amor. Fue él quien nos dio a nosotros una nueva relación
con Dios, no ya de temor sino de inmensa confianza, pa_
gando con su sangre nuestras deudas y abriendo para todos
el camino al Reino celestial y Eterno. sea bendito por
siempre tan gran Benefactor y tan excelente Amigo.
Evangelio. Segrin San Lucas. 14, l-14
Entró Jesris un sábado en casa de uno de Ios prin_
cipales fariseos, para comer, y ellos lo estab"r, ."-
piando.
En día de sábado. El evangelio narra siete curaciones
milagrosas hechas por Jesús en día de sábado (La suegra
47
de Pedro, el hombre de la mano seca, la mujer que lleva-,
ba 18 años encorvada, el paralítico de la piscina, el ciego
de nacimiento, el endemoniado, y el hidrópico). cualquie-
ra podría creer que estos milagros Ie debían haber atraÍdo
el aprecio y el cariño de los principales. Pero sucedió 1o
contrario. Por hacer grandes prodigios en el día del repo-
so absoluto, en el que ellos no permitían hacer ninguna
acción importante, por esto ellos Io consideraban un hom-
bre peligroso e irreligioso que quebrantaba las leyes tra-
dicionales y que debía ser detenido a cualquier costo. Y
Io seguían a todas partes para espiarlo y averiguar si se
atrevía a hacer curaciones en sábado.
En esta ocasión fue invitado a comer en sábado.
Las leyes de los escribas y fariseos eran tan exageradas que
prohibían cocinar alimentos en sábado. Había que dejarlos
ya cocinados desde el viernes. Ellos consideraban ver-
dadera religión el cumplimiento de todas estas exagera-
ciones. Por lo tanto no podían comprender a Jesús. En esta
ocasión le estaban haciendo un espionaje malintenciona-
do y siniestro.
ESPIADORES ESPIADOS: Pero les sucedió que los que
estaban espiando y echando ojo para poder atacarlo y cri-
ticarlo, resultaron esta vez observados críticamente por
Jesús y recibieron de El unas advertencias de gran im-
portancia, Jesús estaba bajo vigilancia y se propuso ügi-
larlos también.
Notando qrre los convidados escoglan los primeros
puestos, les propuso este ejemplo "Cr¡ando te con-
viden a una boda no te sientes en el puesto princi-
48
D0MUqGO 22 - CICLO C
pal, no sea que hayan convidado a otro de más ca-
tegoría que tú, y vendrá el que os convidó a ti y al
otro, y te diíá: 'Cédele el puesto a éste'. Entonces
avergonzado, irás a ocrrpar eI último puesto.
t'Al revés: cuando te conüden, vete a sentarte en
el último puesto, para qrre cuando venga el que te
conüdó, te diga: 'Amigo, sr¡be más ariba'. Entonces
quedarás mrry bien ante todos los eomensales".
Un sabio decía que sólo los orgullosos se creen impor-
tantes.
Jesús nos narra aquí un caso que muchas veces debió
suceder en las reuniones de su tiempo: un invitado poco
distinguido, llegaba de primero y se colocaba en un pues-
to muy principal en la mesa del banquete, y luego al finai
llegaba un invitado más importante, y el hombre que
había usurpado el lugar principal tenía que dejarlo y
trasladarse a uno de los últimos sitios, con vergüenza
y humillación. Y por el contrario, alguien ocupaba
deliberadamente un lugar muy escondido en la sala del
banquete, y después se Ie pedía que ocupara el puesto
más distinguido, y su humildad obtenía que su honor
fuera mayor.
Porque todo el qr.le se enaltece será htrruillarlo 5,
el qtre se humilla será enaltecido.
A la anterior parábola que recomienda la modestia y
la humildad en la üda social, añade Jesús una sentencia o
frase breve y muy diciente, que tuvo el honor de ser repeti-
da por El varias veces y que se ha hecho famosa en todo
49
el mundo. Es una verdadera moraleja o enseñattza moral
que se deduce de la narración, y eleva el espíritu a pen- '
samientos más altos. Es una ratificación de la gran pre-
ferencia que Jesús siente hacia la humildad. Es como una
repetición de lo que la Sma. Virgen üjo en su Cántico: 'El
Señor deriba del trono a los poderosos y enaltece a
los hrrmildes" (Lc. L,52).
Al meditar en esto, sí que se cumple lo que decía San-
ta Teresita: "Cuando le llegan las luces de Dios, se desilu-
siona el alma de los tiempos en los que buscaba aparecer
y ser más que los demás y conseguir honores mundanos,
y se da cuenta del tremendo engaño que es el viür men-
digando honores de las criaturas, y primeros puestos".
Y dijo al que lo había invitado: "Cuando des una
comida o una cena no invites a tus amigos, ni a tus
parientes ni a los vecinos ricos, porqrre correspon-
derán inütándote y quedarás pagado. Cuando des i
un banqrrete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos;
dichoso tú porque no pueden pagarte. Te pagarán
cuando resr¡citen los justos".
Sería interesante hacernos esta pregunta: ¿En nuestra
vida hemos cumplido alguna vez (siquiera una sola vez) esta
recomendación de Jesús? Si alguno dice que sí, le podre-;
mos responder quizás con la frase del santo antiguo: "Lo
duda un poquito tu amigo Agustín" (Aliquantulus dubitat:
Augustinus!). Pero ojalá que sí lo hayamos hecho o lo
cumplamos siquiera una vez en toda nuestra vida. Por-
que al fin y al cabo es un mandato de Jesús.
50
DOMTNGO 22 - CICLO C
Esta recomendación del Señor es un como una llama-
da a examinar los motivos qrre acompañan a nuestra
generosidad, a nuestra caridad, a todo lo que damos.
Porque podemos dar, no como un acto de caridad, sino como
una inversión egoísta. Un "darte para que tú me des".
Un dar para alimentar nuestra propia vanidad y conseguir
más amigos y mayor popularidad.
Después de la lección de humildad, da Jesús una lec-
ción de caridad, porque estas dos virtudes tienen que andar
siempre juntas. Aquí hay una altísima lección de caridad.
Bajo la sencilla apariencia de un consejo casero, hay una
lección trascendente: que al hacer caridad no busquemos
pagas en esta tierra, sino los premios eternos. Que al hacer
el bien no tengamos por fin el conseguir con ello venta-
jas temporales, sino el premio etemo cuando resuciten los
amigos de Dios. Los ricos, los amigos, los familiares pueden
recompensarnos y pagarnos nuestros favores ya acá en la
tierra, y al atenderlos podemos estar haciendo simplemente
un negocio o intercambio. Pero Ios pobres, los ciegos, los li-
siados no nos van a recompensar porque no quieren o no
pueden o son ingratos. Y entonces al brindarles nuestra
generosidad ya no estamos buscando un intercambio de
atenciones y de regalos, sino que solamente'esperamos el
premio del Dios bondadoso que según dice el Libro de los
Proverbios: "Considera como prestado a El lo que se re-
gala a los pobres", y de Cristo que ha declarado qu.'e todo
el bien que hacemos a sus humildes hermanos, lo reci-
be como si se lo hubiéramos hecho a El mismo en perso-
na (Mt. 25, 40).
51
E-
DIFERENCIAS ENTRE UNA PERSONA HUMILDE
Y UNA PERSONA ORGULLOSA
Hoy el evángelio nos trae la famosa frase de Jesús:
"Todo el que se enorgullece será humillado y el que se
humilla será enaltecido". Y la primera lectura nos re-
comienda: "pórtate con humildad y te amarán más que
a los que hacen muchos regalos". Veamos algunas dife-
rencias entre Ias personas orgullosas y las humildes,
para saber en cuál de estos dos grupos estamos nosotros
más frecuentemente.
10. El orgulloso busca los primeros puestos y que
le traten con mrrchos honores, y que le admiren y le
feliciten y le alaben. Como los &risess que buscaban ser
saludados por las calles y que los consideraran persona-
jes muy importantes. A esta clasecita de gente les repite
Jesús su terrible frase: 'Ya necibienon srr reeompensa".
No buscaron ser felicitados por Dios sino ser alabados por
la gente y se quedarán seguramente sin lo uno, y casi sin
lo otro.
En cambio el humilde busea los úItimos prrestos,
pasar casi inadvertido. Jesús en la última Cena estuvo
de último, después de Judas, lavándole los pies. Por eso
exclamaba San Roberto: -Busqué el ultimísimo puesto en
el'mundo, el puesto más bajo y humillante, a los pies de
Judas, pero no pude colocarme allí, porque en ese puesto
estaba Jesús lavándole los pies al traidor. Jesús no se dis-
tinguía en nada de los sencillos campesinos que lo seguían,
tanto que para diferenciarlo en la noche de la traición tu-
vieron que darle un beso en la mejilla, porque se presen-
52
DOMINGO 22 - CICI,A C
taba como un sencillo hombre de pueblo, igual a los demás.
Jesús se esconde cuando lo van a proclamar rey con ho-
nores y aplausos, y se presenta cuando lo van a coronar
de espinas con salivazos e insultos. Pero ahora Dios lo ha
enaltecido más que a todos los demás seres juntos, por-
que El se humilló más que todos los demás.
A cuál de estos dos grupos queremos pertenecer: ¿A los
que buscan lucirse como pavos reales, o a los que se es-
conden humildemente como Jesús?
SEGUNDA DIFERENCIA: El orgulloso todo lo hace
por aparece& porque lo vean, porque le paguen. Invita
para que lo inviten. En cambio el humilde solo busca
agradar a Dios, por eso sus favores los hace sin esperar
recompensas humanas o felicitaciones. Tbata bien aunque
lo traten mal. Y su premio será grande en el cielo.
TERCERA DIFERENCIA: el orgulloso vive triste,
porque nunca consigue que lo estimen y que le paguen tanto
como él desea. En cambio el humilde vive alegre'por-
que como lo que busca es agradar a Dios, eso sí lo logra
conseguir, porque Nuestro Señor se contenta con nuestra
buena voluntad y nuestros pequeños esfuerzos por hacer
lo que El manda. El sabe de qué bamo somos hechos y nos
acepta débiles como somos. Y además paga sumamente
bien todo lo que por El hacemos. Y esto alegra inmensa-
mente.
¿Eres humilde como Jesús? ¿O eres orgulloso como los
fariseos y Satanás?
53
IIil
il
I
..
I
I
I
I
Si eres humilde vivirás alegre y sentirás tanta paz y
consuelo que repetirás lo que han dicho tantos santm y santas:
"Prefiero morir antes que hacer algo para que la gente me
vea o me felicite", y tendrás como lema el dicho de San Pa-
blo: "Si lo que busco es agyadar a la gente, ya no se-
ría serwidor de Cristo".
;li
Ir
li:t
J
Llffi rffiffirq
ALT Ü
54
ÜIÜI-,Ü A
CUA}.IDO DOS O I{AS SE REUNEN EN MI
NOMBRE, ALLI ESTOY YO EN MEDIO DE ELLOS
BOMINGÜ 23 . C}CT,O A
OR¡CIOIII: Señor Dios nuestro que nos has redimido
y adoptado como hijos, mira con bondad a los que tanto amas;
y pues creemos en Cristo, concédenos la verdadera liber-
tad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo..,
Frimera Leetura. Del Frofeta Elzequiel. 33, 7-g
Esto dice el Señon a ti, hijo de Ad¡ín te he puesto de
atalaya en la casa de IsraeL euando escuches la pala-
bra de mi boca les darás la voz de alarma. Si yo digo
al que obra mal: t'te va a sobrevenir la mrrerte", y tú
no le hablas y no pones en guardia al qrre obra mal
para que cambie de conducta; el que obra mal perece-
rá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su
fracaso.
Este aüso de Dios a sus delegados es tan importante,
que el profeta Ezequiel lo repite dos veces con las mismas
palabras. Ya lo había dicho al principio de sus escritos en
el capítulo 3 de sus profecías.
Es como la repetición de aquel "ay'' del profeta Isaías
cuando se quejaba de que los dirigentes del pueblo de Dios
son "como perros mudos qrre rro ladran cr¡ando ven
acencar.se el peligro" ([s. 56, 10). ¿Para qué tener un perro
guardián que al ver llegar al ladrón no da ninguna señal
de alarma y lo deja entrar y robar tranquilamente? Qué
responsabilidad tan grande la de aquellos que se quedan
callados ante el peligro de condenación que acecha a las
personas de las cuales tendrán que respondér un día ante
el Juicio de Dios. ¡Esos papás que permiten a su hija üür
56
T}CIMTNGO 2;} - CICI,O A
en concubinato sin andar repitiéndole "oportuna e inopor-
tunamente" que "los forn carios no entrarán en el
Reino de los eielos" (Gá1. 5,21). Ese papá que permite
a sus hijos un vocabulario grosero y no les recuerda que
"De toda palabra indebida tendremos que dar cr¡enta
en el día del jrricio" (S. Mateo 12, 36). Esa mamá que
sigue tan tranquila ante sus hijos que no van a misa los
domingos y aunque ellos van camino de la condenación
eterna por no santifiear las fiestas, sin embargo ella les
sigue preparando los alimentos, lavándoles Ia ropa como
si fueran los mejores hijos del mundo (al hijo que no va a
misa, ni un pañuelo se le debe lavar, ni un tinto se le debe
hacer, porque nos hacemos alcahuetas de su eterna per-
dición. Si de todas maneras se quiere condenar, que se con-
dene sin nuestro consentimiento y con la demostración
palpable de que no estamos de acuerdo con su malvada
conducta. Esto es de vida o muerte para nosotros). No po-
demos olvidar el aüso tan estremecedor que hoy nos envía
Dios por medio del profeta Ezequiel: "Si no le avisas al
que obra mal y él perece, te pediré cuenta a ti por su
fracasot'.
IJna vez San Juan Bosco contempló en una visión los
terribles peligros que esperan en la otra vida a los impu-
ros, a los ladrones, a los peleadores, a los que dicen cosas
indebidas y a los perezosos, etc. Se estremeció de horror y
se propuso narrar 1o que había visto. Pero luego se puso a pensar
que en estos tiempos a la gente no le gusta que Ie hablen de
castigos y de temor de ofender a Dios, sino sólo de amor. Y
se calló. Pero pocos días después, estando en su habitación,
sintió un rlido espantoso y viendo un ser impresionante-
mente estremecedor, como venido del otro mundo, oyó una
57
voz imperiosa que le decía: "¿Y por qué no hablas de lo que
has üsto? No sabes que esto les puede evitar ser enviados
a la eterna condenación?". El santo habló entonces (y muchas
veces) de lo que había visto que en la eternidad espera
a los que se dedican a obrar el mal, y ante sus palabras
se convirtieron muchos pecadores, y otros evitaron hacer
lo que desagrada a Dios y nos pierde a nosotros.
Señor: que cuando escuche en mi conciencia tu voz, sepa
dar la voz de alarma. Que pongamos en guardia a los que
obran el mal, para que cambien de conducta. Que nadie
perezca por habernos callado nosotros cuando les sobre-
venía eI peligro de perderse. Que jamás tengas que pedirnos
cuenta a ninguno de nosotros por el fracaso espiritual de
alguien a quien pudimos aüsar y teníamos que aüsar.
Ya el sabio Salomón decía: "Tb ama mucho más quien te
aüsa de tus defectos y de los peligros que corres obrando
el mal, que quien te alaba solamente" (Proverbios). Dios, en
la primera lectura de hoy, nos invita a no quedarnos ca'
llados ante el peligro que tienen de perderse los que
obran el mal. El Padre Lepich, famoso predicador alemán,
recomienda: "Si escandalizan por la radio, escribirás una
carta al director de esa emisora, protestando. Si en TV o
en prensa o revistas publican algo que hace mal, no te
quedes en silencio. Hazles una llamada telefónica o en-
víales un telegrama de protesta. La voz tuya puede evi-
tarles muchos males a otros, y sobre todo, al no quedarte
en silencio, habrás eütado el tener que rendir cuentas en el
día del juicio por no haber hablado cuando sí tenías que
hablar".
58
t I)OMINGO 23 - CICLO A
El. profeta Ezequiel señala que en el bien y en el mal
hay una responsabilidad personal, de cada uno, y una res-
ponsabilidad colectiva: cada uno es responsable del maI
que pudo hacer eütar y no hizo evitar.
. Nos puede venir la tentación de Caín: "¿Eó que soy
yo aeaso el responsable de mi hermano?", o la tenta-
ción de Pilato: lavarse las manos diciendo que se es ino-
cente de la sangre que se vierta, pero sin impedir que esa
sangre sea vertida, pudiéndolo impedir. A la gente de hoy
le gusta repetir estas dos actitudes: la de Caín y la de Pi-
lato. Pero el profeta nos advierte: "Se nos pedirá cuenta no
sólo de nuestros propios errores, sino también de aquellos
errores ajenos que nosotros pudimos evitar y que no hici-
mos lo necesario por eütarlos" (Borobio).
Pero si tú pones en guardia al que obra mal para
que cambie de condrrcta, si no eambia de conducta,
él perecerá por srr ctrlpa, pero tú habrás salvado tu
responsabilidad.
El oficio de quien habla en nombre de Dios no es cam-
biar a la persona ni transformarle su modo de pensar, ni
convertirla. Eso es obra solamente del poder de Dios y de
la buena voluntad de cada uno. Quien habla en nombre de
Dios tiene por oficio únicamente: llevar los mensajes
que el Señor quiere que transmita. Que le hagan caso o
no le hagan caso, eso ya es otra cuestión, que no dismi-
nuirá el premio que va a recibir por haber avisado opor-
tunamente. Lo que se nos manda no es "convertir". Es "No
callar".
59
Los profetas casi nunca fueron atendidos en los aüsos
que transmitían a la gente. Pero ellos seguían aüsando,
Porque su oficio no era convertir sino despertar.las con-
ciencias. El mismo Jesucristo puso en sobreaüso de muchos
peligros que iban a sobrevenir "Ay de ti Jertrsalem, si
recibieras el mensaje de paz que te traigo. Pero
vendrán tus enemigos y no dejarán de ti piedra so-
bre piedra" (S. Lucas L9, 42). Muchísimos de los oyen-
tes no hicieron caso de sus advertencias, pero no por eso
Jesús dejó de llamar la atención a todos para que se con-
virtieran y dejaran de obrar el mal.
De una santa se narra que escribió 300 cartas a un
pecador tratando de apartarlo del mal camino. En la üda de
San Agustín se narra cómo su madre, Santa Mónica, duró
más de dos docenas de años insistiéndole en que se convir-
tiera de su üda de pecado y nada conseguía. Pero ella sabía
muy bien que lo que Dios tiene en cuenta para el día en el
que nos va a juzgar no es si la gente hizo caso de nues-
tros consejos y avisos, sino de que no nos hayamos cansan-
do de poner en guardia al que obra mal, para que cambie de
conducta. Pero la historia cuenta que la santa de las cartas
al pecador, y Santa Mónica, consiguieron al fin la conver-
sión de quien andaba por el camino de la perdición, cumplién-
dose así la promesa de San Pablo: "No nos cansemos, que al
fin cosecharemos, si no nos desanimanos" (Gálatas 6, 9).
$é¡LF,{ü 94: Ojalá escuchéis hoy su voz: "No en-
durezcáis rnrestr o cor azótf'
Este salmo es como un eco de la lectura precedente. El
vigía, el guardián del pueblo y de cada familia y de cada
60
DOMINGO zii - CTCL(} A
institución tiene que aüsar, dar la voz de alarma y no ca-
llarse nunca ante la proxirnidad del mal, cuan{o Dios Ie
avisa en su conciencia que alguien está en peligro de pe-
recer espiritualmente. Ahora los que escuchan esa voz de
Dios tienen obligación de escucharla y de no hacerse du-
ros de corazón para cumplirla, no sea que les pase como a
los de Masá y Meribá, eu€ por no hacer caso a los aüsos
que Dios les mandaba por medio de sus delegados, pere-
cieron tristemente.
Segurrtla Lectur:a: .üe .$ale Pahl¡¡ ¿u I<¡s Íl,ont¿¡rros
13,8-trG
A nadie le debáis nada, más qrre arnor, porqrre el
que ama, tiene cumplido el resto de la ley. De hecho
el "no cometerás adulterio, no matarás, no robarás,
no enüüarás" y todos los demás mandamientos que
haya se resumen en esta frase: "Amarás a tu próji-
mo como te amas a ti mismott.
San Pablo aconseja no tener deudas con nadie (y si ya
tenemos algunas pagarlas a su debido tiempo para no seguir
debiendo nada a nadie). Quiere que el buen cristiano jamás
busque excusas para dejar de cumplir sus obligaciones
para con los demás. Respetar siempre los derechos ajenos.
No es que el apóstol prohíba contraer deudas. Hoy todo
mundo anda endeudado. (De un supermercado decía alguien
que conocía muy bien sus cuentas: "si de este almacén pagan
lo que deben, se quedarán solo con los estantes". Esto su-
cede en muchos negocios y también en muchísimas casas
donde si sacaran lo que están debiendo se quedarían sin
mobiliario, sin cocina, sin nevera y sin televisor). Hoy todo
61
es a crédito. Ese cartazo que nos deslumbra, probable-
mente lo está debiendo su orgulloso conducto4 en cuotas a
24 meses. Si varias naciones pagaran lo que deben a otros
paÍses se quedarÍan en cero y mucho menos. Las deudas
a veees nos hacen trabajar más, y hasta nos hacen aho-
rrar casi a Ia fuerza (como sucede con las cuotas mensua-
les que tenemos que cancelar para pagar nuestra casa o
apartamento). Y las deudas también nos pueden llevar a
confiar más en Dios porque nos llevan a "caminar como
por sobre agtra", con peligro continuo de hundirnos.
También tienen el peligro de que si son desproporcionadas
adquiramos una úlcera estomacal por las angustias, o ja-
quecas y muchas arrugas en la cara o canas en la cabeza
y hasta un demame cerebral (líbrenos Dios de semejan-
tes males). Pero con tal que cumplamos a tiempo los com-
promisos adquiridos, seguramente Ia Palabra de Dios no nos
va a reprochar por contraer deudas, con tal de que sean
prudentes.
Ahora San Pablo pasa a hablar de la única derrda que
cada rrno debe pagar todos los días y que nunca po-
drá dejar de cancelar día por día: el amor al prójimo.
Los antiguos decían que la deuda de amor al prójimo es
como una "inundación que nos invade", de la ctral todos los
días tenemos que sacar y saca4 y nunca se disminuye. Y
es como "un recipiente, al cual por más que le echemos y
le echemos, nunca lo lograremos llenar completamente".
El apdstol nos da una noticia muy interesante: que
si cumplirhos la obligación de amar al prójimo, con eso ya
automáticamente crrmplimos todos los demás man-
damientos. ¿Quién va a matar si ama? ¿Quién robará si
62
DOMTNG{) 2I] - CICLO ¿i
siente amor por todos los demás? ¿Acaso podremos tener
envidia del bien de los otros si de veras los amamos? La
persona que ama al prójimo no cometerá adulterio. Si,lo
comete no ama ni a la persona con quien lo comete, ni al
cónyuge. Sentirá pasión, concupiscencia, atractivo sensual,
pero no amor verdadero. Si amara de veras no cometería
adulterio . La razón por la cual está adulterando no es que
ama demasiado sino que ama poquísimo y mal., Quien de
veras ama, respeta, y eüta que la persona amada se man-
che con el pecado que es el mayor mal que le pueda sobre-
venir. ¿Quién escandalizariajamás a un niño si en verdad
lo amara con verdadero amor cristiano?
El que ama no trata de destruir al enemigo sino de
hacerlo amigo y salvar su alma. Quien en verdad ama, no
roba y no niega favores ni limosnas, porque sabe que "es
mejor y trae más felicidad el dar que el recibir". Por
eso San Agustín repetía aquella frase tan famosa: "Ama
yhaz lo que qrrieras". Pero entendiendo siempre la pa-
labra "amar" como el desear para la otra persona todo el
bien posible y nunca el mal, ni para el cuerpo ni pafa el
alma.
¿De veras me siento en deuda de amor hacia el próji-
mo? ¿A cuántos amo? ¿Podrán decir de mí al verme a5ru-
dar al prójimo, lo que d[jeron de Cristo "Mirad como lo
amaba"? ¿O me sucederá que en teoría sí amo a muchos,
pero llegada la hora de ayudar y comprender y hacer
amable la vida de los otros resulta que no amo a ningu-
no? ¿No será que uno de mis peores pecados y defectos es
el ser tremendamente frío en amar a los demás?
63
El que ama a su prójimo no le hace daño. Por eso
amar es cumplir la ley entera "El que ama se esfuerza
por no echar una gota de hiel en la copa de nadie",
repetía San Francisco de Sales, y él mismo en su üda diaria
se esforzaba por no hacer ni el mínimo daño ni siquiera
al peor de sus enemigos y por no humillar ni al más po-
bre de sus serwidores.
El Concilio Vaticano dice que el discípulo de Cristo
debe respetar a cada prójimo, sin excepción, y con.
siderarlo como otro yo, y por lo tanto evitar todo
aquello que le pueda hacer daño; y tener especial cuidado
no nos vaya a pasar que "profesando amplias y ge-
nerosas opiniones, err realidad vivamos como si
no sintiéramos cuidado p or el honor y las
necesidades de los demás" (Gaudium et Spes.
27 -30).
La persona que se encierra en una ttdorada soledadtt
apaga la caridad en su corazón. Pero quien acepta las
inevitables obligaciones de la üda social y de la conüvencia
humana y se dedica al servicio desinteresado de sus pró'
jimos, está cumpliendo la ley fundamental de la perfec-
ción humana que es el amor, y con ello cumple la ley
entera (Gandium et Spes. 38).
.üIVANGfiII,Iü según San &{ateo. .LE,IS'20
Dijo Jesús: si tu hermano peca, repréndelo a
solas entre los dos. Si te hace caso has salvado a tu
hermano.
64
x)()lr,rIhi(idi i;lJ - t]I(li,{i ii
Si tu hermano peca. Jesús quiere que no desprecie-
mos al extraviado sino que más bien vayamos en su
búsqueda. El cristianismo no es una comunidad de
"puros", sino una asociación de convertidos y de gente que
necesita convertirse. O como decía gráflrcamente San Fran-
cisco de Sales: "un inmenso hospital, lleno de enfermos
del alma que necesitan curación". Cuando la gente nos dice
que los cristianos no somos santos debemos reconocer hu-
mildemente que así es. Pero para que logremos ser san-
tos los que no lo somos todavía, nos da hoy Jesús unos
remedios muy oportunos. Y entre ellos el de la correc-
ción fraterna.
F(epr."ór¡.c[ e]lo [t fso] {¿;rs etr}i ü,ii'e X,¡:¡s
En vez de quedarte rumiando la ofensa y envenenando tu
cerebro con la antipatía hacia é1, o murmurando con otros
acerca de su falta.
A solas, no delante de los demás. San Juan Bosco in-
ventó un sistema educativo muy especial y muy simpático,
llamado "Sistema preventivo", Este sistema transforma.en
pocos meses a jóvenes indómitos y rebeldes, en verdade-
ros modelos de ürtud. Fue el que llevó a la santidad a Santo
Domingo Savio y al terrible gamín vagabundo que se lla-
maba Miguel Magone (cuyas biografias recomendamos como
óptima lectura para la juventud). Pues bien, San Juan Bo-
sco en su sistema educativo recomienda continua y repeti-
damente: "No se reprenda ni se corrija en público sino en
privado, lejos de los compañeros y empleando la mayor pa-
ciencia". Es como una repetición actual del mandato de Jesús
en el evangelio de hoy.
bb
Entre los dos: hablar las cosas cara a cata, soluciona
mucho mas fácilmente loc; prcblemas. Aveces nos damos cuen-
ta de que el asunto no era tan grave como Io creíamoS, Y
qr" po, falta de suficiente información nos eslábamos llenan-
do de rencor y de antipatía. cuántos problemas se han solu-
cionado porque alguien tuvo la valentía de ir a hablar
personalmente con el que estaba ofendiendo y trata de reme-
ai., amigablemente lo desagradable que estaba sucediendo'
A veces trata uno de corregir por carta o por publicaciones, y
como las palabras escritas son fácilmente tergiversadas, el
problema se aumenta y la amargura crece. En cambio en
privado, de tú a tú, cuánto más fácil se logran limar las
^=p"r"rus.
Diciéndole en privado lo que le tenemos que de-
cir, eI hermano conservará sr¡ honor y buena fama'
¿Tenemos estas delicadezas al corregir? o, ¿más bien
.ori"gi*os "cotl la delic adeza de un toro enft¡recido
.r1.ri, tienda de porcelanas'? ¿Sabemos decir las cosas
en privado, o
"rr
r.*bio andamos propagando entre los de-
más los defectos del prójimo? ¿Nuestras palabras tratan de
salvar al hermano, o mas bien lo que hacen es hundirlo más
y más?
Cuando en la peste del tifo negro de 1866 quedaron
huérfanos miles de muchachos pobres, recibió Don Bosco en
su Oratorio de Ttrrín un buen grupo de aquellos jóvenes
abandonados. AlgUnos de ellos eran verdaderos potros
indómitos. Andaban con puñal en la cintura y no aguan-
taban corrección de nadie. Insultaban a los superiores
delante de todos y estaban listos a ba'tirse a puñaladas
con el que se atreviera a contradecirles. Entonces el santo
educadár optó por poner en práctica el consejo del evan-
66
NOMTNGO 2:I- CTCI,O Á,
gelio de hoy. Fue llamando a solas a cada uno de ellos. Le
demostraba que lo apreciaba y que deseaba ayudarle en
todo lo que le fuera posible, Y con gran paciencia y mucha
prudencia le iba haciendo ver lo defectuoso de sus bruscos
procederes y cuánto iba a salir ganando si empezaba a ser
más educado y más respetuoso con todos. Se fue ganan-
do su amistad y a los pocos meses, aquellas antiguas "fie-
ras humanas" eran unos verdaderos modelos de conducta y
de buena educación. Es que nada hay tan útil para edu-
car y convertiq, como poner en práctica los consejos de Jesús.
Si los practicamos salvaremos a nuestros hermanos.
Si no te hace caso llama a otro o a otros dos, para
que todo el asunto qrrede confirmado por medio de
dos o tres testigos. Si no les hace easo díselo a la co-
munidad, y si no le hace caso ni siquiera a la comr¡-
nidad, considéralo como a un pagano o un publicano.
H^y aquí una graduación progresiva:
la. No resignarse a los fracasos cuando alguien no
quiere dejar su mal camino. Continuar por otros medios
tratando de salvarlo. Otros nos pueden a¡rdar en esto.
2o. No rechazarlo ni darlo por pendido sin haber empleado
los otros medios para tratar de hacerle volver al buen cami-
no. No juzgarlo uno solo. El único que sabe juzgar solo es
Dios.
3o. No fiarse del propio juicio personal. Remitirlo al
juicio comunitario de la Iglesia, eu€ tiene más autoridad
y mayor comprensión y mayores luces de Dios.
67
4o. Finalmente, si el hermano por su rechazo total se
coioca él mismo fuera de la comunidad, ya no hay que
tratarlo como uno de los nuestros, porque no lo es. Un
pagÍlno es el que no profesa la verdadera religión. Un pu-
blicano es el que se dedica públicamente a acciones que la
religión condena. Si él mismo con su terquedad se em-
peña en no aceptar lo que la religión pide y recomienda
se está portando como un pagano y un publicano, y
como tal hay que considerarlo. No podemos cerrar los
ojos y aceptar que el hermano se burle de Dios y de su
religión y seguirlo tratando como si estuviera siendo'
fiel al Señor.
¿De veras tratamos a otros como publicanos y paganos
solamente después de haber hecho todo lo posible por con-
vertirlos? ¿O sin más ni más ya los rechazamos después
de} primer intento de convertirlos? Las comunidades fer-
vorosas tienen el peligro de hacerse seetarias (sectario es
el que sólo acepta a los de su grupo y rechaza a Ios demás)
y capillistas que se encierran en la capillita de su propio
grupo y desprecian a los que no piensan como ellos, y se
dedican a criticar, despreciar y condenar a los demás. Señor:
que no condenemos a nadie, que no excluyamos a ningu-
no, que no desesperemos de la conversión aun de los más
malvados y renegados, mientras no hayamos hecho los ma-
yores y más constantes esfuerzos por devolverlos al cami-
no de la salvación. (N. Quesson).
Os aseguro que todo lo que ateis en la tierra
quedará atado en el cielo, y todo lo que desateis en
la tierra quedará desatado en el cielo.
68
'jcllir,iifl'.;:ii :.'.,': .'i .'
Jesús repite aquí a la comunidad lo que ya le había di-
cho a Pedro (Mt. 16, 19) que lo que hacemos en esta tierra
tendrá un eco en el cielo. Lo que aquí hacemos repercu-
te en la eternidad.
En la antigüedad había una cueva llamada: "La
Caverna del Eco". Y tenía la especialidad de que repeLía
tres veces lo que uno le gritaba. Así que si una persona
gritaba allí en la entrada de la cueva: "Te amo" -el eco Ie
respondía tres veces: "Te amo, te amo, te amo". Y si al*
guien gritaba: "Te odio", el eco repetía tremebundo por
entre aquellas oscuridades, tres veces: "Tb odio, te odio, te
odio". Pues algo parecido nos sucede con la eternidad: Todo
lo que aquí hacemos o decimos, va a tener un eco muy pro-
longado en eI más ailá. ¿Ahora perdonamos? AIIá se per-
donará también. ¿Ahora nos negarrlos a perdonar? AIIá
también se negará el perdón. Las relaciones que tengamos
con nuestros prójimos en esta vida se prolongarán por l:l
eternidad. Por eso conviene pensar qgé es lo que quereinos
que el eco repita en la eternidad, pafa irlo diciendo y ha-
ciendo nosotros desde ahora mismo.
Os aseguro qrre si dos de vosotros se ponen de
acrrerdo para pedir algo, se lo dará mi Padre detr
cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en ¡ni
nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Jesús quiere que sus discípulos estén de acuerdo y se
reúnan en su nombre. Y a quienes cumplan estas dos con-
diciones les hace maravillosas promesas: que obtendrán lo
que piden, y que el mismo Cristo estará en medio de ellos.
Desafortunadamente nos faltan muchas veces estas dos
69
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN

More Related Content

What's hot

Bases para iglecrecimiento
Bases para iglecrecimientoBases para iglecrecimiento
Bases para iglecrecimientoKevin Valencia
 
Importancia de Evangelizar a los Niños.
Importancia de Evangelizar a los Niños.Importancia de Evangelizar a los Niños.
Importancia de Evangelizar a los Niños.RAFAEL ROJAS
 
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 2 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 2 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 2 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 2 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMANsifexol
 
I,ustraciones para temas de fe o fidelidad
I,ustraciones para temas de fe o fidelidadI,ustraciones para temas de fe o fidelidad
I,ustraciones para temas de fe o fidelidadWillianySusy Flores
 
1. cinco claves para el evangelismo exitoso
1. cinco claves para el evangelismo exitoso1. cinco claves para el evangelismo exitoso
1. cinco claves para el evangelismo exitosoluis tesen
 
Marcas de una iglesia comprometida
Marcas de una iglesia comprometidaMarcas de una iglesia comprometida
Marcas de una iglesia comprometidamchpeva
 
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 2 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 2 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 2 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 2 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANsifexol
 
Misiones en el Corazón de Dios
Misiones en el Corazón de DiosMisiones en el Corazón de Dios
Misiones en el Corazón de Diosgabriel barahona
 
LIBRO PEPITAS DE PLATA - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO PEPITAS DE PLATA - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO PEPITAS DE PLATA - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO PEPITAS DE PLATA - PADRE ELIECER SALESMANsifexol
 
14.1 Historia De La Iglesia
14.1 Historia De La Iglesia14.1 Historia De La Iglesia
14.1 Historia De La IglesiaencuentraTV
 
seminario de grupos de amistad UPCI
seminario de grupos de amistad UPCIseminario de grupos de amistad UPCI
seminario de grupos de amistad UPCIdamian fonseca
 
LA CIENCIA DE GANAR ALMAS / Heyssen Cordero
LA CIENCIA DE GANAR ALMAS / Heyssen CorderoLA CIENCIA DE GANAR ALMAS / Heyssen Cordero
LA CIENCIA DE GANAR ALMAS / Heyssen CorderoHeyssen Cordero Maraví
 
Como Puedo Ganarme Un Alma Para Cristo
Como Puedo Ganarme Un Alma Para CristoComo Puedo Ganarme Un Alma Para Cristo
Como Puedo Ganarme Un Alma Para Cristomisioneshosanna
 
La profesión de la fe
La profesión de la feLa profesión de la fe
La profesión de la feDora Hernandez
 
BOSQUEJOS PARA PREDICADORES Tomo 1 - Kittim Silva.PDF
BOSQUEJOS PARA PREDICADORES Tomo 1 - Kittim Silva.PDFBOSQUEJOS PARA PREDICADORES Tomo 1 - Kittim Silva.PDF
BOSQUEJOS PARA PREDICADORES Tomo 1 - Kittim Silva.PDFEdgar Ortiz Sánchez
 
¿Qué es la catequesis?
¿Qué es la catequesis?¿Qué es la catequesis?
¿Qué es la catequesis?Diego Turcios
 

What's hot (20)

Bases para iglecrecimiento
Bases para iglecrecimientoBases para iglecrecimiento
Bases para iglecrecimiento
 
Importancia de Evangelizar a los Niños.
Importancia de Evangelizar a los Niños.Importancia de Evangelizar a los Niños.
Importancia de Evangelizar a los Niños.
 
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 2 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 2 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 2 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 2 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN
 
I,ustraciones para temas de fe o fidelidad
I,ustraciones para temas de fe o fidelidadI,ustraciones para temas de fe o fidelidad
I,ustraciones para temas de fe o fidelidad
 
1. cinco claves para el evangelismo exitoso
1. cinco claves para el evangelismo exitoso1. cinco claves para el evangelismo exitoso
1. cinco claves para el evangelismo exitoso
 
Qué es una secta
Qué es una sectaQué es una secta
Qué es una secta
 
Marcas de una iglesia comprometida
Marcas de una iglesia comprometidaMarcas de una iglesia comprometida
Marcas de una iglesia comprometida
 
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 2 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 2 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 2 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 2 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
 
Misiones en el Corazón de Dios
Misiones en el Corazón de DiosMisiones en el Corazón de Dios
Misiones en el Corazón de Dios
 
Iglecrecimiento
IglecrecimientoIglecrecimiento
Iglecrecimiento
 
LIBRO PEPITAS DE PLATA - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO PEPITAS DE PLATA - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO PEPITAS DE PLATA - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO PEPITAS DE PLATA - PADRE ELIECER SALESMAN
 
Eclesiología
EclesiologíaEclesiología
Eclesiología
 
Tecnicas evangelismo personal_laicos
Tecnicas evangelismo personal_laicosTecnicas evangelismo personal_laicos
Tecnicas evangelismo personal_laicos
 
14.1 Historia De La Iglesia
14.1 Historia De La Iglesia14.1 Historia De La Iglesia
14.1 Historia De La Iglesia
 
seminario de grupos de amistad UPCI
seminario de grupos de amistad UPCIseminario de grupos de amistad UPCI
seminario de grupos de amistad UPCI
 
LA CIENCIA DE GANAR ALMAS / Heyssen Cordero
LA CIENCIA DE GANAR ALMAS / Heyssen CorderoLA CIENCIA DE GANAR ALMAS / Heyssen Cordero
LA CIENCIA DE GANAR ALMAS / Heyssen Cordero
 
Como Puedo Ganarme Un Alma Para Cristo
Como Puedo Ganarme Un Alma Para CristoComo Puedo Ganarme Un Alma Para Cristo
Como Puedo Ganarme Un Alma Para Cristo
 
La profesión de la fe
La profesión de la feLa profesión de la fe
La profesión de la fe
 
BOSQUEJOS PARA PREDICADORES Tomo 1 - Kittim Silva.PDF
BOSQUEJOS PARA PREDICADORES Tomo 1 - Kittim Silva.PDFBOSQUEJOS PARA PREDICADORES Tomo 1 - Kittim Silva.PDF
BOSQUEJOS PARA PREDICADORES Tomo 1 - Kittim Silva.PDF
 
¿Qué es la catequesis?
¿Qué es la catequesis?¿Qué es la catequesis?
¿Qué es la catequesis?
 

Similar to LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN

Oracion vocacionl pentecostes
Oracion vocacionl pentecostesOracion vocacionl pentecostes
Oracion vocacionl pentecostesYOLANDA padron
 
Ayuno lideres
Ayuno lideresAyuno lideres
Ayuno lideresmoise094
 
Guillermo maldonado sanidad interior y liberacion (libro completo 267 paginas)
Guillermo maldonado   sanidad interior y liberacion (libro completo 267 paginas)Guillermo maldonado   sanidad interior y liberacion (libro completo 267 paginas)
Guillermo maldonado sanidad interior y liberacion (libro completo 267 paginas)FofoitanickyPaz
 
Guillermo Maldonado - Sanidad Interior y Liberacion.pdf
Guillermo Maldonado - Sanidad Interior y Liberacion.pdfGuillermo Maldonado - Sanidad Interior y Liberacion.pdf
Guillermo Maldonado - Sanidad Interior y Liberacion.pdfFabioHumbertoReyesVe
 
UNA GRAN NECESIDAD(REAVIVAMIENTO).pptx
UNA GRAN NECESIDAD(REAVIVAMIENTO).pptxUNA GRAN NECESIDAD(REAVIVAMIENTO).pptx
UNA GRAN NECESIDAD(REAVIVAMIENTO).pptxFrancicoMorales
 
Guía para la Vigilia de Pentecostés 2015
Guía para la Vigilia de Pentecostés 2015Guía para la Vigilia de Pentecostés 2015
Guía para la Vigilia de Pentecostés 2015Episcopalpy
 
Escrito esta. 2 co. 2:1-17.
Escrito esta. 2 co. 2:1-17.Escrito esta. 2 co. 2:1-17.
Escrito esta. 2 co. 2:1-17.jose montero
 
Un mensaje genuino
Un mensaje genuinoUn mensaje genuino
Un mensaje genuinoIpuv
 
¿Cuáles son-algunas-recomendaciones-para-predicar-en-otra-congregación
¿Cuáles son-algunas-recomendaciones-para-predicar-en-otra-congregación¿Cuáles son-algunas-recomendaciones-para-predicar-en-otra-congregación
¿Cuáles son-algunas-recomendaciones-para-predicar-en-otra-congregaciónMinisterio Infantil Arcoiris
 

Similar to LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN (20)

Oracion vocacionl pentecostes
Oracion vocacionl pentecostesOracion vocacionl pentecostes
Oracion vocacionl pentecostes
 
VIGILIA DEPENTECOSTÉS 2016
VIGILIA DEPENTECOSTÉS 2016VIGILIA DEPENTECOSTÉS 2016
VIGILIA DEPENTECOSTÉS 2016
 
Ayuno lideres
Ayuno lideresAyuno lideres
Ayuno lideres
 
notas Ellen White leccion 10
notas Ellen White leccion 10notas Ellen White leccion 10
notas Ellen White leccion 10
 
Espiritu santo
Espiritu santoEspiritu santo
Espiritu santo
 
Espiritu santo
Espiritu santoEspiritu santo
Espiritu santo
 
Espiritu santo 112233
Espiritu santo 112233Espiritu santo 112233
Espiritu santo 112233
 
Guillermo maldonado sanidad interior y liberacion (libro completo 267 paginas)
Guillermo maldonado   sanidad interior y liberacion (libro completo 267 paginas)Guillermo maldonado   sanidad interior y liberacion (libro completo 267 paginas)
Guillermo maldonado sanidad interior y liberacion (libro completo 267 paginas)
 
Guillermo Maldonado - Sanidad Interior y Liberacion.pdf
Guillermo Maldonado - Sanidad Interior y Liberacion.pdfGuillermo Maldonado - Sanidad Interior y Liberacion.pdf
Guillermo Maldonado - Sanidad Interior y Liberacion.pdf
 
UNA GRAN NECESIDAD(REAVIVAMIENTO).pptx
UNA GRAN NECESIDAD(REAVIVAMIENTO).pptxUNA GRAN NECESIDAD(REAVIVAMIENTO).pptx
UNA GRAN NECESIDAD(REAVIVAMIENTO).pptx
 
Guía para la Vigilia de Pentecostés 2015
Guía para la Vigilia de Pentecostés 2015Guía para la Vigilia de Pentecostés 2015
Guía para la Vigilia de Pentecostés 2015
 
Espiritu santo
Espiritu santoEspiritu santo
Espiritu santo
 
El poder del evangelismo parte ii
El poder del evangelismo parte iiEl poder del evangelismo parte ii
El poder del evangelismo parte ii
 
Escrito esta. 2 co. 2:1-17.
Escrito esta. 2 co. 2:1-17.Escrito esta. 2 co. 2:1-17.
Escrito esta. 2 co. 2:1-17.
 
2012 02-03 notasegw
2012 02-03 notasegw2012 02-03 notasegw
2012 02-03 notasegw
 
El ministerio profetico
El ministerio profeticoEl ministerio profetico
El ministerio profetico
 
Un mensaje genuino
Un mensaje genuinoUn mensaje genuino
Un mensaje genuino
 
12-07-2015
12-07-201512-07-2015
12-07-2015
 
Orar con los santos(todos los santos)
Orar con los santos(todos los santos)Orar con los santos(todos los santos)
Orar con los santos(todos los santos)
 
¿Cuáles son-algunas-recomendaciones-para-predicar-en-otra-congregación
¿Cuáles son-algunas-recomendaciones-para-predicar-en-otra-congregación¿Cuáles son-algunas-recomendaciones-para-predicar-en-otra-congregación
¿Cuáles son-algunas-recomendaciones-para-predicar-en-otra-congregación
 

More from sifexol

LIBRO LA VERDAD EN LAS ESCRITURAS. PREGUNTAS Y RESPUESTAS - PADRE FLAVIANO AM...
LIBRO LA VERDAD EN LAS ESCRITURAS. PREGUNTAS Y RESPUESTAS - PADRE FLAVIANO AM...LIBRO LA VERDAD EN LAS ESCRITURAS. PREGUNTAS Y RESPUESTAS - PADRE FLAVIANO AM...
LIBRO LA VERDAD EN LAS ESCRITURAS. PREGUNTAS Y RESPUESTAS - PADRE FLAVIANO AM...sifexol
 
LIBRO COMO CONFESARSE BIEN
LIBRO COMO CONFESARSE BIEN LIBRO COMO CONFESARSE BIEN
LIBRO COMO CONFESARSE BIEN sifexol
 
LIBRO SANACION INTERGENERACIONAL - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
LIBRO SANACION INTERGENERACIONAL - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZLIBRO SANACION INTERGENERACIONAL - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
LIBRO SANACION INTERGENERACIONAL - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZsifexol
 
LIBRO CATECISMO BIBLICO PARA ADULTOS - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
LIBRO CATECISMO BIBLICO PARA ADULTOS - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTELIBRO CATECISMO BIBLICO PARA ADULTOS - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
LIBRO CATECISMO BIBLICO PARA ADULTOS - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTEsifexol
 
LIBRO ¡SANAME, SEÑOR!. DOCE PASOS PARA PEDIR SANACION - PADRE MANUEL RODRIGUE...
LIBRO ¡SANAME, SEÑOR!. DOCE PASOS PARA PEDIR SANACION - PADRE MANUEL RODRIGUE...LIBRO ¡SANAME, SEÑOR!. DOCE PASOS PARA PEDIR SANACION - PADRE MANUEL RODRIGUE...
LIBRO ¡SANAME, SEÑOR!. DOCE PASOS PARA PEDIR SANACION - PADRE MANUEL RODRIGUE...sifexol
 
LIBRO JESUS SIGUE SANANDO HOY. YO LO HE VISTO - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
LIBRO JESUS SIGUE SANANDO HOY. YO LO HE VISTO - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZLIBRO JESUS SIGUE SANANDO HOY. YO LO HE VISTO - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
LIBRO JESUS SIGUE SANANDO HOY. YO LO HE VISTO - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZsifexol
 
LIBRO "SEÑOR, UNA PALABRA TUYA BASTA PARA SANAR". COMO ORAR EFICAZMENTE POR S...
LIBRO "SEÑOR, UNA PALABRA TUYA BASTA PARA SANAR". COMO ORAR EFICAZMENTE POR S...LIBRO "SEÑOR, UNA PALABRA TUYA BASTA PARA SANAR". COMO ORAR EFICAZMENTE POR S...
LIBRO "SEÑOR, UNA PALABRA TUYA BASTA PARA SANAR". COMO ORAR EFICAZMENTE POR S...sifexol
 
LIBRO DIOS PERDONA Y YO TAMBIEN. SANACION POR EL PERDON - PADRE MANUEL RODRIG...
LIBRO DIOS PERDONA Y YO TAMBIEN. SANACION POR EL PERDON - PADRE MANUEL RODRIG...LIBRO DIOS PERDONA Y YO TAMBIEN. SANACION POR EL PERDON - PADRE MANUEL RODRIG...
LIBRO DIOS PERDONA Y YO TAMBIEN. SANACION POR EL PERDON - PADRE MANUEL RODRIG...sifexol
 
LIBRO SOY UN APOSTOL EN LA ENFERMEDAD. ORACIONAL DEL ENFERMO - PARROQUIA JUAN...
LIBRO SOY UN APOSTOL EN LA ENFERMEDAD. ORACIONAL DEL ENFERMO - PARROQUIA JUAN...LIBRO SOY UN APOSTOL EN LA ENFERMEDAD. ORACIONAL DEL ENFERMO - PARROQUIA JUAN...
LIBRO SOY UN APOSTOL EN LA ENFERMEDAD. ORACIONAL DEL ENFERMO - PARROQUIA JUAN...sifexol
 
LIBRO ESTUVE ENFERMO Y ME VISITASTE - PADRE JOSE IGNACIO ALEMANY GRAU
LIBRO ESTUVE ENFERMO Y ME VISITASTE - PADRE JOSE IGNACIO ALEMANY GRAULIBRO ESTUVE ENFERMO Y ME VISITASTE - PADRE JOSE IGNACIO ALEMANY GRAU
LIBRO ESTUVE ENFERMO Y ME VISITASTE - PADRE JOSE IGNACIO ALEMANY GRAUsifexol
 
LIBRO CHISPAZOS ESPIRITUALES - PADRE GUILLERMO COLOMBI A.
LIBRO CHISPAZOS ESPIRITUALES - PADRE GUILLERMO COLOMBI A.LIBRO CHISPAZOS ESPIRITUALES - PADRE GUILLERMO COLOMBI A.
LIBRO CHISPAZOS ESPIRITUALES - PADRE GUILLERMO COLOMBI A.sifexol
 
LIBRO EL PODER DE LA PALABRA - FUNDACION CASA DE ORACION DE MARIA INMACULADA
LIBRO EL PODER DE LA PALABRA - FUNDACION CASA DE ORACION DE MARIA INMACULADALIBRO EL PODER DE LA PALABRA - FUNDACION CASA DE ORACION DE MARIA INMACULADA
LIBRO EL PODER DE LA PALABRA - FUNDACION CASA DE ORACION DE MARIA INMACULADAsifexol
 
LIBRO REALIZARSE A LOS 18. VIDA Y HUELLA DE CHIARA "LUCE" BADANO - MICHELE ZA...
LIBRO REALIZARSE A LOS 18. VIDA Y HUELLA DE CHIARA "LUCE" BADANO - MICHELE ZA...LIBRO REALIZARSE A LOS 18. VIDA Y HUELLA DE CHIARA "LUCE" BADANO - MICHELE ZA...
LIBRO REALIZARSE A LOS 18. VIDA Y HUELLA DE CHIARA "LUCE" BADANO - MICHELE ZA...sifexol
 
LIBRO CATECISMO BIBLICO PRIMERA COMUNION - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
LIBRO CATECISMO BIBLICO PRIMERA COMUNION - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTELIBRO CATECISMO BIBLICO PRIMERA COMUNION - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
LIBRO CATECISMO BIBLICO PRIMERA COMUNION - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTEsifexol
 
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 4 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 4 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 4 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 4 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANsifexol
 
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 3 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 3 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 3 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 3 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANsifexol
 
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 1 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 1 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 1 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 1 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANsifexol
 
LIBRO PEPITAS DE DIAMANTE - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO PEPITAS DE DIAMANTE - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO PEPITAS DE DIAMANTE - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO PEPITAS DE DIAMANTE - PADRE ELIECER SALESMANsifexol
 
LIBRO ESCUCHA PALABRAS DEL CIELO. AVERIGUA COMO SE HACE - RAFAEL HOLDING
LIBRO ESCUCHA PALABRAS DEL CIELO. AVERIGUA COMO SE HACE - RAFAEL HOLDINGLIBRO ESCUCHA PALABRAS DEL CIELO. AVERIGUA COMO SE HACE - RAFAEL HOLDING
LIBRO ESCUCHA PALABRAS DEL CIELO. AVERIGUA COMO SE HACE - RAFAEL HOLDINGsifexol
 
LIBRO APRENDER LA BIBLIA JUGANDO - PADRE MARTIN SOLORZANO S.
LIBRO APRENDER LA BIBLIA JUGANDO - PADRE MARTIN SOLORZANO S.LIBRO APRENDER LA BIBLIA JUGANDO - PADRE MARTIN SOLORZANO S.
LIBRO APRENDER LA BIBLIA JUGANDO - PADRE MARTIN SOLORZANO S.sifexol
 

More from sifexol (20)

LIBRO LA VERDAD EN LAS ESCRITURAS. PREGUNTAS Y RESPUESTAS - PADRE FLAVIANO AM...
LIBRO LA VERDAD EN LAS ESCRITURAS. PREGUNTAS Y RESPUESTAS - PADRE FLAVIANO AM...LIBRO LA VERDAD EN LAS ESCRITURAS. PREGUNTAS Y RESPUESTAS - PADRE FLAVIANO AM...
LIBRO LA VERDAD EN LAS ESCRITURAS. PREGUNTAS Y RESPUESTAS - PADRE FLAVIANO AM...
 
LIBRO COMO CONFESARSE BIEN
LIBRO COMO CONFESARSE BIEN LIBRO COMO CONFESARSE BIEN
LIBRO COMO CONFESARSE BIEN
 
LIBRO SANACION INTERGENERACIONAL - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
LIBRO SANACION INTERGENERACIONAL - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZLIBRO SANACION INTERGENERACIONAL - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
LIBRO SANACION INTERGENERACIONAL - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
 
LIBRO CATECISMO BIBLICO PARA ADULTOS - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
LIBRO CATECISMO BIBLICO PARA ADULTOS - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTELIBRO CATECISMO BIBLICO PARA ADULTOS - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
LIBRO CATECISMO BIBLICO PARA ADULTOS - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
 
LIBRO ¡SANAME, SEÑOR!. DOCE PASOS PARA PEDIR SANACION - PADRE MANUEL RODRIGUE...
LIBRO ¡SANAME, SEÑOR!. DOCE PASOS PARA PEDIR SANACION - PADRE MANUEL RODRIGUE...LIBRO ¡SANAME, SEÑOR!. DOCE PASOS PARA PEDIR SANACION - PADRE MANUEL RODRIGUE...
LIBRO ¡SANAME, SEÑOR!. DOCE PASOS PARA PEDIR SANACION - PADRE MANUEL RODRIGUE...
 
LIBRO JESUS SIGUE SANANDO HOY. YO LO HE VISTO - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
LIBRO JESUS SIGUE SANANDO HOY. YO LO HE VISTO - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZLIBRO JESUS SIGUE SANANDO HOY. YO LO HE VISTO - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
LIBRO JESUS SIGUE SANANDO HOY. YO LO HE VISTO - PADRE MANUEL RODRIGUEZ RODRIGUEZ
 
LIBRO "SEÑOR, UNA PALABRA TUYA BASTA PARA SANAR". COMO ORAR EFICAZMENTE POR S...
LIBRO "SEÑOR, UNA PALABRA TUYA BASTA PARA SANAR". COMO ORAR EFICAZMENTE POR S...LIBRO "SEÑOR, UNA PALABRA TUYA BASTA PARA SANAR". COMO ORAR EFICAZMENTE POR S...
LIBRO "SEÑOR, UNA PALABRA TUYA BASTA PARA SANAR". COMO ORAR EFICAZMENTE POR S...
 
LIBRO DIOS PERDONA Y YO TAMBIEN. SANACION POR EL PERDON - PADRE MANUEL RODRIG...
LIBRO DIOS PERDONA Y YO TAMBIEN. SANACION POR EL PERDON - PADRE MANUEL RODRIG...LIBRO DIOS PERDONA Y YO TAMBIEN. SANACION POR EL PERDON - PADRE MANUEL RODRIG...
LIBRO DIOS PERDONA Y YO TAMBIEN. SANACION POR EL PERDON - PADRE MANUEL RODRIG...
 
LIBRO SOY UN APOSTOL EN LA ENFERMEDAD. ORACIONAL DEL ENFERMO - PARROQUIA JUAN...
LIBRO SOY UN APOSTOL EN LA ENFERMEDAD. ORACIONAL DEL ENFERMO - PARROQUIA JUAN...LIBRO SOY UN APOSTOL EN LA ENFERMEDAD. ORACIONAL DEL ENFERMO - PARROQUIA JUAN...
LIBRO SOY UN APOSTOL EN LA ENFERMEDAD. ORACIONAL DEL ENFERMO - PARROQUIA JUAN...
 
LIBRO ESTUVE ENFERMO Y ME VISITASTE - PADRE JOSE IGNACIO ALEMANY GRAU
LIBRO ESTUVE ENFERMO Y ME VISITASTE - PADRE JOSE IGNACIO ALEMANY GRAULIBRO ESTUVE ENFERMO Y ME VISITASTE - PADRE JOSE IGNACIO ALEMANY GRAU
LIBRO ESTUVE ENFERMO Y ME VISITASTE - PADRE JOSE IGNACIO ALEMANY GRAU
 
LIBRO CHISPAZOS ESPIRITUALES - PADRE GUILLERMO COLOMBI A.
LIBRO CHISPAZOS ESPIRITUALES - PADRE GUILLERMO COLOMBI A.LIBRO CHISPAZOS ESPIRITUALES - PADRE GUILLERMO COLOMBI A.
LIBRO CHISPAZOS ESPIRITUALES - PADRE GUILLERMO COLOMBI A.
 
LIBRO EL PODER DE LA PALABRA - FUNDACION CASA DE ORACION DE MARIA INMACULADA
LIBRO EL PODER DE LA PALABRA - FUNDACION CASA DE ORACION DE MARIA INMACULADALIBRO EL PODER DE LA PALABRA - FUNDACION CASA DE ORACION DE MARIA INMACULADA
LIBRO EL PODER DE LA PALABRA - FUNDACION CASA DE ORACION DE MARIA INMACULADA
 
LIBRO REALIZARSE A LOS 18. VIDA Y HUELLA DE CHIARA "LUCE" BADANO - MICHELE ZA...
LIBRO REALIZARSE A LOS 18. VIDA Y HUELLA DE CHIARA "LUCE" BADANO - MICHELE ZA...LIBRO REALIZARSE A LOS 18. VIDA Y HUELLA DE CHIARA "LUCE" BADANO - MICHELE ZA...
LIBRO REALIZARSE A LOS 18. VIDA Y HUELLA DE CHIARA "LUCE" BADANO - MICHELE ZA...
 
LIBRO CATECISMO BIBLICO PRIMERA COMUNION - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
LIBRO CATECISMO BIBLICO PRIMERA COMUNION - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTELIBRO CATECISMO BIBLICO PRIMERA COMUNION - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
LIBRO CATECISMO BIBLICO PRIMERA COMUNION - PADRE FLAVIANO AMATULLI VALENTE
 
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 4 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 4 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 4 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 4 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
 
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 3 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 3 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 3 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 3 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
 
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 1 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 1 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 1 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO VIDA DE SANTOS. TOMO 1 DE 4 - PADRE ELIECER SALESMAN
 
LIBRO PEPITAS DE DIAMANTE - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO PEPITAS DE DIAMANTE - PADRE ELIECER SALESMANLIBRO PEPITAS DE DIAMANTE - PADRE ELIECER SALESMAN
LIBRO PEPITAS DE DIAMANTE - PADRE ELIECER SALESMAN
 
LIBRO ESCUCHA PALABRAS DEL CIELO. AVERIGUA COMO SE HACE - RAFAEL HOLDING
LIBRO ESCUCHA PALABRAS DEL CIELO. AVERIGUA COMO SE HACE - RAFAEL HOLDINGLIBRO ESCUCHA PALABRAS DEL CIELO. AVERIGUA COMO SE HACE - RAFAEL HOLDING
LIBRO ESCUCHA PALABRAS DEL CIELO. AVERIGUA COMO SE HACE - RAFAEL HOLDING
 
LIBRO APRENDER LA BIBLIA JUGANDO - PADRE MARTIN SOLORZANO S.
LIBRO APRENDER LA BIBLIA JUGANDO - PADRE MARTIN SOLORZANO S.LIBRO APRENDER LA BIBLIA JUGANDO - PADRE MARTIN SOLORZANO S.
LIBRO APRENDER LA BIBLIA JUGANDO - PADRE MARTIN SOLORZANO S.
 

Recently uploaded

HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxHIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxPalitoBlanco1
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.yhostend
 
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...JaimeRuilovaTorres1
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA Vczspz8nwfx
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosGemmaMRabiFrigerio
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxAntonio Miguel Salas Sierra
 
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases."Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.Opus Dei
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxjenune
 
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfPARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfAntonio Miguel Salas Sierra
 

Recently uploaded (11)

HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptxHIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
HIMNO CRISTIANO TIERRA DE LA PALESTINA.pptx
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
 
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
2024 - PPT - 10 Días de Oración - Orientaciones para uniones y campos - ESP...
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
 
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptxLA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
 
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CMLa oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
 
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitarSanta Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
 
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases."Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
"Lo que tú quieras", biografía ilustrada de Montse Grases.
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
 
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdfPARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pdf
 

LIBRO EL EVANGELIO EXPLICADO TOMO 6 DE 7 - PADRE ELIECER SALESMAN

  • 2. P. EliÉcer sálesman l. SON BARATISIMOS Y MUY PRACTICOS CATECISMO BASICO ASTETE. 22a. Edición, 176 páginas. I B0 preguntas. MANUAL DEL CATOLICO. 200 Páginas. Gráficos a color. Pre pa ración pa ra la I ra. Comunión. Un millón y medio de ejem- plares vendidos. 29a. Ed¡ción. 3. NUEVO CATECISMO CATOLICO EXPLICADO. 17a. Ed¡ción, 590.000 ejemplares. 480 paginas. +. MILITANTES DE CRISTO. Preparación a la confirmación. l2a. Edición. 130.000 ejemplares. 225 páginas. 5. 55 RESPUESTAS A LOS PROTESTANTES. 14a. Edición, 130.000 ejernplares. I. PEQUEÑO CATECISMO MARIANO. BB páginas. Ba. Edición 2. EL ¡-IBRO DE LA VIRGEN, por Sálesman. I I a. ejemplares. 255 páginas. A todo color. 3. EJEMPLOS MARIANOS . 7 a. Edición. 7 5 .000 ejemplares . 234 hechos históricos. +. SAN JUAN BOSCO Y MARIA AUXILIADORA. I0a. Edición. 100.00 ejemplares. LAS GLORIAS DE MARIA PorSanAlfonso. Edición No. B0B. Lo mejor que se ha escrito acerca de Ia Sma. Virgen. LOS TRES PASTORCITOS QUE VIERON A LA VIRGEN. Las apariciones de Ia Virgen en Fát¡ma . 7 a. Edición. EL SANTO ROSARIO.4a. Edición. 176 páginas. Muy bello. A¡tO,VlARlA],tO, Una lectura para cada día áel año. 3a. Edición MES DE MARIA. 3l Meditaciones, una para cada día del mes. pre guntas. I 28 Edición. 220.000 DOMINEOS 7¿ al 3O flfLOSA,EUf 30.000 Ejemplares 5. 7. B. 9. 9!'polto [sUo TBibtÍco Cstf'ti co
  • 3. trSTtr I-IBRO Str COI{SIGUE, EN: DISTRIBUIDORA LATINO Av. Miguel Prostella. Galerías El Dorado Local No. 12 PANAfT¡Á tel: 3644627 REPÚBLICN DE PANAMÁ LI BRE RíA CNTÓII CA ATENAS Calle Atenas D.122 Bayamón - PUERTO RICO 00959 LIBRERíA DIVINO NIÑO JESÚS San Jorge, 357 Santurce PUERTO RICO - 0091 2 -Tel: (80e) 728-5207 LIBRERíA CATÓLICA LA INMACULADA Calle Celis Aguilera No. 72Tel:787-2584735 Caguas - PUERIO RICO - 00725 LIBRE NiA CATÓLI CA ANAWTN Arecibo - Bayamón - Moyaguez San Juan - PUERTO RICO LIBRERIA SAGRADA FAMILIA Av. De Diego 555. Puerto Nuevo 00920 Tel: 7 87-793-6802 San Juan - PUERTO RICO LIBRENíN SAN PEDBO CLAVER Tel: 7 183530956 NEW YORK, U.S.A. ED¡CIONES DON BOSCO Tel: 5357557. tr¡ÉX¡CO D.F. ADIVALMEX S.A. DE C.V. Dr Olvera No.21 1A - Col. Doctores - Tel: 5384359 México D.F. - rr¡ÉXICO ALMACENES UNIDOS Tel: 554444 - San José - COSTA RICA Para envíos al exterior hacer los pedidos a: HERNANDO NEIRA Cra 50 No. 52-126 Ot.405 Fax:231 98 09 Medellín - Colombia 3a. Edición Abril del 2001 1 0.000 ejemplares impresos en la Ecjitorial Centro Don Bosco @ Apostolado Bíblico Católico lsBN 958-9492-34-7 Printed in Colombia - lmpreso en Colombia INTRODUCCION De san Bernardo er formidable predicador del año 1100, dicen sus biógrafos: "Tenía ,rru .^pucidad asombrosa para conmover y convencer a sus oyentes. Era un gran re aro de Dios, que él procuraba curtivar y hacer fructificar en er mayor grado posible. El repetía que si el sermón no estre_ mece' es señal de que no les llegó al alma. Que si el sermón deja a los oyentes en paz con "r. p".rdos, no les llegó aI corazón. viendo los enemigos de la religión roÁ grandes frutosque obtenía con su predicación, trataban de án.rencerro deque se dedicara a otras Iabores v no a ésta, y su orguilo no dejaba de inclinarro a que en la predicación buscara ra va- nagloria y no la sarvación de ras armas. y otras veces Ie llegaba la tentación de no predicaq por er temor de que sus éxitos lo Ilenaran de orguro. Este pensamiento Ie ti"guuu aún en pleno sermón, y entonces se detenía y excramaba en su interior: -Maldito orgulo: ra predieación no Ia em- pecé por ti, ni tampoco Ia dejaré por ti,,. Este gran predicador, san Bernardo, dejó escritas dos pá-ginas que transcribimos a continuación, iara soraz y prove_ cho de los que predican y catequizan. Dice así: "La unción es una gracia der Espíritu santo que mueve ar alma a dedicarse a Ia ürtud y u iu santidad. É. ,rrru gracia
  • 4. que hay que pedirla muchas veces y siempre. Es necesario que el predicador no se canse nunca de pedirle al Espíritu Santo que le conceda la buena voluntad de sus oyentes y que mueva sus almas hacia Ia santidad y la salvación. Lo que más debe desear el predicador es que el Divino Espí- ritu le conceda aquello que tanto anhelaba san Pablo: "El don de hablar inspirados por Dios" (1 Cor. 14, 39)' Yo he notado siempre que produce inmensamente más provecho la palabra del que.ha recibido unción de Dios que la de aquél que se deüca a cosechar alabanzas... si quieres conmover, dedícate a orar, antes de dedicarte a decla- mar.., Tu voz será más conmovedora si estás fuerte- mente convencido de 1o que les dices. cuídate mucho para que no te tenga que repetir Jesús lo que les echaba en cara á tor fariseos: "Atas pesadas cargas y las colocas en los hombros de los demás, pero no las tocas con los de. d.os para moverlas,,. A Dios le agrada que tu predicación .*ruyu u.ompañada de tu buen comportamiento. Porque el solo predicar, sin el buen comportamiento del que predica, ya lé agrada mucho menos al Señor. Porque, ¿para qué ha- blar de lo que tú no cumples?... Me aterran los que predi- can para ser felicitados y apreciados. Les dirá eI Divino Juez: 'Ya recibiste tu recompensa acá en Ia tiera'" Me pro- ducen tristeza aquellos predicadores que con sus sermones no se dedican a buscar únicamente eI bien de las almas y su erecimiento espiritual. cuidado: que no te dediques a h$lar sin haberte instnrido acerca de lo qrre les vas a decir. Eso sería pretender llevarles luz a los otros, vi- viendo tú en tinieblas. Pídele a Jesucristo que te libre de ese gran mal que es el tener pereza y no preparar bien la predicación. Tü sola voz es una hoja seca que se lleva el viento. solamente la inspiración del Espíritu santo logra- 4 rá conmover a tus oyentes. Nunca te canses de pedir esa inspiración. La buena predicación, lo primero que hace es aterrar, conmover, llenar de emoción. Luego enfervoriza, ale- gra, ilumina y entusiasma el corazón. Si un sermón se hace a base de Palabra de Dios, no dejará al pecador insensible y en paz con sus pecados. Aunque estén muertos por el pe- eado, una buena predicación los puede resucitar. Si están tibios, la Palabra de Dios los encenderá. Si están en tinie- blas, ella puede ser luz que les ilumine el camino. Tienes que insistirles a tus oyentes para que no vayan a la predi- cación a mirarse en un espejo y seguir lo mismo que antes, sino más bien a tratar de corregirse y mejorar su modo de comportarse y aumentar el amor hacia Dios y su caridad hacia el prójimo. "El qrre es de Dios, habla palabras de Dios" (S. Juan 3, 31) y no me vengas a decir que las pala- bras groseras y malsonantes son palabras de Dios. El men- saje divino exige que se transmita con palabras respetuosas, dignas, cultas y educadas, como corresponde al espíritu de Dios, y no con palabras soeces y groseras, que jamás deben escucharse de los labios de un minis- tro del Señor. De tus sermones deben salir con do- lor, no de cabeza, sino del corazón. Arrepentidos de'sus maldades. Recuerda qtre lo que los va a corunover no serán tus gritos, sino la gracia de Dios qrre has im- plorado en favor de ellos. Esfuérzate por averiguar cuá- les son las enfermedades espirituales que afectan el ambiente donde predicas, y enfoca tus sermones a tratar de curarlos o inmunizarlos contra tales enfermedades. Que en Ia camisa de tu predicación no se metan jamás las prrlgas de la politiquería. Esmérate por suscitar en todos convicciones profundas inspiradas en el Evange- P D
  • 5. lio, y no te canses nunca de invitarlos a ser santos, a no cansarse jamás de tratar de conseguir la santidad". Palabras hermosas, dichas por alguien que cosechó im- presionantes triunfos al predicar al pueblo. Palabras que bien merecen ser leídas y releícias nuevamente, para bien de nuestras almas. H}CFItyHHNGÜ fr?, CXÜLÜ A Años 1996- 1 999-200 l-2004-2007 -201 0 4. AnuncióIes entonces: «EI Hijo del Hombre irá a Jerusalén. Allí será entregado a los príncipes de Ios sacerdotes y a los escribas para que le den muerte. Pero aI tercer día ¡esucitar¿1». Pedro objetó: «No Io quiera Dios, Seiror; no te ocrtrrirá eso'. 5. Iesús respondiil a Pedro : «Apártate de Iní, S¿rt¿ru¿is. porqtle Ilo Dios, sino las de los hdmbres, . Dirigiéndose elltortces ir todos stls nSi algr-rien quiere veltir a rní, rtíéguese ¿1 sí tni.slno, tolne stt cl'l.lz v perdiere su vi tl¿t. lir lrirll¿rrit, . entiendes l¿ts cos¿ls cle cliscípulos, les rlijo: sígiutre. Qrrien [)or nlí 7 AL HIJO DEL TIOMBRE LE VAN A DAR,IIIUER,TE
  • 6. i:86]l'i/iltq{id} I1? - {i.lii-.:lr¡ A üitl:ii liClld: Dios Tbdopoderoso, de quien procede todo don perfecto, infunde en nuestros cora.,iones el amor de hr nombre, para que haciendo más religiosa nuestra üda, acrecientes el bien en nosotros, y con solicitud amorosa lo conserves. iilr{uier'¡,r l,ec{;ura; f,)el Pr"¿rlet,a Jere¡"¡rÍas fi0, 7-9 Me sedujiste Señor, y me dejé seducin Me forzaste y me pudiste. El profeta quiere decir que lo que enseña no es fruto de su propia cosecha sino que lo dice moyido por una fuerza incontenible de Dios que lo atrae hacia su mensaje y que lo lleva irresistiblemente a hablar lo que El le manda. Santa Margarita después de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús se ponía a escribir los mensajes que Je- sucristo le había confiado, y exclamaba: "Solamente tengo que escribir. Una fuerza invisible mueve mi mano y mi plu- ma". Algo parecido tienen que decir muchos predicadores y catequistas ¡r escritores religiosos: Dios los mueve a hablar, y a escribir. Yo era el hazmemeír todo el üa. Tbdos se burLaban de mí. Siempre que hablo tengo que gritar'tiolencia", y proclamar "destn¡cción". Muchas veces los que hablan en nombre de Dios tienen que decir cosas que son antipáticas para los oyentes, pero que si se callaran los dejarían llegar a la perdición. Así le sucedía a Juan Bautista cuando gritaba a Herodes: "No 8 I-.rii ii{} I1,, ii ': .:r:} i t .:i ,( j r' te es lícito viür con la mujer de tu hermano". Así le pasa- ba a Cristo cuando exclamaba: "Si no os convertís, todos pereceréis". En estos momentos el profeta, el que habla mensajes de Dios, no está adquiriendo simpatía ni popula- ridad, pero está manteniendo despiertas las conciencias y con eso se salvan muchas almas. No nos escandalicemos de que los representantes de Dios en la Iglesia pongan de vez en crrando el dedo en la llaga y clamen contra ciertos abusos por ej. el aborto, la pornogra- fia, el tobo, los escándalos, la impiedad. Es que hay uno más fi¡erte que ellos que los mueve a hablar. Es el Dios que los ha seducido y los ha convencido de lo importante y mara- villoso que es salvar el alma, aun cuando esto tenga que hacerse por caminos duros y antipáticos. Tienen que clamar contra lo indebido, aun teniendo que pagar el precio de dolor de Jeremías. "La palabra de Dios se volvió para mí, oprobio y desprecio todo el día". Pero es palabra que li- bra de eterna perdición. 'Ay de los perros mudos que no ladran cuando ven venir al la&órt'i dijo el pncfeta. Seño4 quejamas callemm cr¡ando debe- mos alertar contra los peligros de pecar. ¡Que aunque nos desprecien y se burlen de nosotros, sigamos hablando en tu nombre! Que no puedan decir de nosotros lo que aquel crimi- nal dijo de sus padres en el momento en el que le leyeron su sentencia de muerte por asesino: 'Esta sentencia la merecen mi padre y mi madre que no supieron cor:regirme a tiempo". Me dif e: no me acordaré de El. No hablaré m¿ís en su nombr¡e. Pero la Palabra era en mis entrañas como fuego ardiente. Intentaba contenerla y no podía. I
  • 7. Ii N [il tii llt DOMINGO 22 - CICLO A prácticos. Por eso la parte final de cada carta suya es mu- cho más fácil de entender que los demás capítulos. Y con estos renglones de la lectura de hoy, empieza la parte fi- nal de la carta a los Romanos, la parte práctica. San Pablo nos invita a presentar nuestros cuerpos a Dios como una ofrenda sagrada. Esto no lo habrían dicho los pa- ganos, pues ellos se diüdían en dos grupos: para unos (los epicúreos) al cuerpo había que ofrecerle todos los goces y placeres que pidiera aunque fuera ofendiendo con ello a las leps divinas Y para ohos 0m estoios) el'crrerpo era un verdadero estorbo que no dejaba progresar el espíritu, y por lo tanto era algo despreciable. Para los cristianos en cambio el cuerpo es algo sagrado: un templo donde vive el Espíri- tu Santo (o puede vivir, porque si pecamos y nos dedica- mos a Ia mala vida lo alejamos. ¡Themendo caso del ctral Dios nos libre siempre!). El apóstol nos pide aquí: ofreced a Dios vuestro cuerpo y todas las acciones corporales: vtrestros trabajos, sacrificios, dolores, y sanas satisfacciones, como se ofrece a Dios.una oblación, un sacrificio sagrado en el altar. La palabra'hos- tia" signifrca: lo qrre se ofrece en sacrificio a Dios. Los dos sacrificios u hostias que más frecuentemente se ofrecían en Israel eran: Un cordero, sin mancha, y pan sin levadura (el pan sin ler¡adr¡ra que se ofrece ahora en sacrificio en el altar se llama también hostia. Y después de la consagración esa hostia es el cuerpo y sangre de Jesucristo). Quiere San Pablo que ofrezcamos nuestro cuerpo a Dios como ese cor- derito sin mancha que muere sin haber escandalizado a na- die, y como ese pan sin levadura que no se pudre y que se 11 -l I ¡ I 1 I Bendito sea Dios que a sus delegados no los deja quedar- se callados. Cuántas veces sería mucho más cómodo no decir nada. Pero:entonces seguirían pecando tranquilamente y se perderían para siempre. Por eso San Pablo recomienda: "Predica, reprende, insiste, oportuna e inoportunamente". (Z Tim. 4,2). Señor: que todos los preücadores y catequistas del mundo 5r todos los que te amamos, sintamos en nuestro interior un fuego ardiente que nos impulse a propagar tu palabra y tus mensajes. Que cada uno sienta en lo profundo de su alma aquel llamado del apóstol: "¡§ de mí si no evange' lizara!". SALMO 62: Mi alma estrí sedienta de fi, Señor' Dios mío. Este salmo es un cántico a lo mil veces admirable que es üvir en buena amistad con Dios, aunque por conser- var esta preciosa amistaC haya que sacrificar muchas cosas, aun la amistad con ciertas personas. Segunda Lectura: De la Carta de San Pablo a los Romanos.12,l-2 [Ierma¡ros: os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestnos crrerpos como hostia üva, santa, agradable a Dios; este es rruestro culto razonable. Con estos renglones empieza la parte práctica de la carta a los romanos, San Pablo en cada una de sus cartas, des- pués de recorrer Ios campos infrnitos de la más alta teolo- gía, termina poniendo los pies sólidamente en la tierra, o sea, dando unos consejos de ética y de moralidad, totalmente 10
  • 8. conserya sin enranciarse (precisamente por no tener le- vadura. Para el apóstol: la levadura es el pecado). Los profetas criticaban al pueblo por ofrecer anima- les defectuosos como hostia o sacrificio en el altar de Dios, y preguntaban: "¿Tb aceptaría un gobernador semejante hos- tia tan repugnante y llena de defectos? ¿Y Dios sí te la va a aceptx?'. Cómo ofnecemc nuestro cuerpo a Dim: ¿omo hos- tia viva, santa, agradable a El? O más bien ¿como un ser manchado de vicios y pecados, podrido por las malas cos- hrmbres? ¿Qué opinará Dios del modo como se presentan ante EI nuestras acciones corporales? Quizás tendremos que repetir con el rey David: 'Misericordia Señor por tu bondad. Hice la maldad que tú repruebas. Lávame y quedaré más blanco que la nieve. Crea en mí un corazón puro". Ese es vrrestno culto razonablq no es sóIo ir al templo y tezar. Es ofrecer a Dios acciones corporales llenas de santidad y agradables a El. Porque aunque recemos mu- cho si nuestro cuerpo y sus acciones le son antipáticas a- Dios, ¿cómo podremos agradarle? Y no os ajusteis a este mr¡ndo sino transformaos por la renovación de la mente' para que sepáis dis- cernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto. Ajustarse es: tomar la misma forma del molde. Como el agua que toma exactamente la. forma de la vasija donde cae. Como el camaleón'que va tomando el color de lo que 1o rodea. EI apóstol nos dice aquí que no podemos adaptar- nos sin más ni más a los moldes del mundo, y a sus perver- sas costumbres, "A donde fueres, haz lo que üeres", dicen 12 BOMII{G{} 22 - CICI,O rt los diplomáticos. Pero respecto al mundo jamás podremos los cristianc qiustamc a sus modc de pensar, obrar y hablar. ¿Que está de moda el amor libre, el matrimonio ciüI, el aborto, la tramposería? ¿Qué importa que el mundo acep- te todo esto, si Dios y la conciencia cristiana jamás lo podrán aceptar? Nuestra alma no es líquido movedizo que toma la forma de la totuma a donde llega. No, no puede ser. ¿Que todos están üendo esa telenovela escabrosa o todos van a ver esa película atreüda o se úen de ese chiste gro- sero? Pues no vamos a la pelíanla ni sintonizamos esa tele- novela ni sonreímos ante el chiste malvado. Y que digan lo que digan los mr¡ndanos. ¡[o que nos interesa es lo que dice Dios! Si nos volvemos camaleones que simplemente van tomando el color del sitio donde están, jamás llegaremos a ser santos. Para nosotros 1o importante es lo que agrada a Dios, lo que es bueno, lo que es perfecto. Renovaos por la tnansformación de l¿¡ mer¡,te Para renovarse es necesario que antes la mente sea transformada. Si se cambia el modo de pensar se cambia- rá también el modo de obrar. Cuando San Agustín dejó de pensar en sus pecados para dedicarse a pensar en Cristo y en las verdades de la Biblia, su vida se transformó por completo. Cuando San Ignacio dejó de alimentar su men- te con novelas y empezó a leer la Vida de Jesucristo y de los santos, su vida se renovó de manera admirable. San Juan Bosco narra que siendo joven, al leer el libro "Imi- tación de Cristo", su modo de pensar cambió de tal mane- ra que en adelante su üda mejoró notabilísimamente. Y en muchos países, miles y miles de amas de casa han vis- 13
  • 9. to su vida maravillosamente transformada cuando han leído el libro "Filotea", de San Francisco de Sales (escrito precisamente para ellas). Aquí se cumple lo que dice el apóstol en esta su famosa frase que estamos comentando: la vida se renueva cuando la mente se transforma. Hay que mejorar primero el modo de pensar (leyendo buenos libros y meditando en las verdades de la Biblia) y enton- ces la renovación de la conducta vendrá necesaria- mente como por añadidura. Cada persona es lo que piensa. Si empieza a pensar mejor, empezará tam- bién a comportarse mejon EVANGELIO. San Mateo. 16, 21-27. EL HIJO DEL HOMBRE TIENE QUE PADECER Jesús empezó a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jemsal€rrr y pad.ecer allí mucho por parte de Ios senadores, sr¡tnos saeerdotes y letrados y que tenía qrre ser ejecutado y resrrcitar al tercer día. Jesús habla ahora de su cflJz, de su anonadamiento pro- üsorio, de su fracaso aparente; de la humillación del Siervo de Yahvé, antes de entrar en su gloria. Presenta aquí la imagen del Mesías doliente, humillado y muerto en la cruz. Los apóstoles están convencidos de que Jesús sí es el Mesías, pero no comprenden todavía cómo serán las ac- tuaciones finales de este Salvador del mundo. Se imagi- naban un proceder totalmente distinto del que va a tener Jesús al final de su üda terrenal. Seguían pensando en un Mesías conquistado4 en un Rey guerrero que echaría de Palestina a los rnvasores romanos y daría un gran poder DOMTNGO 22 - CICLO A polítim a Israel. Ahora Jesús trata de cambiarles esa idea de triunfos externos y les va anunciando el final do- loroso que le espera. Jesús quiere abrir los ojos de sus discípulos y convencer- los de que para salvar al mundo no hay otro camino me- jor que el de la cn¿2. Habla Cristo de las tres elases dominantes que lo van a sentenciar a muerte: Los ancianos o sea los hombres más respetados por su influencia, prestigro y edad. Los Sumos sacerdotes, pertenecientes al partido de los Saduceos. Y los escribas, gu€ pertenecían al partido de los fariseos. Eran las tres fuerzas políticas, económicas y religiosas que dominaban a Israel. En muchísimas cosas andaban en de- sacuerdo y peleando unos contra otros, pero en una cosa sí supieron ponerse totalmente de acrrerdo: en acus¿ü a Jesús y llevarlo a la muerte. Las clases dominantes en lo políti- co y en lo económico se ponen de acuerdo constantemente en todas las épocas para ir óontra Cristo y contra sus en- señanzas. No nos extrañe que esto suceda, si le sucedió a El personalmente cuando estaba üsible, hablando y ha- ciendo maraüllosos milagros. No nos escandalicemos de que esto siga sucediendo también ahora. EI camino de la crrtz, del padecimiento y de la incomprensión es el que lleva a los discípulos de Cristo a la gloria de la re- surrección. Tbnía que ir... ypadecer mucho. Jesus quería recordar que era necesario el strfrimiento. Humillarse para ob- tener el perdón de nuestra soberbia y de nuestro orgullo. Ser atormentado cruelmente para pagar nuestros pecados L4 15
  • 10. N lir ii de sensualidad y comodismo. A cada uno de noso- tros nos dice Jesús: es necesario padecer, para ob- tener la salvación. Sin cflrzy sufrimiento no hay redención. Tenemos que aceptar que en el plan de Dios para nuestra santificación entren la humillación y el sufrimien- to. ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido mejor! :ii.;¿i-*"t¡ r.;e: i!$ I'it¿rr.ró Ír¡Jl:irr'ü,:.)r,r,tg lÍii:.isr] Íi itit{}¡'rrliiildei;, n'irdi¡ Io yrer:iim.i{;a Di*s, i$r:fir.o;i'" ,':lso rr¿¡ lpuertre piesarte". Pedro había sido criado y educado con la idea de un Mesías de poder, gloria y conquista. Por eso reacciona de manera violenta ante esta noticia de Jesús. Le resultaba increíble la idea de un Mesías sufriente. Eso de relacio- nar al Salvador del mundo con una cruz le parecía impo- sible. Ibma respetuosamente a Jesús del brazo y lo detiene para decirle que hay que desistir totalmente de esta horri- ble posibilidad. En estas palabras de Pedro hay algo muy peligroso: son una tentación qrre procede de alguien que ama in- tensamente a.fesús. Hay tentaciones en esta vida que tienen el terrible peligro de que provienen de personasi que nos aman mucho: cuando una mamá o un papá o una amis- tad nos propone alejarnos de lo que supone sacrificios y dedicarnos a una üda fácil y sin contrariedades, hay que reaccionar como veremos enseguida que reaccionó Cristo. Aunque se trate de personas que nos aman mucho y a quienes mucho amamos. a)mdame acorregir mis ideas equivocadas: yo no sufrimiento ni para mí ni para las personas que raquítico entendimiento quisiera como Pedro, . ----? r , , t "l''ril' jri''i l': " i:¡r)i " organizar uh mundo en el cual estuviese eliminado el su- frimiento. Y Ti, tan infinitamente misericordioso, has orga- nizado la vida humana entre un mar de lágrimas y de sangre y un huracán de suspiros de dolor. Porque sabes que el dolor expía nuestras culpas, y que junto a la cntz crece la santidad. Jesris se volvió f¡ dijo a Pedro: "Quítate de mi vista Satanás qrre me haces tropezar. T[i piensas como los hombres, rro como Dios". La reprimenda de Jesús nos corta la respiración cuan- do la escuchamos. Conüene explicarla un poco. Ante todo tenemos que pensar que Jesús acompañaba sus palabras serias con un tono de voz amable y una mirada cariñosa. Es un padre que corrige, pero lo hace con cariño. ¿Por qué reaccionó Jesús así? Es que de nuevo ve aparecer la tentación que tuvo en el desierto: obrar la salvación del mundo por medios fáciles, deslumbrantes, comodones, sin sacrificios ni negación de sí mismo. Ya allá el diablo le había propuesto: "Dales de comer, dales cosas materiales, deslúmbralos con prodigios inútiles, haz una componenda con el mundo, ajústate al modo de pensar de los mundanos, adáptate a las costumbres mundanas, adora y obedece lo que el diablo propone"... Por eso reacciona Jesús tan fuertemente: es que Pedro, sin darse cuenta le está proponiendo lo mismo que Satanás le había propuesto en el desierto: irse por el camino fácil y apartarse del sacrifi- cio y de la humillación. 17 Señor: quiero el amo. Mi 16
  • 11. Satanás: en hebreo esta palabra significa: adver:sario que pone trampas para hacerlo caer a uno y hacerlo fra- casar o perecer. Satanás es cualquier teoría que trate de alejarnos del camino de Dios, del modo como el Señor desea que nos comportemos. Satanás es toda influencia que pretenda hacernos marchar por el camino de lo más fácil y huir de lo que cuesta sacrificio o humillación. Satanás es cualquier atractivo que trata de obtener que los deseos humanos y las pasiones ocupen el sitio que deben ocupar los mandatos de Dios y los aüsos de nuestra conciencia. Nosotros podemos convertirnos en Satanás para otros, y aun personas que nos aman pueden llegar a ser Satanás para nosotros si nos pretenden hacer üajar por el camino ancho de la facilidad y apartarnos del camino angosto del sacrificio y de la negación de sí mismo. Cuándo Pedro dijo a Jesús que era el Hijo de Dios, ha- blaba en ese momento por inspiración del Padre Celestial, pero cuando le quiso apartar de su pasión y su cruz, esta- ba hablando como un Satanás. Así somos nosotros: a ratos estamos como inspirados por el cielo y se nos ocurren ideas tan luminosas. Pero luego üene el poder de las tinieblas que nos inspira ideas que ni se pueden transmitir. Thn perver- sas son. ¡Señor: que no pensemos nunca como los seres mundamos de esta tierra, sino como piensas y opinas T[r! Debemos tratar de averiguar ctráles son los planes que tiene Dios, y no solamente darle importancia a los nues- tros. Y aceptar los planes de Dios aunque no coincidan con nuestros planes personales. Dentro de los planes de Dios puede haber humillación y sufrimiento y aparente fraca- so en nuestra vida. Hay que aceptar esto, no por ser hu- 18 DOMINGO 22. CTCLO A millaciOn y sufrimiento y fracaso, sino por pertenecer al plan que Dios tiene para santificarnos, Esto se llama pensar como Dios y no como los hombres. Hay que despojarse de los criterios meramente humanos, porque pueden ser una equivocación. Lo que interesa en definitiva es lo que Dios piensa y opina. Y esto hay que tratar de saberlo oran- do y meditando. Pidiendo luces al Altísimo. "Señor, ¿qué quieres que yo haga? Mándame lo que quieras, pero dame fuerza y valor para ser capaz de hacerlo y aceptarlo,, (San Agustín). Entonees üjo a los discípulos:'El qrre quieravenir- se conmigo que se niege a sí mismo, (fue cargue eon su crruz y me siga. Si uno quiere salvar srr vida la per- derá. Pero el que Ia pierda por mí la encontrará. Este es un programa que Jesús repitió muchas veces. Se trata de principios esenciales del cristianismo, y quien no los cumpla no es verdadero seguidor de Cristo aunque clame a los cuatro vientos que sí lo es. Negarse a sl mismo: decir NO a los propios deseos.para poder decir SI a los mandatos de Dios. Negarse a sí mismo: quitar a nuestro EGOISMO del trono donde quiere reinar, para colocar allí a DIOS y dejarle que reine en nuestra üda y en nuestro modo de pensar. Autonegarse para acep- tar las exigencias de Nuestro Señor. Es un programa dificil y doloroso: negarse a sí mismo: superar las inclinaciones desordenadas. Tomar su cruz: afrontar pacientemente las contrariedades de cada jorna- da. Negarse a sí mismo es posponer los propios intere- ses y la propia comodidad y renunciar a cualquier otro goce, 19
  • 12. to:1T l " !) antes que perder la amistad con Dios. Es sacrificar el propio querer y las peticiones del gusto propio con tal de hacer la voluntad de Dios. Así que es pura ilusión creer que estamos siguiendo a Cristo si seguimos a nuestrcs propios caprichos, buscán- donos a nosotros ismos en vez de buscar la voluntad del Padre Celestial. El que quiera enirse conmigo: Oh Dios, yo sí quiero irme conl igo, pero necesito que me pases un poco de tu fuerza y de tu generosidad, porque la ¡ exigencias que ha- ces no son tan fáciles. "Dame lo que me pides, y pídeme lo que quieras" (San Agustb). Negarse a sí ismo: ta de Cristo a tantos que tendría deseo como el joven rico del evangelio, enten r que tienen que re- nunciar a algo que mucho les agrada para seguir al Maestro. Jesús: admiramos tu persona, admiramos tu evange- lio lleno de sabiduría, admiramos tus milagros porten- tosos, admiramos tu poder y tu bondad, pero nos aterran tus exigercias: negarnos a nosotros mismos y aceptar la wuz de cada día. Eso s i que nos gusta ya mucho menos. Pero Tti te negaste totalmente a ti mismo por nosotros sa- crificando por nuestra salvación tu üda entera hasta la última gota de tu sangre, y nosotros ¿no tendremos el sufi- ciente amor a Ti para saber sacrificar en tu honor nuestro orgullo, nuestro comodismo, nuestra sensualidad, nues- tro propi« parecer? ¡Qué poco amor tenemos para seguir tus pisadas! ¡Concédenos u , poco más de generosidad, de esa generosidad que a Ti te está sobrando! 20 Q,trJFl '.I'(^}lll,fl m Tbmar su cruiz: es deci4 aceptar los sacrificios de cada día. Quizás nuestras ambiciones personales no las logre- mos satisfacer. Quizás las recompensas que recibamos por nuestros serücios sean casi nulas y nuestro prestigio sea mucho menor del que desearíamos tener. Probablemente habrá que sacrificar tiempo y placeres con tal de cumplir el propio deber y a¡rudar a los demás. Puede ser que ten- gamos que sacrificar Ia comodidad del descanso en el hogar o la alegría de unas diversion€s; con tal de hacer aposto- lado. Quién sabe si tendremos que privarnos de una nue- va comodidad de un nuevo mueble por dar una a¡ruda a ese prójimo que representa a Jesucristo. O puede ser que en vez de pasar unas horas alegres junto a un televisor o a un radio, las tengamos que pasar junto a la cama de un enfermo consolándolo. Tbmar srr cru,z significa estar más preocupado de servir a Dios y al prójimo que de servirse a sí mismo y a su comodismo. No basta con hacer cada día la señal de la cruz. Eso aprovecha muchísimo hasta para alejar los demonios impu- nos. Pero es necesario también aceptar la cruz de sufrimien- tos que Dios permite que nos lleguen cada día. Recuerda que Jesús aceptó su terrible cñtz por ti, en medio de tan- tos dolor€s, y no te niegues a aceptar la cruz de cada día que El permite que te llegue (S. Juan Crisóstomo). Y ivr.¡.'i r.{i,i,r+.: Seguir a Jesucristo significa: obede- cer lo que El manda, e imitar sus ejemplos. Seguirlo por el camino de santidad por el cual ha üajado El. 2L
  • 13. En reuniones y convivencias se hace un juego que con- siste en "segtrir al guía", y consiste en que una persona tiene que imitar todo lo que otra va haciendo, aunque sean acciones difíciles y a ratos hasta ridículas. Cuando el guía es muy ágil, lo más probable es que la persona que lo tra- ta de imitar no logrará ejecutar a perfección lo que él va haciendo, pero Io que se premia es el esfuerzo. Algo pare- cido sucede en el "seguir a Cristo". Thatar de imitar lo que El ha hecho: negarse a sí mismo, aceptar la cruz de sus sufrimientos, tratar a los demás con aquel gran res- peto y ese inmenso amor espiritual con que Cristo ha trata- do; buscar siempre, y sobre todo hacer lo que agrada al Padre Dios; tener un espíritu de serücio tal que se pueda afirmar. t'no he venido a ser senrido sino a serr¡ir". Ser manso y humilde y esforzarse de tal manera por mantener la conciencia limpia que podamos repetir con nuestro Maestro y Guía: t'¿Quién de vosotros me po- drá convencer de pecado?" -Eso es seguir a Jesús. El que pierda su vida por Mí la salvará y el que quiera salvar su vida la perderá. Jesús debió repetir muchas veces esta enseñanza porque en los evangelic se enanentra repetida seis veces. Señal de que es algo extraordinariamente importante para el cristia- nismo. Cristo quiere recordarnos que nuestra üda no nos ha sid.o dada para guardarla con egoísmo, encerrada entre la comodidad y el huir de los problemas, sino para sa- crificarla por Cristo, por su reino, por el bien de los de- más y por la salvación de nuestra alma. 22 DOMINGO 22 - CTCLO A Amar a Cristo no es sentir emoción por El solamente, sino sacrificar nuestra üda por su amor. Algunos dicen que aman pero lo hacen sólo por el gusto que sienten en amar a esa persona. Pero si su amor no les cuesta sacrificio, se les quedará en mero afecto sensible sin llegar a ser nun- ca amor de caridad, ni amor auténtico. Jesús nos puede decir: "No os he amado en broma. Mi amor no ha consistido en solas palabras. Mi amor por vosotros me costó inmensos sacrificios". ¿Podremos decirle nosotrrcs otro tanto? ¿Qué me oresta mi amor hacia Cristo? ¿Sacrifico algo por demostrarle que en verdad le amo? Pierdo algo de mi vida por amor de Jesucristo y de su Reino? Recordemos la parábola de los DOS GRANOS DE INCIENSO. Uno de ellos al ver las brasas encendidas don- de lo iban a quemar junto al altar de Dios, sintió miedo y se arrojó al suelo, y allí quedó pisoteado por todos e inútil. El otro se arrojó valientemente a las brasas y allí sacrifi- cado entre el fuego, subió en forma de humo agradablemente oloroso hasta el rostro del mismo Dios. Así puede ser nues- tra existencia: o un no querer sacrificar nuestra vida, nuestros gustos, nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestro orgullo y pereza... y terminar pisoteados por los vicios y ocultos en las oscuridades de la üda vulgar y sin mereci- mientos para el cielo; o sacrificar cada día algo de nuestra vida por Dios y por su reino; sacrificar los propios gustos; hacer sacrificio de tiempo y de dinero, y hacer de la propia existencia un sacrificio de suave olor que como el de Abel, el de Noé, el de Abraham y el de Cristo, suba hacia el rostro santísimo del Padre Celestial y rmelva a nosotros convertido 23
  • 14. rji I ¡ L en bendiciones divinas para la vida presente y para la eternidad. ¿De veras pierdo algo de mi vida por Cristo y por su Reino? ¿O la estoy conservando inútilmente entre la pereza y Ia falta de espíritu de sacrificio? Puedo decirle yo tam- bién a Cristo: "¿No te he amado en broma, ni mi amor hacia Ti ha sido de sólo palabras?". Jesús sabía muy bien que llegaría el tiempo en el que los cristianos, en tiempos de persecución, podrían salvar la vida abandonando la fe y renegando de sus'creencias, y avisa claramente que quien así "salve su vida" lo que en reali- dad está haciendo es perderla, y que quien pierda su üda por proclamar su fidelidad a Dios, con ello la está ganando para la felicidad eterna. Sabía también que en época de paz los cristianos podemos "salvar la üda" de dificultades, de preocupaciones, de molestias y de desgastes, con tal de que nos dediquemos a t'rto hacer nadatt, por el reino de Dios, y con ello lo que estamos haciendo en realidad es perder nuestra üda. Pero que podemos ta¡rrbién penderla en aparien- cia dedicándonos a desgastarnos por Cristo y por su Rei' no y por eI bien de las almas, y que lo que en realidad estamos consiguiendo mn este "perder ]a vida," es salvarla para la eternidad feliz. Señor: quiero desgastar mi vida por fi en esta tierra para recuperarla plena y vigorosa en la eternidad. Amén. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mrrndo entero si malogra su vida? O, ¿qué podrá dar para recobrarla? 24 'I i,t.irli¡!l'.,JCli';: ','.:1 - r:rli..lX,r; ,i Jesús está hablando no sólo de la üda terrenal sino también de la vida eterna. Si ganáramos todo lo que en este mundo se puede ganar, pero perdiéramos la üda eter- na, ¿de qué nos serviría? De la reina Isabel I de Inglaterra (año 1600) decía la gente que después de haber obtenido ell¡a en esta tierra todo lo que ansiaba: pode4 riquezas, farña, honores, goces y largos años gobernando despóticamente, al morir, alguien le oyó decir: "¡medio siglo de goces en la tierra, y después tan largo tiempo sufriendo en la eterni- dad!". Puede ser que sí le hayan oído decir eso. Puede ser que no. Pero Io cierto es que nosotros sí tendremos que repetir algo parecido o quizas peor si por ganar en el mundo, perdemos la üda eterna. Cuando los hermanos de San Bernardo de Claraval dispusieron (por allá en el año mil) abandonar sus fincas y palacios e irse a un convento a volverse santos, le deja- ron toda la herencia al hermano menor, pero éste respon- dió al oír tal noticia: "Cómo: ¿vosotros os vais a ganaros los bienes del cielo y a mí me dejáis únicamente los bienes de la tierra? No. Eso no lo aceptaré jamás", y vendiendo tierras y palacios, y repartiendo todo entre los pobres, se fue éI también a dedicarse a la santidad, para que no le fuera a suceder que por ganar el mundo malograra la vida de su alma. ¿Qué me dirá este ejemplo? ¿Qué conclusión podré sacar para el bien de mi alma? óQué clases de bie- nes estoy anhelando: los del mundo que pasan y se pier- den, o los de la verdadera üda, los de la vida eterna? ¿De qué le sirve a una persona dedicarse únicamente a la dimensión terrenal y horizontal de la vida, ctrando po- dría lanzar su mirada hacia las estrellas y darle una di- 25
  • 15. ill: l!,ll Ítl mensión vertical a su existencia? ¿De qué le sirve a un individuo dedicarse únicamente a escarbar como gallina entre el basurero de esta tierra, cuando podría levantar sus alas de águila y encaminarse hacia el cielo? ¿Qué quiero ser?, ¿ave que rmela hacia el cielo azul de la eternidad, o escaraba- jo que escarba entre el estiércol inmundo para buscar una satisfacción que nunca llena por completo? ¡Perdón, Seño4 si tantas veces he malogrado mi vida eterna por dedicar- me a ganar para el mundo y a obtener gustos para mi sensualidad y mis pasiones! Un rico millonario, arrepentido, mandó escribir en su tumba este epitafio: "empecé siendo un buen cristiano y terrrriné siendo un simple comerciante, solamen- te comerciante". Sentía que había ganado el mundo y había perdido su üda espiritual. ¿Qué podrá dar para volver a recobrarla? Al Presidente Zaldúa de Colombia (1880), masón y li- brepensador, lo convirtió al catolicismo una frase de un humilde zapatero. Un día el presidente entró al taller del zapateto para resguardarse de un aguacero que lo sorpren- dió en plena calle, y le preguntó al anciano trabajador: "¿Cuántos años ha viüdo usted?", y el hombre, que tenía fama de no ser muy buen cristiano, le respondió: 'Ay, su excelencia, he üvido setenta años para el infierno y nin- guno para Dios". Esta frase le quedó zumbando en los oídos al Dr. Zaldúa y pronto llamó a un sacerdote y para confe- sarse y cambió de üda. ¿Cuántos minutos habremos üü- do para la perdición y cuántos para la salvación? ¿Y cómo poder recuperar la üda que perdemos üüendo en pecado? Es una pérdida pavorosa. Las inundaciones hacen perder 26 DOMTNGO 22 - CTCLO A mucho pero a veces no todo. Los tememotos hacen perder bastante, pero no todo. Pero así como los incendios todo lo destruyen, asÍ la vida de pecado nos trae unas pérdi- das irreparables. ¿Cómo volver a recuperar tanta pérdida? Por eso obremos nuestra santificación "con temor y tem- blor" como recomendaba San Pablo. Cuántas personas hay en el mundo que obtuüeron dine- ro, goces sensuales, honores, puestos, comodidades,... y en cambio han perdido la paz del alma. ¿Y cómo podrán recu- perarla? Quien la ha perdido sabe muy bien lo difícil que es volr¡er a conseguirla. Se úe estrepitosamente, se canta, se pasea, se va a fiestas y paseos, pero allá, en el fondo dei alma lapaz no existe. Ganaron el mundo entero y malogra- ron su vida, y ¿qué podrán dar para recobrar lapaz de su conciencia? Tbndrán que repetir como el famoso humorista que fue a consultar a un sicólogo para que le diera un re- medio para alejar la mortal tristeza que le agobiaba por su üda de pecado. El sicólogo después de haberle fracasado todos los demás remedios, le aconsejó: "Id a presenciar las decla- maciones del gran humorista Garrick, el que hace desterni- llar a todos de risas". Y el pobre melancólico le respondió: 'Yo soy Ganrick, cambiadme la receta". -¿Si la sal pierde su sabor, con qué se le podrá salar? Si por ganar lo mundano perdemos lapaz del alma, ¿qué podremos dar para volver a recobrarla? Pensemos bien antes de exponernos a perderla. Señor: no permitas jamás que por pretender ganar lo del mundo perdamos nuestra üda de la gracia ylapaz del alma. Pero el llijo del hombre vendrá entre sus ánge- les, con la gloria del Padre, y entonces pagará a cada uno segrin sus obras. 27
  • 16. Jesús nos hace una advertencia muy seria. Nos es- pera un juicio del crral nadie se logrará librar. Nuestra üda va a desembocar en un balance final, en una rendición de cuentas, en un inventario de pérdidas y ganancias. En el juicio que nos espera al final de la üda, se r¡erá claramente que aquellos que solamente buscaban los bienes de este mundo: riquezas, goces sensuales, satisfacción del orgullo y vanidad, honores, puestos, comodidades, satisfacciones, gozos y descansos, han perdido lastimosamente su vida. Pero que quienes sacrificaron generosamente su tiempo, sus bienes, su comodidad, sus pasiones, y hasta su buen nombre, con tal de obtener gloria para Dios, extensión del reino de Cristo y mayor bien para sus prójimos, esos sí que ganaron en realidad la üda eterna. Pablo VI repetía: "Cristo al venir en el día del juicio pa- gará a cada uno segrirr sus obras, y no segrin las decla- raciones que cada uno haya hecho". Porque algunos en palabra J¡ en teoría sí están muy r€sueltos a hacer mucho, pero llegados al momento de actuar no hacen nada. Les pasa como a aquel líder obrero a quien preguntaban: "Si usted tuüera dos casas, ¿qué daría para los pobres? -Pues yo daría una casa. -¿Y si tuviera dos automóviles? --Daría un automóül para los pobres.-¿Y si tuviera dos bueyes? -Daría un buey para los necesitados. -¿Y si tuüera dos gallinas? -No daría ninguna...-¿Y por qué?... -Poryue las dos gallina^s sí las tengo'1. Qué fácil: hacer cuentas de lo que daríamos, de lo que no tenemos, y en cambio, de lo que sí tenemos, no dar nada. San Francisco de Sales repetía: "el peligro para muchas personasi consiste en pensar solamente en lo que desearían 28 ser y hacer, pero no ponerse a examinl;'r';'nr; ""'r"^rt-dad son y hacen". Y es que a la hora del Juicio no nos van a preguntar qué planes teníamos, sino qué fue lo que en realidad hicimos. '?agará a cada una segtin srrs obras", dice Jesús, y no según sus sueños y sus deseos. A cada uno SEGLIN SUS OBR.AS: Los tres amigos Decía la parábola antigua:'t¡n hombre tenía tres amigos. Fue citado ante eI tribunal delrey. Elprimero de sus amigos lo abandonó inmediatamente. El segundo lo siguió pero únicamente hasta las puertas del palacio y allÍ lo dejó solo. El tercer amigo lo acompañó hasta el tribunal y allí lo defendió"... Son las tres clases de amigos que tiene el ser humano: el primero: las riquezas. Lo acompañan hasta la muerte, y luego lo abandonan. El segundo: los familiares: lo acompañan hasta el cementerio y de ahí no pueden pasar. El tercero: sus buenas obras: lo acom- pañan hasta el Diüno Tbibunal de Dios y allí interceden en su favor y le obtienen una sentencia favorable. Segrin nuestras obras se nos pagará. No según nuestra familia, o nuestra inteligencia, o las riquezas o nues- tra fama. Según nuestras obras. Esta frase es repetida fre- cuentemente en la S. Bibliu (por ej. en el Salmo 62: "Esto ha dicho el señor: que El paga a cada uno según sus obras". San Pablo lo repite varias veces: "Dios dará a cada cual según sean sus obras" (Rom. 2, 6. 2 Tim. 4,L4, etc.). Si Dios ha permitido que en el Libro Santo se insista tanto acerca de este tema, debe ser que es extraordina- riamente importante para nuestra vida y nuestra sal- vación. 29
  • 17. t.ii lil li,t ] l;l j r'ji nt ii,i 6 IlilH :' '[!i, f;ü CONCLUStrOI.I: Según sean mis obras, así será la sentencia que reci- biré en el día final. Así que si mis obras son buenas, la sentencia que recibiré me será altamente favorable, pero si mis obras son malas, mi sentencia puede ser fatal. Por eso diré con el salmista: f"Vigilaré mi proceder, para no pecar" (Salmo 38-39) y no olvidaré jamás aquel aüso tan impor. tante de San Pablo: 'trara los que obran el bien, habrá gloria, honor y pa'z. Y para los que obran el mal, tristeza y angustia vendrán" (Rom. 2). Soldado aüsa- do no muere en guerra. idü'fr'i: Los protestantes andan enseñando por todas partes que Ias buenas obras no son necesarias para salvar- se. Y San Francisco de Sales les hacía esta pregunta que ellos nunca le lograban responder: 'Y si es verdad que las obras buenas no son necesarias para salvarse, por qué dice Jesucristo que el día del Juicio Final les dirá a los de la izquierda 'Id malditos al fuego del infierno porque tuve hambre y no me disteis de comer y era pobre y no me re- galasteis vestidos, y estaba preso y no me fuisteis a visi- tar y estaba enfermo y no me fuisteis a consolar'(S. Mateo 25,42). No les dice 'Id al infierno'por no haber te- nido fe o por no haber leído la Biblia,... sino por no haber querido hacer obras buenas, ayudando a los necesitados. Luego las buenas obras sí son necesarias para salvarse". LOS QUE HICIERON.EI. BIEN, RESUCITARAN I¡ARA IA VIDA ETERNA; Y LOS QUE HICXERON N]L MAL RESUCITARAN PANA I-A coNDENACxoN (s' Juan 5;2e) HiffiMHNG$ zfr CTCH-O B LO QI.IE TIACE IMPT]RA A UNA PERSONA ES LO QrrE SALE DE SU CORAZON 30
  • 18. i-:il:l,r ü, cá trl DljoMoisésalpueblo:ahoralsraelescuchalos *r*t"tos y decretos qr¡e yo os mand'o cumplir' Así viviréis y éntraréis a la fierra Pnomeüda. Estos man- datos **,er" vuestra sabidr¡ría y rnrestra inteligencia yosdarfurmuybuenafamadelantedelasgentesde ias demás naciones, las cuales cuando tengan no- ticia d,e vrrestro buen modo de compartaros dfuán: - ¡Cierto qrre esta gran nación es t¡n pueblo sabio e inteligente! Y en efecto: ¿Hay alguna nación tan grand'e que tenga los dioses tan cerca como lo está el señor Dios de losotros siempre que lo invocamos? ¿Y cuál es t" gr"n nación que tenga unas leyes y rrnos manda' tos-tan justos y santos como los de nuestra Santa Ley? Esta es una página famosa de un libro muy impresio- nante, el 5o. Iibio áe ta S. Biblia, eI Deuteronomio. La pa- labra Deuteronomio signifrca "repetición de la-Iey'" y este Iibro es como un volveile a repetir al pueblo lo que se le hu ,".o*endado en los libros anteriores que enseñan las leyes de Dios a su pueblo y que traen las emocionantes ,rárra.io.es de lo bueno que les ha sucedido a los que sí obedecenalseñorDios,yd"l^"catástrofesqueleshan llegado a quienes se han iebelado y no Ie han querido obe- decer. 32 DO]VIING0 22 - CICLO B En el Deuteronomio la elocuencia llega a uno de sus más altos grados en el Antiguo Testamento. Son discursos su- blimes e impactantes que el Libro Sagrado pone en labios de Moisés al despedirse de su pueblo antes de partir para la eternidad. Esta lectura de hoy nos trae varias noticias. la. Si el pueblo escucha y cumple los mandatos de Dios, logrará entrar a la fierra Prometida. Es como un antici- po a lo que Jesús dirá muchos siglos después: "Dichosos los que escuchen la Palabra de Dios y la pongan en prác- tica; serán como casa edificada sobre roca, que no se cae aunque bramen los ríos y rujan los üentos (Mt, 7), como una preparación a las palabras que va a decir después el Salmo 1: "Dichoso el que medita en la ley del Señor noche y día y en ormplirla enctrentr:a su gozo: será como árüol plantado junto a la fuente de agua: da fruto a su tiempo y no se marchitan sus hojas, y todo cuanto emprende tiene buen fin". 2a. Esta lectura de hoy nos recuerda que las leyes-de Dios dan sabiduría a los creyentes, y su cumplimiento les proporciona buena fama ante los no creyentes. Con raz6n exclamaba emocionado el famoso Gandhi, libertador de la India, al leer la Palabra de la Biblia: "¡Ah, si los cristia- nos cumplieran estos mandatos tan sabios, serían la gente más santa de la tierra!". 3a. No hay ninguna nación en la tierra que tenga a su divinidad tan cerca corno lo está Dios de noso" tros euando lo invocamos. Esta es una de las afirma- ciones más hermosas de la Sagrada Escritura. Una frase 33 rd l: t'l t L- tl ir
  • 19. para leer, releer y volverla a meditar muchas veces' por- que tenemos un Dios demasiado cercano a nosotros como puru que tengamos eI descaro de olüdarnos de su santa pr".et "ia Y de su amorosa comPañía' 4a. No hay ninguna otra clase de gente en el- m-undo que tenga leyes y *^ñdutos de tan enorme santidad y prove- .hol.orrro los que tenemos en la S' Biblia' Y en ninguna puri" se encontrarán norrnas y consejos ue lleven a la san' tidad con tanta seguridad cómo lo consiguen los manda- tos del Libro Santo. Segr.lnda Lectur¡r' Lectr.rr¿r d.e la carta clel dpóstol santiago. 1, t7-21 Herma¡ros: todo beneficio üene de ariba' del Padre delasluces...AceptaddócilmentelaPalabradeDios qtr. ft" sido plantada en rnrestras almas y que es capaz á. ár*o".-r,l".r"dla a la práctica y no os contentéis ;;;;"*charla, engañándoos a vosotros mismos' La neligión pura e intachable a los ojos de Dios es u"á üsitir f.ri¿rranos y a¡nrdar üudas en sus tribula' ciones y no manchat"á lt" manos con este mr¡nd'o' EstalecturadeSantiagoescomounareafirmacióndel ,o.,="5odelaprimeralectura:escucharlosmandatosde i"-p"i"¡ra de Dios y tratar de ponerlos en práctica, por- que si sólo se escuchá y no se practica, se eslá uno engañan' do a sí mismo. Y Santiago, aconseja un plan de santidad *,r, práctico: insiste J"'qt" la religión para ser intacha' ble tiene que demostrarse en a)rudar a los necesitados' y ;;"" .o*o ejemplo a dos clases de personas muy despro- 34 T)OMINGO 22 - CÍCLO I} tegidas: los huérfanos y las viudas. Luego añade otra eondición: no mancharse las manos con negocios o accio- nes pecaminosas del mundo. Santiago es práctico en todo lo que enseña, por eso su carta es una de las lecturas que más agradan a todos, porque parece un venerable ancia- no dando consejos a sus nietos muy amados, pero consejos tan prácticos que todos los pueden entender. (A quienes dicen que la S. Biblia no se entiende, reco- mendémosles que lean la Carta de Santiago: Tbdos la en- tienden). Evangclio. S. I{arcos 7, l-B Se acercaron a Jesús unos fariseos y letrados de Jemsalem y vieron qr¡e sus discípulos comían con Ias manos imprrras (es decir, sin lavarse las manos) -Los fariseos no eomen sin lavarse antes las mamos, restregándose bien, afemándose a la tradición de los mayores y al volver de la plaza no comen sin lavar- se antes, y se aferan a otras muchas tradiciones de lavar vasos, jamas y ollas. La diferencia entre Jesús y los fariseos era sumamente grande. Jesús le concedía enorme importancia a lo que pro- viene del corazón, de la conciencia, de la convicción inter- na. En cambio los fariseos le daban toda la importancia era a las actuaciones exteriores, aunque estas no corres- pondieran a los sentimientos del coraz6n, y a las convic- ciones. En crranto al lavaree la manog esto no terúa nada que ver con Ia higiene, sino con unas normas ceremo- niales que ellos se habían inventado. El no lavarse las manos no significaba para los fariseos estar sucios en el 35
  • 20. sentido físico, sino ser impuros ante los ojos de Dios. Y esto era lo que Jesús quería corregir. Ellos decían que el comer sin bañarse las manos traia castigos divinos y que un ali- mento tomado sin haber hecho las abluciones, era tan antipático y tan dañoso como comer excrementos. Los fari- seos habían convertido el lavarse las manos a cada rato, en un tabú, en algo que podía traer glaves males espiri- tuales. Por eso al volver a casa cuando se llegaba de la calle había que bañarse y refregarse varias veces, porque el no hacerlo era desagradar a Dios. Y esto era un deformar la bondad del buen Dios. Por eso entre Cristo y los fariseos había una enorme diferencia en el pensar. Jesús quería que la religión no sea una colección de mandatos humanos escla- vizantes, inventados. por los gobernantes de turno, sino un dedicarse a amar a Dios y a los hermanos, con todo el co- razón y con toda el alma. Segrin eso, los fariseos le preguntaron a Jesús: ¿Por qué comen tr¡s discípulos con manos impuras y rr.o siguen la tradición de los mayores? Jesús les respondió: Bien plofetizó Isaías de vosotros hipócritas: ,,Este pueblo me honra con los labios pero su cora- z6rr estár lejos d.e Mí. El culto qrre me dan está vacío poryue la doctrina que enseñan son mandatos inven- iados por hombres". -Dejáis a un lado los man' d.amientos d.e Dios para aferraros a la tradición de los hombres. Ilipóeritas. Es un adjetivo que Jesús aplica varias veces a los fariseos. Hipócrita es el que por fuera se disfraza de bueno pero por dentro es malo. Es como decirles: "Disfra- zados,,l ,,Enmascarados". Ellos insistían en que se cumplie- 36 ti)()MIN(;O,t2 - UfCL(i ti ran estrictamente las observaciones exteriores, aunque en el corazón y en los pensamientos siguieran siendo malos. Cumplir por fuera unos detalles externos aunque se siguiera odiando en el fondo del corazón, y se continua- ra llenos de orgullo y de avaricia, de envidia y de impure- zas en el pensamiento. Hipocresía: fingir cualidades que no se tienen: viür cumpliendo externamente una serie de normas y en cam- bio en lo interior del alma seguir desobedeciendo las leyes de Dios. Jesús insiste en todo lo contrario: es necesario darle gran importancia al modo como está el corazín respecto a Dios y respecto a los semejantes. Si sólo se queda uno en observancias externas sin darle importancia a Io que siente internamente, es un hipócrita. Y a Dios no le agra- dan los que solamente lo honran con los labios y externamen- te, pero mantienen su corazón lejos de El. La hipocresía es mentira, y la mentira üene del demonio. (Dicen que hi- pócrita es el que con los labios exclama: "Qué perro tan bonito y tan simpático", ¡mientras con la mano agarra url garrote para darle por la cabezal). Llamó Jesús a la gente y les dijo: "Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera haee im- puro a un hombre. Lo que sale de dentro es lo que hace impuro. Porque de dentro del corazót:- salen los malos propósitos, las fornicaciorles, robos homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, enüdia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas estas maldades salen de dentrc yhacen impum a l,a ¡rereona". 37
  • 21. Estas frases de Jesús debieron aparecer.como verdade- ramente revolucionarias para los que las oyeron por prime- ra.vez. Porque los judíos estaban convencidos de que muchos objetos podían hacerlo impuro a uno al comerlos, o sim- plemente al tocarlos (como por ej. tocar un muerto, etc.). Esta doctrina de Jesús era realmente nueva y venía a cam- biar todos los esquemas morales que los israelitas tenían. Para Cristo lo que lo hace a uno impuro en el alma no es lo que come, ni el no lavarse las manos, etc., sino lo malo que piensa, lo que se propone hacer en contra de otros. Y hace una lista muy completa. Recordémosla, porque es muy in- teresante: Lista tenebrosa. He aquí según Jesús lo que sí hace impura a una persona. 1o. Los malos pnopósitos. (En griego "dialogismos"). O sea los malos pensamientos, los planes de hacer el mal. Para Jesús lo que piensa una persona es de gran impor- tancia, ya sea para el bien, ya sea para el mal. Muchas' gentes aparecen por fuera irreprochables, pero si fuéramos a ver sus pensamientos nos quedaríamos espantados. Y el mal pensamiento es pecado, si se consiente, y todo mal pensamiento consentido y aceptado hace impura al alma. ¡Líbrenos Dios de consentir malos pensamientos y de hacer malos propósitos o planes de maldad! 2o. Las fornicaciones. El nuevo Catecismo de la Iglesia Católica dice: "Fornicación es la unión carnal entre un hom- bre y una mujer, fuera del matrimonio. Es gravemente contraria a la dignidad de las personas. Y es un escándalo 38 I)OMINGO 22. CICLO B grave cuando hay de por medio corrupción de menores" (No.2353). 3o. Los robos, los homicidios, Las codicias... Algo que sucede todos los días en todas partes. Es una lista verdadera- mente terrible la que Jesús hace de las cosas que salen del enraz6n. Y al repasarla no podemos menos de sentir un es- tremecimiento, y deberíamos mirar nuestra cbnciencia, no sea que el corazón nos esté inclinando a maldades que dis- gustan fuertemente a Dios y que hacen impura a la perso- na. Y tratar de no aceptarlas de ninguna manera. Anuláis Ios mandamientos de Dios, por afelraros a vuestras tradiciones. Jesús quiere que se le conceda mucha importancia a lo esencial, sin dejarse esclavizar por costumbres locales que bloquearían inútilmente la entra- da en la religión a personas que son de otras naciones y de otras costumbres. ¡Señor: enséñanos a distinguir bien entre lo que es esencial y lo que es solamente costumbrista y local. Que lo que es inmutable lo tengamos en total aprecio y que a lo que es simplemente una costumbre del sitio donde vivinros le concedamos apenas un valor relativo sin hacer de ello un dogma de fe ni algo que obligue bajo pecado! (Quesson). Todos estamos inclinados a ser fariseos, a conce- derle demasiada importancia a lo secundario, a tradicio- nes y costumbres que Dios no ha mandado, y en cambio descuidar ciertos mandatos divinos de enorme importancia. Jesús critica a los fariseos porque ellos desacreditan la religión haciéndola pesada y dura, inútilmente. En cam- bio el Señor elogia a los que son sinceros. Hay un libro 39
  • 22. i I I I I i { I I ,l I famoso que se titula "Sinceros para con Dios". Este debe- ría ser el elogio que mereciéramos nosotros: "Sinceros para con Dios". Ser sincero consiste en que lo que se dice y se vive y se aparenta, esté de acuerdo con lo que se piensa y se siente. El deseo de Cristo es que nuestra religión no sea de sólo apariencias, sino de buenos sentimientos en el corazón. Y el consejo del apóstol Santiago en la lectura de hoy es que demostremos prácticamente nuestras creencias ayudando a las dos clases de personas más desprotegidas por la sociedad: las viudas y los huérfanos. Si queremos ser creyentes sinceros, tengamos buenos sentimientos en el corazón y demostremos nuestra caridad ayudando a los más necesitados (De Andrés). Lo qu.e Jesús desea es que no eompliquemos la re- ligión. Y las complicaciones empiezan cuando a simples costumbres les concedemos un valor tan grande como si fueran leyes de Dios (Aquella viejita que en los novena' rios, después de rezar las 150 Avemarías del Rpsario, decía: 'Ahora para que el alma verdaderamente descanse, rece- mos 80 Avemarías más, por las distracciones que hayamos tenido". Complicado, ¿no es verdad?). Su corazón está lejos de mí. ¿A quién le agrada que le den muestras externas de cariño, mientras el cariño y la atención están en otras personas o en otras cosas? Tene- mos que preguntarnos: "Cuando rezamos y hacemos el bien, en verdad lo hacemos con amor a Dios y por honrarlo a El, o más bien ¿lo hacemos todo con rutina, fríamente, con el arazónpuesto en otrcs seres o en otrrcs sitios o en otrzs cosas? Mi corazón ¿sí en verdad está cerca de Dios cuando rezo o hago obras buenas? ¿Cómo anda nuestro corazón? ¿Esta- 40 DOMINGO 22 - CTCLO 1} mos convencidos de que no basta con hacer el bien y evitar el mal sino que es necesario hacerlo con amor a Dios?" Cada cristiano debe saber que dentro de él siempre hay un fariseo escondid.o, contra el cual es necesario luchar siempre. El fariseísmo lleva a concederle importan- cia únicamente a 1o externo y a darle demasiada impor- tancia a unas tradiciones o costumbres que lo pueden hacer aparecer a uno exteriormente como muy cumplidor, pero sin que en lo interior del alma haya una santidad verda- dera. Dios viene en nuestra ayuda con su santa Palabra y nos recomienda hoy que le concedamos mucha importan- cia a lo que sentimos y aceptamos en lo interior, en el corazírt, y que demostremos nuestras creencias, atendiendo a los huérfanos y a las üudas y cuidando para no dejarnos contaminar con las malas ideas del mundo materializado (Borobio). El peligro de Ia moral farisaica consiste en dedicarse a un culto vacío, a una moralidad basada en el cumplimiento externo pero sin que en el interior del corazón y de los sen- timientos Ltaya una verdadera pureza y santidad. La ver- dadera moralidad le concede importancia no solamente comportamiento externo de Ia persona, sino a la que ésta siente y consiente en su corazón y en su entendimiento (B. Caballero). f§ENOtr: QUE I{TTESTROS SENTIMIBNTOS SEAN BUENOS Y QUE NUESTRAS OBRAS ESTENDE ACUERDO CON I,OS SENTIMIENTOS DE NUESTRO .COP#;ZON 4L
  • 23. r'-fl-{* *q! á Uá" Echar cada día mryor peso aI lado bueno de tu balanza para que no vryas a set haII ado fa1to en eI día delooa JUrCro. Hltt*iyffH*ffi'q= trm Cuando te inwitan a una cena no te coloques en Ios primeros puestos sino en los últimos. Cuando inütas a una cena, no inütes a los ricos sino a los pobres. üHü.[_,ü C 42 43
  • 24. I DOMINGO ?2 . CICLO C Primera Lectura LECTURA DEL LIBRO ECLESIASTICO. 3, 19.31 Hijo mío: en tus asuntos procede con humildad y te qrrerrán más que al hombre generoso. H:azte peqrreño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios. Porqrre es grande la misericordia de Dios y revela sus secretos a los humildes. Esta hermosa lectura es como una preparación para lo que va a decir Jesús en el evangelio de hoy "el que se hu- milla será enaltecido". Y trae una bellísima frase que con raz6n se ha hecho famosa. Es esta: "Si en tus asun- tos procedes con humilda{ te amarán más que al que es muy generoso". ¡Qué gran verdad es esta! Al que es muy generoso lo ama mucho la gente, pero nos dice la pala- bra de Dios que si nos portamos con humildad, las gentes nos van a querer más que a los que son muy generosos en dar y repartir. Y aquí se añade una segunda promesa muy consolado- ra: "Si te haces pequeño en las grandezas hrrmanas, alcanzarás el favor de Dios". Ya se nos había dicho que la gente nos va a querer mucho si nos portamos con humildad. Y ahora nos asegura que haciéndonos peque- ños en medio de las grandezas, vamos a alcanzar el fa- vor de Dios, su bendición y sus gracias y ayudas. Y esto vale mucho, muchísimo más que el ser amado por los seres humanos. 44 DOMTNGO 22 - CTCLO C Y como si todavía fuera poco; el texto sagrado nos co- munica una tercera noticia: "Dios revela sus secretos a los humild.es". Es lo que dirá la Sma. Virgen después en su famoso Cántico: "El Señor ha mirado la humildad de su esclava, y por esto dichosa me llamarán todas las ge- neraciones". En verdad que debemos pedirle muchísimas veces al señor: "Jesús, marso y humilde de corazútr.rhaz nues- tro cor¡azón semejante aI tuyo", porclue si somos humil- des, la gente nos amará, alcanzaremos el favor de Dios, y el Señor nos revelará sus secretos. (Nota: Ojalá consigamos el bello librito del Eclesiástico, en esta misma colección, para que logremos leer mil con- sejos más, tan hermosos como los que nos trae esta lectura de hoy. Lo hemos publicado con el título de "Refranes bíblieos?'. Es agradabilísimo, provechoso, y muy fácil de entender). Se¡prncla Leetrrra De la Carta a los Hebreos. 12, L8-24 Hermanos: no os habéis acercado a un monte temi- ble, a un fuego encendido, y a una tormenta, ni habéis oído aqrrella voz temible del Sinaí, que eI pueblo al oírla pidió que no les siguiera hablando. Vosotros os habéis acercado a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalem del cielo, a la Asamblea de inrrume- rables árrgeles, a La reunión de los que están inscri- tos en los cielos, a Dios, Juez de todos, a las almas 45
  • 25. I i |.1 itrdr! de los santos, y al Mediador de la Nleva Alianza que es Jesús. En el Nuevo Tbstamento Dios se ha hecho más fácil de encontrat menos impresionante en cuanto a señales que @usan temor. Y ha llegado a tener un nombre humano que es: Jesús. Ahora Dios se nos da a conocer, no por medio de fenómenos estremecedores, sino por medio de su Hijo, Jesucristo. Y siguiendo a Jesús nos encaminamos ha- cia la Jerusalem Celestial que es la gloria eterna. Este pasaje de la Carta a los Hebreos es una compara- ción entre lo viejo y lo nuevo. El libro del Deuteronomio describe así cómo fue lo antiguo: "Os acercásteis aI pie del monte (Sinaí), y el monte ardía á'su fuego se elevaba hasta el cielo, y había tiniebl,as, y nube y osouidad, V habló el Señor a vosotros, en medio del fuego" (Deut. 4, 11). Y el pueblo estaba tan asustado que pidió a Moisés que fuera él mismo quien les trajera el mensaje de Dios, porque tenía miedo de morir si escuchaba Ia voz del Señor (Deut. 5,23). Allí se reunió lo terrible y terrorí- fico para dar énfasis a la inmensa grandiosidad de la es- cena de la entrega de la proclamación de las leyes de Dios a su pueblo. En la escena del Sinaí, Dios aparece i ensamente ma- jestuoso, lleno de impresionante poder. Infinitamente superior al ser humano, el cual siente santo terror al es- cucharlo. En cambio en el Nuevo Tbstamento todo cambia. Ahora nos acercamos a la alegre Ciudad Eterna donde vive y reina nuestro Padre Dios. Vamos hacia una Asamblea de 46 I,OMINGO 22 - CTCLC C innumerables ángeles, y donde están todos los que tienen su nombre escrito en la lista de los que se van a salva4 al gmpo donde se hallan los santos y donde está de presi- dente nuestro amabilísimo señor Jesucristo. De esta ma- nera el cristiano m aceptado en el grupo más selecto que existe en toda la creación, la asociación de los elegidos de Dios. En esta lectura de hoy, la palabra de Dios nos recuer- da que al cristiano le esperan en el ciero ros espíritus de todos los seres humanos que üvieron santamente y que ya alcanzaron la meta, la gloria eterna. A los antiguos en el monte sinaí los rodeaba una nube impresionante. No- sotros formaremos parte de esa misma nube gloriosa y refulgente. Formaremos parte del gmpo donde están .qr"- llos que están en el "Crradro de Honor, de Dios, de los que fueron aprobados por el Juez Celestial. Y termina nuestra lectura diciendo que fue Jesús el que hizo esta Nueva Alianza donde ya no hay terror sino amor. Fue él quien nos dio a nosotros una nueva relación con Dios, no ya de temor sino de inmensa confianza, pa_ gando con su sangre nuestras deudas y abriendo para todos el camino al Reino celestial y Eterno. sea bendito por siempre tan gran Benefactor y tan excelente Amigo. Evangelio. Segrin San Lucas. 14, l-14 Entró Jesris un sábado en casa de uno de Ios prin_ cipales fariseos, para comer, y ellos lo estab"r, ."- piando. En día de sábado. El evangelio narra siete curaciones milagrosas hechas por Jesús en día de sábado (La suegra 47
  • 26. de Pedro, el hombre de la mano seca, la mujer que lleva-, ba 18 años encorvada, el paralítico de la piscina, el ciego de nacimiento, el endemoniado, y el hidrópico). cualquie- ra podría creer que estos milagros Ie debían haber atraÍdo el aprecio y el cariño de los principales. Pero sucedió 1o contrario. Por hacer grandes prodigios en el día del repo- so absoluto, en el que ellos no permitían hacer ninguna acción importante, por esto ellos Io consideraban un hom- bre peligroso e irreligioso que quebrantaba las leyes tra- dicionales y que debía ser detenido a cualquier costo. Y Io seguían a todas partes para espiarlo y averiguar si se atrevía a hacer curaciones en sábado. En esta ocasión fue invitado a comer en sábado. Las leyes de los escribas y fariseos eran tan exageradas que prohibían cocinar alimentos en sábado. Había que dejarlos ya cocinados desde el viernes. Ellos consideraban ver- dadera religión el cumplimiento de todas estas exagera- ciones. Por lo tanto no podían comprender a Jesús. En esta ocasión le estaban haciendo un espionaje malintenciona- do y siniestro. ESPIADORES ESPIADOS: Pero les sucedió que los que estaban espiando y echando ojo para poder atacarlo y cri- ticarlo, resultaron esta vez observados críticamente por Jesús y recibieron de El unas advertencias de gran im- portancia, Jesús estaba bajo vigilancia y se propuso ügi- larlos también. Notando qrre los convidados escoglan los primeros puestos, les propuso este ejemplo "Cr¡ando te con- viden a una boda no te sientes en el puesto princi- 48 D0MUqGO 22 - CICLO C pal, no sea que hayan convidado a otro de más ca- tegoría que tú, y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te diíá: 'Cédele el puesto a éste'. Entonces avergonzado, irás a ocrrpar eI último puesto. t'Al revés: cuando te conüden, vete a sentarte en el último puesto, para qrre cuando venga el que te conüdó, te diga: 'Amigo, sr¡be más ariba'. Entonces quedarás mrry bien ante todos los eomensales". Un sabio decía que sólo los orgullosos se creen impor- tantes. Jesús nos narra aquí un caso que muchas veces debió suceder en las reuniones de su tiempo: un invitado poco distinguido, llegaba de primero y se colocaba en un pues- to muy principal en la mesa del banquete, y luego al finai llegaba un invitado más importante, y el hombre que había usurpado el lugar principal tenía que dejarlo y trasladarse a uno de los últimos sitios, con vergüenza y humillación. Y por el contrario, alguien ocupaba deliberadamente un lugar muy escondido en la sala del banquete, y después se Ie pedía que ocupara el puesto más distinguido, y su humildad obtenía que su honor fuera mayor. Porque todo el qr.le se enaltece será htrruillarlo 5, el qtre se humilla será enaltecido. A la anterior parábola que recomienda la modestia y la humildad en la üda social, añade Jesús una sentencia o frase breve y muy diciente, que tuvo el honor de ser repeti- da por El varias veces y que se ha hecho famosa en todo 49
  • 27. el mundo. Es una verdadera moraleja o enseñattza moral que se deduce de la narración, y eleva el espíritu a pen- ' samientos más altos. Es una ratificación de la gran pre- ferencia que Jesús siente hacia la humildad. Es como una repetición de lo que la Sma. Virgen üjo en su Cántico: 'El Señor deriba del trono a los poderosos y enaltece a los hrrmildes" (Lc. L,52). Al meditar en esto, sí que se cumple lo que decía San- ta Teresita: "Cuando le llegan las luces de Dios, se desilu- siona el alma de los tiempos en los que buscaba aparecer y ser más que los demás y conseguir honores mundanos, y se da cuenta del tremendo engaño que es el viür men- digando honores de las criaturas, y primeros puestos". Y dijo al que lo había invitado: "Cuando des una comida o una cena no invites a tus amigos, ni a tus parientes ni a los vecinos ricos, porqrre correspon- derán inütándote y quedarás pagado. Cuando des i un banqrrete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú porque no pueden pagarte. Te pagarán cuando resr¡citen los justos". Sería interesante hacernos esta pregunta: ¿En nuestra vida hemos cumplido alguna vez (siquiera una sola vez) esta recomendación de Jesús? Si alguno dice que sí, le podre-; mos responder quizás con la frase del santo antiguo: "Lo duda un poquito tu amigo Agustín" (Aliquantulus dubitat: Augustinus!). Pero ojalá que sí lo hayamos hecho o lo cumplamos siquiera una vez en toda nuestra vida. Por- que al fin y al cabo es un mandato de Jesús. 50 DOMTNGO 22 - CICLO C Esta recomendación del Señor es un como una llama- da a examinar los motivos qrre acompañan a nuestra generosidad, a nuestra caridad, a todo lo que damos. Porque podemos dar, no como un acto de caridad, sino como una inversión egoísta. Un "darte para que tú me des". Un dar para alimentar nuestra propia vanidad y conseguir más amigos y mayor popularidad. Después de la lección de humildad, da Jesús una lec- ción de caridad, porque estas dos virtudes tienen que andar siempre juntas. Aquí hay una altísima lección de caridad. Bajo la sencilla apariencia de un consejo casero, hay una lección trascendente: que al hacer caridad no busquemos pagas en esta tierra, sino los premios eternos. Que al hacer el bien no tengamos por fin el conseguir con ello venta- jas temporales, sino el premio etemo cuando resuciten los amigos de Dios. Los ricos, los amigos, los familiares pueden recompensarnos y pagarnos nuestros favores ya acá en la tierra, y al atenderlos podemos estar haciendo simplemente un negocio o intercambio. Pero Ios pobres, los ciegos, los li- siados no nos van a recompensar porque no quieren o no pueden o son ingratos. Y entonces al brindarles nuestra generosidad ya no estamos buscando un intercambio de atenciones y de regalos, sino que solamente'esperamos el premio del Dios bondadoso que según dice el Libro de los Proverbios: "Considera como prestado a El lo que se re- gala a los pobres", y de Cristo que ha declarado qu.'e todo el bien que hacemos a sus humildes hermanos, lo reci- be como si se lo hubiéramos hecho a El mismo en perso- na (Mt. 25, 40). 51 E-
  • 28. DIFERENCIAS ENTRE UNA PERSONA HUMILDE Y UNA PERSONA ORGULLOSA Hoy el evángelio nos trae la famosa frase de Jesús: "Todo el que se enorgullece será humillado y el que se humilla será enaltecido". Y la primera lectura nos re- comienda: "pórtate con humildad y te amarán más que a los que hacen muchos regalos". Veamos algunas dife- rencias entre Ias personas orgullosas y las humildes, para saber en cuál de estos dos grupos estamos nosotros más frecuentemente. 10. El orgulloso busca los primeros puestos y que le traten con mrrchos honores, y que le admiren y le feliciten y le alaben. Como los &risess que buscaban ser saludados por las calles y que los consideraran persona- jes muy importantes. A esta clasecita de gente les repite Jesús su terrible frase: 'Ya necibienon srr reeompensa". No buscaron ser felicitados por Dios sino ser alabados por la gente y se quedarán seguramente sin lo uno, y casi sin lo otro. En cambio el humilde busea los úItimos prrestos, pasar casi inadvertido. Jesús en la última Cena estuvo de último, después de Judas, lavándole los pies. Por eso exclamaba San Roberto: -Busqué el ultimísimo puesto en el'mundo, el puesto más bajo y humillante, a los pies de Judas, pero no pude colocarme allí, porque en ese puesto estaba Jesús lavándole los pies al traidor. Jesús no se dis- tinguía en nada de los sencillos campesinos que lo seguían, tanto que para diferenciarlo en la noche de la traición tu- vieron que darle un beso en la mejilla, porque se presen- 52 DOMINGO 22 - CICI,A C taba como un sencillo hombre de pueblo, igual a los demás. Jesús se esconde cuando lo van a proclamar rey con ho- nores y aplausos, y se presenta cuando lo van a coronar de espinas con salivazos e insultos. Pero ahora Dios lo ha enaltecido más que a todos los demás seres juntos, por- que El se humilló más que todos los demás. A cuál de estos dos grupos queremos pertenecer: ¿A los que buscan lucirse como pavos reales, o a los que se es- conden humildemente como Jesús? SEGUNDA DIFERENCIA: El orgulloso todo lo hace por aparece& porque lo vean, porque le paguen. Invita para que lo inviten. En cambio el humilde solo busca agradar a Dios, por eso sus favores los hace sin esperar recompensas humanas o felicitaciones. Tbata bien aunque lo traten mal. Y su premio será grande en el cielo. TERCERA DIFERENCIA: el orgulloso vive triste, porque nunca consigue que lo estimen y que le paguen tanto como él desea. En cambio el humilde vive alegre'por- que como lo que busca es agradar a Dios, eso sí lo logra conseguir, porque Nuestro Señor se contenta con nuestra buena voluntad y nuestros pequeños esfuerzos por hacer lo que El manda. El sabe de qué bamo somos hechos y nos acepta débiles como somos. Y además paga sumamente bien todo lo que por El hacemos. Y esto alegra inmensa- mente. ¿Eres humilde como Jesús? ¿O eres orgulloso como los fariseos y Satanás? 53
  • 29. IIil il I .. I I I I Si eres humilde vivirás alegre y sentirás tanta paz y consuelo que repetirás lo que han dicho tantos santm y santas: "Prefiero morir antes que hacer algo para que la gente me vea o me felicite", y tendrás como lema el dicho de San Pa- blo: "Si lo que busco es agyadar a la gente, ya no se- ría serwidor de Cristo". ;li Ir li:t J Llffi rffiffirq ALT Ü 54 ÜIÜI-,Ü A CUA}.IDO DOS O I{AS SE REUNEN EN MI NOMBRE, ALLI ESTOY YO EN MEDIO DE ELLOS
  • 30. BOMINGÜ 23 . C}CT,O A OR¡CIOIII: Señor Dios nuestro que nos has redimido y adoptado como hijos, mira con bondad a los que tanto amas; y pues creemos en Cristo, concédenos la verdadera liber- tad y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.., Frimera Leetura. Del Frofeta Elzequiel. 33, 7-g Esto dice el Señon a ti, hijo de Ad¡ín te he puesto de atalaya en la casa de IsraeL euando escuches la pala- bra de mi boca les darás la voz de alarma. Si yo digo al que obra mal: t'te va a sobrevenir la mrrerte", y tú no le hablas y no pones en guardia al qrre obra mal para que cambie de conducta; el que obra mal perece- rá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su fracaso. Este aüso de Dios a sus delegados es tan importante, que el profeta Ezequiel lo repite dos veces con las mismas palabras. Ya lo había dicho al principio de sus escritos en el capítulo 3 de sus profecías. Es como la repetición de aquel "ay'' del profeta Isaías cuando se quejaba de que los dirigentes del pueblo de Dios son "como perros mudos qrre rro ladran cr¡ando ven acencar.se el peligro" ([s. 56, 10). ¿Para qué tener un perro guardián que al ver llegar al ladrón no da ninguna señal de alarma y lo deja entrar y robar tranquilamente? Qué responsabilidad tan grande la de aquellos que se quedan callados ante el peligro de condenación que acecha a las personas de las cuales tendrán que respondér un día ante el Juicio de Dios. ¡Esos papás que permiten a su hija üür 56 T}CIMTNGO 2;} - CICI,O A en concubinato sin andar repitiéndole "oportuna e inopor- tunamente" que "los forn carios no entrarán en el Reino de los eielos" (Gá1. 5,21). Ese papá que permite a sus hijos un vocabulario grosero y no les recuerda que "De toda palabra indebida tendremos que dar cr¡enta en el día del jrricio" (S. Mateo 12, 36). Esa mamá que sigue tan tranquila ante sus hijos que no van a misa los domingos y aunque ellos van camino de la condenación eterna por no santifiear las fiestas, sin embargo ella les sigue preparando los alimentos, lavándoles Ia ropa como si fueran los mejores hijos del mundo (al hijo que no va a misa, ni un pañuelo se le debe lavar, ni un tinto se le debe hacer, porque nos hacemos alcahuetas de su eterna per- dición. Si de todas maneras se quiere condenar, que se con- dene sin nuestro consentimiento y con la demostración palpable de que no estamos de acuerdo con su malvada conducta. Esto es de vida o muerte para nosotros). No po- demos olvidar el aüso tan estremecedor que hoy nos envía Dios por medio del profeta Ezequiel: "Si no le avisas al que obra mal y él perece, te pediré cuenta a ti por su fracasot'. IJna vez San Juan Bosco contempló en una visión los terribles peligros que esperan en la otra vida a los impu- ros, a los ladrones, a los peleadores, a los que dicen cosas indebidas y a los perezosos, etc. Se estremeció de horror y se propuso narrar 1o que había visto. Pero luego se puso a pensar que en estos tiempos a la gente no le gusta que Ie hablen de castigos y de temor de ofender a Dios, sino sólo de amor. Y se calló. Pero pocos días después, estando en su habitación, sintió un rlido espantoso y viendo un ser impresionante- mente estremecedor, como venido del otro mundo, oyó una 57
  • 31. voz imperiosa que le decía: "¿Y por qué no hablas de lo que has üsto? No sabes que esto les puede evitar ser enviados a la eterna condenación?". El santo habló entonces (y muchas veces) de lo que había visto que en la eternidad espera a los que se dedican a obrar el mal, y ante sus palabras se convirtieron muchos pecadores, y otros evitaron hacer lo que desagrada a Dios y nos pierde a nosotros. Señor: que cuando escuche en mi conciencia tu voz, sepa dar la voz de alarma. Que pongamos en guardia a los que obran el mal, para que cambien de conducta. Que nadie perezca por habernos callado nosotros cuando les sobre- venía eI peligro de perderse. Que jamás tengas que pedirnos cuenta a ninguno de nosotros por el fracaso espiritual de alguien a quien pudimos aüsar y teníamos que aüsar. Ya el sabio Salomón decía: "Tb ama mucho más quien te aüsa de tus defectos y de los peligros que corres obrando el mal, que quien te alaba solamente" (Proverbios). Dios, en la primera lectura de hoy, nos invita a no quedarnos ca' llados ante el peligro que tienen de perderse los que obran el mal. El Padre Lepich, famoso predicador alemán, recomienda: "Si escandalizan por la radio, escribirás una carta al director de esa emisora, protestando. Si en TV o en prensa o revistas publican algo que hace mal, no te quedes en silencio. Hazles una llamada telefónica o en- víales un telegrama de protesta. La voz tuya puede evi- tarles muchos males a otros, y sobre todo, al no quedarte en silencio, habrás eütado el tener que rendir cuentas en el día del juicio por no haber hablado cuando sí tenías que hablar". 58 t I)OMINGO 23 - CICLO A El. profeta Ezequiel señala que en el bien y en el mal hay una responsabilidad personal, de cada uno, y una res- ponsabilidad colectiva: cada uno es responsable del maI que pudo hacer eütar y no hizo evitar. . Nos puede venir la tentación de Caín: "¿Eó que soy yo aeaso el responsable de mi hermano?", o la tenta- ción de Pilato: lavarse las manos diciendo que se es ino- cente de la sangre que se vierta, pero sin impedir que esa sangre sea vertida, pudiéndolo impedir. A la gente de hoy le gusta repetir estas dos actitudes: la de Caín y la de Pi- lato. Pero el profeta nos advierte: "Se nos pedirá cuenta no sólo de nuestros propios errores, sino también de aquellos errores ajenos que nosotros pudimos evitar y que no hici- mos lo necesario por eütarlos" (Borobio). Pero si tú pones en guardia al que obra mal para que cambie de condrrcta, si no eambia de conducta, él perecerá por srr ctrlpa, pero tú habrás salvado tu responsabilidad. El oficio de quien habla en nombre de Dios no es cam- biar a la persona ni transformarle su modo de pensar, ni convertirla. Eso es obra solamente del poder de Dios y de la buena voluntad de cada uno. Quien habla en nombre de Dios tiene por oficio únicamente: llevar los mensajes que el Señor quiere que transmita. Que le hagan caso o no le hagan caso, eso ya es otra cuestión, que no dismi- nuirá el premio que va a recibir por haber avisado opor- tunamente. Lo que se nos manda no es "convertir". Es "No callar". 59
  • 32. Los profetas casi nunca fueron atendidos en los aüsos que transmitían a la gente. Pero ellos seguían aüsando, Porque su oficio no era convertir sino despertar.las con- ciencias. El mismo Jesucristo puso en sobreaüso de muchos peligros que iban a sobrevenir "Ay de ti Jertrsalem, si recibieras el mensaje de paz que te traigo. Pero vendrán tus enemigos y no dejarán de ti piedra so- bre piedra" (S. Lucas L9, 42). Muchísimos de los oyen- tes no hicieron caso de sus advertencias, pero no por eso Jesús dejó de llamar la atención a todos para que se con- virtieran y dejaran de obrar el mal. De una santa se narra que escribió 300 cartas a un pecador tratando de apartarlo del mal camino. En la üda de San Agustín se narra cómo su madre, Santa Mónica, duró más de dos docenas de años insistiéndole en que se convir- tiera de su üda de pecado y nada conseguía. Pero ella sabía muy bien que lo que Dios tiene en cuenta para el día en el que nos va a juzgar no es si la gente hizo caso de nues- tros consejos y avisos, sino de que no nos hayamos cansan- do de poner en guardia al que obra mal, para que cambie de conducta. Pero la historia cuenta que la santa de las cartas al pecador, y Santa Mónica, consiguieron al fin la conver- sión de quien andaba por el camino de la perdición, cumplién- dose así la promesa de San Pablo: "No nos cansemos, que al fin cosecharemos, si no nos desanimanos" (Gálatas 6, 9). $é¡LF,{ü 94: Ojalá escuchéis hoy su voz: "No en- durezcáis rnrestr o cor azótf' Este salmo es como un eco de la lectura precedente. El vigía, el guardián del pueblo y de cada familia y de cada 60 DOMINGO zii - CTCL(} A institución tiene que aüsar, dar la voz de alarma y no ca- llarse nunca ante la proxirnidad del mal, cuan{o Dios Ie avisa en su conciencia que alguien está en peligro de pe- recer espiritualmente. Ahora los que escuchan esa voz de Dios tienen obligación de escucharla y de no hacerse du- ros de corazón para cumplirla, no sea que les pase como a los de Masá y Meribá, eu€ por no hacer caso a los aüsos que Dios les mandaba por medio de sus delegados, pere- cieron tristemente. Segurrtla Lectur:a: .üe .$ale Pahl¡¡ ¿u I<¡s Íl,ont¿¡rros 13,8-trG A nadie le debáis nada, más qrre arnor, porqrre el que ama, tiene cumplido el resto de la ley. De hecho el "no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no enüüarás" y todos los demás mandamientos que haya se resumen en esta frase: "Amarás a tu próji- mo como te amas a ti mismott. San Pablo aconseja no tener deudas con nadie (y si ya tenemos algunas pagarlas a su debido tiempo para no seguir debiendo nada a nadie). Quiere que el buen cristiano jamás busque excusas para dejar de cumplir sus obligaciones para con los demás. Respetar siempre los derechos ajenos. No es que el apóstol prohíba contraer deudas. Hoy todo mundo anda endeudado. (De un supermercado decía alguien que conocía muy bien sus cuentas: "si de este almacén pagan lo que deben, se quedarán solo con los estantes". Esto su- cede en muchos negocios y también en muchísimas casas donde si sacaran lo que están debiendo se quedarían sin mobiliario, sin cocina, sin nevera y sin televisor). Hoy todo 61
  • 33. es a crédito. Ese cartazo que nos deslumbra, probable- mente lo está debiendo su orgulloso conducto4 en cuotas a 24 meses. Si varias naciones pagaran lo que deben a otros paÍses se quedarÍan en cero y mucho menos. Las deudas a veees nos hacen trabajar más, y hasta nos hacen aho- rrar casi a Ia fuerza (como sucede con las cuotas mensua- les que tenemos que cancelar para pagar nuestra casa o apartamento). Y las deudas también nos pueden llevar a confiar más en Dios porque nos llevan a "caminar como por sobre agtra", con peligro continuo de hundirnos. También tienen el peligro de que si son desproporcionadas adquiramos una úlcera estomacal por las angustias, o ja- quecas y muchas arrugas en la cara o canas en la cabeza y hasta un demame cerebral (líbrenos Dios de semejan- tes males). Pero con tal que cumplamos a tiempo los com- promisos adquiridos, seguramente Ia Palabra de Dios no nos va a reprochar por contraer deudas, con tal de que sean prudentes. Ahora San Pablo pasa a hablar de la única derrda que cada rrno debe pagar todos los días y que nunca po- drá dejar de cancelar día por día: el amor al prójimo. Los antiguos decían que la deuda de amor al prójimo es como una "inundación que nos invade", de la ctral todos los días tenemos que sacar y saca4 y nunca se disminuye. Y es como "un recipiente, al cual por más que le echemos y le echemos, nunca lo lograremos llenar completamente". El apdstol nos da una noticia muy interesante: que si cumplirhos la obligación de amar al prójimo, con eso ya automáticamente crrmplimos todos los demás man- damientos. ¿Quién va a matar si ama? ¿Quién robará si 62 DOMTNG{) 2I] - CICLO ¿i siente amor por todos los demás? ¿Acaso podremos tener envidia del bien de los otros si de veras los amamos? La persona que ama al prójimo no cometerá adulterio. Si,lo comete no ama ni a la persona con quien lo comete, ni al cónyuge. Sentirá pasión, concupiscencia, atractivo sensual, pero no amor verdadero. Si amara de veras no cometería adulterio . La razón por la cual está adulterando no es que ama demasiado sino que ama poquísimo y mal., Quien de veras ama, respeta, y eüta que la persona amada se man- che con el pecado que es el mayor mal que le pueda sobre- venir. ¿Quién escandalizariajamás a un niño si en verdad lo amara con verdadero amor cristiano? El que ama no trata de destruir al enemigo sino de hacerlo amigo y salvar su alma. Quien en verdad ama, no roba y no niega favores ni limosnas, porque sabe que "es mejor y trae más felicidad el dar que el recibir". Por eso San Agustín repetía aquella frase tan famosa: "Ama yhaz lo que qrrieras". Pero entendiendo siempre la pa- labra "amar" como el desear para la otra persona todo el bien posible y nunca el mal, ni para el cuerpo ni pafa el alma. ¿De veras me siento en deuda de amor hacia el próji- mo? ¿A cuántos amo? ¿Podrán decir de mí al verme a5ru- dar al prójimo, lo que d[jeron de Cristo "Mirad como lo amaba"? ¿O me sucederá que en teoría sí amo a muchos, pero llegada la hora de ayudar y comprender y hacer amable la vida de los otros resulta que no amo a ningu- no? ¿No será que uno de mis peores pecados y defectos es el ser tremendamente frío en amar a los demás? 63
  • 34. El que ama a su prójimo no le hace daño. Por eso amar es cumplir la ley entera "El que ama se esfuerza por no echar una gota de hiel en la copa de nadie", repetía San Francisco de Sales, y él mismo en su üda diaria se esforzaba por no hacer ni el mínimo daño ni siquiera al peor de sus enemigos y por no humillar ni al más po- bre de sus serwidores. El Concilio Vaticano dice que el discípulo de Cristo debe respetar a cada prójimo, sin excepción, y con. siderarlo como otro yo, y por lo tanto evitar todo aquello que le pueda hacer daño; y tener especial cuidado no nos vaya a pasar que "profesando amplias y ge- nerosas opiniones, err realidad vivamos como si no sintiéramos cuidado p or el honor y las necesidades de los demás" (Gaudium et Spes. 27 -30). La persona que se encierra en una ttdorada soledadtt apaga la caridad en su corazón. Pero quien acepta las inevitables obligaciones de la üda social y de la conüvencia humana y se dedica al servicio desinteresado de sus pró' jimos, está cumpliendo la ley fundamental de la perfec- ción humana que es el amor, y con ello cumple la ley entera (Gandium et Spes. 38). .üIVANGfiII,Iü según San &{ateo. .LE,IS'20 Dijo Jesús: si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso has salvado a tu hermano. 64 x)()lr,rIhi(idi i;lJ - t]I(li,{i ii Si tu hermano peca. Jesús quiere que no desprecie- mos al extraviado sino que más bien vayamos en su búsqueda. El cristianismo no es una comunidad de "puros", sino una asociación de convertidos y de gente que necesita convertirse. O como decía gráflrcamente San Fran- cisco de Sales: "un inmenso hospital, lleno de enfermos del alma que necesitan curación". Cuando la gente nos dice que los cristianos no somos santos debemos reconocer hu- mildemente que así es. Pero para que logremos ser san- tos los que no lo somos todavía, nos da hoy Jesús unos remedios muy oportunos. Y entre ellos el de la correc- ción fraterna. F(epr."ór¡.c[ e]lo [t fso] {¿;rs etr}i ü,ii'e X,¡:¡s En vez de quedarte rumiando la ofensa y envenenando tu cerebro con la antipatía hacia é1, o murmurando con otros acerca de su falta. A solas, no delante de los demás. San Juan Bosco in- ventó un sistema educativo muy especial y muy simpático, llamado "Sistema preventivo", Este sistema transforma.en pocos meses a jóvenes indómitos y rebeldes, en verdade- ros modelos de ürtud. Fue el que llevó a la santidad a Santo Domingo Savio y al terrible gamín vagabundo que se lla- maba Miguel Magone (cuyas biografias recomendamos como óptima lectura para la juventud). Pues bien, San Juan Bo- sco en su sistema educativo recomienda continua y repeti- damente: "No se reprenda ni se corrija en público sino en privado, lejos de los compañeros y empleando la mayor pa- ciencia". Es como una repetición actual del mandato de Jesús en el evangelio de hoy. bb
  • 35. Entre los dos: hablar las cosas cara a cata, soluciona mucho mas fácilmente loc; prcblemas. Aveces nos damos cuen- ta de que el asunto no era tan grave como Io creíamoS, Y qr" po, falta de suficiente información nos eslábamos llenan- do de rencor y de antipatía. cuántos problemas se han solu- cionado porque alguien tuvo la valentía de ir a hablar personalmente con el que estaba ofendiendo y trata de reme- ai., amigablemente lo desagradable que estaba sucediendo' A veces trata uno de corregir por carta o por publicaciones, y como las palabras escritas son fácilmente tergiversadas, el problema se aumenta y la amargura crece. En cambio en privado, de tú a tú, cuánto más fácil se logran limar las ^=p"r"rus. Diciéndole en privado lo que le tenemos que de- cir, eI hermano conservará sr¡ honor y buena fama' ¿Tenemos estas delicadezas al corregir? o, ¿más bien .ori"gi*os "cotl la delic adeza de un toro enft¡recido .r1.ri, tienda de porcelanas'? ¿Sabemos decir las cosas en privado, o "rr r.*bio andamos propagando entre los de- más los defectos del prójimo? ¿Nuestras palabras tratan de salvar al hermano, o mas bien lo que hacen es hundirlo más y más? Cuando en la peste del tifo negro de 1866 quedaron huérfanos miles de muchachos pobres, recibió Don Bosco en su Oratorio de Ttrrín un buen grupo de aquellos jóvenes abandonados. AlgUnos de ellos eran verdaderos potros indómitos. Andaban con puñal en la cintura y no aguan- taban corrección de nadie. Insultaban a los superiores delante de todos y estaban listos a ba'tirse a puñaladas con el que se atreviera a contradecirles. Entonces el santo educadár optó por poner en práctica el consejo del evan- 66 NOMTNGO 2:I- CTCI,O Á, gelio de hoy. Fue llamando a solas a cada uno de ellos. Le demostraba que lo apreciaba y que deseaba ayudarle en todo lo que le fuera posible, Y con gran paciencia y mucha prudencia le iba haciendo ver lo defectuoso de sus bruscos procederes y cuánto iba a salir ganando si empezaba a ser más educado y más respetuoso con todos. Se fue ganan- do su amistad y a los pocos meses, aquellas antiguas "fie- ras humanas" eran unos verdaderos modelos de conducta y de buena educación. Es que nada hay tan útil para edu- car y convertiq, como poner en práctica los consejos de Jesús. Si los practicamos salvaremos a nuestros hermanos. Si no te hace caso llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto qrrede confirmado por medio de dos o tres testigos. Si no les hace easo díselo a la co- munidad, y si no le hace caso ni siquiera a la comr¡- nidad, considéralo como a un pagano o un publicano. H^y aquí una graduación progresiva: la. No resignarse a los fracasos cuando alguien no quiere dejar su mal camino. Continuar por otros medios tratando de salvarlo. Otros nos pueden a¡rdar en esto. 2o. No rechazarlo ni darlo por pendido sin haber empleado los otros medios para tratar de hacerle volver al buen cami- no. No juzgarlo uno solo. El único que sabe juzgar solo es Dios. 3o. No fiarse del propio juicio personal. Remitirlo al juicio comunitario de la Iglesia, eu€ tiene más autoridad y mayor comprensión y mayores luces de Dios. 67
  • 36. 4o. Finalmente, si el hermano por su rechazo total se coioca él mismo fuera de la comunidad, ya no hay que tratarlo como uno de los nuestros, porque no lo es. Un pagÍlno es el que no profesa la verdadera religión. Un pu- blicano es el que se dedica públicamente a acciones que la religión condena. Si él mismo con su terquedad se em- peña en no aceptar lo que la religión pide y recomienda se está portando como un pagano y un publicano, y como tal hay que considerarlo. No podemos cerrar los ojos y aceptar que el hermano se burle de Dios y de su religión y seguirlo tratando como si estuviera siendo' fiel al Señor. ¿De veras tratamos a otros como publicanos y paganos solamente después de haber hecho todo lo posible por con- vertirlos? ¿O sin más ni más ya los rechazamos después de} primer intento de convertirlos? Las comunidades fer- vorosas tienen el peligro de hacerse seetarias (sectario es el que sólo acepta a los de su grupo y rechaza a Ios demás) y capillistas que se encierran en la capillita de su propio grupo y desprecian a los que no piensan como ellos, y se dedican a criticar, despreciar y condenar a los demás. Señor: que no condenemos a nadie, que no excluyamos a ningu- no, que no desesperemos de la conversión aun de los más malvados y renegados, mientras no hayamos hecho los ma- yores y más constantes esfuerzos por devolverlos al cami- no de la salvación. (N. Quesson). Os aseguro que todo lo que ateis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desateis en la tierra quedará desatado en el cielo. 68 'jcllir,iifl'.;:ii :.'.,': .'i .' Jesús repite aquí a la comunidad lo que ya le había di- cho a Pedro (Mt. 16, 19) que lo que hacemos en esta tierra tendrá un eco en el cielo. Lo que aquí hacemos repercu- te en la eternidad. En la antigüedad había una cueva llamada: "La Caverna del Eco". Y tenía la especialidad de que repeLía tres veces lo que uno le gritaba. Así que si una persona gritaba allí en la entrada de la cueva: "Te amo" -el eco Ie respondía tres veces: "Te amo, te amo, te amo". Y si al* guien gritaba: "Te odio", el eco repetía tremebundo por entre aquellas oscuridades, tres veces: "Tb odio, te odio, te odio". Pues algo parecido nos sucede con la eternidad: Todo lo que aquí hacemos o decimos, va a tener un eco muy pro- longado en eI más ailá. ¿Ahora perdonamos? AIIá se per- donará también. ¿Ahora nos negarrlos a perdonar? AIIá también se negará el perdón. Las relaciones que tengamos con nuestros prójimos en esta vida se prolongarán por l:l eternidad. Por eso conviene pensar qgé es lo que quereinos que el eco repita en la eternidad, pafa irlo diciendo y ha- ciendo nosotros desde ahora mismo. Os aseguro qrre si dos de vosotros se ponen de acrrerdo para pedir algo, se lo dará mi Padre detr cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en ¡ni nombre, allí estoy yo en medio de ellos. Jesús quiere que sus discípulos estén de acuerdo y se reúnan en su nombre. Y a quienes cumplan estas dos con- diciones les hace maravillosas promesas: que obtendrán lo que piden, y que el mismo Cristo estará en medio de ellos. Desafortunadamente nos faltan muchas veces estas dos 69