El documento describe la experiencia de María Luisa Morales de la Vega con el espiritismo. Narra cómo leyó las obras de Allan Kardec y quiso experimentar la comunicación con espíritus. Asistió a una sesión espírita donde el velador se movió y un espíritu que decía ser su padre fallecido le reveló detalles sobre su vida que sólo él sabría, lo que la convenció de la veracidad del espiritismo. Desde entonces dedicó su vida a comunicarse con espíritus y ayudar a otros a desarrollar
1. 1
IDÓLOR Y GLORIA
DEL ESPIRITISMO
Durante muchos años me vine pre-
guntado a dónde conduciría este
camino emprendido por mi que tan-
tos dolores y sinsabores me causara
y muchos mayores momentos de fe-
licidad inigualable a ninguna otra. Su-
fría por otros y gozaba por mí y para
mi y los míos, pero me parecía que
ello era poca cosa "Qué es el ser hu-
mano para que Dios-Jehová se acuer-
de de él y tenga de él memoria? —de-
lla como veía fructificar a mi alre-
dedor.
El sufrimiento lo veía justificado
por que éste no es nada nuevo en la
Tierra y normal en la vida, pero la
dicha lograda tan "fácilmente" me
parecía fuera de las reglas establecidas
para la supervivencia del hombre en
este mundo lleno de miserias apa-
rentemente injustificadas pero inne-
gables.
Veía al hombre que lucha después
de alcanzar su meta por transmitir a
otros sus conocimientos y ofrecer sus
éxitos profesionales o artísticos a los
demás, pero yo ¿qué podía hacer con
tanto acumulado dentro de mí...?
Pero cuando apareció KARMA-7 y
pude ofrecer migajas de fe a mis ami-
gos y hermanos pensé que algo es-
taba haciendo al comprobar que se me
escribía y buscaba, para interpelarme
sobre mi experiencia. Entonces ya vi
claro, y no desperdicié momento ni
fatiga para anónimamente ir- moldean-
do
(moldean-
do a los que me necesitaban.
Los había completamente ignoran-
tes de cuanto se relacionaba con la
vida espiritual y más concretamente
sobre Espiritismo. Para mí no existe
diferencia entre una cosa y otra pero
siempre hay que bautizar con un
nombre u otro a las ideas o séntimien-
tos y acepté la etiqueta de "espiritis-
ta". Es inútil el nombre o designación
pues ya sabemos que muchos hombres
y mujeres experimentaron fenómenos
en esta o aquella época o civilización
pero ahora se ha dado en denominar
así y utilicemos esta designación como
cualauier otra.
Debido a este estado de cosas llegó
el momento de profundizar más am-
pliamente en e(ta técnica y esperar
con paciencia —ya no por demasiado
tiempo— a que las puertas se nos abran
y poder comenzar a ver el mundo es-
piritual desde otro ángulo mucho más
prometedor. Para ello y para que no le
coja de improviso y desorientado al
hermano que trata de investigar en ese
mundo, es por lo que nuestra revista se
abre más amp!iamente, y con mayor
sinceridad a dicha temática haciendo
diferenciación de lo que es Parapsico-
logía y lo que significa Espiritismo. Lo
que sea o "es" la primera ya lo sabe-
mos o creemos saberlo, lo que es lo
segundo vamos a tratar de dilucidarlo
entre los antiguos lectores de KARMA
y colaboradores hoy. Por lo mismo y
para empezar pondremos sobre el ta-
pete los sistemas empleados actual-
mente como medios asequibles para
comunicar con el Más Allá y veremos
su realismo y su eficacia. Según parece
nada es nuevo y todo procede del an-
tiguo Egipto como raíz de todo lo
extraordinario en materia religiosa y
aún médica.
Por mi parte nada de esto me in-
teresó nunca sino fue a título de cu-
riosidad e información, como cuanto
en e Mundo ha sido. Pero para mi
avance espiritual, no me importa el
pasado sino el presente, y, como en
este momento, se emplean y usan
tales procedimientos lo mismo que en
otros días deseo exponer los conoci-
mientos que he podido experimentar.
No me basará en lecturas escogidas
aquí allá sino en mi propio trabajo
que por ser personal está vivo y pal-
pitante.
Comencemos por la oui—ja. No es
nada fuera de serie. Existen ya grandes
almacenes que la ofrecen en sus seccio-
nes de juegos de salón. Más fácil aún
es el sistema del susodicho vaso puesto
boca abajo sobre un abecedario y que
va marcando mensajes por medio de
las letras que recorre antes ordenada-
mente. Y el velador o mesa parlantc,
sistema por el cual comencé yo mi
aprendizaje hace 22 años.
Pero no fue tan simple como
demostrar por lo indicado. Antes de
llegar a utilizar este medio mecánico
de comunicación, había estudiado lo
que por entonces en España se cono-
cía más o menos bien por personas
interesadas en lo que pudiera existir
más allá de la muerte. Y este detalle
es el que deseo destacar ante todo
aunque ya el amigo y hermano José
Casanovas lleve largo tiempo exponien-
do ante todos con muy buen acierto y
conocimiento. Esto es, el estudio de
las obras del maestro Allán Kardec.
Por aquel entonces me comentó
una amiga de mi madre persona muy
mayor de que poseía las obras comple-
tas de Kardec. Ella era persona tenida
por extraña y extravagante por nuestro
círculo de amistades pero para mi
familia era amable, cordial y sincera.
Principio muy de tener en cuenta. Ella
me prestó sus libros conservados como
oro en paño y posiblemente una de las
primitivas ediciones por su anticuada
encuadernación. Mi marido y yo lo
leímos de un cabo a otro, y, no sé por
qué, no nos asombró ni decepcionó
aún siendo personas muy dadas a la
literatura y mayormente de la llama-
da selecta. Vimos como un rayo de
sol entre la niebla y aún sin creer en
Dios y menos en una vida fuera nos
sentimos con una enorme curiosidad
pero sana y positiva. Inmediata reac-
ción, preguntar a dicha señora por el
medio de cornrobar dichas Doctrinas.
Ella nos dijo que no estaba en su manc
pues desde el año 1936 los círculos es-
taban cerrados y el de la calle Mala-
saña —Círculo Platón— otro tanto na-
turalmente. A el nombrado por ella
es al que pertenecía en su día pero
todo había desaparecido.
Pasaron algunos meses y no lo ol-
vidamos aunque siendo fiel a la verdad
erayo la más interesada en ello como
mujer y altamente sensible e impre-
sionable. Más un buen día estando con
unos amigos de vacaciones en un hotel
de la Sierra de Navacerrada salió la
conversación sobre el particular pues
de mí no apartaba la idea. Ella, mi ami-
ga G., no hizo ningún comentario.
Es muy precavida en sus conceptos de
las cosas y temió manifestarse sobre el
particular. Más de vuelta de las vaca-
ciones y al volvernos a reunir suave-
mente como hace ella todo, me pre-
guntó un día: "Tienes mucho interés
en lo que me dijiste...?" y yo contesté:
"Daría años de vida por presenciar una
reunión". Tras pensarlo un momento
me dijo: "Pediré permiso a unos ami-
gos que lo practican y veremos si po-
demos asistir".
El próximo domingo a primeros de
octubre fuimos recibidos en casa de
estos amigos y a las cinco de la tarde
ante el balcón que da a la plaza de
Ruíz de Alda, en Madrid de donde
prensadelmisterio.blogspot.com
2. soy, nos situamos ante el ansiado ve-
lador. Nada de oscuridades, de especial
ambiente, conjuros ni otras manipula-
ciones aconsejadas hoy por los que de-
sean comunicar con desencarnados,
angeles o demonios y seres astrales,
como se dice ahora y que antes era
desconocido.
Nos acompañaba otra amiga buena.
médium y desconocida para todos me-
nos para G, que los había reunido a
de nosotros, y mi esposo permaneció
al margen observando de buena fe pero
sin participar. En casa y antes de acu-
dir al lugar me había preguntado:
¿Tu que crees de todo esto?" y yo
contesté: "Nada. Mientras no lo vea
no puedo opinar". Pero sí puedo ase-
gurar que no iba predispuesta a ne-
ciar nada ni aceptar a ciegas, pues
no es esa mi naturaleza en ningún
orden de la vida. Iba abierta a todo
cuanto pudiera ocurrir de buena fe,
pues creo que así se debe proceder
si no queremos pecar de obcecados.
Nada se puede negar antes de haber
comprobado su imposibilidad y aún
as L.
El velador púsose en movimiento.
Al momento se manifestó un ser que
dijo tratarse de mi difunto padre
desde 1928. Yo ni dije si o no. Sólo
quise saber y pregunté: "Si eres tú
realmente dime cómo me llamo.
"Contestación: "Serafina". Hoy puedo
asegurar que me quedé fria. Más muer-
ta que él mismo pues dicho nombre
no figura ni en mi partida de nacimien-
to. Fue un capricho de mi madrina de
pila la cual quiso alagar a su prometi-
do el cual había tenido un familiar
con este nombre, por lo tanto fue una
sugerencia informal que no se forma-
lizó en las respectivas partidas de na-
cimiento ni en los registros de las mis-
mas. Mis padres deseaban darme el
nombre de María Luisa y jamás na-
die me conoció por tal patronímico
de Serafina. Por lo mismo hasta yo
había olvidado dicho nombre y
mucho menos lo había comentado
con nadie por lo que no cabía suges-
tión en el subconsciente de los pre-
sentes como pudiera opinar la Pa-
rapsicología.
Llena de asombro ante tal suceso
decidí hacer otra pregunta a quien
decía ser mi padre por comprobar
más tarde la veracidad del hecho. Por
entonces residía mi madre y hermana
en Tenerife y deseé saber qué hacían
en aquellos momentos. Con la conver-
sación anterior el tiempo había trans-
currido y ya eran las siete de la tarde y
debido a esto mi padre dijo ser algo
tarde para poder hacer averiguaciones
pero que no obstante sería satisfecho
mi interés. No erctrarcrnos en detalles
pero al día siguiente escribí rápida-
mente a mis familiares y ellos respon-
dieron llenos de asombro por no ha-
ber fallado en un ápice lo comunica-
do.
Cuando salimos a la calle después
de los sucedido ya poseíamos una fe
que jamás se ha borrado de nuestra
alma. Se me puede argüir que esto no
es tan fácil. Que son muchos los que
desean lo mismo y no lo consiguen
nunca pues intentan hablar con sus
deudos más queridos y no le es posi-
ble y por ello dudan de esa Ve-dad.
Que había estudiado a Kardec con sin-
ceridad y seriedad que no admitia
infiltraciones de fantasía alguna. Que
no había acudido aquella tarde a la
sesión con ánimo de pasar una tarde
de domingo —caso muy frecuente—
sino con el propósito de alcanzar el
conocimiento. Eso sí, había acudido al
lugar que m.recía toda mi confianza
por ser personas capacitadas y for-
males las cuales no permitían diva-
gaciones ni curiosidades inoportunas.
Y todo ello reunido produjo el efecto
deseado. Pero es raro extraordi-
nario! que alguien comience este ca-
mino con la formalidad necesaria.
Hay quien si en el primer momento
o día no ve maravillas y tenomenos
extraordinarios no tiene la suficiente
paciencia para continuar investigando.
Esperan que en una hora el Espacio se
abra ante ellos por que así lo desean y
no recapacitan que para alcanzar su ca-
pacitación profesional han necesitado
años de estudio.
Pues bien; esto es ALGO MAS.
Y por que lo comprendí a tiempo es
por lo que he recibido tanto del Se-
ñor. He hablado hasta el agotamiento
diario con espíritus turbados hasta
conseguir "darles luz", Y paulatina-
mente fueron abriéndose mis oidos
y mis ojos pudieron ver lo invisible.
Pero cuando esto sucedió el trabajo de
velador me fue vedado pues los Herma-
nos de Luz me dijeron luego: "Noso-
tros no podemos bajar a manipular con
ese juguete". Pero si os interesa mi
desarrollo espiritual no por ser mio
sino po.i- lo que pudierais sacar de uti-
lidad de mi experiencia, con el permiso
de la Revista un día y otro os iré rela-
tando una vida que no me parece la
mía. Seguramente en algún momento
os parecerá imposible y aún —no me
quejará pues yo misma dudo— cree-
reis que fantaseo. No importa. Algún
día alcanzareis la meta si lo deseáis
con energía y sinceridad. Pero ante
todo y como dice el amigo común
Sr. Casanovas, estudiar a Allan Kardec,
Ramatis, Cándido Xavier y otros y no
pretendáis llegar a la cima sin comen-
zar por la base de la montaña.
Con amor.
María Luisa Morales de la Vega.
cf. Fernando el Católico, 57.
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3. sión, había querido contarlo al amigo
que sabía que estaba activamente inte-
resado en la parapsicología.
¿Mi opinión? En cuanto al relato
del colega psiquiatra (de quien por
ahora no estamos autorizados a revelar
el nombre), mi interpretación de un re-
lato estereotipado, que se repite y se
transmite entre individuos sugestiona-
bles o deseosos de hacerse interesantes,
cuando no bromistas, ha sufrido un
duro golpe. Y no puedo olvidarme de
tantos extraños relatos de horror, por
los cuales debemos por lo menos alzar
grandes reservas.
Puede darse el caso que estos curio-
sos personajes )que no son siempre del
mismo sexo y edad, ni presentan el
mismo aspecto) puedan encontrar su
fácil explicación en la interpretación
psicológica, según cánones ya clásicos
que fueron utilizados por Jung para los
platillos volantes y recientemente por
Dino Origlia para la actual anciana me-
léfica de Milán, es decir, que no son
más que la proyección de nuestros in-
conscientes y nunca satisfechos deseos
de penetrar por el umbral de lo desco-
nocido y del futuro. Pero te confieso
que yo no quisiera detenerme en esta
interpretación que, en resumen, es
muy cómoda. Esta vez más que nunca
quisiera ir más allá y proceder a un in-
tento de verificación de los hechos, tal
vez promoviendo, según es costumbre
Francesco Cipollone, corso Ita-
lia 17, Bolzano, me envía la si-
guiente relación:
"He creído oportuno escribirle para
ilustrarle un acontecimiento de indu-
dable contenido paranormal acaecido
hace cerca de dos años con ocasión de
una sesión mediúmriica. Entonces me
hubiera sido fácil archivar el caso como
fenómeno de naturaleza espirítica,
pero hoy, desempolvando mis apuntes,
quisiera preguntarle qué otras explica-
ciones pueden existir además de la que
indico.
Pero pasemos al hecho que se re-
monta al 22.9.1974. La entidad E in-
tervenía a menudo' en nuestras sesio-
nes (operábamos todavía con el plati-
llo, método Rendhetl... fumigaciones
incluidas), pero en aquella ocasión
nuestro grupo no estaba completo.
nuestra, una encuesta entre los lecto-
res.
Ya entre los hechos acaecidos que
presentamos ahora hay una variante
bien definida que deberíamos tener
presente, y por la cual tal vez no hu-
biéramos tenido que mezclarlos: en
tanto que la "anciana" ha profetizado
catástrofes, las dos muchachas no han
presentado nada de siniestro y de trági-
camente profético, y sí un evidente
sentimiento de romántica tristeza. Se
reconoce no obstante un común deno-
minador en el deseo de superar de al-
gún modo la barrera de lo desconocido
y del futuro, especialmente en mo-
mentos en que grandes agitaciones so-
ciales como las actuales están turbándo
los ánimos, volviendo a suscitar con
mayor empuje los viejos temas del sig-
nificado de lo que ocurre alrededor de
nosotros, unido a la esperanza de un
futuro mejor.
Tres ejemplos de escritura automática,
que se cree constituye mensajes de los
difuntos, obtenidos a principios de si-
glo por la señora Verrall de Cambrid-
ge. Si se toman en cuenta aisladamen-
te, no tienen prácticamente ningún sig-
nificado, pero lo adquieren una vez
relacionados con hechos y sucesos.
Sin embargo, aunque éramos sólo
dos, decidimos hacer una sesión tam-
bién porque nos encontrábamos en un
ambiente particularmente adecuado:
un apartamento en ¡a montaña, silen-
cio absoluto, ningún teléfono. Nadie
sabía que habríamos hecho una sesión,
ni nosotros podíamos suponer que pre-
cisamente la misma tarde, a la misma
hora, los amigos que de ordinario com-
pletaban nuestro grupo se disponían a
efectuar un experimento análogo. De
hecho, el último contacto con ellos da-
taba de algunas semanas atrás.
Con que, he aquí que dos grupos ac-
túan, reunidos al mismo tiempo en se-
sión, sin saberlo el uno del otro, a 26
km de distancia. Naturalmente evoca-
mos la entidad F que se manifiesta con
la siguiente frase: "debo irme porque
estoy en Bolzano en casa de Marco. Os
paso a Laura".
J&t j
Marco es el más anciano de nuestros
amigos, que viven precisamente en Bol-
zano, mientras que nosotros estába-
mos en la montaña, en la localidad de
Novaponente, con fines micológicos.
La entidad Laura con la que prose-
guimos la sesión no se había manifes-
tado nunca antes de entonces, ni a no-
sotros ni a los demás. En aquel instan-
te la cosa no nos impresionó en abso-
luto. Más bien, para no vernos defrau-
dados, nos comportamos en de un
modo bastante poco racional: no nos
preocupamos de pedir confirmación,
ni entonces ni en los días sucesivos.
Pero una semana después encontramos
a Marco. Cuando nos vio, ni siquiera
nos saludó, sino que, visiblemente agi-
tado, empezó preguntándonos si por
casualidad en "aquel día" y en "aque-
lla hora" estábamos en sesión. Un tan-
to sorprendidos nos miramos a los ojos
intuyendo el resto, pero nos limitamos
a confirmarlo dejando que Marco ter-
minase su relato. "Porque —conti-
nuó—, estábamos comunicando con E,
cuando de improviso el platillo se de-
tuvo. Al cabo de un par de minutos,
sin embargo, volvió a moverse, dicien-
do: Soy todavía F. Esta tarde tenéis
CORRIPONJE)ENCIEA
CRUZADA
73
4. poca potencia; tendríais necesidad de
Laura, que es un médium, pero ahora
está en Novaponente da Franco".
La correspondencia era perfecta:
misma hora, misma fecha, misma enti-
dad, ni una coma fuera de sitio. Pero
lo que nos dejó aún más aturdidos fue
la siguiente pregunta de Marco: —¿Pero
esta Laura es amiga vuestra?". Es de-
cir, no había comprendido que Laura
era una entidad. Entonces, ¿cómo in-
terpretar el fenómeno? Excluyendo la
hipótesis espirítica, podría pensarse en
un caso de telepatía espontánea...
P. S. Añado que mi compañero de
sesión muestra unas sobresalientes do-
tes de clarividencia y de telepatía. Mar-
co, por el contrario, ha sido objeto de
fenómenos paranormales excepciona-
les en el curso de la última guerra,
cuando "presencias extrañas" lo salva-
ron sus buenas 5 veces ¡n extremis".
0.0. El caso que describe usted con
tanta claridad y sobriedad podría ha-
ber sido tomado —tan "clásico" resul-
ta— de un libro de Bozzano. Me sugie-
re, ante todo, si bien con las debidas
variantes, los fenómenos de —corres-
pondencias cruzadas"(cross-correspon-
dences es el término inglés) que tanto
entusiasmo suscitaron sobre los años
veinte en los más escogidos y acredita-
dos círculos espiríticos anglosajones. El
descubrimiento de este curioso fenó-
meno se debe a una secretaria de la So-
ciedad de Investigaciones Psíquicas de
Londres, la cual, estudiando algunas
comunicaciones mediúmnicas obteni-
das por médiums diferentes mediante
escritura automática, observó que fra-
ses aparentemente carentes de sentido
se completaban recíprocamente, como
si una sola entidad hubiera dejado, en
sujetos y momentos distintos, la de-
mostración de su presencia.
Las correspondencias cruzadas es-
tán ligadas a dos nombres famosos en
la historia de la parapsicología: al de
Federico Myers (fundador de la S.P.R.
y ciertamente uno de los mayores in-
vestigadores de la fenomenología para-
normal) y al de Mrs. Verrall, ella tam-
bién una conocida investigadora de la
época, gran amiga de Myers, pero más
conocida por sus dotes de mediumni-
dad escribiente.
Mrs. Verrall era la animadora de un
grupo de sensitivos y fue la primera en
sostener que el experimento de las co-
rrespondencias cruzadas había sido
ideado por la entidad de Myers, falle-
cido poco tiempo antes, (1901) para
probar su identidad y su supervivencia.
Se hizo famoso el caso del "Oído de
Dionisio", que se desarrolló en el cur-
so de varios años y que habría sido or-
ganizado... en el más allá por el propio
Myers, por el difunto marido de Mrs.
Verrall, conocido helenista, y por un
tal Butcher, también él helenista bien
conocido. La finalidad habría sido la
de probar su real existencia como enti-
dades independientes de la personali-
dad de los varios médiums que habían
estado implicados en aquel curioso ex-
perimento, hecho a base de frases de
por sí incomprensibles, pero que en su
conjunto debían llevar al descubri-
miento del nombre de un oscuro poeta
de la literatura griega. Le confieso que
por más que este complicado experi-
mento haya sido declarado como "una
de las más irrefutables pruebas de su-
pervivencia jamás conseguidas", yo
nunca me he quedado convencido con
él ni mucho menos confundido, y me
siento más inclinado a simpatizar con
la opinión expresada por ciertos auto-
res, en el sentido de que la presunta
entidad de Myers es una creación del
subconsciente de dicha Mrs. Verral y
de su grupo de sensitivos. Telepatía y
clarividencia pueden explicar muchos
de los elementos de esta corresponden-
cia cruzada.
Más sensacionales fueron los experi-
mentos, siempre de este tipo, efectua-
dos unos veinte años después (1928-
1929) por el grupo americano de Bos-
ton con la médium Margery Crandon,
y con el grupo de Niagara FalIs, con el
médium Hardwich. Vale la pena que
relate al menos uno de ellos, aunque si
no el más interesante, síes el más fácil-
mente narrable.
El "control" o guía de Margery era
el hermano Walter, fallecido trágica-
mente en un accidente ferroviario.
También Walter, como se lee a menu-
do a propósito de estos célebres "espí-
ritus guía", parece que quisiera ardien-
temente poder demostrar que era una
personalidad absolutamente indepen-
diente de la de su hermana. A este fin
pidió a los participantes en la sesión un
proverbio inglés. Se escogió "Piedra
que rueda no cría musgo" (que viene
a querer decir que una persona que
cambia continuamente de un sitio a
otro sin permanencia fija, no puede
hacerse rico). Walter prometió que
haría traducir el proverbio al chino por
entidades chinas, y que lo transmitiría
luego así al grupo de Niagara Falls. El
médium Hardwich escribió, en efecto,
una serie de caracteres chinos que, tra-
ducidos, revelaron la siguiente frase:
"Un preceptor que viaja no acumula
dinero".
Pero no pudiendo acceder a los ex-
pedientes de sesión, como podrá com-
prender usted mismo, faltan demasia-
dos elementos para poder emitir un
juicio sobre este experimento. En par-
ticular falta un dato importante: ¿la
comunicación en chino al grupo de
Niagara Falis fue inmediata? Porque en
caso contrario cualquier hipótesis...
"normal" sería al menos teóricamente
posible.
Hay otra observación, primero, que
quisiera hacer, que me es sugerida por
el hecho narrado por usted, por los dos
casos que he referido y por una serie
de sucesos relatados por Bozzano
sobre este particular en su libro "Algu-
nos casos de identificación espirítica"
(1909). Y es cómo acude este anhelo,
que se vislumbra de las comunicacio-
nes mediúmnicas por parte de las pre-
suntas entidades, de personalizarse, de
distinguirse de la personalidad del mé-
dium, sugiriendo pruebas experimen-
tales, o "dialogando" de manera par-
ticular con frases dejadas a la mitad y
vueltas a emprender, con interrupcio-
nes justificadas con la necesidad de
"acudir" a otra "cadena" o de "soli-
citar informaciones y consejos" a en-
tidades que en ciertos argumentos pa-
recería que debieran estar mejor infor-
madas o ser más competentes.
¿Por qué, se pregunta Bozzano, la
médium tal o cual, si se tratara de pro-
ducción del propio inconsciente, debe-
ría representar estas pequeñas come-
dias fútiles, estas complicaciones inú-
tiles como decir "voy a informarme,
voy a pedir consejo", etc., para "regre-
sar" al cabo de unos minutos con la
respuesta a la pregunta formulada?
"Viene a propósito preguntarse —pro-
sigue Bozzano— si la hipótesis de las
para dar razón de semejantes formas
de dramatizaciones impresas con tanta
naturalidad y espontaneidad..." El ar-
gumento de Bozzano podría resultar
persuasivo —y lo era ciertamente en-
tonces, en los ya lejanos años veinte y
treinta— si no conociéramos nosotros,
dedicados a estas tareas, de qué cosa es
capaz el subconsciente. Si no conocié-
ramos su picaresco comportamiento,
los engaños sutiles que sabe montar,
los astutos maquinamientos a que re-
curre para llevar a efecto sus fines. A
menudo en la lucha desigual con cier-
tos inconscientes parece sentirse uno
justamente como si se notara abruma-
do con oscuras fuerzas muy potentes
y... diabólicas. ¿Qué era, pues, lo que
se agitaba en el inconsciente de Marge-
ry? ¿Cuáles fueron las relaciones con
el hermano? ¿Cuáles los movimientos
que, inconscientemente, podían empu-
jarla a urdir la trama?
Piero Cassoli
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