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“Gracias a mi esposa por creer en mí y acompañarme en
esos momentos duros. A mi hermosa hija, que es todo
para mí en esta vida y la inspiración de ser mejor cada día.
Al igual gracias a mis padres y mis hermanos que siempre
me han apoyado”
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2023, J. Alberto Ruiz S.
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita
del titular del Copyright, bajo las sanciones establecidas
por la ley, la reproducción parcial o total de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, comprendidos la
reprografía y el tratamiento informático, y su distribución
mediante alquiler o préstamo públicos de ejemplares.
Obra protegida en el registro de la propiedad intelectual.
Portada: Molusco's War.
Corrección de estilo y edición: Molusco's War.
Idea original: J. Alberto Ruiz S.
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08/10/1994
Este lugar es el verdadero infierno, he intentado escapar
millones de veces pero aun no he encontrado la manera
de burlar a los guardianes de las habitaciones. Muy pocos
saben de mi existencia y es por eso que necesito salir de
aquí. Si logro escapar; mi cuerpo y mi alma volverán a ser
uno solo.
Luchare con todas mis fuerzas y no descansare hasta
volver a ver la luz del sol y sentir el viento rozar mi cabello,
pero por ahora tendré que soportar el sufrimiento de no
sentir absolutamente nada, la obscuridad y el deseo de
escapar.
Alguna vez fui un vagabundo que rodó por las calles de la
ciudad, en busca de un poco de dinero. Soy una persona
que se volvió adicto al alcohol, soy un error, soy un
pecador, un maldito, un muerto, un fantasma, pero sin
duda soy un gladiador en esta arena de castigos.
“Pecadores, encuentren lo que yo no he podido encontrar
en años. La libertad”.
-Onic
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Ror-Ret
Capítulo 1
Ciudad de Ode im, 04 de septiembre del 2000.
—Tenemos que llevar nuestros grafitis hasta lugares
con más audiencia, sin temor a que la policía nos
persiga, en fin nunca han podido con nosotros. —
Decía Lino a sus dos amigos, Ron y Crono. Les
encantaba pintar las paredes de su ciudad con sus
“apodos” de artistas urbanos. Estaban planeando
rayar las paredes de la escuela secundaria en donde
se habían conocido hace unos años atrás. Lino y
Crono eran de la misma edad y Ron solo les ganaba
por un año, tenía veintidós, y eran inseparables.
Pensaban en ir a la ferretería para comprar las
pinturas en aerosol, aunque no contaban con el
dinero suficiente para realizar la compra. —Puedo
vender mi bicicleta, ya no la uso—Dijo Lino.
—Estaría bien, yo puedo vender mi grabadora junto
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con unos casetes de hip hop, y tu Crono puedes
vender tu colección de autos a escala —Propuso Ron.
—Estás enfermo si piensas que venderé mi colección,
en ese caso venderé mi vieja televisión, tiene muy
buena calidad y funciona excelente.
Los amigos llevaron sus objetos a una tienda de
compra y venta que despachaba Don Rufus. Observó
detenidamente los productos y les ofreció mil
novecientos noventa pesos por todo, no les pareció
muy buena oferta, pero no podrían rechazarla, Don
Rufus les despreciaría su venta, así que lo tomaron.
De regreso a sus hogares, pasaron por las latas de
pintura, les alcanzo para comprar suficientes y hasta
les sobraron unos cuantos pesos, pensaron en
comprar una cajetilla de cigarros, pero cuando
caminaron hacia la calle que daba a una vereda llena
de gobernadoras; la luz se apago por completo,
dejando iluminar con poca intensidad los rayos de la
luna. — ¿Ahora qué paso?, de seguro algún borracho
estrelló su auto contra algún poste eléctrico y nos ha
dejado a oscuras.
— ¡Oye! ¿Ese de ahí no es Morgan?— Preguntó
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Crono, caminando en su dirección—Sigámosle.
Los tres caminaron en silencio, cuidando de que
Morgan no se percatara de que ellos lo seguían.
Observaron que aquel chico entró justamente en el
cementerio. Se detuvo frente a una tumba con
fachada de color negro y un ángel como estatua
situado al frente de la sepultura. Se puso de rodillas y
levantó algo del suelo, en ese momento una luz se
reflejo en su cara, era una luz de color verde. Fue
cuando vieron que la tierra se lo tragaba, dejando sus
pies en dirección al cielo.
— ¿Vieron eso?, la tierra lo ha devorado. Vayamos a
ver, tal vez está en peligro —Dijo Crono con un gesto
que dejaba mostrar su miedo.
—Vamos. —Dijo Lino corriendo en dirección a la
lapida, mientras sus compañeros le seguían. Llegaron
hasta donde vieron a Morgan por última vez. Ron que
se había agitado se sentó sobre la tumba,
acariciándola con los dedos de su mano que tenían
pintura de color azul en su dedo del medio. —Oigan,
¿Ya vieron el nombre que está escrito en la lapida?
Dice José Ghost, es un nombre muy extraño y no muy
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común con ese apellido que significa “fantasma”.
— Claro pero, ¿Qué pasó con Morgan? Estaba aquí
hace unos minutos, no pudo haber desaparecido así
nada mas, busquémoslo.
—Shhh, cállate la boca.
—A mi no me calles Ron.
—Silencio, mira ahí está un hombre de gabardina.
—Debe de ser un loco, un vagabundo o un borracho,
nadie en sus cinco sentidos se le ocurriría estar en un
lugar como este a estas horas de la noche.
—Pero apenas son las nueve cincuenta y ocho de la
noche y además también nosotros estamos aquí, y
hasta lo que yo ce, ninguno de nosotros está
loco—Señaló Lino.
El hombre se puso de pie ya que hace unos cuantos
minutos estaba sentado, descansando en una de las
bancas situadas bajo la lámpara que le daba valor al
velador del lugar en sus recorridos nocturnos. El
hombre se detuvo en dirección a los chicos,
escondiendo su rostro entre las sombras de la
capucha que estaba sujeta a la gabardina. El extraño
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removió suavemente su mano de entre los bolsillos
de su vestimenta y puso en alto tres dedos de su
mano, cubierta por un guante de color negro con
manchas color café, parecidas al barro con el que
trabajan los alfareros para realizar sus piezas. Los
chicos se miraron entre sí, borrando de sus rostros el
temor. —Mírenlo, de seguro quiere una cerveza, les
dije, solo es un pobre loco—Dijo Ron, golpeando los
brazos de sus amigos. El tipo retiro la mano y la
colocó en dirección a donde se supone debería tener
los ojos, parecía que se tapaba sus ojos para no
observar algo.
—Chicos déjenme de tocar la espalda con sus manos
frías. —Lino volteó en busca de una respuesta de sus
compañeros, pero entonces observó lo inexplicable,
había una lechuza sobre la cabeza de Ron, el cual
parecía que lanzaría un grito desgarrado, y por el
otro lado estaba Crono, tenía una mano muy pálida
sobre su hombro izquierdo. Lo último que pudo ver
antes de ser golpeado y arrastrado fue un costal
sobre su cabeza.
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— ¿En donde estoy? Hola… ¿Pueden quitarme la
bolsa de la cabeza?
—¡Cállate! no hables Lino.
A Lino le agradó escuchar la voz de Ron, pero no
entendía porque estaba cubierto por la cabeza, pero
comprendía que no era nada bueno. Algo tomó sus
piernas y lo arrastró, si no fuera por los golpes y
sentones que se daba al caer por los escalones de la
escalera, hubiera pensado que iba cayendo de una
montaña entre rocas.
Por fin soltaron sus piernas, le hubiera gustado tener
las manos desatadas para poder subir sus pantalones
ya que con la arrastrada se le bajaron, dejando a la
vista sus bóxeres de color azul con estampado de
letras “K”. Pensó en decir algo pero su cerebro le
decía que guardara silencio.
— ¡Toma!, por tus pecados maldito— Escuchó ese
susurro en su oído y le dieron una nalgada.
—Por favor, no me hagan nada…
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Alguien lo sujetó entre los brazos y le quitaron la
bolsa de su rostro, dudaba en abrir los ojos y toparse
con alguien desagradable, pero no tenia opción debía
abrirlos, se topó con los rostros de sus dos amigos
riéndose en silencio.
—Malditos, debí de imaginar que era una de sus
tantas estupideces.
—Silencio tonto, estamos en un tipo de mina y hace
unos minutos escuche lloriqueos en aquella dirección
—Dijo Crono.
— ¿Cómo que una mina?, solo puedo recordar que
estábamos en el cementerio. Mientras yo sentía una
mano fría sobre mi espalda, tú sostenías una lechuza
de color blanco sobre la cabeza.
—Lo ce, podía sentir algo sobre mi cabe….
—Pon eso por ahí, ¡rápido! —se escucho desde un
tanto lejos la voz de una mujer con tono enfurecido.
— ¿Escucharon eso? Podría ser alguien que puede
brindarnos su ayuda. —Dijo Crono.
—Miren, viene de esa puerta en el suelo, vayamos
por ahí —Dijo Ron acercándose hasta el sitio con la
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puerta.
Crono levantó la puerta y vaya fue la expresión de los
tres al ver un pequeño cuarto que mas bien era un
baño muy descuidado, habían cucarachas
recorriendo la pared, lodo en el suelo y unas
manchas por todas partes de color amarillento y
rojizo. — ¿Hay alguien aquí? Necesitamos ayuda.
Pero no hubo respuesta alguna, solo el sonido de una
rata mordisqueando un pedazo de galleta, también se
escuchaba un piano que sonaba desde el otro lado de
la puerta de color blanco, casi a punto de caer en
pedazos.
—Bajemos y busquemos ayuda.
— ¿Estás loco Lino? —Preguntó Crono con una
mueca en su rostro.
— ¿A caso tienes una mejor idea?
—Estoy con Lino, no perdemos nada con
intentarlo—Dijo ron.
—Está bien. Par de tontos.
Los tres saltaron hacia el baño, cayendo con fuerza al
suelo.
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—¡Ayyy! Me duele mucho…
—Quieres callarte Lino, esta fue tu idea.
—Lo ce, pero creí que no era demasiado saltar desde
seis metros de alto. ¿Dónde está Crono? A caray,
¿Apagaste tu la luz Ron?
—Claro que no, no ce ni en donde está el apagador.
Todo se tornó completamente oscuro, mientras sobre
ellos escucharon un silbido parecido a las ráfagas del
viento en esos días de otoño, acompañado de unos
pasos que patearon la puerta que ahora estaba
situada en el techo, por donde habían saltado.
Observaron un par de luces de color amarillo,
acompañados de una sonrisa inmensa que parecía
ser una enorme linterna.
—Buena suerte “Crolinron”. —Dijo aquella extraña
figura y la puerta se cerró.
— ¿Viste eso?
—Claro que lo vi, me recorrió un frio espantoso por
todo el cuerpo. —Dijo Lino, mientras pellizcaba su
brazo, deseando que fuera una pesadilla.
—Que buen put…. Me di.
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— ¿Estás bien Crono? ¿Viste lo que Lino y yo?
—No pude ver nada, solo escuche, “Buena suerte
Crorrollo” o algo así.
La luz se encendió y observaron a Crono dentro de
una bañera, completamente empapado y su largo
cabello que adornaba una gorra de color verde,
estaba caído sobre su rostro. Dio un paso fuera de la
bañera y resbaló, cayendo sobre el pedazo de galleta
que comía la pequeña rata.
—Cuando menos me lo espero me pasan estas
cosas… Ayyy mi espaldita, ayúdenme a parar. No ce
queden ahí como mensos. —Pero sus amigos ni
siquiera lo escuchaban, se miraban el uno al otro con
una mueca de terror en sus pálidos rostros. Lino
recordaba tantas películas de terror en las cuales el
protagonista sufría tantos traumas, al encontrarse
con fantasmas horrorosos que tan solo de acordarse
le daba una pequeña sensación de pánico, tomó en
sus manos un trapeador y lo partió en dos con la
fuerza de su rodilla, y con mucho sigilo se dirigió a la
puerta, se puso sobre una rodilla, inclinado para ver
por una de las ranuras de la puerta destrozada.
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— ¿Qué vez Lino?
—No veo nada, solo hay un corredor y al fondo un
ropero viejo de color marrón con los espejos
estrellados.
— ¿Algo más?
—No, no veo nada más.
—Entonces sigam…
—Espera Crono, ahí hay un morrillo como de diez
años escondido dentro del ropero.
— ¿Cómo lo sabes?
—Lo acabo de ver entrar a toda velocidad.
— ¿Hay alguien más?
—No, y ya basta de tantas preguntas Crono.
— ¿Quiénes son ustedes? —Se escuchó desde atrás
de un cuadro con un cuervo pintado en el.
— ¿Escucharon eso? —Preguntó Ron mientras
empuñaba su mano.
—Sí, lo oímos, tira el cuadro. —Dijo Crono, pero se le
adelantó, el cuadro calló por sí solo, dejando ver el
rostro de un joven de unos veintidós años de edad, el
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chico parecía torturado, llevaba en su cara una
cicatriz desde el labio hasta el cuello.
— ¿Quién eres tú? —Preguntó Ron, mirándolo
desafiante a los ojos.
—Yo pregunte primero ¿Quiénes son y que hacen
aquí?
Se apresuró Lino a contestar —Estábamos en el
cementerio, observamos a un vagabundo y en tan
solo un parpadeo algo nos tocaba por la espalda,
también había una lechuza de color blanca y después
despertamos aquí.
— ¿Pero qué hacían en el cementerio?
—Seguíamos a un amigo nuestro, pero parece ser
que el suelo se lo tragó frente a esa lapida de un tal
José no ce que.
— ¿José Ghost?
—Sí, ese mero ¿lo conoces?
—Es de quien buscamos escapar.
— ¿Buscamos, quienes más?
—Mis compañeros. Creo que tienen que ver algo…
vengan por aquí, síganme.
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Los tres entraron por el pequeño hueco en la pared,
uno por uno hasta cruzar a una habitación llena de
escombros y basura. El chico los guio hasta un rincón
completamente oscuro como el vacío, ahí les
presentó a un montón de jóvenes, a decir verdad
eran algunos treinta, pero no veían a Morgan por
ningún lado. Lino pensaba que tal vez su amigo solo
había sido un producto de su imaginación.
— ¿Y cómo te llamas? -Preguntó Ron.
—Soy Luca y ellos dos son mis amigos, Trino y Credo.
Dijo mientras dos chicos se ponían de pie, el tal Credo
era un poco chaparro pero muy musculoso a
comparación de Trino, que era muy alto, delgado y
debilucho.
—Que tal chicos, soy Ron.
—Yo soy Lino, y aquel otro es Crono, es un poco
enojón. Y bueno… ¿Qué era eso que nos querías
mostrar?
—O si, lo había olvidado, vamos síganme por este
lado. —Luca caminó hasta una alfombra sucia y llena
de lodo, tenía unos símbolos parecidos a la osa
mayor. —Aquí es muchachos.
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— ¿Un tapete sucio? —Preguntó Crono en tono
burlón.
—No mi amigo, lo que en verdad importa es lo que
hay debajo de la alfombra. —Luca levantó el sucio
tapete, dejando expuesto un agujero hacia unas
habitaciones subterráneas. —Vamos, bajen después
de mí con mucho cuidado.
—Crono y Lino, ustedes bajen primero, yo les cuidare
las espaldas por si uno de estos tontos intentan
atacarnos -Les dijo al oído sin llamar la atención.
Los tres bajaron hasta una celda abierta, era una
prisión con barrotes gruesos y oxidados, había
cadenas en la pared y muchas líneas dibujadas en el
techo, se podría decir que quien estuvo ahí había
contado cada día que paso en la celda. Siguieron
caminando hasta la última celda, se escucharon
golpes sobre los barrotes a un estilo rítmico y
pegadizo. Lino miró dentro y observó a un chico un
poco gordo, con cabello largo, golpeando los barrotes
con un viejo cepillo de dientes que en la punta tenia
filo. El chico estaba descalzo y una rata se situaba en
donde parecía que él dormía. Credo sacó de su
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mochila en forma de triangulo dos manzanas, una
botella de agua y una charola con unos tacos que no
se veían nada sabrosos, los pasó por entre los
barrotes y el chico gordo los tomó con rapidez,
mordió la manzana y en un dos por tres la devoró por
completo, se veía a simple vista que tenía mucha
hambre.
— ¿Quién es él y porque está encerrado? -Preguntó
acercándose Lino.
—Nadie conoce su nombre, pero nosotros lo
llamamos ocho, es quien lleva más tiempo aquí, y no
me refiero a la prisión, estoy hablando de esta
instalación llamada “Ror ret”, ha intentado escapar
más de quince veces pero ha fracasado cada vez.
Cuando te encuentran te traen aquí y te dan de
comer cada desperdicio de comida que encuentran.
— ¿Quiénes lo hacen? —Pregunto nuevamente Lino.
—Los castigados, ellos son los que han estado
escondidos aquí, buscando revelarse contra los
ángeles y otras especies, pero nos encierran aquí
para reunir más almas para volvernos como ellos, y si
te encuentran en una de las trece ultimas
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habitaciones, te vuelves comida para ellos.
— ¿Cuantas habitaciones son?
—Son exactamente treinta y dos. —Dijo Luca.
— ¿Treinta y dos? Entonces… ¿hasta qué habitación a
llegado ocho? —Preguntó Ron impresionado.
Ocho se puso de pie, los miró a cada uno de ellos y
luego observó hacia su cama. —Llegue hasta la
habitación ocho, por eso mi apodo. He llegado más
lejos que nadie y de los quince que llegamos… solo
quedo yo. —Ocho tomó de su cama sucia un
cuaderno de color negro y se acercó a ellos. —Quiero
que vean esto, ustedes pueden intentarlo.—Crono
tomó el cuaderno y le dio unas cuantas hojeadas,
observando símbolos, habitaciones y rostros de unos
chicos cruzados por la cara con una tacha de color
roja, ellos debían de ser aquellos que habían
fracasado en el intento de escape, entre ellos estaba
el rostro de una chica que a Crono le parecía
hermosa, lo que no comprendía era porque ella no
estaba tachada, eso significaba que ella no había
muerto pero no la observó entre los otros que Luca
les mostro allá arriba. — ¿Quién es ella Ocho?
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—Ella es Luna, fue la única en poder cruzar a la
séptima habitación después de perder a sus dos
compañeros, pero días después no se volvió a saber
nada de ella. He cruzado varias veces la séptima
habitación y nunca más la he visto, así que creo que
la tienen encerrada en otra habitación.
— ¿Cuándo te sacan de aquí? —Preguntó Credo,
mirándolo a los ojos, esperanzado.
—Mañana al medio día, creo que será después de
que ejecuten a Vensi en la cocina.
— ¿Venci ha sido capturado, lo encontraron?
—No solo lo encontraron, también mató a dos de los
guardias de la tercera habitación. —Luca y los demás
se quedaron en silencio mirándose entre sí. Ocho se
volvió hacia la cama y se recostó en ella, tomando un
taco para morderlo y triturarlo en su boca. — ¡Que
rico! ¿De qué son estos tacos?
—Es mejor que no lo sepas, además necesitamos tu
cuaderno para saber dónde has escondido los
diferentes cuchillos. Mañana iremos a salvar a Vensi y
ya que te hayan liberado, nos veremos frente a la
chimenea del sótano. Hasta mañana ocho y no
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olvides llevar tus flechas. —Ocho les entregó el
cuaderno, Luca lo tomó y lo guardó entre su
chaqueta negra de cuero, se retiraron hacia el hueco
por donde entraron y ayudó a los demás a trepar y
salir de ahí.
—Como han escuchado ya, mañana salvaremos a
uno de los del grupo quince rojos, puede que no
estén listos así que deberán ayudarnos con tareas
simples, por ahora es todo lo que puedo decir.
Busquen la recamara 25-26, ahí hay seis camas, usen
solo tres.
— ¿Y alguien sabrá que estamos ahí?
—Ellos ya lo saben, siempre recorren las recamaras a
las tres y treinta de la madrugada, vigilan que los
nuevos encontraran su habitación y de quien ha
comenzado el duelo de las habitaciones de Ror ret.
—Dijo Credo seriamente. —Buenas noches y mañana
nos vemos.
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Capítulo 2
—Despierta Crono. Luca ha venido a decir que es
hora de la misión, Ron se ha ido con él para ayudarle
con algo, vamos levántate ya.
—Calma Lino, ya voy… Solo espérame un poco.
Crono se puso sus tenis y tomó su playera, una
linterna cayó al suelo, la tomó con su mano y la
guardó en su bolsillo trasero para continuar a
acercarse a la puerta, asomó su cabeza con mucho
cuidado y observó a Luca y a sus compañeros junto a
Lino. Puso un pie en el corredor y escuchó un ruido a
su derecha, de reojo miró una silueta que se
asomaba por la ventana de la puerta, que daba a la
primera habitación de las treinta y dos que eran,
volteó hacia la ventana y observó a una mujer
delgada, con el cabello maltratado, una sonrisa
macabra y lo peor de todo era el hueco de su ojo, no
tenia uno, solo se observaba un agujero tan negro
como el plumaje de un cuervo. Su corazón palpitaba
con tanta intensidad y fuerza que sintió que sus
piernas no le contestaban, trataba de caminar pero
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no podía moverse, la mujer lo miraba justo a los ojos,
entonces sintió que lo jalaron hacia a un lado.
—¡Crono reacciona… Cronooo! despierta por favor.
Crono giró su cabeza hacia Lino que lo había dejado
recargado en la pared, sentado en el suelo frio. Lino
le dio varias bofetadas pero su amigo seguía en
shock. —¡Cronooo! maldita sea despierta carajo.
Credo y Trino entraron en la habitación y tomaron a
Crono por debajo del brazo, cada uno de cada lado y
sujetándolo bien por la cintura, lo llevaron hasta
donde se encontraba Luca.
— ¿Qué te pasa Crono? -Preguntó Luca, sujetando en
su mano izquierda el libro de Ocho.
—Aquella mujer me estaba observa…
—Ya se ha ido, ella es la sirvienta es quien nos vigila
cuando dormimos.
—Pues esa bruja me sacó un sustote, le falta un ojo.
— Lo ce, yo mismo se lo saque de la cuenca.
— ¿Tu?
—Sí, fui yo hace unas semanas cuando nos encontró
un rosario, me lo arrebato y prosiguió a quererlo
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quemar y pues tome un trozo de palo y se lo clave en
el ojo.
—¡Wacala!
—Ahí donde está la sirvienta es a donde vamos
entrar, Ron ya entró y se ha escondido tras el
refrigerador, distraerá a esa maldita por un rato
mientras dos de mostros intentaremos escabullirnos
a la siguiente habitación, la cual es la cocina.
Sacaremos y traeremos aquí a Vensi, después
tendremos que juntarnos en el sótano para ahí
asignar los turnos y ver a qué grupo le tocará intentar
salir de aquí.
Luca y Credo se dirigieron hasta la puerta, Credo
abrió y después asomó la mitad de su rostro para ver
si la sirvienta estaba ahí y en efecto, la sirvienta
estaba arrodillada tras un sofá viejo y asqueroso,
parecía que buscaba algo, tal vez uno de sus aretes
que había caído al suelo. Entraron en la habitación
con sigilo, Lino y los demás los perdieron de vista en
cuanto la puerta ce cerró, Crono y Trino corrieron
para poder observarlos por la ventana, ahí estaban
sus compañeros, gateando como pequeños
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cachorros.
Credo llegó hasta el sofá más largo y se puso tras él,
la mujer se levantó y volteó hacia la ventana, los
chicos tuvieron suerte al agacharse a toda velocidad
para que la sirvienta no los viera.
Luca estaba tirado en posición militar detrás del
mueble que sostenía un tocadiscos, desde ahí podía
ver a Ron escondido. Luca puso su dedo al ras de sus
labios, en señal de que guardara silencio, entonces
hizo un conteo de tres con sus dedos, Ron arrojó un
cuadro con una fotografía a blanco y negro hacia la
repisa de jarrones rotos con flores secas y arañas. La
sirvienta se giró hacia la repisa y encontró el cuadro
y unos floreros en el suelo, después entre cerró su
único ojo y arrugó la nariz, haciendo un gesto de
enojo, se dirigió a la habitación de los muchachos, los
chicos la vieron por la ventana y corrieron hacia sus
respectivas habitaciones y se metieron bajo las
cobijas rotas a fingir estar dormidos. Cuando la
sirvienta entró a las recamaras; Luca y Credo
corrieron hasta la segunda habitación en donde era la
cocina, no había nadie pero se escondieron bajo la
mesa, en el libro de ocho estaba señalado un cuchillo
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escondido bajo la mesa, entre las grietas de la
madera podrida. La cocina en verdad era gigante,
había una enorme mesa como para doce personas,
unas sillas lujosas de oro, el suelo de color blanco,
manchado de gotas rojas, la pared con dibujos de
caballeros de la edad media, cuadros enormes, y un
amplio espacio para cocinar.
La sirvienta entró en la recamara 17-18, los seis
chicos estaban ahí, después a la 19-20 y solo
encontró cuatro jóvenes, Credo y Luca no estaban en
sus camas, continuó a la habitación de los recién
llegados pero solo encontró a dos, así que le faltaba
Ron. Rápido supo que estaban intentando escapar,
entró a la primera habitación, después se aproximó a
la cocina, pero cuando estaba a punto de girar la
perilla de la puerta… un golpe la desmayó, tras ella
estaba Ron con un palo grueso como de pala de
enterrador de cementerio.
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Capítulo 3
— ¿Estás aquí Venci? —Luca y Credo habían entrado
en la cocina después de ver que no había nadie cerca,
se habían escondido bajo una mesa para poder
tomar el cuchillo, se acercaron rápidamente a un
horno gigante de ladrillos dorados el cual tenía una
pesada puerta de hierro, la abrieron y llamaron Venci,
pero no obtuvieron respuesta alguna, acto seguido
escucharon unas pisadas aproximarse desde la
tercera habitación, corrieron de nuevo hacia la mesa
para situarse debajo. Entraron dos sujetos muy
gordos, vestidos de blanco y manchas de sangre en
su mandil, sus cabezas estaban cubiertas por unas
redes que aplastaban su cabello desgastado.
—Como pesa este maldito. ¿Verdad?
—Lo ce, está muy pesado para lo delgado que esta,
parece que ha comido gratis en un restaurant famoso
y tirado al basurero la carne de rata y tarántula que
les cocinamos en ocasiones.
—De seguro se está comiendo la deliciosa comida
que nos trae Mor, los miércoles que viene de allá
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arriba.
Credo miró por un costado de la mesa para poder ver
que estaba pasando, por poco arrancaba el mantel de
la mesa al ver a Venci sujetado de los tobillos con una
cuerda, con la cual estaba enganchado y colgando de
un gancho de carnicería que estaba en una barra
enorme de metal, que se clavaba entre dos paredes a
una altura de dos metros. Venci tenía la ropa rasgada
y ensangrentada, de su boca salía una mezcla de
saliva y sangre con un color más obscuro, tenía un ojo
hinchado y el cuello lleno de cortaduras.
—Ahí está Venci, está en muy mal estado -Dijo
Credo.
— ¿Está vivo?
—Puede que sí, puede que no.
—Tenemos que encontrar la manera de rescatarlo sin
causar mucho escándalo.
—Pero sin alguien más con nosotros no podremos
salvarlo Luca. —Asomó su brazo para poder tomar
algo que arrojar, pero sobre la mesa no encontraba
nada que sujetar. Al fin pudo tomar algo, bajó su
mano hasta donde él estaba para poder ver lo que
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tenía en la mano, era una naranja podrida con la
cascara llena de moho, miró a Luca y asintió con la
cabeza, lanzó la fruta hasta la puerta de la sala,
golpeó la entrada y la naranja quedó hecha puré.
Los cocineros guardaron silencio y se acercaron hasta
la puerta, el cocinero más gordo tomó un enorme
cuchillo carnicero, mientras el otro dos pequeños
cuchillos, el más gordo llamado Drol entre abrió la
puerta, observó la habitación de la sirvienta pero
estaba vacía, entraron en silencio, unos floreros
estaban rotos en el suelo, había tierra por todas
partes y unas cuantas manchas rojo obscuro.
—Estoy seguro de que esto es sangre Lord.
— ¿Estás seguro Drol?
—Completamente, algo ha pasado aquí, de seguro
han intentado escapar y ya mataron a la sirvienta,
busquemos el cuerpo en las recamaras de los
muchachos. —Muy bien pensado, tu busca por aquí y
yo busco en sus recamaras. —Lord entró al corredor
que daba con las habitaciones de los jóvenes.
Drol vió la sombra de su compañero desaparecer por
la ventana de la puerta. Comenzó a buscar detrás del
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refrigerador, después tras el sofá chico y mediano
pero no encontró absolutamente nada, recorrió la
habitación con sus enormes ojos rojos, observando
una cortina de color negra que colgaba de un
cortinero de madera astillada, habían unos tenis de
color blanco con negro debajo de la cortina, sacó sus
cuchillos y los apretó con todas sus fuerzas, sus
puños se tornaron demasiado tensos. Se acercó con
cuidado y cuando estaba a unos ochenta centímetros
de distancia, saltó con el cuchillo en su mano por
delante, atravesó la cortina con el filo de su cuchillo,
destrozó toda la tela pero lo único que se topó fueron
unos tenis vacíos, después poyó sus puños en la
pared y exhaló toda el aire posible. — ¿De quién
serán estos zapatos?
—Escuchó pasos desnudos a su espalda, dió la vuelta
y observó a un chico descalzo con un palo grueso en
su mano izquierda, sus ojos estaban llenos de rabia.
Drol lo apuntó con su arma blanca, arrojándole una
mirada desafiante.
— ¿Así que has matado a la estúpida sirvienta? -
Preguntó el cocinero.
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—No solo a ella, a ti también te matare.
—Eso lo veremos niño estúpido.
—Está bien, es tu decisión panzón.
Ron caminó lentamente hacia atrás, hasta sentir el
sofá en sus chamorros, para luego arrojar el palo
hacia la derecha. Una sonrisa se dibujó en su rostro y
movió sus brazos hacia atrás, hasta entre lazar sus
dedos por la espalda. —Ven por mí gordito.
El cocinero se acercó con rapidez, levantando el puñal
en el aire, de pronto; de reojo observó la mano de la
sirvienta tras una enorme vitrina, lo cual le
desorientó, perdió velocidad y cuando estuvo a punto
de clavar su cuchillo, salió Crono por detrás del
respaldo del sofá grande donde estaba Ron y le lanzó
un cuchillo en el rostro al cocinero, Ron se abalanzó
sobre él para poder taparle la boca. El cocinero
forcejeaba intentando quitárselo de la espalda, Crono
se acercó y lanzó una patada tras las rodillas del
gordo cocinero, haciéndolo caer de rodillas, repitió el
movimiento, pero esta vez en la panza , el cocinero
escupió sangre sobre la mano de Ron, la sacudió con
asco. —No seas pend… ¿Cómo se te ocurre patear a
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esta bola de grasa?, ya me ensucio la mano, ahora
busca con que taparle la boca. —Crono se quito la
playera y la hizo tiras, rasgándola con el cuchillo que
le había clavado al panzón en el rostro, amarro las
tiras de playera por la boca y por la nuca del
enemigo, después se quito el cinturón de garra y le
sujeto los brazos con fuerza, le quito los cuchillo de
las manos y los arrojo cerca de la cortina. Lo
arrastraron con mucha dificultad hasta un rincón de
la habitación, cada uno lo tomaba por una pierna y
jalaban con mucha fuerza. —Vamos Crono, estira con
más ganas, tenemos que esconder a este gordo.
—Hago lo que puedo, además no podemos ocultar a
alguien de este tamaño, sería muy difícil.
—Lo esconderemos bajo la cortina y pondremos un
jarrón encima de su enorme espalda.
— ¿Y el jarrón para qué?
—Pues para que se vea mejor adornado.
— ¡Ja, este vato!
—Psss, Oigan… —Crono y Ron giraron su cabeza al
escuchar aquella voz, observaron a otro chico de
cabello color rojo, asomado por la puerta que daba a
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sus recamaras.
— ¿Quién eres tu pelirrojo?
—Estoy con ustedes, confía en mí.
— ¿Dónde está el cocinero?
—Está en el vacío, Crono – Contestó.
— ¿Qué es el vacío y como sabes mi nombre?
—Es un agujero en el suelo, el cual está tapado con
un trozo de pavimento, un espacio sin salida, y tu
nombre lo ce porque soy uno de los tres que
comparte habitación con Trino y los otros dos.
Crono soltó la pierna del cocinero y ce acercó al tipo
pelirrojo, le extendió el puño en señal de saludo a lo
que el otro tipo le contestó de igual manera,
chocando los puños.
—Vamos ayudemos a Luca y a Credo con Venci.
—Dijo Ron abriendo la puerta de la cocina, dio un
paso al frente y una naranja aplastada hizo que
resbalara, se golpeó el codo derecho, miró bajo la
mesa y ahí estaban sus dos compañeros, aunque solo
podía ver sus calzados rápido supo que eran ellos,
podía escuchar cómo se burlaban por su tropiezo. —
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¿Mucha risita?—Preguntó molesto, ya que se
burlaran de él; le causaba demasiado enojo. Credo
salió de la mesa y se dirigió hasta un tipo que estaba
colgando de cabeza, con un montón de manchas en
su playera, en los pantalones y en su piel morena. Lo
bajaron con mucho cuidado y lo recostaron en el
suelo, trataban de encontrar su pulso, querían saber
si su corazón aun bombeaba sangre a su cuerpo.
— ¡Esta vivo! —Dijo Luca entusiasmado.
—Llevémoslo al sótano para que Espíritu lo examine,
puede estar en com… —Luca no termino la frase al
escuchar que alguien se aproximaba desde la tercera
habitación.
Lo cargaron y lo llevaron hasta la primera habitación.
Todos juntos arrastraron el refrigerador hasta la
puerta para poder bloquear la entrada, después
llevaron a Venci hasta la recamara de Luca, y en
cuanto llegaron Credo se metió bajo la cama y
desapareció de sus vistas.
— ¿Esa es su idea, esconderse bajo la cama?
—No Crono, bajo la cama hay un pasadizo que lleva
al sótano. Vamos ayúdenme con Venci, métanlo bajo
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la cama, para que Credo pueda tomarlo y arrastrarlo.
—Dijo Luca, mientras les seguía hasta el pasadizo.
Todos le siguieron, se encontraron con un agujero
cuadrado que bajaba por medio de una rampa de
piedra. En el túnel había rocas enormes que
dificultaban el paso, una rata demasiada delgada
corrió a un lado de Crono, al igual uno que otro
insecto pequeño como arañas, cucarachas y unos
cuantos escarabajos verdes y enormes, casi tenían el
tamaño de una manzana común.
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■
Lino vio pasar a sus compañeros, así que los siguió.
Cuando llegó a ala recamara en la que entraron sus
compañeros, observó los pies de Crono que
sobresalían de por debajo de la cama, además de un
joven pelirrojo que estaba parado justamente detrás
de una litera. —Que onda… ¿Quién eres tú?
—Soy Onic, estamos yendo al sótano para poder
ayudar a un compañero que está muy mal herido.
¿Vienes?
—Claro que sí -Respondió Lino.
—Entonces sigue a Crono por ahí debajo.
— ¿Tu no vienes?
—Sí, voy detrás de ti Lino.
Lino escuchó como el tal Onic sabia su nombre sin
habérselo dicho, él ya estaba en el pasadizo, miraba
hacia abajo para no tocar ningún insecto peligroso,
cosa que no fue muy inteligente hacer, ya que su
cabeza choco contra una piedra enorme, sintió como
si hubiera tocado los cables desnudos de una
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instalación eléctrica. Le retumbó la cabeza casi igual
que hace unos años atrás en la primaria, cuando se
encontraba lonchando en la hora del receso, estaba
observando desde una gran distancia a la chica que le
gustaba, mientras mordisqueaba su torta de jamón,
tenía la vista perdida en el amor de su vida, tan bobo
estaba que no percibió el balón de futbol que se
dirigía hacia su rostro. No le gustaba recordar mucho
esos tiempos ya que esa chica termino bateándolo,
pero eso quedo en el pasado, ahora no le importaba
el amor, ahora todo lo que quería era ser alguien en
la vida y por supuesto, salir de ese maldito infierno.
Llegó hasta el otro lado del pasadizo, encontrándose
con sus compañeros inclinados ante una roca gigante
con muchos nombres grabados con carbón.
— ¿Qué hacen ahí?
—Shhh, guarda silencio y ven muestra respeto a
nuestros hermanos caídos a manos de esos malditos
rebeldes, caníbales y asesinos de almas valientes que
han buscado por años la salida de este castigo. —Dijo
Luca, cerrando los ojos y dejando caer una lagrima
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sobre sus tenis desgastados. —Vamos, acércate.
Lino se acercó hasta ellos y se puso de rodillas,
pensando en los tantos que habían intentado
escapar, imaginaba sus terribles castigos al fallar, tal
vez Ocho era el más fuerte y sabio de ellos, mucho
más que Luca, Ocho tenia agallas y sabia en donde
estaban los cuchillos de las ocho habitaciones,
conocía a los que vigilaban cada una de las
habitaciones, los mejores escondites y como librarse
de ellos. Se dio cuenta que Ocho no estaba entre
ellos, ni tampoco Onic, el chico pelirrojo. No quiso
preguntar hasta que todos se pusieran de pie,
después creerían que no guardaba respeto a los
difuntos y que solo quería interrumpir todo el
tiempo.
Se pusieron de pie y siguieron a Credo que se dirigía a
un enorme cuadro del pintor Cruz Candelaria, una
increíble pintura de tres jóvenes en cuclillas mirando
fijamente hacia al frente. Credo tomó el cuadro y lo
colocó a un lado, dejando ver una caja fuerte de casi
metro y medio. La combinación debía de ser algo que
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solo ellos sabían, algo que no compartirían con nadie
más.
—Introduce la combinación y gira el candado Credo.
—No recuerdo la clave Luca.
— ¿Cómo de que no? Parece que has nacido ayer.
—Entonces dímela tú.
—Tampoco la recuerdo, deja veo en el cuaderno de
Ocho. Haber… haber… haber… Aquí esta, la encontré,
el código es J-K…
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Capítulo 4
Trono caminaba en silencio por la habitación numero
tres para esconderse tras un ropero enorme de color
blanco, con una que otra mancha de pintura amarilla,
la cual estaba situada por todas las paredes del lugar.
Se puso pecho a tierra y se escabulló por entre las
piernas del hombre que estaba ahí parado, el cual no
contaba con cabeza, su cuerpo era muy delgado,
parecía que sufría de alguna enfermedad que le hacía
perder masa muscular. Pasó por debajo de él,
cuidando de hacer el menor ruido posible, ni de tocar
una de sus piernas con sus rodillas, logró pasarlo y
llegar hasta el ropero en donde se escondió bajo el
mueble, sin perder de vista al decapitado que se dio
la vuelta y chocó contra un estante de muñecas viejas
y sin ojos. Las tiró al suelo y como pudo, intentó
tomarlas aunque no veía nada. A Trono le daba un
poco de risa al ver que se golpeaba los dedos contra
la pared, intentaba callarse la boca pero no lo logró,
soltó una pequeña risa gruesa y el sin cabeza se puso
rápido de pie, se dirigió lentamente hasta el ropero.
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Trono creyó que ya sabía que él estaba ahí, pero
entonces la puerta de la cuarta habitación se abrió,
dando entrada a dos tipos gordos con un chico
ensangrentado y con las ropas rotas de todos lados.
—Mira Drol, este maldito ha tirado tus muñecas
favoritas.
—Estúpido decapitado, te dije que no tocaras mi
colección, ahora te cortare las manos para que no las
vuelvas a tocar.
—Sabes que no le importan tus amenazas Drol.
—Lo ce Lord, pero me gusta sonar algo rudo en estos
casos.
—Ja, eres un grandísimo actor.
—Me agrada que lo veas de ese modo.
Los tipos gordos levantaron de nuevo al chico que
parecía estar muerto, ya que lo habían dejado en el
suelo tras su charla con el decapitado. Continuaron,
Drol empujó al sin cabeza con una fuerza
sorprendente que lo llevó al suelo, cayendo al lado de
las muñecas tenebrosas. Los cocineros entraron a la
habitación dos, la cual era una de las cocinas del
lugar, cuando la puerta se cerró, Trono se levantó a
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toda velocidad hacia la entrada del corredor, pero no
llego ni a tocar el pomo de la puerta pues resbaló con
la sangre que caía del cuerpo del chico que cargaban
los cocineros. El sujeto sin cabeza se puso de pie y se
acercaba lentamente hacia él, al final Trono pudo
abrir la puerta y por fin estaba en el otro corredor
que llevaba a la cuarta habitación.
—Aquí voy de nuevo…. ¡Onic! ¿Qué haces aquí?
—Nada, solo observo eso tras de ti.
Trono giró con rapidez y miró al decapitado, volvió su
mirada hacia al frente pero Onic había desaparecido,
corrió hacia adelante con rapidez y giró para quedar
cara a cara con aquel cuerpo decapitado, se
escucharon unas gotas de agua cayendo sobre el
sucio suelo del corredor, el enemigo caminó hacia él,
sujetando por sus manos una flecha oxidada con un
gran filo en la punta, que solo de verla producía
pánico en Trono, quien caminaba al mismo ritmo que
el sin cabeza, aunque el caminaba de reversa.
—Baja esa flecha o te la veras conmigo maldito, no
sabes con quien te metes, soy la peor pesadilla que
cualquiera podría tener.
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—…
—Que mal que no tengas cabeza, así podría ver tu
asquerosa mirada. —Sacó una manopla dorada con
calaveras grabadas en los puños, acto seguido se
puso en guardia. —Ven aquí, sabrás lo que es un
verdadero infierno.
El tipo apoyó la punta de la flecha contra la pared
mientras caminaba lentamente, dejando líneas
grabadas en el muro, en el cual solo había una
enorme pintura de una choza un poco tenebrosa, con
la pintura corrida y desgastada por el tiempo y la
humedad. El suelo crujía mientras el tipo caminaba
ahora con más velocidad. Una gota de sudor resbaló
por la frente de Trono, pero mantuvo la postura de
un brabucón, entonces fue el momento adecuado,
corrió con el puño casi sobre su hombro y girando un
poco el cuerpo, saltó hacia el decapitado y golpeó su
pecho con la rodilla y sin tocar el suelo repitió el
golpe esta vez con el puño contra el hombro
izquierdo, pero el sujeto solo retrocedió, no cayó al
suelo. Trono dio un paso hacia tras y acto seguido
volvió a estrellar su puño contra el pecho de su
contrincante, pero este le respondió con un golpe de
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flecha que rasgo el aire con brusquedad, dejando una
línea de sangre en la mejilla de Trono, parecía un
rasguño pero esta vez más profundo, cayó una
pequeña cascada de sangre que mancho su playera
azul que llevaba puesta. Se tocó la mejilla y se bañó
los dedos de sangre, sacudió su mano hacia adelante
salpicando al decapitado. —Ahora si ya valiste, reza
por tu vida, Aaaa… maldito.
Una lanza de color negra atravesaba a Trono
justamente por el abdomen, bañada por su sangre,
cayó de rodillas. Le costaba ponerse de pie ya que el
dolor recorría todo su cuerpo como un veneno casi
mortal, después un cosquilleo bajó por su espalda
baja, él sabía que era producto de las gotas que
resbalaban sobre su piel. Sintió una mano que lo
tomó por la nuca y la apretó con fuerza.
—Aquí estas ladrón, no fue difícil encontrarte. Esta
manopla es mía, es de mi colección y ahora tiene tu
repugnante sangre… Si lo vuelves hacer te cortare las
pelotas. Zinca, aunque no tengas cabeza eres muy
fuerte, llévalo a las celdas, sin comida ni agua solo
dale unos cuantos azotes con el lati…
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Aquel tipo de voz grave no termino la frase, ya que
Trono había sacado la lanza de su cuerpo mientras
aquel tipo hablaba sin parar. Había lanzado la lanza
hacia atrás, solo vio caer la manopla que le había
quitado aquel tipo, se puso de pie y arrojó una
patada al ras del suelo hacia los pies de Zinca, quien
cayó de golpe. Corrió hacia la cuarta habitación
aunque no podía hacerlo con facilidad, azotó la
puerta y se encontró con un enorme perro que le
miraba con tal odio que Trono se sentía solo un poco
asustado, ya que la adrenalina corría por su cuerpo
en ese momento y lo único que pensaba era matar a
ese estúpido animal. El perro gruñó furioso, lanzó
una mordida hacia él, aunque Trono logró alejarse
rápido, a pesar de que le dolía mucho el abdomen. El
perro rugió y sus ojos se tornaron de color rojo
brillantes, arrojó espuma de la boca y se dirigió a
Trono, dejando ver un collar que parpadeaba una luz
verde, después el can inclinó la cabeza sacudiéndola
frente a los pies de Trono, aunque no dejaba de
gruñir y dejar babas en el suelo, sus garras rasgaban
la alfombra de color rojo descolorida.
Trono observaba al animal sorprendido, después de
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casi morderlo estaba ahí casi inmovilizado,
produciendo un sonido que parecía que las
vibraciones corrían por su cuerpo.
— ¿Qué te pasa perro, quieres morderme?
—Grrrrr, Grrr...
— ¿Te duele algo?
—Grrrrr… Auuuuuu… Grrrrr.
Trono sujetó el collar del perro, cuidando de que no
lo atacara, sintió sangre resbalar por su pierna, le
dolía el abdomen y su playera estaba completamente
empapada, una gota de sangre corrió por su mejilla y
entró por el cuello de su playera, jaló con fuerza el
collar del animal, lo intentó en varias ocasiones pero
estaba bien sujeto, recordó donde estaba el cuchillo
que vio la última vez en el libro de aquel gordito de
cabello largo, era un cuaderno de color negro que
encontró en las recamaras de los jóvenes un día que
paso por ahí sin que nadie lo viera. Se arrastró hasta
la esquina de la habitación, el perro no hizo
movimiento alguno, se quedó en la misma posición,
haciendo los únicos ruidos que llevaba haciendo ya
por varios minutos, Trono levantó un pedazo de suelo
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y algo brillo, era la hoja del cuchillo. Tomó el puñal y
se acercó al animal, el perro apretó el hocico pero
continuó inmóvil, pasó la hoja del cuchillo por debajo
del collar y con un movimiento hacia arriba cortó en
dos la correa que rodeaba el cuello del animal, el
collar se deslizó sobre el pelaje del perro y quedó
colgado de la garganta, se acercó con cuidado de no
ser mordido, jaló hacia abajo la correa y observó una
aguja enorme que sobresalía del cuello del animal, el
perro soltó una lagrima y un quejido cuando la aguja
salió por completo de su garganta, el can dirigió su
mirada hacia Trono, él lo observaba y contemplaba
laos ojos del animal que ahora parecía estar más
tranquilo, mientras el perro se pusó en dos patas y se
recargo sobre los hombros de Trono, quien dejó
escapar un alarido de dolor,miró como la imagen del
animal se empezó a distorsionar y a tornar borrosa,
entonces su cuerpo se desplomó sobre el lomo del
animal que ya estaba sentado jadeando, al momento
de caer; perdió la conciencia.
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■
Mientras Trono estaba inconsciente, el perro lo cargó
en su lomo y lo llevó hasta una recamara vacía, dejó a
Trono en el suelo, y al caer susurró unas cuantas
palabras, nombres y habitaciones en las que había
estado, aunque la cuarta habitación era ahora donde
estaba, rodó hacia la derecha entre abriendo los ojos,
escupió sangre unas cuantas veces, la sangre corrió
por el suelo cayendo por las ranuras de la madera. El
perro acercó su hocico y mordió suavemente el
hombro de la playera azul, poniéndolo boca arriba,
volvió a toser y a derramar sangre, se le escapó un
largo suspiro y ladeó su cabeza quedando una vez
más inconsciente.
—bien hecho Hércules, gracias por traerlo aquí.
Hiciste un buen trabajo, ahora tendremos que dejar
que lo encuentren para que lo lleven a curar y tal vez
puede que lo encierren, llévalo a la quinta habitación
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para que puedan ayudarlo.
El perro obedeció, tomó a Trono por el pantalón con
su fuerte mandíbula, era un animal muy fuerte y
grande, tal vez medía alrededor de un metro diez,
con un cuerpo musculoso y unas patas enormes. Lo
arrastró hasta la otra habitación la cual era una
especie de área de juegos, había una resbaladilla,
pasamanos, sube y baja, un corral de pelotas de
colores, toboganes rotos y sucios, además de unos
columpios que se mecían por si solos. Una pelota fue
arrojada hasta el perro, el cual se espantó y dejó a
Trono en el suelo, salió corriendo en sus cuatro patas,
perdiéndose por la puerta en la que había entrado.
La pelota se levantó en el aire, acercándose a Trono,
se detuvo justo sobre su rostro y cayó en su boca,
dejando la pelota ensangrentada. —Vamos
despierta… Mira Tru, está herido, digámosle al
guardia.
—Claro digámosle, aunque preferiría beber su
sangre.
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Capítulo 5
Ron y los demás entraron al sótano por medio de
aquella caja fuerte, él recorría el lugar con la mirada.
Venci estaba tumbado sobre un tapete blanco y a su
alrededor estaban cinco chicos que nunca había visto,
ni siquiera en donde conoció a Luca y a sus otros
compañeros. Los chicos al igual que Venci tenían el
numero quince en el pecho tatuado, recordó que ese
era el nombre de el equipo, se preguntaba cómo se
llamaba el equipo de Luca, serian los más fuertes al
tener a los otros jóvenes que conocieron primero y
con el pelirrojo que compartía con ellos habitación.
Ron se dio cuenta de que no estaba el sujeto de
cabello rojo, ni siquiera entró después de Lino.
—Oigan todos ¿Qué pasó con el pelirrojo?
— ¿De quién hablas? —Preguntó Trino
desconcertado al igual que los demás. —No hay
nadie con ese tono de cabello aquí.
—Claro que sí, yo también lo mire junto con Ron, nos
dijo que el cocinero más gordo estaba en el vacío, no
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sabemos que quiso decir.
— ¿Qué cosa es el vacío?
—No lo ce, solo eso nos dijo y además el nos
acompañó hasta sus habitaciones Credo.
Credo se sorprendió de repente. — ¿Recuerdan ese
tipo que les dije que jalaba mis cobijas? era pelirrojo.
—En nuestra habitación antes de entrar bajo la cama
no había nadie más. —Dijo Luca.
—Cuando yo llegue a la recamara de Luca, observe al
tipo mientras Crono dejaba ver sus piernas por
debajo de la cama. Le pregunte su nombre y me
respondió que era Onic.
— ¡Onic! ¿Quién es ese tal Onic? -Preguntó Luca.
—Yo te lo diré Luca. —Un tipo gordo de cabello largo
entro en la habitación sosteniendo unas flechas,
tenía las rodillas del pantalón rasgadas, dejaban ver
un tatuaje que no se apreciaba del todo bien.
— ¿Tu lo conoces Ocho?
—Sí, lo conozco bien. Recuerden que yo fui uno de
los primeros quince que llegaron aquí, pues Onic
llegó conmigo, era un tipo inteligente, hábil, era todo
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un gladiador, no le temía a nada pero cuando entró a
la quinta habitación, lo asesinaron.
— ¿Quiénes, que hay en esa habitación?
—Fantasmas. Les encanta luchar contra los que
intentar cruzar, pero solo les gusta matar a los que se
defienden. Ellos los asesinan y después se toman su
sangre. Con lo que no contaban los fantasmas era
que Onic se convertiría en uno de ellos, aunque él sí
se puede hacer visible, es un alma que ahora solo
intenta ayudar a los que quieren cruzar las
habitaciones en busca de una salida. Aun me busca,
platicamos, me cuenta lo mucho que extraña estar
vivo y que no descansará hasta cobrar venganza.
— ¿Por qué no hablas de él en tu cuaderno?
—Él es muy respetado y prefiero que él se los cuente,
cuando decida que es el momento.
Todos se miraron entre sí, mientras Ocho caminaba
hasta donde estaba Venci, le dejó una flecha sobre su
pecho para después sacar de un casillero viejo y
oxidado, una botella con un líquido verde, giró la tapa
de la botella y vertió el líquido sobre la flecha.
—Dejémoslo reposar, en unas horas estará mucho
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mejor. Ahora asignemos a quien le toca entrar al reto
e intentar escapar de aquí. ¿Qué equipos están
dispuestos a intentarlo Trino?
—Veamos, están listos los salvajes, los ochenta, los
once y nosotros; “la fuerza”.
—Entonces elijamos quien cruzará hora que ya están
libres las dos primeras habitaciones, cada grupo elija
a si integrante más fuerte y vengan, juguemos
vencidas para elegir al ganador.
Credo fue el primero en acercarse a la mesa, tras él
se acercó un tipo un poco alto, vestía un short gris
desgastado y una camiseta rota color negro llena de
polvo, después otros dos que eran más bajos que los
demás, aunque lucían un pecho y unos brazos
musculosos.
—Comencemos, primero será Liran de “Los ochenta”
contra Credo de “La fuerza”, después Tono de “Los
salvajes” contra Fen de “Los once”. Será a la primera
vencida y el ganador de cada duelo, se enfrentará por
el turno de escape.
Crono observó entusiasmado como Credo y Liran
entrelazaban sus manos, mientras apoyaban los
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codos sobre la mesa. Comenzaron a forcejear, Liran
inclinó el brazo de su oponente, mientras ponía una
cara de esfuerzo, Credo intentó incorporar su pose
inicial, casi lo lograba de no ser por su cansancio, su
mano tocó la mesa dando a ver que había perdido,
Luca aplaudió su esfuerzo.
Liran sonrió y volteó hacia donde estaban los otros
dos representantes de los grupos. —Sigue uno de
ustedes contra mí, es mejor que se preparen para
perder.
Fen y Tono se dirigieron a la mesa, apoyaron sus
codos y entre lazaron sus manos, comenzaron a usar
su fuerza, pero Fen comenzó rápido a inclinar el brazo
de su contrincante, Tono respondió de igual manera
al incorporar su posición de brazo e inclinar el brazo
de Fen. Ocho escuchó como la muñeca de uno de
ellos tronó, hicieron muecas de cansancio pero
ninguno de ellos aflojó el forcejeo, Tono lanzó una
mirada a su equipo e hizo la mayor intensión de
ganar, usó toda la fuerza que guardaba para el último
momento, aunque Fen parecía que hizo lo mismo,
pues de nuevo sus brazos vibraban de un lado a otro,
sus rostros se tornaron rojos, parecía que estaban
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muy cansados y a punto de soltar un quejido,
entonces el brazo de Fen comenzó a inclinarse hacia
su dirección, Tono apretaba los dientes y un poco de
saliva salía desde su boca. después de unos segundos
el puño de Fen se estrelló contra la mesa, dejando
salir un quejido. Al fin Tono fue el vencedor.
—Eres muy fuerte Tono, espero que logres salir o
esconderte por un tiempo en una de las
habitaciones.
—Gracias amigo, tú también eres muy fuerte, si logro
escapar, prometo que regresare por todos ustedes.
—Eres genial amigo, gracias.
—No es nada Fen.
Liran se acercó hasta Tono y lo cruzó con una mirada
de odio y después golpeó la mesa con su puño, la
mesa vibró al mismo tiempo que Tono sintió un
cosquilleo recorrer todo su cuerpo, se dirigió hasta la
mesa y comenzaron los forcejeos. —Veo que eres
muy macho Liran ¿Pero lo eres suficientemente para
poder ganarme?
—Cállate estúpido, soy el más hombre aquí, ninguno
de ustedes lograría cruzar ni siquiera la cuarta
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habitación.
—Pues quiero ver que lo hagas tú, si eres tan valiente
como dices… Me rindo. —Tono dejó de hacer fuerza y
poco a poco su brazo quedó tendido sobre la mesa.
Liran quedó totalmente sorprendido, miró hacia los
demás y se topó con la misma expresión de asombro
en sus caras.
Ocho colocó su mano sobre el hombro de Liran y
cruzaron miradas. —Tú ganaste, así que ya sabes que
hacer, los tuyos pueden intentar escapar. Tomen
comida y agua. Les deseo mucha suerte y espero que
logren salir, y si lo hacen no ce queden callados,
cuenten nuestra historia, cuenten nuestro tormento,
nuestro dolor. Adiós Liran.
—Adiós Ocho.
El equipo de “Los ochenta” salió por la puerta sin
mirar atrás, los demás los observaron, fue una escena
triste y admirable.
Lino esperaba que salieran con vida, no le gustaría
estar en su lugar. Miró que a Liran se le había
olvidado su encendedor, tal vez lo necesitaría, abrió
la puerta y corrió tras ellos.
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Ron escuchó como si un cristal se hubiera roto,
caminó rápido hacia la puerta, miró a lo lejos a Lino
caminando apresuradamente hacia el corredor que
iba hasta un rincón sin salida —Lino regresa...
!Linooo, cuidadooo!
Una lechuza golpeó la cabeza de Lino, haciéndolo
caer al suelo, entonces apareció una anciana vestida
de color negro. Ron aceleró el paso, corrió con todas
sus fuerzas pero en un par de segundos se quedo
inmóvil, sin poder ni siquiera parpadear —Lii... Liii…
Linooo. —Soltó una lágrima que resbaló por su cuello
hasta su cintura.
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■
Después de un rato, notaron que Lino y Ron ya
habían tardado en regresar, así que salieron unos
cuantos a ver, entre ellos Crono, Ocho y Luca.
Buscaron por el corredor hasta que vieron a Ron
inmóvil, en medio del corredor. Se acercaron rápido
hacia él y comprobaron que estaba hechizado por la
anciana de la séptima habitación.
—Fue esa maldita anciana -Dijo Ocho.
— ¿Quién es esa bruja? -Preguntó Crono.
—Se dice que es la tía de José Ghost.
— ¿Como lo curamos?
—No podremos -Respondió Ocho.
— ¿Como de que no? No dejare a Lino ni a Ron así, si
no quieren ayudarme entonces vayan a acomodar sus
minifaldas.
—No te pases Crono.
—Pues ayúdenme entonces.
—Lo haremos y rápido. —Dijo Ocho.
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Capítulo 6
—Ya estoy aquí señor, ¿Me necesit…
—Guarda silencio Nigre, claro que te necesito si no,
no te hubiera llamado. Necesito que me traigas más
personas, estamos ya casi listos para soltar a la bestia
de Goor.
— ¿Esta seguro señor? Tenemos los suficientes
guerreros para la lucha -Comentó Nigre.
—Ayer un maldito estúpido robó una de mis
manoplas, la sacó del cajón de mi escritorio y vaya
que después lo encontré, lo atravesé con una de mis
lanzas justo en el abdomen, solo que esta vez me
confié, el maldito me derribó después de herirme con
la misma lanza, después se echó a correr con
semejante herida que le ocasioné. Necesitamos más
guerreros así, de esos que siguen luchando después
de recibir un castigo cebero.
— ¿Y quién es ese chico?
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—No lo ce, no lo había visto nunca, por eso también
te mande llamar, necesito que lo busques en una de
las prisiones, tiene barba de candado y un tatuaje de
escorpión en la yugular.
—Lo encontrare señor.
—Ya te lo dije miles de veces, no me llames señor
dime Ghost, soy Ghost.
Nigre asintió y se retiró del escritorio del señor Ghost,
abrió la puerta y salió sin mirar atrás, pero escuchó la
silla del jefe raspar el suelo. Ghost abrió la puerta y lo
alcanzó a detener. —Detente, no te dije donde está…
salió corriendo hacia la habitación del perro.
— ¿Del perro? Hércules lo hubiera destrozado a
mordidas.
—No creas, ese animal ha sido engañado miles de
veces por ese tal Héctor, así que no es un perro muy
listo, ve y tráemelo aquí.
El señor Ghost dejo caer un anillo de color negro con
unas cuantas palabras grabadas en él, se inclinó para
recogerlo pero una pequeña rata salió de la nada y
tomó el anillo en su pequeña boca, después corrió
hasta llegar a un tubo de acero que estaba
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completamente destapado y tirado al ras del suelo.
— ¿Quiere qué vaya por él? -Preguntó Nigre.
—Me encantaría que lo hicieras ahora.
—Pero…
—Prefiero que vayas por ese maldito, después
Hércules se ocupara de la rata.
—Entonces, ¿Quiere que vaya por el perro también?
—Claro, no me vallas a decir que le tienes miedo.
—Para nada.
— ¿Entonces tienes algo más que decir?
—ninguna palabra señor.
Nigre dio a lo mucho dos pasos, cuando el anillo de
Ghost apareció rodando hasta su zapato, muy bien
pulido por lo visto.
Ghost al ser uno de los más viejos de ahí era por
decisión de votos el jefe de todos, era quien
manejaba a cualquiera como se le daba la gana.
Ghost se inclinó para tomar el anillo pero por
sorpresa de los dos, la rata volvió y mordió el dedo de
Ghost evitando que lo tomara, se llevó el dedo a su
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otra mano para poder apretarlo. El roedor tomó el
accesorio y escapó nuevamente, a Nigre se le escapó
una carcajada que no le gustó para nada al jefe.
—Busca al perro y atrapen a ese roedor.
Nigre asintió sin contener la risa. —Lo hare.
Ghost entró en su oficina y cerró la puerta de golpe.
Nigre continuó su camino por las habitaciones, llegó
hasta la habitación donde dormía el perro, pero ni
rastro del animal, Hércules era un can muy agresivo y
había asesinado a la mayoría de los que habían
intentado escapar, era el único que podía recorrer
todas las habitaciones. Buscó por todas partes hasta
encontrarse con las huellas de Hércules marcadas con
sangre, las pisadas venían desde la quinta habitación,
siguió las huellas hasta llegar a la puerta, al entrar
rápidamente escuchó aquellas voces provenientes de
Tru y de Wen.
—Mira Tru, es Nigre.
—Que tal Nigre, hace mucho que no venias por aquí.
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—Hola chicos ¿Han visto a Hércules?
—Claro, hace unas horas trajo a un chico en su lomo,
lo dejó en el suelo y yo le lance una pelota para que
la trajera, pero se echó a correr y después la recogí y
la deje caer en el rostro del tipo para ver si estaba
vivo.
Escucho decir a Wen desde uno de los columpios que
se mecía solo y con rapidez.
Él no la podía ver pero la dulce voz de ella era
inconfundible. — ¿En dónde está el chico?
Un libro que estaba sobre la mesa pequeña de metal
se cerró, la silla se recorrió hacia atrás, un vaso de
licor se levanto en el aire y se inclinó, desapareciendo
el líquido en algún lugar del cuerpo de su fantasmal
amigo. —No te preocupes, no me bebí su sangre,
avisamos al guardia y lo llevó a las celdas de abajo.
—Entonces los veo después, bueno ustedes a mí.
—Espera…Te gustara este libro. —El libro voló por el
aire hasta aterrizar en la mano de Nigre, que ya lo
esperaba en una simple posición de dedos.
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— ¿Noclip? -Preguntó Nigre.
—Si mi amigo, es un libro genial y estoy seguro de
que te gustara.
—Está bien, lo leeré. Gracias, cuando lo termine te lo
devuelvo.
—No te preocupes, disfruta tu lectura.
—Gracias y hasta luego Wen y Tru.
■
Nigre llegó hasta la puerta que daba con las escaleras
que llevaban hacia la prisión, sacó de su bolsillo un
bastón pequeño, bastó con apretar un botón para
que se desplegara, midiendo aproximadamente
metro y medio de largo. Recordó que Ghost le había
dicho que el chico era muy fuerte, aunque no creía
que lo fuera más que él. Bajó los escalones uno por
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uno hasta llegar a un pasillo con celdas a los
costados, siguió caminando en silencio, concentrado
por si escuchaba algo fuera de lo normal. Escuchó un
silbido que parecía ser una instrumental de jazz, el
sonido venia de una de las celdas de más adelante,
tomó con fuerza el bastón mientras estaba por llegar,
giró su cabeza de lado a lado hasta que por fin
observó un par de tenis blancos; desgastados,
golpeando el suelo al ritmo de los silbidos. Un tipo de
alrededor de veinticinco años de edad, con un
enorme tatuaje en el lado izquierdo de su cuello, se
encontraba sentado en el suelo, apreciando la
manopla del señor Ghost.
—Así que tú eres el ladrón que le robó al jefe.
—…
—¿No contestas? Está bien, solo te digo que vengo
por ti, José Ghost te quiere ver, quiere mirar los ojos
del estúpido que robó una de sus manoplas de
colección, está furioso y no creo que te vaya muy
bien con él. Te asesinara, eres un maldito estúp…
—Cierra la boca mandadero. —Le interrumpió el tipo.
—Uuuuuu, cierren la boca por que el maldito se
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lastima sus delicados oídos. Eres un malnacido, abriré
la celda y no quiero ningún truco. Vendrás conmigo
por las buenas porque por las malas nadie ha
sobrevivido.
—Vete a la mierda.
—Okey, será por las malas. —Nigre acercó con tal
rapidez su bastón entre los barrotes, hasta soltar
descargas en el cuello del tipo.
—Aaaaaaaa… Mal… ditooo…
— ¿Te gusta el dolor? —Detuvo las descargas y lo
miró cara a cara inclinándose hasta tenerlo a su
altura, el tipo estaba recargado en la pared con la
mirada vacía, parecía que emanaba humo desde su
cuello. —Te dije que me escuch… —Trono escupió en
la cara de Nigre, interrumpiéndolo nuevamente.
—Ja, ¿Te crees muy rudo verdad? —Preguntó Nigre
mientas se limpiaba la saliva del rostro, se puso de
pie, furioso. —Ya me canse de ti. —Volvió a soltarle
varias descargas eléctricas, hasta que Trono cayó al
suelo, sacudiendo su cuerpo de un lado a otro,
parecía como si tuviese ataques al corazón. Unas
gotas de sangre brotaron desde su nariz, cayendo al
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suelo.
— ¿Qué me dices ahora?
—P…P…P…
—Anda dilo, pídeme perdón maldito.
—P… P… Per…
—Venga dilo de una vez por todas.
—P… P… perdedor. —Lanzó Trono después de
suspirar, sintió como corría una corriente eléctrica
por todo su cuerpo. Emanaba humo de toda su
vestimenta, los ojos se le entrecerraron. Nigre lo vió
ahí tirado y le escupió encima. —Todos terminann
igual, son muy valientes al principio.
De reojo observó la rata con el anillo de Ghost
entrando por una celda vacía, la siguió hasta los
barrotes de la celda. Se encontró con varios papeles
arrugados y una galleta muy vieja. La rata subió por la
pared entrando en un agujero esquinado en el techo,
Nigre metió su bastón por el orificio y soltó unas
cuantas descargas, escuchaba el chillido del roedor.
—No sobrevivirás a esto ratita, ni siquiera aquel tonto
que esta por allá, recuperare ese anillo cueste lo que
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cueste. —Paró las descargas para ver si el roedor
volvía a salir, pero ni rastros del pequeño animal,
asintió con su cabeza y lanzó una sonrisa hacia la
celda de Trono. —Ahora sigues tú.
Se aproximo a la celda pero antes de que llegara
sintió un golpe en su espalda, se estrelló contra el
muro, y giró rápidamente pero no encontró a nadie,
se puso de pie y se acercó a la celda de aquel tipo.
— ¿Qué hiciste maldito?
—Yo no hice na… nada. —A Trono aun se le
dificultaba poder hablar con claridad.
— ¿Cómo de que nada? —Nuevamente arrimó su
bastón hacia Trono, pero esta vez sobre su pecho,
soltó descargas lleno de furia hasta que Trono perdió
la conciencia.
Sacó de su bolsillo una pequeña cadena de plata que
con tan solo rozar los barrotes la celda se abrió. Entró
y tomó a Trono por los pies, lo arrastró hacia afuera y
lo dejó en el suelo para regresar a la celda por la
manopla de Ghost, la manopla estaba llena de sangre
así que la limpió frotándola contra su gabardina.
Regresó por Trono y lo levantó hasta su hombro
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derecho, subió las escaleras y observó a unos cuantos
jóvenes caminando hacia la cuarta habitación, lanzó a
Trono detrás de un enorme jarrón decorativo para
poder ir a por ellos, pero lo detuvo una voz.
—¿Qué haces con ese estúpido?
Nigre vio a una anciana llena de mugre, descalza y
con un chico sujetado con sus largos dedos arrugados
por el cuello, podía ver que era muy fuerte, nunca
había visto cargar algo con tanta facilidad. —Lo llevo
a la oficina del señor Ghost, está furioso con él, tal
vez lo mate. Además veo que llevas a Lino contigo.
— ¿Este maldito? Creí que sería una grandiosa cena
para hoy.
—Te recuerdo que Ghost decide quien muere y quien
no, si te descubre te enviara al vacío.
—No lo hará, ni tu ce lo dirás.
—Claro que se lo diré, me ha encargado más
personas y no dejare que por tu culpa me falte una
más – Contestó Nigre desafiante.
La anciana inclinó su rostro, dejando ver una enorme
sonrisa asquerosa, pensaba Nigre con tan solo verla
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ahí parada en silencio.
La anciana soltó a Lino y con un rápido ataque llegó
hasta Nigre, golpeándolo justo en el pecho. Nigre
cayó deslizándose hacia atrás, estrellando su cabeza
contra uno de los enormes jarrones. Los jóvenes al
verlo deslizarse frente a ellos; corrieron de regreso de
por donde llegaron, pero Liran observó como la
anciana tenia a Lino tirado a sus pies, giró su cabeza
hacia donde estaba aquel tipo de gabardina negra
acostado con la cabeza dentro de un jarrón. Dentro
del jarrón brillaron dos ojos de color azul turquesa,
Nigre se levantó y con una velocidad sorprendente
que a Liran le costó ver de tan solo parpadear una
sola vez, lanzó un golpe contra el rostro de la anciana,
pero esta lo esquivó y lanzó un arañazo al brazo de
Nigre, él no lo vio venir, entonces observó su brazo y
se volvió hacia la anciana, quien tenía unas uñas
enormes y su melena canosa caía sobre sus hombros.
—Creo que te subestimé demasiado pronto, vieja.
—Ja, y yo creí que tú eras más fuerte.
— ¿Acaso crees que usaría toda mi fuerza contra una
bruja como tú?
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La anciana le dedicó una mirada desafiante, una
mirada que atravesaba la furia que sentía, se acercó
a Nigre con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en
su rostro lleno de arrugas y moretones, Acercó su
mano poniendo su palma hacia arriba. Nigre
contempló un pequeño muñeco que parecía ser una
réplica exacta de él, intentó arrebatárselo pero la
anciana alejó la mano con rapidez.
—Te gusta mi nuevo muñeco?—Preguntó la anciana
tomando al muñeco por el cuello.
—Q... Que me… haces mal... di… Maldita? —Nigre
sentía como sus pulmones reclamaban el aire
suficiente para respirar, puso sus manos en su cuello
mientras caía de rodillas, forcejeaba con todas sus
fuerzas aunque sabía que era inútil quitarse las
manos de la bruja aun sin tenerlas encima, sus ojos
se movían hacia arriba lentamente, casi a punto de
voltearse por completo, su rostro se tornaba morado
y las venas de su frente estaban saltadas hasta casi
reventar. Subió su mano derecha hacia arriba, cerró
su puño y lo estrelló con fuerza contra el piso, el
suelo se agrieto, sus ojos regresaron a su posición
normal y sonrió desafiante hacia la bruja.
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La anciana apretó con más fuerza el cuello del
muñeco, pero no tardo en darse cuenta que ya no
funcionaba su hechizo vudú. Nigre se puso de pie
nuevamente mientras la anciana lo miraba
impactada, dejó caer el muñeco y parpadeó, con ese
simple cerrar y abrir de ojos Nigre se acercó hasta
ella y le colocó un golpe en el pecho con una fuerza
increíble, se escuchó un ligero crujido parecido a
como si pisaran una rama seca hasta dividirla en
trozos. La anciana voló por el aire hasta llegar a las
escaleras que llevaban a las celdas, por las que cayó
rodando.
Él se sintió victorioso hasta que sintió un rasguño en
su nuca, se agachó rápido sujetando su cabeza por
detrás, giro su vista y observo una enorme lechuza de
color café con garras puntiagudas. Dejó caer un
chorro de sangre sobre sus hombros, después
recogió el muñeco y lo guardo en el bolsillo de la
gabardina.
—Maldito pajarraco, te voy a comer asado.
La lechuza también voló hasta la prisión, dejando oír
una ráfaga con rapidez, Nigre corrió tras ella bajando
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con agilidad pero al llegar al pasillo de la prisión no
observo a nadie, la anciana y la lechuza no estaban
en ninguna celda, subió con rapidez para llevar a
Trono hasta la oficina del señor Ghost. Al llegar arriba
se sorprendió al no encontrar a Trono por ningún
lado, solo se encontró con Lino aun inconsciente. Lo
cargo en su hombro para dirigirse hacia las
habitaciones de los chicos, casi se olvidaba de Liran y
los otros que estaban parados a su izquierda. Los
chicos lo observaron con temor, se notaba por sus
miradas que veían hacia otro lado y sus cuerpos
temblaban lento, pero aun así Nigre lo notaba.
—Largo de aquí, tienen para escapar suficientemente
tiempo, yo no me opondré, ya tuve muchos
problemas como para detenerlos en una habitación
que no custodio. —Continuó su camino dejando a los
jóvenes a sus espaldas. Entró por la puerta de la
tercera habitación, se detuvo al observar las huellas
de un enorme perro que llevaban hasta la habitación
de Hércules.
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Capítulo 7
Ocho y los demás entraron a la segunda habitación,
después de subir hasta salir por debajo de la cama de
sus compañeros, habían dejado a Ron en su
recamara, seguía inmóvil, se quejaba y poco a poco
recuperaba el movimiento de los dedos de su mano.
En la cocina del lugar no había nadie, los cocineros
que habían golpeado eran los que custodiaban esa
habitación, por eso caminaban con toda seguridad
después de ver al cocinero y a la sirvienta aun
inconscientes en la primera habitación. Ocho se
acerco a la mesa y observo un libro de recetas
asquerosas con animales y humanos, le hubiera
gustado no recordar los tacos que se había comido
antes, cuando estaba en las celdas.
—Oye Ocho, ¿Quién custodia la tercera habitación?,
¿con que maldito nos encontraremos?
—Con Zinca, es un decapitado y aunque no tiene ojos
sabe muy bien en qué dirección esta.
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Crono estaba muy preocupado por sus amigos, uno
secuestrado por una bruja y el otro inmovilizado,
tomo en sus manos el libre de recetas que observaba
Ocho, lo hojeo y lo lanzo contra la tercera puerta, se
escucharon unos pasos del otro lado y unos golpes
sobre el suelo.
—Lino pudo haber estado ahí, vamos… ayúdenme.
Entro hacia la tercera habitación, corriendo
desesperadamente, Ocho le siguió y se toparon con
Zinca tirado en el suelo, un hombre de barba rojiza y
una playera larga de color gris con dibujos de
dragones, unos pantalones rotos por las rodillas y su
cabello corto de color rojo lo hacía lucir rudo
acompañado de esa mirada fría, sujetaba a Lino por
el cuello de la playera. El hombre los cruzo con la
mirada y después volvió a mirar hacia el decapitado.
—Te dije que no dejaras viva a esa maldita lechuza,
me han dejado todo arañado del cuello. —Dijo
soltando a Lino sobre el suelo. —y ustedes cuiden a
su amigo, pronto los necesitaremos a todos para
enfrentarnos a una terrible bestia.
— ¿Y porque lo mandaste secuestrar?
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— ¡Ocho!, tenía tiempo que no te veía.
— ¿Lo conoces Ocho? —Pregunto Crono arrojándose
al suelo para examinar a su amigo.
—Claro que lo conozco, es el maldito gato del
estúpido que controla este lugar.
—No soy su sirviente, hago las cosas por mi cuenta,
además esa vieja secuestro a su amigo e hizo que
perdiera a un prisionero.
— ¿Qué prisionero?
—Un tal Trono.
— ¡No puedo ser posible!, Trono solo es una historia
que cuentan todos por aquí, nunca nadie lo ha visto,
solo vive en la imaginación de los estúpidos.
—Yo tampoco lo había visto antes, ni siquiera yo lo
traje aquí, pero su nombre apareció en el listado de
castigados, escrito tal vez por su propia mano y ahora
se me ha escapado.
—Que bueno, así tu jefecito ese te dará tu merecido.
El sujeto se movió con una velocidad increíble,
golpeo a Ocho en el estomago, Ocho puso los ojos
completamente en blanco, cayó de rodillas y se
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desplomo sobre Zinca. —Eres muy valiente gordito,
pero no olvides que yo mando aquí, recuerda bien mi
nombre maldito, soy Nigre y es mejor que te grabes
bien quién soy. Y tú Crono, nos veremos luego, llévate
a tus amigos. —Nigre se dio la vuelta para salir a la
curta habitación, pero al dar el primer paso hacia
afuera voló hacia atrás, chocando contra Crono que
estaba intentando levantar a los otros. Un enorme
perro pitbull de color blanco con una mancha de
color café alrededor del ojo, entro gruñendo y
babeando, dejaba ver una gran cantidad de espuma
caer de su hocico, dio unas cuantas pisadas hacia
adelante y mostro sus enormes colmillos
acompañados de su mirada llena de rabia.
—Grrrrrr…woooow, wooow.
—Maldito animal, te are comida para mis buitres.
Nigre se puso de pie, quedando frente a semejante
animal, el perro lo miraba con odio, pisaba cada vez
más sobre el mismo suelo. —Grrrrrr…woooow,
woooow, wooow.
Crono se incorporo observando con temor a esas dos
creaturas, un perro enorme y un tipo demasiado
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fuerte, ni a cual irle, cualquiera de los dos lo haría
trizas en tan solo unos cuantos minutos, y eso si él
podría defenderse un poco, tomo los brazos de Lino y
lentamente lo arrastro hasta la cocina, no les quitaba
los ojos de encima por si decidían atacarlo por la
espalda, jalo a su amigo hasta adentro de la tercera
habitación, Trino se acerco a ellos en cuanto Crono se
quedo acostado, respirando con fuerza, casi
jadeando. Después de recibir el impacto de Nigre y
de arrastrar a Lino para ponerlo a salvo.
— ¿Qué fueron esos ruidos Crono?
—Uff, hay un loco y un perro enorme en esa
habitación, y Ocho está ahí inconsciente y no podía
traer a los dos a la vez.
—¿Quién es ese tipo?
—No lo ce, dijo que su nombre era Nigre y él fue
quien trajo a Lino de nuevo.
—Yo ce quien es, necesitamos poner a salvo a Ocho
rápido. —Trino se acercó hasta la entrada de la
habitación en donde estaba la sirvienta y el chef
desmayados, lanzó un silbido, después de unos
segundos un silbido similar se escuchó desde el
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pasillo de las recamaras de ellos, llegó a toda prisa
Credo, Luca, Fen y Tono, venían armados con palos de
madera y cuchillos oxidados. Tono miró a Lino tirado
sobre el suelo, así que sacó de su bolsillo una botella
con agua que parecía asquerosa y la vertió en la boca
de Lino.
Luca se acercó a Trino. — ¿Qué ha pasado, donde
esta Ocho?
—Está del otro lado con el maldito de Nigre y con
Hércules.
Un golpe sonó contra la puerta que daba a la tercera
habitación, Credo corrió a toda velocidad para poder
abrirla y ver qué es lo que pasaba, pero la puerta no
se abrió, todos se acercaron a ayudarlo pero parecía
que estaba atrancada por el otro lado.
—Ochooooooo -Gritó desesperado Luca.
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■
Nigre sacó un pequeño cilindro con un botón rojo
sobre él, señaló al enorme perro con el control del
collar. —Ahora si ya te cargo el tren maldito perro.
—Apretó el botón, esperando descargar una serie de
toques, pero el perro ni se inmutó. Nigre notó que el
animal no tenía el collar que le soltaba descargas
eléctricas, ese collar no se lo pudo haber quitado
solo, alguien tubo que quitárselo para ayudarlo,
ahora si sería imposible detener a Hércules.
— ¿Buscabas esto? —El collar cayó a sus pies,
después Trono apareció caminando hasta el perro, le
puso la mano sobre la cabeza, acariciándolo unas
cuantas veces, el perro volteó a verlo con
tranquilidad.
—Hércules ahora está conmigo, es mejor que te
largues de aquí Nigre, esta no es tu habitación.
— ¿Crees que tú y ese perro pueden detenerme?, en
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verdad estás enfermo estupido, mejor vete tú, esta
no es tu lucha. —Nigre levantó con sus dos brazos un
enorme ropero y lo dejó frente a la puerta que daba
hacia la cocina, pateó a Zinca y a Ocho hacia a un
lado, abriendo espacio en la pequeña habitación de
apenas unos tres por cuatro metros, sacó de uno de
sus bolsillos unos guantes negros de cuero que
dejaban expuestos sus dedos, solo cubrían el puño.
—Bueno, si lo que quieres es pelear, lo haremos.
El perro se abalanzó con rapidez sobre Nigre,
mordiendo su playera, pero él tomó a Hércules por el
cuello, apretándolo y haciéndolo retroceder poco a
poco. El enorme can sacó la lengua y entonces sujetó
mejor la playera con sus fuertes mandíbulas, al
momento que él empujaba al animal, Hércules
desgarraba lentamente la tela de su playera, jaló con
todas sus fuerzas y se la arrancó. Nigre quedó
descubierto del torso, dejando ver un abdomen
marcado y un enorme tatuaje en forma de un lobo
aullando a la luna sobre una roca. Hércules soltó la
prenda y se echó nuevamente en dirección a Nigre,
pero él ya lo esperaba con el puño cerrado, golpeó al
animal en la mandíbula, cayó al suelo sacudiendo la
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cabeza y dejando caer una mezcla de saliva con
sangre. El perro parecía desconcertado, no lograba
recuperarse de ese golpe, Nigre sacó su bastón para
darle unas cuantas descargas eléctricas mientras el
animal no ce percataba, lo acercó rápido hasta la
frente del perro y soltó descargas, Hércules jadeaba,
aullaba y lanzaba ladridos, seguidos de unos
temblores en sus patas traseras, tensó su cuerpo y
lentamente dejó de quejarse y lo volteó a ver, caminó
a sus cuatro patas con una fuerza sorprendente aún
teniendo el bastón en su frente, sus pasos parecían a
los de un astronauta en la luna, parecía como si no
existiera la gravedad. Se lanzó hacia la pierna de
Nigre, soltó el bastón y cayó al suelo perdiéndose
bajo un mueble negro que sostenía unos cráneos de
cerámica.
Nigre intentaba quitarse los colmillos del perro de
encima, utilizando las manos, golpeaba al animal con
brutal fuerza y desesperación, pero este solo
apretaba cada vez más, parecía que su pierna
quedaría destrozada, se tiró al suelo y pateó con
fuerza la cabeza del perro. —Suéltame estúpido
perro, te juro que en cuanto me libere te voy a
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mandar directo al vacío, para que Goor te mate de
una vez por todas. —Sacó un cuchillo pequeño que
guardaba en el tobillo, lo alzó para clavarlo en el
cuello del animal pero una mano lo detuvo,
estrangulándolo, no podía ver quién era el culpable
de no poder respirar con facilidad, solo miró unas
huellas de sangre que estaban frente a él, sintió un
rodillazo en su espalda que lo sofocó por completo,
pero seguía forcejeando con fuerza, soltó un golpe a
sus espaldas dándole en el rostro a su oponente.
El perro dejó de morder la pierna y se lanzó ahora
sobre el hombro, Nigre sintió como los colmillos del
animal perforaban la carne de su cuerpo, la sangre
salió desde su hombro escurriendo por su pecho y su
espalda.
—Suéltalo Hércules… —Un hombre enorme de tal
vez unos dos metros y medio de alto, con un cuerpo
totalmente ejercitado y marcado, apareció por el
marco de la puerta.
—Bla… Black… ayu... ayuuu… dame. —Dijo Nigre,
mientras trataba de alcanzar el cuchillo que se le
había caído unos minutos antes de que trataran de
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asfixiarlo.
— ¿Quién eres tú? -Preguntó Trono.
—Soy Black y creo que tú eres el bastardo al que
llaman Trono.
—Efectivamente King Kong.
—Ese es mi perro, ¿Por qué le quitaste el collar?
—No te importa.
Hércules soltó a Nigre al igual que Trono, el perro le
gruñó mientras rasguñaba el suelo con sus patas
delanteras. Trono dejó caer en repetidas ocasiones su
talón del pie sobre el rostro de Nigre, que sangraba
del rostro. Black se acercó dando pasos poderosos e
intimidantes, pateó a Hércules en el costado de su
cuerpo, el perro cayó al suelo noqueado, lo tomó de
una de las patas traseras y lo lanzó hacia el corredor.
Trono al ver tal escena corrió hacia él, tomó impulso
saltando hasta golpear su abdomen con la fuerza de
su rodilla, pero el gigante apenas se movió,tomó a
Trono por la cabeza y con la otra mano le recetó un
puñetazo en el rostro, Trono se tambaleo parado
sobre su mismo lugar, después el gigante caminó
hacia atrás y se inclino para luego levantarse
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corriendo para dar una poderosa patada a Trono, que
salió volando, atravesando varias paredes. Black
tomo a Hércules de una pata y lo arrastró lejos.
■
Luca estaba en su habitación, buscando algo que les
ayudara a derribar la puerta, buscó y buscó por todas
partes pero no encontraba algo útil, levantó su
colchón para buscar una barra de metal de la base de
la cama. Crono llegó con un pequeño palo de madera
parecido al de un trapeador, lo tiró en la entrada de
la recamara. —No hay nada útil aquí, ya buscamos
por todas partes y no encontramos absolutamente
nada.
—Estaba pensando en desarmar mi cama para usar
una de las barras de metal, para forzar la puerta.
—Muy buena idea, hagámoslo -Dijo Crono.
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■
Desde ahí podían escuchar los ladridos del perro, se
escuchaban golpes y alaridos. Trino y Credo
intentaban derribar la puerta con ayuda de la mesa
de la cocina, la empotraban con fuerza pero no
lograban nada, lo intentaban una y otra vez pero
obtenían el mismo resultado inútil, unos pasos
enormes se oyeron al otro lado seguidos de unas
voces, unos golpes contra el animal sonaron en toda
la habitación, después de unos segundos más
intentando derribar la entrada, Credo se acercó al
enorme horno para poder fundir hierro en él, en su
mente se veía mejor el plan de crear una barra de
metal muy fuerte y maciza. Un enorme paso se
escuchó del otro lado, después algo atravesó la pared
con una fuerza y velocidad sorprendente, parecía que
lo habían lanzado con una fuerza devastadora. El
objeto que atravesó el muro golpeó a Credo en el
cráneo y siguió atravesando varias paredes dejando
trozos de pared sobre el suelo, mientras una nube de
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polvo se levantó en la habitación, Trino tosió al
inhalarlo.
— ¿Qué fue eso? -Preguntó Credo.
—No lo ce, no pude verlo bien, pasó demasiado
rápido. —Dijo Trino aun tosiendo y tocándose el
pecho.
—Veamos si Ocho se encuentra bien.
Trino escupió saliva de color café por el polvo que
había entrado a su boca, siguió entre la nube de
tierra hasta el hueco que había dejado aquel objeto
en la pared, se subió a los escombros y echó un
vistazo hacia la otra habitación, miro a Ocho tirado
junto a un cuerpo sin cabeza. Brincó por el enorme
hueco de la pared y llegó hasta Ocho para poder
estudiarlo y saber si tenía pulso en su cuello.
—Credooo, ven rápido, ayúdame con Ocho ni de
broma podría yo solo con él.
—Voy, me duele la cabeza por ese golpe. — Se
escuchó desde el otro lado.
Trino observó las huellas de un perro pintadas con
sangre en el suelo, también una especie de bastón
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con unas puntas metálicas, lo recogió del suelo.
Credo cruzó por el enorme agujero. — ¿En donde
están el perro y el otro sujeto llamado Nigre? maldito
ya se ha ido. Ahora si ayúdame a mover este ropero.
—No lo había notado, tal vez se escaparon para
poderse pelear en otra parte y a ese decapitado de
ahí tal vez el perro le arrancó la cabeza y se la comió.
Empujaron el ropero hacia un costado para poder
cruzar a Ocho. Un ratón corrió por debajo de ellos,
entre sus piernas. Era un pequeño ratón con un anillo
en su boca, a Credo le pareció un poco extraño pero
después de ver tantas cosas paranormales en ese
lugar, ya nada le sorprendía, tomó a Ocho de los
brazos mientras Trino lo tomaba por las piernas, pero
por más que intentaban con todas sus fuerzas
moverlo parecía imposible, no podían creer que
habían movido un enorme ropero y no poder
levantar a una persona de algunos cuantos kilos de
más, intentaron nuevamente aunque Ocho apenas se
despegó del suelo treinta centímetros. Crono llegó
apresuradamente por la puerta que ya antes estaba
cubriendo el ropero. —Veo que también atravesó
esta habitación, ¿Qué fue lo que lo hizo?
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—No lo sabemos, no pudimos verlo con claridad
, tal vez solo era un mueble o algo por el estilo, por
que una persona no creo, un perro menos o quizás
fue un hombre lobo.
—Como crees que un hombre lobo lo hizo, un
hombre de esos solo podría atravesar la pared con
unos cuantos golpes, pero nunca corriendo, ni
brincando, en verdad que estas demasiado loco
Trino.
— ¿Loco yo? el loco aquí eres tú, como cuando dijiste
que una ardilla se robó tu mochila en la secundaria,
como cuando viste un duende en bicicleta en el
parque, o cuando te desnu…
-¡Cállate! En primer lugar lo de la ardilla fue una
mentira para cubrir que no hice la tarea, lo del
duende te juro que fue cierto, los he visto miles de
veces por aquí.
— ¿En bicicleta?
—No, en bicicleta no pero los he visto robando
comida de los cocineros y robar cosas de la
habitación, y aquella vez que me encontraron
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desnudo fue porque tu herm…
—Con mi hermana no te metas o te rompo la
madrina.
—Por favor, ya cálmense y llevemos a Ocho con Luca,
él sabrá que hacer. —Dijo Crono.
Credo y Trino se lanzaban golpes y patadas el uno al
otro, tenían una cara disgustada, Trino golpeó a
Credo directo en la nariz, se sacudió la cabeza
mientras Trino corría hacia la habitación en donde
estaban sus camas, Credo lo siguió furioso a paso
veloz mientras empuñaba su mano y dejaba ver
como apretaba con fuerza sus dientes. Crono los
perdió de vista después escuchó como uno de ellos
se había tropezando con algo y cayó al suelo, seguido
de unas cuantas amenazas y risas. De reojo observó
un movimiento cerca de un estante con muñecas de
porcelana un bastante horrorosas, el chico pelirrojo
estaba ahí parado, observando a Ocho tirado en el
suelo derramando sangre de su boca, se acercó hasta
Crono y le entregó una llave vieja y oxidada con
forma de tigre por la parte del llavero, después
apuntó hacia el ropero, Crono volteó a ver el mueble,
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después volvió su mirada hacia el chico pero ya no
estaba, le pareció muy extraño pero aun así se acercó
al ropero y apreció la llave tendida sobre la palma de
su mano, introdujo la llave en la cerradura después
se escuchó un clic, la puerta del mueble se abrió de
repente dejando caer el brazo de una persona, tenia
los brazos llenos de heridas, tatuajes y tachuelas,
abrió un poco más la puerta para poder apreciar
mejor, era una chica de cabello negro un poco
despeinado y con una herida en los labios. Tomó el
brazo para ver mejor los tatuajes, parecían serpientes
y criaturas espantosas, quiso sacarla de ahí pero
cuando la cargo en sus brazos tropezó y cayó hacia
atrás, la chica cayó sobre él, los labios de la chica
golpearon la mejilla de Crono dejándole un beso
pintado con el poco colorante que quedaba en su
boca. Credo y Trino regresaron riendo, mientras que
Trino se tallaba el ojo con los dedos de su mano.
—Nos vamos unos segundos y este encuentra novia.
—Y ya lo beso, mira como tiene un beso dibujado en
la mejilla, este tipo está completamente cuerdo y con
una suerte increíble.
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—No es lo que parece, la encontré dentro del ropero
quise sacarla y caí con ella sobre mí.
—Sí, te creemos niño de Narnia.
—Ja jaaa, buen apodo Trino, hasta que dices algo
bueno en tu vida.
—Es verdad lo que les digo, no ce quien es ella, el
tipo pelirrojo me entregó una llave con la cual abrí el
ropero y encontré a ella dentro -Recalcó Crono.
—Y dale con el pelirrojo, parece que están locos,
Ocho dice que fue uno de los que llegó con él, pero la
verdad no creo que un fantasma pueda sostener un
objeto en su mano y mucho menos una llave.
Además te iba a decir que Ron acaba de recuperar la
movilidad y dijo que tenía que descansar, porque le
dolía todo el cuerpo por estar en una sola pose -Dijo
Credo.
—Entonces déjenme llevar a la chica a la habitación
de Luca y ahorita regreso. —Crono tomó a la joven en
brazos y la llevó en dirección a la habitación para que
Luca la revisara y la ayudara.
Credo se quitó la playera y con ella amarró las
muñecas de Ocho, pero en ese momento despertó y
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lo miró sin camisa, giro hacia un lado observando a
Trino con el ojo hinchado y morado, se tallaba el ojo
en repetidas ocasiones.
— ¿Por qué me están amarrando malditos
asquerosos? suéltenme.
—Solo queríamos llevarte hasta tu habitación, antes
de que algo mas pase en este lugar.
—Yo puedo caminar sin ayuda de ustedes, ¿Dónde
están Crono y Lino?
—Están con Luca, tienes que ver algo sorprendente.
Ocho se puso de pie para después pedirle a Credo
que lo desatara, sacó de sus bolsillos un pedazo de
pan duro y le dio un mordisco. —Vamos. —Trino y
Credo lo siguieron hasta la habitación, caminaban
medio metro detrás de Ocho, cruzaron la cocina, la
sala de la sirvienta, luego pasaron frente a cientos de
puertas que eran las de sus recamaras. Llegaron
hasta la puerta de Luca, al entrar observaron a Lino y
a Ron acostados sobre una litera y en otra de las
camas estaba una chica de tal vez unos veintitrés
años de edad, era muy linda, sus labios aun
guardaban un poco de lápiz labial color rosa, pero sus
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brazos estaban completamente heridos y mucho
peor por las tachuelas que estaban incrustadas en su
piel. Ocho colocó sus dedos alrededor de una de las
tachuelas y después la sostuvo con fuerza, la jaló de
igual manera, una mueca de dolor se dibujo en el
rostro de la chica pero aun seguía dormida, observó
la tachuela con detenimiento, estaba doblada,
oxidada y bañada en sangre, intentó sacarle otra de
esas pequeñas cosas puntiagudas, pero cuando tocó
nuevamente el brazo de la chica, esta abrió la boca
soltando un grito desgarrador que estrelló los
cristales de las ventanas y causó en ellos un terrible y
agudo dolor de oído, todos se tapaban las orejas y se
retorcían en el suelo y en la cama, Lino y Ron también
se despertaron y se tapaban los oídos. Ron que
ocupaba el sitio de arriba de la litera, rodó cayendo al
suelo de golpe. La habitación vibraba como si un
terremoto increíblemente fuerte sacudiera el lugar
desde abajo de ellos, los muebles y los cuadros de la
pared cayeron al suelo, después escucharon la
melodía de un piano a larga distancia.
La chica cerró la boca y abrió los ojos, se puso de pie
y caminó hacia la salida. Todos parecían extrañados y
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con dolor de cabeza, se veían unos a otros.
Antes de cruzar el marco de la puerta volteó para ver
a Crono, regalándole una sonrisa y un guiño de ojo,
después siguió su camino hasta un enorme florero de
decoración, metió la mano entre la tierra, sacó algo
de entre el florero y lo guardó en un bolsillo de el
vestido gris de ella llevaba puesto. Crono al ver la
sonrisa que le había regalado la chica, se puso de pie,
corrió hacia la puerta, la chica estaba buscando algo
dentro de un enorme florero de girasoles, pero él se
perdía en lo bien que se le veía ese vestido, junto con
esos converse negros, un tirante del hombro estaba
reventado. Crono se acercó un poco más a la chica.
—Hola ¿Quién eres tú? —La chica no contestaba
absolutamente nada, solo parecía sonreír, después
giró su vista hacia donde estaba Crono.
—Soy Eris y esto me lo ha hecho la anciana, quiso
comerme pero logre escapar aunque no por mucho
tiempo, después el decapitado me encontró y me
encerró en el ropero. Veo que me robaste un beso y
encima me salvaste.
—No te lo robe, fue un accidente y lo de salvarte no
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fue nada.
—Pues esto no será un accidente. —Eris rodeó el
cuello de Crono con sus brazos, las tachuelas
producían frio en el cuello de Crono, aunque se
sentía como si tuviera calentura. La chica lo miró a los
ojos y después apretó sus labios contra los de él,
Crono rodeó la cintura de la chica con sus brazos y la
apretó con fuerza y pasión.
— ¿Cómo dices que te llamas guapo?
—Soy Crono.
— ¿Te gustan los lobos?
—Claro que sí, me encantan.
—Entonces esto te gustara.
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Capítulo 8
Trono caminaba por un pasillo subterráneo lleno de
ratas y basura, las lámparas de gas que habían en el
lugar se apagaban y después de unos segundos se
volvían a encender, su cuerpo se tambaleaba en
ambas direcciones, izquierda, derecha, izquierda,
derecha, arrastraba un poco su pie y una de sus
costillas parecía estar destrozada, pensaba en como
poder vengarse del enorme sujeto que lo mandó a
volar con tan solo una patada. Necesitaba ser un plan
perfecto con el cual ir a la segura y causarle mucho
daño, tanto físico como mental.
Su pie entró dentro de un charco de agua negra y
maloliente, al momento que lo retiró del agua, sintió
su pie totalmente mojado, unas sanguijuelas se
pegaron a su piel, produciéndole una ligera molestia
en el tobillo, se inclinó para poder retirarlas pero el
nauseabundo olor de su zapato empapado en agua
sucia lo asqueaba hasta los huesos, pensó en quitarse
el zapato pero no sería posible salir de ahí con un pie
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descalzo, podría haber algún objeto filoso, aunque no
le sorprendería mucho, después de tener un día
lleno de dolor y castigos, retiró los pequeños
animales chupasangre y los arrojó contra la pared,
escuchó como sus babosos cuerpos revotaron hacia
el suelo, después una de las ratas se acercó a él y
mordió el tobillo de su pantalón, levantó su pierna al
aire, simulando patadas, pues la rata seguía pegada a
su pantalón. Lo repitió en varias ocasiones, hasta que
por fin lo logró, la rata lo soltó saliendo volando por
los aires.
Siguió hacia adelante pero al cruzar por un pequeño
hueco en un muro que travesaba el túnel, observó un
par de ojos de color azul, parecían ser focos de color,
una silueta de una persona de baja estatura se
observó huyendo lejos de él, Trono la siguió a toda
velocidad. El pequeño cuerpo que observaba correr a
lo lejos, corría demasiado rápido, pensó en que tal
vez podría ser un duende pero los duendes eran
mucho más pequeños y un poco torpes. Después de
unos minutos perdió de vista al pequeño ser, así que
decidió seguir caminando por aquel basurero,
comenzó a ver cajas de cartón, desechos de perro y
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esqueletos humanos. —Ya ce en donde estoy,
¡maldito gigante!... ahora como podre salir de aquí,
de este mugroso lugar al cual le llaman “Vacío”. —Se
decía y se preguntaba a sí mismo mientras intentaba
no pisar popo de perro. Una luz se observó frente a
él, a algunos cien metros de distancia, también se
escuchaban murmullos de alguien en esa misma
dirección, se apresuró para poder ver con sus propios
ojos de que se trataba.
Llego hasta una fogata hecha con palos de escoba y
papel cartón. Un enorme hombre gordo y feo,
vestido de chef estaba sentado frente al fuego,
hablando solo y jugando con un espantoso muñeco
de trapo con alfileres en todo el cuerpo, el hombre
los quitaba y los volvía a insertar en distintas partes,
parecía sostener una rama con una rata cerca del
fuego, luego arrojó el muñeco a la lumbre pero el
fuego lo escupió hacia afuera, parecía que el muñeco
no podía ser quemado, cayó cerca de una caja de
cartón. Trono observó un pequeño brazo que se
estiro hasta tomar al muñeco y llevarlo hasta la caja,
luego los alfileres cayeron uno por uno fuera. El
cocinero gordo se dio cuenta de que alguien estaba
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Ror-Ret 1 purgatorio_J Alberto Ruiz S(1) (1).pdf

  • 2. 2 “Gracias a mi esposa por creer en mí y acompañarme en esos momentos duros. A mi hermosa hija, que es todo para mí en esta vida y la inspiración de ser mejor cada día. Al igual gracias a mis padres y mis hermanos que siempre me han apoyado” Wondershare PDFelement
  • 3. 3 2023, J. Alberto Ruiz S. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita del titular del Copyright, bajo las sanciones establecidas por la ley, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y su distribución mediante alquiler o préstamo públicos de ejemplares. Obra protegida en el registro de la propiedad intelectual. Portada: Molusco's War. Corrección de estilo y edición: Molusco's War. Idea original: J. Alberto Ruiz S. Wondershare PDFelement
  • 4. 4 08/10/1994 Este lugar es el verdadero infierno, he intentado escapar millones de veces pero aun no he encontrado la manera de burlar a los guardianes de las habitaciones. Muy pocos saben de mi existencia y es por eso que necesito salir de aquí. Si logro escapar; mi cuerpo y mi alma volverán a ser uno solo. Luchare con todas mis fuerzas y no descansare hasta volver a ver la luz del sol y sentir el viento rozar mi cabello, pero por ahora tendré que soportar el sufrimiento de no sentir absolutamente nada, la obscuridad y el deseo de escapar. Alguna vez fui un vagabundo que rodó por las calles de la ciudad, en busca de un poco de dinero. Soy una persona que se volvió adicto al alcohol, soy un error, soy un pecador, un maldito, un muerto, un fantasma, pero sin duda soy un gladiador en esta arena de castigos. “Pecadores, encuentren lo que yo no he podido encontrar en años. La libertad”. -Onic Wondershare PDFelement
  • 5. 5 Ror-Ret Capítulo 1 Ciudad de Ode im, 04 de septiembre del 2000. —Tenemos que llevar nuestros grafitis hasta lugares con más audiencia, sin temor a que la policía nos persiga, en fin nunca han podido con nosotros. — Decía Lino a sus dos amigos, Ron y Crono. Les encantaba pintar las paredes de su ciudad con sus “apodos” de artistas urbanos. Estaban planeando rayar las paredes de la escuela secundaria en donde se habían conocido hace unos años atrás. Lino y Crono eran de la misma edad y Ron solo les ganaba por un año, tenía veintidós, y eran inseparables. Pensaban en ir a la ferretería para comprar las pinturas en aerosol, aunque no contaban con el dinero suficiente para realizar la compra. —Puedo vender mi bicicleta, ya no la uso—Dijo Lino. —Estaría bien, yo puedo vender mi grabadora junto Wondershare PDFelement
  • 6. 6 con unos casetes de hip hop, y tu Crono puedes vender tu colección de autos a escala —Propuso Ron. —Estás enfermo si piensas que venderé mi colección, en ese caso venderé mi vieja televisión, tiene muy buena calidad y funciona excelente. Los amigos llevaron sus objetos a una tienda de compra y venta que despachaba Don Rufus. Observó detenidamente los productos y les ofreció mil novecientos noventa pesos por todo, no les pareció muy buena oferta, pero no podrían rechazarla, Don Rufus les despreciaría su venta, así que lo tomaron. De regreso a sus hogares, pasaron por las latas de pintura, les alcanzo para comprar suficientes y hasta les sobraron unos cuantos pesos, pensaron en comprar una cajetilla de cigarros, pero cuando caminaron hacia la calle que daba a una vereda llena de gobernadoras; la luz se apago por completo, dejando iluminar con poca intensidad los rayos de la luna. — ¿Ahora qué paso?, de seguro algún borracho estrelló su auto contra algún poste eléctrico y nos ha dejado a oscuras. — ¡Oye! ¿Ese de ahí no es Morgan?— Preguntó Wondershare PDFelement
  • 7. 7 Crono, caminando en su dirección—Sigámosle. Los tres caminaron en silencio, cuidando de que Morgan no se percatara de que ellos lo seguían. Observaron que aquel chico entró justamente en el cementerio. Se detuvo frente a una tumba con fachada de color negro y un ángel como estatua situado al frente de la sepultura. Se puso de rodillas y levantó algo del suelo, en ese momento una luz se reflejo en su cara, era una luz de color verde. Fue cuando vieron que la tierra se lo tragaba, dejando sus pies en dirección al cielo. — ¿Vieron eso?, la tierra lo ha devorado. Vayamos a ver, tal vez está en peligro —Dijo Crono con un gesto que dejaba mostrar su miedo. —Vamos. —Dijo Lino corriendo en dirección a la lapida, mientras sus compañeros le seguían. Llegaron hasta donde vieron a Morgan por última vez. Ron que se había agitado se sentó sobre la tumba, acariciándola con los dedos de su mano que tenían pintura de color azul en su dedo del medio. —Oigan, ¿Ya vieron el nombre que está escrito en la lapida? Dice José Ghost, es un nombre muy extraño y no muy Wondershare PDFelement
  • 8. 8 común con ese apellido que significa “fantasma”. — Claro pero, ¿Qué pasó con Morgan? Estaba aquí hace unos minutos, no pudo haber desaparecido así nada mas, busquémoslo. —Shhh, cállate la boca. —A mi no me calles Ron. —Silencio, mira ahí está un hombre de gabardina. —Debe de ser un loco, un vagabundo o un borracho, nadie en sus cinco sentidos se le ocurriría estar en un lugar como este a estas horas de la noche. —Pero apenas son las nueve cincuenta y ocho de la noche y además también nosotros estamos aquí, y hasta lo que yo ce, ninguno de nosotros está loco—Señaló Lino. El hombre se puso de pie ya que hace unos cuantos minutos estaba sentado, descansando en una de las bancas situadas bajo la lámpara que le daba valor al velador del lugar en sus recorridos nocturnos. El hombre se detuvo en dirección a los chicos, escondiendo su rostro entre las sombras de la capucha que estaba sujeta a la gabardina. El extraño Wondershare PDFelement
  • 9. 9 removió suavemente su mano de entre los bolsillos de su vestimenta y puso en alto tres dedos de su mano, cubierta por un guante de color negro con manchas color café, parecidas al barro con el que trabajan los alfareros para realizar sus piezas. Los chicos se miraron entre sí, borrando de sus rostros el temor. —Mírenlo, de seguro quiere una cerveza, les dije, solo es un pobre loco—Dijo Ron, golpeando los brazos de sus amigos. El tipo retiro la mano y la colocó en dirección a donde se supone debería tener los ojos, parecía que se tapaba sus ojos para no observar algo. —Chicos déjenme de tocar la espalda con sus manos frías. —Lino volteó en busca de una respuesta de sus compañeros, pero entonces observó lo inexplicable, había una lechuza sobre la cabeza de Ron, el cual parecía que lanzaría un grito desgarrado, y por el otro lado estaba Crono, tenía una mano muy pálida sobre su hombro izquierdo. Lo último que pudo ver antes de ser golpeado y arrastrado fue un costal sobre su cabeza. Wondershare PDFelement
  • 10. 10 ■ — ¿En donde estoy? Hola… ¿Pueden quitarme la bolsa de la cabeza? —¡Cállate! no hables Lino. A Lino le agradó escuchar la voz de Ron, pero no entendía porque estaba cubierto por la cabeza, pero comprendía que no era nada bueno. Algo tomó sus piernas y lo arrastró, si no fuera por los golpes y sentones que se daba al caer por los escalones de la escalera, hubiera pensado que iba cayendo de una montaña entre rocas. Por fin soltaron sus piernas, le hubiera gustado tener las manos desatadas para poder subir sus pantalones ya que con la arrastrada se le bajaron, dejando a la vista sus bóxeres de color azul con estampado de letras “K”. Pensó en decir algo pero su cerebro le decía que guardara silencio. — ¡Toma!, por tus pecados maldito— Escuchó ese susurro en su oído y le dieron una nalgada. —Por favor, no me hagan nada… Wondershare PDFelement
  • 11. 11 Alguien lo sujetó entre los brazos y le quitaron la bolsa de su rostro, dudaba en abrir los ojos y toparse con alguien desagradable, pero no tenia opción debía abrirlos, se topó con los rostros de sus dos amigos riéndose en silencio. —Malditos, debí de imaginar que era una de sus tantas estupideces. —Silencio tonto, estamos en un tipo de mina y hace unos minutos escuche lloriqueos en aquella dirección —Dijo Crono. — ¿Cómo que una mina?, solo puedo recordar que estábamos en el cementerio. Mientras yo sentía una mano fría sobre mi espalda, tú sostenías una lechuza de color blanco sobre la cabeza. —Lo ce, podía sentir algo sobre mi cabe…. —Pon eso por ahí, ¡rápido! —se escucho desde un tanto lejos la voz de una mujer con tono enfurecido. — ¿Escucharon eso? Podría ser alguien que puede brindarnos su ayuda. —Dijo Crono. —Miren, viene de esa puerta en el suelo, vayamos por ahí —Dijo Ron acercándose hasta el sitio con la Wondershare PDFelement
  • 12. 12 puerta. Crono levantó la puerta y vaya fue la expresión de los tres al ver un pequeño cuarto que mas bien era un baño muy descuidado, habían cucarachas recorriendo la pared, lodo en el suelo y unas manchas por todas partes de color amarillento y rojizo. — ¿Hay alguien aquí? Necesitamos ayuda. Pero no hubo respuesta alguna, solo el sonido de una rata mordisqueando un pedazo de galleta, también se escuchaba un piano que sonaba desde el otro lado de la puerta de color blanco, casi a punto de caer en pedazos. —Bajemos y busquemos ayuda. — ¿Estás loco Lino? —Preguntó Crono con una mueca en su rostro. — ¿A caso tienes una mejor idea? —Estoy con Lino, no perdemos nada con intentarlo—Dijo ron. —Está bien. Par de tontos. Los tres saltaron hacia el baño, cayendo con fuerza al suelo. Wondershare PDFelement
  • 13. 13 —¡Ayyy! Me duele mucho… —Quieres callarte Lino, esta fue tu idea. —Lo ce, pero creí que no era demasiado saltar desde seis metros de alto. ¿Dónde está Crono? A caray, ¿Apagaste tu la luz Ron? —Claro que no, no ce ni en donde está el apagador. Todo se tornó completamente oscuro, mientras sobre ellos escucharon un silbido parecido a las ráfagas del viento en esos días de otoño, acompañado de unos pasos que patearon la puerta que ahora estaba situada en el techo, por donde habían saltado. Observaron un par de luces de color amarillo, acompañados de una sonrisa inmensa que parecía ser una enorme linterna. —Buena suerte “Crolinron”. —Dijo aquella extraña figura y la puerta se cerró. — ¿Viste eso? —Claro que lo vi, me recorrió un frio espantoso por todo el cuerpo. —Dijo Lino, mientras pellizcaba su brazo, deseando que fuera una pesadilla. —Que buen put…. Me di. Wondershare PDFelement
  • 14. 14 — ¿Estás bien Crono? ¿Viste lo que Lino y yo? —No pude ver nada, solo escuche, “Buena suerte Crorrollo” o algo así. La luz se encendió y observaron a Crono dentro de una bañera, completamente empapado y su largo cabello que adornaba una gorra de color verde, estaba caído sobre su rostro. Dio un paso fuera de la bañera y resbaló, cayendo sobre el pedazo de galleta que comía la pequeña rata. —Cuando menos me lo espero me pasan estas cosas… Ayyy mi espaldita, ayúdenme a parar. No ce queden ahí como mensos. —Pero sus amigos ni siquiera lo escuchaban, se miraban el uno al otro con una mueca de terror en sus pálidos rostros. Lino recordaba tantas películas de terror en las cuales el protagonista sufría tantos traumas, al encontrarse con fantasmas horrorosos que tan solo de acordarse le daba una pequeña sensación de pánico, tomó en sus manos un trapeador y lo partió en dos con la fuerza de su rodilla, y con mucho sigilo se dirigió a la puerta, se puso sobre una rodilla, inclinado para ver por una de las ranuras de la puerta destrozada. Wondershare PDFelement
  • 15. 15 — ¿Qué vez Lino? —No veo nada, solo hay un corredor y al fondo un ropero viejo de color marrón con los espejos estrellados. — ¿Algo más? —No, no veo nada más. —Entonces sigam… —Espera Crono, ahí hay un morrillo como de diez años escondido dentro del ropero. — ¿Cómo lo sabes? —Lo acabo de ver entrar a toda velocidad. — ¿Hay alguien más? —No, y ya basta de tantas preguntas Crono. — ¿Quiénes son ustedes? —Se escuchó desde atrás de un cuadro con un cuervo pintado en el. — ¿Escucharon eso? —Preguntó Ron mientras empuñaba su mano. —Sí, lo oímos, tira el cuadro. —Dijo Crono, pero se le adelantó, el cuadro calló por sí solo, dejando ver el rostro de un joven de unos veintidós años de edad, el Wondershare PDFelement
  • 16. 16 chico parecía torturado, llevaba en su cara una cicatriz desde el labio hasta el cuello. — ¿Quién eres tú? —Preguntó Ron, mirándolo desafiante a los ojos. —Yo pregunte primero ¿Quiénes son y que hacen aquí? Se apresuró Lino a contestar —Estábamos en el cementerio, observamos a un vagabundo y en tan solo un parpadeo algo nos tocaba por la espalda, también había una lechuza de color blanca y después despertamos aquí. — ¿Pero qué hacían en el cementerio? —Seguíamos a un amigo nuestro, pero parece ser que el suelo se lo tragó frente a esa lapida de un tal José no ce que. — ¿José Ghost? —Sí, ese mero ¿lo conoces? —Es de quien buscamos escapar. — ¿Buscamos, quienes más? —Mis compañeros. Creo que tienen que ver algo… vengan por aquí, síganme. Wondershare PDFelement
  • 17. 17 Los tres entraron por el pequeño hueco en la pared, uno por uno hasta cruzar a una habitación llena de escombros y basura. El chico los guio hasta un rincón completamente oscuro como el vacío, ahí les presentó a un montón de jóvenes, a decir verdad eran algunos treinta, pero no veían a Morgan por ningún lado. Lino pensaba que tal vez su amigo solo había sido un producto de su imaginación. — ¿Y cómo te llamas? -Preguntó Ron. —Soy Luca y ellos dos son mis amigos, Trino y Credo. Dijo mientras dos chicos se ponían de pie, el tal Credo era un poco chaparro pero muy musculoso a comparación de Trino, que era muy alto, delgado y debilucho. —Que tal chicos, soy Ron. —Yo soy Lino, y aquel otro es Crono, es un poco enojón. Y bueno… ¿Qué era eso que nos querías mostrar? —O si, lo había olvidado, vamos síganme por este lado. —Luca caminó hasta una alfombra sucia y llena de lodo, tenía unos símbolos parecidos a la osa mayor. —Aquí es muchachos. Wondershare PDFelement
  • 18. 18 — ¿Un tapete sucio? —Preguntó Crono en tono burlón. —No mi amigo, lo que en verdad importa es lo que hay debajo de la alfombra. —Luca levantó el sucio tapete, dejando expuesto un agujero hacia unas habitaciones subterráneas. —Vamos, bajen después de mí con mucho cuidado. —Crono y Lino, ustedes bajen primero, yo les cuidare las espaldas por si uno de estos tontos intentan atacarnos -Les dijo al oído sin llamar la atención. Los tres bajaron hasta una celda abierta, era una prisión con barrotes gruesos y oxidados, había cadenas en la pared y muchas líneas dibujadas en el techo, se podría decir que quien estuvo ahí había contado cada día que paso en la celda. Siguieron caminando hasta la última celda, se escucharon golpes sobre los barrotes a un estilo rítmico y pegadizo. Lino miró dentro y observó a un chico un poco gordo, con cabello largo, golpeando los barrotes con un viejo cepillo de dientes que en la punta tenia filo. El chico estaba descalzo y una rata se situaba en donde parecía que él dormía. Credo sacó de su Wondershare PDFelement
  • 19. 19 mochila en forma de triangulo dos manzanas, una botella de agua y una charola con unos tacos que no se veían nada sabrosos, los pasó por entre los barrotes y el chico gordo los tomó con rapidez, mordió la manzana y en un dos por tres la devoró por completo, se veía a simple vista que tenía mucha hambre. — ¿Quién es él y porque está encerrado? -Preguntó acercándose Lino. —Nadie conoce su nombre, pero nosotros lo llamamos ocho, es quien lleva más tiempo aquí, y no me refiero a la prisión, estoy hablando de esta instalación llamada “Ror ret”, ha intentado escapar más de quince veces pero ha fracasado cada vez. Cuando te encuentran te traen aquí y te dan de comer cada desperdicio de comida que encuentran. — ¿Quiénes lo hacen? —Pregunto nuevamente Lino. —Los castigados, ellos son los que han estado escondidos aquí, buscando revelarse contra los ángeles y otras especies, pero nos encierran aquí para reunir más almas para volvernos como ellos, y si te encuentran en una de las trece ultimas Wondershare PDFelement
  • 20. 20 habitaciones, te vuelves comida para ellos. — ¿Cuantas habitaciones son? —Son exactamente treinta y dos. —Dijo Luca. — ¿Treinta y dos? Entonces… ¿hasta qué habitación a llegado ocho? —Preguntó Ron impresionado. Ocho se puso de pie, los miró a cada uno de ellos y luego observó hacia su cama. —Llegue hasta la habitación ocho, por eso mi apodo. He llegado más lejos que nadie y de los quince que llegamos… solo quedo yo. —Ocho tomó de su cama sucia un cuaderno de color negro y se acercó a ellos. —Quiero que vean esto, ustedes pueden intentarlo.—Crono tomó el cuaderno y le dio unas cuantas hojeadas, observando símbolos, habitaciones y rostros de unos chicos cruzados por la cara con una tacha de color roja, ellos debían de ser aquellos que habían fracasado en el intento de escape, entre ellos estaba el rostro de una chica que a Crono le parecía hermosa, lo que no comprendía era porque ella no estaba tachada, eso significaba que ella no había muerto pero no la observó entre los otros que Luca les mostro allá arriba. — ¿Quién es ella Ocho? Wondershare PDFelement
  • 21. 21 —Ella es Luna, fue la única en poder cruzar a la séptima habitación después de perder a sus dos compañeros, pero días después no se volvió a saber nada de ella. He cruzado varias veces la séptima habitación y nunca más la he visto, así que creo que la tienen encerrada en otra habitación. — ¿Cuándo te sacan de aquí? —Preguntó Credo, mirándolo a los ojos, esperanzado. —Mañana al medio día, creo que será después de que ejecuten a Vensi en la cocina. — ¿Venci ha sido capturado, lo encontraron? —No solo lo encontraron, también mató a dos de los guardias de la tercera habitación. —Luca y los demás se quedaron en silencio mirándose entre sí. Ocho se volvió hacia la cama y se recostó en ella, tomando un taco para morderlo y triturarlo en su boca. — ¡Que rico! ¿De qué son estos tacos? —Es mejor que no lo sepas, además necesitamos tu cuaderno para saber dónde has escondido los diferentes cuchillos. Mañana iremos a salvar a Vensi y ya que te hayan liberado, nos veremos frente a la chimenea del sótano. Hasta mañana ocho y no Wondershare PDFelement
  • 22. 22 olvides llevar tus flechas. —Ocho les entregó el cuaderno, Luca lo tomó y lo guardó entre su chaqueta negra de cuero, se retiraron hacia el hueco por donde entraron y ayudó a los demás a trepar y salir de ahí. —Como han escuchado ya, mañana salvaremos a uno de los del grupo quince rojos, puede que no estén listos así que deberán ayudarnos con tareas simples, por ahora es todo lo que puedo decir. Busquen la recamara 25-26, ahí hay seis camas, usen solo tres. — ¿Y alguien sabrá que estamos ahí? —Ellos ya lo saben, siempre recorren las recamaras a las tres y treinta de la madrugada, vigilan que los nuevos encontraran su habitación y de quien ha comenzado el duelo de las habitaciones de Ror ret. —Dijo Credo seriamente. —Buenas noches y mañana nos vemos. Wondershare PDFelement
  • 23. 23 Capítulo 2 —Despierta Crono. Luca ha venido a decir que es hora de la misión, Ron se ha ido con él para ayudarle con algo, vamos levántate ya. —Calma Lino, ya voy… Solo espérame un poco. Crono se puso sus tenis y tomó su playera, una linterna cayó al suelo, la tomó con su mano y la guardó en su bolsillo trasero para continuar a acercarse a la puerta, asomó su cabeza con mucho cuidado y observó a Luca y a sus compañeros junto a Lino. Puso un pie en el corredor y escuchó un ruido a su derecha, de reojo miró una silueta que se asomaba por la ventana de la puerta, que daba a la primera habitación de las treinta y dos que eran, volteó hacia la ventana y observó a una mujer delgada, con el cabello maltratado, una sonrisa macabra y lo peor de todo era el hueco de su ojo, no tenia uno, solo se observaba un agujero tan negro como el plumaje de un cuervo. Su corazón palpitaba con tanta intensidad y fuerza que sintió que sus piernas no le contestaban, trataba de caminar pero Wondershare PDFelement
  • 24. 24 no podía moverse, la mujer lo miraba justo a los ojos, entonces sintió que lo jalaron hacia a un lado. —¡Crono reacciona… Cronooo! despierta por favor. Crono giró su cabeza hacia Lino que lo había dejado recargado en la pared, sentado en el suelo frio. Lino le dio varias bofetadas pero su amigo seguía en shock. —¡Cronooo! maldita sea despierta carajo. Credo y Trino entraron en la habitación y tomaron a Crono por debajo del brazo, cada uno de cada lado y sujetándolo bien por la cintura, lo llevaron hasta donde se encontraba Luca. — ¿Qué te pasa Crono? -Preguntó Luca, sujetando en su mano izquierda el libro de Ocho. —Aquella mujer me estaba observa… —Ya se ha ido, ella es la sirvienta es quien nos vigila cuando dormimos. —Pues esa bruja me sacó un sustote, le falta un ojo. — Lo ce, yo mismo se lo saque de la cuenca. — ¿Tu? —Sí, fui yo hace unas semanas cuando nos encontró un rosario, me lo arrebato y prosiguió a quererlo Wondershare PDFelement
  • 25. 25 quemar y pues tome un trozo de palo y se lo clave en el ojo. —¡Wacala! —Ahí donde está la sirvienta es a donde vamos entrar, Ron ya entró y se ha escondido tras el refrigerador, distraerá a esa maldita por un rato mientras dos de mostros intentaremos escabullirnos a la siguiente habitación, la cual es la cocina. Sacaremos y traeremos aquí a Vensi, después tendremos que juntarnos en el sótano para ahí asignar los turnos y ver a qué grupo le tocará intentar salir de aquí. Luca y Credo se dirigieron hasta la puerta, Credo abrió y después asomó la mitad de su rostro para ver si la sirvienta estaba ahí y en efecto, la sirvienta estaba arrodillada tras un sofá viejo y asqueroso, parecía que buscaba algo, tal vez uno de sus aretes que había caído al suelo. Entraron en la habitación con sigilo, Lino y los demás los perdieron de vista en cuanto la puerta ce cerró, Crono y Trino corrieron para poder observarlos por la ventana, ahí estaban sus compañeros, gateando como pequeños Wondershare PDFelement
  • 26. 26 cachorros. Credo llegó hasta el sofá más largo y se puso tras él, la mujer se levantó y volteó hacia la ventana, los chicos tuvieron suerte al agacharse a toda velocidad para que la sirvienta no los viera. Luca estaba tirado en posición militar detrás del mueble que sostenía un tocadiscos, desde ahí podía ver a Ron escondido. Luca puso su dedo al ras de sus labios, en señal de que guardara silencio, entonces hizo un conteo de tres con sus dedos, Ron arrojó un cuadro con una fotografía a blanco y negro hacia la repisa de jarrones rotos con flores secas y arañas. La sirvienta se giró hacia la repisa y encontró el cuadro y unos floreros en el suelo, después entre cerró su único ojo y arrugó la nariz, haciendo un gesto de enojo, se dirigió a la habitación de los muchachos, los chicos la vieron por la ventana y corrieron hacia sus respectivas habitaciones y se metieron bajo las cobijas rotas a fingir estar dormidos. Cuando la sirvienta entró a las recamaras; Luca y Credo corrieron hasta la segunda habitación en donde era la cocina, no había nadie pero se escondieron bajo la mesa, en el libro de ocho estaba señalado un cuchillo Wondershare PDFelement
  • 27. 27 escondido bajo la mesa, entre las grietas de la madera podrida. La cocina en verdad era gigante, había una enorme mesa como para doce personas, unas sillas lujosas de oro, el suelo de color blanco, manchado de gotas rojas, la pared con dibujos de caballeros de la edad media, cuadros enormes, y un amplio espacio para cocinar. La sirvienta entró en la recamara 17-18, los seis chicos estaban ahí, después a la 19-20 y solo encontró cuatro jóvenes, Credo y Luca no estaban en sus camas, continuó a la habitación de los recién llegados pero solo encontró a dos, así que le faltaba Ron. Rápido supo que estaban intentando escapar, entró a la primera habitación, después se aproximó a la cocina, pero cuando estaba a punto de girar la perilla de la puerta… un golpe la desmayó, tras ella estaba Ron con un palo grueso como de pala de enterrador de cementerio. Wondershare PDFelement
  • 28. 28 Capítulo 3 — ¿Estás aquí Venci? —Luca y Credo habían entrado en la cocina después de ver que no había nadie cerca, se habían escondido bajo una mesa para poder tomar el cuchillo, se acercaron rápidamente a un horno gigante de ladrillos dorados el cual tenía una pesada puerta de hierro, la abrieron y llamaron Venci, pero no obtuvieron respuesta alguna, acto seguido escucharon unas pisadas aproximarse desde la tercera habitación, corrieron de nuevo hacia la mesa para situarse debajo. Entraron dos sujetos muy gordos, vestidos de blanco y manchas de sangre en su mandil, sus cabezas estaban cubiertas por unas redes que aplastaban su cabello desgastado. —Como pesa este maldito. ¿Verdad? —Lo ce, está muy pesado para lo delgado que esta, parece que ha comido gratis en un restaurant famoso y tirado al basurero la carne de rata y tarántula que les cocinamos en ocasiones. —De seguro se está comiendo la deliciosa comida que nos trae Mor, los miércoles que viene de allá Wondershare PDFelement
  • 29. 29 arriba. Credo miró por un costado de la mesa para poder ver que estaba pasando, por poco arrancaba el mantel de la mesa al ver a Venci sujetado de los tobillos con una cuerda, con la cual estaba enganchado y colgando de un gancho de carnicería que estaba en una barra enorme de metal, que se clavaba entre dos paredes a una altura de dos metros. Venci tenía la ropa rasgada y ensangrentada, de su boca salía una mezcla de saliva y sangre con un color más obscuro, tenía un ojo hinchado y el cuello lleno de cortaduras. —Ahí está Venci, está en muy mal estado -Dijo Credo. — ¿Está vivo? —Puede que sí, puede que no. —Tenemos que encontrar la manera de rescatarlo sin causar mucho escándalo. —Pero sin alguien más con nosotros no podremos salvarlo Luca. —Asomó su brazo para poder tomar algo que arrojar, pero sobre la mesa no encontraba nada que sujetar. Al fin pudo tomar algo, bajó su mano hasta donde él estaba para poder ver lo que Wondershare PDFelement
  • 30. 30 tenía en la mano, era una naranja podrida con la cascara llena de moho, miró a Luca y asintió con la cabeza, lanzó la fruta hasta la puerta de la sala, golpeó la entrada y la naranja quedó hecha puré. Los cocineros guardaron silencio y se acercaron hasta la puerta, el cocinero más gordo tomó un enorme cuchillo carnicero, mientras el otro dos pequeños cuchillos, el más gordo llamado Drol entre abrió la puerta, observó la habitación de la sirvienta pero estaba vacía, entraron en silencio, unos floreros estaban rotos en el suelo, había tierra por todas partes y unas cuantas manchas rojo obscuro. —Estoy seguro de que esto es sangre Lord. — ¿Estás seguro Drol? —Completamente, algo ha pasado aquí, de seguro han intentado escapar y ya mataron a la sirvienta, busquemos el cuerpo en las recamaras de los muchachos. —Muy bien pensado, tu busca por aquí y yo busco en sus recamaras. —Lord entró al corredor que daba con las habitaciones de los jóvenes. Drol vió la sombra de su compañero desaparecer por la ventana de la puerta. Comenzó a buscar detrás del Wondershare PDFelement
  • 31. 31 refrigerador, después tras el sofá chico y mediano pero no encontró absolutamente nada, recorrió la habitación con sus enormes ojos rojos, observando una cortina de color negra que colgaba de un cortinero de madera astillada, habían unos tenis de color blanco con negro debajo de la cortina, sacó sus cuchillos y los apretó con todas sus fuerzas, sus puños se tornaron demasiado tensos. Se acercó con cuidado y cuando estaba a unos ochenta centímetros de distancia, saltó con el cuchillo en su mano por delante, atravesó la cortina con el filo de su cuchillo, destrozó toda la tela pero lo único que se topó fueron unos tenis vacíos, después poyó sus puños en la pared y exhaló toda el aire posible. — ¿De quién serán estos zapatos? —Escuchó pasos desnudos a su espalda, dió la vuelta y observó a un chico descalzo con un palo grueso en su mano izquierda, sus ojos estaban llenos de rabia. Drol lo apuntó con su arma blanca, arrojándole una mirada desafiante. — ¿Así que has matado a la estúpida sirvienta? - Preguntó el cocinero. Wondershare PDFelement
  • 32. 32 —No solo a ella, a ti también te matare. —Eso lo veremos niño estúpido. —Está bien, es tu decisión panzón. Ron caminó lentamente hacia atrás, hasta sentir el sofá en sus chamorros, para luego arrojar el palo hacia la derecha. Una sonrisa se dibujó en su rostro y movió sus brazos hacia atrás, hasta entre lazar sus dedos por la espalda. —Ven por mí gordito. El cocinero se acercó con rapidez, levantando el puñal en el aire, de pronto; de reojo observó la mano de la sirvienta tras una enorme vitrina, lo cual le desorientó, perdió velocidad y cuando estuvo a punto de clavar su cuchillo, salió Crono por detrás del respaldo del sofá grande donde estaba Ron y le lanzó un cuchillo en el rostro al cocinero, Ron se abalanzó sobre él para poder taparle la boca. El cocinero forcejeaba intentando quitárselo de la espalda, Crono se acercó y lanzó una patada tras las rodillas del gordo cocinero, haciéndolo caer de rodillas, repitió el movimiento, pero esta vez en la panza , el cocinero escupió sangre sobre la mano de Ron, la sacudió con asco. —No seas pend… ¿Cómo se te ocurre patear a Wondershare PDFelement
  • 33. 33 esta bola de grasa?, ya me ensucio la mano, ahora busca con que taparle la boca. —Crono se quito la playera y la hizo tiras, rasgándola con el cuchillo que le había clavado al panzón en el rostro, amarro las tiras de playera por la boca y por la nuca del enemigo, después se quito el cinturón de garra y le sujeto los brazos con fuerza, le quito los cuchillo de las manos y los arrojo cerca de la cortina. Lo arrastraron con mucha dificultad hasta un rincón de la habitación, cada uno lo tomaba por una pierna y jalaban con mucha fuerza. —Vamos Crono, estira con más ganas, tenemos que esconder a este gordo. —Hago lo que puedo, además no podemos ocultar a alguien de este tamaño, sería muy difícil. —Lo esconderemos bajo la cortina y pondremos un jarrón encima de su enorme espalda. — ¿Y el jarrón para qué? —Pues para que se vea mejor adornado. — ¡Ja, este vato! —Psss, Oigan… —Crono y Ron giraron su cabeza al escuchar aquella voz, observaron a otro chico de cabello color rojo, asomado por la puerta que daba a Wondershare PDFelement
  • 34. 34 sus recamaras. — ¿Quién eres tu pelirrojo? —Estoy con ustedes, confía en mí. — ¿Dónde está el cocinero? —Está en el vacío, Crono – Contestó. — ¿Qué es el vacío y como sabes mi nombre? —Es un agujero en el suelo, el cual está tapado con un trozo de pavimento, un espacio sin salida, y tu nombre lo ce porque soy uno de los tres que comparte habitación con Trino y los otros dos. Crono soltó la pierna del cocinero y ce acercó al tipo pelirrojo, le extendió el puño en señal de saludo a lo que el otro tipo le contestó de igual manera, chocando los puños. —Vamos ayudemos a Luca y a Credo con Venci. —Dijo Ron abriendo la puerta de la cocina, dio un paso al frente y una naranja aplastada hizo que resbalara, se golpeó el codo derecho, miró bajo la mesa y ahí estaban sus dos compañeros, aunque solo podía ver sus calzados rápido supo que eran ellos, podía escuchar cómo se burlaban por su tropiezo. — Wondershare PDFelement
  • 35. 35 ¿Mucha risita?—Preguntó molesto, ya que se burlaran de él; le causaba demasiado enojo. Credo salió de la mesa y se dirigió hasta un tipo que estaba colgando de cabeza, con un montón de manchas en su playera, en los pantalones y en su piel morena. Lo bajaron con mucho cuidado y lo recostaron en el suelo, trataban de encontrar su pulso, querían saber si su corazón aun bombeaba sangre a su cuerpo. — ¡Esta vivo! —Dijo Luca entusiasmado. —Llevémoslo al sótano para que Espíritu lo examine, puede estar en com… —Luca no termino la frase al escuchar que alguien se aproximaba desde la tercera habitación. Lo cargaron y lo llevaron hasta la primera habitación. Todos juntos arrastraron el refrigerador hasta la puerta para poder bloquear la entrada, después llevaron a Venci hasta la recamara de Luca, y en cuanto llegaron Credo se metió bajo la cama y desapareció de sus vistas. — ¿Esa es su idea, esconderse bajo la cama? —No Crono, bajo la cama hay un pasadizo que lleva al sótano. Vamos ayúdenme con Venci, métanlo bajo Wondershare PDFelement
  • 36. 36 la cama, para que Credo pueda tomarlo y arrastrarlo. —Dijo Luca, mientras les seguía hasta el pasadizo. Todos le siguieron, se encontraron con un agujero cuadrado que bajaba por medio de una rampa de piedra. En el túnel había rocas enormes que dificultaban el paso, una rata demasiada delgada corrió a un lado de Crono, al igual uno que otro insecto pequeño como arañas, cucarachas y unos cuantos escarabajos verdes y enormes, casi tenían el tamaño de una manzana común. Wondershare PDFelement
  • 37. 37 ■ Lino vio pasar a sus compañeros, así que los siguió. Cuando llegó a ala recamara en la que entraron sus compañeros, observó los pies de Crono que sobresalían de por debajo de la cama, además de un joven pelirrojo que estaba parado justamente detrás de una litera. —Que onda… ¿Quién eres tú? —Soy Onic, estamos yendo al sótano para poder ayudar a un compañero que está muy mal herido. ¿Vienes? —Claro que sí -Respondió Lino. —Entonces sigue a Crono por ahí debajo. — ¿Tu no vienes? —Sí, voy detrás de ti Lino. Lino escuchó como el tal Onic sabia su nombre sin habérselo dicho, él ya estaba en el pasadizo, miraba hacia abajo para no tocar ningún insecto peligroso, cosa que no fue muy inteligente hacer, ya que su cabeza choco contra una piedra enorme, sintió como si hubiera tocado los cables desnudos de una Wondershare PDFelement
  • 38. 38 instalación eléctrica. Le retumbó la cabeza casi igual que hace unos años atrás en la primaria, cuando se encontraba lonchando en la hora del receso, estaba observando desde una gran distancia a la chica que le gustaba, mientras mordisqueaba su torta de jamón, tenía la vista perdida en el amor de su vida, tan bobo estaba que no percibió el balón de futbol que se dirigía hacia su rostro. No le gustaba recordar mucho esos tiempos ya que esa chica termino bateándolo, pero eso quedo en el pasado, ahora no le importaba el amor, ahora todo lo que quería era ser alguien en la vida y por supuesto, salir de ese maldito infierno. Llegó hasta el otro lado del pasadizo, encontrándose con sus compañeros inclinados ante una roca gigante con muchos nombres grabados con carbón. — ¿Qué hacen ahí? —Shhh, guarda silencio y ven muestra respeto a nuestros hermanos caídos a manos de esos malditos rebeldes, caníbales y asesinos de almas valientes que han buscado por años la salida de este castigo. —Dijo Luca, cerrando los ojos y dejando caer una lagrima Wondershare PDFelement
  • 39. 39 sobre sus tenis desgastados. —Vamos, acércate. Lino se acercó hasta ellos y se puso de rodillas, pensando en los tantos que habían intentado escapar, imaginaba sus terribles castigos al fallar, tal vez Ocho era el más fuerte y sabio de ellos, mucho más que Luca, Ocho tenia agallas y sabia en donde estaban los cuchillos de las ocho habitaciones, conocía a los que vigilaban cada una de las habitaciones, los mejores escondites y como librarse de ellos. Se dio cuenta que Ocho no estaba entre ellos, ni tampoco Onic, el chico pelirrojo. No quiso preguntar hasta que todos se pusieran de pie, después creerían que no guardaba respeto a los difuntos y que solo quería interrumpir todo el tiempo. Se pusieron de pie y siguieron a Credo que se dirigía a un enorme cuadro del pintor Cruz Candelaria, una increíble pintura de tres jóvenes en cuclillas mirando fijamente hacia al frente. Credo tomó el cuadro y lo colocó a un lado, dejando ver una caja fuerte de casi metro y medio. La combinación debía de ser algo que Wondershare PDFelement
  • 40. 40 solo ellos sabían, algo que no compartirían con nadie más. —Introduce la combinación y gira el candado Credo. —No recuerdo la clave Luca. — ¿Cómo de que no? Parece que has nacido ayer. —Entonces dímela tú. —Tampoco la recuerdo, deja veo en el cuaderno de Ocho. Haber… haber… haber… Aquí esta, la encontré, el código es J-K… Wondershare PDFelement
  • 41. 41 Capítulo 4 Trono caminaba en silencio por la habitación numero tres para esconderse tras un ropero enorme de color blanco, con una que otra mancha de pintura amarilla, la cual estaba situada por todas las paredes del lugar. Se puso pecho a tierra y se escabulló por entre las piernas del hombre que estaba ahí parado, el cual no contaba con cabeza, su cuerpo era muy delgado, parecía que sufría de alguna enfermedad que le hacía perder masa muscular. Pasó por debajo de él, cuidando de hacer el menor ruido posible, ni de tocar una de sus piernas con sus rodillas, logró pasarlo y llegar hasta el ropero en donde se escondió bajo el mueble, sin perder de vista al decapitado que se dio la vuelta y chocó contra un estante de muñecas viejas y sin ojos. Las tiró al suelo y como pudo, intentó tomarlas aunque no veía nada. A Trono le daba un poco de risa al ver que se golpeaba los dedos contra la pared, intentaba callarse la boca pero no lo logró, soltó una pequeña risa gruesa y el sin cabeza se puso rápido de pie, se dirigió lentamente hasta el ropero. Wondershare PDFelement
  • 42. 42 Trono creyó que ya sabía que él estaba ahí, pero entonces la puerta de la cuarta habitación se abrió, dando entrada a dos tipos gordos con un chico ensangrentado y con las ropas rotas de todos lados. —Mira Drol, este maldito ha tirado tus muñecas favoritas. —Estúpido decapitado, te dije que no tocaras mi colección, ahora te cortare las manos para que no las vuelvas a tocar. —Sabes que no le importan tus amenazas Drol. —Lo ce Lord, pero me gusta sonar algo rudo en estos casos. —Ja, eres un grandísimo actor. —Me agrada que lo veas de ese modo. Los tipos gordos levantaron de nuevo al chico que parecía estar muerto, ya que lo habían dejado en el suelo tras su charla con el decapitado. Continuaron, Drol empujó al sin cabeza con una fuerza sorprendente que lo llevó al suelo, cayendo al lado de las muñecas tenebrosas. Los cocineros entraron a la habitación dos, la cual era una de las cocinas del lugar, cuando la puerta se cerró, Trono se levantó a Wondershare PDFelement
  • 43. 43 toda velocidad hacia la entrada del corredor, pero no llego ni a tocar el pomo de la puerta pues resbaló con la sangre que caía del cuerpo del chico que cargaban los cocineros. El sujeto sin cabeza se puso de pie y se acercaba lentamente hacia él, al final Trono pudo abrir la puerta y por fin estaba en el otro corredor que llevaba a la cuarta habitación. —Aquí voy de nuevo…. ¡Onic! ¿Qué haces aquí? —Nada, solo observo eso tras de ti. Trono giró con rapidez y miró al decapitado, volvió su mirada hacia al frente pero Onic había desaparecido, corrió hacia adelante con rapidez y giró para quedar cara a cara con aquel cuerpo decapitado, se escucharon unas gotas de agua cayendo sobre el sucio suelo del corredor, el enemigo caminó hacia él, sujetando por sus manos una flecha oxidada con un gran filo en la punta, que solo de verla producía pánico en Trono, quien caminaba al mismo ritmo que el sin cabeza, aunque el caminaba de reversa. —Baja esa flecha o te la veras conmigo maldito, no sabes con quien te metes, soy la peor pesadilla que cualquiera podría tener. Wondershare PDFelement
  • 44. 44 —… —Que mal que no tengas cabeza, así podría ver tu asquerosa mirada. —Sacó una manopla dorada con calaveras grabadas en los puños, acto seguido se puso en guardia. —Ven aquí, sabrás lo que es un verdadero infierno. El tipo apoyó la punta de la flecha contra la pared mientras caminaba lentamente, dejando líneas grabadas en el muro, en el cual solo había una enorme pintura de una choza un poco tenebrosa, con la pintura corrida y desgastada por el tiempo y la humedad. El suelo crujía mientras el tipo caminaba ahora con más velocidad. Una gota de sudor resbaló por la frente de Trono, pero mantuvo la postura de un brabucón, entonces fue el momento adecuado, corrió con el puño casi sobre su hombro y girando un poco el cuerpo, saltó hacia el decapitado y golpeó su pecho con la rodilla y sin tocar el suelo repitió el golpe esta vez con el puño contra el hombro izquierdo, pero el sujeto solo retrocedió, no cayó al suelo. Trono dio un paso hacia tras y acto seguido volvió a estrellar su puño contra el pecho de su contrincante, pero este le respondió con un golpe de Wondershare PDFelement
  • 45. 45 flecha que rasgo el aire con brusquedad, dejando una línea de sangre en la mejilla de Trono, parecía un rasguño pero esta vez más profundo, cayó una pequeña cascada de sangre que mancho su playera azul que llevaba puesta. Se tocó la mejilla y se bañó los dedos de sangre, sacudió su mano hacia adelante salpicando al decapitado. —Ahora si ya valiste, reza por tu vida, Aaaa… maldito. Una lanza de color negra atravesaba a Trono justamente por el abdomen, bañada por su sangre, cayó de rodillas. Le costaba ponerse de pie ya que el dolor recorría todo su cuerpo como un veneno casi mortal, después un cosquilleo bajó por su espalda baja, él sabía que era producto de las gotas que resbalaban sobre su piel. Sintió una mano que lo tomó por la nuca y la apretó con fuerza. —Aquí estas ladrón, no fue difícil encontrarte. Esta manopla es mía, es de mi colección y ahora tiene tu repugnante sangre… Si lo vuelves hacer te cortare las pelotas. Zinca, aunque no tengas cabeza eres muy fuerte, llévalo a las celdas, sin comida ni agua solo dale unos cuantos azotes con el lati… Wondershare PDFelement
  • 46. 46 Aquel tipo de voz grave no termino la frase, ya que Trono había sacado la lanza de su cuerpo mientras aquel tipo hablaba sin parar. Había lanzado la lanza hacia atrás, solo vio caer la manopla que le había quitado aquel tipo, se puso de pie y arrojó una patada al ras del suelo hacia los pies de Zinca, quien cayó de golpe. Corrió hacia la cuarta habitación aunque no podía hacerlo con facilidad, azotó la puerta y se encontró con un enorme perro que le miraba con tal odio que Trono se sentía solo un poco asustado, ya que la adrenalina corría por su cuerpo en ese momento y lo único que pensaba era matar a ese estúpido animal. El perro gruñó furioso, lanzó una mordida hacia él, aunque Trono logró alejarse rápido, a pesar de que le dolía mucho el abdomen. El perro rugió y sus ojos se tornaron de color rojo brillantes, arrojó espuma de la boca y se dirigió a Trono, dejando ver un collar que parpadeaba una luz verde, después el can inclinó la cabeza sacudiéndola frente a los pies de Trono, aunque no dejaba de gruñir y dejar babas en el suelo, sus garras rasgaban la alfombra de color rojo descolorida. Trono observaba al animal sorprendido, después de Wondershare PDFelement
  • 47. 47 casi morderlo estaba ahí casi inmovilizado, produciendo un sonido que parecía que las vibraciones corrían por su cuerpo. — ¿Qué te pasa perro, quieres morderme? —Grrrrr, Grrr... — ¿Te duele algo? —Grrrrr… Auuuuuu… Grrrrr. Trono sujetó el collar del perro, cuidando de que no lo atacara, sintió sangre resbalar por su pierna, le dolía el abdomen y su playera estaba completamente empapada, una gota de sangre corrió por su mejilla y entró por el cuello de su playera, jaló con fuerza el collar del animal, lo intentó en varias ocasiones pero estaba bien sujeto, recordó donde estaba el cuchillo que vio la última vez en el libro de aquel gordito de cabello largo, era un cuaderno de color negro que encontró en las recamaras de los jóvenes un día que paso por ahí sin que nadie lo viera. Se arrastró hasta la esquina de la habitación, el perro no hizo movimiento alguno, se quedó en la misma posición, haciendo los únicos ruidos que llevaba haciendo ya por varios minutos, Trono levantó un pedazo de suelo Wondershare PDFelement
  • 48. 48 y algo brillo, era la hoja del cuchillo. Tomó el puñal y se acercó al animal, el perro apretó el hocico pero continuó inmóvil, pasó la hoja del cuchillo por debajo del collar y con un movimiento hacia arriba cortó en dos la correa que rodeaba el cuello del animal, el collar se deslizó sobre el pelaje del perro y quedó colgado de la garganta, se acercó con cuidado de no ser mordido, jaló hacia abajo la correa y observó una aguja enorme que sobresalía del cuello del animal, el perro soltó una lagrima y un quejido cuando la aguja salió por completo de su garganta, el can dirigió su mirada hacia Trono, él lo observaba y contemplaba laos ojos del animal que ahora parecía estar más tranquilo, mientras el perro se pusó en dos patas y se recargo sobre los hombros de Trono, quien dejó escapar un alarido de dolor,miró como la imagen del animal se empezó a distorsionar y a tornar borrosa, entonces su cuerpo se desplomó sobre el lomo del animal que ya estaba sentado jadeando, al momento de caer; perdió la conciencia. Wondershare PDFelement
  • 49. 49 ■ Mientras Trono estaba inconsciente, el perro lo cargó en su lomo y lo llevó hasta una recamara vacía, dejó a Trono en el suelo, y al caer susurró unas cuantas palabras, nombres y habitaciones en las que había estado, aunque la cuarta habitación era ahora donde estaba, rodó hacia la derecha entre abriendo los ojos, escupió sangre unas cuantas veces, la sangre corrió por el suelo cayendo por las ranuras de la madera. El perro acercó su hocico y mordió suavemente el hombro de la playera azul, poniéndolo boca arriba, volvió a toser y a derramar sangre, se le escapó un largo suspiro y ladeó su cabeza quedando una vez más inconsciente. —bien hecho Hércules, gracias por traerlo aquí. Hiciste un buen trabajo, ahora tendremos que dejar que lo encuentren para que lo lleven a curar y tal vez puede que lo encierren, llévalo a la quinta habitación Wondershare PDFelement
  • 50. 50 para que puedan ayudarlo. El perro obedeció, tomó a Trono por el pantalón con su fuerte mandíbula, era un animal muy fuerte y grande, tal vez medía alrededor de un metro diez, con un cuerpo musculoso y unas patas enormes. Lo arrastró hasta la otra habitación la cual era una especie de área de juegos, había una resbaladilla, pasamanos, sube y baja, un corral de pelotas de colores, toboganes rotos y sucios, además de unos columpios que se mecían por si solos. Una pelota fue arrojada hasta el perro, el cual se espantó y dejó a Trono en el suelo, salió corriendo en sus cuatro patas, perdiéndose por la puerta en la que había entrado. La pelota se levantó en el aire, acercándose a Trono, se detuvo justo sobre su rostro y cayó en su boca, dejando la pelota ensangrentada. —Vamos despierta… Mira Tru, está herido, digámosle al guardia. —Claro digámosle, aunque preferiría beber su sangre. Wondershare PDFelement
  • 51. 51 Capítulo 5 Ron y los demás entraron al sótano por medio de aquella caja fuerte, él recorría el lugar con la mirada. Venci estaba tumbado sobre un tapete blanco y a su alrededor estaban cinco chicos que nunca había visto, ni siquiera en donde conoció a Luca y a sus otros compañeros. Los chicos al igual que Venci tenían el numero quince en el pecho tatuado, recordó que ese era el nombre de el equipo, se preguntaba cómo se llamaba el equipo de Luca, serian los más fuertes al tener a los otros jóvenes que conocieron primero y con el pelirrojo que compartía con ellos habitación. Ron se dio cuenta de que no estaba el sujeto de cabello rojo, ni siquiera entró después de Lino. —Oigan todos ¿Qué pasó con el pelirrojo? — ¿De quién hablas? —Preguntó Trino desconcertado al igual que los demás. —No hay nadie con ese tono de cabello aquí. —Claro que sí, yo también lo mire junto con Ron, nos dijo que el cocinero más gordo estaba en el vacío, no Wondershare PDFelement
  • 52. 52 sabemos que quiso decir. — ¿Qué cosa es el vacío? —No lo ce, solo eso nos dijo y además el nos acompañó hasta sus habitaciones Credo. Credo se sorprendió de repente. — ¿Recuerdan ese tipo que les dije que jalaba mis cobijas? era pelirrojo. —En nuestra habitación antes de entrar bajo la cama no había nadie más. —Dijo Luca. —Cuando yo llegue a la recamara de Luca, observe al tipo mientras Crono dejaba ver sus piernas por debajo de la cama. Le pregunte su nombre y me respondió que era Onic. — ¡Onic! ¿Quién es ese tal Onic? -Preguntó Luca. —Yo te lo diré Luca. —Un tipo gordo de cabello largo entro en la habitación sosteniendo unas flechas, tenía las rodillas del pantalón rasgadas, dejaban ver un tatuaje que no se apreciaba del todo bien. — ¿Tu lo conoces Ocho? —Sí, lo conozco bien. Recuerden que yo fui uno de los primeros quince que llegaron aquí, pues Onic llegó conmigo, era un tipo inteligente, hábil, era todo Wondershare PDFelement
  • 53. 53 un gladiador, no le temía a nada pero cuando entró a la quinta habitación, lo asesinaron. — ¿Quiénes, que hay en esa habitación? —Fantasmas. Les encanta luchar contra los que intentar cruzar, pero solo les gusta matar a los que se defienden. Ellos los asesinan y después se toman su sangre. Con lo que no contaban los fantasmas era que Onic se convertiría en uno de ellos, aunque él sí se puede hacer visible, es un alma que ahora solo intenta ayudar a los que quieren cruzar las habitaciones en busca de una salida. Aun me busca, platicamos, me cuenta lo mucho que extraña estar vivo y que no descansará hasta cobrar venganza. — ¿Por qué no hablas de él en tu cuaderno? —Él es muy respetado y prefiero que él se los cuente, cuando decida que es el momento. Todos se miraron entre sí, mientras Ocho caminaba hasta donde estaba Venci, le dejó una flecha sobre su pecho para después sacar de un casillero viejo y oxidado, una botella con un líquido verde, giró la tapa de la botella y vertió el líquido sobre la flecha. —Dejémoslo reposar, en unas horas estará mucho Wondershare PDFelement
  • 54. 54 mejor. Ahora asignemos a quien le toca entrar al reto e intentar escapar de aquí. ¿Qué equipos están dispuestos a intentarlo Trino? —Veamos, están listos los salvajes, los ochenta, los once y nosotros; “la fuerza”. —Entonces elijamos quien cruzará hora que ya están libres las dos primeras habitaciones, cada grupo elija a si integrante más fuerte y vengan, juguemos vencidas para elegir al ganador. Credo fue el primero en acercarse a la mesa, tras él se acercó un tipo un poco alto, vestía un short gris desgastado y una camiseta rota color negro llena de polvo, después otros dos que eran más bajos que los demás, aunque lucían un pecho y unos brazos musculosos. —Comencemos, primero será Liran de “Los ochenta” contra Credo de “La fuerza”, después Tono de “Los salvajes” contra Fen de “Los once”. Será a la primera vencida y el ganador de cada duelo, se enfrentará por el turno de escape. Crono observó entusiasmado como Credo y Liran entrelazaban sus manos, mientras apoyaban los Wondershare PDFelement
  • 55. 55 codos sobre la mesa. Comenzaron a forcejear, Liran inclinó el brazo de su oponente, mientras ponía una cara de esfuerzo, Credo intentó incorporar su pose inicial, casi lo lograba de no ser por su cansancio, su mano tocó la mesa dando a ver que había perdido, Luca aplaudió su esfuerzo. Liran sonrió y volteó hacia donde estaban los otros dos representantes de los grupos. —Sigue uno de ustedes contra mí, es mejor que se preparen para perder. Fen y Tono se dirigieron a la mesa, apoyaron sus codos y entre lazaron sus manos, comenzaron a usar su fuerza, pero Fen comenzó rápido a inclinar el brazo de su contrincante, Tono respondió de igual manera al incorporar su posición de brazo e inclinar el brazo de Fen. Ocho escuchó como la muñeca de uno de ellos tronó, hicieron muecas de cansancio pero ninguno de ellos aflojó el forcejeo, Tono lanzó una mirada a su equipo e hizo la mayor intensión de ganar, usó toda la fuerza que guardaba para el último momento, aunque Fen parecía que hizo lo mismo, pues de nuevo sus brazos vibraban de un lado a otro, sus rostros se tornaron rojos, parecía que estaban Wondershare PDFelement
  • 56. 56 muy cansados y a punto de soltar un quejido, entonces el brazo de Fen comenzó a inclinarse hacia su dirección, Tono apretaba los dientes y un poco de saliva salía desde su boca. después de unos segundos el puño de Fen se estrelló contra la mesa, dejando salir un quejido. Al fin Tono fue el vencedor. —Eres muy fuerte Tono, espero que logres salir o esconderte por un tiempo en una de las habitaciones. —Gracias amigo, tú también eres muy fuerte, si logro escapar, prometo que regresare por todos ustedes. —Eres genial amigo, gracias. —No es nada Fen. Liran se acercó hasta Tono y lo cruzó con una mirada de odio y después golpeó la mesa con su puño, la mesa vibró al mismo tiempo que Tono sintió un cosquilleo recorrer todo su cuerpo, se dirigió hasta la mesa y comenzaron los forcejeos. —Veo que eres muy macho Liran ¿Pero lo eres suficientemente para poder ganarme? —Cállate estúpido, soy el más hombre aquí, ninguno de ustedes lograría cruzar ni siquiera la cuarta Wondershare PDFelement
  • 57. 57 habitación. —Pues quiero ver que lo hagas tú, si eres tan valiente como dices… Me rindo. —Tono dejó de hacer fuerza y poco a poco su brazo quedó tendido sobre la mesa. Liran quedó totalmente sorprendido, miró hacia los demás y se topó con la misma expresión de asombro en sus caras. Ocho colocó su mano sobre el hombro de Liran y cruzaron miradas. —Tú ganaste, así que ya sabes que hacer, los tuyos pueden intentar escapar. Tomen comida y agua. Les deseo mucha suerte y espero que logren salir, y si lo hacen no ce queden callados, cuenten nuestra historia, cuenten nuestro tormento, nuestro dolor. Adiós Liran. —Adiós Ocho. El equipo de “Los ochenta” salió por la puerta sin mirar atrás, los demás los observaron, fue una escena triste y admirable. Lino esperaba que salieran con vida, no le gustaría estar en su lugar. Miró que a Liran se le había olvidado su encendedor, tal vez lo necesitaría, abrió la puerta y corrió tras ellos. Wondershare PDFelement
  • 58. 58 Ron escuchó como si un cristal se hubiera roto, caminó rápido hacia la puerta, miró a lo lejos a Lino caminando apresuradamente hacia el corredor que iba hasta un rincón sin salida —Lino regresa... !Linooo, cuidadooo! Una lechuza golpeó la cabeza de Lino, haciéndolo caer al suelo, entonces apareció una anciana vestida de color negro. Ron aceleró el paso, corrió con todas sus fuerzas pero en un par de segundos se quedo inmóvil, sin poder ni siquiera parpadear —Lii... Liii… Linooo. —Soltó una lágrima que resbaló por su cuello hasta su cintura. Wondershare PDFelement
  • 59. 59 ■ Después de un rato, notaron que Lino y Ron ya habían tardado en regresar, así que salieron unos cuantos a ver, entre ellos Crono, Ocho y Luca. Buscaron por el corredor hasta que vieron a Ron inmóvil, en medio del corredor. Se acercaron rápido hacia él y comprobaron que estaba hechizado por la anciana de la séptima habitación. —Fue esa maldita anciana -Dijo Ocho. — ¿Quién es esa bruja? -Preguntó Crono. —Se dice que es la tía de José Ghost. — ¿Como lo curamos? —No podremos -Respondió Ocho. — ¿Como de que no? No dejare a Lino ni a Ron así, si no quieren ayudarme entonces vayan a acomodar sus minifaldas. —No te pases Crono. —Pues ayúdenme entonces. —Lo haremos y rápido. —Dijo Ocho. Wondershare PDFelement
  • 60. 60 Capítulo 6 —Ya estoy aquí señor, ¿Me necesit… —Guarda silencio Nigre, claro que te necesito si no, no te hubiera llamado. Necesito que me traigas más personas, estamos ya casi listos para soltar a la bestia de Goor. — ¿Esta seguro señor? Tenemos los suficientes guerreros para la lucha -Comentó Nigre. —Ayer un maldito estúpido robó una de mis manoplas, la sacó del cajón de mi escritorio y vaya que después lo encontré, lo atravesé con una de mis lanzas justo en el abdomen, solo que esta vez me confié, el maldito me derribó después de herirme con la misma lanza, después se echó a correr con semejante herida que le ocasioné. Necesitamos más guerreros así, de esos que siguen luchando después de recibir un castigo cebero. — ¿Y quién es ese chico? Wondershare PDFelement
  • 61. 61 —No lo ce, no lo había visto nunca, por eso también te mande llamar, necesito que lo busques en una de las prisiones, tiene barba de candado y un tatuaje de escorpión en la yugular. —Lo encontrare señor. —Ya te lo dije miles de veces, no me llames señor dime Ghost, soy Ghost. Nigre asintió y se retiró del escritorio del señor Ghost, abrió la puerta y salió sin mirar atrás, pero escuchó la silla del jefe raspar el suelo. Ghost abrió la puerta y lo alcanzó a detener. —Detente, no te dije donde está… salió corriendo hacia la habitación del perro. — ¿Del perro? Hércules lo hubiera destrozado a mordidas. —No creas, ese animal ha sido engañado miles de veces por ese tal Héctor, así que no es un perro muy listo, ve y tráemelo aquí. El señor Ghost dejo caer un anillo de color negro con unas cuantas palabras grabadas en él, se inclinó para recogerlo pero una pequeña rata salió de la nada y tomó el anillo en su pequeña boca, después corrió hasta llegar a un tubo de acero que estaba Wondershare PDFelement
  • 62. 62 completamente destapado y tirado al ras del suelo. — ¿Quiere qué vaya por él? -Preguntó Nigre. —Me encantaría que lo hicieras ahora. —Pero… —Prefiero que vayas por ese maldito, después Hércules se ocupara de la rata. —Entonces, ¿Quiere que vaya por el perro también? —Claro, no me vallas a decir que le tienes miedo. —Para nada. — ¿Entonces tienes algo más que decir? —ninguna palabra señor. Nigre dio a lo mucho dos pasos, cuando el anillo de Ghost apareció rodando hasta su zapato, muy bien pulido por lo visto. Ghost al ser uno de los más viejos de ahí era por decisión de votos el jefe de todos, era quien manejaba a cualquiera como se le daba la gana. Ghost se inclinó para tomar el anillo pero por sorpresa de los dos, la rata volvió y mordió el dedo de Ghost evitando que lo tomara, se llevó el dedo a su Wondershare PDFelement
  • 63. 63 otra mano para poder apretarlo. El roedor tomó el accesorio y escapó nuevamente, a Nigre se le escapó una carcajada que no le gustó para nada al jefe. —Busca al perro y atrapen a ese roedor. Nigre asintió sin contener la risa. —Lo hare. Ghost entró en su oficina y cerró la puerta de golpe. Nigre continuó su camino por las habitaciones, llegó hasta la habitación donde dormía el perro, pero ni rastro del animal, Hércules era un can muy agresivo y había asesinado a la mayoría de los que habían intentado escapar, era el único que podía recorrer todas las habitaciones. Buscó por todas partes hasta encontrarse con las huellas de Hércules marcadas con sangre, las pisadas venían desde la quinta habitación, siguió las huellas hasta llegar a la puerta, al entrar rápidamente escuchó aquellas voces provenientes de Tru y de Wen. —Mira Tru, es Nigre. —Que tal Nigre, hace mucho que no venias por aquí. Wondershare PDFelement
  • 64. 64 —Hola chicos ¿Han visto a Hércules? —Claro, hace unas horas trajo a un chico en su lomo, lo dejó en el suelo y yo le lance una pelota para que la trajera, pero se echó a correr y después la recogí y la deje caer en el rostro del tipo para ver si estaba vivo. Escucho decir a Wen desde uno de los columpios que se mecía solo y con rapidez. Él no la podía ver pero la dulce voz de ella era inconfundible. — ¿En dónde está el chico? Un libro que estaba sobre la mesa pequeña de metal se cerró, la silla se recorrió hacia atrás, un vaso de licor se levanto en el aire y se inclinó, desapareciendo el líquido en algún lugar del cuerpo de su fantasmal amigo. —No te preocupes, no me bebí su sangre, avisamos al guardia y lo llevó a las celdas de abajo. —Entonces los veo después, bueno ustedes a mí. —Espera…Te gustara este libro. —El libro voló por el aire hasta aterrizar en la mano de Nigre, que ya lo esperaba en una simple posición de dedos. Wondershare PDFelement
  • 65. 65 — ¿Noclip? -Preguntó Nigre. —Si mi amigo, es un libro genial y estoy seguro de que te gustara. —Está bien, lo leeré. Gracias, cuando lo termine te lo devuelvo. —No te preocupes, disfruta tu lectura. —Gracias y hasta luego Wen y Tru. ■ Nigre llegó hasta la puerta que daba con las escaleras que llevaban hacia la prisión, sacó de su bolsillo un bastón pequeño, bastó con apretar un botón para que se desplegara, midiendo aproximadamente metro y medio de largo. Recordó que Ghost le había dicho que el chico era muy fuerte, aunque no creía que lo fuera más que él. Bajó los escalones uno por Wondershare PDFelement
  • 66. 66 uno hasta llegar a un pasillo con celdas a los costados, siguió caminando en silencio, concentrado por si escuchaba algo fuera de lo normal. Escuchó un silbido que parecía ser una instrumental de jazz, el sonido venia de una de las celdas de más adelante, tomó con fuerza el bastón mientras estaba por llegar, giró su cabeza de lado a lado hasta que por fin observó un par de tenis blancos; desgastados, golpeando el suelo al ritmo de los silbidos. Un tipo de alrededor de veinticinco años de edad, con un enorme tatuaje en el lado izquierdo de su cuello, se encontraba sentado en el suelo, apreciando la manopla del señor Ghost. —Así que tú eres el ladrón que le robó al jefe. —… —¿No contestas? Está bien, solo te digo que vengo por ti, José Ghost te quiere ver, quiere mirar los ojos del estúpido que robó una de sus manoplas de colección, está furioso y no creo que te vaya muy bien con él. Te asesinara, eres un maldito estúp… —Cierra la boca mandadero. —Le interrumpió el tipo. —Uuuuuu, cierren la boca por que el maldito se Wondershare PDFelement
  • 67. 67 lastima sus delicados oídos. Eres un malnacido, abriré la celda y no quiero ningún truco. Vendrás conmigo por las buenas porque por las malas nadie ha sobrevivido. —Vete a la mierda. —Okey, será por las malas. —Nigre acercó con tal rapidez su bastón entre los barrotes, hasta soltar descargas en el cuello del tipo. —Aaaaaaaa… Mal… ditooo… — ¿Te gusta el dolor? —Detuvo las descargas y lo miró cara a cara inclinándose hasta tenerlo a su altura, el tipo estaba recargado en la pared con la mirada vacía, parecía que emanaba humo desde su cuello. —Te dije que me escuch… —Trono escupió en la cara de Nigre, interrumpiéndolo nuevamente. —Ja, ¿Te crees muy rudo verdad? —Preguntó Nigre mientas se limpiaba la saliva del rostro, se puso de pie, furioso. —Ya me canse de ti. —Volvió a soltarle varias descargas eléctricas, hasta que Trono cayó al suelo, sacudiendo su cuerpo de un lado a otro, parecía como si tuviese ataques al corazón. Unas gotas de sangre brotaron desde su nariz, cayendo al Wondershare PDFelement
  • 68. 68 suelo. — ¿Qué me dices ahora? —P…P…P… —Anda dilo, pídeme perdón maldito. —P… P… Per… —Venga dilo de una vez por todas. —P… P… perdedor. —Lanzó Trono después de suspirar, sintió como corría una corriente eléctrica por todo su cuerpo. Emanaba humo de toda su vestimenta, los ojos se le entrecerraron. Nigre lo vió ahí tirado y le escupió encima. —Todos terminann igual, son muy valientes al principio. De reojo observó la rata con el anillo de Ghost entrando por una celda vacía, la siguió hasta los barrotes de la celda. Se encontró con varios papeles arrugados y una galleta muy vieja. La rata subió por la pared entrando en un agujero esquinado en el techo, Nigre metió su bastón por el orificio y soltó unas cuantas descargas, escuchaba el chillido del roedor. —No sobrevivirás a esto ratita, ni siquiera aquel tonto que esta por allá, recuperare ese anillo cueste lo que Wondershare PDFelement
  • 69. 69 cueste. —Paró las descargas para ver si el roedor volvía a salir, pero ni rastros del pequeño animal, asintió con su cabeza y lanzó una sonrisa hacia la celda de Trono. —Ahora sigues tú. Se aproximo a la celda pero antes de que llegara sintió un golpe en su espalda, se estrelló contra el muro, y giró rápidamente pero no encontró a nadie, se puso de pie y se acercó a la celda de aquel tipo. — ¿Qué hiciste maldito? —Yo no hice na… nada. —A Trono aun se le dificultaba poder hablar con claridad. — ¿Cómo de que nada? —Nuevamente arrimó su bastón hacia Trono, pero esta vez sobre su pecho, soltó descargas lleno de furia hasta que Trono perdió la conciencia. Sacó de su bolsillo una pequeña cadena de plata que con tan solo rozar los barrotes la celda se abrió. Entró y tomó a Trono por los pies, lo arrastró hacia afuera y lo dejó en el suelo para regresar a la celda por la manopla de Ghost, la manopla estaba llena de sangre así que la limpió frotándola contra su gabardina. Regresó por Trono y lo levantó hasta su hombro Wondershare PDFelement
  • 70. 70 derecho, subió las escaleras y observó a unos cuantos jóvenes caminando hacia la cuarta habitación, lanzó a Trono detrás de un enorme jarrón decorativo para poder ir a por ellos, pero lo detuvo una voz. —¿Qué haces con ese estúpido? Nigre vio a una anciana llena de mugre, descalza y con un chico sujetado con sus largos dedos arrugados por el cuello, podía ver que era muy fuerte, nunca había visto cargar algo con tanta facilidad. —Lo llevo a la oficina del señor Ghost, está furioso con él, tal vez lo mate. Además veo que llevas a Lino contigo. — ¿Este maldito? Creí que sería una grandiosa cena para hoy. —Te recuerdo que Ghost decide quien muere y quien no, si te descubre te enviara al vacío. —No lo hará, ni tu ce lo dirás. —Claro que se lo diré, me ha encargado más personas y no dejare que por tu culpa me falte una más – Contestó Nigre desafiante. La anciana inclinó su rostro, dejando ver una enorme sonrisa asquerosa, pensaba Nigre con tan solo verla Wondershare PDFelement
  • 71. 71 ahí parada en silencio. La anciana soltó a Lino y con un rápido ataque llegó hasta Nigre, golpeándolo justo en el pecho. Nigre cayó deslizándose hacia atrás, estrellando su cabeza contra uno de los enormes jarrones. Los jóvenes al verlo deslizarse frente a ellos; corrieron de regreso de por donde llegaron, pero Liran observó como la anciana tenia a Lino tirado a sus pies, giró su cabeza hacia donde estaba aquel tipo de gabardina negra acostado con la cabeza dentro de un jarrón. Dentro del jarrón brillaron dos ojos de color azul turquesa, Nigre se levantó y con una velocidad sorprendente que a Liran le costó ver de tan solo parpadear una sola vez, lanzó un golpe contra el rostro de la anciana, pero esta lo esquivó y lanzó un arañazo al brazo de Nigre, él no lo vio venir, entonces observó su brazo y se volvió hacia la anciana, quien tenía unas uñas enormes y su melena canosa caía sobre sus hombros. —Creo que te subestimé demasiado pronto, vieja. —Ja, y yo creí que tú eras más fuerte. — ¿Acaso crees que usaría toda mi fuerza contra una bruja como tú? Wondershare PDFelement
  • 72. 72 La anciana le dedicó una mirada desafiante, una mirada que atravesaba la furia que sentía, se acercó a Nigre con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en su rostro lleno de arrugas y moretones, Acercó su mano poniendo su palma hacia arriba. Nigre contempló un pequeño muñeco que parecía ser una réplica exacta de él, intentó arrebatárselo pero la anciana alejó la mano con rapidez. —Te gusta mi nuevo muñeco?—Preguntó la anciana tomando al muñeco por el cuello. —Q... Que me… haces mal... di… Maldita? —Nigre sentía como sus pulmones reclamaban el aire suficiente para respirar, puso sus manos en su cuello mientras caía de rodillas, forcejeaba con todas sus fuerzas aunque sabía que era inútil quitarse las manos de la bruja aun sin tenerlas encima, sus ojos se movían hacia arriba lentamente, casi a punto de voltearse por completo, su rostro se tornaba morado y las venas de su frente estaban saltadas hasta casi reventar. Subió su mano derecha hacia arriba, cerró su puño y lo estrelló con fuerza contra el piso, el suelo se agrieto, sus ojos regresaron a su posición normal y sonrió desafiante hacia la bruja. Wondershare PDFelement
  • 73. 73 La anciana apretó con más fuerza el cuello del muñeco, pero no tardo en darse cuenta que ya no funcionaba su hechizo vudú. Nigre se puso de pie nuevamente mientras la anciana lo miraba impactada, dejó caer el muñeco y parpadeó, con ese simple cerrar y abrir de ojos Nigre se acercó hasta ella y le colocó un golpe en el pecho con una fuerza increíble, se escuchó un ligero crujido parecido a como si pisaran una rama seca hasta dividirla en trozos. La anciana voló por el aire hasta llegar a las escaleras que llevaban a las celdas, por las que cayó rodando. Él se sintió victorioso hasta que sintió un rasguño en su nuca, se agachó rápido sujetando su cabeza por detrás, giro su vista y observo una enorme lechuza de color café con garras puntiagudas. Dejó caer un chorro de sangre sobre sus hombros, después recogió el muñeco y lo guardo en el bolsillo de la gabardina. —Maldito pajarraco, te voy a comer asado. La lechuza también voló hasta la prisión, dejando oír una ráfaga con rapidez, Nigre corrió tras ella bajando Wondershare PDFelement
  • 74. 74 con agilidad pero al llegar al pasillo de la prisión no observo a nadie, la anciana y la lechuza no estaban en ninguna celda, subió con rapidez para llevar a Trono hasta la oficina del señor Ghost. Al llegar arriba se sorprendió al no encontrar a Trono por ningún lado, solo se encontró con Lino aun inconsciente. Lo cargo en su hombro para dirigirse hacia las habitaciones de los chicos, casi se olvidaba de Liran y los otros que estaban parados a su izquierda. Los chicos lo observaron con temor, se notaba por sus miradas que veían hacia otro lado y sus cuerpos temblaban lento, pero aun así Nigre lo notaba. —Largo de aquí, tienen para escapar suficientemente tiempo, yo no me opondré, ya tuve muchos problemas como para detenerlos en una habitación que no custodio. —Continuó su camino dejando a los jóvenes a sus espaldas. Entró por la puerta de la tercera habitación, se detuvo al observar las huellas de un enorme perro que llevaban hasta la habitación de Hércules. Wondershare PDFelement
  • 75. 75 Capítulo 7 Ocho y los demás entraron a la segunda habitación, después de subir hasta salir por debajo de la cama de sus compañeros, habían dejado a Ron en su recamara, seguía inmóvil, se quejaba y poco a poco recuperaba el movimiento de los dedos de su mano. En la cocina del lugar no había nadie, los cocineros que habían golpeado eran los que custodiaban esa habitación, por eso caminaban con toda seguridad después de ver al cocinero y a la sirvienta aun inconscientes en la primera habitación. Ocho se acerco a la mesa y observo un libro de recetas asquerosas con animales y humanos, le hubiera gustado no recordar los tacos que se había comido antes, cuando estaba en las celdas. —Oye Ocho, ¿Quién custodia la tercera habitación?, ¿con que maldito nos encontraremos? —Con Zinca, es un decapitado y aunque no tiene ojos sabe muy bien en qué dirección esta. Wondershare PDFelement
  • 76. 76 Crono estaba muy preocupado por sus amigos, uno secuestrado por una bruja y el otro inmovilizado, tomo en sus manos el libre de recetas que observaba Ocho, lo hojeo y lo lanzo contra la tercera puerta, se escucharon unos pasos del otro lado y unos golpes sobre el suelo. —Lino pudo haber estado ahí, vamos… ayúdenme. Entro hacia la tercera habitación, corriendo desesperadamente, Ocho le siguió y se toparon con Zinca tirado en el suelo, un hombre de barba rojiza y una playera larga de color gris con dibujos de dragones, unos pantalones rotos por las rodillas y su cabello corto de color rojo lo hacía lucir rudo acompañado de esa mirada fría, sujetaba a Lino por el cuello de la playera. El hombre los cruzo con la mirada y después volvió a mirar hacia el decapitado. —Te dije que no dejaras viva a esa maldita lechuza, me han dejado todo arañado del cuello. —Dijo soltando a Lino sobre el suelo. —y ustedes cuiden a su amigo, pronto los necesitaremos a todos para enfrentarnos a una terrible bestia. — ¿Y porque lo mandaste secuestrar? Wondershare PDFelement
  • 77. 77 — ¡Ocho!, tenía tiempo que no te veía. — ¿Lo conoces Ocho? —Pregunto Crono arrojándose al suelo para examinar a su amigo. —Claro que lo conozco, es el maldito gato del estúpido que controla este lugar. —No soy su sirviente, hago las cosas por mi cuenta, además esa vieja secuestro a su amigo e hizo que perdiera a un prisionero. — ¿Qué prisionero? —Un tal Trono. — ¡No puedo ser posible!, Trono solo es una historia que cuentan todos por aquí, nunca nadie lo ha visto, solo vive en la imaginación de los estúpidos. —Yo tampoco lo había visto antes, ni siquiera yo lo traje aquí, pero su nombre apareció en el listado de castigados, escrito tal vez por su propia mano y ahora se me ha escapado. —Que bueno, así tu jefecito ese te dará tu merecido. El sujeto se movió con una velocidad increíble, golpeo a Ocho en el estomago, Ocho puso los ojos completamente en blanco, cayó de rodillas y se Wondershare PDFelement
  • 78. 78 desplomo sobre Zinca. —Eres muy valiente gordito, pero no olvides que yo mando aquí, recuerda bien mi nombre maldito, soy Nigre y es mejor que te grabes bien quién soy. Y tú Crono, nos veremos luego, llévate a tus amigos. —Nigre se dio la vuelta para salir a la curta habitación, pero al dar el primer paso hacia afuera voló hacia atrás, chocando contra Crono que estaba intentando levantar a los otros. Un enorme perro pitbull de color blanco con una mancha de color café alrededor del ojo, entro gruñendo y babeando, dejaba ver una gran cantidad de espuma caer de su hocico, dio unas cuantas pisadas hacia adelante y mostro sus enormes colmillos acompañados de su mirada llena de rabia. —Grrrrrr…woooow, wooow. —Maldito animal, te are comida para mis buitres. Nigre se puso de pie, quedando frente a semejante animal, el perro lo miraba con odio, pisaba cada vez más sobre el mismo suelo. —Grrrrrr…woooow, woooow, wooow. Crono se incorporo observando con temor a esas dos creaturas, un perro enorme y un tipo demasiado Wondershare PDFelement
  • 79. 79 fuerte, ni a cual irle, cualquiera de los dos lo haría trizas en tan solo unos cuantos minutos, y eso si él podría defenderse un poco, tomo los brazos de Lino y lentamente lo arrastro hasta la cocina, no les quitaba los ojos de encima por si decidían atacarlo por la espalda, jalo a su amigo hasta adentro de la tercera habitación, Trino se acerco a ellos en cuanto Crono se quedo acostado, respirando con fuerza, casi jadeando. Después de recibir el impacto de Nigre y de arrastrar a Lino para ponerlo a salvo. — ¿Qué fueron esos ruidos Crono? —Uff, hay un loco y un perro enorme en esa habitación, y Ocho está ahí inconsciente y no podía traer a los dos a la vez. —¿Quién es ese tipo? —No lo ce, dijo que su nombre era Nigre y él fue quien trajo a Lino de nuevo. —Yo ce quien es, necesitamos poner a salvo a Ocho rápido. —Trino se acercó hasta la entrada de la habitación en donde estaba la sirvienta y el chef desmayados, lanzó un silbido, después de unos segundos un silbido similar se escuchó desde el Wondershare PDFelement
  • 80. 80 pasillo de las recamaras de ellos, llegó a toda prisa Credo, Luca, Fen y Tono, venían armados con palos de madera y cuchillos oxidados. Tono miró a Lino tirado sobre el suelo, así que sacó de su bolsillo una botella con agua que parecía asquerosa y la vertió en la boca de Lino. Luca se acercó a Trino. — ¿Qué ha pasado, donde esta Ocho? —Está del otro lado con el maldito de Nigre y con Hércules. Un golpe sonó contra la puerta que daba a la tercera habitación, Credo corrió a toda velocidad para poder abrirla y ver qué es lo que pasaba, pero la puerta no se abrió, todos se acercaron a ayudarlo pero parecía que estaba atrancada por el otro lado. —Ochooooooo -Gritó desesperado Luca. Wondershare PDFelement
  • 81. 81 ■ Nigre sacó un pequeño cilindro con un botón rojo sobre él, señaló al enorme perro con el control del collar. —Ahora si ya te cargo el tren maldito perro. —Apretó el botón, esperando descargar una serie de toques, pero el perro ni se inmutó. Nigre notó que el animal no tenía el collar que le soltaba descargas eléctricas, ese collar no se lo pudo haber quitado solo, alguien tubo que quitárselo para ayudarlo, ahora si sería imposible detener a Hércules. — ¿Buscabas esto? —El collar cayó a sus pies, después Trono apareció caminando hasta el perro, le puso la mano sobre la cabeza, acariciándolo unas cuantas veces, el perro volteó a verlo con tranquilidad. —Hércules ahora está conmigo, es mejor que te largues de aquí Nigre, esta no es tu habitación. — ¿Crees que tú y ese perro pueden detenerme?, en Wondershare PDFelement
  • 82. 82 verdad estás enfermo estupido, mejor vete tú, esta no es tu lucha. —Nigre levantó con sus dos brazos un enorme ropero y lo dejó frente a la puerta que daba hacia la cocina, pateó a Zinca y a Ocho hacia a un lado, abriendo espacio en la pequeña habitación de apenas unos tres por cuatro metros, sacó de uno de sus bolsillos unos guantes negros de cuero que dejaban expuestos sus dedos, solo cubrían el puño. —Bueno, si lo que quieres es pelear, lo haremos. El perro se abalanzó con rapidez sobre Nigre, mordiendo su playera, pero él tomó a Hércules por el cuello, apretándolo y haciéndolo retroceder poco a poco. El enorme can sacó la lengua y entonces sujetó mejor la playera con sus fuertes mandíbulas, al momento que él empujaba al animal, Hércules desgarraba lentamente la tela de su playera, jaló con todas sus fuerzas y se la arrancó. Nigre quedó descubierto del torso, dejando ver un abdomen marcado y un enorme tatuaje en forma de un lobo aullando a la luna sobre una roca. Hércules soltó la prenda y se echó nuevamente en dirección a Nigre, pero él ya lo esperaba con el puño cerrado, golpeó al animal en la mandíbula, cayó al suelo sacudiendo la Wondershare PDFelement
  • 83. 83 cabeza y dejando caer una mezcla de saliva con sangre. El perro parecía desconcertado, no lograba recuperarse de ese golpe, Nigre sacó su bastón para darle unas cuantas descargas eléctricas mientras el animal no ce percataba, lo acercó rápido hasta la frente del perro y soltó descargas, Hércules jadeaba, aullaba y lanzaba ladridos, seguidos de unos temblores en sus patas traseras, tensó su cuerpo y lentamente dejó de quejarse y lo volteó a ver, caminó a sus cuatro patas con una fuerza sorprendente aún teniendo el bastón en su frente, sus pasos parecían a los de un astronauta en la luna, parecía como si no existiera la gravedad. Se lanzó hacia la pierna de Nigre, soltó el bastón y cayó al suelo perdiéndose bajo un mueble negro que sostenía unos cráneos de cerámica. Nigre intentaba quitarse los colmillos del perro de encima, utilizando las manos, golpeaba al animal con brutal fuerza y desesperación, pero este solo apretaba cada vez más, parecía que su pierna quedaría destrozada, se tiró al suelo y pateó con fuerza la cabeza del perro. —Suéltame estúpido perro, te juro que en cuanto me libere te voy a Wondershare PDFelement
  • 84. 84 mandar directo al vacío, para que Goor te mate de una vez por todas. —Sacó un cuchillo pequeño que guardaba en el tobillo, lo alzó para clavarlo en el cuello del animal pero una mano lo detuvo, estrangulándolo, no podía ver quién era el culpable de no poder respirar con facilidad, solo miró unas huellas de sangre que estaban frente a él, sintió un rodillazo en su espalda que lo sofocó por completo, pero seguía forcejeando con fuerza, soltó un golpe a sus espaldas dándole en el rostro a su oponente. El perro dejó de morder la pierna y se lanzó ahora sobre el hombro, Nigre sintió como los colmillos del animal perforaban la carne de su cuerpo, la sangre salió desde su hombro escurriendo por su pecho y su espalda. —Suéltalo Hércules… —Un hombre enorme de tal vez unos dos metros y medio de alto, con un cuerpo totalmente ejercitado y marcado, apareció por el marco de la puerta. —Bla… Black… ayu... ayuuu… dame. —Dijo Nigre, mientras trataba de alcanzar el cuchillo que se le había caído unos minutos antes de que trataran de Wondershare PDFelement
  • 85. 85 asfixiarlo. — ¿Quién eres tú? -Preguntó Trono. —Soy Black y creo que tú eres el bastardo al que llaman Trono. —Efectivamente King Kong. —Ese es mi perro, ¿Por qué le quitaste el collar? —No te importa. Hércules soltó a Nigre al igual que Trono, el perro le gruñó mientras rasguñaba el suelo con sus patas delanteras. Trono dejó caer en repetidas ocasiones su talón del pie sobre el rostro de Nigre, que sangraba del rostro. Black se acercó dando pasos poderosos e intimidantes, pateó a Hércules en el costado de su cuerpo, el perro cayó al suelo noqueado, lo tomó de una de las patas traseras y lo lanzó hacia el corredor. Trono al ver tal escena corrió hacia él, tomó impulso saltando hasta golpear su abdomen con la fuerza de su rodilla, pero el gigante apenas se movió,tomó a Trono por la cabeza y con la otra mano le recetó un puñetazo en el rostro, Trono se tambaleo parado sobre su mismo lugar, después el gigante caminó hacia atrás y se inclino para luego levantarse Wondershare PDFelement
  • 86. 86 corriendo para dar una poderosa patada a Trono, que salió volando, atravesando varias paredes. Black tomo a Hércules de una pata y lo arrastró lejos. ■ Luca estaba en su habitación, buscando algo que les ayudara a derribar la puerta, buscó y buscó por todas partes pero no encontraba algo útil, levantó su colchón para buscar una barra de metal de la base de la cama. Crono llegó con un pequeño palo de madera parecido al de un trapeador, lo tiró en la entrada de la recamara. —No hay nada útil aquí, ya buscamos por todas partes y no encontramos absolutamente nada. —Estaba pensando en desarmar mi cama para usar una de las barras de metal, para forzar la puerta. —Muy buena idea, hagámoslo -Dijo Crono. Wondershare PDFelement
  • 87. 87 ■ Desde ahí podían escuchar los ladridos del perro, se escuchaban golpes y alaridos. Trino y Credo intentaban derribar la puerta con ayuda de la mesa de la cocina, la empotraban con fuerza pero no lograban nada, lo intentaban una y otra vez pero obtenían el mismo resultado inútil, unos pasos enormes se oyeron al otro lado seguidos de unas voces, unos golpes contra el animal sonaron en toda la habitación, después de unos segundos más intentando derribar la entrada, Credo se acercó al enorme horno para poder fundir hierro en él, en su mente se veía mejor el plan de crear una barra de metal muy fuerte y maciza. Un enorme paso se escuchó del otro lado, después algo atravesó la pared con una fuerza y velocidad sorprendente, parecía que lo habían lanzado con una fuerza devastadora. El objeto que atravesó el muro golpeó a Credo en el cráneo y siguió atravesando varias paredes dejando trozos de pared sobre el suelo, mientras una nube de Wondershare PDFelement
  • 88. 88 polvo se levantó en la habitación, Trino tosió al inhalarlo. — ¿Qué fue eso? -Preguntó Credo. —No lo ce, no pude verlo bien, pasó demasiado rápido. —Dijo Trino aun tosiendo y tocándose el pecho. —Veamos si Ocho se encuentra bien. Trino escupió saliva de color café por el polvo que había entrado a su boca, siguió entre la nube de tierra hasta el hueco que había dejado aquel objeto en la pared, se subió a los escombros y echó un vistazo hacia la otra habitación, miro a Ocho tirado junto a un cuerpo sin cabeza. Brincó por el enorme hueco de la pared y llegó hasta Ocho para poder estudiarlo y saber si tenía pulso en su cuello. —Credooo, ven rápido, ayúdame con Ocho ni de broma podría yo solo con él. —Voy, me duele la cabeza por ese golpe. — Se escuchó desde el otro lado. Trino observó las huellas de un perro pintadas con sangre en el suelo, también una especie de bastón Wondershare PDFelement
  • 89. 89 con unas puntas metálicas, lo recogió del suelo. Credo cruzó por el enorme agujero. — ¿En donde están el perro y el otro sujeto llamado Nigre? maldito ya se ha ido. Ahora si ayúdame a mover este ropero. —No lo había notado, tal vez se escaparon para poderse pelear en otra parte y a ese decapitado de ahí tal vez el perro le arrancó la cabeza y se la comió. Empujaron el ropero hacia un costado para poder cruzar a Ocho. Un ratón corrió por debajo de ellos, entre sus piernas. Era un pequeño ratón con un anillo en su boca, a Credo le pareció un poco extraño pero después de ver tantas cosas paranormales en ese lugar, ya nada le sorprendía, tomó a Ocho de los brazos mientras Trino lo tomaba por las piernas, pero por más que intentaban con todas sus fuerzas moverlo parecía imposible, no podían creer que habían movido un enorme ropero y no poder levantar a una persona de algunos cuantos kilos de más, intentaron nuevamente aunque Ocho apenas se despegó del suelo treinta centímetros. Crono llegó apresuradamente por la puerta que ya antes estaba cubriendo el ropero. —Veo que también atravesó esta habitación, ¿Qué fue lo que lo hizo? Wondershare PDFelement
  • 90. 90 —No lo sabemos, no pudimos verlo con claridad , tal vez solo era un mueble o algo por el estilo, por que una persona no creo, un perro menos o quizás fue un hombre lobo. —Como crees que un hombre lobo lo hizo, un hombre de esos solo podría atravesar la pared con unos cuantos golpes, pero nunca corriendo, ni brincando, en verdad que estas demasiado loco Trino. — ¿Loco yo? el loco aquí eres tú, como cuando dijiste que una ardilla se robó tu mochila en la secundaria, como cuando viste un duende en bicicleta en el parque, o cuando te desnu… -¡Cállate! En primer lugar lo de la ardilla fue una mentira para cubrir que no hice la tarea, lo del duende te juro que fue cierto, los he visto miles de veces por aquí. — ¿En bicicleta? —No, en bicicleta no pero los he visto robando comida de los cocineros y robar cosas de la habitación, y aquella vez que me encontraron Wondershare PDFelement
  • 91. 91 desnudo fue porque tu herm… —Con mi hermana no te metas o te rompo la madrina. —Por favor, ya cálmense y llevemos a Ocho con Luca, él sabrá que hacer. —Dijo Crono. Credo y Trino se lanzaban golpes y patadas el uno al otro, tenían una cara disgustada, Trino golpeó a Credo directo en la nariz, se sacudió la cabeza mientras Trino corría hacia la habitación en donde estaban sus camas, Credo lo siguió furioso a paso veloz mientras empuñaba su mano y dejaba ver como apretaba con fuerza sus dientes. Crono los perdió de vista después escuchó como uno de ellos se había tropezando con algo y cayó al suelo, seguido de unas cuantas amenazas y risas. De reojo observó un movimiento cerca de un estante con muñecas de porcelana un bastante horrorosas, el chico pelirrojo estaba ahí parado, observando a Ocho tirado en el suelo derramando sangre de su boca, se acercó hasta Crono y le entregó una llave vieja y oxidada con forma de tigre por la parte del llavero, después apuntó hacia el ropero, Crono volteó a ver el mueble, Wondershare PDFelement
  • 92. 92 después volvió su mirada hacia el chico pero ya no estaba, le pareció muy extraño pero aun así se acercó al ropero y apreció la llave tendida sobre la palma de su mano, introdujo la llave en la cerradura después se escuchó un clic, la puerta del mueble se abrió de repente dejando caer el brazo de una persona, tenia los brazos llenos de heridas, tatuajes y tachuelas, abrió un poco más la puerta para poder apreciar mejor, era una chica de cabello negro un poco despeinado y con una herida en los labios. Tomó el brazo para ver mejor los tatuajes, parecían serpientes y criaturas espantosas, quiso sacarla de ahí pero cuando la cargo en sus brazos tropezó y cayó hacia atrás, la chica cayó sobre él, los labios de la chica golpearon la mejilla de Crono dejándole un beso pintado con el poco colorante que quedaba en su boca. Credo y Trino regresaron riendo, mientras que Trino se tallaba el ojo con los dedos de su mano. —Nos vamos unos segundos y este encuentra novia. —Y ya lo beso, mira como tiene un beso dibujado en la mejilla, este tipo está completamente cuerdo y con una suerte increíble. Wondershare PDFelement
  • 93. 93 —No es lo que parece, la encontré dentro del ropero quise sacarla y caí con ella sobre mí. —Sí, te creemos niño de Narnia. —Ja jaaa, buen apodo Trino, hasta que dices algo bueno en tu vida. —Es verdad lo que les digo, no ce quien es ella, el tipo pelirrojo me entregó una llave con la cual abrí el ropero y encontré a ella dentro -Recalcó Crono. —Y dale con el pelirrojo, parece que están locos, Ocho dice que fue uno de los que llegó con él, pero la verdad no creo que un fantasma pueda sostener un objeto en su mano y mucho menos una llave. Además te iba a decir que Ron acaba de recuperar la movilidad y dijo que tenía que descansar, porque le dolía todo el cuerpo por estar en una sola pose -Dijo Credo. —Entonces déjenme llevar a la chica a la habitación de Luca y ahorita regreso. —Crono tomó a la joven en brazos y la llevó en dirección a la habitación para que Luca la revisara y la ayudara. Credo se quitó la playera y con ella amarró las muñecas de Ocho, pero en ese momento despertó y Wondershare PDFelement
  • 94. 94 lo miró sin camisa, giro hacia un lado observando a Trino con el ojo hinchado y morado, se tallaba el ojo en repetidas ocasiones. — ¿Por qué me están amarrando malditos asquerosos? suéltenme. —Solo queríamos llevarte hasta tu habitación, antes de que algo mas pase en este lugar. —Yo puedo caminar sin ayuda de ustedes, ¿Dónde están Crono y Lino? —Están con Luca, tienes que ver algo sorprendente. Ocho se puso de pie para después pedirle a Credo que lo desatara, sacó de sus bolsillos un pedazo de pan duro y le dio un mordisco. —Vamos. —Trino y Credo lo siguieron hasta la habitación, caminaban medio metro detrás de Ocho, cruzaron la cocina, la sala de la sirvienta, luego pasaron frente a cientos de puertas que eran las de sus recamaras. Llegaron hasta la puerta de Luca, al entrar observaron a Lino y a Ron acostados sobre una litera y en otra de las camas estaba una chica de tal vez unos veintitrés años de edad, era muy linda, sus labios aun guardaban un poco de lápiz labial color rosa, pero sus Wondershare PDFelement
  • 95. 95 brazos estaban completamente heridos y mucho peor por las tachuelas que estaban incrustadas en su piel. Ocho colocó sus dedos alrededor de una de las tachuelas y después la sostuvo con fuerza, la jaló de igual manera, una mueca de dolor se dibujo en el rostro de la chica pero aun seguía dormida, observó la tachuela con detenimiento, estaba doblada, oxidada y bañada en sangre, intentó sacarle otra de esas pequeñas cosas puntiagudas, pero cuando tocó nuevamente el brazo de la chica, esta abrió la boca soltando un grito desgarrador que estrelló los cristales de las ventanas y causó en ellos un terrible y agudo dolor de oído, todos se tapaban las orejas y se retorcían en el suelo y en la cama, Lino y Ron también se despertaron y se tapaban los oídos. Ron que ocupaba el sitio de arriba de la litera, rodó cayendo al suelo de golpe. La habitación vibraba como si un terremoto increíblemente fuerte sacudiera el lugar desde abajo de ellos, los muebles y los cuadros de la pared cayeron al suelo, después escucharon la melodía de un piano a larga distancia. La chica cerró la boca y abrió los ojos, se puso de pie y caminó hacia la salida. Todos parecían extrañados y Wondershare PDFelement
  • 96. 96 con dolor de cabeza, se veían unos a otros. Antes de cruzar el marco de la puerta volteó para ver a Crono, regalándole una sonrisa y un guiño de ojo, después siguió su camino hasta un enorme florero de decoración, metió la mano entre la tierra, sacó algo de entre el florero y lo guardó en un bolsillo de el vestido gris de ella llevaba puesto. Crono al ver la sonrisa que le había regalado la chica, se puso de pie, corrió hacia la puerta, la chica estaba buscando algo dentro de un enorme florero de girasoles, pero él se perdía en lo bien que se le veía ese vestido, junto con esos converse negros, un tirante del hombro estaba reventado. Crono se acercó un poco más a la chica. —Hola ¿Quién eres tú? —La chica no contestaba absolutamente nada, solo parecía sonreír, después giró su vista hacia donde estaba Crono. —Soy Eris y esto me lo ha hecho la anciana, quiso comerme pero logre escapar aunque no por mucho tiempo, después el decapitado me encontró y me encerró en el ropero. Veo que me robaste un beso y encima me salvaste. —No te lo robe, fue un accidente y lo de salvarte no Wondershare PDFelement
  • 97. 97 fue nada. —Pues esto no será un accidente. —Eris rodeó el cuello de Crono con sus brazos, las tachuelas producían frio en el cuello de Crono, aunque se sentía como si tuviera calentura. La chica lo miró a los ojos y después apretó sus labios contra los de él, Crono rodeó la cintura de la chica con sus brazos y la apretó con fuerza y pasión. — ¿Cómo dices que te llamas guapo? —Soy Crono. — ¿Te gustan los lobos? —Claro que sí, me encantan. —Entonces esto te gustara. Wondershare PDFelement
  • 98. 98 Capítulo 8 Trono caminaba por un pasillo subterráneo lleno de ratas y basura, las lámparas de gas que habían en el lugar se apagaban y después de unos segundos se volvían a encender, su cuerpo se tambaleaba en ambas direcciones, izquierda, derecha, izquierda, derecha, arrastraba un poco su pie y una de sus costillas parecía estar destrozada, pensaba en como poder vengarse del enorme sujeto que lo mandó a volar con tan solo una patada. Necesitaba ser un plan perfecto con el cual ir a la segura y causarle mucho daño, tanto físico como mental. Su pie entró dentro de un charco de agua negra y maloliente, al momento que lo retiró del agua, sintió su pie totalmente mojado, unas sanguijuelas se pegaron a su piel, produciéndole una ligera molestia en el tobillo, se inclinó para poder retirarlas pero el nauseabundo olor de su zapato empapado en agua sucia lo asqueaba hasta los huesos, pensó en quitarse el zapato pero no sería posible salir de ahí con un pie Wondershare PDFelement
  • 99. 99 descalzo, podría haber algún objeto filoso, aunque no le sorprendería mucho, después de tener un día lleno de dolor y castigos, retiró los pequeños animales chupasangre y los arrojó contra la pared, escuchó como sus babosos cuerpos revotaron hacia el suelo, después una de las ratas se acercó a él y mordió el tobillo de su pantalón, levantó su pierna al aire, simulando patadas, pues la rata seguía pegada a su pantalón. Lo repitió en varias ocasiones, hasta que por fin lo logró, la rata lo soltó saliendo volando por los aires. Siguió hacia adelante pero al cruzar por un pequeño hueco en un muro que travesaba el túnel, observó un par de ojos de color azul, parecían ser focos de color, una silueta de una persona de baja estatura se observó huyendo lejos de él, Trono la siguió a toda velocidad. El pequeño cuerpo que observaba correr a lo lejos, corría demasiado rápido, pensó en que tal vez podría ser un duende pero los duendes eran mucho más pequeños y un poco torpes. Después de unos minutos perdió de vista al pequeño ser, así que decidió seguir caminando por aquel basurero, comenzó a ver cajas de cartón, desechos de perro y Wondershare PDFelement
  • 100. 100 esqueletos humanos. —Ya ce en donde estoy, ¡maldito gigante!... ahora como podre salir de aquí, de este mugroso lugar al cual le llaman “Vacío”. —Se decía y se preguntaba a sí mismo mientras intentaba no pisar popo de perro. Una luz se observó frente a él, a algunos cien metros de distancia, también se escuchaban murmullos de alguien en esa misma dirección, se apresuró para poder ver con sus propios ojos de que se trataba. Llego hasta una fogata hecha con palos de escoba y papel cartón. Un enorme hombre gordo y feo, vestido de chef estaba sentado frente al fuego, hablando solo y jugando con un espantoso muñeco de trapo con alfileres en todo el cuerpo, el hombre los quitaba y los volvía a insertar en distintas partes, parecía sostener una rama con una rata cerca del fuego, luego arrojó el muñeco a la lumbre pero el fuego lo escupió hacia afuera, parecía que el muñeco no podía ser quemado, cayó cerca de una caja de cartón. Trono observó un pequeño brazo que se estiro hasta tomar al muñeco y llevarlo hasta la caja, luego los alfileres cayeron uno por uno fuera. El cocinero gordo se dio cuenta de que alguien estaba Wondershare PDFelement