El documento describe la trayectoria artística de Josep Esteve Adam, un pintor de Algemesí conocido por sus paisajes. Se detalla su amplia experiencia y reconocimientos recibidos. Además, se explica cómo ha enseñado arte a estudiantes y ha impulsado proyectos artísticos en la ciudad de Algemesí. Finalmente, se anuncia una nueva exposición de Esteve Adam que muestra variaciones de paisajes locales capturados en diferentes momentos.
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Marta Trenzano
Alcadessa d’Algemesí
Algemesí es Cultura. El arte late en Algemesí, como
un hábitat donde se aúna el patrimonio inmaterial,
la literatura y las artes plásticas bajo un estímulo
de creatividad que nos ha hecho sentir la emoción
artística desde la infancia. Pero esa labor estética
colectiva tiene nombres propios de artistas que han
contribuido de manera inexorable a unir la palabra
Algemesí al del Arte con mayúsculas.Uno de ellos es
sin duda el de Josep Esteve Adam a quien la ciudad
Algemesí quiere devolver su estima y admiración
más sincera.
Bastaría sólo revisar su trayectoria para sentir un
pellizquito de orgullo de tener en nuestra ciudad a
uno de los pintores más premiados de nuestro país,
congalardonescomolospremios delasfundaciones
Valle-Alfa Romeo, Bacardi, Bancaixa, Barceló y BMW.
Nosotros nos hemos sumado desde siempre a esa
admiración artística y hace seis años cuando se
cumplían cuatro décadas de actividad de Esteve
Adam, Algemesí realizó una exquisita exposición
y catálogo razonado de su obra. Con ella pudimos
contemplar la contundencia de su obra y entender la
suaportaciónalartecontemporáneo.Élhaconvertido
nuestro paisaje en un escenario universal de gestos,
trazos y manchas pictóricas efectivas que beben de
lageometríaylaabstracción,sinabandonarnuncala
referencialidad a la Xopera, la Montanyeta del Sants,
la Marjal o la Abufera.
Pero ahora nuestro reconocimiento tiene un
componente más sentido, más profundo e íntimo a
la vez. Queremos rendir homenaje no sólo a Josep
Esteve Adam gran artista, sino a Pepe, nuestro vecino,
compañero y amigo, gran impulsor de proyectos
artísticos, siempre dispuesto a colaborar y establecer
un puente entre Algemesí y los circuitos del arte.
Su vocación artística se despertó gracias al gran
Leonardo Borrás, i al igual que su maestro, Esteve
Adam se encargó de enseñar el arte y la corrección
del dibujo entre los alumnos del Instituto San Vicent
Ferrer.Pero además uno de sus empeños ha sido poner
en valor la pintura en nuestra vida cotidiana, mediante
cursos, encuentros y talleres de pintura al aire libre
y del dibujo al natural. Y de ahí deriva un grupo de
pintores que salen semanalmente desde hace décadas
a pintar por diversos puntos de La Ribera.Pero además
Esteve Adam es uno de los principales impulsores de
nuestro Premio de Pintura que hoy nos distingue como
una ciudad comprometida con el arte contemporáneo.
La ciudad de Algemesí le entrega emocionada el
Guardó d’Honor y él nos vuelve a premiar con esta
magnífica exposición de sus últimas obras, apuntes
y dibujos tomados directamente del natural con los
que nos estimula a salir a la Naturaleza, redescubrir
nuestro entorno. Con estas obras podemos palpar
la esencia del paisaje de La Ribera, las variaciones
cromáticas y poéticas de la luz a distintos momentos
del día como hacían aquellos primeros impresionistas
pero con una aportación matemática y cartesiana
que hacen sublimes estas pequeñas tablas de Esteve
Adam. Gracias Pepe.
4. Pere Blanco
Regidor de cultura d’Algemesí
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Algemesí rinde un emocionado tributo a Esteve
Adam condecorándole con el Guardó d’Honor, el
máximo reconocimiento que esta ciudad brinda
como reconocimiento a la trayectoria de nuestro
pintor. Pero sobre todo es una manifestación de
agradecimiento por ligar el nombre de nuestra
ciudad al suyo, y hacernos beneficiarios indirectos
de sus premios, condecoraciones y éxitos
internacionales. Él mismo siempre se ha encargado
de subrayar la palabra Algemesí en cada una de
sus intervenciones, entrevistas i textos críticos.
Pero hay algo todavía más emocionante y es que
ha convertido nuestro paisaje más próximo en un
centro de todas sus investigaciones plásticas y sus
obrasquehoypueblanloslibrosdearte,colecciones
y museos son la elaboración equilibrada, rigurosa y
personal de los parajes de La Ribera.
Las vistas de la Marjal de Esteve Adam pertenecen
ya a un legado poético y visual insertado en el
contexto del arte contemporáneo. Y es que ese
es otro de los valores de nuestro artista que ha
conseguido volver a situar el paisaje en el centro del
debate artístico mediante su especial juego entre
la pintura al aire libre y recursos de la abstracción,
y ejes rigurosos que hacen de sus obras paisajes
elaborados, pensados y matematizados.
Todo ello es motivo de sano orgullo del que los
ciudadanos de Algemesí hacemos gala en nuestras
conversaciones sobre pintura y arte. Y es que Pepe
nos ha ayudado mucho a que el arte sea una cuestión
cotidiana y no por ello una cuestión banal. Todo lo
contrario, nos ha ayudado a valorar la pintura y el arte
en general como uno de los principales bastiones de
la sociedad. Por ello siempre ha estado dispuesto a
colaborar en la Cultura de nuestra ciudad aportando
su buen criterio que apela a que el rigor estético
debe estar en el centro de las acciones culturales, la
corrección integra la diversidad de los gustos.
Con él aprendieron alumnos de dibujo en el Instituto
SanVicent Ferrer y de él seguimos aprendiendo en sus
talleres, conversaciones o reuniones donde el arte se
erige como una cuestión vital para la sociedad.
La ciudad entera quiere volver a disfrutar de él con
esta exposición que indaga en el color del tiempo,
en las variaciones que un mismo paisaje sufre en
diversos momentos del día o del año. Con ello, Pepe
nos reconcilia con la naturaleza, nos anima a explorar
de nuevo nuestros parajes, mirar y sentir, mirar y
pensar,fueradelritmoatolondradodenuestrotiempo.
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referencialidad a la Xopera,la Montanyeta del Sants,la
Marjal o la Abufera.
Pero ahora nuestro reconocimiento tiene un
componente más sentido, más profundo e íntimo a
la vez. Queremos rendir homenaje no sólo a Josep
Esteve Adam gran artista, sino a Pepe, nuestro vecino,
compañero y amigo, gran impulsor de proyectos
artísticos, siempre dispuesto a colaborar y establecer
un puente entre Algemesí y los circuitos del arte.
Su vocación artística se despertó gracias al gran
Leonardo Borrás, i al igual que su maestro, Esteve
Adam se encargó de enseñar el arte y la corrección
del dibujo entre los alumnos del Instituto San Vicent
Ferrer.Pero además uno de sus empeños ha sido poner
en valor la pintura en nuestra vida cotidiana, mediante
cursos, encuentros y talleres de pintura al aire libre
y del dibujo al natural. Y de ahí deriva un grupo de
pintores que salen semanalmente desde hace décadas
a pintar por diversos puntos de La Ribera.Pero además
Esteve Adam es uno de los principales impulsores de
nuestro Premio de Pintura que hoy nos distingue como
una ciudad comprometida con el arte contemporáneo.
La ciudad de Algemesí le entrega emocionada el
Guardó d’Honor y él nos vuelve a premiar con esta
magnífica exposición de sus últimas obras, apuntes
y dibujos tomados directamente del natural con los
Alejandro Villar
Comissari
Algemesí es Cultura. El arte late en Algemesí, como
un hábitat donde se aúna el patrimonio inmaterial,
la literatura y las artes plásticas bajo un estímulo
de creatividad que nos ha hecho sentir la emoción
artística desde la infancia. Pero esa labor estética
colectiva tiene nombres propios de artistas que han
contribuido de manera inexorable a unir la palabra
Algemesí al del Arte con mayúsculas.Uno de ellos es
sin duda el de Josep Esteve Adam a quien la ciudad
Algemesí quiere devolver su estima y admiración
más sincera.
Bastaría sólo revisar su trayectoria para sentir un
pellizquito de orgullo de tener en nuestra ciudad a
uno de los pintores más premiados de nuestro país,
congalardonescomolospremios delasfundaciones
Valle-Alfa Romeo, Bacardi, Bancaixa, Barceló y BMW.
Nosotros nos hemos sumado desde siempre a esa
admiración artística y hace seis años cuando se
cumplían cuatro décadas de actividad de Esteve
Adam, Algemesí realizó una exquisita exposición
y catálogo razonado de su obra. Con ella pudimos
contemplar la contundencia de su obra y entender la
suaportaciónalartecontemporáneo.Élhaconvertido
nuestro paisaje en un escenario universal de gestos,
trazos y manchas pictóricas efectivas que beben de
lageometríaylaabstracción,sinabandonarnuncala
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En 2012 a Josep Esteve Adam un periodista de su tierra,
Martí Domínguez, lo calificaba en El País, en el título de un
precioso reportaje, de “l’últim paisatgista”. Aunque el propio
Domínguez tildaba su propio titular de exagerado, es casi
cierto: la especie de quienes pintan paisajes del natural es por
desgracia una especie en vías de extinción. No se leerá nada
sobre “el último instalador”, salvo que sea el último converso,
el último digamos neo-instalador, el último en apuntarse
a la moda… Pero “el último paisajista” suena, en cambio,
insisto que por desgracia, bastante verosímil. Hermosas
por lo demás las fotos de Jesús Císcar que acompañaban
el reportaje, perteneciente a una serie para el suplemento
Quadern de la edición valenciana del citado diario, serie que
Admirable ejercicio de ahondamiento en el mundo en torno
suyo este de Esteve Adam. Pintura de alguien que tiene
clarísimo cuál es la tradición en la cual se inscribe: una línea
paisajística que recorre más de un siglo español, de Darío de
Regoyos o Ignacio Pinazo a Benjamín Palencia o Francisco
Lozano, pintor este último del cual él fue alumno en San
Carlos,comolofuedeGenaroLahuertaydeLuisArcasBrauner
y de José Amérigo Salazar. Me gusta mucho la insistencia de
Lozano en su Levante seco pero con oasis, y aunque lo traté
poco, me gustaba también el personaje: pintor concentrado
en lo puramente pictórico, que llegó más lejos que nadie en
la esencialización del paisaje de su tierra, en una época en
que hicieron otro tanto con las suyas respectivas el extremeño
Ortega Muñoz, el castellano-viejo Juan Manuel Díaz-Caneja,
y algunos colegas más en otros puntos de la península. Me
gusta mucho la insistencia,hoy,de su ex-alumno,obviamente
con un lenguaje otro, en un proyecto pictórico también
esencial.
Comoenelversocanejiano,enlapinturadeEsteveAdam“canta
el amarillo”. Lo comprobamos ante sus últimas variaciones
paisajísticas. Variaciones, sí. Contándome el concepto de la
exposición para la cual escribo estas líneas, me explica que
es una exposición de variaciones, en un sentido muy musical.
Y ciertamente todo paisajista sabe de ese asediar ciertos
motivos, y de que ese asedio a la fuerza va por el lado de las
variaciones sobre un mismo tema, y que eso invita siempre a
la comparación con el universo de los sonidos, por ejemplo
con el del piano. Bien sabían del arte de la variación Lozano,
Ortega Muñoz o Caneja.Bien lo saben hoy una serie de últimos
paisajistas que operan en diversos puntos de España, y que
sería demasiado lío ponerse a enumerar ahora... Bien lo
sabían, fuera de nuestras fronteras, Corot ante los bosques de
la Île-de-France, Monet ante las ninfeas de su jardín, Cézanne
ante la Sainte-Victoire –a Martí Domínguez, Esteve Adam le
comentaba de broma que la Muntanyeta dels Sants es la
Sainte-Victoire valenciana…-, Morandi en su refugio junto a
las colinas de Grizzana…
Morandi, por cierto: acérrimo partidario, ante sus botellas
y sus floreros, que son lo más conocido de su trabajo, de
la variación, de la repetición musical, y es el momento de
recordar que durante la década del ochenta su admirador
valenciano cultivó él también, de modo preferente, el arte del
bodegón…
en 2013 daría origen a Estudios de arte, colectiva celebrada
en Bancaja. Dos de esas fotos están tomadas en el estudio
del pintor en su Algemesí natal, un estudio funcionalista,
en orden, un microcosmos cúbico propicio a la creación, y
abierto a un recoleto jardín cerrado. Otras dos precisamente
nos lo muestran en cambio ante la naturaleza, en ese mirador
privilegiado –entre otras cosas, sobre la Albufera, sobre los
marjales, sobre los arrozales- que es para él la Muntanyeta
dels Sants, en Sueca.
No he estado nunca en la Muntanyeta en cuestión, y a la
Albufera, laberíntico Edén amenazado, sólo me he asomado
una vez, en una incursión náutica muy Cañas y barro, con algo
también, en mi grato recuerdo, de demóticamente veneciana,
por el lado Pietro Longhi. Pero aunque en directo sigo
teniéndolos pendientes, conozco más esos parajes gracias
a las obras que ha inspirado a Esteve Adam. Siempre que
aterrizo en Manises, echo un vistazo por la ventanilla y me
veo inmerso en el paisaje predilecto del de Algemesí, en ese
paisaje que es agua y cielo y muy poca tierra, a la vista del
cual, y lo digo sobre todo por los arrozales, la imaginación
además de hacia Venecia puede volar, con Marco Polo, hacia
Extremo Oriente.
VARIACIONES SOBRE
JOSEP ESTEVE ADAM
Y SUS PAISAJES
Juan Manuel Bonet
7. 1110
Se me acumulan, en la pantalla del ordenador, las vistas en
miniatura de los jpg de algunas de las tablitas que Esteve
Adam va a exponer ahora. Las hay de monte, del lado de
Quesa según leemos al pie de alguna de ellas, y las hay de
Albufera y de los arrozales. Unas y otras pintadas in situ, lo
cual está documentado por las fotos de Císcar, o por alguna
película: siempre Esteve Adam, con sus bártulos de pintar,
ya sea sus cuadernos, ya sea su “field box” de la afamada
casa londinense Winsor & Newton. En el caso de los jpgs de
las tablitas de monte, en ese formato mínimo de repente me
sorprendo creyendo por unos segundos que se trata siempre
de la misma, repetida varias veces. Mas no es cierto, porque
luego las voy abriendo, y cesa esa sensación: cada una es
única,fruto de un encuentro feliz en el cual el pintor privilegia
el instante, el color, todo un abanico de colores –amarillos,
ocres, rosas, grises, rojos, y algún que otro toque de verde,
aunque ya Lozano escribió que su ex-alumno eligió siempre
una cierta sequedad, rehuyendo la facilidad de los verdes de
los cuales está rodeado en su villa natal-, la luz, las luces
exactas, el brillo de las tierras. Todo con pinceladas sueltas
–ante alguna curiosamente pienso en Ignacio Pinazo, o en
las “manchitas” de Cecilio Pla: ver por ejemplo la pequeña
maravilla que es Paisatge de Quesa,de 27 de agosto de 2014-,
cuya yuxtaposición deriva en construcción de la imagen. En
las de la Albufera, todo se reduce al diálogo agua-tierra-
vegetación-cielo –un cielo a veces con algo de holandés-,
todo reducido a lo mínimo, amarillos y ocres, sí, pero también
azules, grises, blancos, todo entreverado, geometrizado,
horizontalizado –la línea del mar al fondo-, diagonalizado,
todo siempre igual y siempre distinto,que ese es el raro rostro
del mundo, ahí, y no en vano he citado antes Venecia, donde
nació la pintura, como solía subrayarlo el siempre recordado
Ramón Gaya…
En tiempos había también arquitecturas fabriles o portuarias,
alquerías, acequias, canales, en definitiva una geografía
humana,perotodoesomedalaimpresióndequehoyaEsteve
Adam le interesa menos que antes; que siente el anhelo de
una pureza,de un despojamiento,mayores cada vez,y que ese
anhelo le lleva a prescindir cada vez más de todo lo accesorio,
de todo lo que no es el mar, los marjales, los arrozales, los
cielos, las nubes que pasan…
En el caso de Esteve Adam, a la postre las tablitas que se trae
desusexpedicionesporlospaisajesdesupredilección,tienen
algo de diario íntimo, de orteguianas notas de andar y ver, y
el caso es que a menudo él las fecha con precisión no sólo de
año, sino también de mes, y de día: 5-8-14, leemos en una de
ellas, inspirada en un monte incendiado de rosas y amarillos,
y en otra el mismo mes comparece con todas sus letras:
agost. Producción rápida: las hay de varios días sucesivos,
especialmente en ese fructífero mes de agosto del 14, en que
ha interrogado sus queridos montes, y la reverberación, sobre
ellos, de la luz. Instantes fugitivos, apresados por siempre: a
Martí Domínguez el pintor le confesaba que hay momentos
en que no sólo apunta el año, el mes, y el día, sino también
la hora…
Hace unas líneas he aludido a Ortega y Gasset, filósofo
andariego, pero en realidad, y voy a repetirme porque ya lo he
dicho en otro lugar, en quien siempre me hace pensar Esteve
Adam es en un escritor alicantino que me consta es muy de
su predilección: Azorín, el autor de ese gran libro que es El
paisaje de España visto por los españoles. En 2010 Esteve
Adam y algunos de los muchos amigos que dejó allá fueron
mis guías de lujo durante mi por el momento única visita a su
querida Yecla, villa de las tierras altas murcianas, villa donde
perteneció al claustro del Instituto que lleva precisamente el
nombre del autor de La voluntad.
Hombre metódico y “orfebre sin prisa” –bonita fórmula que
le aplicó Juan Arias-, Esteve Adam trabaja en el campo,
“sur le motif”, cezannianamente. Ahí toma apuntes en sus
maravillosos cuadernos, y en estas estupendas tablitas que
ahora expone. También practica la fotografía, como un apunte
más, aunque esas imágenes no las utiliza nunca literalmente;
en su blog, por ejemplo, he dado ahora con las que tomó en
su viaje japonés de 2013, y entre ellas con una del Fuji-Yama,
muy cezanniana, muy Sainte-Victoire. Luego se entrega a la
ejecución de cuadros de mayor tamaño ya en la soledad de su
estudio. Paisajes elaborados, como los ha llamado en alguna
ocasión, conservan la frescura de la impresión, pero poseen
una notable voluntad constructiva.
París, enero de 2016
30. Crèdits:
Agraïments:
Aquest llibre sobre
el pintor Esteve Adam,
s’acavà de imprimir
el dia 20 de gener de 2015,
festivitat de San Sebastià de Vila.
Algemesí, 20 de gener de 2015