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LA LITERATURA EN
LA 2ª MITAD DEL
SIGLO XIX
Lengua castellana y Literatura
1º Bachillerato
Carmen Andreu
IES Miguel Catalán
CONTEXTO
HISTÓRICO-SOCIAL
EUROPEO
• En la segunda mitad del siglo XIX es cuando,
en los países más avanzados, se consolida el
sistema de producción capitalista. Ello
supuso notables cambios sociales y políticos.
• Así, se propició el afianzamiento de los
estados nacionales europeos por la difusión
de las ideas nacionalistas y por la necesidad
de unificar mercados por parte de las
burguesías autóctonas.
• Se gestaron los Estados en el sentido
moderno, con un gobierno central, una
legislación unitaria, un sistema fiscal común a
todo el territorio, etc. El mapa político
europeo experimenta profundas
transformaciones
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Unificación alemana: se produjo en 1871,
impulsada por Prusia y bajo la dirección del político
Otto von Bismark. El notable desarrollo industrial y
la habilidad diplomática de Bismarck terminaron
por convertir a Alemania en la principal potencia
de la Europa central.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Unificación italiana: concluyó en 1870. La
unificación se realizó bajo la dirección de los
territorios del norte, más desarrollados
industrialmente. La legislación librecambista
adoptada posteriormente acentuó más las
diferencias entre el sur y el norte.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Francia siguió siendo la potencia más importante
del occidente continental. El Segundo Imperio de
Napoleón III sufre las consecuencias de la derrota
en 1870 en la guerra franco-prusiana. Se proclama
entonces la Tercera República, en tanto que en
París los revolucionarios establecen la Comuna de
París, que es aplastada en mayo de 1871. La
República consiguió superar todos los obstáculos y
perdura hasta hoy.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Inglaterra es el país más influyente y de economía más desarrollada. Se agudizan los problemas del
nacionalismo irlandés. Los enormes gastos militares del imperio inglés exigen nuevos impuestos
que originan huelgas sucesivas. A todo esto se suma la existencia de movimientos como el de las
feministas, que reclaman el sufragio para las mujeres (las sufragistas).
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Rusia: es la gran potencia del este de Europa,
aunque sus atrasadas estructuras
sociopolíticas son incapaces de dar solución
adecuada a los conflictos.
• La abolición de las servidumbre no se produce
hasta 1861, pero la situación desesperada de
los campesinos da lugar a numerosas
revueltas.
• En los círculos de poder es constante el
enfrentamiento entre los occidentalistas
(partidarios de las reformas) y los eslavistas
(partidarios de las antiguas costumbres rusas
y los principios de la Iglesia ortodoxa).
• Estados Unidos: se consolida como gran potencia. Aunque pasa por graves conflictos, como la
guerra de Secesión, desarrolla su agricultura y comienza una rápida industrialización. Además, se
suma al colonialismo e imperialismo europeo e incorpora a la unión las islas Hawai en 1897 y, tras
una breve guerra con España en 1898, se anexiona Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Imperialismo: la necesidad de nuevos mercados y la búsqueda de materias primas empujaron a las
potencias europeas a la expansión colonial imperialista. Gran Bretaña y Francia tenían ya un
enorme imperio colonial. Alemania e Italia intentan tener sus propias colonias. En el Extremo
Oriente, Japón conquista Corea y otros territorios de China.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Segunda revolución industrial: el desarrollo
de las fuerzas productivas ocasiona una
importante aceleración económica, con la que
aparecen industrias basadas en la aplicación
del motor de explosión y de la electricidad, y
en el auge de las ciencias químicas. Al mismo
tiempo, se implantan nuevos métodos de
organización del trabajo, como el taylorismo,
para aumentar la productividad.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Movimiento obrero: se fortaleció el
movimiento obrero y se crearon las
organizaciones de socialistas y anarquistas. En
1864 se constituyó en Londres la Asociación
Internacional de Trabajadores, que
rápidamente extendió su influencia por
diversos países europeos. Las diferencias entre
anarquistas y socialistas en el seno de la
Internacional llevaron a la fundación en 1889
de la Segunda Internacional, que aglutinó los
movimientos de inspiración socialista.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
• Enseñanza primaria obligatoria y gratuita: surgió por la necesidad de mayor preparación, para
unificar los valores fundamentales de los nuevos estados (lengua, cultura nacional, etc.), para
oponer una enseñanza pública y laica frente a la enseñanza católica.
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
España en la 2ª
mitad del siglo XIX
ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX: EL REALISMO
15
Carmen Andreu Gisbert - IES M.
Catalán
Sexenio revolucionario
(1868-1874)
1868
Estalla la
“Gloriosa”
Alfonso XII
(1874-1885)
1873
Proclamación
de la I
República
1874
Golpe de estado
del general Pavía
Restauración
borbónica
1885
Muerte de
Alfonso XII
1885-1902
Regencia de
María Cristina
1886
Nace Alfonso
XIII
BENITO PÉREZ GALDÓS (1834-1920)
LEOPOLDO ALAS “CLARÍN” (1833-1906)
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870)
ROSALÍA DE CASTRO (1837-1885)
1869
Constitución
democrática
1871-3
Amadeo de
Saboya
Regencia de María Cristina
(1885-1902)
ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• La Gloriosa: revolución que tiene lugar en 1868 y que
termina con la monarquía borbónica. La figura clave es el
general Prim.
• Sexenio revolucionario (1868-1873): periodo histórico en el que se toman medidas propias de una
revolución burguesa y liberal: sufragio universal; libertad de industria y comercio; nuevo sistema
fiscal; libertad de imprenta, de cátedra, de culto y de asociación; separación de la Iglesia y el
Estado; supresión de ciertas órdenes religiosas, matrimonio civil…
• Las contradicciones entre las diversas facciones dieron lugar a que los acontecimientos políticos se
sucedieran de forma vertiginosa: asesinato de Prim, monarquía de Amadeo de Saboya, Primera
República, levantamientos carlistas, anarquistas, sublevaciones cantonales, etc.
ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Restauración: el Ejército restaura en el trono a los
Borbones en la figura de Alfonso XII. El nuevo reinado
comienza con medidas abiertamente reaccionarias
limitando o anulando las libertades anteriores.
• El principal político de la época es Cánovas, artífice del
sistema político de la Restauración, que recibe por ello el
nombre de canovismo, que consiste en una monarquía
parlamentaria.
ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Caciquismo: fenómeno característico de la Restauración en la que la extensa red de caciques
(terratenientes) controla los distritos electorales, de modo que el resultado de las elecciones
está previamente decidido desde el gobierno.
ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Oligarquía: forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido grupo
de personas que pertenecen a una misma clase social. En este caso la oligarquía la constituye la
fusión entre la alta burguesía financiera y los restos de la vieja aristocracia.
ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Krausismo: movimiento intelectual basado en
las ideas del filósofo alemán Karl Krause,
introducidas en España por el profesor Julián
Sanz del Río.
• Los krausistas pretendían conciliar razón y
religión y propugnaban la tolerancia y la
convivencia pacífica.
• Tienen gran relevancia sus ideas pedagógicas
progresistas que pondrán en práctica en la
Institución Libre de Enseñanza en cuyos
centros expandirán el espíritu institucionista
que influirá en muchos de los intelectuales de
la España de la Restauración: Clarín, Galdós,
Unamuno, Machado, Juan Ramón Jiménez…
ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
LA LITERATURA EN
LA 2ª MITAD DEL
SIGLO XIX
EL REALISMO
A mediados del siglo XIX predominan en
los medios artísticos los principios
estéticos del realismo
Se denomina realismo al movimiento
cultural característico de la sociedad
burguesa a la que no agradaban las
fantasías idealistas románticas.
Aunque siguen perviviendo muchos
rasgos románticos en el arte realista, el
realismo surge por depuración o
desaparición de elementos románticos
más idealistas
La hilandera durmiente (Gustave Coubert)
EL REALISMO EN ESPAÑA
Es una corriente literaria que se
desarrolla en Europa y en España
durante la segunda mitad del siglo XIX.
Surge como reacción al Romanticismo y
está influido por las teorías de Comte,
Darwin y Mendel.
Coincide con el desarrollo y hegemonía
de la burguesía como nueva clase
dominante.
Auguste Comte
Charles Darwin
Gregor Mendl
Positivismo
Evolucionismo
Genética
EL REALISMO EN ESPAÑA
Influidos por los novelistas europeos —
Stendhal, Dickens, Flaubert— los
escritores españoles que han conocido
las novedades de la novela por entregas
y el Realismo literario deciden escribir,
en palabras de Galdós, “una novela de
verdad y de caracteres, espejo fiel de la
sociedad en que vivimos”.
Así, designan a la clase media, que en la
forma de hablar del siglo XIX
comprende también la burguesía, como
la “fuente inagotable” de su
novelística.
Stendhal
Gustave Flaubert
Charles Dickens
EL NATURALISMO EN ESPAÑA
La IMAGINACIÓN romántica
Sustituida por la OBSERVACIÓN realista.
El YO y los TEMAS EXÓTICOS
Sustituida por la REALIDAD INMEDIATA.
La LÍRICA y el DRAMA
Sustituida por la NOVELA.
Lenguaje narrativo MINUCIOSO y DESCRIPTIVO en
la construcción de AMBIENTES Y PERSONAJES.
Las TÉCNICAS NARRATIVAS se diversifican.
EL REALISMO EN ESPAÑA
Se conoce como naturalismo una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del
siglo XIX, fundamentalmente en Francia, y que tuvo como principal impulsor a Émile Zola, quien
proporcionó en sus novelas las claves del naturalismo:
La literatura entendida
como ciencia
La teoría del
determinismo
Su objeto de estudio es el medio social.
Analiza científicamente el comportamiento humano siguiendo los
principios de la observación y la experimentación.
La idea de que el hombre se encuentra condicionado por su herencia
genética y su ambiente social .
Esto explica la propensión de los naturalistas por ambientes miserables y
sórdidos y por personajes tarados, alcohólicos, embrutecidos o
enfermos, ya que estos les permiten demostrar la influencia
determinante de la biología y del medio social.
EL NATURALISMO EN ESPAÑA
Se conoce como naturalismo una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del
siglo XIX, fundamentalmente en Francia, y que tuvo como principal impulsor a Émile Zola, quien
proporcionó en sus novelas las claves del naturalismo:
Técnicas literarias
Intención moral
Descripciones minuciosas que dan cuenta del carácter o el ambiente.
Reproducción fiel del lenguaje hablado.
Influidos por las ideas socialistas, los naturalistas piensan que, ya que no
se puede modificar la herencia biológica, sí es posible igualar las
condiciones sociales en que viven los hombres
Narrador impersonal y objetivo: el novelista se limita a exponer y
analizar los hechos, sin intervenir.
Influidos por las ideas socialistas, los naturalistas piensan que, ya que no
se puede modificar la herencia biológica, sí es posible igualar las
condiciones sociales en que viven los hombres
La novela naturalista contribuiría a proporcionar un conocimiento más
exacto de los seres humanos y de la sociedad, con el fin de poder
mejorarlos.
5/5
La temprana traducción de las obras de Zola
hizo que se conociera bastante pronto, pero
levantó enseguida una gran polémica y su
penetración en la literatura española fue
muy dificultosa.
EL NATURALISMO EN ESPAÑA
El mismo Zola interviene en el debate
indicando que desde presupuestos
católicos, sólo se puede adoptar un
naturalismo puramente formal, artístico y
literario.
Se acusa al naturalismo de inmoral y
anticatólico; en su defensa, Emilia Pardo
Bazán escribe una serie de artículos
recogidos en su libro La cuestión palpitante
(1883), donde defiende a Zola, pero rechaza
el determinismo naturalista.
5/5
EL NATURALISMO EN ESPAÑA
El naturalismo español aprovecha del
movimiento naturalista ciertos
recursos narrativos y su interés por
los ambientes míseros y
degradados, pero no acepta la idea
de convertir la literatura en una
ciencia.
Aparte de Pardo Bazán, se advierten
rasgos naturalistas en obras de
Galdós como La desheredada, en La
Regenta de Clarín y en algunas
novelas de Palacio Valdés.
5/5
EL NATURALISMO EN ESPAÑA
De todas formas, sí existe un naturalismo
radical en la obra de ciertos autores
como Alejandro Sawa o Eduardo López
Bago, quien denomina a sus obras
novelas médico-sociales.
La atención de estos autores hacia las
cuestiones sociales, su reivindicación de
la sexualidad, su anticlericalismo y su
interés por ambientes marginales dejarán
su huella en autores de principios del
siglo XX como Eduardo Zamacois o Felipe
Trigo.
El eco del naturalismo es evidente en
novelistas como Vicente Blasco Ibáñez, o
incluso en Pío Baroja.
Alejandro Sawa Eduardo López
Bago
Eduardo
Zamacois
Felipe
Trigo
LA POESÍA EN LA
2ª MITAD DEL
SIGLO XIX
LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
Durante la segunda mitad del siglo XIX se compuso abundante y variada poesía, que
debe entenderse en un contexto en el que la burguesía dominante impone sus gustos
dentro de un modelo de sociedad donde cultura y política parecen unidas.
Pueden distinguirse tres tendencias poéticas:
POESÍA REALISTA ANTIRRETÓRICA
POESÍA REALISTA GRANDILOCUENTE
POESÍA INTIMISTA POSROMÁNTICA
• Adoptó formas expresivas nuevas que la
alejaban del Romanticismo.
• Es la lírica que con más propiedad puede
denominarse realista.
• Se reivindica un lenguaje prosaico y
antirretórico, que supere la retórica romántica,
y que, de acuerdo con la mentalidad positivista
y burguesa, sirva de cauce para las nuevas
ideas y no las oculte bajo el peso de la carga
ornamental.
POESÍA REALISTA ANTIRRETÓRICA
LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• Esta poesía se abre camino desde mediados de
siglo gracias a la figura de Ramón de
Campoamor.
• El ideal poético de Campoamor es el
prosaísmo: el uso de un lenguaje claro y
sencillo que acerque la poesía a la prosa.
• Otras características de su poesía son la ironía,
el escepticismo, la sentenciosidad, las
apelaciones al sentido común, etc.
• Entre sus obras destacan Doloras (1846),
Pequeños poemas (1872-4) y Humoradas
(1886-8).
POESÍA REALISTA ANTIRRETÓRICA
LA POESÍA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• La poesía realista grandilocuente enlaza con el
neoclasicismo a través de la figura de
Quintana, tanto en sus temas de carácter cívico
como en su preocupación por la forma rotunda
y bien construida.
• El autor más representativo de esta tendencia
es Gaspar Núñez de Arce, que compone
poemas de tono declamatorio próximos a la
grandilocuente oratoria política de la época.
POESÍA REALISTA GRANDILOCUENTE
LA POESÍA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
• La poesía intimista posromántica, cuya figura
fundamental es Gustavo Adolfo Bécquer, busca
superar el Romanticismo retórico y trivial a
través de la condensación y la simplificación
formales, como medio de sugerir con la
palabra, la imagen y el símbolo las ideas que
rozan lo inefable.
• Junto a Bécquer, Rosalía de Castro constituye
uno de los máximos exponentes de la lírica
posromántica, caracterizada por el intimismo y
la melancolía.
POESÍA INTIMISTA POSROMÁNTICA
Gustavo Adolfo
Bécquer
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
• Gustavo Adolfo Domínguez Bastida nació en
Sevilla en 1836. Era hijo de un pintor
costumbrista, y, como él, adoptó el apellido
Bécquer de sus antepasados flamencos, que se
habían instalado en Sevilla años atrás.
• Pronto quedó huérfano de padre y madre. Vivió
en cada de su madrina, en cuya surtida
biblioteca desarrolló su afición a la lectura y
formó sus gustos literarios.
• Comenzó estudios pictóricos, al igual que su
hermano Valeriano, en el taller de su tío. Pero,
mientras que su hermano se convirtió en un
importante pintor, Gustavo ¾aunque no
abandonó nunca del todo el gusto por el dibujo
y la pintura ¾probó otros caminos artísticos,
como el de la música.
• Ya por entonces había empezado a componer
poemas y, con dieciocho años, marchó a
Madrid para forjarse una carrera literaria.
• Pero su situación económica era precaria, por lo
que para sobrevivir tradujo o adaptó obras
teatrales, escribió él mismo otras en
colaboración, así como libretos de zarzuelas, y
realizó diversos trabajos periodísticos.
• Desde 1860 su dedicación al periodismo fue
más constante y llegó a ser director del
periódico conservador El Contemporáneo.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
• Por estas fechas entabló relación con el poeta
Augusto Ferrán, traductor de Heine, al que dio a
conocer a Bécquer: este mostró luego en sus
versos un influjo directo de la poesía delicada e
intimista del alemán.
• Enfermo de tuberculosis, pasó varias temporadas
en el monasterio zaragozano de Veruela.
• En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban,
pero el matrimonio fracasó y acabaron
separándose.
• Económicamente, vivió una situación desahogada
durante los últimos años del reinado de Isabel II,
pues fue protegido por el ministro conservador
González Bravo, quien le proporcionó el bien
remunerado cargo de censor de novelas.
A los 21 años contrajo la
tuberculosis. Se enamoró de Julia
Espín y la amó en silencio.
Consiguió un trabajo, pero lo
perdió porque pasaba el tiempo
dibujando.
Se enamoró de Elisa Guillén, que
lo abandonó, resentido, se casó
con Casta Esteban.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
• Perdió el empleo con la revolución de 1868.
• Se fue entonces a vivir con su hermano
Valeriano a Toledo, y reescribió su obra
poética, que había reunido tiempo atrás y
entregado a González Bravo, interesado en
publicarla, pero ese manuscrito se había
perdido durante los sucesos revolucionarios
de septiembre del 68.
• Con sólo treinta y cuatro años murió
Gustavo Adolfo Bécquer en Madrid a finales
de 1870, cuando convivía nuevamente con
su mujer, tras el fallecimiento de su
hermano Valeriano pocos meses antes.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
OBRA EN PROSA Leyendas : 28 relatos con claros rasgos románticos:
- El amor imposible (El rayo de luna)
- Lo misterioso y sobrenatural (Maese Pérez, el organista)
- Lo exótico (El caudillo de las manos rojas)
- Lo costumbrista (La venta de los gatos), etc.
Cartas literarias a una mujer: Ensayo literario en forma epistolar
sobre la mujer, fuerza motriz y objeto último del proceso de
creación poética.
OBRA EN VERSO Rimas: 84 poemas breves, asonantados en general, y de metros
variados, en los que se funda la importancia de Bécquer en la
poesía española.
Cartas desde mi celda: Crónicas compuestas durante una estancia
de reposo en el monasterio de Veruela
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Rimas
La obra lírica de Bécquer está recogida en su obra Rimas
que, en su edición de 1871, son setenta y nueve poemas
breves, asonantados en general, y de metros variados, en
los que se funda la importancia de Bécquer en la
literatura.
De estos poemas, solo quince se publicaron en vida del
autor. Bécquer las reunió para editarlas en un libro y se las
entregó a su protector, el ministro González Bravo, que se
había comprometido a publicarlas, pero en un saqueo en
el domicilio de este durante los tumultos de 1868,
desapareció el original.
Posteriormente, el autor reprodujo los textos de
memoria, sin un orden determinado, al final de un
cuaderno que, con el título de Libro de los gorriones, bajo
el epígrafe “Poesías que recuerdo del libro perdido”, se
conserva en la Biblioteca Nacional
Tras la muerte del poeta, sus amigos, Casado del Alisal, Nombrela, Campillo, Rodríguez Correa y
Augusto Ferrán prepararon una edición de las Rimas, publicada en 1871, en la que los poemas
aparecen ordenados en cuatro grupos:
RIMAS I -XI
Reflexión sobre la
creación poética y sus
motivos básicos: el
amor, el misterio, etc.
Trata además del deseo
de expresarse mediante
la poesía.
RIMAS XII- XXIX
Las diecisiete rimas de
este grupo obedecen a
una contemplación
afirmativa y confiada
de la belleza femenina
y del amor.
RIMAS XXX -LI
Rimas amargas y
dolientes, con tonos
que van desde la ira a la
desesperación. Poetiza
su experiencia de amor
desengañado por Elisa
Guillén, quien lo
abandonó por otros
hombres.
RIMAS LII- LXXVI
Tratan de la soledad y
de la muerte desde un
punto de vista
desolado y pesimista.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Poesía y creación artística
Amor, desengaño amoroso y
decepción
Soledad y muerte
El sueño y la naturaleza
TEMAS DE LA
POESÍA DE
BÉCQUER
Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Poesía y creación artística Concibe la poesía como una forma de expresión inmediata de
emociones íntimas que están más allá del poeta mismo y solo
esperan al escritor que sepa formularlas.
Bécquer parte de la idea romántica de la inspiración, pero se aleja
de ella y busca una poesía sintética, breve, nada grandilocuente y
en la que la expresión de las ideas se apoya a menudo en objetos
materiales.
La inspiración no se explica sin la razón que da la forma definitiva al
poema.
No se puede desligar a Bécquer de la estética realista.
Los poemas de Bécquer, partiendo de la realidad cotidiana, intentan
expresar ideas (belleza, amor, poesía), que se resisten a ser
expresadas con palabras.
Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Amor, desengaño amoroso y
decepción
El amor, relacionado con la poesía, la naturaleza y Dios, es el tema
central de las Rimas.
El amor se considera un ideal inalcanzable, y la amada, expresión
máxima de la belleza, resulta ser un ideal, un ser inaccesible, un
misterio intangible, que se desvanece como un sueño.
El resultado es el fracaso de la experiencia amorosa, el desengaño.
La decepción se muestra, unas veces, con ironía, crueldad y
sarcasmo, y otras con la angustia más profunda y la desesperación
sin límites del yo poético.
Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Soledad y muerte La soledad es un sentimiento consustancial al yo lírico romántico,
para el que la naturaleza, aun en su aspecto más agresivo, puede
constituir un refugio.
El individuo se siente solo en la soledad del mundo y no encuentra
respuestas para los interrogantes vitales.
La soledad se intensifica frente al enigma de la muerte y queda
simbolizada en la tumba abandonada, que todos ignoran.
Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
El sueño y la naturaleza La realidad se percibe como una integración de lo racional y lo
soñado; existe una fusión entre mundo y sueño.
Los sueños permiten la expresión del espíritu y la fantasía, en ellos
se presentan zonas y seres misteriosos, desconocidos y un mundo
de visiones que enriquece la percepción del universo.
Aunque la naturaleza es a veces un marco impasible e indiferente,
en muchos de los poemas de Bécquer es expresión de los
sentimientos del yo lírico, quien busca la integración en el mundo
natural.
En general, se presenta en constante movimiento, y las imágenes
relacionadas con la luz y el aire adquiere especial importancia.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Estilo poético
de Bécquer
Tras su aparente sencillez y espontaneidad, hay una cuidada elaboración de los
textos.
Métrica
Poemas breves. Muchas veces los poemas parecen truncados al cerrarse con un
verso quebrado que condensa la idea expresada y abre nuevas sugerencias.
Combinación de elementos cultos con populares
Estrofas clásicas (octava real, serventesio…)
Estrofas populares (copla asonantada, seguidilla…)
Preferencia por la rima asonantada.
Poemas extensos. Utiliza el paralelismo, las correlaciones, las antítesis, anáforas y
repeticiones.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Lenguaje
becqueriano
Saeta/ hoja/ gigante ola/ luz… esa soy yo.
Metáforas
Léxico prosaico
(realista)
Comparaciones Como la brisa que la sangre orea…
Tus ojos/ verdes como el mar…
Imágenes
Golondrinas, búho, viento, huracán,
campanillas, madreselvas, violeta, árbol,
mar…
Naturaleza
Música Arpa, lira, compás, cadencia, laúd…
átomo, máquina, roncar, comer, engordar, billete de banco,
diccionario…
Léxico
romántico
suspiros, sueño, dolor, vértigo
Capacidad de
sugerencia
Más allá del significado denotativo, los elementos de la
realidad se corresponden con emociones íntimas y descubren
otros sentidos insospechados.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA IX
Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza
y hasta el sauce inclinándose a su peso
al río que le besa, vuelve un beso.
Métrica
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Métrica
RIMA X
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada.
Oigo flotando en olas de armonías
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran… ¿Qué sucede?
¿Dime?... ¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Brevedad
Rima XLI
Tú eras el huracán y yo la alta
torre que desafía su poder:
¡tenías que estrellarte o que abatirme!
¡No pudo ser!
Tú eras el océano y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén:
¡tenías que romperte o que arrancarme!
¡No pudo ser!
Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder:
la senda estrecha, inevitable el choque…
¡No pudo ser!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Comparaciones
RIMA XLVIII
Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué,
aunque sentí al hacerlo que la vida
me arrancaba con él.
Del altar que le alcé en el alma mía
la Voluntad su imagen arrojó,
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.
Aun para combatir mi firme empeño
viene a mi mente su visión tenaz…
¡Cuándo podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
Diálogos
RIMA XLIV
Como en un libro abierto
leo de tus pupilas en el fondo.
¿A qué fingir el labio
risas que se desmienten con los ojos?
¡Llora! No te avergüences
de confesar que me quisiste un poco.
¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves; yo soy un hombre… y también lloro.
No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas, pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad, siempre avanzando,
no sepa a dó camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos.
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa.
¡habrá poesía!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA VII
Del salón en un ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo,
veíase el arpa.
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: "¡Levántate y anda!"!.
RIMA XI
—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión;
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?— No es a ti, no.
—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro,
puedo brindarte dichas sin fin;
yo de ternuras guardo un tesoro.
¿A mí me llamas? —No, no es a ti, no.
—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz;
soy incorpórea, soy intangible;
no puedo amarte.—¡Oh, ven; ven tú!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA XIII
Tu pupila es azul, y cuando ríes,
su claridad süave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul , y cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
una perdida estrella.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA XXI
¿Qué es poesía? —dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... ¡eres tú!
RIMA XXIII
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo:
por un beso..., ¡yo no sé
qué te diera por un beso
RIMA X
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada.
Oigo flotando en olas de armonías
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran...¿Qué sucede?
¡Es el amor que pasa!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA XXX
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor
yo digo aún: "¿Por qué callé aquel día?"
Y ella: "¿Por qué no lloré yo?
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA XXXI
Nuestra pasión fue un trágico sainete,
en cuya absurda fábula
lo cómico y lo grave confundidos
risas y llanto arrancan.
Pero fue lo peor de aquella historia
que, al fin de la jornada,
a ella tocaron lágrimas y risas,
¡y a mí solo lágrimas!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA XLII
Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de dónde estaba.
Cayó sobre mi espíritu la noche;
en ira y en piedad se anegó el alma...
¡Y entonces comprendí por qué se llora!
¡Y entonces comprendí por qué se mata!
Pasó la nube de dolor... Con pena
logré balbucear unas palabras...
¿Quién me dio la noticia? Un fiel amigo...
¡Me hacía un gran favor! Le di las gracias
RIMA LIII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
esas...¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!
Volverá del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...desengáñate,
así…¡no te querrán!.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA XXXVIII
Los suspiros son aire y van al aire,
las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer: cuando el amor se olvida
¿sabes tú a dónde va?
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA LXI
Al ver mis horas de fiebre
e insomnio lentas pasar,
a la orilla de mi lecho.
¿quién se sentará?
Cuando la trémula mano
tienda próximo a expirar,
buscando una mano amiga
¿quién la estrechará?
Cuando la muerte vidríe
de mis ojos el cristal,
mis párpados aún abiertos,
¿quién los cerrará?
Cuando la campana suene,
si suena en mi funeral,
una oración al oírla,
¿quién murmurará?
Cuando mis pálidos restos
oprima la tierra ya,
sobre la olvidada fosa,
¿quién vendrá a llorar?
¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
quién se acordará?
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
RIMA LXVI
¿De dónde vengo?... El más horrible y
áspero
de los senderos busca;
las huellas de unos pies ensangrentados
sobre la roca dura,
los despojos de un alma hecha jirones
en las zarzas agudas,
te dirán el camino
que conduce a mi cuna.
¿A dónde voy? El más sombrío y triste
de los páramos cruza,
valle de eternas nieves y de eternas
melancólicas brumas.
En donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
OBRAS EN PROSA
• Como prosista, Bécquer escribió:
• Numerosas colaboraciones periodísticas
• Historia de los templos de España
(inconclusa)
• Cartas literarias a una mujer (1860)
• Cartas desde mi celda (1864)
• Leyendas (en prensa entre 1854-64), se
recogieron en un solo libro en 1871 en el
mismo volumen que las Rimas.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
LEYENDAS
Las Leyendas son un conjunto de relatos cortos de
carácter fantástico y ambientación romántica (la Edad
Media, el mundo oriental o morisco, el halo de misterio,
la noche…) Muchas de ellas son muy conocidas: El
caudillo de las manos rojas, El Monte de las Ánimas, El
Miserere, La corza blanca, El beso…
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
LEYENDAS
Las Leyendas se encuentra muy cerca del Romanticismo
tradicional, por los precedentes del género (Zorrilla,
Espronceda, duque de Rivas, la novela histórica) y por los
temas que desarrolla (la mujer ideal, el desengaño, el
ansia de amor absoluto…), así como por los personajes
(caballeros, galanes, artistas, bellas mujeres) y por los
ambientes exóticos o legendarios. Pero Bécquer acierta a
crear un nuevo género, el de la leyenda lírica.
La prosa becqueriana destaca en las Leyendas por sus
valores rítmicos y musicales y por sus calidades
pictóricas, que preludian ya las narraciones modernistas.
Rosalía de Castro
• Natural de Santiago de Compostela y de
noble familia.
• Conoció su origen ilegítimo a los quince
años, lo que le produjo una grave crisis
espiritual.
• Se casó con Manuel M. Murguía, famoso
historiador y escritor gallego, y tuvo seis
hijos.
• Vivió en diversos lugares de Castilla, pero
siempre añoró Galicia.
• Su vida estuvo llena de penalidades, lo que
se refleja en su obra.
• Murió en La Matanza, Iria Flavia. Sus restos
fueron trasladados a un monumento
funerario erigido por suscripción popular.
ROSALÍA DE CASTRO
• Aunque escribió también en prosa,
destaca sobre todo como poetisa.
• Compuso versos tanto en gallego,
Cantares galegos (1863) y Follas novas
(1880) como en castellano, En las orillas
del Sar (1884).
• Con Rosalía de Castro nos encontramos
ya muy cerca de la poesía
contemporánea entendida como
comunicación de una experiencia
personal: aflora de forma directa el
mundo interior, se manifiesta la
subjetividad abiertamente y no envuelta
en el tono declamatorio y muchas veces
superficial del Romanticismo externo.
ROSALÍA DE CASTRO
Escrita en gallego, en ella aparece la
añoranza de la tierra natal lejana, además
de la crítica por la situación de muchos de
sus paisanos.
ROSALÍA DE CASTRO
CANTARES GALEGOS
Por ello algunos poemas tienen un tono de
protesta y rebeldía.
Poemario compuesto también en gallego en el que
paisaje de su tierra se convierte en un escenario
para versos que expresan dolor y desengaño vital.
ROSALÍA DE CASTRO
FOLLAS NOVAS
Escrita en castellano, en ella Rosalía de Castro
continúa, con un tono melancólico y pesimista,
poetizando el paso del tiempo, las ilusiones
perdidas y la deseada muerte que libere el dolor de
vivir
ROSALÍA DE CASTRO
EN LAS ORILLAS DEL SAR
En esta obra, Rosalía de Castro alcanza muchos
momentos de honda emoción y de expresión de una
intimidad conflictiva que anticipan lo más granado
de la poesía posterior.
Lenguaje
emocionado e
intimista
ROSALÍA DE CASTRO
ESTIL
O
Influida por Heinrich Heine y la poesía popular.
Huye del estilo grandilocuente.
Presencia de
elementos de la
naturaleza
Aportan a su poesía un tono de autenticidad, de
experiencia vivida.
Versos y estrofas
poco usuales
Estrofas polimétricas que combinan versos
alejandrinos, decasílabos, pentasílabos, etc.
Esta innovación la convierte en la pionera de la
poesía moderna.
ROSALÍA DE CASTRO
Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pe dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.
Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.
Si cantan, es que ti cantas;
si choran, es ti que choras;
i es o marmurio do río,
i es a noite, i es aurora.
En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
ni me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.
Cuando pienso que te huyes,
negra sombra que me asombras,
al pie de mis cabezales,
tornas haciéndome mofa.
Si imagino que te has ido,
en el mismo sol te asomas,
y eres la estrella que brilla
y eres el viento que sopla.
Si cantas, tú eres quien cantas;
si lloran, tú eres quien llora;
y eres murmullo del río
y eres la noche y la aurora.
En todo estás y eres todo,
para mí y en mí misma moras,
nunca me abandonarás,
sombra que siempre me asombras
ROSALÍA DE CASTRO
Un-ha vez tiven un cravo
cravado no corazón,
y eu non m’acordo xa s’era aquel cravo
d’ouro, de ferro ou d’amor.
soyo sei que me fixo un mal tan fondo,
que tanto m’atormentóu,
qu’eu día e noite sin cesar choraba
cal chorou Madalena n’a Pasión.
“Señor, que todo ó podedes
—pedinlle un-ha vez a Dios—
daime valor pr’arrincar d’un golpe
cravo de tal condiçon.”
e duomo Dios o arrinqueismo
mas… ¿quén pensara?… Despois
xa non sentín máis tormentos
nin soupen qu’era delor;
soupen sô que non sei que me faltaba
en donde ò cravo faltóu;
e seica… seica tiven soidades
d’aquela pena…¡Bon Dios!
Este barro mortal qu’envolve ò esprito
¿quén-o entenderá, Señor?
Una vez tuve un clavo
clavado en el corazón
y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo
de oro, de hierro o de amor.
Sólo sé que me produjo un mal tan hondo,
que tanto me atormentó,
que yo día y noche sin cesar lloraba
como lloró Magdalena en la Pasión.
“Señor que todo lo puedes
—le pedí una vez a Dios—
dame valor para arrancar de un golpe
clavo de tal condición.”
y diómelo Dios y me lo arranqué,
pero… ¿quién lo pensara?… Después
ya no sentí tormentos
ni supe lo que era dolor;
supe tan sólo que no sé qué me faltaba
en donde el clavo faltó,
y me parece… me parece que tuve añoranza
de aquella pena… ¡Buen Dios!
Este barro mortal que envuelve el espíritu
¿quién lo entenderá, Señor?
ROSALÍA DE CASTRO
Alma que vas huyendo de ti misma,
¿qué buscas insensata en los demás?
Si en ti secó la fuente del consuelo,
secas todas las fuentes has de hallar.
¿Que hay en el cielo estrellas todavía
y hay en la tierra flores perfumadas?
Sí… Mas no son ya aquellas
que tú amaste y te amaron, desdichada.
ROSALÍA DE CASTRO
Recuerda el trinar del ave
y el chasquido de los besos
los rumores de la selva
cuando en ella gime el viento
y del mar las tempestades
y la bronca voz del trueno;
todo halla un eco en las cuerdas
del arpa que pulsa el genio.
Pero aquel bronco latido
del corazón que está enfermo
de muerte y que de amor muere
y que resuena en el pecho
como un bordón que se rompe
dentro de un sepulcro hueco
es tan triste y melancólico
tan terrible y tan supremo
que jamás el genio pudo
repetirlo con sus ecos.
LA PROSA DE LA
2ª MITAD DEL
SIGLO XIX
LA PROSA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
Auge del periodismo
Es muy importante en el desarrollo de la prosa.
La mayor parte de los prosistas escribieron para un
periódico.
La prensa contribuye a forjar una prosa directa, flexible y
liberada de la grandilocuencia romántica.
El artículo de costumbres evoluciona hacia la novela
prerrealista, todavía ligada al costumbrismo.
Artículo de costumbres
Cuento Cuando triunfa la novela realista, el costumbrismo se
sustituye por el cuento.
El costumbrismo está en la base de la novela regional de
Pereda, Valera, Palacio Valdés...
LA NOVELA REALISTA
Rasgos de la
novela realista
Descripción minuciosa y detallada de la realidad
Ubicación próxima de los hechos
Frecuente propósito de crítica social y política
Estilo sencillo y sobrio
Verosimilitud
Protagonistas individuales o colectivos.
Narrador omnisciente
Uso del estilo indirecto libre
Didactismo
Estructura lineal
Aproximación del lenguaje al uso coloquial
OBSERVACIÓN y
DOCUMENTACIÓN
REPRODUCCIÓN FIEL DE LA
REALIDAD
MÁXIMA EXACTITUD
AMBIENTAL y PSICOLÓGICA
PINTURA DE
COSTUMBRES
PINTURA DE
CARACTERES
Gran diversidad de
ambientes
Novela psicológica
Descripción minuciosa y detallada de la realidad
LA NOVELA REALISTA
Frente a la evasión espacio-temporal del
Romanticismo, los autores realistas
escriben sobre lo que conocen, con lo que
sitúan sus obras en el presente y en
lugares próximos.
LA NOVELA REALISTA
Ubicación próxima de los hechos
La mirada se desplaza a lo cotidiano,
eliminando el subjetivismo y la fantasía y
controlando los excesos imaginativos y
sentimentales..
LA NOVELA REALISTA
Frecuente propósito de crítica social y política
La intencionalidad sociopolítica varía según la ideología de cada escritor.
ESCRITORES CONSERVADORES
Describen la realidad para mostrar su
DEGRADACIÓN y postular un REGRESO A LOS
VALORES TRADICIONALES.
ESCRITORES PROGRESISTAS
Muestran las LACRAS SOCIALES que
obedecen, según ellos, a la PERVIVENCIA DE
UNA MENTALIDAD CONSERVADORA que
lastra el avance hacia lo nuevo.
Se prefiere una prosa sobria, a veces
cuidada, a veces familiar.
LA NOVELA REALISTA
Estilo sencillo y sobrio
En los diálogos, la lengua se adaptará a la
índole de los personajes.
Reflejan muchas veces el estilo coloquial,
incluso con incorrecciones y vulgarismos.
El ideal de estilo es la claridad y la
exactitud, como corresponde al deseo de
acercar la labor del escritor a la del
científico.
Las historias son como fragmentos de
realidad.
LA NOVELA REALISTA
Verosimilitud
Son inventadas por el autor, pero se basan
en experiencias cotidianas.
Los hechos, los protagonistas y los
ambientes son creíbles.
Desaparecen los sucesos increíbles, los
hechos maravillosos y las aventuras
insólitas.
LA NOVELA REALISTA
Protagonistas individuales o colectivos
PROTAGONISTAS INDIVIDUALES
NOVELAS PSICOLÓGICAS
Los protagonistas de las novelas suelen ser
individuos que se relacionan
problemáticamente con su mundo.
El novelista hace hincapié en el análisis
psicológico del personaje.
PROTAGONISTAS COLECTIVOS
NOVELAS DE AMBIENTACIÓN SOCIAL
Los protagonistas son grupos sociales
completos, que permiten al novelista dar una
visión global de la sociedad contemporánea.
El autor describe los más variados ambientes
LA NOVELA REALISTA
Narrador omnisciente
El narrador maneja por completo los hilos del
relato: lo conoce todo, interviene en la obra
con sus juicios sobre hechos y personajes y con
observaciones dirigidas al lector.
Con el tiempo, el ideal de objetividad conduce
a atenuar las apariciones del narrador en la
obra.
LA NOVELA REALISTA
Estilo directo
El estilo directo es un estilo narrativo en el que se inserta en el relato la voz de los
personajes reproduciendo literalmente lo que dicen.
El estilo directo se caracteriza por la presencia de verbo de lengua o sentido (dijo,
exclamó, gritó, etc.), seguido de dos puntos y aparte, precedido de un guion, las palabras
textuales del personaje:
Juan estaba agotado, suspiró y dijo:
― “Jamás volveré a subir corriendo.”
Verbo de lengua o sentido
Guion
Dos puntos y aparte
Palabras textuales
LA NOVELA REALISTA
Estilo indirecto
El estilo indirecto es, por otra parte, otro estilo narrativo en el que se introduce la voz de
los personajes.
En este caso, el verbo de lengua o sentido es seguido de la conjunción completiva QUE y
a continuación se reproducen las palabras del personaje modificadas:
Juan estaba agotado, suspiró y dijo que jamás volvería a subir corriendo
Verbo de lengua o sentido Conjunción QUE
Palabras modificadas
LA NOVELA REALISTA
Didactismo
Se trata de un estilo narrativo en el que se insertan en la voz del narrador enunciados
propios de un personaje, que se reconocen mediante marcas que descartan la vinculación
de ese registro del lenguaje o punto de vista con el narrador
En el enunciado del narrador fragmentos del discurso de los personajes que no son
introducidos expresamente mediante marcadores o conectores (verbos de palabra o
pensamiento o nexos introductorios del enunciado):
Juan estaba agotado, suspiró, los pensamientos se agolpaban en su mente, no, jamás
volvería a subir corriendo.
Discurso del personaje
LA NOVELA REALISTA
Didactismo
Es corriente que los autores pretendan
ofrecer una lección moral o social con sus
novelas.
Ello es así especialmente en las novelas de
tesis donde el escritor desea demostrar
una idea general a la que quedan
subordinados el argumento, los personajes
y el ambiente de la obra.
LA NOVELA REALISTA
Estructura lineal
Los hechos transcurren de forma lineal en el tiempo.
Aun así no son extrañas las vueltas atrás (analepsis) para contar episodios pasados, pero
estas solo interrumpen provisionalmente la acción.
Línea argumental
Pasado Presente Futuro
Analepsis Prolepsis
LA NOVELA REALISTA
Aproximación del lenguaje al uso coloquial
El lenguaje narrativo se aproxima a la
lengua de la conversación, que se eleva a la
categoría de lengua literaria.
Los autores se esfuerzan en adecuar el
lenguaje a la naturaleza de los personajes,
que hablan con arreglo a su condición
social, a su origen geográfico o a sus propias
particularidades.
PRINCIPALES
AUTORES REALISTAS
PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
Transición de la prosa
romántica a la novela
prerrealista
Fernán Caballero
Pedro Antonio de Alarcón
Consolidación de la
novela realista
Juan Valera
José María de Pereda
Emilia Pardo Bazán
Benito Pérez Galdós
Leopoldo Alas, Clarín
FERNÁN CABALLERO
(1796-1877)
• Es el seudónimo de la escritora Cecilia Böhl de
Faber (1796-1877), hija de uno de los
introductores del Romanticismo en España:
Nicolás Böhl de Faber.
• Su obra se ha considerado precursora del
realismo español, pero la abundancia de
elementos románticos y, sobre todo, el
didactismo católico y la idealización de tipos y
paisajes, la alejan de los presupuestos
centrales del realismo.
• Entre sus obras más conocidas destacan La
gaviota y La familia de Alvareda.
TRANSICIÓN DE LA PROSA ROMÁNTICA A LA NOVELA PRERREALISTA
PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN
(1833-1891)
• Es también un escritor prerrealista, cercano
aún al Romanticismo y a la prosa
costumbrista.
• Sus novelas no son de gran calidad: sus
personajes carecen de individualidad y están
construidos con un maniqueísmo absoluto, las
situaciones argumentales son inverosímiles y
su lenguaje peca de excesiva verbosidad.
• Una sorprendente excepción es la novela
corta El sombrero de tres picos (1874).
TRANSICIÓN DE LA PROSA ROMÁNTICA A LA NOVELA PRERREALISTA
PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
JUAN VALERA
• Es un escritor peculiar dentro del movimiento
realista.
• Defiende el carácter poético de la novela y postula
un tipo de narración que estudie el interior de los
personajes.
• Reclama una literatura que cree objetos bellos que
deleiten al lector, dejando de lado cualquier
preocupación por la sociedad del momento.
• Sus personajes hablan con un estilo culto y
academicista.
• Las descripciones exteriores son poco frecuentes.
• La construcción narrativa es hábil y el narrador
interviene, pero con ironía que pone distancia entre
los personajes y el autor.
• El amor es el tema de la mayor parte de su obra.
• Obras: Pepita Jiménez (1874), Doña Luz (1879),
Juanita la Larga (1895) y Morsamor (1899).
CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
JOSÉ MARÍA DE PEREDA
• Es el máximo representante de la novela
tradicional.
• Defiende en sus obras un patriarcalismo rural e
idílico frente a los males del mundo urbano y
burgués.
• Casi todas sus novelas presentan muchos defectos:
personajes acartonados, moralismo abrumador,
constantes intromisiones del narrador, argumentos
faltos de intriga, etc.
• Sin embargo, son apreciables su gran cantidad
descriptiva tanto de paisajes como de personajes.
• Entre sus novelas destacan: El sabor de la tierruca
(1882), Pedro Sánchez (1883), Sotileza (1884), La
puchera (1889) y Peñas arriba (1895).
CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
EMILIA PARDO BAZÁN
• Aristócrata gallega, fue persona cultivada y buena
conocedora de las corrientes literarias europeas de
su tiempo.
• Su obra narrativa es muy variada: tuvo unos
comienzos románticos, y tras sus escarceos
naturalistas, será seguidora del espiritualismo ruso
e, incluso, al final de su producción, de la estética
modernista en boga.
• Defiende, pues, todo lo novedoso, pero en el fondo
su obra tiene un hilo conductor unitario que le
proporciona coherencia: su ideología cristiana y
conservadora
CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
EMILIA PARDO BAZÁN
• Así, el naturalismo, tan presente en novelas como
La tribuna (1882), Los pazos de Ulloa (1886) y La
madre Naturaleza (1887), es siempre puramente
formal: situaciones escabrosas, ambientes
degradados, señores decadentes y criados brutales,
crudas descripciones, escenas de desmesurada
violencia, etc. Pero el determinismo naturalista
sólo es externo y circunstancial, pues es corregido
por la fe religiosa.
• Tiene mucho interés el más de medio millar de
cuentos que la condesa de Pardo Bazán publicó en
la prensa, parte de los cuales reunió en diversos
volúmenes: Cuentos de Marineda, Cuentos de
Navidad, Cuentos de amor, Cuentos sacroprofanos,
Cuentos de la tierra…
CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA
PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
Benito Pérez
Galdós
Benito Pérez Galdós
• Nació en Las Palmas de Gran Canaria dentro
de una familia acomodada.
•A los diecinueve años marchó a Madrid a
estudiar Derecho, pero abandonó los estudios
para dedicarse al periodismo y a la literatura.
• En 1870 publica su primera novela y en 1871
dirige ya un periódico madrileño.
•A partir de 1873, cuando comienza la
primera serie de Episodios Nacionales, se
dedica casi en exclusiva a la literatura. Su
calidad literaria y su laborioso trabajo lo
convierten en el autor más importante de su
tiempo.
Benito Pérez Galdós
•Concluidas las dos series iniciales de
Episodios, que había alternado con sus
primeras novelas, comienza en los años
ochenta su proyecto literario más ambicioso,
las Novelas españolas contemporáneas.
•Pese a los apoyos de Menéndez Pelayo y de
Valera, fracasa su candidatura a la Real
Academia a principios de 1889, pues su
actitud liberal y anticlerical se ve con
reticencias entre los conservadores.
•No obstante, resulta finalmente elegido a
mediados de ese mismo año.
Benito Pérez Galdós
• En la última década del XIX, prosigue su
actividad como novelista, aunque
emprende también con bastante éxito su
carrera como autor teatral.
• En 1897 lee su importante discurso de
ingreso en la Real Academia: La sociedad
presente como materia novelable.
• A finales de siglo comienza la tercera serie
de los Episodios Nacionales.
• Ya en el siglo XX, continúa con su actividad
teatral y con la redacción de sucesivos
episodios.
Benito Pérez Galdós
• La situación política española lleva también a
Galdós a pronunciarse a favor de un cambio en la
política, cada vez más conservadora, de la
Monarquía y, finalmente, a colocarse del lado de
los republicanos, en cuyas filas es elegido
diputado en 1907.
• En 1909 es co-presidente de la Conjunción
Republicano-Socialista junto a Pablo Iglesias. Ese
mismo año vuelve a ser elegido diputado.
• Sus últimos años son difíciles. En 1912 fracasa su
candidatura al Premio Nobel por la oposición
beligerante de los conservadores españoles. Con
su salud ya quebrantada, se ve obligado a dictar
sus últimas obras porque se está quedando
ciego. Postrado por la enfermedad y agobiado
por las dificultades económicas, muere en
Madrid en 1920.
Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
Primeras novelas
Novelas españolas
contemporáneas
Últimas novelas
La Fontana de Oro
Doña Perfecta
Gloria
Marianela
La familia de León Roch
El amigo Manso
La de Bringas
Miau
Fortunata y Jacinta
La incógnita
Realidad
Ángel Guerra
Tristana
Torquemada
Nazarín
Misericordia…
E
P
I
S
O
D
I
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N
A
C
I
O
N
A
L
E
S
Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
PRIMERAS NOVELAS
• Publicadas durante la primera década de los
setenta, casi todas son novelas de tesis en las que
se contraponen dos ideologías, conservada y
liberal.
• Galdós no oculta sus simpatías por la España
liberal, y la intención didáctica de las obras es
explícita.
• Títulos de esta época son La Fontana de Oro
(1870), Doña Perfecta (1876), Gloria (1877),
Marianela (1878) y La familia de León Roch
(1878).
• Pese al esquematismo de sus ambientes y
personajes, se advierte en estas obras una
evolución técnica que culminará en el gran Galdós
posterior.
Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
NOVELAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS
• Así llamó Galdós a las novelas que publicó a partir
de La desheredada (1881).
• Esta magnífica obra, influida en parte por las ideas
naturalistas de Zola, no presenta ya de forma
elemental acciones y personajes, sino que estos
son fruto ahora de una cuidada evolución
psicológica.
• Algunas otras novelas de este periodo son El
amigo Manso (1882), La de Bringas (1884) y
Miau (1888).
Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
NOVELAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS
• Todas estas obras analizan con maestría el
mundo de la clase media. La visión
galdosiana de esta sociedad mesocrática se
plasma generalmente en Fortunata y Jacinta
(1886-7), su obra más ambiciosa.
• Se trata de una novela extensa y
cuidadosamente construida, que desarrolla,
sobre la base de diversos triángulos
amorosos, la convulsa y cambiante vida social
madrileña entre 1873 y 1876, entrelazando
calculadamente los elementos de ficción y los
históricos.
Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
NOVELAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS: Fortunata y Jacinta
Galdós
despliega sus
mejores artes
narrativas
Minuciosa captación de ambientes y tipos.
Uso magistral de los diálogos.
Empleo de novedosos monólogos interiores.
Sabio manejo narrativo de múltiples anécdotas
argumentales ,etc.
Sueños,
recuerdos,
locuras,
imaginación,
etc.
Acabado
fresco
social
Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
ÚLTIMAS NOVELAS
• La crisis de la estética realista y el interés por
buscar nuevos cauces expresivos se
manifiestan claramente en sus novelas desde
1889.
• De este periodo son La incógnita (1889),
Realidad (1889), Ángel Guerra (1891),
Tristana (1892), la tetralogía que tiene como
protagonista al usurero Torquemada (1889-
1895), Nazarín (1895), Misericordia (1897) ,
El caballero encantado (1909).
Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
ÚLTIMAS NOVELAS
• En todas ellas ensaya originales
procedimientos narrativos:
• novelas dialogadas
• narraciones epistolares
• introducción de elementos fantásticos
• Sueños
• símbolos, etc.
• En alguna es también visible la influencia del
espiritualismo de la novela finisecular
europea.
• La modernidad narrativa galdosiana tiene su
raíz en la progresiva radicalización ideológica
del Galdós, que le lleva a buscar vías estéticas
diferentes como modo de comprender la
realidad en toda su extensión.
Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
EPISODIOS NACIONALES
• Los Episodios Nacionales, constituidos por
cuarenta y seis novelas dispuestas en
cinco series de diez episodios cada una
(excepto la última, que quedó inacabada
con solo seis), pretenden reconstruir en
forma novelada la historia del siglo XIX
español.
• Las dos primeras series fueron escritas
entre 1873 y 1879, al tiempo que sus
primeras novelas; las tres últimas entre
1898 y 1912.
Benito Pérez Galdós
OBRA NARRATIVA
EPISODIOS NACIONALES
Dos primeras series
Ideología liberal
Recursos folletinescos
Proximidad de los hechos narrados.
La Historia no es un mero elemento decorativo.
Series siguientes
Mezcla de narradores en 1ª y 3ª persona.
Monólogos
Novelas epistolares que ofrecen impresión de intimidad al tiempo
que proporcionan la ilusión de crónica histórica.
Conocimiento de primera mano de los hechos históricos.
Benito Pérez Galdós
TEMAS
Las obras de Galdós, aunque
ambientadas en su mayoría en
Madrid, son una completa
visión de conjunto de la
sociedad española de la época.
Madrid
Las clases medias ocupan el
primer plano de sus obras,
pero la mirada de Galdós
presta atención a todas las
esferas sociales.
Sociedad de la época
Reflexión sobre la condición
humana.
Condición humana
Madrid concentra todas las
contradicciones sociales e
históricas del país y se ha
convertido en una gran ciudad
cuyo complejo mundo presenta
con pluma maestra el novelista.
Todo en relación con las
vicisitudes históricas que
dan lugar a una nueva
sociedad que arrolla a su
paso los viejos moldes
estamentales.
El paso del tiempo.
Las reacciones psicológicas
ante situaciones extremas.
Ambiciones, sueños,
ilusiones, fantasías, amor,
placeres…
Todo desfila ante la mirada de Galdós, dura y sarcástica a veces, tierna y humanísima, las más.
Benito Pérez Galdós
INFLUENCIAS
Honoré de
Balzac
Charles
Dickens
Gustave
Flaubert
Fiodor
Dostoyevski
León
Tolstoi
La Celestina La picaresca Cervantes…
Ironía
Benito Pérez Galdós
ESTILO
El ideal de Galdós es el lenguaje llano y sencillo.
Prosa ágil y de apariencia espontánea.
Los personajes se expresan según su condición y quedan caracterizados por su
forma de hablar.
Creador
lingüístico
Alerta ante el lugar común y la retórica manida.
Se sirve de las locuciones y coloquialismos para crear nuevos
sentidos y generar situaciones narrativas nuevas..
Las creaciones léxicas de Galdós sirven para caracterizar los
personajes
Isidora Rufete, ¿conoces tú el equilibrio de sentimientos, el ritmo suave de un vivir templado, deslizándose
entre las realidades comunes de la vida, las ocupaciones y los intereses? ¿Conoces ese ritmo, que es como el
pulso del hombre sano? No; tu espíritu está siempre en estado de fiebre. Las exaltaciones fuertes no cesan en
ti sino en depresiones terribles, y tu alegría loca no cede sino ahogándose en tristezas amargas. ¿Persistes en
creerte de la estirpe de Aransis? Sí; antes perderás la vida que la convicción de tu derecho. Bien; sea. Pero deja
al tiempo y a los tribunales que resuelvan esto, y no te atormentes, construyendo en tu espíritu una segunda
vida ilusoria y fantástica. Ten paciencia, no te anticipes a la realidad; no te trabajes interiormente; no saborees
con falsificada sensibilidad goces de que están privados tus sentidos. Miquis lo ha dicho, bien lo sabes, que eso
es un vicio, un puro vicio, como tantos otros hábitos repugnantes, como la embriaguez o el juego, y de ese
vicio nace una verdadera enfermedad. El pensamiento se pone malo, como las muelas y el pulmón, ¡y ay de ti
si llegas a un estado morboso que te impida disfrutar luego de la realidad lo que ahora quieres gozar, en
sueños, contraviniendo a las leyes del tiempo y del sentido común! […] Isidora de Aransis…, pues según tú, no
hay más remedio que darte este nombre… Isidora de Aransis, mírate bien en ese espejo social que se llama
opinión, y considera si con tu actual trazo puedes presentarte a reclamar el nombre y la fortuna de una familia
ilustre. Tonta, ¿has creído alguna vez en la promesa de que Joaquín se casará contigo? Advierte que siempre
te dice eso cuando está mal de fondos y quiere que le ayudes a salir de sus apuros… Casada o no con él,
esperas rehabilitarle; dices que el mundo olvida. No te fíes, no te fíes, pues tal puede ser tu ignominia, que al
mundo se le acabe la indulgencia. Se dan casos de estos. Hay otro desorden, Isidorita, que te hace muy
desgraciada , y que te llevará lejos, muy lejos. Me refiero a las irregularidades […] de tu peculio. Unas veces
tienes mucho; otras, nada. […]¿qué has hecho de los dos mil duros que a ti y a tu hermano os dejó don
Santiago Quijano? Ya los has gastado en el pleito, vestidos, en la educación de Mariano, y… confiésalo, que si
es un misterio para todo el mundo, no lo es para quien te habla en este momento… No lo ocultes, pues no hay
para qué. Más de la mitad de aquel dinero te lo ha distraído Joaquín Pez.
Voz de la conciencia de Isidora o interrogatorio indirecto del autor, lo escrito vale
Textos de Benito Pérez Galdós
Textos de Benito Pérez Galdós [pág. 543-4]
Muy mal debe de andar la máquina, cuando a mitad de la calle de Alcalá ya estoy rendido. Y no he
hecho más que dar la vuelta al estanque. ¡Demonio de neurosis o lo que sea! Yo, que después de darle
la vuelta al Serpentine me iba del tirón a Cromwell road… friolera, como diez veces el paseo de hoy… yo
que llegaba a mi casa dispuesto a andar otro tanto, ahora me siento fatigado a mitad de esta
condenada calle de Alcalá…¡Tal vez consista en estos endiablados pisos, en este repecho
insoportable!... Ésta es la capital de las setecientas colinas. ¡Ah! Ya están regando estos brutos, y tengo
que pasarme a la otra acera para que no me atice una ducha este salvaje con su manga de riego. “Eso
es, bestias, encharcad bien para que haya fango y paludismo…” Pues por aquí los barrenderos me
echan una nube de polvo… “Animales, respetad a la gente…” Prefiero las duchas… En fin, que este
salvajismo es lo que me tiene a mí enfermo. No se puede vivir aquí… Pues digo; otro pobre. No se
puede dar un paso sin que le acosen a uno estas hordas de mendigos. ¡Y algunos son tan insolentes!...
“Toma, toma tú también”. Como me olvide algún día de traer un bolsillo lleno de cobre, me divierto.
¡Aquí no hay policía, ni beneficencia, ni forma ni civilización!... Gracias a Dios que he subido el repecho.
Parece la subida al Calvario, y con esta cruz que llevo a cuestas, más. ¡Qué hermosos nardos vende esta
mujer! Le compraré uno. “Deme usted un nardo. Una vereda sola… Vaya, deme usted tres varitas.
¿Cuánto? Tome usted… Abur”. Me ha robado. Aquí todos roban… Debo de parecer un San José; pero no
me importan.”Yo no juego a la lotería; déjeme usted en paz.” ¿Qué me importará a mí que sea mañana
último día de billetes ni que el número sea bonito o feo…? Se me ocurre comprar un billete, y dárselo a
Guillermina. De seguro que le toca. ¡Es la mujer de más suerte!... “Venga ese décimo, niña… Sí, es
bonito número. ¿Y tú por qué andas tan sucia?” ¡Qué pueblo, válgame Dios, qué raza!
Textos de Benito Pérez Galdós
Lo que yo le decía anteayer a D. Alfonso: “Desengáñese Vuestra Majestad, han de pasar siglos antes de
que esta nación sea presentable. A no ser que venga el cruzamiento con alguna casta del Norte,
trayendo aquí madres sajonas”.Ya poco me falta. Francamente, es cosa de tomar un coche; pero no,
aguántate, que pronto llegarás… Un entierro por la Puerta del Sol. No, lo que es aquí no me he de morir
yo, para que no me lleven en esas horribles carrozas… Dan las doce. Allá están los cesantes mirando
caer la bola. Buena bola os daría yo. Ahí viene Casa-Muñoz. ¿Pero qué veo? ¿Es él? Ya no se tiñe. Ha
comprendido que es absurdo llevar el pelo blanco y las patillas negras. No me mira, no quiere que le
salude. Realmente es muy ridícula la situación de un hombre que se tiñe, el día en que se decide a
renunciar a la pintura, porque la edad lo exige o porque se convence de que nadie cree en el engaño…
Allí va en un coche la duquesa de Gravelinas… No me ha visto… “Abur, Feijoo”… ¡Qué bajón ha dado ese
hombre!... Vamos, ya entro por mi calle de Correos. Si habrá venido a almorzar mi primo… Lo que es
hoy me tiene que hacer un reconocimiento en toda regla, porque me siento muy mal… Que me ausculte
bien, porque este corazón parece un fuelle roto. ¿Será esto un fenómeno puramente moral? Puede ser.
Ya veo yo el remedio… ¡Pero qué verdes están las uvas, qué verdes! Los balcones tan tristes como
siempre. ¡Ah!... sale al mirador Barbarita para hablar con la rata eclesiástica…. “Adiós, adiós… vengo
de dar mi paseíto… Estoy muy bien, hoy no me he cansado nada”… ¡Qué mentira tan grande he dicho!
Me canso como nunca. Ahora, escalera de mi casa, sé benévola conmigo. Subamos… ¡Ay, qué corazón,
maldito fuelle! Despacito, tiempo hay de llegar arriba. Si no llego hoy, llegaré mañana. Seis escalones a
la espalda. ¡Dios mío, lo que falta todavía!
Leopoldo Alas
“Clarín”
Leopoldo Alas, Clarín
• Leopoldo Alas nació en Zamora en 1852, pero en
1863 se encuentra ya en Asturias, tierra que será
definitivamente la suya.
• En 1871 se licencia en Derecho y se traslada a
Madrid para cursar el doctorado y la carrera de
Filosofía y Letras. Recibe entonces clases de
destacados intelectuales krausistas, que dejan
una intensa huella en él.
• Tras la restauración borbónica, Alas es asiduo
colaborador del periódico republicano El Solfeo,
en cuyas páginas aparece por primera vez en
1875 el seudónimo Clarín, inspirado por el título
del periódico y por el personaje de La vida es
sueño.
Leopoldo Alas, Clarín
• Desde 1878, escribe en La Unión, periódico
republicano federal, donde publica casi doscientos
artículos. Entre tanto, ha redactado ya sus primeros
relatos y se ha doctorado con una tesis dedicada a
Giner de los Ríos.
• En 1882 es nombrado catedrático de la Universidad
de Zaragoza, se casa, viaja por Andalucía y realiza
una serie de reportajes sobre el problema social
andaluz. Al año siguiente es ya catedrático de
Derecho en la Universidad de Oviedo, donde
permanecerá hasta su muerte. A partir de entonces
su actividad decae, aunque sigue publicando en los
periódicos.
• Sus preocupaciones espirituales se acentúan y en
1898 sus inquietudes sociales lo llevan a proponer la
fundación de la Extensión Universitaria de Asturias,
que pretende acercar la enseñanza a los medios
sociales más desfavorecidos.
Leopoldo Alas, Clarín
• En 1900 termina la traducción de la novela de Zola,
Trabajo, y, ya muy enfermo, pronuncia su última
conferencia en el socialista Centro Obrero de Oviedo en
enero de 1901. Muere ese mismo año, no sin antes
tener la alegría de ver la segunda edición de La Regenta,
prologada por Galdós.
Leopoldo Alas, Clarín
El escritor Leopoldo Alas publicó multitud de artículos
periodísticos de contenido político defendiendo su
ideario republicano.
ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS
Es autor además de numerosos escritos de crítica
literaria, en los que analiza con ironía las tendencias de la
época y censura las obras de mala calidad, con el fin de
guiar y aconsejar al público lector.
Leopoldo Alas, Clarín
•En cuanto a su obra de creación, es casi exclusivamente
narrativa, a excepción de algunos poemas juveniles y su
drama Teresa (1895), que intenta conjugar la crítica social
y el espíritu evangélico, dentro de una estética de intensa
concentración dramática y escenográfica naturalista.
•Pese a su brevedad, es su obra narrativa la que le
concede un puesto de primer orden en las letras
españolas.
•Solo escribió dos novelas: La Regenta y Su único hijo,
algunas novelas cortas (Pipá, Avecilla, Las dos cajas, Doña
Berta, El Señor…), varios fragmentos novelescos
inconclusos y poco más de cien relatos breves, publicados
en su mayoría en la presa y que recopiló, junto a otros
inéditos, en volúmenes independientes: Pipá (1886), El
Señor y lo demás, son cuentos (1893), Cuentos morales
(1896) y El gallo de Sócrates (1901).
OBRA LITERARIA
Leopoldo Alas, Clarín
Su único hijo (1891)
LAS GRANDES NOVELAS
• Su único hijo (1891) narra la vida en una pequeña
capital de un frustrado matrimonio, cuyas relaciones con
los componentes de una compañía de actores sitúan la
acción en un ambiente extraño y degradado.
• Clarín juzga duramente la moralidad de la sociedad que
retrata, cuyos rasgos, ocultos bajo una máscara de
pseudorromanticismo trasnochado son el egoísmo, la
rapacidad, el engaño, la hipocresía y la mentira.
• Los personajes viven en la más extrema soledad y se
mueven por intereses materiales en un medio social que
condiciona su comportamiento con una mezcla de
determinismo naturalista y sensualismo decadente.
• La importancia en la novela de la voluntad, la familia, la
infancia, el espíritu religioso, el tiempo de la memoria,
lo subjetivo, responde a la angustia ante la sociedad, el
desarraigo y el miedo al mundo.
Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
MODELOS
Novela de adulterio Novela de sacerdote
Tiene como protagonista a una mujer
burguesa, profundamente insatisfecha.
Uno de los protagonistas de la novela es sacerdote y
de ahí arranca el conflicto entre la castidad impuesta
y el instinto natural.
Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
PERSONAJES
Ana Ozores (La Regenta) Fermín de Pas (El Magistral)
Desclasamiento
Hija de un aristócrata liberal,
acaba como esposa del viejo y
ridículo Regente de la Audiencia.
De origen humilde, está
escalando los más altos
puestos de poder del cabildo
catedralicio.
Profunda
insatisfacción
Frustrada humana y
sentimentalmente en una ciudad
levítica, añorando una madre que
no tuvo y un hijo que no tiene.
Dominado por su madre y
sin meta humana alguna,
salvo la ambición desmedida
de poder.
Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
PERSONAJES
• El tercer personaje en importancia es Álvaro
Mesía, dirigente liberal de la provincia y tenorio
por excelencia de la misma.
• Ana termina en manos del insustancial Mesía, con
lo que consuma su propia degradación.
Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
PERSONAJES
• En el fondo, la auténtica protagonista de la novela es la
sociedad provinciana en su conjunto.
• Clarín disecciona en Vetusta, nombre literario de Oviedo,
donde suceden los hechos las mezquindades, frustraciones y
pequeñeces de la sociedad española de la Restauración.
Clarín satiriza sin piedad los comportamientos de la clase
dominante de la sociedad canovista: clero, nobles, indianos,
burgueses desfilan por sus páginas dando muestras de su
frivolidad, hipocresía, orgullo, mediocridad y miseria moral.
• La extensa fauna de personajes de la novela está casi por
completo marcada por los mismos rasgos de los
protagonistas: frustración, insatisfacción, sexualidad
reprimida. Hay pocos personajes y éstos no tienen la entidad
suficiente para cambiar los derroteros de la sociedad
podrida.
Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
ESTRUCTURA
• La estructura de la novela está muy pensada. Todos los elementos están relacionados: reflejan las
relaciones entre sus tres personajes y todo se organiza en función de ello
PRIMERA PARTE
•Se desarrolla en tres días
•Se rememoran muchos años.
•Acción lenta, ya que describen personajes y
ambientes claves para el desarrollo de la novela
SEGUNDA PARTE
•Se desarrolla en tres años
•La acción es más rápida y dinámica hasta el
desenlace de la obra.
Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
NATURALISMO
• En La Regenta, es muy importante la influencia del ambiente sobre los personajes, por ello se ha
insistido en su carácter naturalista. En efecto, tanto el mundo exterior (la ciudad en que viven, el
ambiente callejero, las relaciones sociales) como el más próximo a los personajes (su familia, su
infancia, su formación) los condicionan de modo definitivo.
• Incluso la naturaleza se relaciona con los movimientos anímicos de los personajes: la lluvia
constante, las estaciones del año…
• Dos son las notas dominantes en el ambiente que envuelve a los personajes de la novela
TEDIO
En la cerrada ciudad provinciana todo se repite
hasta el aburrimiento, y personas como Ana Ozores
no encuentran más salida a su hastío que el refugio
en libros y sueños románticos, perfectamente
inútiles como solución vital.
LUJURIA
La sexualidad, más o menos reprimida, es la vía
de escape de muchas frustraciones. Objetos,
ambientes y personajes parecen rodeados de
un halo de erotismo que impregna sus
movimientos, sus conversaciones, sus sueños y
sus pensamientos.
Leopoldo Alas, Clarín
La Regenta (1885)
LAS GRANDES NOVELAS
TÉCNICA
• MÚLTIPLES RECURSOS NARRATIVOS:
• El autor deja hablar a los personajes, que charlan o piensan en alto constantemente.
• Cada personaje se expresa de acuerdo a su carácter, formación, nivel social… Muchos están
caracterizados por tics lingüísticos.
• El narrador, en consonancia con los principios naturalistas, se distancia de los personajes y
deja que ellos mismos vayan construyendo sus historias particulares mediante el uso
consciente y reiterado del estilo indirecto libre.
• El narrador, sin embargo, interviene cuando le interesa, anticipando acontecimientos,
sembrando pistas falsas para intrigar al lector, contraponiendo su visión de la realidad con la de
los personajes, etc.
• No se trata nunca de un tosco narrador omnisciente, sino que mediante la ironía el autor
revela su inteligentísima mirada sobre los seres y las cosas.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se
rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de
polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y
persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas
de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como
dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los
cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que
llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate,
agarrada a un plomo.
Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y
descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo
alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de
dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico,
pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de
esta arquitectura. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo;
no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas, como señoritas cursis
que aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos
corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide de ángulo gracioso,
inimitable en sus medidas y proporciones. Como haz de músculos y nervios la piedra enroscándose en la piedra
trepaba a la altura, haciendo equilibrios de acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta
de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta
una cruz de hierro que acababa en pararrayos.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
La lluvia, el aburrimiento, la piedad, la costumbre, trajeron su
contingente respectivo al templo, que estaba todas las tardes de bote en
bote. No cabía ni un vetustense más.
Los jóvenes laicos de la ciudad, estudiantes los más, no se distinguían ni
por su extensa devoción, ni por su impiedad prematura; no pensaban en
ciertas cosas; los había carlistas y liberales, pero casi todos iban a misa a
ver a las muchachas. A la novena no faltaban; se desparramaban por las
capillas y rincones de San Isidro, y terciando la capa, el rostro con un
tinte romántico o picaresco, según el carácter, “se timaban”, como
decían ellos, con las niñas casaderas, más recatadas, mejores cristianas,
pero no menos ganosas de tener lo que ellas llamaban “relaciones”.
Mientras el padre Martínez repetía por centésima vez —y ya llevaba
ganados unos cinco mil reales— que como el dolor de una madre no hay
otro, y echaba sin pizca de dolor propio, sobre la imagen enlutada del
altar, toda la retórica averiada de su oratoria de un barroquismo mustio
y sobado, el amor sacrílego iba y venía volando invisible por naves y
capillas, como una mariposa que la primavera manda desde el campo al
pueblo para anunciar la alegría nueva.
Caracterización de ambientes
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Ana Ozores, cerca del presbiterio, arrodillada, recogiendo el espíritu
para sumirlo en acendrada piedad, oía el runrún lastimero del
púlpito, como el rumor lejano de un aguacero acompañado por ayes
del viento cogido entre puertas. No oía al jesuita, oía la elocuencia de
aquel hecho patente, repetido siglos y siglos en millares de pueblos: la
piedad colectiva, la devoción común, aquella elevación casi milagrosa
de un pueblo entero prosaico, empequeñecido por adoración del
absoluto, por abstracción religiosa. En esto pensaba a su modo la
Regenta, y quería que aquella ola de piedad la arrastrase, quería ser
molécula de aquella espuma, partícula de aquel polvo, que una fuerza
desconocida arrastraba por el desierto de la vida, camino de un ideal
vagamente comprendido.
Caracterización de personajes
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Caracterización de personajes
“Estamos buenos” iba pensado por las calles. Era
enemigo de darle nombre a las cosas, sobre todo a las
difíciles de bautizar. ¿Qué era aquello que a él le
pasaba? No tenía nombre. Amor no era: el
Magistral no creía en una pasión especial, en un
sentimiento puro y noble que se pudiera llamar
amor; esto era cosa de novelistas y poetas, y la
hipocresía del pecado había recurrido a esa palabra
santificante para disfrazar muchas de las mil formas
de la lujuria. Lo que él sentía no era lujuria; no le
remordía la conciencia. Tenía la convicción de que
aquello no era nuevo. ¿Estaría malo? ¿Serían los
nervios? Somoza le diría que fijo que sí.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Uno de los recreos solitarios de don Fermín de Pas consistía en subir a las alturas. Era montañés, y
por instinto buscaba las cumbres de los montes y los campanarios de las iglesias. En todos los países
que había visitado había subido a la montaña más alta, y si no las había, a la más soberbia torre. No
se daba por enterado de cosa que no viese a vista de pájaro, abarcándola por completo y desde arriba.
Cuando iba a las aldeas acompañando al Obispo en su visita, siempre había de emprender, a pie o a
caballo, como se pudiera, una excursión a lo más empingorotado. En la provincia, cuya capital era
Vetusta, abundaban por todas partes montes de los que se pierden entre nubes; pues a los más arduos y
elevados ascendía el Magistral, dejando atrás al más robusto andarín, al más experto montañés.
Cuanto más subía más ansiaba subir; en vez de fatiga sentía fiebre que les daba vigor de acero a las
piernas y aliento de fragua a los pulmones. Llegar a lo más alto era un triunfo voluptuoso para De
Pas. Ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos como si
fueran juguetes, imaginarse a los hombres como infusorios, ver pasar un águila o un milano, según los
parajes, debajo de sus ojos, enseñándole el dorso dorado por el sol, mirar las nubes desde arriba, eran
intensos placeres de su espíritu altanero, que De Pas se procuraba siempre que podía. Entonces sí que
en sus mejillas había fuego y en sus ojos dardos. En Vetusta no podía saciar esta pasión; tenía que
contentarse con subir algunas veces a la torre de la catedral.[…] El Magistral, olvidado de los
campaneros, paseaba lentamente sus miradas por la ciudad escudriñando sus rincones, levantando con
la imaginación los techos, aplicando su espíritu a aquella inspección minuciosa, como el naturalista
estudia con poderoso microscopio las pequeñeces de los cuerpos. No miraba a los campos, no
contemplaba la lontananza de montes y nubes; sus miradas no salían de la ciudad.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Vetusta era su pasión y su presa. Mientras los demás le tenían por sabio teólogo, filósofo y
jurisconsulto, él estimaba sobre todas su ciencia de Vetusta. La conocía palmo a palmo, por
dentro y por fuera, por el alma y por el cuerpo, había escudriñado los rincones de las
conciencias y los rincones de las casas. Lo que sentía en presencia de la heroica ciudad era gula;
hacía su anatomía, no como el fisiólogo que sólo quiere estudiar, sino como el gastrónomo que
busca los bocados apetitosos; no aplicaba el escalpelo sino el trinchante.
[…] Don Fermín contemplaba la ciudad. Era una presa que le disputaban, pero que acabaría
de devorar él solo. ¡Qué! ¿También aquel mezquino imperio habían de arrancarle? No, era
suyo. Lo había ganado en buena lid. ¿Para qué eran necios? También al Magistral se le subía
la altura a la cabeza; también él veía a los vetustenses como escarabajos; sus viviendas viejas y
negruzcas, aplastadas, las creían los vanidosos ciudadanos palacios y eran madrigueras, cuevas,
montones de tierra, labor de topo... ¿Qué habían hecho los dueños de aquellos palacios viejos y
arruinados de la Encimada que él tenía allí a sus pies? ¿Qué habían hecho? Heredar. ¿Y él?
¿Qué había hecho él? Conquistar.
Abrió el lecho. Sin mover los pies, dejóse caer de bruces sobre aquella blandura suave con los
brazos tendidos. Apoyaba la mejilla en la sábana y tenía los ojos muy abiertos. La deleitaba
aquel placer del tacto que corría desde la cintura a las sienes.
-«¡Confesión general!» -estaba pensando-. Eso es la historia de toda la vida. Una lágrima asomó a
sus ojos, que eran garzos, y corrió hasta mojar la sábana.
Se acordó de que no había conocido a su madre. Tal vez de esta desgracia nacían sus mayores
pecados.
«Ni madre ni hijos».
Esta costumbre de acariciar la sábana con la mejilla la había conservado desde la niñez. Una
mujer seca, delgada, fría, ceremoniosa, la obligaba a acostarse todas las noches antes de tener
sueño. Apagaba la luz y se iba. Anita lloraba sobre la almohada, después saltaba del lecho; pero
no se atrevía a andar en la obscuridad y pegada a la cama seguía llorando, tendida así, de
bruces, como ahora, acariciando con el rostro la sábana que mojaba con lágrimas también.
Aquella blandura de los colchones era todo lo maternal con que ella podía contar; no había más
suavidad para la pobre niña. Entonces debía de tener, según sus vagos recuerdos, cuatro años.
Veintitrés habían pasado, y aquel dolor aún la enternecía. Después, casi siempre, había tenido
grandes contrariedades en la vida, pero ya despreciaba su memoria; una porción de necios se
habían conjurado contra ella; todo aquello le repugnaba recordarlo; pero su pena de niña, la
injusticia de acostarla sin sueño, sin cuentos, sin caricias, sin luz, la sublevaba todavía y le
inspiraba una dulcísima lástima de sí misma.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Como aquel a quien, antes de descansar en su lecho el tiempo que necesita, obligan a levantarse,
siente sensación extraña que podría llamarse nostalgia de blandura y del calor de su sueño, así,
con parecida sensación, había Ana sentido toda su vida nostalgia del regazo de su madre. Nunca
habían oprimido su cabeza de niña contra un seno blando y caliente; y ella, la chiquilla, buscaba
algo parecido donde quiera. Recordaba vagamente un perro negro de lanas, noble y hermoso;
debía de ser un terranova. -¿Qué habría sido de él?-. El perro se tendía al sol, con la cabeza entre
las patas, y ella se acostaba a su lado y apoyaba la mejilla sobre el lomo rizado, ocultando casi
todo el rostro en la lana suave y caliente. En los prados se arrojaba de espaldas o de bruces sobre
los montones de yerba segada. Como nadie la consolaba al dormirse llorando, acababa por buscar
consuelo en sí misma, contándose cuentos llenos de luz y de caricias. Era el caso que ella tenía una
mamá que le daba todo lo que quería, que la apretaba contra su pecho y que la dormía cantando
cerca de su oído:
Sábado, sábado, morena,/ cayó el pajarillo en trena/ con grillos y con cadenaaa...
Y esto otro:
Estaba la pájara pinta /a la sombra de un verde limón...
Estos cantares los oía en una plaza grande a las mujeres del pueblo que arrullaban a sus
hijuelos...
Y así se dormía ella también, figurándose que era la almohada el seno de su madre soñada y que
realmente oía aquellas canciones que sonaban dentro de su cerebro. Poco a poco se había
acostumbrado a esto, a no tener más placeres puros y tiernos que los de su imaginación.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
[Ana pasa a evocar ciertos episodios de su niñez, en particular una inocente aventura
que —ruinmente interpretada por sus tías, que cuidan de ella— dejará en su alma la
huella indeleble de lo sucio y la represión malévola. Tras esto continúan sus
divagaciones.]
Aquellos recuerdos de la niñez huyeron, pero la cólera que despertaron, a pesar de ser tan lejana,
no se desvaneció con ellos.
-«¡Qué vida tan estúpida!»- pensó Ana, pasando a reflexiones de otro género.
Aumentaba su mal humor con la conciencia de que estaba pasando un cuarto de hora de
rebelión. Creía vivir sacrificada a deberes que se había impuesto; estos deberes algunas veces se los
representaba como poética misión que explicaba el por qué de la vida. Entonces pensaba:
-«La monotonía, la insulsez de esta existencia es aparente; mis días están ocupados por grandes
cosas este sacrificio, esta lucha es más grande que cualquier aventura del mundo».
En otros momentos, como ahora, tascaba el freno la pasión sojuzgada; protestaba el egoísmo, la
llamaba loca, romántica, necia y decía: -¡Qué vida tan estúpida!
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Esta conciencia de la rebelión la desesperaba; quería aplacarla y se irritaba. Sentía cardos en el
alma. En tales horas no quería a nadie, no compadecía a nadie. En aquel instante deseaba oír
música; no podía haber voz más oportuna. Y sin saber cómo, sin querer se le apareció el Teatro
Real de Madrid y vio a don Álvaro Mesía, el presidente del Casino, ni más ni menos, envuelto en
una capa de embozos grana, cantando bajo los balcones de Rosina:
Ecco ridente il ciel...
La respiración de la Regenta era fuerte, frecuente; su nariz palpitaba ensanchándose, sus ojos
tenían fulgores de fiebre y estaban clavados en la pared, mirando la sombra sinuosa de su cuerpo
ceñido por la manta de colores.
Quiso pensar en aquello, en Lindoro, en el Barbero, para suavizar la aspereza de espíritu que la
mortificaba.
-¡Si yo tuviera un hijo!... ahora... aquí... besándole, cantándole...
Huyó la vaga imagen del rorro, y otra vez se presentó el esbelto don Álvaro, pero de gabán blanco
entallado, saludándola como saludaba el rey Amadeo.
Mesía al saludar humillaba los ojos, cargados de amor, ante los de ella imperiosos, imponentes.
Sintió flojedad en el espíritu. La sequedad y tirantez que la mortificaban se fueron convirtiendo
en tristeza y desconsuelo...
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Ya no era mala, ya sentía como ella quería
sentir; y la idea de su sacrificio se le apareció
de nuevo; pero grande ahora, sublime, como
una corriente de ternura capaz de anegar el
mundo. La imagen de don Álvaro también fue
desvaneciéndose, cual un cuadro disolvente; ya
no se veía más que el gabán blanco y detrás,
como una filtración de luz, iban destacándose
una bata escocesa a cuadros, un gorro verde de
terciopelo y oro, con borla, un bigote y una
perilla blancos, unas cejas grises muy
espesas... y al fin sobre un fondo negro brilló
entera la respetable y familiar figura de su don
Víctor Quintanar con un nimbo de luz en
torno. Aquel era el sujeto del sacrificio, como
diría don Cayetano. Ana Ozores depositó un
casto beso en la frente del caballero.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Cuando llegaban a las primeras casas de Vetusta, obscurecía. La luz amarillenta del gas brillaba
de trecho en trecho, cerca de las ramas polvorientas de las raquíticas acacias que adornaban el
boulevard, nombre popular de la calle por donde entraban en el pueblo. […]
Al anochecer, hora en que dejaban el trabajo los obreros, se convertía aquella acera en paseo donde
era difícil andar sin pararse a cada tres pasos. Costureras, chalequeras, planchadoras,
ribeteadoras, cigarreras, fosforeras, y armeros, zapateros, sastres, carpinteros y hasta albañiles y
canteros, sin contar otras muchas clases de industriales, se daban cita bajo las acacias del Triunfo
y paseaban allí una hora, arrastrando los pies sobre las piedras con estridente sonsonete.[…]
Era la fuerza de los talleres que salía al aire libre; los músculos se movían por su cuenta, a su
gusto, libres de la monotonía de la faena rutinaria. Cada cual, además, sin darse cuenta de ello,
estaba satisfecho de haber hecho algo útil, de haber trabajado. Las muchachas reían sin motivo, se
pellizcaban, tropezaban unas con otras, se amontonaban, y al pasar los grupos de obreros crecía la
algazara; había golpes en la espalda, carcajadas de malicia, gritos de mentida indignación, de
falso pudor, no por hipocresía, sino como si se tratara de un paso de comedia. Los remilgos eran
fingidos, pero el que se propasaba se exponía a salir con las mejillas ardiendo. Las virtudes que
había allí sabían defenderse a bofetadas. En general, se movía aquella multitud con cierto orden.
Se paseaba en filas de ida y vuelta. Algunos señoritos se mezclaban con los grupos de obreros. […]
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
La virtud y el vicio se codeaban sin escrúpulo, iguales por el traje que era bastante descuidado. Aunque había
algunas jóvenes limpias, de aquel montón de hijas del trabajo que hace sudar, salía un olor picante, que los
habituales transeúntes ni siquiera notaban, pero que era moleslo, triste; un olor de miseria perezosa, abandonada.
Aquel perfume de harapo lo respiraban muchas mujeres hermosas, unas fuertes, esbeltas, otras delicadas, dulces,
pero todas mal vestidas, mal lavadas las más, mal peinadas algunas. El estrépito era infernal; todos hablaban a
gritos, todos reían, unos silbaban, otros cantaban. Niñas de catorce años, con rostro de ángel, oían sin turbarse
blasfemias y obscenidades que a veces las hacían reír como locas. Todos eran jóvenes. El trabajador viejo no tiene
esa alegría. Entre los hombres acaso ninguno había de treinta años. El obrero pronto se hace taciturno, pronto
pierde la alegría expansiva, sin causa. Hay pocos viejos verdes entre los proletarios.
Ana se vio envuelta, sin pensarlo, por aquella multitud. No se podía salir de la acera. Había mucho lodo y
pasaban carros y coches sin cesar; era la hora del correo y aquel el camino de la estación.[…]
Alguna otra vez había pasado la Regenta por allí a tales horas, pero en esta ocasión, con una especie de doble
vista, creía ver, sentir allí, en aquel montón de ropa sucia, en el mismo olor picante de la chusma, en la algazara
de aquellas turbas, una forma de placer del amor; del amor que era por lo visto una necesidad universal. También
había cuchicheos secretos, al oído, entre aquel estrépito; rostros lánguidos, ceños de enamorados celosos, miradas
como rayos de pasión... Entre aquel cinismo aparente de los diálogos, de los roces bruscos, de los tropezones
insolentes, de la brutalidad jactanciosa, había flores delicadas, verdadero pudor, ilusiones puras, ensueños
amorosos que vivían allí sin conciencia de los miasmas de la miseria.
Ana participó un momento de aquella voluptuosidad andrajosa. Pensó en sí misma, en su vida consagrada al
sacrificio, a una prohibición absoluta del placer, y se tuvo esa lástima profunda del egoísmo excitado ante las
propias desdichas. «Yo soy más pobre que todas estas”.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
Y mientras abajo sonaba el ruido confuso y garrulo de las despedidas y
preparativos de la marcha, y detrás el estrépito de los que corrían en la
galería, y allá en el cielo, de tarde en tarde, el bramido del trueno, la
Regenta, sin notar las gotas de agua en el rostro, o encontrando deliciosa
aquella frescura, oía por la primera vez de su vida una declaración de amor
apasionada pero respetuosa, discreta, toda idealismo, llena de salvedades y
eufemismos que las circunstancias y el estado de Ana exigían, con lo cual
crecía su encanto, irresistible para aquella mujer que sentía las emociones de
los quince al frisar con los treinta.
No tenía valor, ni aun deseo de mandar a don Álvaro que se callase, que se
reportase, que mirase quién era ella. “Bastante lo miraba, bastante se
contenía para lo mucho que aseguraba sentir y sentiría de fijo”.
“No, que no calle, que hable toda la vida”, decía el alma entera. Y Ana,
encendida la mejilla, cerca de la cual hablaba el presidente del Casino, no
pensaba en tal instante ni en que ella era casa, ni en que había sido mística,
ni siquiera en que había maridos y magistrales en el mundo. Se sentía caer
en un abismo de flores. Aquello era caer, sí, pero caer al cielo.
Para lo único que le quedaba un poco de conciencia, fuera de lo presente, era
para comparar las delicias que estaba gozando con las que había encontrado
en la meditación religiosa. En esta última había un esfuerzo doloroso, una
frialdad abstracta, y en rigor algo enfermizo, una exaltación malsana; y en
lo que estaba pasando ahora ella era pasiva, no había esfuerzo, no había
frialdad, no había más que placer, salud, fuerza, nada de abstracción, nada
de tener que figurarse algo ausente, delicia positiva, tangible, inmediata,
dicha sin reserva, sin trascender a nada más que la esperanza de que durase
eternamente. “No, por allí no se iba a la locura”.
Don Álvaro estaba elocuente; no pedía
nada, ni siquiera una respuesta; es más
lloraba, sin llorar por supuesto, “de pura
gratitud, sólo porque le oían”. “¡Había
callado tanto tiempo! ¿Qué había mil
preocupaciones, millones de obstáculos que
se oponían a su felicidad? Ya lo sabía él;
pero él no pedía más que lástima, y la dicha
de que le dejaran hablar, de hacerse oír y de
no ser tenido por un libertino vulgar, necio,
que era lo que el vulgo estúpido hubiera
querido hacer de él”.
Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta

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  • 1. LA LITERATURA EN LA 2ª MITAD DEL SIGLO XIX Lengua castellana y Literatura 1º Bachillerato Carmen Andreu IES Miguel Catalán
  • 3. • En la segunda mitad del siglo XIX es cuando, en los países más avanzados, se consolida el sistema de producción capitalista. Ello supuso notables cambios sociales y políticos. • Así, se propició el afianzamiento de los estados nacionales europeos por la difusión de las ideas nacionalistas y por la necesidad de unificar mercados por parte de las burguesías autóctonas. • Se gestaron los Estados en el sentido moderno, con un gobierno central, una legislación unitaria, un sistema fiscal común a todo el territorio, etc. El mapa político europeo experimenta profundas transformaciones CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 4. • Unificación alemana: se produjo en 1871, impulsada por Prusia y bajo la dirección del político Otto von Bismark. El notable desarrollo industrial y la habilidad diplomática de Bismarck terminaron por convertir a Alemania en la principal potencia de la Europa central. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 5. • Unificación italiana: concluyó en 1870. La unificación se realizó bajo la dirección de los territorios del norte, más desarrollados industrialmente. La legislación librecambista adoptada posteriormente acentuó más las diferencias entre el sur y el norte. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 6. • Francia siguió siendo la potencia más importante del occidente continental. El Segundo Imperio de Napoleón III sufre las consecuencias de la derrota en 1870 en la guerra franco-prusiana. Se proclama entonces la Tercera República, en tanto que en París los revolucionarios establecen la Comuna de París, que es aplastada en mayo de 1871. La República consiguió superar todos los obstáculos y perdura hasta hoy. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 7. • Inglaterra es el país más influyente y de economía más desarrollada. Se agudizan los problemas del nacionalismo irlandés. Los enormes gastos militares del imperio inglés exigen nuevos impuestos que originan huelgas sucesivas. A todo esto se suma la existencia de movimientos como el de las feministas, que reclaman el sufragio para las mujeres (las sufragistas). CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 8. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL • Rusia: es la gran potencia del este de Europa, aunque sus atrasadas estructuras sociopolíticas son incapaces de dar solución adecuada a los conflictos. • La abolición de las servidumbre no se produce hasta 1861, pero la situación desesperada de los campesinos da lugar a numerosas revueltas. • En los círculos de poder es constante el enfrentamiento entre los occidentalistas (partidarios de las reformas) y los eslavistas (partidarios de las antiguas costumbres rusas y los principios de la Iglesia ortodoxa).
  • 9. • Estados Unidos: se consolida como gran potencia. Aunque pasa por graves conflictos, como la guerra de Secesión, desarrolla su agricultura y comienza una rápida industrialización. Además, se suma al colonialismo e imperialismo europeo e incorpora a la unión las islas Hawai en 1897 y, tras una breve guerra con España en 1898, se anexiona Cuba, Puerto Rico y Filipinas. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 10. • Imperialismo: la necesidad de nuevos mercados y la búsqueda de materias primas empujaron a las potencias europeas a la expansión colonial imperialista. Gran Bretaña y Francia tenían ya un enorme imperio colonial. Alemania e Italia intentan tener sus propias colonias. En el Extremo Oriente, Japón conquista Corea y otros territorios de China. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 11. • Segunda revolución industrial: el desarrollo de las fuerzas productivas ocasiona una importante aceleración económica, con la que aparecen industrias basadas en la aplicación del motor de explosión y de la electricidad, y en el auge de las ciencias químicas. Al mismo tiempo, se implantan nuevos métodos de organización del trabajo, como el taylorismo, para aumentar la productividad. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 12. • Movimiento obrero: se fortaleció el movimiento obrero y se crearon las organizaciones de socialistas y anarquistas. En 1864 se constituyó en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores, que rápidamente extendió su influencia por diversos países europeos. Las diferencias entre anarquistas y socialistas en el seno de la Internacional llevaron a la fundación en 1889 de la Segunda Internacional, que aglutinó los movimientos de inspiración socialista. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 13. • Enseñanza primaria obligatoria y gratuita: surgió por la necesidad de mayor preparación, para unificar los valores fundamentales de los nuevos estados (lengua, cultura nacional, etc.), para oponer una enseñanza pública y laica frente a la enseñanza católica. CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL
  • 14. España en la 2ª mitad del siglo XIX
  • 15. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX: EL REALISMO 15 Carmen Andreu Gisbert - IES M. Catalán Sexenio revolucionario (1868-1874) 1868 Estalla la “Gloriosa” Alfonso XII (1874-1885) 1873 Proclamación de la I República 1874 Golpe de estado del general Pavía Restauración borbónica 1885 Muerte de Alfonso XII 1885-1902 Regencia de María Cristina 1886 Nace Alfonso XIII BENITO PÉREZ GALDÓS (1834-1920) LEOPOLDO ALAS “CLARÍN” (1833-1906) GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870) ROSALÍA DE CASTRO (1837-1885) 1869 Constitución democrática 1871-3 Amadeo de Saboya Regencia de María Cristina (1885-1902)
  • 16. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX • La Gloriosa: revolución que tiene lugar en 1868 y que termina con la monarquía borbónica. La figura clave es el general Prim.
  • 17. • Sexenio revolucionario (1868-1873): periodo histórico en el que se toman medidas propias de una revolución burguesa y liberal: sufragio universal; libertad de industria y comercio; nuevo sistema fiscal; libertad de imprenta, de cátedra, de culto y de asociación; separación de la Iglesia y el Estado; supresión de ciertas órdenes religiosas, matrimonio civil… • Las contradicciones entre las diversas facciones dieron lugar a que los acontecimientos políticos se sucedieran de forma vertiginosa: asesinato de Prim, monarquía de Amadeo de Saboya, Primera República, levantamientos carlistas, anarquistas, sublevaciones cantonales, etc. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
  • 18. • Restauración: el Ejército restaura en el trono a los Borbones en la figura de Alfonso XII. El nuevo reinado comienza con medidas abiertamente reaccionarias limitando o anulando las libertades anteriores. • El principal político de la época es Cánovas, artífice del sistema político de la Restauración, que recibe por ello el nombre de canovismo, que consiste en una monarquía parlamentaria. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
  • 19. • Caciquismo: fenómeno característico de la Restauración en la que la extensa red de caciques (terratenientes) controla los distritos electorales, de modo que el resultado de las elecciones está previamente decidido desde el gobierno. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
  • 20. • Oligarquía: forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido grupo de personas que pertenecen a una misma clase social. En este caso la oligarquía la constituye la fusión entre la alta burguesía financiera y los restos de la vieja aristocracia. ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
  • 21. • Krausismo: movimiento intelectual basado en las ideas del filósofo alemán Karl Krause, introducidas en España por el profesor Julián Sanz del Río. • Los krausistas pretendían conciliar razón y religión y propugnaban la tolerancia y la convivencia pacífica. • Tienen gran relevancia sus ideas pedagógicas progresistas que pondrán en práctica en la Institución Libre de Enseñanza en cuyos centros expandirán el espíritu institucionista que influirá en muchos de los intelectuales de la España de la Restauración: Clarín, Galdós, Unamuno, Machado, Juan Ramón Jiménez… ESPAÑA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
  • 22. LA LITERATURA EN LA 2ª MITAD DEL SIGLO XIX
  • 23. EL REALISMO A mediados del siglo XIX predominan en los medios artísticos los principios estéticos del realismo Se denomina realismo al movimiento cultural característico de la sociedad burguesa a la que no agradaban las fantasías idealistas románticas. Aunque siguen perviviendo muchos rasgos románticos en el arte realista, el realismo surge por depuración o desaparición de elementos románticos más idealistas La hilandera durmiente (Gustave Coubert)
  • 24. EL REALISMO EN ESPAÑA Es una corriente literaria que se desarrolla en Europa y en España durante la segunda mitad del siglo XIX. Surge como reacción al Romanticismo y está influido por las teorías de Comte, Darwin y Mendel. Coincide con el desarrollo y hegemonía de la burguesía como nueva clase dominante. Auguste Comte Charles Darwin Gregor Mendl Positivismo Evolucionismo Genética
  • 25. EL REALISMO EN ESPAÑA Influidos por los novelistas europeos — Stendhal, Dickens, Flaubert— los escritores españoles que han conocido las novedades de la novela por entregas y el Realismo literario deciden escribir, en palabras de Galdós, “una novela de verdad y de caracteres, espejo fiel de la sociedad en que vivimos”. Así, designan a la clase media, que en la forma de hablar del siglo XIX comprende también la burguesía, como la “fuente inagotable” de su novelística. Stendhal Gustave Flaubert Charles Dickens
  • 26. EL NATURALISMO EN ESPAÑA La IMAGINACIÓN romántica Sustituida por la OBSERVACIÓN realista. El YO y los TEMAS EXÓTICOS Sustituida por la REALIDAD INMEDIATA. La LÍRICA y el DRAMA Sustituida por la NOVELA. Lenguaje narrativo MINUCIOSO y DESCRIPTIVO en la construcción de AMBIENTES Y PERSONAJES. Las TÉCNICAS NARRATIVAS se diversifican.
  • 27. EL REALISMO EN ESPAÑA Se conoce como naturalismo una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del siglo XIX, fundamentalmente en Francia, y que tuvo como principal impulsor a Émile Zola, quien proporcionó en sus novelas las claves del naturalismo: La literatura entendida como ciencia La teoría del determinismo Su objeto de estudio es el medio social. Analiza científicamente el comportamiento humano siguiendo los principios de la observación y la experimentación. La idea de que el hombre se encuentra condicionado por su herencia genética y su ambiente social . Esto explica la propensión de los naturalistas por ambientes miserables y sórdidos y por personajes tarados, alcohólicos, embrutecidos o enfermos, ya que estos les permiten demostrar la influencia determinante de la biología y del medio social.
  • 28. EL NATURALISMO EN ESPAÑA Se conoce como naturalismo una corriente literaria que se desarrolló durante el último tercio del siglo XIX, fundamentalmente en Francia, y que tuvo como principal impulsor a Émile Zola, quien proporcionó en sus novelas las claves del naturalismo: Técnicas literarias Intención moral Descripciones minuciosas que dan cuenta del carácter o el ambiente. Reproducción fiel del lenguaje hablado. Influidos por las ideas socialistas, los naturalistas piensan que, ya que no se puede modificar la herencia biológica, sí es posible igualar las condiciones sociales en que viven los hombres Narrador impersonal y objetivo: el novelista se limita a exponer y analizar los hechos, sin intervenir. Influidos por las ideas socialistas, los naturalistas piensan que, ya que no se puede modificar la herencia biológica, sí es posible igualar las condiciones sociales en que viven los hombres La novela naturalista contribuiría a proporcionar un conocimiento más exacto de los seres humanos y de la sociedad, con el fin de poder mejorarlos.
  • 29. 5/5 La temprana traducción de las obras de Zola hizo que se conociera bastante pronto, pero levantó enseguida una gran polémica y su penetración en la literatura española fue muy dificultosa. EL NATURALISMO EN ESPAÑA El mismo Zola interviene en el debate indicando que desde presupuestos católicos, sólo se puede adoptar un naturalismo puramente formal, artístico y literario. Se acusa al naturalismo de inmoral y anticatólico; en su defensa, Emilia Pardo Bazán escribe una serie de artículos recogidos en su libro La cuestión palpitante (1883), donde defiende a Zola, pero rechaza el determinismo naturalista.
  • 30. 5/5 EL NATURALISMO EN ESPAÑA El naturalismo español aprovecha del movimiento naturalista ciertos recursos narrativos y su interés por los ambientes míseros y degradados, pero no acepta la idea de convertir la literatura en una ciencia. Aparte de Pardo Bazán, se advierten rasgos naturalistas en obras de Galdós como La desheredada, en La Regenta de Clarín y en algunas novelas de Palacio Valdés.
  • 31. 5/5 EL NATURALISMO EN ESPAÑA De todas formas, sí existe un naturalismo radical en la obra de ciertos autores como Alejandro Sawa o Eduardo López Bago, quien denomina a sus obras novelas médico-sociales. La atención de estos autores hacia las cuestiones sociales, su reivindicación de la sexualidad, su anticlericalismo y su interés por ambientes marginales dejarán su huella en autores de principios del siglo XX como Eduardo Zamacois o Felipe Trigo. El eco del naturalismo es evidente en novelistas como Vicente Blasco Ibáñez, o incluso en Pío Baroja. Alejandro Sawa Eduardo López Bago Eduardo Zamacois Felipe Trigo
  • 32. LA POESÍA EN LA 2ª MITAD DEL SIGLO XIX
  • 33. LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX Durante la segunda mitad del siglo XIX se compuso abundante y variada poesía, que debe entenderse en un contexto en el que la burguesía dominante impone sus gustos dentro de un modelo de sociedad donde cultura y política parecen unidas. Pueden distinguirse tres tendencias poéticas: POESÍA REALISTA ANTIRRETÓRICA POESÍA REALISTA GRANDILOCUENTE POESÍA INTIMISTA POSROMÁNTICA
  • 34. • Adoptó formas expresivas nuevas que la alejaban del Romanticismo. • Es la lírica que con más propiedad puede denominarse realista. • Se reivindica un lenguaje prosaico y antirretórico, que supere la retórica romántica, y que, de acuerdo con la mentalidad positivista y burguesa, sirva de cauce para las nuevas ideas y no las oculte bajo el peso de la carga ornamental. POESÍA REALISTA ANTIRRETÓRICA LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX
  • 35. LA POESÍA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX • Esta poesía se abre camino desde mediados de siglo gracias a la figura de Ramón de Campoamor. • El ideal poético de Campoamor es el prosaísmo: el uso de un lenguaje claro y sencillo que acerque la poesía a la prosa. • Otras características de su poesía son la ironía, el escepticismo, la sentenciosidad, las apelaciones al sentido común, etc. • Entre sus obras destacan Doloras (1846), Pequeños poemas (1872-4) y Humoradas (1886-8). POESÍA REALISTA ANTIRRETÓRICA
  • 36. LA POESÍA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX • La poesía realista grandilocuente enlaza con el neoclasicismo a través de la figura de Quintana, tanto en sus temas de carácter cívico como en su preocupación por la forma rotunda y bien construida. • El autor más representativo de esta tendencia es Gaspar Núñez de Arce, que compone poemas de tono declamatorio próximos a la grandilocuente oratoria política de la época. POESÍA REALISTA GRANDILOCUENTE
  • 37. LA POESÍA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX • La poesía intimista posromántica, cuya figura fundamental es Gustavo Adolfo Bécquer, busca superar el Romanticismo retórico y trivial a través de la condensación y la simplificación formales, como medio de sugerir con la palabra, la imagen y el símbolo las ideas que rozan lo inefable. • Junto a Bécquer, Rosalía de Castro constituye uno de los máximos exponentes de la lírica posromántica, caracterizada por el intimismo y la melancolía. POESÍA INTIMISTA POSROMÁNTICA
  • 39. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER • Gustavo Adolfo Domínguez Bastida nació en Sevilla en 1836. Era hijo de un pintor costumbrista, y, como él, adoptó el apellido Bécquer de sus antepasados flamencos, que se habían instalado en Sevilla años atrás. • Pronto quedó huérfano de padre y madre. Vivió en cada de su madrina, en cuya surtida biblioteca desarrolló su afición a la lectura y formó sus gustos literarios. • Comenzó estudios pictóricos, al igual que su hermano Valeriano, en el taller de su tío. Pero, mientras que su hermano se convirtió en un importante pintor, Gustavo ¾aunque no abandonó nunca del todo el gusto por el dibujo y la pintura ¾probó otros caminos artísticos, como el de la música.
  • 40. • Ya por entonces había empezado a componer poemas y, con dieciocho años, marchó a Madrid para forjarse una carrera literaria. • Pero su situación económica era precaria, por lo que para sobrevivir tradujo o adaptó obras teatrales, escribió él mismo otras en colaboración, así como libretos de zarzuelas, y realizó diversos trabajos periodísticos. • Desde 1860 su dedicación al periodismo fue más constante y llegó a ser director del periódico conservador El Contemporáneo. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
  • 41. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER • Por estas fechas entabló relación con el poeta Augusto Ferrán, traductor de Heine, al que dio a conocer a Bécquer: este mostró luego en sus versos un influjo directo de la poesía delicada e intimista del alemán. • Enfermo de tuberculosis, pasó varias temporadas en el monasterio zaragozano de Veruela. • En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, pero el matrimonio fracasó y acabaron separándose. • Económicamente, vivió una situación desahogada durante los últimos años del reinado de Isabel II, pues fue protegido por el ministro conservador González Bravo, quien le proporcionó el bien remunerado cargo de censor de novelas. A los 21 años contrajo la tuberculosis. Se enamoró de Julia Espín y la amó en silencio. Consiguió un trabajo, pero lo perdió porque pasaba el tiempo dibujando. Se enamoró de Elisa Guillén, que lo abandonó, resentido, se casó con Casta Esteban.
  • 42. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER • Perdió el empleo con la revolución de 1868. • Se fue entonces a vivir con su hermano Valeriano a Toledo, y reescribió su obra poética, que había reunido tiempo atrás y entregado a González Bravo, interesado en publicarla, pero ese manuscrito se había perdido durante los sucesos revolucionarios de septiembre del 68. • Con sólo treinta y cuatro años murió Gustavo Adolfo Bécquer en Madrid a finales de 1870, cuando convivía nuevamente con su mujer, tras el fallecimiento de su hermano Valeriano pocos meses antes.
  • 43. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER OBRA EN PROSA Leyendas : 28 relatos con claros rasgos románticos: - El amor imposible (El rayo de luna) - Lo misterioso y sobrenatural (Maese Pérez, el organista) - Lo exótico (El caudillo de las manos rojas) - Lo costumbrista (La venta de los gatos), etc. Cartas literarias a una mujer: Ensayo literario en forma epistolar sobre la mujer, fuerza motriz y objeto último del proceso de creación poética. OBRA EN VERSO Rimas: 84 poemas breves, asonantados en general, y de metros variados, en los que se funda la importancia de Bécquer en la poesía española. Cartas desde mi celda: Crónicas compuestas durante una estancia de reposo en el monasterio de Veruela
  • 44. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Rimas La obra lírica de Bécquer está recogida en su obra Rimas que, en su edición de 1871, son setenta y nueve poemas breves, asonantados en general, y de metros variados, en los que se funda la importancia de Bécquer en la literatura. De estos poemas, solo quince se publicaron en vida del autor. Bécquer las reunió para editarlas en un libro y se las entregó a su protector, el ministro González Bravo, que se había comprometido a publicarlas, pero en un saqueo en el domicilio de este durante los tumultos de 1868, desapareció el original. Posteriormente, el autor reprodujo los textos de memoria, sin un orden determinado, al final de un cuaderno que, con el título de Libro de los gorriones, bajo el epígrafe “Poesías que recuerdo del libro perdido”, se conserva en la Biblioteca Nacional
  • 45. Tras la muerte del poeta, sus amigos, Casado del Alisal, Nombrela, Campillo, Rodríguez Correa y Augusto Ferrán prepararon una edición de las Rimas, publicada en 1871, en la que los poemas aparecen ordenados en cuatro grupos: RIMAS I -XI Reflexión sobre la creación poética y sus motivos básicos: el amor, el misterio, etc. Trata además del deseo de expresarse mediante la poesía. RIMAS XII- XXIX Las diecisiete rimas de este grupo obedecen a una contemplación afirmativa y confiada de la belleza femenina y del amor. RIMAS XXX -LI Rimas amargas y dolientes, con tonos que van desde la ira a la desesperación. Poetiza su experiencia de amor desengañado por Elisa Guillén, quien lo abandonó por otros hombres. RIMAS LII- LXXVI Tratan de la soledad y de la muerte desde un punto de vista desolado y pesimista. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
  • 46. Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Poesía y creación artística Amor, desengaño amoroso y decepción Soledad y muerte El sueño y la naturaleza TEMAS DE LA POESÍA DE BÉCQUER
  • 47. Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Poesía y creación artística Concibe la poesía como una forma de expresión inmediata de emociones íntimas que están más allá del poeta mismo y solo esperan al escritor que sepa formularlas. Bécquer parte de la idea romántica de la inspiración, pero se aleja de ella y busca una poesía sintética, breve, nada grandilocuente y en la que la expresión de las ideas se apoya a menudo en objetos materiales. La inspiración no se explica sin la razón que da la forma definitiva al poema. No se puede desligar a Bécquer de la estética realista. Los poemas de Bécquer, partiendo de la realidad cotidiana, intentan expresar ideas (belleza, amor, poesía), que se resisten a ser expresadas con palabras.
  • 48. Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Amor, desengaño amoroso y decepción El amor, relacionado con la poesía, la naturaleza y Dios, es el tema central de las Rimas. El amor se considera un ideal inalcanzable, y la amada, expresión máxima de la belleza, resulta ser un ideal, un ser inaccesible, un misterio intangible, que se desvanece como un sueño. El resultado es el fracaso de la experiencia amorosa, el desengaño. La decepción se muestra, unas veces, con ironía, crueldad y sarcasmo, y otras con la angustia más profunda y la desesperación sin límites del yo poético.
  • 49. Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Soledad y muerte La soledad es un sentimiento consustancial al yo lírico romántico, para el que la naturaleza, aun en su aspecto más agresivo, puede constituir un refugio. El individuo se siente solo en la soledad del mundo y no encuentra respuestas para los interrogantes vitales. La soledad se intensifica frente al enigma de la muerte y queda simbolizada en la tumba abandonada, que todos ignoran.
  • 50. Los núcleos temáticos de la poesía de Bécquer están relacionados con el ordenamiento de las Rimas. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER El sueño y la naturaleza La realidad se percibe como una integración de lo racional y lo soñado; existe una fusión entre mundo y sueño. Los sueños permiten la expresión del espíritu y la fantasía, en ellos se presentan zonas y seres misteriosos, desconocidos y un mundo de visiones que enriquece la percepción del universo. Aunque la naturaleza es a veces un marco impasible e indiferente, en muchos de los poemas de Bécquer es expresión de los sentimientos del yo lírico, quien busca la integración en el mundo natural. En general, se presenta en constante movimiento, y las imágenes relacionadas con la luz y el aire adquiere especial importancia.
  • 51. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Estilo poético de Bécquer Tras su aparente sencillez y espontaneidad, hay una cuidada elaboración de los textos. Métrica Poemas breves. Muchas veces los poemas parecen truncados al cerrarse con un verso quebrado que condensa la idea expresada y abre nuevas sugerencias. Combinación de elementos cultos con populares Estrofas clásicas (octava real, serventesio…) Estrofas populares (copla asonantada, seguidilla…) Preferencia por la rima asonantada. Poemas extensos. Utiliza el paralelismo, las correlaciones, las antítesis, anáforas y repeticiones.
  • 52. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Lenguaje becqueriano Saeta/ hoja/ gigante ola/ luz… esa soy yo. Metáforas Léxico prosaico (realista) Comparaciones Como la brisa que la sangre orea… Tus ojos/ verdes como el mar… Imágenes Golondrinas, búho, viento, huracán, campanillas, madreselvas, violeta, árbol, mar… Naturaleza Música Arpa, lira, compás, cadencia, laúd… átomo, máquina, roncar, comer, engordar, billete de banco, diccionario… Léxico romántico suspiros, sueño, dolor, vértigo Capacidad de sugerencia Más allá del significado denotativo, los elementos de la realidad se corresponden con emociones íntimas y descubren otros sentidos insospechados.
  • 53. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA IX Besa el aura que gime blandamente las leves ondas que jugando riza; el sol besa a la nube en occidente y de púrpura y oro la matiza; la llama en derredor del tronco ardiente por besar a otra llama se desliza y hasta el sauce inclinándose a su peso al río que le besa, vuelve un beso. Métrica
  • 54. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Métrica RIMA X Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman, el cielo se deshace en rayos de oro, la tierra se estremece alborozada. Oigo flotando en olas de armonías rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran… ¿Qué sucede? ¿Dime?... ¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!.
  • 55. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Brevedad Rima XLI Tú eras el huracán y yo la alta torre que desafía su poder: ¡tenías que estrellarte o que abatirme! ¡No pudo ser! Tú eras el océano y yo la enhiesta roca que firme aguarda su vaivén: ¡tenías que romperte o que arrancarme! ¡No pudo ser! Hermosa tú, yo altivo: acostumbrados uno a arrollar, el otro a no ceder: la senda estrecha, inevitable el choque… ¡No pudo ser!
  • 56. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Comparaciones RIMA XLVIII Como se arranca el hierro de una herida su amor de las entrañas me arranqué, aunque sentí al hacerlo que la vida me arrancaba con él. Del altar que le alcé en el alma mía la Voluntad su imagen arrojó, y la luz de la fe que en ella ardía ante el ara desierta se apagó. Aun para combatir mi firme empeño viene a mi mente su visión tenaz… ¡Cuándo podré dormir con ese sueño en que acaba el soñar!
  • 57. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Diálogos RIMA XLIV Como en un libro abierto leo de tus pupilas en el fondo. ¿A qué fingir el labio risas que se desmienten con los ojos? ¡Llora! No te avergüences de confesar que me quisiste un poco. ¡Llora! Nadie nos mira. Ya ves; yo soy un hombre… y también lloro.
  • 58. No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira. Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía. Mientras las ondas de la luz al beso palpiten encendidas, mientras el sol las desgarradas nubes de fuego y oro vista; mientras el aire en su regazo lleve perfumes y armonías; mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía! Mientras la ciencia a descubrir no alcance las fuentes de la vida, y en el mar o en el cielo haya un abismo que al cálculo resista; mientras la humanidad, siempre avanzando, no sepa a dó camina; mientras haya un misterio para el hombre, ¡habrá poesía! Mientras se sienta que se ríe el alma, sin que los labios rían; mientras se llore sin que el llanto acuda a nublar la pupila; mientras el corazón y la cabeza batallando prosigan; mientras haya esperanzas y recuerdos. ¡habrá poesía! Mientras haya unos ojos que reflejen los ojos que los miran; mientras responda el labio suspirando al labio que suspira; mientras sentirse puedan en un beso dos almas confundidas; mientras exista una mujer hermosa. ¡habrá poesía! GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
  • 59. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA VII Del salón en un ángulo oscuro, de su dueña tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo, veíase el arpa. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas, como el pájaro duerme en las ramas, esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas! ¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: "¡Levántate y anda!"!.
  • 60. RIMA XI —Yo soy ardiente, yo soy morena, yo soy el símbolo de la pasión; de ansia de goces mi alma está llena. ¿A mí me buscas?— No es a ti, no. —Mi frente es pálida, mis trenzas de oro, puedo brindarte dichas sin fin; yo de ternuras guardo un tesoro. ¿A mí me llamas? —No, no es a ti, no. —Yo soy un sueño, un imposible, vano fantasma de niebla y luz; soy incorpórea, soy intangible; no puedo amarte.—¡Oh, ven; ven tú! GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
  • 61. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA XIII Tu pupila es azul, y cuando ríes, su claridad süave me recuerda el trémulo fulgor de la mañana que en el mar se refleja. Tu pupila es azul , y cuando lloras, las transparentes lágrimas en ella se me figuran gotas de rocío sobre una violeta. Tu pupila es azul, y si en su fondo como un punto de luz radia una idea, me parece en el cielo de la tarde una perdida estrella.
  • 62. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA XXI ¿Qué es poesía? —dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... ¡eres tú! RIMA XXIII Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo: por un beso..., ¡yo no sé qué te diera por un beso RIMA X Los invisibles átomos del aire en derredor palpitan y se inflaman, el cielo se deshace en rayos de oro, la tierra se estremece alborozada. Oigo flotando en olas de armonías rumor de besos y batir de alas; mis párpados se cierran...¿Qué sucede? ¡Es el amor que pasa!
  • 63. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA XXX Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otro; pero al pensar en nuestro mutuo amor yo digo aún: "¿Por qué callé aquel día?" Y ella: "¿Por qué no lloré yo?
  • 64. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA XXXI Nuestra pasión fue un trágico sainete, en cuya absurda fábula lo cómico y lo grave confundidos risas y llanto arrancan. Pero fue lo peor de aquella historia que, al fin de la jornada, a ella tocaron lágrimas y risas, ¡y a mí solo lágrimas!
  • 65. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA XLII Cuando me lo contaron sentí el frío de una hoja de acero en las entrañas; me apoyé contra el muro, y un instante la conciencia perdí de dónde estaba. Cayó sobre mi espíritu la noche; en ira y en piedad se anegó el alma... ¡Y entonces comprendí por qué se llora! ¡Y entonces comprendí por qué se mata! Pasó la nube de dolor... Con pena logré balbucear unas palabras... ¿Quién me dio la noticia? Un fiel amigo... ¡Me hacía un gran favor! Le di las gracias
  • 66. RIMA LIII Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán. Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha a contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres... esas...¡no volverán! Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar y otra vez a la tarde aún más hermosas sus flores se abrirán. Pero aquellas cuajadas de rocío cuyas gotas mirábamos temblar y caer como lágrimas del día... esas... ¡no volverán! Volverá del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar, tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará. Pero mudo y absorto y de rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido...desengáñate, así…¡no te querrán!. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
  • 67. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA XXXVIII Los suspiros son aire y van al aire, las lágrimas son agua y van al mar. Dime, mujer: cuando el amor se olvida ¿sabes tú a dónde va?
  • 68. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA LXI Al ver mis horas de fiebre e insomnio lentas pasar, a la orilla de mi lecho. ¿quién se sentará? Cuando la trémula mano tienda próximo a expirar, buscando una mano amiga ¿quién la estrechará? Cuando la muerte vidríe de mis ojos el cristal, mis párpados aún abiertos, ¿quién los cerrará? Cuando la campana suene, si suena en mi funeral, una oración al oírla, ¿quién murmurará? Cuando mis pálidos restos oprima la tierra ya, sobre la olvidada fosa, ¿quién vendrá a llorar? ¿Quién, en fin, al otro día, cuando el sol vuelva a brillar, de que pasé por el mundo, quién se acordará?
  • 69. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER RIMA LXVI ¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero de los senderos busca; las huellas de unos pies ensangrentados sobre la roca dura, los despojos de un alma hecha jirones en las zarzas agudas, te dirán el camino que conduce a mi cuna. ¿A dónde voy? El más sombrío y triste de los páramos cruza, valle de eternas nieves y de eternas melancólicas brumas. En donde esté una piedra solitaria sin inscripción alguna, donde habite el olvido, allí estará mi tumba.
  • 70. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER OBRAS EN PROSA • Como prosista, Bécquer escribió: • Numerosas colaboraciones periodísticas • Historia de los templos de España (inconclusa) • Cartas literarias a una mujer (1860) • Cartas desde mi celda (1864) • Leyendas (en prensa entre 1854-64), se recogieron en un solo libro en 1871 en el mismo volumen que las Rimas.
  • 71. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER LEYENDAS Las Leyendas son un conjunto de relatos cortos de carácter fantástico y ambientación romántica (la Edad Media, el mundo oriental o morisco, el halo de misterio, la noche…) Muchas de ellas son muy conocidas: El caudillo de las manos rojas, El Monte de las Ánimas, El Miserere, La corza blanca, El beso…
  • 72. GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER LEYENDAS Las Leyendas se encuentra muy cerca del Romanticismo tradicional, por los precedentes del género (Zorrilla, Espronceda, duque de Rivas, la novela histórica) y por los temas que desarrolla (la mujer ideal, el desengaño, el ansia de amor absoluto…), así como por los personajes (caballeros, galanes, artistas, bellas mujeres) y por los ambientes exóticos o legendarios. Pero Bécquer acierta a crear un nuevo género, el de la leyenda lírica. La prosa becqueriana destaca en las Leyendas por sus valores rítmicos y musicales y por sus calidades pictóricas, que preludian ya las narraciones modernistas.
  • 74. • Natural de Santiago de Compostela y de noble familia. • Conoció su origen ilegítimo a los quince años, lo que le produjo una grave crisis espiritual. • Se casó con Manuel M. Murguía, famoso historiador y escritor gallego, y tuvo seis hijos. • Vivió en diversos lugares de Castilla, pero siempre añoró Galicia. • Su vida estuvo llena de penalidades, lo que se refleja en su obra. • Murió en La Matanza, Iria Flavia. Sus restos fueron trasladados a un monumento funerario erigido por suscripción popular. ROSALÍA DE CASTRO
  • 75. • Aunque escribió también en prosa, destaca sobre todo como poetisa. • Compuso versos tanto en gallego, Cantares galegos (1863) y Follas novas (1880) como en castellano, En las orillas del Sar (1884). • Con Rosalía de Castro nos encontramos ya muy cerca de la poesía contemporánea entendida como comunicación de una experiencia personal: aflora de forma directa el mundo interior, se manifiesta la subjetividad abiertamente y no envuelta en el tono declamatorio y muchas veces superficial del Romanticismo externo. ROSALÍA DE CASTRO
  • 76. Escrita en gallego, en ella aparece la añoranza de la tierra natal lejana, además de la crítica por la situación de muchos de sus paisanos. ROSALÍA DE CASTRO CANTARES GALEGOS Por ello algunos poemas tienen un tono de protesta y rebeldía.
  • 77. Poemario compuesto también en gallego en el que paisaje de su tierra se convierte en un escenario para versos que expresan dolor y desengaño vital. ROSALÍA DE CASTRO FOLLAS NOVAS
  • 78. Escrita en castellano, en ella Rosalía de Castro continúa, con un tono melancólico y pesimista, poetizando el paso del tiempo, las ilusiones perdidas y la deseada muerte que libere el dolor de vivir ROSALÍA DE CASTRO EN LAS ORILLAS DEL SAR En esta obra, Rosalía de Castro alcanza muchos momentos de honda emoción y de expresión de una intimidad conflictiva que anticipan lo más granado de la poesía posterior.
  • 79. Lenguaje emocionado e intimista ROSALÍA DE CASTRO ESTIL O Influida por Heinrich Heine y la poesía popular. Huye del estilo grandilocuente. Presencia de elementos de la naturaleza Aportan a su poesía un tono de autenticidad, de experiencia vivida. Versos y estrofas poco usuales Estrofas polimétricas que combinan versos alejandrinos, decasílabos, pentasílabos, etc. Esta innovación la convierte en la pionera de la poesía moderna.
  • 80. ROSALÍA DE CASTRO Cando penso que te fuches, negra sombra que me asombras, ó pe dos meus cabezales tornas facéndome mofa. Cando maxino que es ida, no mesmo sol te me amostras, i eres a estrela que brila, i eres o vento que zoa. Si cantan, es que ti cantas; si choran, es ti que choras; i es o marmurio do río, i es a noite, i es aurora. En todo estás e ti es todo, pra min i en min mesma moras, ni me abandonarás nunca, sombra que sempre me asombras. Cuando pienso que te huyes, negra sombra que me asombras, al pie de mis cabezales, tornas haciéndome mofa. Si imagino que te has ido, en el mismo sol te asomas, y eres la estrella que brilla y eres el viento que sopla. Si cantas, tú eres quien cantas; si lloran, tú eres quien llora; y eres murmullo del río y eres la noche y la aurora. En todo estás y eres todo, para mí y en mí misma moras, nunca me abandonarás, sombra que siempre me asombras
  • 81. ROSALÍA DE CASTRO Un-ha vez tiven un cravo cravado no corazón, y eu non m’acordo xa s’era aquel cravo d’ouro, de ferro ou d’amor. soyo sei que me fixo un mal tan fondo, que tanto m’atormentóu, qu’eu día e noite sin cesar choraba cal chorou Madalena n’a Pasión. “Señor, que todo ó podedes —pedinlle un-ha vez a Dios— daime valor pr’arrincar d’un golpe cravo de tal condiçon.” e duomo Dios o arrinqueismo mas… ¿quén pensara?… Despois xa non sentín máis tormentos nin soupen qu’era delor; soupen sô que non sei que me faltaba en donde ò cravo faltóu; e seica… seica tiven soidades d’aquela pena…¡Bon Dios! Este barro mortal qu’envolve ò esprito ¿quén-o entenderá, Señor? Una vez tuve un clavo clavado en el corazón y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo de oro, de hierro o de amor. Sólo sé que me produjo un mal tan hondo, que tanto me atormentó, que yo día y noche sin cesar lloraba como lloró Magdalena en la Pasión. “Señor que todo lo puedes —le pedí una vez a Dios— dame valor para arrancar de un golpe clavo de tal condición.” y diómelo Dios y me lo arranqué, pero… ¿quién lo pensara?… Después ya no sentí tormentos ni supe lo que era dolor; supe tan sólo que no sé qué me faltaba en donde el clavo faltó, y me parece… me parece que tuve añoranza de aquella pena… ¡Buen Dios! Este barro mortal que envuelve el espíritu ¿quién lo entenderá, Señor?
  • 82. ROSALÍA DE CASTRO Alma que vas huyendo de ti misma, ¿qué buscas insensata en los demás? Si en ti secó la fuente del consuelo, secas todas las fuentes has de hallar. ¿Que hay en el cielo estrellas todavía y hay en la tierra flores perfumadas? Sí… Mas no son ya aquellas que tú amaste y te amaron, desdichada.
  • 83. ROSALÍA DE CASTRO Recuerda el trinar del ave y el chasquido de los besos los rumores de la selva cuando en ella gime el viento y del mar las tempestades y la bronca voz del trueno; todo halla un eco en las cuerdas del arpa que pulsa el genio. Pero aquel bronco latido del corazón que está enfermo de muerte y que de amor muere y que resuena en el pecho como un bordón que se rompe dentro de un sepulcro hueco es tan triste y melancólico tan terrible y tan supremo que jamás el genio pudo repetirlo con sus ecos.
  • 84. LA PROSA DE LA 2ª MITAD DEL SIGLO XIX
  • 85. LA PROSA DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX Auge del periodismo Es muy importante en el desarrollo de la prosa. La mayor parte de los prosistas escribieron para un periódico. La prensa contribuye a forjar una prosa directa, flexible y liberada de la grandilocuencia romántica. El artículo de costumbres evoluciona hacia la novela prerrealista, todavía ligada al costumbrismo. Artículo de costumbres Cuento Cuando triunfa la novela realista, el costumbrismo se sustituye por el cuento. El costumbrismo está en la base de la novela regional de Pereda, Valera, Palacio Valdés...
  • 86. LA NOVELA REALISTA Rasgos de la novela realista Descripción minuciosa y detallada de la realidad Ubicación próxima de los hechos Frecuente propósito de crítica social y política Estilo sencillo y sobrio Verosimilitud Protagonistas individuales o colectivos. Narrador omnisciente Uso del estilo indirecto libre Didactismo Estructura lineal Aproximación del lenguaje al uso coloquial
  • 87. OBSERVACIÓN y DOCUMENTACIÓN REPRODUCCIÓN FIEL DE LA REALIDAD MÁXIMA EXACTITUD AMBIENTAL y PSICOLÓGICA PINTURA DE COSTUMBRES PINTURA DE CARACTERES Gran diversidad de ambientes Novela psicológica Descripción minuciosa y detallada de la realidad LA NOVELA REALISTA
  • 88. Frente a la evasión espacio-temporal del Romanticismo, los autores realistas escriben sobre lo que conocen, con lo que sitúan sus obras en el presente y en lugares próximos. LA NOVELA REALISTA Ubicación próxima de los hechos La mirada se desplaza a lo cotidiano, eliminando el subjetivismo y la fantasía y controlando los excesos imaginativos y sentimentales..
  • 89. LA NOVELA REALISTA Frecuente propósito de crítica social y política La intencionalidad sociopolítica varía según la ideología de cada escritor. ESCRITORES CONSERVADORES Describen la realidad para mostrar su DEGRADACIÓN y postular un REGRESO A LOS VALORES TRADICIONALES. ESCRITORES PROGRESISTAS Muestran las LACRAS SOCIALES que obedecen, según ellos, a la PERVIVENCIA DE UNA MENTALIDAD CONSERVADORA que lastra el avance hacia lo nuevo.
  • 90. Se prefiere una prosa sobria, a veces cuidada, a veces familiar. LA NOVELA REALISTA Estilo sencillo y sobrio En los diálogos, la lengua se adaptará a la índole de los personajes. Reflejan muchas veces el estilo coloquial, incluso con incorrecciones y vulgarismos. El ideal de estilo es la claridad y la exactitud, como corresponde al deseo de acercar la labor del escritor a la del científico.
  • 91. Las historias son como fragmentos de realidad. LA NOVELA REALISTA Verosimilitud Son inventadas por el autor, pero se basan en experiencias cotidianas. Los hechos, los protagonistas y los ambientes son creíbles. Desaparecen los sucesos increíbles, los hechos maravillosos y las aventuras insólitas.
  • 92. LA NOVELA REALISTA Protagonistas individuales o colectivos PROTAGONISTAS INDIVIDUALES NOVELAS PSICOLÓGICAS Los protagonistas de las novelas suelen ser individuos que se relacionan problemáticamente con su mundo. El novelista hace hincapié en el análisis psicológico del personaje. PROTAGONISTAS COLECTIVOS NOVELAS DE AMBIENTACIÓN SOCIAL Los protagonistas son grupos sociales completos, que permiten al novelista dar una visión global de la sociedad contemporánea. El autor describe los más variados ambientes
  • 93. LA NOVELA REALISTA Narrador omnisciente El narrador maneja por completo los hilos del relato: lo conoce todo, interviene en la obra con sus juicios sobre hechos y personajes y con observaciones dirigidas al lector. Con el tiempo, el ideal de objetividad conduce a atenuar las apariciones del narrador en la obra.
  • 94. LA NOVELA REALISTA Estilo directo El estilo directo es un estilo narrativo en el que se inserta en el relato la voz de los personajes reproduciendo literalmente lo que dicen. El estilo directo se caracteriza por la presencia de verbo de lengua o sentido (dijo, exclamó, gritó, etc.), seguido de dos puntos y aparte, precedido de un guion, las palabras textuales del personaje: Juan estaba agotado, suspiró y dijo: ― “Jamás volveré a subir corriendo.” Verbo de lengua o sentido Guion Dos puntos y aparte Palabras textuales
  • 95. LA NOVELA REALISTA Estilo indirecto El estilo indirecto es, por otra parte, otro estilo narrativo en el que se introduce la voz de los personajes. En este caso, el verbo de lengua o sentido es seguido de la conjunción completiva QUE y a continuación se reproducen las palabras del personaje modificadas: Juan estaba agotado, suspiró y dijo que jamás volvería a subir corriendo Verbo de lengua o sentido Conjunción QUE Palabras modificadas
  • 96. LA NOVELA REALISTA Didactismo Se trata de un estilo narrativo en el que se insertan en la voz del narrador enunciados propios de un personaje, que se reconocen mediante marcas que descartan la vinculación de ese registro del lenguaje o punto de vista con el narrador En el enunciado del narrador fragmentos del discurso de los personajes que no son introducidos expresamente mediante marcadores o conectores (verbos de palabra o pensamiento o nexos introductorios del enunciado): Juan estaba agotado, suspiró, los pensamientos se agolpaban en su mente, no, jamás volvería a subir corriendo. Discurso del personaje
  • 97. LA NOVELA REALISTA Didactismo Es corriente que los autores pretendan ofrecer una lección moral o social con sus novelas. Ello es así especialmente en las novelas de tesis donde el escritor desea demostrar una idea general a la que quedan subordinados el argumento, los personajes y el ambiente de la obra.
  • 98. LA NOVELA REALISTA Estructura lineal Los hechos transcurren de forma lineal en el tiempo. Aun así no son extrañas las vueltas atrás (analepsis) para contar episodios pasados, pero estas solo interrumpen provisionalmente la acción. Línea argumental Pasado Presente Futuro Analepsis Prolepsis
  • 99. LA NOVELA REALISTA Aproximación del lenguaje al uso coloquial El lenguaje narrativo se aproxima a la lengua de la conversación, que se eleva a la categoría de lengua literaria. Los autores se esfuerzan en adecuar el lenguaje a la naturaleza de los personajes, que hablan con arreglo a su condición social, a su origen geográfico o a sus propias particularidades.
  • 101. PRINCIPALES AUTORES REALISTAS Transición de la prosa romántica a la novela prerrealista Fernán Caballero Pedro Antonio de Alarcón Consolidación de la novela realista Juan Valera José María de Pereda Emilia Pardo Bazán Benito Pérez Galdós Leopoldo Alas, Clarín
  • 102. FERNÁN CABALLERO (1796-1877) • Es el seudónimo de la escritora Cecilia Böhl de Faber (1796-1877), hija de uno de los introductores del Romanticismo en España: Nicolás Böhl de Faber. • Su obra se ha considerado precursora del realismo español, pero la abundancia de elementos románticos y, sobre todo, el didactismo católico y la idealización de tipos y paisajes, la alejan de los presupuestos centrales del realismo. • Entre sus obras más conocidas destacan La gaviota y La familia de Alvareda. TRANSICIÓN DE LA PROSA ROMÁNTICA A LA NOVELA PRERREALISTA PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
  • 103. PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891) • Es también un escritor prerrealista, cercano aún al Romanticismo y a la prosa costumbrista. • Sus novelas no son de gran calidad: sus personajes carecen de individualidad y están construidos con un maniqueísmo absoluto, las situaciones argumentales son inverosímiles y su lenguaje peca de excesiva verbosidad. • Una sorprendente excepción es la novela corta El sombrero de tres picos (1874). TRANSICIÓN DE LA PROSA ROMÁNTICA A LA NOVELA PRERREALISTA PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
  • 104. JUAN VALERA • Es un escritor peculiar dentro del movimiento realista. • Defiende el carácter poético de la novela y postula un tipo de narración que estudie el interior de los personajes. • Reclama una literatura que cree objetos bellos que deleiten al lector, dejando de lado cualquier preocupación por la sociedad del momento. • Sus personajes hablan con un estilo culto y academicista. • Las descripciones exteriores son poco frecuentes. • La construcción narrativa es hábil y el narrador interviene, pero con ironía que pone distancia entre los personajes y el autor. • El amor es el tema de la mayor parte de su obra. • Obras: Pepita Jiménez (1874), Doña Luz (1879), Juanita la Larga (1895) y Morsamor (1899). CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
  • 105. JOSÉ MARÍA DE PEREDA • Es el máximo representante de la novela tradicional. • Defiende en sus obras un patriarcalismo rural e idílico frente a los males del mundo urbano y burgués. • Casi todas sus novelas presentan muchos defectos: personajes acartonados, moralismo abrumador, constantes intromisiones del narrador, argumentos faltos de intriga, etc. • Sin embargo, son apreciables su gran cantidad descriptiva tanto de paisajes como de personajes. • Entre sus novelas destacan: El sabor de la tierruca (1882), Pedro Sánchez (1883), Sotileza (1884), La puchera (1889) y Peñas arriba (1895). CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
  • 106. EMILIA PARDO BAZÁN • Aristócrata gallega, fue persona cultivada y buena conocedora de las corrientes literarias europeas de su tiempo. • Su obra narrativa es muy variada: tuvo unos comienzos románticos, y tras sus escarceos naturalistas, será seguidora del espiritualismo ruso e, incluso, al final de su producción, de la estética modernista en boga. • Defiende, pues, todo lo novedoso, pero en el fondo su obra tiene un hilo conductor unitario que le proporciona coherencia: su ideología cristiana y conservadora CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
  • 107. EMILIA PARDO BAZÁN • Así, el naturalismo, tan presente en novelas como La tribuna (1882), Los pazos de Ulloa (1886) y La madre Naturaleza (1887), es siempre puramente formal: situaciones escabrosas, ambientes degradados, señores decadentes y criados brutales, crudas descripciones, escenas de desmesurada violencia, etc. Pero el determinismo naturalista sólo es externo y circunstancial, pues es corregido por la fe religiosa. • Tiene mucho interés el más de medio millar de cuentos que la condesa de Pardo Bazán publicó en la prensa, parte de los cuales reunió en diversos volúmenes: Cuentos de Marineda, Cuentos de Navidad, Cuentos de amor, Cuentos sacroprofanos, Cuentos de la tierra… CONSOLIDACIÓN DE LA NOVELA REALISTA PRINCIPALES AUTORES REALISTAS
  • 109. Benito Pérez Galdós • Nació en Las Palmas de Gran Canaria dentro de una familia acomodada. •A los diecinueve años marchó a Madrid a estudiar Derecho, pero abandonó los estudios para dedicarse al periodismo y a la literatura. • En 1870 publica su primera novela y en 1871 dirige ya un periódico madrileño. •A partir de 1873, cuando comienza la primera serie de Episodios Nacionales, se dedica casi en exclusiva a la literatura. Su calidad literaria y su laborioso trabajo lo convierten en el autor más importante de su tiempo.
  • 110. Benito Pérez Galdós •Concluidas las dos series iniciales de Episodios, que había alternado con sus primeras novelas, comienza en los años ochenta su proyecto literario más ambicioso, las Novelas españolas contemporáneas. •Pese a los apoyos de Menéndez Pelayo y de Valera, fracasa su candidatura a la Real Academia a principios de 1889, pues su actitud liberal y anticlerical se ve con reticencias entre los conservadores. •No obstante, resulta finalmente elegido a mediados de ese mismo año.
  • 111. Benito Pérez Galdós • En la última década del XIX, prosigue su actividad como novelista, aunque emprende también con bastante éxito su carrera como autor teatral. • En 1897 lee su importante discurso de ingreso en la Real Academia: La sociedad presente como materia novelable. • A finales de siglo comienza la tercera serie de los Episodios Nacionales. • Ya en el siglo XX, continúa con su actividad teatral y con la redacción de sucesivos episodios.
  • 112. Benito Pérez Galdós • La situación política española lleva también a Galdós a pronunciarse a favor de un cambio en la política, cada vez más conservadora, de la Monarquía y, finalmente, a colocarse del lado de los republicanos, en cuyas filas es elegido diputado en 1907. • En 1909 es co-presidente de la Conjunción Republicano-Socialista junto a Pablo Iglesias. Ese mismo año vuelve a ser elegido diputado. • Sus últimos años son difíciles. En 1912 fracasa su candidatura al Premio Nobel por la oposición beligerante de los conservadores españoles. Con su salud ya quebrantada, se ve obligado a dictar sus últimas obras porque se está quedando ciego. Postrado por la enfermedad y agobiado por las dificultades económicas, muere en Madrid en 1920.
  • 113. Benito Pérez Galdós OBRA NARRATIVA Primeras novelas Novelas españolas contemporáneas Últimas novelas La Fontana de Oro Doña Perfecta Gloria Marianela La familia de León Roch El amigo Manso La de Bringas Miau Fortunata y Jacinta La incógnita Realidad Ángel Guerra Tristana Torquemada Nazarín Misericordia… E P I S O D I O S N A C I O N A L E S
  • 114. Benito Pérez Galdós OBRA NARRATIVA PRIMERAS NOVELAS • Publicadas durante la primera década de los setenta, casi todas son novelas de tesis en las que se contraponen dos ideologías, conservada y liberal. • Galdós no oculta sus simpatías por la España liberal, y la intención didáctica de las obras es explícita. • Títulos de esta época son La Fontana de Oro (1870), Doña Perfecta (1876), Gloria (1877), Marianela (1878) y La familia de León Roch (1878). • Pese al esquematismo de sus ambientes y personajes, se advierte en estas obras una evolución técnica que culminará en el gran Galdós posterior.
  • 115. Benito Pérez Galdós OBRA NARRATIVA NOVELAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS • Así llamó Galdós a las novelas que publicó a partir de La desheredada (1881). • Esta magnífica obra, influida en parte por las ideas naturalistas de Zola, no presenta ya de forma elemental acciones y personajes, sino que estos son fruto ahora de una cuidada evolución psicológica. • Algunas otras novelas de este periodo son El amigo Manso (1882), La de Bringas (1884) y Miau (1888).
  • 116. Benito Pérez Galdós OBRA NARRATIVA NOVELAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS • Todas estas obras analizan con maestría el mundo de la clase media. La visión galdosiana de esta sociedad mesocrática se plasma generalmente en Fortunata y Jacinta (1886-7), su obra más ambiciosa. • Se trata de una novela extensa y cuidadosamente construida, que desarrolla, sobre la base de diversos triángulos amorosos, la convulsa y cambiante vida social madrileña entre 1873 y 1876, entrelazando calculadamente los elementos de ficción y los históricos.
  • 117. Benito Pérez Galdós OBRA NARRATIVA NOVELAS ESPAÑOLAS CONTEMPORÁNEAS: Fortunata y Jacinta Galdós despliega sus mejores artes narrativas Minuciosa captación de ambientes y tipos. Uso magistral de los diálogos. Empleo de novedosos monólogos interiores. Sabio manejo narrativo de múltiples anécdotas argumentales ,etc. Sueños, recuerdos, locuras, imaginación, etc. Acabado fresco social
  • 118. Benito Pérez Galdós OBRA NARRATIVA ÚLTIMAS NOVELAS • La crisis de la estética realista y el interés por buscar nuevos cauces expresivos se manifiestan claramente en sus novelas desde 1889. • De este periodo son La incógnita (1889), Realidad (1889), Ángel Guerra (1891), Tristana (1892), la tetralogía que tiene como protagonista al usurero Torquemada (1889- 1895), Nazarín (1895), Misericordia (1897) , El caballero encantado (1909).
  • 119. Benito Pérez Galdós OBRA NARRATIVA ÚLTIMAS NOVELAS • En todas ellas ensaya originales procedimientos narrativos: • novelas dialogadas • narraciones epistolares • introducción de elementos fantásticos • Sueños • símbolos, etc. • En alguna es también visible la influencia del espiritualismo de la novela finisecular europea. • La modernidad narrativa galdosiana tiene su raíz en la progresiva radicalización ideológica del Galdós, que le lleva a buscar vías estéticas diferentes como modo de comprender la realidad en toda su extensión.
  • 120. Benito Pérez Galdós OBRA NARRATIVA EPISODIOS NACIONALES • Los Episodios Nacionales, constituidos por cuarenta y seis novelas dispuestas en cinco series de diez episodios cada una (excepto la última, que quedó inacabada con solo seis), pretenden reconstruir en forma novelada la historia del siglo XIX español. • Las dos primeras series fueron escritas entre 1873 y 1879, al tiempo que sus primeras novelas; las tres últimas entre 1898 y 1912.
  • 121. Benito Pérez Galdós OBRA NARRATIVA EPISODIOS NACIONALES Dos primeras series Ideología liberal Recursos folletinescos Proximidad de los hechos narrados. La Historia no es un mero elemento decorativo. Series siguientes Mezcla de narradores en 1ª y 3ª persona. Monólogos Novelas epistolares que ofrecen impresión de intimidad al tiempo que proporcionan la ilusión de crónica histórica. Conocimiento de primera mano de los hechos históricos.
  • 122. Benito Pérez Galdós TEMAS Las obras de Galdós, aunque ambientadas en su mayoría en Madrid, son una completa visión de conjunto de la sociedad española de la época. Madrid Las clases medias ocupan el primer plano de sus obras, pero la mirada de Galdós presta atención a todas las esferas sociales. Sociedad de la época Reflexión sobre la condición humana. Condición humana Madrid concentra todas las contradicciones sociales e históricas del país y se ha convertido en una gran ciudad cuyo complejo mundo presenta con pluma maestra el novelista. Todo en relación con las vicisitudes históricas que dan lugar a una nueva sociedad que arrolla a su paso los viejos moldes estamentales. El paso del tiempo. Las reacciones psicológicas ante situaciones extremas. Ambiciones, sueños, ilusiones, fantasías, amor, placeres… Todo desfila ante la mirada de Galdós, dura y sarcástica a veces, tierna y humanísima, las más.
  • 123. Benito Pérez Galdós INFLUENCIAS Honoré de Balzac Charles Dickens Gustave Flaubert Fiodor Dostoyevski León Tolstoi La Celestina La picaresca Cervantes… Ironía
  • 124. Benito Pérez Galdós ESTILO El ideal de Galdós es el lenguaje llano y sencillo. Prosa ágil y de apariencia espontánea. Los personajes se expresan según su condición y quedan caracterizados por su forma de hablar. Creador lingüístico Alerta ante el lugar común y la retórica manida. Se sirve de las locuciones y coloquialismos para crear nuevos sentidos y generar situaciones narrativas nuevas.. Las creaciones léxicas de Galdós sirven para caracterizar los personajes
  • 125. Isidora Rufete, ¿conoces tú el equilibrio de sentimientos, el ritmo suave de un vivir templado, deslizándose entre las realidades comunes de la vida, las ocupaciones y los intereses? ¿Conoces ese ritmo, que es como el pulso del hombre sano? No; tu espíritu está siempre en estado de fiebre. Las exaltaciones fuertes no cesan en ti sino en depresiones terribles, y tu alegría loca no cede sino ahogándose en tristezas amargas. ¿Persistes en creerte de la estirpe de Aransis? Sí; antes perderás la vida que la convicción de tu derecho. Bien; sea. Pero deja al tiempo y a los tribunales que resuelvan esto, y no te atormentes, construyendo en tu espíritu una segunda vida ilusoria y fantástica. Ten paciencia, no te anticipes a la realidad; no te trabajes interiormente; no saborees con falsificada sensibilidad goces de que están privados tus sentidos. Miquis lo ha dicho, bien lo sabes, que eso es un vicio, un puro vicio, como tantos otros hábitos repugnantes, como la embriaguez o el juego, y de ese vicio nace una verdadera enfermedad. El pensamiento se pone malo, como las muelas y el pulmón, ¡y ay de ti si llegas a un estado morboso que te impida disfrutar luego de la realidad lo que ahora quieres gozar, en sueños, contraviniendo a las leyes del tiempo y del sentido común! […] Isidora de Aransis…, pues según tú, no hay más remedio que darte este nombre… Isidora de Aransis, mírate bien en ese espejo social que se llama opinión, y considera si con tu actual trazo puedes presentarte a reclamar el nombre y la fortuna de una familia ilustre. Tonta, ¿has creído alguna vez en la promesa de que Joaquín se casará contigo? Advierte que siempre te dice eso cuando está mal de fondos y quiere que le ayudes a salir de sus apuros… Casada o no con él, esperas rehabilitarle; dices que el mundo olvida. No te fíes, no te fíes, pues tal puede ser tu ignominia, que al mundo se le acabe la indulgencia. Se dan casos de estos. Hay otro desorden, Isidorita, que te hace muy desgraciada , y que te llevará lejos, muy lejos. Me refiero a las irregularidades […] de tu peculio. Unas veces tienes mucho; otras, nada. […]¿qué has hecho de los dos mil duros que a ti y a tu hermano os dejó don Santiago Quijano? Ya los has gastado en el pleito, vestidos, en la educación de Mariano, y… confiésalo, que si es un misterio para todo el mundo, no lo es para quien te habla en este momento… No lo ocultes, pues no hay para qué. Más de la mitad de aquel dinero te lo ha distraído Joaquín Pez. Voz de la conciencia de Isidora o interrogatorio indirecto del autor, lo escrito vale Textos de Benito Pérez Galdós
  • 126. Textos de Benito Pérez Galdós [pág. 543-4] Muy mal debe de andar la máquina, cuando a mitad de la calle de Alcalá ya estoy rendido. Y no he hecho más que dar la vuelta al estanque. ¡Demonio de neurosis o lo que sea! Yo, que después de darle la vuelta al Serpentine me iba del tirón a Cromwell road… friolera, como diez veces el paseo de hoy… yo que llegaba a mi casa dispuesto a andar otro tanto, ahora me siento fatigado a mitad de esta condenada calle de Alcalá…¡Tal vez consista en estos endiablados pisos, en este repecho insoportable!... Ésta es la capital de las setecientas colinas. ¡Ah! Ya están regando estos brutos, y tengo que pasarme a la otra acera para que no me atice una ducha este salvaje con su manga de riego. “Eso es, bestias, encharcad bien para que haya fango y paludismo…” Pues por aquí los barrenderos me echan una nube de polvo… “Animales, respetad a la gente…” Prefiero las duchas… En fin, que este salvajismo es lo que me tiene a mí enfermo. No se puede vivir aquí… Pues digo; otro pobre. No se puede dar un paso sin que le acosen a uno estas hordas de mendigos. ¡Y algunos son tan insolentes!... “Toma, toma tú también”. Como me olvide algún día de traer un bolsillo lleno de cobre, me divierto. ¡Aquí no hay policía, ni beneficencia, ni forma ni civilización!... Gracias a Dios que he subido el repecho. Parece la subida al Calvario, y con esta cruz que llevo a cuestas, más. ¡Qué hermosos nardos vende esta mujer! Le compraré uno. “Deme usted un nardo. Una vereda sola… Vaya, deme usted tres varitas. ¿Cuánto? Tome usted… Abur”. Me ha robado. Aquí todos roban… Debo de parecer un San José; pero no me importan.”Yo no juego a la lotería; déjeme usted en paz.” ¿Qué me importará a mí que sea mañana último día de billetes ni que el número sea bonito o feo…? Se me ocurre comprar un billete, y dárselo a Guillermina. De seguro que le toca. ¡Es la mujer de más suerte!... “Venga ese décimo, niña… Sí, es bonito número. ¿Y tú por qué andas tan sucia?” ¡Qué pueblo, válgame Dios, qué raza!
  • 127. Textos de Benito Pérez Galdós Lo que yo le decía anteayer a D. Alfonso: “Desengáñese Vuestra Majestad, han de pasar siglos antes de que esta nación sea presentable. A no ser que venga el cruzamiento con alguna casta del Norte, trayendo aquí madres sajonas”.Ya poco me falta. Francamente, es cosa de tomar un coche; pero no, aguántate, que pronto llegarás… Un entierro por la Puerta del Sol. No, lo que es aquí no me he de morir yo, para que no me lleven en esas horribles carrozas… Dan las doce. Allá están los cesantes mirando caer la bola. Buena bola os daría yo. Ahí viene Casa-Muñoz. ¿Pero qué veo? ¿Es él? Ya no se tiñe. Ha comprendido que es absurdo llevar el pelo blanco y las patillas negras. No me mira, no quiere que le salude. Realmente es muy ridícula la situación de un hombre que se tiñe, el día en que se decide a renunciar a la pintura, porque la edad lo exige o porque se convence de que nadie cree en el engaño… Allí va en un coche la duquesa de Gravelinas… No me ha visto… “Abur, Feijoo”… ¡Qué bajón ha dado ese hombre!... Vamos, ya entro por mi calle de Correos. Si habrá venido a almorzar mi primo… Lo que es hoy me tiene que hacer un reconocimiento en toda regla, porque me siento muy mal… Que me ausculte bien, porque este corazón parece un fuelle roto. ¿Será esto un fenómeno puramente moral? Puede ser. Ya veo yo el remedio… ¡Pero qué verdes están las uvas, qué verdes! Los balcones tan tristes como siempre. ¡Ah!... sale al mirador Barbarita para hablar con la rata eclesiástica…. “Adiós, adiós… vengo de dar mi paseíto… Estoy muy bien, hoy no me he cansado nada”… ¡Qué mentira tan grande he dicho! Me canso como nunca. Ahora, escalera de mi casa, sé benévola conmigo. Subamos… ¡Ay, qué corazón, maldito fuelle! Despacito, tiempo hay de llegar arriba. Si no llego hoy, llegaré mañana. Seis escalones a la espalda. ¡Dios mío, lo que falta todavía!
  • 129. Leopoldo Alas, Clarín • Leopoldo Alas nació en Zamora en 1852, pero en 1863 se encuentra ya en Asturias, tierra que será definitivamente la suya. • En 1871 se licencia en Derecho y se traslada a Madrid para cursar el doctorado y la carrera de Filosofía y Letras. Recibe entonces clases de destacados intelectuales krausistas, que dejan una intensa huella en él. • Tras la restauración borbónica, Alas es asiduo colaborador del periódico republicano El Solfeo, en cuyas páginas aparece por primera vez en 1875 el seudónimo Clarín, inspirado por el título del periódico y por el personaje de La vida es sueño.
  • 130. Leopoldo Alas, Clarín • Desde 1878, escribe en La Unión, periódico republicano federal, donde publica casi doscientos artículos. Entre tanto, ha redactado ya sus primeros relatos y se ha doctorado con una tesis dedicada a Giner de los Ríos. • En 1882 es nombrado catedrático de la Universidad de Zaragoza, se casa, viaja por Andalucía y realiza una serie de reportajes sobre el problema social andaluz. Al año siguiente es ya catedrático de Derecho en la Universidad de Oviedo, donde permanecerá hasta su muerte. A partir de entonces su actividad decae, aunque sigue publicando en los periódicos. • Sus preocupaciones espirituales se acentúan y en 1898 sus inquietudes sociales lo llevan a proponer la fundación de la Extensión Universitaria de Asturias, que pretende acercar la enseñanza a los medios sociales más desfavorecidos.
  • 131. Leopoldo Alas, Clarín • En 1900 termina la traducción de la novela de Zola, Trabajo, y, ya muy enfermo, pronuncia su última conferencia en el socialista Centro Obrero de Oviedo en enero de 1901. Muere ese mismo año, no sin antes tener la alegría de ver la segunda edición de La Regenta, prologada por Galdós.
  • 132. Leopoldo Alas, Clarín El escritor Leopoldo Alas publicó multitud de artículos periodísticos de contenido político defendiendo su ideario republicano. ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS Es autor además de numerosos escritos de crítica literaria, en los que analiza con ironía las tendencias de la época y censura las obras de mala calidad, con el fin de guiar y aconsejar al público lector.
  • 133. Leopoldo Alas, Clarín •En cuanto a su obra de creación, es casi exclusivamente narrativa, a excepción de algunos poemas juveniles y su drama Teresa (1895), que intenta conjugar la crítica social y el espíritu evangélico, dentro de una estética de intensa concentración dramática y escenográfica naturalista. •Pese a su brevedad, es su obra narrativa la que le concede un puesto de primer orden en las letras españolas. •Solo escribió dos novelas: La Regenta y Su único hijo, algunas novelas cortas (Pipá, Avecilla, Las dos cajas, Doña Berta, El Señor…), varios fragmentos novelescos inconclusos y poco más de cien relatos breves, publicados en su mayoría en la presa y que recopiló, junto a otros inéditos, en volúmenes independientes: Pipá (1886), El Señor y lo demás, son cuentos (1893), Cuentos morales (1896) y El gallo de Sócrates (1901). OBRA LITERARIA
  • 134. Leopoldo Alas, Clarín Su único hijo (1891) LAS GRANDES NOVELAS • Su único hijo (1891) narra la vida en una pequeña capital de un frustrado matrimonio, cuyas relaciones con los componentes de una compañía de actores sitúan la acción en un ambiente extraño y degradado. • Clarín juzga duramente la moralidad de la sociedad que retrata, cuyos rasgos, ocultos bajo una máscara de pseudorromanticismo trasnochado son el egoísmo, la rapacidad, el engaño, la hipocresía y la mentira. • Los personajes viven en la más extrema soledad y se mueven por intereses materiales en un medio social que condiciona su comportamiento con una mezcla de determinismo naturalista y sensualismo decadente. • La importancia en la novela de la voluntad, la familia, la infancia, el espíritu religioso, el tiempo de la memoria, lo subjetivo, responde a la angustia ante la sociedad, el desarraigo y el miedo al mundo.
  • 135. Leopoldo Alas, Clarín La Regenta (1885) LAS GRANDES NOVELAS MODELOS Novela de adulterio Novela de sacerdote Tiene como protagonista a una mujer burguesa, profundamente insatisfecha. Uno de los protagonistas de la novela es sacerdote y de ahí arranca el conflicto entre la castidad impuesta y el instinto natural.
  • 136. Leopoldo Alas, Clarín La Regenta (1885) LAS GRANDES NOVELAS PERSONAJES Ana Ozores (La Regenta) Fermín de Pas (El Magistral) Desclasamiento Hija de un aristócrata liberal, acaba como esposa del viejo y ridículo Regente de la Audiencia. De origen humilde, está escalando los más altos puestos de poder del cabildo catedralicio. Profunda insatisfacción Frustrada humana y sentimentalmente en una ciudad levítica, añorando una madre que no tuvo y un hijo que no tiene. Dominado por su madre y sin meta humana alguna, salvo la ambición desmedida de poder.
  • 137. Leopoldo Alas, Clarín La Regenta (1885) LAS GRANDES NOVELAS PERSONAJES • El tercer personaje en importancia es Álvaro Mesía, dirigente liberal de la provincia y tenorio por excelencia de la misma. • Ana termina en manos del insustancial Mesía, con lo que consuma su propia degradación.
  • 138. Leopoldo Alas, Clarín La Regenta (1885) LAS GRANDES NOVELAS PERSONAJES • En el fondo, la auténtica protagonista de la novela es la sociedad provinciana en su conjunto. • Clarín disecciona en Vetusta, nombre literario de Oviedo, donde suceden los hechos las mezquindades, frustraciones y pequeñeces de la sociedad española de la Restauración. Clarín satiriza sin piedad los comportamientos de la clase dominante de la sociedad canovista: clero, nobles, indianos, burgueses desfilan por sus páginas dando muestras de su frivolidad, hipocresía, orgullo, mediocridad y miseria moral. • La extensa fauna de personajes de la novela está casi por completo marcada por los mismos rasgos de los protagonistas: frustración, insatisfacción, sexualidad reprimida. Hay pocos personajes y éstos no tienen la entidad suficiente para cambiar los derroteros de la sociedad podrida.
  • 139. Leopoldo Alas, Clarín La Regenta (1885) LAS GRANDES NOVELAS ESTRUCTURA • La estructura de la novela está muy pensada. Todos los elementos están relacionados: reflejan las relaciones entre sus tres personajes y todo se organiza en función de ello PRIMERA PARTE •Se desarrolla en tres días •Se rememoran muchos años. •Acción lenta, ya que describen personajes y ambientes claves para el desarrollo de la novela SEGUNDA PARTE •Se desarrolla en tres años •La acción es más rápida y dinámica hasta el desenlace de la obra.
  • 140. Leopoldo Alas, Clarín La Regenta (1885) LAS GRANDES NOVELAS NATURALISMO • En La Regenta, es muy importante la influencia del ambiente sobre los personajes, por ello se ha insistido en su carácter naturalista. En efecto, tanto el mundo exterior (la ciudad en que viven, el ambiente callejero, las relaciones sociales) como el más próximo a los personajes (su familia, su infancia, su formación) los condicionan de modo definitivo. • Incluso la naturaleza se relaciona con los movimientos anímicos de los personajes: la lluvia constante, las estaciones del año… • Dos son las notas dominantes en el ambiente que envuelve a los personajes de la novela TEDIO En la cerrada ciudad provinciana todo se repite hasta el aburrimiento, y personas como Ana Ozores no encuentran más salida a su hastío que el refugio en libros y sueños románticos, perfectamente inútiles como solución vital. LUJURIA La sexualidad, más o menos reprimida, es la vía de escape de muchas frustraciones. Objetos, ambientes y personajes parecen rodeados de un halo de erotismo que impregna sus movimientos, sus conversaciones, sus sueños y sus pensamientos.
  • 141. Leopoldo Alas, Clarín La Regenta (1885) LAS GRANDES NOVELAS TÉCNICA • MÚLTIPLES RECURSOS NARRATIVOS: • El autor deja hablar a los personajes, que charlan o piensan en alto constantemente. • Cada personaje se expresa de acuerdo a su carácter, formación, nivel social… Muchos están caracterizados por tics lingüísticos. • El narrador, en consonancia con los principios naturalistas, se distancia de los personajes y deja que ellos mismos vayan construyendo sus historias particulares mediante el uso consciente y reiterado del estilo indirecto libre. • El narrador, sin embargo, interviene cuando le interesa, anticipando acontecimientos, sembrando pistas falsas para intrigar al lector, contraponiendo su visión de la realidad con la de los personajes, etc. • No se trata nunca de un tosco narrador omnisciente, sino que mediante la ironía el autor revela su inteligentísima mirada sobre los seres y las cosas.
  • 142. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo. Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. La torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico, pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de esta arquitectura. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo; no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas, como señoritas cursis que aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide de ángulo gracioso, inimitable en sus medidas y proporciones. Como haz de músculos y nervios la piedra enroscándose en la piedra trepaba a la altura, haciendo equilibrios de acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta una cruz de hierro que acababa en pararrayos.
  • 143. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta La lluvia, el aburrimiento, la piedad, la costumbre, trajeron su contingente respectivo al templo, que estaba todas las tardes de bote en bote. No cabía ni un vetustense más. Los jóvenes laicos de la ciudad, estudiantes los más, no se distinguían ni por su extensa devoción, ni por su impiedad prematura; no pensaban en ciertas cosas; los había carlistas y liberales, pero casi todos iban a misa a ver a las muchachas. A la novena no faltaban; se desparramaban por las capillas y rincones de San Isidro, y terciando la capa, el rostro con un tinte romántico o picaresco, según el carácter, “se timaban”, como decían ellos, con las niñas casaderas, más recatadas, mejores cristianas, pero no menos ganosas de tener lo que ellas llamaban “relaciones”. Mientras el padre Martínez repetía por centésima vez —y ya llevaba ganados unos cinco mil reales— que como el dolor de una madre no hay otro, y echaba sin pizca de dolor propio, sobre la imagen enlutada del altar, toda la retórica averiada de su oratoria de un barroquismo mustio y sobado, el amor sacrílego iba y venía volando invisible por naves y capillas, como una mariposa que la primavera manda desde el campo al pueblo para anunciar la alegría nueva. Caracterización de ambientes
  • 144. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta Ana Ozores, cerca del presbiterio, arrodillada, recogiendo el espíritu para sumirlo en acendrada piedad, oía el runrún lastimero del púlpito, como el rumor lejano de un aguacero acompañado por ayes del viento cogido entre puertas. No oía al jesuita, oía la elocuencia de aquel hecho patente, repetido siglos y siglos en millares de pueblos: la piedad colectiva, la devoción común, aquella elevación casi milagrosa de un pueblo entero prosaico, empequeñecido por adoración del absoluto, por abstracción religiosa. En esto pensaba a su modo la Regenta, y quería que aquella ola de piedad la arrastrase, quería ser molécula de aquella espuma, partícula de aquel polvo, que una fuerza desconocida arrastraba por el desierto de la vida, camino de un ideal vagamente comprendido. Caracterización de personajes
  • 145. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta Caracterización de personajes “Estamos buenos” iba pensado por las calles. Era enemigo de darle nombre a las cosas, sobre todo a las difíciles de bautizar. ¿Qué era aquello que a él le pasaba? No tenía nombre. Amor no era: el Magistral no creía en una pasión especial, en un sentimiento puro y noble que se pudiera llamar amor; esto era cosa de novelistas y poetas, y la hipocresía del pecado había recurrido a esa palabra santificante para disfrazar muchas de las mil formas de la lujuria. Lo que él sentía no era lujuria; no le remordía la conciencia. Tenía la convicción de que aquello no era nuevo. ¿Estaría malo? ¿Serían los nervios? Somoza le diría que fijo que sí.
  • 146. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta Uno de los recreos solitarios de don Fermín de Pas consistía en subir a las alturas. Era montañés, y por instinto buscaba las cumbres de los montes y los campanarios de las iglesias. En todos los países que había visitado había subido a la montaña más alta, y si no las había, a la más soberbia torre. No se daba por enterado de cosa que no viese a vista de pájaro, abarcándola por completo y desde arriba. Cuando iba a las aldeas acompañando al Obispo en su visita, siempre había de emprender, a pie o a caballo, como se pudiera, una excursión a lo más empingorotado. En la provincia, cuya capital era Vetusta, abundaban por todas partes montes de los que se pierden entre nubes; pues a los más arduos y elevados ascendía el Magistral, dejando atrás al más robusto andarín, al más experto montañés. Cuanto más subía más ansiaba subir; en vez de fatiga sentía fiebre que les daba vigor de acero a las piernas y aliento de fragua a los pulmones. Llegar a lo más alto era un triunfo voluptuoso para De Pas. Ver muchas leguas de tierra, columbrar el mar lejano, contemplar a sus pies los pueblos como si fueran juguetes, imaginarse a los hombres como infusorios, ver pasar un águila o un milano, según los parajes, debajo de sus ojos, enseñándole el dorso dorado por el sol, mirar las nubes desde arriba, eran intensos placeres de su espíritu altanero, que De Pas se procuraba siempre que podía. Entonces sí que en sus mejillas había fuego y en sus ojos dardos. En Vetusta no podía saciar esta pasión; tenía que contentarse con subir algunas veces a la torre de la catedral.[…] El Magistral, olvidado de los campaneros, paseaba lentamente sus miradas por la ciudad escudriñando sus rincones, levantando con la imaginación los techos, aplicando su espíritu a aquella inspección minuciosa, como el naturalista estudia con poderoso microscopio las pequeñeces de los cuerpos. No miraba a los campos, no contemplaba la lontananza de montes y nubes; sus miradas no salían de la ciudad.
  • 147. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta Vetusta era su pasión y su presa. Mientras los demás le tenían por sabio teólogo, filósofo y jurisconsulto, él estimaba sobre todas su ciencia de Vetusta. La conocía palmo a palmo, por dentro y por fuera, por el alma y por el cuerpo, había escudriñado los rincones de las conciencias y los rincones de las casas. Lo que sentía en presencia de la heroica ciudad era gula; hacía su anatomía, no como el fisiólogo que sólo quiere estudiar, sino como el gastrónomo que busca los bocados apetitosos; no aplicaba el escalpelo sino el trinchante. […] Don Fermín contemplaba la ciudad. Era una presa que le disputaban, pero que acabaría de devorar él solo. ¡Qué! ¿También aquel mezquino imperio habían de arrancarle? No, era suyo. Lo había ganado en buena lid. ¿Para qué eran necios? También al Magistral se le subía la altura a la cabeza; también él veía a los vetustenses como escarabajos; sus viviendas viejas y negruzcas, aplastadas, las creían los vanidosos ciudadanos palacios y eran madrigueras, cuevas, montones de tierra, labor de topo... ¿Qué habían hecho los dueños de aquellos palacios viejos y arruinados de la Encimada que él tenía allí a sus pies? ¿Qué habían hecho? Heredar. ¿Y él? ¿Qué había hecho él? Conquistar.
  • 148. Abrió el lecho. Sin mover los pies, dejóse caer de bruces sobre aquella blandura suave con los brazos tendidos. Apoyaba la mejilla en la sábana y tenía los ojos muy abiertos. La deleitaba aquel placer del tacto que corría desde la cintura a las sienes. -«¡Confesión general!» -estaba pensando-. Eso es la historia de toda la vida. Una lágrima asomó a sus ojos, que eran garzos, y corrió hasta mojar la sábana. Se acordó de que no había conocido a su madre. Tal vez de esta desgracia nacían sus mayores pecados. «Ni madre ni hijos». Esta costumbre de acariciar la sábana con la mejilla la había conservado desde la niñez. Una mujer seca, delgada, fría, ceremoniosa, la obligaba a acostarse todas las noches antes de tener sueño. Apagaba la luz y se iba. Anita lloraba sobre la almohada, después saltaba del lecho; pero no se atrevía a andar en la obscuridad y pegada a la cama seguía llorando, tendida así, de bruces, como ahora, acariciando con el rostro la sábana que mojaba con lágrimas también. Aquella blandura de los colchones era todo lo maternal con que ella podía contar; no había más suavidad para la pobre niña. Entonces debía de tener, según sus vagos recuerdos, cuatro años. Veintitrés habían pasado, y aquel dolor aún la enternecía. Después, casi siempre, había tenido grandes contrariedades en la vida, pero ya despreciaba su memoria; una porción de necios se habían conjurado contra ella; todo aquello le repugnaba recordarlo; pero su pena de niña, la injusticia de acostarla sin sueño, sin cuentos, sin caricias, sin luz, la sublevaba todavía y le inspiraba una dulcísima lástima de sí misma. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
  • 149. Como aquel a quien, antes de descansar en su lecho el tiempo que necesita, obligan a levantarse, siente sensación extraña que podría llamarse nostalgia de blandura y del calor de su sueño, así, con parecida sensación, había Ana sentido toda su vida nostalgia del regazo de su madre. Nunca habían oprimido su cabeza de niña contra un seno blando y caliente; y ella, la chiquilla, buscaba algo parecido donde quiera. Recordaba vagamente un perro negro de lanas, noble y hermoso; debía de ser un terranova. -¿Qué habría sido de él?-. El perro se tendía al sol, con la cabeza entre las patas, y ella se acostaba a su lado y apoyaba la mejilla sobre el lomo rizado, ocultando casi todo el rostro en la lana suave y caliente. En los prados se arrojaba de espaldas o de bruces sobre los montones de yerba segada. Como nadie la consolaba al dormirse llorando, acababa por buscar consuelo en sí misma, contándose cuentos llenos de luz y de caricias. Era el caso que ella tenía una mamá que le daba todo lo que quería, que la apretaba contra su pecho y que la dormía cantando cerca de su oído: Sábado, sábado, morena,/ cayó el pajarillo en trena/ con grillos y con cadenaaa... Y esto otro: Estaba la pájara pinta /a la sombra de un verde limón... Estos cantares los oía en una plaza grande a las mujeres del pueblo que arrullaban a sus hijuelos... Y así se dormía ella también, figurándose que era la almohada el seno de su madre soñada y que realmente oía aquellas canciones que sonaban dentro de su cerebro. Poco a poco se había acostumbrado a esto, a no tener más placeres puros y tiernos que los de su imaginación. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
  • 150. [Ana pasa a evocar ciertos episodios de su niñez, en particular una inocente aventura que —ruinmente interpretada por sus tías, que cuidan de ella— dejará en su alma la huella indeleble de lo sucio y la represión malévola. Tras esto continúan sus divagaciones.] Aquellos recuerdos de la niñez huyeron, pero la cólera que despertaron, a pesar de ser tan lejana, no se desvaneció con ellos. -«¡Qué vida tan estúpida!»- pensó Ana, pasando a reflexiones de otro género. Aumentaba su mal humor con la conciencia de que estaba pasando un cuarto de hora de rebelión. Creía vivir sacrificada a deberes que se había impuesto; estos deberes algunas veces se los representaba como poética misión que explicaba el por qué de la vida. Entonces pensaba: -«La monotonía, la insulsez de esta existencia es aparente; mis días están ocupados por grandes cosas este sacrificio, esta lucha es más grande que cualquier aventura del mundo». En otros momentos, como ahora, tascaba el freno la pasión sojuzgada; protestaba el egoísmo, la llamaba loca, romántica, necia y decía: -¡Qué vida tan estúpida! Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
  • 151. Esta conciencia de la rebelión la desesperaba; quería aplacarla y se irritaba. Sentía cardos en el alma. En tales horas no quería a nadie, no compadecía a nadie. En aquel instante deseaba oír música; no podía haber voz más oportuna. Y sin saber cómo, sin querer se le apareció el Teatro Real de Madrid y vio a don Álvaro Mesía, el presidente del Casino, ni más ni menos, envuelto en una capa de embozos grana, cantando bajo los balcones de Rosina: Ecco ridente il ciel... La respiración de la Regenta era fuerte, frecuente; su nariz palpitaba ensanchándose, sus ojos tenían fulgores de fiebre y estaban clavados en la pared, mirando la sombra sinuosa de su cuerpo ceñido por la manta de colores. Quiso pensar en aquello, en Lindoro, en el Barbero, para suavizar la aspereza de espíritu que la mortificaba. -¡Si yo tuviera un hijo!... ahora... aquí... besándole, cantándole... Huyó la vaga imagen del rorro, y otra vez se presentó el esbelto don Álvaro, pero de gabán blanco entallado, saludándola como saludaba el rey Amadeo. Mesía al saludar humillaba los ojos, cargados de amor, ante los de ella imperiosos, imponentes. Sintió flojedad en el espíritu. La sequedad y tirantez que la mortificaban se fueron convirtiendo en tristeza y desconsuelo... Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
  • 152. Ya no era mala, ya sentía como ella quería sentir; y la idea de su sacrificio se le apareció de nuevo; pero grande ahora, sublime, como una corriente de ternura capaz de anegar el mundo. La imagen de don Álvaro también fue desvaneciéndose, cual un cuadro disolvente; ya no se veía más que el gabán blanco y detrás, como una filtración de luz, iban destacándose una bata escocesa a cuadros, un gorro verde de terciopelo y oro, con borla, un bigote y una perilla blancos, unas cejas grises muy espesas... y al fin sobre un fondo negro brilló entera la respetable y familiar figura de su don Víctor Quintanar con un nimbo de luz en torno. Aquel era el sujeto del sacrificio, como diría don Cayetano. Ana Ozores depositó un casto beso en la frente del caballero. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
  • 153. Cuando llegaban a las primeras casas de Vetusta, obscurecía. La luz amarillenta del gas brillaba de trecho en trecho, cerca de las ramas polvorientas de las raquíticas acacias que adornaban el boulevard, nombre popular de la calle por donde entraban en el pueblo. […] Al anochecer, hora en que dejaban el trabajo los obreros, se convertía aquella acera en paseo donde era difícil andar sin pararse a cada tres pasos. Costureras, chalequeras, planchadoras, ribeteadoras, cigarreras, fosforeras, y armeros, zapateros, sastres, carpinteros y hasta albañiles y canteros, sin contar otras muchas clases de industriales, se daban cita bajo las acacias del Triunfo y paseaban allí una hora, arrastrando los pies sobre las piedras con estridente sonsonete.[…] Era la fuerza de los talleres que salía al aire libre; los músculos se movían por su cuenta, a su gusto, libres de la monotonía de la faena rutinaria. Cada cual, además, sin darse cuenta de ello, estaba satisfecho de haber hecho algo útil, de haber trabajado. Las muchachas reían sin motivo, se pellizcaban, tropezaban unas con otras, se amontonaban, y al pasar los grupos de obreros crecía la algazara; había golpes en la espalda, carcajadas de malicia, gritos de mentida indignación, de falso pudor, no por hipocresía, sino como si se tratara de un paso de comedia. Los remilgos eran fingidos, pero el que se propasaba se exponía a salir con las mejillas ardiendo. Las virtudes que había allí sabían defenderse a bofetadas. En general, se movía aquella multitud con cierto orden. Se paseaba en filas de ida y vuelta. Algunos señoritos se mezclaban con los grupos de obreros. […] Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
  • 154. La virtud y el vicio se codeaban sin escrúpulo, iguales por el traje que era bastante descuidado. Aunque había algunas jóvenes limpias, de aquel montón de hijas del trabajo que hace sudar, salía un olor picante, que los habituales transeúntes ni siquiera notaban, pero que era moleslo, triste; un olor de miseria perezosa, abandonada. Aquel perfume de harapo lo respiraban muchas mujeres hermosas, unas fuertes, esbeltas, otras delicadas, dulces, pero todas mal vestidas, mal lavadas las más, mal peinadas algunas. El estrépito era infernal; todos hablaban a gritos, todos reían, unos silbaban, otros cantaban. Niñas de catorce años, con rostro de ángel, oían sin turbarse blasfemias y obscenidades que a veces las hacían reír como locas. Todos eran jóvenes. El trabajador viejo no tiene esa alegría. Entre los hombres acaso ninguno había de treinta años. El obrero pronto se hace taciturno, pronto pierde la alegría expansiva, sin causa. Hay pocos viejos verdes entre los proletarios. Ana se vio envuelta, sin pensarlo, por aquella multitud. No se podía salir de la acera. Había mucho lodo y pasaban carros y coches sin cesar; era la hora del correo y aquel el camino de la estación.[…] Alguna otra vez había pasado la Regenta por allí a tales horas, pero en esta ocasión, con una especie de doble vista, creía ver, sentir allí, en aquel montón de ropa sucia, en el mismo olor picante de la chusma, en la algazara de aquellas turbas, una forma de placer del amor; del amor que era por lo visto una necesidad universal. También había cuchicheos secretos, al oído, entre aquel estrépito; rostros lánguidos, ceños de enamorados celosos, miradas como rayos de pasión... Entre aquel cinismo aparente de los diálogos, de los roces bruscos, de los tropezones insolentes, de la brutalidad jactanciosa, había flores delicadas, verdadero pudor, ilusiones puras, ensueños amorosos que vivían allí sin conciencia de los miasmas de la miseria. Ana participó un momento de aquella voluptuosidad andrajosa. Pensó en sí misma, en su vida consagrada al sacrificio, a una prohibición absoluta del placer, y se tuvo esa lástima profunda del egoísmo excitado ante las propias desdichas. «Yo soy más pobre que todas estas”. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta
  • 155. Y mientras abajo sonaba el ruido confuso y garrulo de las despedidas y preparativos de la marcha, y detrás el estrépito de los que corrían en la galería, y allá en el cielo, de tarde en tarde, el bramido del trueno, la Regenta, sin notar las gotas de agua en el rostro, o encontrando deliciosa aquella frescura, oía por la primera vez de su vida una declaración de amor apasionada pero respetuosa, discreta, toda idealismo, llena de salvedades y eufemismos que las circunstancias y el estado de Ana exigían, con lo cual crecía su encanto, irresistible para aquella mujer que sentía las emociones de los quince al frisar con los treinta. No tenía valor, ni aun deseo de mandar a don Álvaro que se callase, que se reportase, que mirase quién era ella. “Bastante lo miraba, bastante se contenía para lo mucho que aseguraba sentir y sentiría de fijo”. “No, que no calle, que hable toda la vida”, decía el alma entera. Y Ana, encendida la mejilla, cerca de la cual hablaba el presidente del Casino, no pensaba en tal instante ni en que ella era casa, ni en que había sido mística, ni siquiera en que había maridos y magistrales en el mundo. Se sentía caer en un abismo de flores. Aquello era caer, sí, pero caer al cielo. Para lo único que le quedaba un poco de conciencia, fuera de lo presente, era para comparar las delicias que estaba gozando con las que había encontrado en la meditación religiosa. En esta última había un esfuerzo doloroso, una frialdad abstracta, y en rigor algo enfermizo, una exaltación malsana; y en lo que estaba pasando ahora ella era pasiva, no había esfuerzo, no había frialdad, no había más que placer, salud, fuerza, nada de abstracción, nada de tener que figurarse algo ausente, delicia positiva, tangible, inmediata, dicha sin reserva, sin trascender a nada más que la esperanza de que durase eternamente. “No, por allí no se iba a la locura”. Don Álvaro estaba elocuente; no pedía nada, ni siquiera una respuesta; es más lloraba, sin llorar por supuesto, “de pura gratitud, sólo porque le oían”. “¡Había callado tanto tiempo! ¿Qué había mil preocupaciones, millones de obstáculos que se oponían a su felicidad? Ya lo sabía él; pero él no pedía más que lástima, y la dicha de que le dejaran hablar, de hacerse oír y de no ser tenido por un libertino vulgar, necio, que era lo que el vulgo estúpido hubiera querido hacer de él”. Leopoldo Alas, Clarín : La Regenta