Mauro es un oso pardo que acaba de despertar de su hibernación. Y se da cuenta que necesita un abrazo. Va buscándolo. Primero, abraza a “algo grande”, una piedra, que acaba cayéndosele encima. Luego, abraza “algo alto”, un árbol, y sólo consigue astillas. Pasa a “algo mullido”, un montón de hojarasca… en el que hay unas ovejas que huyen de él. Agobiado porque alguien le abrace no escucha, se impone, y consigue enfadar a una lechuza (a la que daña) y a un conejo (al que saca de su madriguera). Pero el conejo, al menos, entiende la cuita de Mauro, comprende su necesidad y le lleva (acompañado del resto de animales, aunque le están mirando un poco mal) a la entrada de una cueva, en la que se oye cómo alguien se despereza en ese momento. Mauro corre raudo y acaba en los brazos de su mamá, porque “los mejores abrazos son los de una persona querida”. Estudios científicos afirman que un abrazo puede liberar endorfinas provenientes del cerebro y esto conllevaría a tener poderes curativos. Por otro lado, abrazar se considera una terapia que genera bienestar, puede reducir la presión arterial, en las mujeres reduce el dolor menstrual; aparte de esto también ayuda a mermar el dolor de cabeza, a aliviar la ansiedad, a disminuir el estrés y la depresión, fortalece la autoestima, alivian los nervios, ayuda a que no te sientas en soledad, cura el insomnio, vence el miedo, estimula tus sentidos, te brinda alegría, aquieta el alma y muchas fuentes también afirman que retarda el envejecimiento y ayuda a dominar el apetito. ¿Te parece poco lo que nos brinda un abrazo? El abrazar a alguien genera también beneficios fisiológicos en nuestro cuerpo, las cuales son muy positivas. La segregación de la hormona oxitocina es una de ellas; ésta hormona es también conocida como la hormona del apego y ayuda a muchas personas con su forma de vivir sin importar cuál sea su edad biológica. Tanto es el beneficio de los abrazos que ya hay terapias llamadas “abrazo terapia” y sirve para curar enfermedades depresivas y de otros tipos. Un abrazo también libera otras hormonas llamadas serotonina y dopamina las cuales tienen un efecto sedante, por lo cual produce una sensación de tranquilidad, bienestar y calma; lo más interesante aún es que no sólo producen este efecto al ser abrazado, sino que luego de ser abrazado sus efectos se prolongan por mucho tiempo después. Algo curioso es que datos científicos afirman que tanto los abrazos como las caricias producen mayor efecto en mujeres que en hombres, pero ambos sexos se ven beneficiados.