El documento compara el escepticismo y el nihilismo. El escepticismo plantea que no se puede conocer nada con certeza debido a factores subjetivos y la relatividad del conocimiento. Sin embargo, también tiene aspectos positivos como promover la cautela y el discernimiento. El nihilismo rechaza todo fundamento y verdad objetiva afirmando que solo importan las experiencias efímeras. Ambas doctrinas reducen a la persona a su dimensión material privándola de valores espirituales y sentido trascendente.
3.
ESCEPTICISMO
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ASPECTOS •
POSITIVOS
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REFUTACIÓN •
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CONCLUSIÓN •
Como dijo el filósofo griego Enesidemo, no puedo
dudar de que yo tenga frío, pero ¿de verdad hace frío?
Eso no lo sé.
El escepticismo nos ayuda, ante todo, a tener cautela
al aceptar como verdadero todo lo que percibimos y
pensamos, todo lo que aprendemos (de otros, libros,
maestros, prensa y medios de comunicación social) y
todo lo que nos atrae y gusta (religiosidad sin
compromiso, ideologías políticas, relativismo ético
cómodo...).
Nos motiva a plantearnos seriamente el problema
crítico: ¿Por qué razones podemos asegurar que
conocemos la verdad?
Se necesita discernir para no acoger cualquier idea o
información con ligereza, como si fuera verdad
indiscutible.
El escepticismo universal como estado de la mente es •
imposible: en primer lugar, porque en la vida ordinaria
no podemos dudar de todo; todos viven con muchas
certezas prácticas (necesito comer para sobrevivir;
alguien pintó este cuadro; si me meto en el fuego, me
quemo...).
Como doctrina, es contradictorio. Se propone como
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una enseñanza definitiva acerca del conocimiento
humano: que la mente es incapaz de captar las cosas
como son.
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Es, pues, una corriente de pensamiento que envuelve
su misma contradicción: sostiene que nada es cierto y,
al mismo tiempo, implícitamente, sostiene que algo
es cierto.
Basándose en algunos hechos, como las
contradicciones en las opiniones, la relatividad de la
NIHILISMO
El nihilismo y la indiferencia religiosa y existencial, al
rechazar todo sentido de la vida trascendente,
reducen al hombre a su dimensión puramente
material y animal, privándolo de aquello que lo
humaniza: la fe, los valores espirituales, la sabiduría
que lo juzga todo a la luz de la eternidad.
Aún antes de estar en contraste con las exigencias y los
contenidos de la palabra de Dios, niega la humanidad
del hombre y su misma identidad.
Se ha de tener en cuenta que la negación del ser
comporta inevitablemente la pérdida de contacto con
la verdad objetiva y, por consiguiente, con el
fundamento de la dignidad humana.
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