En este artículo lo llamativo es que si uno tiene un dolor de cabeza o de espalda va a comprar el cualquier lado medicamentos que están en los estantes con títulos atractivos. Pero se desconoce que unos son peores que otros, y además los efectos secundarios y la interacción que se da con lo recetado para otros padecimientos . Más que prohibir, lo que tiene que hacerse es educar, informar y hacer conciencia en revisar lo que se compra, formación ciudadana.