Este documento ofrece consejos para revisar un texto antes de enviarlo a una editorial. Recomienda que el autor acepte que su trabajo tendrá errores a pesar de las correcciones y deje reposar el texto antes de volver a revisarlo como si fuera la primera vez. Además, sugiere técnicas como reducir el ancho del texto para enfocarse mejor en cada palabra, buscar errores comunes personales y normas ortográficas, y leer el texto en voz alta para identificar problemas de sonoridad. Finalmente, pide someter el
2. Bien, has terminado tu novela. Te ha costado meses, quizá
años, pero tienes el resultado frente a ti, y solo eso ya es
motivo para sentir orgullo. Pero, por mucho que ames el
resultado, lo cierto es que va a tener unos cuantos errores.
Da igual que uses lectores cero, o tu texto pasa por un
corrector profesional, o bien puedes aplicar unas sencillas,
pero trabajosas, técnicas para corregirlo.
Zoraida Ceballos
3. Has cometido errores.
Esta aceptación es fundamental. Puedes pensar
que los correctores automáticos y tu
conocimiento del lenguaje son suficientes, pero
no es así.
Reediciones, correcciones parciales… quién no
ha cambiado un sustantivo por otro, sin darse
cuenta que había que hacer lo mismo con el
género de un adjetivo posterior. Y eso es solo
un ejemplo.
Sí, esa historia a la que le has dedicado tanto
tiempo, ahora no importa. No estás revisando la
coherencia de los personajes o si el giro final es
tan impactante como querías.
Tienes que enfrentarte al texto como si fuera
la primera vez que lo lees. Deja reposar tu
novela un tiempo y luego ponte a corregir.
Deja la historia a un lado.
Zoraida Ceballos
4. Trucos para centrarte en la
corrección.
Existen varias técnicas para aumentar la
concentración. Uno de ellos es reducir el ancho
del texto hasta dejarlo en apenas cuatro o cinco
palabras.
Esto hace que tu cerebro se fije mucho más en
las palabras de manera independiente y menos
en su aspecto global. Ideal para cazar gazapos.
Todos tenemos esos errores típicos a la hora
de escribir. Uno de los míos, por ejemplo, es
escribir embrazada por embarazada.
Así que cuando termino de escribir un texto,
busco este error -y otros que ya me conozco-
para poder corregirlos. Siempre se cuela alguno,
la verdad, pese a que soy consciente de ellos.
Busca tus errores comunes.
Zoraida Ceballos
5. Busca los errores
normales.
Además de esos errores personales, ten en
cuenta que es fácil confundirse en un gran
número de ocasiones.
El mal uso del posesivo, el laísmo, loísmo,
leísmo; el queísmo y el dequeísmo, los
porqués, los sinos… aunque conozcamos a
la perfección las reglas gramaticales, lo cierto
es que lo más normal es que tengamos algún
desliz.
También hay que revisar la actualización de
ciertas normas ortográficas. Todavía hoy me
paso un rato quitando las tildes a “solo”.
Vale para darnos cuenta de la sonoridad del
texto, el uso incorrecto de palabras, comas o
estructuras impostadas. Un texto leído en voz
alta tiene que sonar bien, en el caso de que no
lo haga, es que algo falla.
Una vez has terminado este proceso, que
requiere tiempo y concentración, pasa el
resultado a lectores de confianza y pídeles que
sean especialmente crueles con todos los errores
o fallos que encuentren. Te sorprenderá
comprobar que, pese a todo tu trabajo, siempre
encontrarán algún pequeño fallo más. No pasa
nada. Es lo normal.
Leer en voz alta.
Zoraida Ceballos