1. Rituales funerarios
mayas
Estudios arqueológicos han determinado
que los Mayas practicaban tanto la
inhumación como la cremación. Las
variedades de las tumbas van desde
simples agujeros en la tierra hasta ricas
2. cámaras mortuorias. Algo similar ocurre
con las posturas que presentan los
cadáveres, colocados de mil formas
diferentes.
Generalmente, los difuntos eran
enterrados en su propia vivienda o en los
lugares donde habían ejercido su trabajo.
Y se han detectado varias fases en los
enterramientos. Primero, un entierro
3. inicial, para llevar a cabo el definitivo
años después, el cual podría estar
acompañado de una limpieza de la
osamenta, eliminando restos de carne y
otras adherencias. En algunos
enterramientos, resulta frecuente descubrir
diversos objetos que deben haber formado
parte del ajuar mortuorio, lógicamente,
con algún significado simbólico
4. relacionado con la otra vida. Una de las
piezas halladas de forma recurrente
consiste en una máscara (de jade, estuco o
madera) que se colocaba sobre el rostro
del difunto. Según los estudiosos, estas
máscaras podrían haber servido para
aludir al cambio de condición de su
portador (de la vida terrena a la
“subterránea”), constituyendo parte de
5. una especie de ceremonia de
regeneración.
Otra de las piezas encontradas,
habitualmente, junto a los difuntos (en
ocasiones en gran número) es el espejo. Y
es que en la compleja religiosidad Maya,
estos “mágicos” utensilios, capaces de
reflejar las imágenes, constituían un
inmejorable medio de contacto con
6. Xibalbá, que no es más que ese mundo
subterráneo regido por los espíritus de la
enfermedad y la muerte, que al mismo
tiempo simbolizaban.
Según señalan investigaciones realizadas
por la Universidad Nacional Autónoma de
México, esos espejos no son como los que
conocemos actualmente: eran de piedra
tallada y con una superficie reflejante
7. cóncava, lo que -evidentemente-
distorsiona la imagen, concentrando la
imagen reflejada de los focos en el centro
del espejo.
Regresando a los ritos mortuorios,
tenemos que se han descubierto restos de
otros difuntos junto al “principal”. Al
parecer, estos cadáveres “secundarios”
pertenecían a personas sacrificadas, con la
8. finalidad de que el difunto gozara de un
acompañante en su viaje al Otro Mundo,
como sucede en la tumba del Rey Pacal de
Palenque. En otros casos, los fallecidos no
se hacían acompañar, en su viaje al más
allá, por víctimas de sacrificios, sino que
contaban con el auxilio de habitantes del
Inframundo, conocidos como wayob
(literalmente, “espíritus compañeros”).
9. Para los mayas antiguos la muerte les
producía miedo. La consideraban una
desgracia debida a los pecados que habían
cometido. La casa en que había un muerto
era por lo regular abandonada por los
parientes de éste, salvo aquellos que
fueran numerosos, en cuyo caso, había
que temer menos.
10. Cuando moría un maya se le amortajaba y
a fin de precaver sus necesidades en la
otra vida, por ejemplo el que tuviera que
comer, se le llenaba la boca con
Keyem(maíz molido) en forma de masa, o
bien se le ponían cuentas de jadeíta, que
hacían de moneda y que se reservaba para
la gente rica.
11. efectuaban un ritual que consistía en vestir
al muerto, aromatizarlo y depositar sobre
el cuerpo sus utensilios tales como
vasijas, jícaras, flechas, puntas de lanza,
cacao, tabaco, jade y maíz. Cuando era
mujer se le colocaban agujas de pescado,
peinetas, collares, mantas y metates. A los
niños los enterraban con sus juguetes y
cuando eran gemelos y moría uno, para
12. que no se llevara al otro se enterraba un
muñeco de barro a cambio del que
quedaba vivo (Orilla, 1996, p. 13).
También se pensaba que los muertos
volvían a reencarnar en animales, pájaros,
niños, etc, según el comportamiento que
habían tenido en vida y que el dios Ah
Puch los enviaba nuevamente a la tierra
13. para que después de cierto tiempo
conviviera con sus familiares.
Dentro de la religión practicada por los
mayas actuales, tienen cabida creencias de
la tradición maya prehispánica y de la
tradición cristiana, mismas que se
combinan para dar forma a una serie de
rituales sincréticos en relación con el culto
a las ánimas de los muertos, culto en el
14. que las ánimas ejercen cierta coacción
contra los vivos. El culto comienza con la
creencia en la existencia de un mundo
donde habitan las ánimas que se separan
del cuerpo, el cual puede estar ubicado en
los montes altos, en el cielo o debajo de la
tierra.
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18. Despedida hacia los difuntos en caso de
cremación.
Sacerdotes ataviados con la imagen del dios
de la muerte se encargaban de la
incineración del cadáver. Se elaboraban
estatuas de los difuntos, las cuales, entre los
mayas, servían de contenedores de las
cenizas.
19. Los cuerpos o las cenizas se enterraban en el
piso mismo de la casa o cerca de ella, con
algunas de las pertenencias del difunto y
distintos objetos de carácter mítico-ritual. En
la zona maya a veces se construyeron
verdaderos mausoleos para abrigar a los
señores difuntos.