La teología es el estudio de Dios desde el dato revelado. Y para la reflexión de este dato, se necesitan tres fuentes indispensables: La Palabra de Dios, La Tradición y el Magisterio. La revelación no se terminó con el libro del apocalipsis, sino que, en cada momento histórico, la iglesia tiene la función de interpretar a la luz de la palabra el contexto en el que se encuentra el mundo. Cada parte de estas fuentes representa una fuerza simbiótica que nos permite conocer la acción de Dios en el acontecer de su pueblo en cada momento histórico.