Este documento discute la transición energética en México hacia fuentes renovables y bajas en carbono. Señala que la Ley de Transición Energética de 2015 establece objetivos como generar el 35% de electricidad renovable para 2024 y 50% para 2050. Aunque se han logrado avances, se requieren mayores esfuerzos para aprovechar las oportunidades que las energías renovables ofrecen en términos de empleos, inversión e independencia energética. Asimismo, se deben mitigar riesgos como los altos costos
picaduras de insectos. enfermedades transmitidas por vector
La transición energética en México
1. LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA EN MÉXICO
Dirigido a:
Secretaria de Energía (SENER), Comisión Reguladora de Energía (CRE), Comisión Federal de Electricidad (CFE),
Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), Secretaria de
Economía, Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Empresarios del sector energético, Personal docente y
estudiantes de nivel superior.
Introducción
Dado que la política energética mundial actual está enfocada en la seguridad energética y el cambio climático, se
han creado objetivos comunes que incentivan la transición energética como solución a dichos problemas.
Debido a que no existe una matriz energética que sea universal, cada transición es única de acuerdo con las
necesidades de cada país. La situación global actual en términos medioambientales y de seguridad energética es
apremiante debido a dos aspectos a destacar, el cambio climático y el agotamiento del modelo de energías
fósiles. Tal situación ha dado como resultado un consenso internacional que aboga por la transición hacia
fuentes de energía limpia y renovable. Hoy, es impostergable y urgente la necesidad de cambiar de fondo las
causas que generan el cambio climático, entre ellos el modelo energético basado en fuentes fósiles. En este
sentido, transitar hacia un modelo energético de bajo carbono es imperativo.
La transición energética en México
La transición energética es el proceso que transforma un sistema energético centralizado y dependiente de
combustibles fósiles, en un sistema descentralizado, ambientalmente más sustentable, bajo en carbono y
socialmente más incluyente. Ahora bien, es necesario destacar que hablar de transición energética en México es
hablar de la transición del sector eléctrico, lo cual marca los límites de los cambios energéticos en el país. Que el
sector eléctrico esté en el centro de la transición, se debe a las características que posee al ser altamente
regulado, controlado y centralizado. En términos institucionales en México, la Ley de Transición Energética,
publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 24 de diciembre de 2015, es el instrumento formal en el
que se establecen los lineamientos actuales a seguir; regula el aprovechamiento sustentable de la energía,
así como las obligaciones en materia de Energías Limpias y de reducción de emisiones contaminantes de
la Industria Eléctrica, manteniendo la competitividad de los sectores productivos.
Expertos en energía y cambio climático consideran urgente que México acelere su transición energética hacia
una economía baja en carbono y formule una serie de políticas e instrumentos que reduzcan la desigualdad,
impulsen el desarrollo económico de largo plazo y contribuyan a mitigar el cambio climático.
De mantener la tendencia actual de emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente en los sectores
del transporte, generación eléctrica e industrial, nuestro país contribuirá a un incremento, no deseado, en la
temperatura entre 3ºC y hasta los 4°C para finales del presente siglo; intensificando los efectos catastróficos del
cambio del clima que tendrán un alto impacto en la economía mexicana, siendo México uno de los países más
vulnerables al cambio climático.
El sector energético es uno de los sectores que demuestra tener la mayor posibilidad de reducir de forma
acelerada y efectiva las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en nuestro país, ya que México cuenta
con grandes recursos para la generación de energías renovables, así como potenciar los grandes avances en el
marco regulatorio.
Utilizando las energías limpias, el gobierno de México tiene la oportunidad de diseñar una política energética
integral e inclusiva que sume a los diferentes ejes del Programa Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024, como
son el bienestar, el desarrollo económico, la inclusión y el desarrollo sostenible.
2. Según el Estudio de Energías Limpias en México 2018-2032 del Consejo Coordinador Empresarial (CCE),
publicado en septiembre del año pasado, con las políticas y acciones adecuadas podrían crearse 257 mil nuevos
empleos, aportar 34 mil millones de dólares al Producto Interno Bruto (PIB) y una inversión acumulada -entre
2018 y 2024- equivalente a 40 mil millones de dólares, todo si se impulsa la generación del 35% de la
electricidad mediante las energías limpias.
De acuerdo con el mismo estudio, en 2017 las energías limpias representaron el 11% de la capacidad total del
país y generaron el 8% de toda la energía producida en México. En el Boletín de Energías Limpias, publicado por
la Secretaría de Energía, al cierre del primer semestre de 2018 se señala que la generación de este tipo de
energías alcanzó un 24.12% de participación y representó el 31.45% de la capacidad instalada.
En los últimos tres años se han comprometido 90 proyectos de energía limpia (solar y eólica) en 18 estados de
México, lo que representa aproximadamente 8,969 millones de dólares, 7,518 MW (9.9% de la capacidad de
2017), cerca del 7% de la generación anual del país.
La penetración de la energía limpia a gran escala garantizaría la soberanía y la autosuficiencia energética, pues
no necesita ser importada -a diferencia del carbón y el gas natural-, además de que generaría ahorros en el largo
plazo, pues no necesitaríamos seguir comprando combustibles para la generación de energía.
A pesar de que los proyectos de energías limpias se han multiplicado, para maximizar sus beneficios es
indispensable detallar las bases y los términos para la participación justa de las comunidades locales, así como
los esquemas de transferencia de beneficios sociales a las comunidades.
En los últimos cinco años, en México, al igual que en el resto del mundo, se ha desarrollado un número creciente
de proyectos de energía eólica y solar, cuyos costos pasaron rápidamente de ser competitivos a ser
marcadamente favorables, alcanzando niveles que han establecido récords a nivel mundial, por lo que tiene
sentido incluir incentivos amigables, no obligatorios (como son los fiscales o los criterios de puntaje en
licitaciones públicas) que logran desarrollar local y descentralizadamente cadenas de valor.
El gobierno de México tiene la enorme oportunidad de llevar esta tendencia a una escala mucho mayor que
haga del país un líder ejemplar a nivel internacional, en cuanto a que las energías renovables también pueden
ser un instrumento de crecimiento económico, y de bienestar y justicia social.
La generación solar distribuida (GSD) beneficiaría, por ejemplo, principalmente a los usuarios finales, sobre todo
a aquellos en zonas remotas sin acceso a las redes de distribución nacionales. El CCE considera
una instalación adicional de 6 GW de GSD, lo que beneficiaría a cuatro millones de casas o 600 mil negocios.
Certificados de Energía Limpia (CEL)
Con objeto de promover las energías limpias en México, el Gobierno se comprometió en 2012, a través de la Ley
General de Cambio Climático, a generar el 35% de la electricidad a través de energías renovables para 2024. y,
en 2014, la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) define en su artículo 3, fracción VIII, los Certificados de Energías
Limpias (CEL) como aquel título emitido por la Comisión Reguladora de Energía (la Comisión) que acredita la
producción de un monto determinado de energía eléctrica a partir de Energías Limpias y que sirve para cumplir
los requisitos asociados al consumo de los Centros de Carga. En el nuevo mercado eléctrico mexicano, los
Certificados de Energía Limpia o mejor conocidos como CELs, son uno de los elementos principales para brindar
certidumbre a los inversionistas que desean participar con proyectos de generación eléctrica y alcanzar la meta
establecida en la Reforma Energética. La cual rige un porcentaje de 30% de energía limpia para el 2021, 35%
para el 2024, y 50% para el 2050. Un CEL ampara la generación de 1 MWh de energía eléctrica limpia. Siendo los
CEL un instrumento del mercado su precio no es fijo, sino que depende de la oferta y la demanda; los
Participantes del Mercado podrán presentar ofertas para vender CEL a cualquier precio, así como presentar
ofertas para comprar CEL a cualquier precio. La compra-venta podrá realizarse a través del Mercado de CEL que
3. organizará por lo menos una vez al año el CENACE, de igual manera también podrán comercializarse libremente
mediante Contratos Bilaterales o Subastas de Largo Plazo.
Los CEL significan mayores ingresos para los Generadores Limpios. Si los costos de transacción son muy cercanos
a cero, el precio de los CEL debería ser igual a la diferencia entre el costo de generación limpia y la proveniente
de fuentes fósiles. Uno de los mandatos para el Sector Eléctrico, derivado de la Reforma Energética es alcanzar
las metas en Generación de Energías Limpias y Reducción de Emisiones (LTE y LGCC). Los Certificados de
Energías Limpias (CEL) se constituyen como el principal instrumento para alcanzar dichas metas de generación.
Riesgos potenciales en la transición energética en México.
Aunque el camino aun es largo, la transición energética en México ya está en marcha, aún hay muchos desafíos
y sobre todo riesgos potenciales que mitigar en el proceso. Mencionare al menos 3:
1. Los precios de generación por unidad energéticas aún son mayores, sin embargo, los avances
tecnológicos y el desarrollo de la industria manufacturera relacionada a la industria de generación
eléctrica a partir de renovables han permitido que dichos precios disminuyan. Para continuar con la
tendencia, debemos seguir apoyando el cambio institucional provocado por la reforma energética, con
señales claras de que el mercado está listo para acomodar a más competidora en la industria de
generación eléctrica.
2. La falta de difusión de información, comunicación a la sociedad, comunidades más apartadas y sobre
todo señales claras por parte del gobierno de que esta puesta en marcha una política energética
nacional hacia la transición. Aquí, se deben de implementar en todo el país, módulos de información y
concientización en las comunidades apartadas sin acceso a internet, foros de discusión en escuelas,
motivación y difusión a estudiantes y sociedad en general. Continuar con la revisión de regulaciones y
leyes, buscando la mejora continua.
3. Impactos ambientales y sociales inherentes al desarrollo de los proyectos de infraestructura. Para
superar los retos que aún presentan las energías renovables será necesario lograr una combinación de
regulaciones, instrumentos de mercados, modelos de negocio y tecnologías, tanto existentes como en
desarrollo, y es aquí donde se encuentran las principales oportunidades para la innovación.
Conclusión
La Transición Energética se requiere para garantizar que el sector eléctrico diseñado a partir del mandato
constitucional y de las leyes secundarias de la reforma energética, sea ambientalmente responsable, aprovechar
los beneficios económicos, sociales, y ambientales para generar prosperidad mediante una economía baja en
carbono, garantizar la seguridad energética mediante una matriz de electricidad más diversificada y menos
dependiente de los combustibles fósiles y su variabilidad. El sector eléctrico nacional debe contribuir a alcanzar
la sustentabilidad, bajar la huella de carbono del sector eléctrico, y cumplir los compromisos del país sobre
cambio climático a un ritmo razonable y económicamente viable.