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Atardecer en el boulevart
1. ATARDECER EN EL BOULEVART
MONTMARTRE
AUTOR: CAMILLE PISARRO
AÑO: 1897
MEDIDAS: 74 X 92.8 cm
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo
ESTILO: Impresionismo
GÉNERO: Pintura de paisaje.
LOCALIZACIÓN: Museo d´Hermitage (París)
TEMA: Vista del boulevart desde una ventana
Del Hotel Russie
2.
3. GENERALIDADES
Los últimos rayos del sol del atardecer es el momento elegido por Pissarro para esta escena, completando la serie con
la mañana invernal, la mañana grisácea o el efecto nocturno. Animado por el mejor tiempo el boulevard se llena de
transeúntes y carruajes, creando un atractivo efecto de movimiento urbano. Algunos de los edificios de la derecha
quedan en sombra mientras que los de la izquierda están más iluminados, jugando de esta manera con los contrastes
lumínicos que también empleaba Monet. La sensación de gentío se consigue a través de pequeños y rápidos toques
del magistral pincel que exhibe Pissarro en esta serie y en todos sus trabajos
En una amplia perspectiva cuya fuga se extiende hacia el infinito, la avenida parisina de Montmartre está abarrotada de
carruajes y transeúntes en pleno movimiento. La escena está dotada de una gran vivacidad y parece que todo el mundo
se dirige de un lado al otro, hasta los que están parados viendo a los demás muestran gran animación, la vida del París
de la Belle Epoque.
Este boulevard tiene amplias visuales, acompasadas por los edificios de entre cuatro y cinco plantas con mansardas en
sus remates y su gran anchura responde a varios requerimientos entre los que se encuentran la capacidad de sostener
un alto tránsito en amplias calles y capacidad de locomoción de muchos transeúntes en sus anchas aceras. Pero
también se contempló el crear estas dilatadas avenidas para facilitar el transporte de tropas que respondiesen
rápidamente ante cualquier sublevación y su ancho no hacía fácil la construcción de barricadas, lo cual permitiría un
eficiente control por parte del ejército y la policía. Las insurrecciones de 1830 y 1848 lograron un gran éxito en buena
parte porque los sublevados de París levantaron efectivas barricadas en las estrechas y tortuosas calles medievales en
la ciudad, interrumpiendo el accionar de las tropas que necesitaban de más espacio para sus maniobras. Napoleón III
tomó nota de esto y ordenó crear un plan en el que las avenidas fuesen ante todo anchas y rectas y Haussmann así lo
hizo, demoliendo grandes zonas de la ciudad para la construcción de estas reformas.
4.
5. COMPOSICIÓN
La composición es cónica, donde el
punto de fuga se sitúa en la parte final
del bulevar. Todos los elementos:
edificios, aceras, arboles y personas
se van adaptando a esta fuga que
representa la perspectiva.
En cuanto a la intensidad del color,
también se adapta a esta fuga y se
hace mas intenso en la parte de
delante y menos en la parte final.
Con la pincelada sucede mas de lo
mismo, mas definida y enérgica en la
parte delantera y menos en la trasera.
6. EL COLOR, LA PINCELADA Y LA LUZ
Los paisajes de Pissarro no son brillantes en colores, por regla general, restringidos en color. Sin embargo, la
textura pintoresca de sus lienzos es compleja e inusualmente multicolor. Así, el tono gris del pavimento de
adoquines se forma a partir de manchas de color rosa puro, azul, ocre dorado, rojo inglés, etc.
Por lo tanto, el gris parece perla, brilla, y convierte los lienzos del mago en una verdadera joya.
La paleta que utilizó Pisarro para este cuadro es más bien austera, con pocos colores, aunque los que están
presentes contienen numerosas variantes tonales, todas ellas manejadas por la mano de un maestro de la pintura
impresionista que resolvió con gran eficacia la dificultad más grande que muestra la escena: la de representar
convincentemente el follaje de los árboles que están en la sombra y alejándose de la vista del espectador y lo
logró utilizando ínfimas variaciones de verde, amarillo y gris. Debido a las cualidades de los matices de la luz
vespertina, Pisarro bañó todo el panorama de un tenue amarillo, muy diluido, que tiñe los abundantes grises que
de otra forma opacarían la visión general. Pese a todo, el cuadro es casi monocromático, salvo por los luminosos
verdes de los árboles y algunos pequeños toques de dorados en los carruajes y los faroles.
Las pinceladas son ágiles y apenas esbozan las numerosas figuras que carecen de detalle y aun así están lo
suficientemente bien dispuestas como para reflejar acertadamente cada individualidad dentro del conjunto. Es un
cuadro sintético y luminoso, una instantánea de un momento preciso y único en el que el artista llevó al límite las
cualidades del impresionismo.
7. EL AUTOR
Nacido en la isla antillana de Santo Tomás en el seno de una adinerada familia de origen judío, el pintor francés Camille
Pissarro pronto se trasladó a estudiar a París, donde, en contra de la voluntad paterna, tomó la firme decisión de dedicarse
a la pintura. Tras regresar unos años a su ciudad natal para trabajar en los negocios de su familia y después de residir dos
años en Venezuela pintando junto al pintor danés Fritz Melbye, volvió a París en 1855.
En la capital francesa entró en la Académie Suisse, visitó la Exposition Universelle donde le impresionaron las obras de
Camille Corot y Eugène Delacroix y en 1859, año en que conoció a Claude Monet, Auguste Renoir y Alfred Sisley, participó
por primera vez en el Salón Durante la década de 1860 siguió presentando sus obras en los sucesivos Salones, pero los
rígidos principios de éstos pronto chocaron con sus ideas políticas anarquistas y, a partir de 1870, dejó de participar en
exposiciones oficiales. Su pintura estuvo estilísticamente siempre dentro del impresionismo, salvo un corto periodo de
experimentación con la técnica neoimpresionista, bajo la influencia de Georges Seurat, a mediados de la década de 1880.
Pissarro creía firmemente en la idea de la cooperativa de artistas y desempeñó un activo papel en la organización de las
actividades del grupo impresionista parisiense, fomentando la participación de artistas como Paul Cézanne y Paul Gauguin
y siendo el único cuyas obras estuvieron presentes en las ocho exposiciones impresionistas, celebradas entre 1874 y 1886.
Desde que en 1866 se trasladó a vivir a Pontoise, Pissarro vivió casi toda su vida fuera de París y fue básicamente un pintor
de paisajes o de escenas rurales, y uno de los primeros en practicar con convicción la pintura al aire libre. Al final de su
vida, tuvo que trasladarse a la ciudad a causa de su creciente pérdida de visión. Fue entonces cuando comenzó a pintar
acomodado en una ventana, captando la actividad cambiante de las calles de ciudades como Ruán y París.
Los idílicos y armoniosos paisajes rurales dieron paso a una serie de vistas urbanas en las que, el implacable observador
que era Pissarro, dejó inmortalizada la vida de la ciudad moderna.
8. OTRAS PINTURASEste cuadro forma parte de una serie de 4 pinturas con el mismo tema: Vista del Boulevart en distinto momentos
de luz: mañana, tarde, noche e invierno.
Pisarro está interesado en representar los diferentes momentos de luz y su efecto sobre el paisaje urbano, como
hicieron otros impresionistas como Monet en su serie de catedral de Rouen.
Otras obras: Varios autorretratos, el jardín potager, la siega…....