El empleado “eléctrico” hace referencia un individuo hiperactivo en el trabajo, que fue apodado así por sus compañeros, debido a que todo lo hacía a las “carreras” y no permanecía inmóvil ni por un momento. Su postura erguida y movimientos rápidos de cabeza semejaban a los suricatos. Ingresó a una entidad pública a trabajar en un cargo de mediana importancia, sin embargo, aspiraba ascender y llegar a la cima prontamente, por lo que siempre estaba dispuesto a realizar cualquier tarea y demostrar que se trataba de una persona capaz. Nunca se negaba a efectuar un trabajo, su intención era ganarse la confianza del jefe inmediato, aunque su comportamiento no fuera el mejor porque le encantaba la zalamería. En una oportunidad le asignaron una tarea que requería el concurso de sus compañeros de oficina. Buscó figurar como líder del grupo y llevar la vocería, pero conociendo sus deseos de protagonismo, no se lo permitieron y, el control lo asumió alguien que también tenía un buen desempeño laboral, lo que provocó malestar al empleado “eléctrico”. Con el tiempo logró escalar en la entidad, pero al final terminó “chamuscado” por su ambición desmedida de poder. Este cuento que no es cuento y por eso lo cuento, llevará al lector a una divertida historia basada en un caso de la vida real.

1. David Francisco Camargo Hernández. Nacionalidad Colombiano.
Escritor, humanista y economista con especialización, maestría y
doctorado. Artista plástico. Inventor. Guionista. Becario de
universidades europeas. Director Fundación Sueños de Escritor y
ediciones Dafra. Premios literarios y académicos en los años 2001-
2005-2008-2010-2016-2017 en eventos internacionales. Profesor de
posgrado. Investigador CVLAC Colciencias. Conferencista
internacional basando los temas en sus propios libros. Propende
por una economía «más humana, más igualitaria, capaz de
contribuir a mejorar la calidad de vida de la comunidad». En 2010
algunas de sus publicaciones fueron traducidas a varios idiomas.
Una de las más destacadas se titula: “cómo regionalizar el país”. Y
por «su sobresaliente trayectoria literaria y pensamiento
comprometido con los problemas de la cotidianidad».
El empleado “eléctrico” hace referencia un individuo hiperactivo en el
trabajo, que fue apodado así por sus compañeros, debido a que todo lo
hacía a las “carreras” y no permanecía inmóvil ni por un momento.
Su postura erguida y movimientos rápidos de cabeza semejaban a los
suricatos.
Ingresó a una entidad pública a trabajar en un cargo de mediana
importancia, sin embargo, aspiraba ascender y llegar a la cima
prontamente, por lo que siempre estaba dispuesto a realizar cualquier
tarea y demostrar que se trataba de una persona capaz.
Nunca se negaba a efectuar un trabajo, su intención era ganarse la
confianza del jefe inmediato, aunque su comportamiento no fuera el mejor
porque le encantaba la zalamería.
En una oportunidad le asignaron una tarea que requería el concurso de sus
compañeros de oficina. Buscó figurar como líder del grupo y llevar la
vocería, pero conociendo sus deseos de protagonismo, no se lo permitieron
y, el control lo asumió alguien que también tenía un buen desempeño
laboral, lo que provocó malestar al empleado “eléctrico”.
Con el tiempo logró escalar en la entidad, pero al final terminó
“chamuscado” por su ambición desmedida de poder.
Este cuento que no es cuento y por eso lo cuento, llevará al lector a una
divertida historia basada en un caso de la vida real.