La maestra Silvia se siente orgullosa y sorprendida de que todos sus alumnos recibirán una computadora para usar en la escuela. Sin embargo, también se da cuenta de que esto representa un gran desafío, ya que debe enseñarles a los niños a usar las computadoras de manera responsable e informada. Cuando le cuenta a los alumnos sobre las computadoras, ellos ya lo sabían por haberlo visto en internet, televisión y radio. Esto lleva a un debate sobre cómo saber si algo es verdad y sobre el uso adecuado de la
ACERTIJO DE POSICIÓN DE CORREDORES EN LA OLIMPIADA. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
La importancia de llamarse netbuk
1. La importancia de llamarse Netbuk
La señorita Silvia estaba realmente or-
gullosa. Ni en sus más utópicos sueños
de adolescente se imaginaba algo así.
Y a la vez estaba muy sorprendida. Ni
en sus más atípicas fantasías de maes-
tra se le ocurrió algo así. Sus manuales
nada decían de todo esto. De pronto
sus alumnos, todos ellos, recibirían ca-
da uno una computadora de regalo pa-
ra usar en la escuela. Eso es, sin duda,
un gran avance. Y a la vez, un enorme
desafío. ¿cómo enseñarles a los chicos
que las compus son una herramienta
formidable, pero no dejan de ser una
herramienta, que conectarse a internet
implica estar en contacto con enorme
cantidad de información y conocimien-
to, pero que luego había que saber se-
leccionarlo, usarlo adecuadamente? Se
acordaba de su propia infancia, cuando
sus maestras le enseñaban a usar el
compás, las escuadra, la calculadora…
Cada herramienta, un mundo nuevo. Y
la compu, la herramienta de las herra-
mientas… ¿qué actitud procedimental,
qué procedimiento conceptual, qué
concepto actitudinal era el adecuado?
Bueno, ella tenía que explicarles a los
chicos que dentro de muy poco tiempo,
llegarían las computadoras. Y ahí va,
con todo el coraje que significa ser maes-
tra en estos tiempos tan complicados
(a diferencia de antes, que eran otros
tiempos, aunque también fueran com-
plicados).
Y entró en el aula. Y ahí estaban los
chicos.
–¡Buenos días, chicos!
–¡Buenos días, señorita Silvia! –dijo el
coro de niños argentinos.
–¿A que no saben lo que les van a en-
tregar dentro de unos días?
–¡Una computadora a cada uno! –dijo
el coro de niños argentinos, con el mis-
mo tono con el que había dicho, segun-
dos antes: “Buenos días, señorita”.
La señorita Silvia no dejó de sorpren-
derse… en realidad, nunca dejaba de
sorprenderse, pero esta vez hasta se
sorprendió de su propia sorpresa.
–¿Y ustedes cómo lo saben?
–¡Porque lo vimos en internet, señorita
Silvia! –respondió unánime, el coro,
con el mismo tono que… bueno, ya sa-
ben.
Y allí se dejó oír una voz solista:
–La verdad, seño, yo no lo vi en inter-
net, lo vi por la tele, pero no quise des-
tacarme por sobre mis compañeros
porque usted me dijo que hay que ser
solidaria, y no solitaria –esta fue la dul-
ce Julieta.
–¡No te hagas la romboide que yo lo vi
por internet, y también por la tele! –sal-
tó Joaquín!
–Y yo lo vi por la tele, por internet, y
además lo escuché por la radio! –Ariel
no se iba a quedar atrás.
–Y yo lo vi por la tele, por internet, lo
escuché por la radio y además me lo
dijo mi papá –dijo Sebastián.
–Y yo lo vi por la tele, por internet, lo
escuché por la radio, me lo dijo mi pa-
pá, y mi hermano dijo que el maestro
de él también se lo había dicho –dijo
Sebastián.
–Y yo… yo… yo…
–¿Vos qué, Lucas?
–Nada, seño, que yo me pongo conten-
to, porque en mi casa mi mamá no me
deja jugar con la compu, y ¿ahora voy a
poder jugar en la escuela?
–¡Lucas, a la escuela se viene a estu-
diar, no a jugar! –este fue Luisito.
–¿Vos pensás eso, Luisito? –preguntó
Javi.
–No, en casa la que piensa es mi her-
mana Enriqueta, ¡mi mamá trabaja to-
do el día mientras los demás se dedi-
can a ensuciar todo!
–¡Y eso?
–No sé, mi mamá lo dice todo el tiem-
po, así que debe ser verdad.
–No –dijo Joaquín –para que algo sea
verdad, no alcanza con que lo diga tu
mamá, también lo tienen que decir por
la tele y por internet!
–¡Y también lo tiene que decir la seño-
rita! –dijo Santi.
La señorita Silvia seguía orgullosa, se
dio cuenta de que se abrían temas nue-
vos. Y que el debate recién estaba co-
menzando.
por Rudy
63 EL MO N I TO R
HUMOR