La anestesia general y regional pueden disminuir temporalmente la función renal al reducir el gasto urinario, la tasa de filtración glomerular y el flujo sanguíneo renal. Los agentes anestésicos también pueden afectar la función renal a través de sus efectos sobre la circulación y la presión arterial. El riesgo de lesión renal aguda es mayor con cirugía cardíaca, vascular o abdominal que cause shock, sangrado o aumento de la presión intraabdominal.
2. INDICE
1 Generalidades
2 Eritropoyetina y hematopoyesis
3 Producción de renina , regulación de la presión
sanguínea y pH
4 Hormona paratiroidea y calcitriol
5 Otros mediadores asociados a la actividad renal
3. Generalidades
A nivel renal, se van a producir hormonas que tienen
diferentes funciones específicas e importantes en la
regulación de la propia actividad renal, sobre todo,
en el mantenimiento del flujo sanguíneo
4. Eritropoyetina y
hematopoyesis
Se trata de proteínas bioactivas, reguladoras de la
hematopoyesis que tras unirse a receptores
específicos expresados en las células progenitoras
eritrocíticas (eritropoyetina, EPO) y trombopoyéticas
(TPO) en la médula ósea, regulan su producción y
maduración.
5. Glicoproteína de 30,4 kDa, cuya estructura proteica
consta de 165 aminoácidos, y está codificada en el ser
humano por un gen de 2,9 kb localizado en el
cromosoma 7 (q11-q22).
Concentración plasmática basal 6-32 UI/mL (100
pg/mL aprox.) y varía según el sexo y edad.
En los adultos, aproximadamente el 90% de la
eritropoyetina se origina en los riñones.
6. se produce en los fibroblastos
intersticiales de la corteza renal
La función principal de esta
hormona es controlar la producción
de eritrocitos (eritropoyesis),
promoviendo su supervivencia,
proliferación y diferenciación en la
médula ósea
7. Por su parte, la trombopoyetina
(TPO) es la glicoproteína principal
responsable de la producción y
activación de plaquetas
Aunque el hígado es el principal
órgano responsable de la mayor
parte de la producción de TPO, el
riñón, específicamente las células del
túbulo contorneado proximal,
también producen TPO.
8. Renina
Es una proteasa producida por las células granulares
de la arteriola aferente.
Su liberación esta estimulada a través de tres
mecanismos principales responsables de detectar
una caída en la presión arterial: barorreceptores en la
arteriola aferente; una concentración disminuida de
cloruro de sodio en la mácula densa: y un aumento de
catecolaminas que activan receptores beta-
adrenérgicos en las células yuxtaglomerulares.
9.
10.
11. Hormona paratiroidea y
calcitriol
La PTH es un péptido de 84 aminoácidos secretado
por las células principales de las glándulas
paratiroideas en respuesta a la disminución de los
niveles circulantes de Ca++
12. . Su principal función es aumentar la concentración
de Ca++ en sangre y en el líquido extracelular, y en
paralelo, los niveles de iones fósforo en la sangre,
promoviendo su disminución. En gran medida, la
actividad de la PTH depende de su acción sobre las
células del túbulo renal, donde estimula la formación
de calcitriol.
13.
14. La principal actividad del calcitriol se asocia a su
capacidad para modular el balance calcio/fosforo,
incrementando la calcemia al promover el
metabolismo óseo, la reabsorción de Ca++ a nivel
intestinal y renal, y la eliminación de fosforo.
15. Otros mediadores asociados a la
actividad renal con función
vascular y/o presora
Hormonas natri uréticas, regulan la presión arterial y
el volumen del fluido extracelular
Los sitios de acción a nivel renal incluyen la médula
interna, los tubos colectores, los glomérulos y las
células mesangiales.
Estimula la excreción renal de Na+ y agua,
disminuyendo la presión arterial. Además, actúa
inhibiendo la liberación de aldosterona
16. Endotelinas: Son péptidos de 21 aminoácidos, sin
aparente función fisiológica, pero cuya potente
actividad vasoconstrictora parece jugar un papel muy
importante en enfermos con daño renal.
Producidas por las células endoteliales de los vasos
sanguíneos renales, células mesangiales y células del
túbulo, la producción de endotelinas es estimulada
por agentes como la angiotensina II, bradicinina o
epinefrina
17. Prostaglandinas y ciclooxigenasas: compuestos lipídicos
producidos en todo el cuerpo que contribuyen a la
vasodilatación y la inflamación.
Las dos isoformas principales de ciclooxigenasa, COX-1 y
COX-2, están expresadas a nivel renal, y modulan la
actividad de prostaglandinas que juegan un papel
fisiológico regulando el flujo vascular renal y participando
en la homeostasis renal de la sal y el agua. A nivel renal las
dos prostaglandinas con mayor relevancia son la
prostaglandina E2 (PGE2) y prostaciclina (PGI2)
18. La PGE2 es sintetizada por el epitelio tubular y las células
intersticiales, en los túbulos renales y participan en los
mecanismos celulares que regulan el transporte de
cloruro y sodio en el asa de Henle. Además, regulan la
respuesta vasodilatadora renal manteniendo una
perfusión adecuada del órgano y la redistribución del flujo
sanguíneo de la corteza renal a las nefronas en la región
intramedular.
La PGI2 se localiza fundamentalmente en la corteza renal,
participando entre otros en la regulación del flujo vascular
glomerular, la tasa de filtración glomerular y la secreción
de renina.
19.
20. Generalidades
Este efecto sobre la función renal es menos
manifiesto cuando la hidratación preoperatoria es
adecuada y el mantenimiento de la tensión arterial
sistémica es estable
21. La anestesia general disminuye la función renal en
forma transitoria provocando una disminución del
gasto urinario, la tasa de filtración glomerular y el
flujo sanguíneo renal.
La anestesia regional también disminuye la función
renal en forma directamente proporcional al bloqueo
simpático
22. Evento quirúrgico y
afección renal
Mayor impacto: cirugía cardíaca, cirugía vascular,
cirugía del tracto biliar y hepática, y cirugía
urogenital.
La IRA puede originarse por traumatismo directo
renal, shock hemorrágico, problemas transfusionales,
sangrado intra abdominal que determina un aumento
de la presión intra abdominal.
23. Fármacos y afección
renal
Las drogas anestésicas pueden afectar la función
renal por alteración de la perfusión del riñón o de sus
funciones de filtración y reabsorción tubular.
Estos cambios pueden verse por acción directa de los
diferentes agentes anestésicos o por vía indirecta,
actuando a nivel cardiovascular o a nivel del sistema
neuro endócrino. Los efectos más importantes a nivel
cardiovascular son los cambios en la contractilidad
miocárdica, en el tono vascular y las alteraciones del
volumen intravascular
24. Halogenados :a altas concentraciones los agentes
inhalatorios disminuyen de un modo marcado el
gasto cardíaco.
25. Opioides:
La morfina, aun administrada en dosis que produzcan
una reducción significativa de la presión arterial
sistémica, no reduce el FSR.
El fentanilo, el remifentanilo y los otros opioides
mantienen la estabilidad hemodinámica sin mayores
cambios a nivel renal.
26. Relajantes musculares :neuromusculares carecen o
tienen mínimos efectos sobre la función renal.
La succinilcolina produciría una vasodilatación de la
arteriola aferente significativa, mientras que el
vecuronio provocaría vasoconstricción.
27. Efectos de la anestesia
regional
Depende directamente del volumen intravascular
previo a la realización de la misma, observándose un
mayor impacto sobre la presión arterial sistémica y
renal en aquellos pacientes con hipovolemia.
28. Un análisis retrospectivo mas reciente indica que las
presiones arteriales medias menores de 60 mmHg
durante 11-20 min o menores de 55 mmHg durante
más de 10 min se asocian con una lesión renal aguda,
29. Conclusión
Todos los agentes anestésicos y todas las técnicas
anestésicas podrían virtualmente reducir el filtrado
glomerular y la diuresis. Los resultados han variado de
acuerdo a los pacientes estudiados, a las técnicas
anestésicas empleadas y a los procedimientos
utilizados para realizar las diferentes mediciones.
30. Referencias
Renal Pathophysiology. The Essentials. 5a Edición
WOLTERS KLUWER Rennke, H. - Denker, B. ISBN-13:
9781975109592
Fisiología Humana. Un Enfoque Integrado 8a Edición.
Editorial Medica Panamericana S.A.Silverthorn, D ISBN-13:
9786078546220
Ganong Fisiología Médica. 26a Edición LANGE MCGRAW
HILL Barrett, K. - Barman, N. - Brooks, H. - Yuan, J.
Editor's Notes
Probablemente en la práctica clínica habitual, la importancia de la función renal en el manejo y depuración del contenido hídrico del organismo, o en el mantenimiento del equilibrio acido-base, ensombrece una actividad renal clave en el manejo de la homeostasis, que es la función endocrina renal. Esta función renal presenta una doble vertiente, como órgano en el que se producen hormonas con actividad exocrina y paracrina, pero también como pieza fundamental que contribuye a la degradación de otras hormonas como la insulina o la hormona paratiroidea.
Se trata de proteínas bioactivas, reguladoras de la hematopoyesis que tras unirse a receptores específicos expresados en las células progenitoras eritrocíticas (eritropoyetina, EPO) y trombopoyéticas (TPO) en la médula ósea, regulan su producción y maduración.
La eritropoyetina es una glicoproteína de 30,4 kDa, cuya estructura proteica consta de 165 aminoácidos, y está codificada en el ser humano por un gen de 2,9 kb localizado en el cromosoma 7 (q11-q22). En condiciones fisiológicas, la concentración plasmática basal de esta hormona en el adulto se encuentra en un rango de 6-32 UI/mL (100 pg/mL aprox.) y varía según el sexo y edad. La función principal de esta hormona es controlar la producción de eritrocitos (eritropoyesis), promoviendo su supervivencia, proliferación y diferenciación en la médula ósea, aunque también se ha descrito una actividad antiapoptótica y citoprotectora de la eritropoyetina en otros tejidos; por ejemplo, a nivel neuronal parece jugar un papel protector muy importante.
En los adultos, aproximadamente el 90% de la eritropoyetina se origina en los riñones.
Concretamente, se produce en los fibroblastos intersticiales de la corteza renal, donde su síntesis es regulada a nivel transcripcional. La activación genética de la EPO se encuentra bajo el control de muchos factores de transcripción. Entre los factores que actúan inhibiendo la expresión del gen que codifica para la eritropoyetina se encuentran GATA-2 y NF-¿B (nuclear factor kappa-light-chain-enhancer of activated B).
Además, el locus del gen de eritropoyetina tiene un promotor que es activado por factores de transcripción inducibles por hipoxia (HIFs) que se unen al gen de la eritropoyetina en lugares que permiten una regulación transcripcional en respuesta a los niveles locales de oxígeno en sangre. HIF presenta en su secuencia un aminoácido prolina cuyo radical es un grupo hidroxilo. En situaciones de normoxia, el oxígeno mantiene hidroxilada la prolina de la subunidad HIF¿, haciendo que esta sea reconocida por un sistema de degradación proteosomal. En hipoxia, la hidroxilación de la prolina de HIF¿ no es posible debido a la falta de oxígeno, por lo que se puede formar HIF¿/ß activo que actúa como factor de transcripción que tras unirse a regiones promotoras induce la síntesis de eritropoyetina. Por lo tanto, si a nivel renal se detectan bajos niveles de oxígeno, aumentan los niveles de HIF (sobre todo HIF¿2) y con ello la transcripción de EPO. Una vez que el hematocrito y la hemoglobina son restaurados, HIF¿2 se desactiva y la producción de EPO vuelve a sus valores normales.
Por su parte, la trombopoyetina (TPO) es la glicoproteína principal responsable de la producción y activación de plaquetas. Aunque el hígado es el principal órgano responsable de la mayor parte de la producción de TPO, el riñón, específicamente las células del túbulo contorneado proximal, también producen TPO. De hecho, diferentes estudios han demostrado la importancia de la producción renal de TPO en pacientes con insuficiencia renal terminal, en los que el descenso en los niveles plasmáticos de esta hormona puede condicionar la actividad plaquetaria.
La renina es una proteasa producida por las células granulares de la arteriola aferente. Esta enzima, cataliza el angiotensinógeno (producido por el hígado, que circula libremente) en angiotensina I.
Su liberación esta estimulada a través de tres mecanismos principales responsables de detectar una caída en la presión arterial: barorreceptores en la arteriola aferente; una concentración disminuida de cloruro de sodio en la mácula densa: y un aumento de catecolaminas que activan receptores beta-adrenérgicos en las células yuxtaglomerulares.
Esta enzima, cataliza el angiotensinógeno (producido por el hígado, que circula libremente) en angiotensina I.
Una vez activada la angiotensina I, la enzima convertidora de angiotensina (ECA), hará que se transforme en angiotensina II. La angiotensina II aumenta la presión sanguínea mediante la estimulación las células del músculo liso vascular. Además, la angiotensina II actúa en el intercambiador Na/H en los túbulos proximales del riñón para estimular la reabsorción de Na+ y la excreción de H+ que está acoplado a la reabsorción de bicarbonato. Esto hace que en respuesta a angiotensina II se favorezca la producción de hormona antidiurética, la secreción de aldosterona, la reabsorción de sodio, y la retención de agua, dando como resultado un aumento del volumen y de la presión sanguíneas, así como del pH.
La hormona antidiurética (ADH o vasopresina) es un péptido de 9 aminoácidos liberado por la hipófisis posterior, que actúa a nivel de los túbulos renales donde promueve la recuperación de agua, disminuye el volumen de orina y con ello regula la osmolaridad plasmática y la presión arterial.
La producción de angiotensina II, estimula la liberación de ADH, aunque el principal estímulo para la producción de ADH son los cambios en la osmolaridad sérica y/o en el volumen sanguíneo. Estos parámetros, son controlados por mecanorreceptores y quimiorreceptores. La ADH actúa a nivel tubular estimulando el movimiento de las proteínas aquaporinas hacia la membrana celular apical de las células principales de los conductos colectores para formar canales de agua, lo que permite el movimiento transcelular del agua desde el lumen del conducto colector hacia el espacio intersticial en la médula del riñón. Desde allí, ingresa a los capilares vasa recta para regresar a la circulación. El agua es atraída por el ambiente altamente osmótico de la médula renal profunda.
Por su parte, la aldosterona es producida en la corteza suprarrenal en respuesta a la angiotensina II o directamente en respuesta al aumento de K+ plasmático. Esta hormona favorece la reabsorción de Na+ por parte de la nefrona, y con ello, la retención de agua. También es importante para regular los niveles de K+, favoreciendo su excreción.
La hormona paratiroidea (PTH) y el calcitriol, forma activa de la vitamina D, van a jugar un papel clave regulando el metabolismo fofo-cálcico en el organismo.
La PTH es un péptido de 84 aminoácidos secretado por las células principales de las glándulas paratiroideas en respuesta a la disminución de los niveles circulantes de Ca++
. Su principal función es aumentar la concentración de Ca++ en sangre y en el líquido extracelular, y en paralelo, los niveles de iones fósforo en la sangre, promoviendo su disminución. En gran medida, la actividad de la PTH depende de su acción sobre las células del túbulo renal, donde estimula la formación de calcitriol.
La vitamina D es una prohormona sintetizada a partir de la interacción entre los rayos ultravioleta de la luz solar y el 7-dehidrocolesterol en la piel. Una vez sintetizada, la vitamina D3 se hidroxila en el hígado para producir 25(OH) D3, que a su vez es hidroxilado por 1-alfa hidroxilasa (producida por el túbulo proximal del riñón) a 1-alfa, 25 (OH)2 D3 (calcitriol).
Aunque el calcitriol presenta diferentes actividades sobre las células del sistema inmune innato, en la pared vascular, o sobre el manejo celular de la insulina entre otros, la principal actividad del calcitriol se asocia a su capacidad para modular el balance calcio/fosforo, incrementando la calcemia al promover el metabolismo óseo, la reabsorción de Ca++ a nivel intestinal y renal, y la eliminación de fosforo.
Hormonas natriuréticas: Los péptidos natriuréticos constituyen una familia de péptidos con acciones importantes en el mantenimiento de la homeostasis cardiovascular, regulando la presión arterial y el volumen del fluido extracelular. Los representantes más estudiados son: el péptido natriurético atrial (PNA), el péptido natriurético tipo B (PNB) y el péptido natriurético tipo C (PNC). Aunque la principal función de estos péptidos se relaciona tradicionalmente con la actividad cardiaca, los tres péptidos tienen una representación funcional renal que ha crecido en importancia en los últimos años.
Quizás el PNA sea el que mayor relevancia ha tenido entre estos péptidos, ya que se ha propuesto que actúa generando un "ajuste fino" de la presión arterial. Este péptido se produce en células de las aurículas en respuesta al estiramiento excesivo de la pared auricular, que habitualmente se observa en personas con presión arterial elevada o insuficiencia cardíaca. Los sitios de acción del PNA a nivel renal incluyen la médula interna, los tubos colectores, los glomérulos y las células mesangiales. El PNA estimula la excreción renal de Na+ y agua, disminuyendo la presión arterial. Además, actúa inhibiendo la liberación de aldosterona y, por tanto, inhibiendo la recuperación de Na+ en los conductos colectores; lo que junto a su acción inhibiendo la liberación de ADH, dará como resultado una menor recuperación de agua.
En cuanto al PNB, a dosis fisiológicas induce natriuresis y diuresis sin cambios en el flujo renal o en la tasa de filtrado glomerular, mientras que a dosis superiores, induce aumento del flujo sanguíneo renal y de la filtración glomerular.
Como consecuencia, la acción de PNA y PNB hace que descienda la presión sanguínea que se detecta a nivel auricular.
Especial interés han suscitado en los últimos años una serie de estudios que indican que el PNC se encuentra presente en el riñón, e inhibe el proceso de fibrosis que limita la actividad funcional del riñón. La fibrosis renal se observa habitualmente asociada a la edad, y se ha propuesto que la acción reno-protectora del PNC podría permitir el diseño de biomarcadores de daño renal asociado a la edad y/o terapias que prevengan este daño.
6.4.2 Endotelinas: Son péptidos de 21 aminoácidos, sin aparente función fisiológica, pero cuya potente actividad vasoconstrictora parece jugar un papel muy importante en enfermos con daño renal.
Son producidas por las células endoteliales de los vasos sanguíneos renales, células mesangiales y células del túbulo, la producción de endotelinas es estimulada por agentes como la angiotensina II, bradicinina o epinefrina. En situaciones fisiológicas, la actividad de las endotelinas parece que no tiene una gran influencia sobre la presión arterial. Pero se ha descrito que en enfermos con enfermedad renal su incremento mantenido daño podocitario y vasoconstricion en las arteriolas glomerulares provocando un descenso en el filtrado glomerular y retención de sodio.
Prostaglandinas y ciclooxigenasas: Las prostaglandinas son compuestos lipídicos producidos en todo el cuerpo que contribuyen a la vasodilatación y la inflamación. La síntesis de prostaglandinas se produce a partir del ácido araquidónico, y esta catalizada fundamentalmente por las ciclooxigenasas (COX) que originan prostanoides funcionales.
Las dos isoformas principales de ciclooxigenasa, COX-1 y COX-2, están expresadas a nivel renal, y modulan la actividad de prostaglandinas que juegan un papel fisiológico regulando el flujo vascular renal y participando en la homeostasis renal de la sal y el agua. A nivel renal las dos prostaglandinas con mayor relevancia son la prostaglandina E2 (PGE2) y prostaciclina (PGI2).
La PGE2 es sintetizada por el epitelio tubular y las células intersticiales, en los túbulos renales y participan en los mecanismos celulares que regulan el transporte de cloruro y sodio en el asa de Henle. Además, regulan la respuesta vasodilatadora renal manteniendo una perfusión adecuada del órgano y la redistribución del flujo sanguíneo de la corteza renal a las nefronas en la región intramedular.
La PGI2 se localiza fundamentalmente en la corteza renal, participando entre otros en la regulación del flujo vascular glomerular, la tasa de filtración glomerular y la secreción de renina.
Este efecto sobre la función renal es menos manifiesto cuando la hidratación preoperatoria es adecuada y el mantenimiento de la tensión arterial sistémica es estable; cumpliendo estas dos metas, cualquier eventual modificación es temporal y reversible en forma absoluta. Cuando la hipotensión persiste se produce vasoconstricción renal con redistribución del flujo sanguíneo renal, desde la corteza externa hacia la corteza interna, y desde allí, a la médula, con disminución de la filtración glomerular, como vimos más arriba. El riñón forma menor cantidad de orina con bajo contenido de sodio por insuficiencia prerrenal. Si la isquemia se prolonga en el tiempo se precipita el daño renal, entidad conocida como necrosis tubular aguda, que es transitorio.En el síndrome inflamatorio sistémico, que representa el estadio mas avanzado y grave, el daño renal se instala en forma permanente.
El objetivo principal del anestesiólogo en el preoperatorio es identificar a los pacientes de mayor riesgo de insuficiencia renal aguda (IRA).
La anestesia general disminuye la función renal en forma transitoria provocando una disminución del gasto urinario, la tasa de filtración glomerular y el flujo sanguíneo renal. La anestesia regional también disminuye la función renal en forma directamente proporcional al bloqueo simpático pero en menor cuantía que con la anestesia general.
Los niveles altos (torácicos) de bloqueo peridural o espinal (anestesia regional) provocan una �simpaticectomía� (bloqueo simpático) con una venodilatación importante lo que reduce el gasto cardíaco y, por lo tanto, el flujo sanguíneo renal.
Todas los eventos que registran vasoconstricción o vasodilatación sistémica afectarán también la perfusión renal y consecuentemente su función.
Aunque el riesgo de una injuria renal permanente es muy bajo en la mayoría de los casos, aun lesiones leves pueden precipitar una IRA en situaciones de alto riesgo.Deberían ser analizados dos grandes puntos:
pacientes con insuficiencia renal preexistente, y
procedimientos y eventos que aumentan el riesgo de disfunción renal.
Diversos factores, aun leves, podrían precipitar una insuficiencia renal aguda en los pacientes portadores de enfermedad renal primaria, enfermedad renovascular, enfermedad sistémica con afectación renal, o en pacientes con uropatía obstructiva. La función renal declina progresivamente con la edad. Por ejemplo, en adultos jóvenes el filtrado glomerular normal, medido a través del cleareance de creatinina, es de aproximadamente 125 ml/min.Cerca de los 60 años este valor cae a 80 ml/min, y a los 80 años se acerca a 60 ml/min. De cualquier manera, la creatinina plasmática no aumenta hasta llegar a un valor de filtrado glomerular inferior a los 50 ml/min.
La reserva renal en los pacientes con un solo riñón está disminuida pero la creatininemia y la azoemia se mantienen dentro de valores normales.
Los eventos que exponen a mayor riesgo de IRA son: el trauma, la rabdomiolisis, la hipertensión intraabdominal y las complicaciones obstétricas.La IRA puede originarse por traumatismo directo renal, shock hemorrágico, problemas transfusionales, sangrado intrabdominal que determina un aumento de la presión intrabdominal, rabdomiolisis, o como un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica con disfunción multiparen-quimatosa.
Aproximadamente un tercio de los pacientes desarrolló IRA isquémica a la semana del traumatismo, probablemente relacionado al agravio isquémico. En los dos tercios restantes la IRA ocurrió tardíamente (en tres semanas), asociada a falla multisistémica y a una mortalidad del 82%.La mortalidad era mayor en aquellos pacientes que tenían una patología médica previa o edad avanzada.
La distensión abdominal severa, generalmente asociada a sangrado, se acompaña de oliguria y alteración de la función renal.Esta disfunción es generada por compresión renal directa o por aumento de la presión en la vena renal. En estos casos la cirugía, al lograr disminuir la presión intrabdominal, permite el retorno a la función renal normal.La rabdomiolisis (lisis de las células musculares esqueléticas) se ve en los grandes quemados, aplastamientos severos, síndrome compartimental, fiebre prolongada, inmovilización de muy larga duración, status epilepticus, pancreatitis aguda, ejercicio severo, isquemia muscular aguda, mioclonías, o se asocia a intoxicación aguda de cocaína y alcohol.
a rabdomiolisis genera la liberación de mioglobina, que debido a su pequeño tamaño molecular (un cuarto del de la hemoglobina) es rápidamente filtrada por el glomérulo cuando se alcanzan niveles en plasma mayores de 0,03 mg/dl. La nefrotoxicidad y lesión renal ocurren cuando la mioglobina precipita en el túbulo contorneado proximal en situaciones de hipovolemia (flujo tubular bajo), o con orinas ácidas (pH<6). La acidez urinaria transforma la mioglobina aniónica en un catión, lo que aumenta su filtración glomerular y conversión en ferrihematina ácida; esta última reacciona con las proteínas tubulares y precipita en el túbulo proximal.El curso de una IRA mioglobinémica asociada a trauma, hipercatabolismo e hipovolemia suele ser fulminante, con oligoanuria, hiperpotasemia aguda, hipocalcemia y acidosis metabólica. En esta situación la azoemia aumenta, la concentración de creatinina plasmática llega a 1-1,5 mg/dl, y el BUN (nitrógeno no unido a proteínas) sube a 20-30 mg/dl.A menos que haya un alto grado de sospecha, la rabdomiolisis y mioglobinemia pueden no ser diagnosticadas antes de causar daño renal irreversible, lo que es más frecuente que ocurra en un paciente eutrófico con filtrado glomerular normal que en un paciente caquéctico con un filtrado glomerular bajo.La clínica es variable, pudiendo verse o no masa muscular isquémica, dolorosa y edematosa, acompañada de orinas rojas.
El examen de mioglobina en orina es cualitativo, no cuantitativo, y puede negativizarse intermitentemente porque la mioglobina es rápidamente depurada por el riñón. Esto explica por qué el suero permanece claro en la mioglobine-mia y no en la hemoglobinemia (suero rosado).
Las drogas anestésicas pueden afectar la función renal por alteración de la perfusión del riñón o de sus funciones de filtración y reabsorción tubular.
Estos cambios pueden verse por acción directa de los diferentes agentes anestésicos o por vía indirecta, actuando a nivel cardiovascular o a nivel del sistema neuroendócrino. Los efectos más importantes a nivel cardiovascular son los cambios en la contractilidad miocárdica, en el tono vascular y las alteraciones del volumen intravascula
A altas concentraciones los agentes inhalatorios disminuyen de un modo marcado el gasto cardíaco.
Los niveles altos de ion fluoruro inorgánico (>40 mMol/l) se asocian a nefrotoxicidad, pero esos valores son raramente alcanzados en las anestesias con diferentes agentes inhalatorios
Las manifestaciones clínicas de nefrotoxicidad por fluor inorgánico fueron descritas hace tres décadas para el metoxiflurano, agente en desuso. Ellas son: diuresis hipo-osmótica, hiperazoemia, hipernatremia e hiperosmolaridad. También el enflurano dejó de usarse en algunos países.
La duración de esta disfunción renal varía entre 10 a 20 días y un año o más
Se han encontrado grandes cantidades de fluor inorgánico en el enflurano, no sucediendo lo mismo con el halota-no y el isoflurano.
Además de su metabolismo con la producción del ion fluor, el enflurano disminuye el filtrado glomerular, el flujo sanguíneo renal y el flujo urinario.Aunque el isoflurano produce alteraciones mínimas del flujo sanguíneo renal, igualmente se observa disminución del filtrado glomerular y de la diuresis.Las dosis clínicas de halotano disminuyen la resistencia vascular sistémica pero casi no tienen efecto sobre el flujo sanguíneo renal total. Esto sólo sucede cuando la presión arterial media (PAM) se encuentra por debajo de 60 mmHg. El halotano no altera la autorregulación del FSR cuando se administra con óxido nitroso; aun en situaciones de hipovolemia por hemorragia y la vasodilatación renal que este agente produce colabora para mantener el FSR en niveles normales.
OpioidesLa morfina, aun administrada en dosis que produzcan una reducción significativa de la presión arterial sistémica, no reduce el FSR.El fentanilo, el remifentanilo y los otros opioides mantienen la estabilidad hemodinámica sin mayores cambios a nivel renal.
elajantes muscularesLos agentes bloqueadores neuromusculares carecen o tienen mínimos efectos sobre la función renal. La succi-nilcolina produciría una vasodilatación de la arteriola aferente significativa, mientras que el vecuronio provocaría vasoconstricción.Estos efectos a nivel de la microcirculación renal se reflejarían por un incremento del filtrado glomerular en el caso de la succinilcolina, y por una disminución del mismo con el vecuronio.
Efectos de la anestesia regionalLa respuesta renal a la anestesia espinal o peridural depende directamente del volumen intravascular previo a la realización de la misma, observándose un mayor impacto sobre la presión arterial sistémica y renal en aquellos pacientes con hipovolemia.
También son factores importantes en estas técnicas la velocidad de instalación del bloqueo (espinal más rápido, peridural más lento), permitiendo o no la compensación por mecanismos fisiológicos de la caída de la presión arterial, y teniendo, de esta manera, un mayor o menor impacto sobre el FSR. La altura del bloqueo también es importante en la función renal, ya que si se alcanza un nivel de bloqueo torácico alto, por afectación del sistema simpático cardioacelerador, se produciría una bradicardia y una caída del gasto cardíaco con la disminución consecuente del FSR.
Los niveles altos (torácicos) de bloqueo peridural o espinal (anestesia regional) provocan una �simpaticectomía� (bloqueo simpático) con una venodilatación importante lo que reduce el gasto cardíaco y, por lo tanto, el flujo sanguíneo renal.
Todas los eventos que registran vasoconstricción o vasodilatación sistémica afectarán también la perfusión renal y consecuentemente su función.