2. PRESENTACIÓN
El texto que va a leerse ha sido preparado por Wolfgang Derkau, de la CIM, quien viene cooperando con los maestros
peruanos en los esfuerzos por realizar una educación más rica, más moderna, más conforme con nuestra realidad, y por qué
no decirlo, más gratificante, en cuanto resulta útil e incentivadora de la capacidad de creación de los alumnos. Durante
mucho tiempo en el pasado siglo la educación que impartíamos se centraba en dar conocimientos a los educandos, con el
prurito de que eso era educación, y con la falsa idea de que cuanto más conocimientos se proporcionara los alumnos, sabían
más. No se reparaba en que el cúmulo y atosigamiento cognoscitivos, no la observación, el análisis, la reflexión, en lugar de
promover el desarrollo del intelecto, lo que hacía era fomentar una actitud conceptualista y, peor aún, el memorismo. Pero
más grave todavía es que ese sistema que privilegiaba la retención teoricista mantenía a los educandos fuera de la realidad,
desconectados de toda practicidad. Al terminar los once años del ciclo escolar los adolescentes realmente no habían logrado
una actitud científica, que mereciera tildarse de fuente del conocimiento, y, paralelamente, no sabían hacer nada. No sólo se
hallaban lejos del trabajo, sino que en sus espíritus se había instilado horror por el trabajo: todo trabajo se había convertido
en algo inferior y despreciable. Tal actitud tiene larga data en el Perú. La educación se concibió como el proceso para llegar a
ser “doctores” y ello implicaba almacenar muchos trozos de información en la mente, y ubicarse lejos de todo esfuerzo
práctico. Los intentos de salir de este círculo asfixiante fueron pocos, pero significativos. Desde 1951 la institución formadora
de maestros que hoy es La Cantuta insistió enérgicamente en que dicha formación no sólo debía consistir en dar
conocimientos, sino que debían integrarse con Prácticas Profesionales intensas y diversificadas, al igual que en la preparación
de los médicos. Y esta tesis la generalizó, en el nivel universitario, para todas las carreras, que hasta entonces sólo se
fincaban en proporcionar únicamente conocimientos.