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La Historia del “País Vasco” según la toponimia y las 
crónicas antiguas. 
Ningún investigador cree hoy en el supuesto origen 
misterioso de la lengua y etnia vasca y todas las crónicas de la 
historia demuestran que aquellos hombres a quienes los celtas 
pusieron el nombre de vascones ( barscunes ) que en lengua celta 
significa los de las cumbres o monterizos (de 'bars' : arriba y 'cun' : 
cuna, estirpe) y a quienes los romanos describieron como “guerreros 
salvajes de razas varias” y “de lengua y costumbres diferentes 
en todo a los pueblos celtas de la zona” (77 a 74 a.C.), no eran 
pobladores autóctonos del territorio que hoy se denomina 
País Vasco , sino que entraron en España con las invasiones 
púnicas que abandonaron a Aníbal Barca (219 a.C) cuando 
al atravesar los Pirineos tuvieron conocimiento de que los 
llevaban a luchar contra Roma. 
Es inexplicable que los nacionalistas vascos, que han 
dedicado tanto tiempo y esfuerzo a desentrañar su pasado y a 
reconstruir su historia, no hayan dado ninguna explicación sobre el 
destino de aquellas tropas que huyeron en desbandada precisamente 
en el lugar donde años después situaron los romanos a los vascones. 
La ignorancia del suceso resulta especialmente sospechosa teniendo 
en cuenta que es la única explicación de la presencia de los bascones 
en aquella zona, de los saqueos continuos que a partir de entonces 
empezaron a sufrir las ciudades celtíberas de aquellos solares, que 
persistieron hasta bien entrado el s. XIV, y de la invariable 
colaboración posterior de los vascones con todas las tropas bereberes 
que llegaron hasta allí, como las sarracenas de Muza y Marsile. 
El rastro descrito a partir de las crónicas de Tito Livio 
(Padua, 59 a.C.- Roma, 17 dC, XXI 1,2,3,4-24), Polibio ( 203- 120 
aC, III,33,34,35) y Estrabón (Amaseia, 14 - 21 d.C ), Ptolomeo (S II 
d.C), de Marco Poncio Catón ( s. II a.C ), así como las restantes 
crónicas y restos arqueológicos, hace coincidente la presencia de 
aquellos hombres, con la llegada a Hispania de los bereberes 
libiofenicios y tingitanos de Mauritania, que entraron con las 
invasiones púnicas replegándose en las áreas inexpugnables de 
montaña, de ahí sus denominaciones de barscunes, montañeses o 
monterizos. En el caso concreto de los bascones, su instalación en las 
cumbres navarras y aquitanas, coincide con el itinerario de la marcha 
de las tropas bereberes de Aníbal, antiguos mercenarios de los 
faraones de Egipto, en su famosa expedición a la península itálica a 
través de los Alpes, de las que desertaron al menos 20.000 hombres 
al cruzar los Pirineos en abril o mayo de 218 a.C., al correrse la voz 
de que los dirigía contra Roma. Según relata Polibio, autor casi 
coetáneo: "Asdrúbal toma rumbo hacia los Pirineos y hacia los galos 
1
que vivían allí" (Polibio X 39, 7 a 9, 40, 1 y 2, Batalla de Baecula - 
Jaén-). Fue precisamente allí donde hacia el año 77 a.C. situaron los 
romanos por primera vez a estos grupos humanos a los que se dio el 
nombre de vascones por cobijarse en lo alto de las montañas. 
Asdrúbal partió en auxilio de Aníbal el año 208 a.C., probablemente 
siguiendo la misma ruta. En torno al año 195 a.C., el cónsul romano 
Marco Poncio Catón escribió que el río Ebro tenía su nacimiento en el 
país de los cántabros y no hacía mención alguna a la existencia de 
vascones. De acuerdo con Polibio y Livio, Aníbal había partido con 
90.000 hombres, más 12.000 de caballería, y cuando cruzó los 
Pirineos sólo le acompañaban 40.000. En la avanzada época romana, 
según el texto de Ptolomeo, los vascones ocupaban por la parte del 
Ebro aproximadamente las áreas de montaña de la actual Navarra 
hasta la región de Jaca o Iaca, ciudad de los Iacetanos o Jacetanos 
habitantes de los valles pirenaicos, aunque el último testimonio de 
los iacetanos en Jaca lo da Estrabón, basado en Timágenes, escritor 
de la época de Augusto, por lo tanto reproduciendo un estado de 
cosas del tiempo de las guerras cántabras, de cuyas crónicas 
Estrabón se refiriere a las campañas de Sertorio citando a los 
iacetanos como pueblo independiente de los vascones, por lo que 
este cambio sobrevenido entre Estrabón y Ptolomeo parece indicar 
que fue entonces cuando los vascones invadieron las tierras de los 
jacetanos del área Aquitana. Antes de Estrabón, en ninguna parte se 
menciona a los vascones hasta que son citados por primera vez en 
Tito Livio (17 d.C., fragmento del libro 91) en referencia también a 
las campañas de Sertorio, entre el año 77 y el 74 a.C., situándolos 
cerca de Calagurris (La celtíbera Kalakorikos, hoy Calahorra) en la 
región de los berones, donde Sertorio acampó con sus ejercitos 
después de haber recorrido el Ebro por Bursada, Cascantum y 
Gracchuris hasta Calagurris. Debió por tanto ser en estas fechas 
cuando, deshechas las fuerzas cartaginesas, parte de los vascos 
desertaron de los suyos buscando refugio en las montañas, de ahí el 
nombre bascones, pasando otros al servicio del ejército romano para 
poder subsistir o manteniéndose en el bandidaje ocupando 
poblaciones escasamente defendidas. De esta nueva deserción podría 
ser testigo la forma barscunes que aparece en una moneda de una 
ceca de ignorada localización que L. Pericot 3, J. Caro Baroja y A. 
Tovar atribuyen a los vascos, en contradiccion con la lengua y 
alfabeto de la moneda, claramente celtíbero. Se trata de una 
monetación para el pago de servicios como hacían normalmente los 
romanos ampliamente imitada por otras cecas célticas como la de 
los "Galli Ambiani” y los celtoligures de Segusium y a su vez iguales a 
las griegas de Massalia (Marseille). 
Schulten destaca que la ciudad Calagurris (que atribuye a 
los vascones corrigiendo a Plutarco que la atribuye a los vacceos), 
estaba entonces adherida al partido de Sertorio, mientras que los 
2
territorios supuestamente vascones soportaban al de Pompeyo, lo 
que pone en evidencia la falta de ciudades y de límites estables 
adjudicables a los vascones, ello unido a esta dudosa cita de 
Schulten. Pero lo más destacable de este pueblo es su total ausencia 
en todas las sublevaciones de los pueblos del Ebro, pues en ninguna 
de ellas son mencionados los vascones y, sin embargo, sí eran 
citados los cartagineses o púnicos y las ciudades celtíberas ocupadas 
por ellos y por ello presentadas como "aliadas" de los cartagineses. 
Ninguna de las fuentes que citan a los vascos se remonta más allá 
del Siglo I a.C., ni las posteriores se refieren a sucesos anteriores al 
año 74 a.C. La mención más antigua proviene de la guerra Sertoriana 
en el fragmento 91 de Livio que narra las campañas del 76, y aún en 
la misma guerra sertoriana, tampoco aparecen vascones como 
combatientes, a pesar de la supuesta amistad entre vascones y 
Pompeyo que sostienen las versiones históricas oficiales, por lo que 
el caso de Calagurris, ciudad tan próxima a las celtibéricas del Ebro 
(Borja, Cascante, Cortes) representa un caso semejante al de los 
iacetanos, el de haber sido una más de las ciudades temporalmente 
tomadas por las razias púnicas, pues el texto de Livio no atribuye 
Calagurris (Calahorra) a los vascones sino a los celtíberos, que como 
otros territorios y ciudades tomadas por los cartagineses, se verán 
después atribuidas a los vascones, así ocurrió primero con la 
Calagurris de los Berones, después la Jaca de los Iacetanos y 
finalmente los territorios de los Suessetanos, todos ellos antes 
sólidos aliados de Roma que después aparecen como enemigos de 
Roma y aliados de Cartago, y a partir de entonces figuran atribuidos 
a los vascones. En el caso de los jacetanos, después del 184 a.C. 
dejaron de ser mencionados como pueblo, en el período entre Catón 
y Graco. 
Así pues, tampoco parece tan claro que los vascones 
apoyaran a Cneo Pompeyo. Si, como dice la historiográfica oficial, los 
vascones fueron fieles a Pompeyo y por eso le dedicaron una de sus 
ciudades y recibieron como premio ciudades y territorios, sería de 
esperar que en la guerra de Pompeyo contra César tomaran partido 
por el primero. Sin embargo, no sólo no sucede esto sino que existe 
un silencio total sobre los vascones durante esta guerra civil. Este 
silencio se hace especialmente patente en César ya que al nombrar 
los diferentes pueblos que apoyaron a uno y a otro bando en las 
campañas hispánicas cita a lusitanos, celtíberos, cántabros “y todos 
los bárbaros que habitan la costa del Océano” del lado pompeyano 
(B.C. I 38) y a galos, aquitanos “y montañeses que limitan con la 
provincia de la Galia” entre los suyos (B.C. I 39) así como más 
adelante a los oscenses, calagurritanos, tarraconenses, iacetanos, 
ausetanos e ilurgavonenses. (B.C. I 60); y esos calagurritanos no 
serían otros que los fibularenses, pues sabemos por el texto de César 
que “los oscenses y los calagurritanos que eran tributarios de los 
3
oscenses envían legados a César y le prometen obediencia” (B.C. I 
60); y por Plinio (H.N. III 24) que además de la Calagurris Nassica, 
junto al Ebro, existe también una Calagurris Fibularense, por lo que 
nos quedamos sin evidencias que nos digan algo de los vascones 
durante esta guerra civil, siendo los vascones prácticamente los 
únicos de su supuesta región que no aparecen entre los efectivos ni 
de César ni de Pompeyo. Para bien o para mal y por la razón que 
sea, al igual que ocurre con el silencio que encontramos en lo 
concerniente a los vascones durante la guerra contra los celtíberos, 
los historiadores no parecen haberse interesado en plantear hipótesis 
que aplaquen la ausencia de referencias a los bascones en la guerra 
entre César y Pompeyo, y muy al contrario, se empeñan en sostener 
tesis, en contradicción con las fuentes, o corrigiéndolas, como a 
Plutarco (XXI) que dijo que Pompeyo acampó “entre los Vacceos” y 
donde Plutarco dice Vacceos estos historiadores ponen Vascos 
para "ajustar" las fuentes a su particular "historia". Por lo demás 
también hay constancia segura de que Calagurris apoyó a Sertorio 
hasta el último momento, así que lo lógico será concluir que ni había 
vascos entonces, ni la población fue la misma en todo momento 
debido a las incursiones cartaginesas, de las que sí hay constancia. 
También desde estos mismos datos, la tesis que 
sale apuntalada sigue siendo la misma; con independencia de 
las sublevaciones celtíberas contra los abusos de algunos régulos 
romanos, que las hubo, y de los enfrentamientos entre seguidores 
de Sartorio o Pompeyo, que también los hubo, los bascones no eran 
otro pueblo que los púnicos que invadieron las tierras de berones, 
jacetanos y suessetanos, primero la ciudad de Jaca como acredita 
la expedición de Catón contra esta ciudad de la zona aquitana, a 
la que atacó con ayuda de los suessetanos, y después las de estos 
últimos que siguieron igual suerte que los iacetanos. Se ha venido 
sosteniendo también que las invasiones púnicas atravesaron el 
Pirineo bordeando el Mediterráneo, pero lo que relata Tito Livio es 
que en la región de los edetanos, la antigua Etovisa (ahora Benifazá) 
las tropas de Aníbal se dividieron para pasar el Ebro; una parte se 
dirigió por la costa, otra por la región de los ilerketes o ilergetes y la 
otra hacia la Galia Aquitana. También este dato, junto a la falta de 
ciudades y solares estables y delimitados atribuibles a los bascones 
en aquella época, es confirmado por los autores modernos que los 
sitúan en lugares tan distantes como la región de Sangüesa (Masdeu) 
o Tarragona (donde Schulten los identifica con los cosetanos), esto 
es, en toda el área de los cántabros donde se había producido el paso 
y la masiva desbandada de las tropas púnicas de Aníbal y Asdrúbal. 
Finalizadas las guerras contra los púnicos en Hispania, los 
vascones que no fueron muertos, pasaron a servir en las filas 
romanas o huyeron a la marginación en las montañas o quedaron 
como siervos, hasta que a finales del s. XIII los reyes hispanos 
4
comenzaron a autorizar la fundación de nuevas villas y pueblos bajo 
el gobierno de los señoríos y mayorazgos castellanos, navarros y 
aragoneses, reconociendo a los vascos fuero de ciudadanos libres 
pero con derechos limitados. Pero ya en el año 89 a.C. en la zona 
supuestamente vascona, los jinetes de los distintos clanes 
relacionados en la placa conmemorativa que formaban la Turma 
Salluitana reclutada en la ciudad celtíbera de Salduie (hoy Zaragoza) 
se identificaban como españoles en el Bronce de Ascoli, 
literalmente: "Equites. Hispanos. Ceives " (Caballería de Españoles 
Libres). Situaciones similares debieron producirse en otros puntos de 
Europa aunque en una proporción muy inferior salvo en Rumanía 
donde la arribada púnica o vasca debió ser tan masiva como en 
España a juzgar por la fuerte presencia de la huella identitaria de 
este pueblo en la población, lengua y algunas costumbres rumanas. 
Uno de estos enclaves parece ser el que padecieron los Eburones 
(Los del Tejo) en la Galia germánica (Bélgica) que debieron estar 
sometidos a un pacto de fuerza o pacto-secuestro similar al que 
impusieron los cartagineses a suasetanos, iacetanos y probablemente 
a los numantinos, pues el año 53 a.C. según narra César (De Bello 
Gallico, VI,31,5) se encontraban gobernados la mitad de ellos por 
Ambiórike y la otra mitad por un tal Catuvolco que a la llegada de las 
tropas de Cesar, se suicidó con una infusión de tejo viéndose incapaz 
de afrontar el combate o la huida después de lanzar contra Ambiórike 
toda suerte de maldiciones por haber propiciado el ataque romano; 
no sólo resulta anómalo entre los celtas que un mismo pueblo tuviera 
dos reyes, sino que la suerte de los enemigos tras la llegada de las 
defensas romanas fue idéntica a la que sufrieron los cartagineses en 
Hispania una vez liberadas las poblaciones celtas que habían 
ocupado; los que no conseguían huir eran ejecutados o vendidos 
como esclavos, pero además en este caso, los huidos del bando de 
Catuvolco regresaron precisamente a la misma zona del territorio 
cántabro donde casi siglo y medio antes se habían refugiado las 
tropas púnicas desgajadas del ejercito de Asdrúbal. 
A finales del Siglo I a.C. , los phoenos o fenicios ya se 
habían extendido en agrupaciones más o menos numerosas por toda 
el área cantábrica, haciendo continuas correrías sobre sus 
poblaciones, desde sus refugios de montaña, de ahí su nombre 
(barscunes en celta o montañeses en latín), provocando las llamadas 
Guerras Cántabras, última fase de la guerra contra estas invasiones 
orientales en Europa, que en Hispania comenzaron el año 29 a.C. 
durante el reinado de Augusto y concluyeron el 19 a.C. en las 
regiones de los Galaicos, Astures y Cántabros. Las fuentes clásicas 
que se refieren a estas guerras proceden de Floro, Dion Casio y 
Orosio, que toman los hechos del historiador Tito Livio coetáneo de 
las guerras. Dion Casio habla de estas guerras en el libro 53, (con 
alguna breve mención en el 54) en tanto que en el libro 56, 
5
ponderando la clemencia de Augusto, s. I d.C. cuenta de los 
continuos saqueos perpetrados sobre tierras cántabras por el bandido 
vasco Corocotta al frente de su cuadrilla, por cuya captura se llegó a 
ofrecer una importante recompensa en tiempos del Emperador 
Augusto. La referencia que hace Dión Casio de Corocotta es "tina 
lestés en Iberíai", esto es, "un tal Corocotta, ladrón en Iberia". El 
hecho de que las crónicas situaran las operaciones de saqueo de 
estas bandas en tierras cántabras, llevó a los historiadores 
posteriores a suponer cántabro al personaje, forjándose en torno a él 
una leyenda. Pero lo cierto es que las crónicas romanas nunca 
confundieron a los cántabros con los vascos, a los que siempre 
distinguieron de aquellos con el nombre de montañeses, o 
monterizos en latín o barscunes en celta. El nombre Corocotta es 
púnico procedente de la raíz kur que en lengua líbica (curucuta) 
denomina a la hiena; en vasco actual txa-kur, za-kur es perro; es 
nombre presente desde Etiopía hasta la India (Kurkuta, Kurkutta o 
Korkuta), tal como se expone en los estudios de Schuchardt y 
Schulten (Numantia) y García Bellido (La Península Ibérica en los 
Comienzos de su Historia). El hecho de que el nombre del personaje 
fuera libio y que la hiena era un animal inexistente en España desde 
el Holoceno y existente únicamente en tierras africanas, donde era 
además un animal particularmente respetado (divinidad en Egipto), 
acredita por un lado que las actuales provincias vascas eran 
entonces solar de los cántabros que habitaban sus valles y 
que dieron el apodo de vascos a aquellos invasores 
extranjeros que encontraron refugio en las montañas, y por 
otro, dada la indiscutida celticidad de los cántabros plenamente 
acreditada en su legado y descritos como celtas por las crónicas 
griegas y romanas de todas las épocas, es evidente que la presencia 
de bandas líbicas como la de Curucutta en aquellas latitudes debía 
proceder sin duda de las tropas berberiscas procedentes de la 
descomposición de las invasiones púnicas dispersadas por la 
península ibérica, que esporádicamente siguieron atacando en 
bandadas las ciudades fortificadas celtíberas, o se hacían fuertes en 
su interior, tomando como rehenes a sus habitantes, como ocurrió 
con Numancia bajo el reinado de Retogenes Carausio (Recto y 
Cariñoso). Y a la inversa, prueba también de la procedencia líbica, 
púnica o berebere de los vascos, es el hecho de que carecen de 
palabras propias para designar conceptos tan característicos 
de las zonas que ocuparon como ´oso´ o ´haya´, por ser 
inexistentes en sus tierras de procedencia, por esta razón, para 
denominar al oso utilizan el préstamo hispano del antiguo nombre 
celtíbero del oso: artkos (griego arktos, como ártico forma adjetivada 
de oso) que pronuncian hartza y para denominar al haya utilizan la 
antigua palabra española fago (gallego faia, latín fagus, griego 
phegos). Existió otro Corocuta, un Tutilio(rum) ser(vus) en Hispania, 
6
en Emerita. CIL II 550 (Mérida) que era esclavo -ser(vus)- mientras 
que su madre Tutilia Alb[---] era libre en el momento de la 
inscripción, apunta claramente al origen africano o al menos, no 
hispano del personaje. Ramírez Sadaba indica que el nombre de la 
madre sería uno de los muchos Albuia, Albura, Albicia, Albonia, de 
origen hispanocelta. Lo cierto es que el único paralelo real de 
Curucutta (AE 1996, 1708) es africano, comenzando por el propio del 
híbrido de hiena, y existen allí en varias otras formas, como en la 
Cottia Biri/hut de Bordj M'Raou (CIL VIII, 16768). La confusión o 
identificación entre cántabros y vascos ha sido propiciada por los 
vascos porque convenía y era necesaria para avalar su reivindicado 
autoctonismo en el actualmente denominado País Vasco. 
Precisamente el bandidaje como forma de vida regular, 
la crueldad y falta de freno a la hora de perpetrar los sanguinarios 
saqueos descritos contra el pueblo cántabro, y el carácter tramposo 
y falsario que dio origen a la expresión " púnica fides " que los 
romanos tanto detestaban, como sinónimo de la poca credibilidad que 
ofrecían los cartagos habituados a violar los pactos, acredita tanto su 
condición de extranjeros como que su presencia en la zona no podía 
ser muy antigua, dadas tales condiciones de vida sin solar ni recursos 
propios. 
Hasta el siglo XX podían identificarse los restos de estos 
enclaves bereberes todavía sin asimilar plenamente en la sociedad 
española aunque racialmente ya muy mezclados con ella, unos de 
procedencia directa de las invasiones púnicas y otros procedentes de 
los asentamientos vascones, principal fuente de estas emigraciones 
hacia otros puntos de España y América. Entre ellos, se encuentran 
los Maragatos, Vaqueiros, Pasiegos y Chuetas, que junto a los 
Gitanos fueron considerados los "pueblos malditos" incluso en 
documentos del Vaticano. Aunque también suele incluirse a los 
Agotes entre los considerados “pueblos malditos”; la marginación de 
los Agotes o Cagotes (Acotados) no era racial como la de los 
anteriores, pues eran autóctonos españoles cuyo confinamiento en 
áreas acotadas era debido a padecer enfermedad contagiosa, 
fundamentalmente, la lepra, denominada 'gafedad' en la Edad Media; 
por ello, también se les conocía como gafos o gafetos (gafados); 
precisamente para evitar el contagio, los Agotes tenían que hacer 
sonar una campanilla para avisar de su presencia, por el mismo 
motivo no pasaban por la pila de agua bendita, solían tener una 
propia, el monaguillo descendía a recibir su ofrenda, que se apartaba 
de las demás y se les daba la paz con el portapaz puesto al revés y 
cubierto con un paño. Pío Baroja describe a los agotes del área 
navarra de Baztán en su libro Las horas solitarias como 
sigue: "grandes ojos azules o verdes claros, algo oblicuos. Cráneo 
branquicéfalo, tez blanca, pálida y pelo castaño o rubio; no se parece 
en nada al vasco clásico"; los vascos llamaban a los Agotes: 
7
Christiaas, Chiristinos o Guiristinos de donde viene el apodo Guiri. 
Otros lugares acotados en el resto de España fueron Las Hurdes, Las 
Batuecas, la Cova dels Cagots de Morella en Castellón, etc.; también 
en Francia la Fuente de los Cagots de Nay, en Béarn; en Gales eran 
los Caeths, Cailluands o Colliberts. Los descendientes de los Cagots 
mantuvieron su segregación durante siglos alimentada y mantenida 
por la leyenda y la miseria consecuencia de la misma marginación, 
pero a partir del s.XVI empezaron a destacar en oficios como 
personas muy laboriosas, hábiles y económicas en profesiones 
mecánicas, cantería, construcción y música; un agote destacado fue 
Dufresne, administrador de Bonaparte, al que el emperador dedicó 
un busto en la Sala del Tesoro Público. Estas poblaciones autóctonas 
gracias a su aislamiento mantuvieron los rasgos étnicos de los 
primitivos españoles hasta bien entrado el s.XIX cuando todavía se 
continuaba enviando expósitos a Las Hurdes y Las Batuecas. Además 
de los rasgos étnicos, también compartían hurdanos y baztaneses el 
bocio como enfermedad endémica, y su carácter alegre y musical, 
cualquier excusa era buena para poder celebrar al son de la gaita y el 
tamboril. Se ha tratado de explicar la tez blanca, ojos azules y pelo 
rubio de los hurdanos, con el mismo razonamiento que los autores 
vascos dieron de los agotes, a quienes optaron por considerar restos 
de godos. A diferencia de Agotes, Hurdanos, Batuecos, etc., cuya 
marginación de la sociedad tuvo su origen en el confinamiento por la 
enfermedad contagiosa que padecieron sus ancestros, los demás 
citados 'pueblos malditos' sufrieron la segregación y marginación por 
motivos étnicos y culturales, porque el pueblo llano los tenía 
por "descendientes de los moros" debido a su tono de piel más 
oscuro; se les atribuía ser descendientes de esclavos moros, así se 
ha explicado Maragatos como Maurus - Captos, aunque más bien 
este nombre derivará del participio *'mauricato' , participio 
de 'maurus', moro, es decir, amoregados o asimilados o mezclados 
con los moros, lo que confirmaría la presencia en los Maragatos del 
mismo haplogrupo norteafricano U6 de los vascos y el nombre 
Mauregato que se le dio al hijo bastardo que Alfonso I tuvo con una 
sierva mora tras enviudar de su esposa Ermesinda, el cual lideró una 
rebelión contra el heredero legítimo, Alfonso II hijo de Fruela I, 
aprovechando su minoría de edad; Fray Sarmiento, monje 
benedictino del siglo XVIII, los consideraba mauritanos o 
cartagineses que se quedaron en Hispania reducidos al norte ante la 
presión romana, convertidos muy tardíamente al cristianismo y, 
según Dozy, eran grupos de bereberes aislados en tiempo de 
Fernando I El Magno (1016-1065) rey de Castilla y León e hijo de 
Sancho III de Navarra y de Doña Mayor de Castilla. Otras teorías los 
suponen una rama de los vaqueiros, otro grupo a quienes los 
paisanos locales manifestaban franca hostilidad; en las tabernas se 
les servía la bebida en vasos hechos de cuerno como muestra de 
8
desprecio pues les estaba vedado los de cristal reservados sólo para 
los locales; los bailes en las romerías tenían que hacerlos aparte; les 
estaba prohibido portar cruces, pendones o imágenes en las 
procesiones; estaban relegados a la parte posterior de las iglesias y 
las canciones y dichos ofensivos sobre ellos se prodigaban. Diego das 
Marinas, noble asturiano señor de la Campona, Grado, a mediados 
del siglo XVII había elevado una petición al rey para que se castrase 
a los vaqueiros y que de esta forma no se propagase esa, en su 
miserable opinión, despreciable raza, y en el XVIII, José Fuertes de 
Sierra, descendiente de la nobleza asturiana de los Miranda, hace las 
mismas consideraciones. Aunque también era evidente el mestizaje 
en mayor o menor grado de estos pueblos con autóctonos, 
mantuvieron la conciencia de no pertenecer al país en el que se 
encontraban; así, llamaban a los locales con apodos despectivos 
como "xaldos" que en euskera significa memo, ingenuo (txaldan) o 
babayos que en euskera significa fatuo, imbécil (babalore, babazto o 
babazorro como llamaban los vascos a los alaveses y vizcaínos). 
Vaqueiros y Maragatos compartían también con los vascos la misma 
forma de vida nómada y de montañeses en lugares altos, mal 
comunicados y poco aptos para la agricultura, donde abrían cuevas 
para su vivienda según la costumbre berebere; así, los Maragatos se 
instalaron en el monte Teleno, el antiguo Tilenus, monte sagrado de 
los astures de 2.188 m. de altitud y compartían también con los 
vascos la dedicación al pastoreo trashumante y no estar asentados 
de forma permanente en ningún sitio ni estar empadronados; sus 
aldeas, igual que las vascas, carecían de demarcación territorial 
propia, como los asentamientos de los gitanos; tenían los mismos 
oficios que los vascos, además del pastoreo, el carboneo, la arriería y 
la trajinería, casqueros, o los populares serenos, oficios transmitidos 
de padres a hijos que coparon hasta finales del XIX y que estaban 
mal consideradas en la sociedad española de aquellos años, y 
también sus apellidos vaqueiros como Ardura (en euskera encargado, 
responsable, cuidador), Boto (en euskera el lugar apartado en la era 
para el carboneo), Parrondo (es el apellido vasco Barrondo o 
Ibarrondo -de Iben Arrondo-, en euskera: natural, normal, común) y 
topónimos como los de la braña de Butxacente o Bullacente 
(precipicio obturado) en la parroquia de Rellanos, la braña de 
Businán (en euskera butxatzen: bloqueado, obstruido, taponado, del 
que derivan los apellidos vascos Busian, Busiain, Besoain, Beasoain), 
Busindre (euskera: bustitzen: empapado, mojado), Zreicu (en 
euskera Zarakar: sarna ), Beisapie (en euskera Basabehi: vaca 
montaraz, vacuno de monte, bovino de monte); Uria nombre de 
diversas aldeas vascas con torrentes o lago, de la palabra bereber 
Uurir que da nombre a varios oasis; también idéntica costumbre a la 
de los vascos del Pirineo era la de formar el mayor escándalo posible, 
haciendo sonar cencerros, cuando bajaban de la montaña con su 
9
ganado de trashumancia y pasaban por el medio de las villas, para 
que los "xaldos" saliesen a ver el buen ganado que tenían y así darles 
envidia. El propio Sabino Arana confirma en su obra el deseo de los 
vascos de distanciarse de los suyos : "aquí padecemos muy mucho 
cuando vemos la firma de un Pérez al pie de unos versos 
eusquéricos, u oímos hablar nuestra lengua a un cochero riojano, a 
un liencero pasiego o a un gitano". Otro grupo del mismo origen 
étnico fueron los ' macips ' (esclavos) en Cataluña, que se 
autodenominaban bastaixos (del vasco bazter: separados, apartados 
), que aunque ya eran libres en el primer cuarto del siglo XIV y 
organizados en cofradías, las '' Usatges '' catalanas les atribuian las 
obligaciones propias de los siervos, como acarrear sobre sus espaldas 
desde la cantera real de Montjuic las impresionantes rocas que 
después serían labradas a pié de obra de la catedral de Santa María 
de La Mar de Barcelona. También eran traídos de Canarias como 
esclavos; en concreto está documentada la traída a España desde La 
Gomera de cientos de esclavos denominados "moros" por Ferrand de 
Peraza, hijo de Diego de Ferrara, tráfico que finalizó en 1477 por 
carta ejecutoria de los Reyes Católicos ante las protestas de la iglesia 
que ya los consideraba como "cristianos e libres, pues estaban en 
amparo de la Santa Madre Iglesia", como imploraba Fray Juan de 
Frías ante los reyes Isabel y Fernando, que denunció también la 
complicidad del Gobernador de Canarias Fernando Peraza en este 
tráfico indigno y, tras su muerte, de su viuda Doña Beatriz de 
Bobadilla que continuó con este tráfico a través de Alonso de Cota , 
que se vio obligada a devolver 500.000 maravedíes a fin de restituir 
lo cobrado a los compradores por la venta de dichos canarios pues, a 
partir de entonces, bajo la tutela de la iglesia, fueron considerados 
cristianos, libres y horros. Pero todas estas poblaciones continuaron 
padeciendo la discriminación tanto por parte de la sociedad, como de 
la autoridad civil y, la propia iglesia que los tutelaba, ya que los 
relegaba a la parte posterior de los templos tras una señal o marca 
en el suelo o tras una "viga", discriminaciones que no fueron 
eliminadas hasta mediados del XVIII tras varios edictos 
gubernamentales, como el dictado por el gobernador Cermeño, pero 
para entonces el odio de estas poblaciones a los españoles se había 
alimentado y transmitido de generación en generación. Sin embargo, 
ese mismo trato discriminatorio también les sirvió para gozar de 
ciertos privilegios de los que no disfrutaba la población natural, como 
era el estar exento de levas, de algunos impuestos, de trabajos 
comunales y del servicio militar. Este estado de cosas no habría de 
cambiar hasta principios del siglo XIX. Los que emigraban a "las 
villas" o a la "capital" procuraban esconder su ascendencia e incluso, 
llegado el caso, eran los primeros en mofarse de su grupo étnico. Si 
bien es verdad que en el pasado se les discriminó y vilipendió, en 
este siglo les han salido tantos apologistas que en su afán redentor 
10
han llegado casi al ridículo. Restos de estos enclaves moriscos 
aislados, todos ellos centros de operaciones de antiguos bandoleros o 
guerrilleros, fueron Urriellu (Cabrales, Asturies),Urría (Somiéu, 
Asturies), la loma de Arzabal (Asturies) en cuyas laderas se juntan 
cuatro concejos asturianos: Gijón, Villaviciosa, Siero y Sariego. La 
población de este origen más o menos dispersada por toda la Iberia y 
también Europa, se encuentra racialmente integrada desde hace 
varios siglos. También en los topónimos, principalmente de 
Guipúzcoa quedó plasmada la identidad bereber de los vascos de 
origen, no solo en el bandidaje que asoló esas tierras durante siglos, 
sino en el morfema “mor” –moro– que se aplicó a los nombres o 
asentamientos de vascos, como Murua, Murguía, Murueta, Morueta, 
Maruri, Marauri, Marulanda, Libano y Murelaga, éstas últimas 
pertenecientes a la merindad de Busturia, que sustituyeron a los 
topónimos anteriores, como el caso de Aulestia luego Murélaga al 
repoblarse con vascos y Amurrio pronunciación vasca de Amaurus 
(del griego: oscuro). 
Conforme a la tesis de Untermann, antes de la conquista 
romana no había lengua vasca o protovasca en la península, siendo 
su implantación al sur de Roncesvalles fruto de desplazamientos 
de población de la época romana y altomedieval. Según Sanchís 
Guarner, basándose en los estudios de Bosch Gimpera, la primera 
división del catalán en dos grandes dialectos era debida a que la 
Cataluña romana estaba dividida en tres grandes agrupaciones 
étnicas: una de origen vasco al noroeste, otra de origen indoeuropeo 
al noreste y otra de origen ibérico al sur. Esta es la denominada 
teoría del sustrato. 
La lengua vasca y berebere, en particular la hablada en la 
región de los montes Atlas de la antigua Mauritania y en general, la 
de los pueblos de origen hamito-semítico (acadio, hebreo, árabe…), 
sigue mostrando evidente similitud a pesar del tiempo transcurrido 
en aislamiento y de las distintas influencias recibidas; esta similitud 
actual era identidad en las fechas en las que se instalaron los 
vascones en las montañas navarras, como confirman los 
antropónimos y la toponímica vasca presente en la Península. Los 
almohades procedentes del Atlas marroquí que invadieron la 
península ibérica rezaban, se comunicaban y hacían sus discursos en 
la lengua berebere o amazigh. Restos de esta misma lengua quedan 
en topónimos de las islas Canarias, donde las tribus bereberes allí 
asentadas entraron en un proceso de tribalización similar al de los 
vascones en la montaña navarra; de raíz berebere son las 
palabras guanches (gu, nosotros en euskera), gomera (komera-abundancia 
en euskera), adeje (ade+eje, etxe, puerta de casa, 
adegi, portal), tacoronte (toki-gorontz), tegueste (tegi-geste), agulo 
(agun-lo), telde, taliarte, acoran: espíritu del mal, en vasco okerrune 
(desviación del bien), Echeyde (dios, amo, señor, del vasco echea, 
11
etxea: jefe de la caravana, expedición trashumante, tribu o 
agrupación familiar que da el nombre a la casa o familia; maguas 
(mujeres apartadas consagradas), en vasco maguas, magal (regazo 
de mujer); Abarzo (Abartso: Frondoso ); Acero (Asero: Delgado ); 
Ache (Etxe: casa familiar ); Ade (Ate : Puerta ); Aho (Aho: Boca ); 
Aga ( Aka: Difunto ); Ana (Ana: Hermandad ); Andia (Andia : Grande 
); Asebe (Asaba :Antepasados); Buga (Buka: Final); Gandia ( 
Montaña); Garia ( Garia: Trigo); Hama (Ama: Madre ); Hura ( Ura: 
Agua ); Irune (Irun : Tejer ); Itote ( Itote : Gotera ); Korbo (Korbo: 
Pesebre ); Nun (Nun: Donde ); Sale (Zale: Reverenciar); Semidan ( 
Seniden: Emparentados ); Telde (Telde: Rebaño); Urin (Urin: 
Tocino); no es de extrañar que a la llegada de los españoles a 
las Canarias los vizcaínos exclamaran asombrados: ¡pero esta 
gente habla vasco! (Federico Krutwig: "Garaldea, sobre el origen 
de los Vascos"). También comparten los vascos con los bereberes 
canarios la costumbre del levantamiento o pulseo de piedra, que es 
una prueba de fuerza en la que la piedra debe levantarse sobre la 
cabeza sin tocar el cuerpo (pulseo), mientras que en el 
levantamiento de la piedra se permite el contacto con el cuerpo 
(Crónica de Fray Alonso de Espinosa 1594 en relación con los 
pobladores de Tenerife). También pertenece al léxico amazig el 
vocablo "areitio" del vasco "erio" (derramamiento, manantial, 
exaltación) era la palabra con la que los tingitanos de Mauritania que 
entraron en España con Abderramán III en el 912 anunciaban el final 
de la ceremonia de desvirgar a la novia. Posteriormente, la identidad 
de la lengua vasca y berebere seguía manifestándose en los 
manuscritos del siglo XVI de los archivos coloniales galos de Aix-en- 
Provence escritos en la lengua amazigh. También los textos del 
Vaticano relativos a la conquista de Canarias, recogen como los 
españoles sólo podían entenderse con los jefes guanches utilizando 
moros o vascos como traductores, por ser el euskera, guanche y 
berebere líbico la misma lengua. 
Al igual que las lenguas indoeuropeas, entre ellas la 
lengua celta, la diversidad en el panorama de la lengua berebere 
tiene un único sustrato básico - camítico – que es el libio antiguo, de 
la que se ramifica el berebere como una única lengua fragmentada 
en dialectos. Así lo constató San Jerónimo quien dejó escrito que la 
lengua púnica era un dialecto de la hebrea: ' lingua Punica vicina est 
et contermina Hebraeae' (Sanctus Hieronymus Quoest y Genes.); lo 
mismo se documenta en los textos de Petrus Johannis Olivi, In Gen., 
cap. 12: ' lingua Punica, quae vicina et conjuncta est Hebraeae' 
y 'Linguam autem Punicam videtur Hieronymus hic vocare linguam 
Phoeniceam, idest provinciae Phoenicis, in qua sunt Tyrus et Sidon: 
licet alibi saepe sumatur pro terra Africana et Mauritana'; y en los 
textos de Santo Tomas: ' Lingua quoque Punica, quae de 
Hebraeorum fontibus manare dicitur, proprie virgo halma appellatur ' 
12
(Santo Tomás de Aquino, Catena in Mt., cap. 1, ). Los eibarreses, 
llamaban "giputz - coanos" a los habitantes de las aldeas o 
asentamientos de vascos que estos autodenominaban ' gibutz ' 
(SXII), palabra que en euskera significa unión, eslabón (de una 
cadena), hermandad, como en berebere y hebreo (unión, comuna, 
hermandad) de donde viene el nombre de Guipúzcoa, pues en su 
origen no era provincia, sino hermandad de villas repobladas con 
vascos de fundación medieval, traídos por las Cartas pueblas y 
Reales Cédulas como la del Rey Don Enrique III en 1397 que dio las 
ordenanzas de esta hermandad; Guipúzcoa, nombre euskera, en 
oposición a los nombres de Vizcaya y Alva ambos de origen cántabro, 
el primero del celta indoeuropeo 'Bis' (doble) y 'Cay' (cayo, 
protuberancia) por la marcada forma de su bahía entre dos cayos, y 
el de Álava, del topónimo prerromano celta Alba (blanco) apócope de 
Álava, por su cerro de escarpados roquedos calizos, o bien, de Alapoi 
en bronce de Medinaceli donde aparecen opoi y Alapoi atestiguado en 
el Alabensis y Alaba de Ptol. II, 6, 58N. 
Por lo que respecta a la popular tesis vascoiberista 
sostenida desde antiguo por ilustres eruditos vascos, como E. de 
Garibay, B. De Echave, el Padre Larramendi, P.P. de Astarloa y J. B. 
de Erro y Azpíroz, tuvo como máximo difusor en el extranjero a G. de 
Humboldt en su obra Primitivos pobladores de España y Lengua 
Vasca, publicada en alemán en 1821. El eminente lingüista H. 
Schuchardt desarrolló la tesis vascoiberista (Die iberische 
Deklination, 1907) estudiando las inscripciones ibéricas sobre la 
lectura que de éstas había hecho Hübner. Pero buena parte de las 
interpretaciones de Hübner hubieron de ser rechazadas, con lo que la 
tesis de Schuchardt de que el vasco es el representante moderno del 
ibero perdía su punto de apoyo. Menéndez Pidal, basándose 
principalmente en datos tomados de la toponimia peninsular, fue un 
claro defensor de esta teoría, opinaba que la relación que guardaban 
las lenguas de tipo vasco con las de tipo ibérico de Levante se iría 
esclareciendo sobre todo mediante el estudio de la toponimia, y no 
tuvo el menor recelo en calificar el euskera como lengua neo-ibérica. 
Hoy la opinión de los especialistas es absolutamente contraria a esta 
tesis, pues los celtíberos aparecen continuamente en las fuentes 
antiguas en todo el Levante Ibérico, por lo que esas otras lenguas no 
celtíberas serían necesariamente las habladas por las posteriores 
invasiones púnicas. Tanto A. Tovar como L. Michelena han analizado 
los casos en que se puede hablar de correspondencia de términos 
ibéricos y vascos y han llegado a la conclusión de que son tan 
escasas las correspondencias seguras que no pueden justificar un 
parentesco genético, sino simples préstamos. El mismo Schuchardt, 
además de la relación con el ibero, estudió las evidencias del 
parentesco con lenguas de la familia afroasiática o camitosemítica 
particularmente del Norte de Afrecha, relación que ya había 
13
apreciado en 1894 G. von der Gabelentz y lingüistas como Uhlenbeck 
o como Lafon. En el volumen de la revista Euskera de 1972 se puede 
leer la exposición de H.G.Mukarovsky sobre las relaciones entre los 
vasco y el bereber que presentó este lingüista en los primeros 
Encuentros Internacionales de Vascólogos Gernika-Lejona 1980; 
también Krutwig Sagredo en su obra "Computer Shock Baskonia" año 
2001 (página 326) reconoce la similitud entre euskera, wanche y 
bereber documentada en los testimonios del vaticano sobre la 
conquista de Canarias, aunque matiza que la similitud es mas 
propiamente entre el líbico y el euskera. El antropólogo francés Broca 
señala también el claro origen africano del pueblo vasco y las muchas 
semejanzas entre las lenguas berberiscas y la lengua vasca. La 
escritura bereber originalmente fue una forma modificada del 
alfabeto púnico, algunos de los signos son claramente comunes a 
ambos alfabetos como g, h, z, y, l, n, q, r, š, t. Esta escritura 
sobrevive aún entre los Tuareg. Las inscripciones líbicas de Canarias 
también usan signos basados en el antiguo alfabeto bereber. Desde 
la `reconstrucción' del euskera con la política de normalización 
lingüística, se creó el batúa que es lo que se enseña ahora en las 
escuelas (Ikastolas) y el que más o menos entienden los 
vascoparlantes, salvo los más viejos. 
La diferencia entre estos invasores cartagos, phoenos 
(fenicios) o libiofenicios y la población española prerromana era 
manifiesta. En la batalla de Ilipa, la mas difícil a la que Publio 
Cornelio Escipión se enfrentó en Hispania, al propagarse la noticia de 
su enfermedad y después el rumor de su muerte, la guarnición 
romana que se mantenía acuartelada en Sucro (206 ó 205 a.C.) y 
que vigilaba el norte peninsular, se rebeló contra sus mandos y entró 
en abierta sedición. El fenicio Magón Barca buscó a la desesperada 
sacar partido de la situación enviando agentes con dinero para 
sobornar a los cabecillas de la rebelión, lo que le permitió tomar las 
ciudades de lacetanos, suesetanos y sedetanos, mientras los régulos 
ilergetes permanecían inactivos. Mandonio miembro del ejercito 
cartaginés, tras enfrentarse con Asdrúbal se había puesto a las 
órdenes de Publio Cornelio Escipión, pero cuando se corrió el rumor 
de la muerte de Escipión, se volvió de nuevo contra los romanos, 
atacando al territorio sedetano (o puede que edetano) donde 
mantenía un campamento atrincherado levantado en la última de sus 
incursiones meses atrás de unos 20.000 hombres y 2.500 jinetes, 
pero de nuevo esta guarnición cartaginesa huyó en desbandada tras 
ser rodeados y atacados por los ejercitos romanos y aliados. En estos 
sucesos, la aparente inactividad del rey Ilergete Indíbil, e incluso su 
posible colaboración con Mandonio, más que voluntaria debió ser 
forzada pues los púnicos mantenían secuestrados a su mujer e hijos, 
y su falta, fuera cual fuera, fue perdonada por Escipión, que en 
cambio le exigió la entrega de Mandonio al que ejecutaron con la 
14
aprobación del consejo de la ciudad Ilergeta, acordando también los 
ilergetes pagar una compensación económica para hacer frente a los 
gastos del ejército romano en su defensa, pues así es como lo 
atestigua Livio (Liv. XXVI-50) que narra cómo el Princeps 
Celtiberorum Allucius facilitó a Escipion una caballería compuesta por 
1.400 jinetes elegidos entre su clientela en agradecimiento al rescate 
de su prometida por el ejército romano de manos de los cartagineses 
y Polibio (Polib.X, 37-38) qu relata como las tropas de Indíbil 
acamparon con las romanas de Escipión y marcharon contra 
Asdrúbal; en estas fechas (209 a.C.) las crónicas no hacen mención 
alguna a vascones. El ejército púnico fue definitivamente derrotado 
en Ilipa (207 ó 206 a.C.), por más que el incombustible Magón Barca 
albergase hasta el último momento la esperanza de restablecer el 
dominio cartaginés aprovechando la sublevación de los legionarios en 
Sucro. Desde Iliturgis, regresó Escipión hasta Turdetania contra otra 
ciudad, esta vez Cástulo, tomada por otro contingente púnico al 
mando de Himilcón, huido de la derrota de Ilipa pocos meses atrás, 
el cual, atemorizado por las noticias llegadas de Iliturgis, solicitó la 
mediación de los regentes de la ciudad para pactar su rendición a los 
romanos, encargándose de ello el noble Cerdubelo, que los entregó a 
los romanos, pasando los ocupantes cartagineses, sin lucha, a la 
cautividad. Los historiadores han venido considerando iberos a los 
kessetanos también nombrados cossetanos que poblaron la 
Ciutadella de Calafell y toda la zona del Penedés, pero Schulten los 
identifica con los vascos y también las tesis de los autores modernos 
que sitúan a los vascos en lugares tan distantes como en la región de 
Sangüesa (Masdeu), esto es, en toda el área donde se había 
producido la masiva desbandada de las tropas púnicas de Aníbal y 
Asdrúbal, tesis avalada también por el nombre "goseti" ( hambriento 
en vasco). También, hasta hace poco, los historiadores han llegado a 
presentar a Mandonio y a Indíbil como celtíberos o íberos, e incluso 
como hermanos, pero lo cierto es que, además de la diferenciación 
que hicieron de ellos los romanos, el nombre Mandonio es púnico y 
perfectamente traducible desde el vasco (Mandonio en vasco: duro, 
insensible y también mulo), mientras que Indíbil no encuentra 
vínculo alguno con la lengua vasca y sí relacionado, en cambio, con 
el nombre celtíbero Andévalo tal como lo cita Plinio. De hecho, todos 
los nombres cartagineses tienen traducción más o menos directa 
desde el vasco, lo que no ocurre en ningúnn caso con los nombres 
celtíberos. Asdrúbal Janto, en vasco de (h)Austura-bal: el gran 
aplastador, apabullador, pulverizador y Janto, el actual Jauntxo: 
amo, cacique; mientras que Amilkar Barca: del vasco Amilkari: "El 
arrollador" arrollar, precipitarse, no olvidemos que este personaje era 
también conocido en la antigüedad como "El Rayo", lo que es 
plenamente coherente con esta etimología ; y Barca del vasco barka 
o abarka: rama o ramaje o de ramaje -calzado de ramaje; y Magón, 
15
en vasco "El Arquero" puesto que Makon es arco en vasco. 
Evidentemente, la lengua celtibérica y la latina son mucho más 
parecidas entre sí que ésta última con el púnico, por lo que estos 
nombres son aproximaciones latinas de los genuinos términos 
púnicos. 
Los primeros indoeuropeos en alcanzar Europa fueron 
los celtas. Desde el primer milenio a.C., los pueblos de la Europa 
Occidental conocían y utilizaban la escritura. Los textos que han 
sobrevivido, que datan de unos 500 a.C., establecen el mapa 
lingüístico europeo de la época y de ellos se desprende que la gran 
mayoría de las lenguas modernas europeas pertenecen a una única 
gran familia llamada Indo-Europea. Todas estas lenguas descienden 
de un ancestro común, o lo que es lo mismo, todas surgieron de lo 
que no era otra cosa que dialectos regionales de una misma lengua. 
En el siglo 500 a.C. las lenguas celtas se hablaban en la mayor parte 
de España y Francia, Austria, Suiza, Sur de Alemania, Norte de Italia, 
Bretaña e Irlanda. La lengua celta ya se hablaba en la Península 
Ibérica un siglo antes de que los celtas poblaran el norte de Italia. 
Las primeras manifestaciones culturales que se conocen en la 
Península, como la cultura de Argar y la cultura de los Campos de 
Urnas mantienen una sintonía plena con las demostraciones 
culturales centroeuropeas y dan cuenta de la profundidad y calado de 
la cultura celta en la España prerromana, bien documentada desde la 
Edad de Bronce. En el Valle de Amblés, Ávila, está el Castro de Ulaca, 
la mayor ciudad celta de Europa, del Siglo VI a.C., que aunque fue 
arrasada por las hordas de Aníbal, es de las más completas. Avieno 
sitúa a los Berybraces de origen céltico en Teruel, Cuenca y Valencia. 
También Éforo, a través del Pseudo-Escimmo, indicó que los 
Bérybraces habitaban las tierras entre íberos y tartessios, es decir, la 
región que más tarde se conocerá como la Celtiberia. Como el periplo 
masaliota se puede datar en el siglo VI-VII a.C y la arqueología 
deduce presencia de elementos de los Campos de Urnas del siglo VII 
aC en España, los celtíberos ya estarían entonces establecidos bajo 
este nombre de "béribraces", los mismos beribraces cuyo rey Bébrix 
gobernaba a los bebrices en la actual comarca de Foix, según cuenta 
la leyenda recogida por Sila y Parteno, según la cual la hija de Bebrix 
se enamoró de Hércules, pero infelizmente un oso la devoró tras huir 
hacia las montañas y su enamorado acudió a la incineración 
llamándose desde entonces a esos montes Pyrene (Pirineos) del 
griego Pyros (fuego). Los dos datos de interés en esta leyenda son 
que Hércules fue partícipe de las campañas troyanas, con lo cual 
podríamos situarlo en el siglo XIII-XII a.C., lo que confirma el hecho 
de que la princesa sea incinerada, pues en los Pirineos los únicos que 
incineraban por aquel entonces eran los pueblos de la cultura Urnfield 
de habla céltica. 
Entre el 650-500 a.C., el este y el sur de la península eran 
16
poblaciones íberas de cultura y escritura muy similar a la griega. Los 
Iberos poblaban la costa de Francia hasta la levantina y dejaron 
abundante legado escrito como el Plomo de la Bastida de Les Alcuses 
(Valencia) del 300 A.C., la cerámica de Ullastret (Gerona) del 400 
A.C., el Bronce de Alcoy (Alicante), el Plomo de Yatoba (Valencia) la 
Tesera de Huete (Cuenca) la Tesera de Monreal (Guadalajara) el 
Bronce de Botorrita del I A.C. , todos ellos de similares caracteres y 
lenguaje al de los celtas, con los que se fusionaron rápidamente por 
su evidente similitud étnica y cutural. Son ejemplo de esta identidad 
cultural de celtas e iberos, los términos "Cast(i)lo, Ibolc(a) en Ibérico 
son en Latín: Castulo, Obulco" (Ver Habis 14, 107-113; Correa, J.A. 
(1994): "La transcripción de las vibrantes de la escritura 
paleohispánica" obra en la que se superan las tesis de Untermann; 
doblar el signo (Sekobirikes por Segobriges) o la metátesis 
(Conterbia por Contrebia) y los numerales de los grafitos de tipo 
también similar al romano; las inscripciones rupestres en ámbito 
ibérico y celtibérico, como la cueva de Cogull, la cantera de Peñalba 
de Villastar, el Collado de los Jardines de Despeñaperros en Jaén, 
donde se conservan varias figuras votivas de mujer, que eran 
santuarios a los que acudían peregrinos de toda Hispania muestran 
una práctica que entronca plenamente con el carácter naturalista de 
las religiones indígenas españolas de situar los lugares de culto en 
ambientes relacionados con las aguas, en cuevas o lugares a cielo 
abierto y cimas de montaña. También de Jaén es la inscripción del 
Vaso de Plata de Cástulo en la que se lee en caracteres celtíberos: 
kantinikes kuertin, esto es, “Cuarto de los Cantineros” o lo que es lo 
mismo, “Cantina”. La de Peñalba de Villastar, escrita en léxico 
celtíbero y alfabeto latino, donde aparece por dos veces la palabra 
luguei lo que lleva a interpretar el santuario como dedicado al dios 
Lug (us); las estelas ibéricas en piedra, como la Estela de Cretas con 
la palabra K.E.L.Ta.R (Celta) frecuente en los epígrafes de este tipo y 
que hasta fechas recientes había sido erróneamente leída SELTAR 
por los defensores de la tesis vasco-iberista, y que aquí sigue a 
Kalus, esto es os Kalus Keltar que son probablemente los Gallorum 
Celtae de los que habló Lucano (Phars., IV, 9, 10.); en la Estela de 
Caspe de carácter funerario, que lo contiene en la forma S.I.L.Ta.R. ; 
la inscripción del monumento de Binéfar que contiene N.E.I.Ti.N., 
teónimo asociado con el Neto indoeuropeo, o nemeton antropónimo 
del plomo de Ullastret, o el Neintibeles de CIL II 6144, que hoy sería 
Netobello o el Bello Neto (neto, nítido, claro, limpio). Las 
inscripciones celtas de Contrebia Belaisca (Contrebia: Conjunto de 
Tribus, en este caso de los Belascum- los actuales Belascos, 
Velascos, Velasques, Velazquez, Velas, Pelaez, Pelayo etc.). El 
interesante letrero musivo de la ciudad de Andelos (ahora Muruzábal 
de Andión, Navarra) con el texto: likine abuloraune ekien pilpiliars, 
traducible a: Licinio Abulo (Apolo) rey de las gentes de Bilbilis 
17
(Pueblo o Pluralidad de Villas formado con las raíces indoeuropeas Pl 
(Plural) y Pilis (Villas), así Pilpilis o Bilbilis es el claro antecedente de 
Pueblo, People y Peuple, "Plebs autem dicta a Pluralitate". Esto solo a 
la luz de las inscripciones, ya que la cultura material es 
evidentemente homogénea a uno y otro lado de la península ibérica. 
Untermann cree en la celticidad del español y el lusitano, lo 
que le lleva a la conclusión de que todas las lenguas 
indoeuropeas de la Península Ibérica pertenecen a la familia 
de las lenguas celtas. 
El término Contrebia (Conjunto de Tribus) debió ser la 
antigua denominación de las actuales Comarcas o distritos 
administrativos, pues existen evidencias de al menos 3: la Kontrebia 
Leukade de los Pelendones, en el término municipal de Aguilar del 
Río Alhama en La Rioja, la Kontrebia Kárbika en el término municipal 
de Huete (Cuenca) de los Olcades, y la Kontrebia Belaisca de los 
Belos. También el término Tirikantam (Tiri: arbol y Kanto palabra 
céltica que designa el kanto o borde de una rueda o círculo) debió ser 
el término general para denominar el Consejo de ancianos o Senado 
(de senectus: anciano) que tradicionalmente se desarrollaba en un 
recinto circular de piedras bajo un árbol sagrado, el tejo o roble, de 
los que fueron últimos testimonios los conceyos o juntas de las 
merindades o baylies en Aragón; son muy numerosas las 
reminiscencias arqueológicas de estos antiguos Tirikantos o senados 
hispanos, nombre que se mantiene aún vivo en la ciudad de 
Trescantos en Madrid, probable heredero de uno de estos recintos 
senatoriales, donde los consejos de sabios o druidas ( ins)truidos 
dictaban las normas y sentenciaban los juicios y pleitos de 
los "toutam" (ciudades) o popalas (pueblos) sujetos a su jurisdicción. 
Además de ciertas marcas de propiedad, alguna lápida 
funeraria, textos votivos, la escritura sobre utillaje, y algún otro, la 
mayoría de los textos que conocemos en lengua celtibera son normas 
y téseras de hospitalidad. Los pactos de hospitalidad eran una 
costumbre muy asentada entre los pueblos indoeuropeos 
occidentales y en España un elemento indígena que pervivió a la 
organización romana. Eran acuerdos de amistad, una vinculación 
especial por la cual los implicados (individuos o ciudades) se recibían 
en mutua protección, reconociéndose leyes, derechos y deberes que 
se plasman sobre tesseras (manos entrelazadas) o cartas tábulas 
(tablas de bronce). Hasta entonces los pactos de hospitalidad 
siempre habían sido verbales, un rito en presencia de los dioses y de 
testigos (ueitui) que actuaban como garantes. Las teseras y kortikas 
(cartas) de nuestro legado arqueológico fueron escritas en alfabeto 
ibérico, similar al tartésico, griego y latino, basado en signos 
silábicos: Pa, Pe, Pi, Po, Pu, Ka, Ke, Ki, Ko, KU, Ta, Te, Ti, To, Tu, de 
donde proviene probablemente la principal característica de nuestra 
lengua española: la perfecta identidad fonética del conjunto silábico 
18
consonante-vocal. Un modelo de la mayoría de las téseras celtiberas 
suele llevar la identificación de uno de los contrayentes del pacto: - 
Lub(b)os Alisokum Aualo ge(ntis) Kontrebiad Belaiskad. "Lubos 
(antropónimo que hoy es Lopez) Alisokun (el kun o estirpe familiar) 
de los Aualos, Kontrebia Belaiska (con- conjunto, trebia- tribus, 
Belaiska de los Belos, del Dios Bel). La mayoría emplean con diversas 
variantes abreviadas la fórmula: kortika karuo (carta de caridad) que 
parece el sinónimo del latín "tessera hospitalis". La tésera o kortika 
es el soporte o re-corte de la plancha de bronce. Su etimología en 
celtibero debe ser el indoeuropeo *(s) ker- "cortar", con una 
adjetivación en -ti-kos. Una kortikâ es literalmente un ''corte'', 
recorte o pieza separada evolucionado con el mismo sentido a la 
medieval ''Karta'' y actualmente carta de los fueros, leyes, títulos, 
ordenes o privilegios reales, como la expedida el Año 1176 que 
reza: " Facta karta donationis kalendas aprilis. Era Mª CCª Xª IIIIª. 
Regnante rege Fernando ", o las Carta Puebla tardomedievales, hasta 
las cartas, cartularios y carteles actuales; el otro vocablo karuo del 
tema *karuos *karuom "hospitalidad" del indoeuropeo Libiaka kortika kar(uo), que se traduce: "Tésera de hospitalidad 
libiense"- Ue(n)tanaka kar = Uentanaka (kortika) kar(uo); Uirouiaka 
kar : "Carta de caridad de los Virovienses" (de Uirouia, hoy Borobia, 
en Soria). Alguna tésera posee formulario ligeramente distinto. Así, 
la que reza: Tuinikukuei kortonikum kar: "Hospitalidad de los 
Cortonenses y los Tuinikos". Otros ejemplos incluyen el nombre del 
testificador del pacto: arekoratika: kar: sekilako: amikum : 
melmunos : ata pistiros : lastiko : ueizos : (de Arekorada, hoy 
Ágreda también en Soria): Los de Agreda dan su caridad (cariño) a 
sekilako amigo dulce y Pistiros Lastiko lo testimonia (visto). La de 
Sasamón lleva por una cara: Irorekios Monitukos Nemaios y en la 
cara opuesta Aleturex, que es el rex de la ciudad como Vercingetorix, 
y la base *nem- presente en la onomástica personal céltica, Ne-maiok[ 
um] de la tésera de Herrera de Pisuerga, Nemasius, 
Nemonius; irl. ant. Neman (Ne-manus) y Nemain, brit. Nemiaus o 
Nemianus y el sufijo -aio- usual en la antroponimia hispanocelta. 
Este otro ejemplar parece contener la identificación de la receptora - 
una mujer - con una fórmula invertida: Tridonieku Ka(r)a-ka(d) 
Dexuaiona Nemaioso. Otras téseras muy breves con fórmulas 
diversas: Retukeno uisalikum; Bundunes irulases ---- Kubokariam 
Ueniaku (de Uenia hoy Viana) Perkuakum Sakas; Atulikum; 
Sekobrikea (Segóbriga); Turiasaka kar: Carta turiasense; Mukokaiko; 
Sekeios Sailetiko Metama; la Tésera de la Mesa del Almendro de 
Sevilla: Kaar.ikurpica.salmantika.kue: Karidad icúrbica y salmantica. 
Las inscipciones de Peñalba: Turos Karorum viros veramos: Turos 
queridos hombres supremos; Turros Karorum Kortitikum; Velsam 
ticino veramon turosoilobos; Kalaitos; La ofrenda en la inscripción de 
Peñalba de Villastar: ENIOROSEI VTA·TIGINO·TIATVMEI TRECAIAS 
19
TO LVGVEI ARAIANOM COMEIMV ENI OROSEI EQUEISUIQVE OGRIS 
OLOCAS TOGIAS SISTAT LVGVEI TIASO TOGIAS, cuya traducción 
sería: En el senado de los pueblos de Orosei y Tigino a Lugo 
encomendamos los arados y todos los caballos de los orosios y los 
lugares cubiertos (edificios) de su entorno (ogris) consagramos a 
Lugo la congregacion de tiaso; Y la de Cabeço das Fraguas: OILAM 
TREBOPALA INDI PORCUM LAEBO COMAIAM ICCONA LOIM/INNA 
OILAM VSSEAM TREBARVNE INDI TAVROM IFADEM... REVE... , cuya 
traducción aproximada seria: Una oveja Trebopala (Pala o Protectora 
de la Tribu) y un puerco Laebo (herido?) comendamos a Icona 
Luminosa, una oveja (oila owila oveja ) de un año a Trebarune 
(Reina de la Tribu) y un toro semental ... Reva...; la tésera de 
Uxama, el bronce de Luzaga (Lutiaka) es otra Carta de Caridad 
escrita en antiguo celta que testimonia (so ueisui: so witness, así 
visiona) los hijos de Pelayo (Pelaiokun) y toma TEIUOREIKIS, 
primeros testimonios de los futuros reyes PELAYO y TEODORICO: 
Rey del pueblo o Rey divino, donde eikis es el antíguo fonema X en el 
futuro vocablo REX que sustituyó a REIKIS, a quienes la historia 
oficial nos han venido presentando como Visigodos venidos de fuera, 
habiendo formado siempre parte de nuestro pueblo; el texto 
completo: AREKORATIKUBOS KARUO KENEI KORTIKA LUTIAKEI 
AUKIS BARASIOKA ERNA UELA TIKERSEBOS SO UEISUI PELAIOKUN 
KUE KENIS KARIKO KUE KENIS STAN KORTIKAN ELASUNON: KARUO 
TEKES SA KORTIKA TEIUOREIKIS, que en lenguaje actual sería: 
Agricultores gente querida dan carta a los lutiakei cuyos parajes 
(Barasioka) fielmente han supervisado las marcas (demarcaciones, 
señales, hitos o mojones), así lo atestiguan los Pelayos quienes con 
sus gentes aliadas (queridas) otorgan todos unidos esta carta. Con 
cariño toma su carta Teodorico; los bronces "res" de Cortona, que 
son ordenanzas y reparcelaciones de terrenos. La tessera de Caurel 
(Lugo) datada en el 28 d.C. hecha entre Tillego, hijo de Ambato y los 
magistrados de los lougos del castellum Toletense, Latino hijo de Aro 
y Aio hijo de Temaro. (A. Tolosa Leal. Las Tesserae Celtibéricas y F. 
J. Rubio Orecilla: La tésera celtibérica de Sasamón; la tésera de 
hospitalidad de Monte Cildá publicada en la revista "Complutum"; 
una inscripción epigráfica hallada en las inmediaciones de Retortillo 
(Julióbriga, Cantabria). Un ejemplo de escritura en utillaje celtíbero 
es la Fusayola de Monreal de Ariza con la inscripción: SUSATI KALIN 
UTA AS (USAD CAÑAMO Y USO). Todo ello, así como los nombres 
indígenas Ambato, Sekaida, Danuvio, Bodo, Bovecio, Cadus, Lugua 
(femenino de Lug), Brigetino, ... parecen dejar bastante claro el 
origen celta de los pueblos indígenas de España, lo que obliga a 
abandonar el intento de interpretar nuestro legado arqueológico a 
partir del vasco, como se comprobó con el Bronce de Botorrita, que 
en un principio se intentó interpretar a partir del vasco, vía que hubo 
de abandonarse por el concurso de filólogos como Tovar y De Hoz 
20
que señalaron el claro matiz indoeuropeo de la inscripción, más 
concretamente su celtiberismo. 
El Bronce de Torrijo del Campo, con el siguiente texto escrito en 
alfabeto celtíbero: kelaunikui terkininei : eskenim : tures : launi : 
olzui : okeakai eskenim : tures uzeisunos : kotizonei : lutorikum : 
eisubos : atizai : ekue : kartinokum : ekue : lakikum ekue : 
tirtokum : silabur sazom : ibos : esatui, puede traducirse como 
sigue: Cualquier terrateniente que alquile parcelas de terreno a 
extranjeros y quienes cedan en usufructo (tenerías) parcelas de 
terreno a extranjeros en las zonas acotadas asignadas a los 
Lutoricum y a los Cartinocum y a los Lacicum y a los Tritocum, se les 
establece sesenta (en moneda de) plata. La traducción al texto del 
Bronce de Botorita podría ser la siguiente: tirikantam (senado - 
recinto del árbol-): berkunetakam: tokoitoskue : sarnikio (:) kue : (a 
los príncipes electos del senado contagiados de sarna) sua : 
kombolkez: nelitom (sean compelidos a no licenciar, autorizar) nekue 
[: to : u]ertaunei : litom: nekue : taunei : litom : nekue : masnai : 
tizaunei : litom : (ni autorizar permutas, ni donaciones, ni 
concesiones -tenerías-) soz : auku aresta[lo] : tamai (salvo que sea 
ante la autoridad): uta : oskuez : stena uerzoniti (y aquellos que 
transgredan la ordenanza-): silabur : sleitom : konskilitom : kabizeti 
kantom [:] (se les impone dar 100 fracciones -moneda- de plata 
contra quien autorice) sankilistara : otanaum : tokoitei : eni (que 
tomarán cualquiera de los nombres de la lista): uta : oskuez : 
boustomue : koruinomue makasimue : ailamue : ambitiseti : 
kamanom : usabituz (y aquellos cuyos establos de bueyes, carneros, 
ovejas- usen el ámbito del camino): ozas : sues : sailo : kusta : 
bizetuz (se retranquearán -biselaran o bastillaran- 6 pies desde el 
borde -saliente-): iom asekati : [a]mbitinkounei : stena : es : 
uertai : (para aquellos que han conseguido los ámbitos de huertas) 
entara : tiris : matus : tinbituz : neito : tirikantam eni : oisatuz : 
(quien use tierra de senadores limpios -sanos- para enterrar -undere-dentro 
- las tumbas de los muertos): iomui : listas : titas : zizonti (a 
los de la lista, dará sesenta): somui : iom : arznas : bionti : 
(además, a los arsenales veinte) iom : kustaikos arznas : kuati : ias : 
ozias : uertatosue : temeiue : robiseti :(a los arsenales de la ribera 
cuyos cultivos rebasen el tiempo) saum : tekametinas : tatuz : somei 
enitouzei : (sumados a los diezmos, darán también todo el grano - 
trigo, chamorro- excedente) iste : ankios : iste : esankios : ( sea 
gente o exgente -extrangero-) uze : areitana : sarnikei : 
akainakubos nebintor (que use las areas -campos arados- de 
cualquier vecino sarnoso): tokoitei : ios : ur antiomue : auzeti : (que 
tome sus cultivos antes de la concesión) aratimue : tekametam : 
tatuz : iom : tokoitoskue sarnikiokue : (donarán los diezmos de sus 
aáreas a todos aquellos contagiados de sarna) aiuizas : 
kombalkores : aleites ( testimonia a todos los compulsores - 
21
ordenantes-): iste : ires : ruzimuz : abulu : ubokum (este -que- es, 
Rucimo Avelino Hijo de Ubo) . Tamai se relaciona con el ant. irlandés 
damair "permite, autoriza"; arestalo con are- "ante" como 
aremoricas : los que viven frente al mar; *sta- "estar" ; ur de *uror 
“roza”; ailamue como el lusitano oilam: ouino, ganado ovino. La 
inscripción de Lamas de Molledo tendría la siguiente traducion: 
RVFINVS (gentilicio Rufinus de origen etrusco) et TIRO SCRIP 
SERUNT VEAMINICORI (y Tiro escribieron a los varon veaminicori) 
DOENTI ANCOM LAMATICOM (donando un ancom de Lamas de 
Moledo) CROUGEAI MAGA REAICOI (en el altar de piedra Magaraíñico 
“Maga realeza) PETRANIOI RADOM PORCOM IOVEA (Petranio un 
puerco redaño -gordo, graso- joven) CAEILOBRIGO. La fórmula 
utilizada en los Bronces de Botorrita: Tirikantam : Entorkue : 
Toutam, equivalente a la romana: El senado y el Pueblo de su 
entorno. Así se lee en el bronce Botorrita IV además de otras frases 
bien legibles como los fragmentos :sua kombal[.]z:bouitos:ozeum: 
ku[etor]i?:turuntas:tirikantos:kustai:bize[...] que sería: sean 
compelidos (obligados) a separarse (biselar) cuatro pies del borde 
(costa) del vado (bouitos) y torrente del senado o, serán compelidos 
por los custodios del senado a separarse (biselarse) cuatro pies del 
camino y del torrente del senado. Con mayor antigüedad y en 
alfabeto celtibero se recoge también PUERCO en la Tesera de Viana 
(Navarra) en la forma: PERKUAKUM. 
El Bronce III de Botorrita es otro texto de reparto 
de tierras: risatioka : lestera : ia : tarakuai : nouiza : auzanto 
eskeninum : taniokakue : soisum albana que puede traducirse : 
primeras listas de las nuevas concesiones de terrenos a extranjeros 
que ya tienen su título (albana). 
En todos los textos epigráficos celtiberos están presentes 
las palabras que nuestros antepasados comenzaron a escribir, 
al menos en el siglo VII a. de C. Afirmar, según suele hacerse, 
que estas voces, vivas en el castellano actual con idéntica forma 
y contenido, son “préstamos del latín” es pura “boutade”. Cierto 
que, en ambos aspectos, son iguales o muy similares a sus 
correspondientes latinas, pero hoy es un hecho indiscutido ya que el 
etrusco, lengua también prerromana esta íntimamente vinculada a la 
celtibérica. Entre estas palabras podemos citar: estanca (estanque, 
presa) en el Bronce de Luzaga; liga (liga, pez), en el tapón de la 
colección Pellicet; katibu (cautivo) en la piedra de Alcalá del Río; 
berga (berga, miembro viril) y anka (anca, cadera) en el Bronce n° 
1 de Botorrita; kame (cama), salto (salto, cubrición), gusto (gusto, 
placer), bono (bueno) y pasio (pasión) en el plomo de Ullastret I; 
gente (gente) en la tésera colección Turiel n° 13; parte (parte) en 
el vaso del Caballo de Lliria; ira (ira, cólera) en el Plomo de Pech 
Mahó y en otros más; aire (aire) en el Plato de plata de Abengibre; 
anima (ánima) en la Estela de Tarragona; goza (gozar) en la Tésera 
22
de Uxama; mundo (mundo) en la Tésera La bota; selda (celda) en 
las Estelas funerarias de Cretas y en las de Cabanes y otros; ama 
(ama, madre) en la Estela de Fraga; tita (tita, gallina) en la Tésera 
de Turiel n° 4; punta (punta, vértice) en el Bronce de Kortona; gisa 
(guisa, manera) en el plomo Serreta de Alcoi; boto (botón, yema de 
árbol) en los Plomos de Castellón y Vall d’Uxó; kaden (cadena) en 
el Denario de Liedres; era (era, tiempo, época) en el Plomo del Vall 
d’Uxó y en el Bronce grande de Botorrita; beda (veda, prohibición) en 
el Bronce grande de Botorrita; ara (arar) en el Plomo de Caudete de 
las Fuentes; anisa (anís) en el Vaso de El Alcomocal; seda (seda) en 
el Huso de Peña de las Majadas; orto (huerto) en el Kálato de Alloza; 
luto (luto) en el Bronce de Luzaga. 
Gallego, portugués, leonés, asturiano, aragonés, catalán, 
aranés, cántabro o castellano, valenciano, mallorquín, todos 
descienden de este sustrato celtíbero común de la familia greco-latina. 
Al leonés y asturiano castellanizado se le llama " amestau ". 
En Asturias al asturiano se le suele llamar lleonés. Ajena a esta 
familia lingüística es el sustrato de la lengua vasca, de 
origen púnico o fenicio evolucionada y complementada por 
numerosos vocablos incorporados de las lenguas autóctonas. 
En la población indoeuropea, la cúspide de la civilización 
se desplazaba de un lugar a otro. En tiempos de Catón, ante un 
griego un romano parecía un bárbaro, y la escritura culta de las 
familias patricias romanas se hacía en griego. Catón rompió con 
esta costumbre y publicó sus textos en latín, lo que le valió el título 
de 'padre de las letras latinas', algo similar a lo que aconteció en 
España con los textos latinos, hasta los cartularios riojanos y las 
Glosas Emilianenses, primeros testimonios conservados del uso de la 
lengua local en los textos cultos. 
A la llegada de los romanos en el 218 a.C. para repeler las 
invasiones púnicas, la totalidad de Hispania es indoeuropea desde el 
norte hasta la Bética o Beturia céltica en el sur (Andalucía), incluidas 
las tierras de Granada pertenecientes a la Bastitania, que los 
romanos atribuyen a los celtiberos y cuya principal ciudad era Basti, 
nombre adulterado después por los árabes en Batza como lo escribió 
Abd -el- Aziz al incluirla entre las ciudades conquistadas, y de ahí su 
actual nombre Baza. Plinio el Viejo (III,13-14, Caius Plinius Secundus 
23-79 d.C.) dijo: "La región que se extiende del Guadalquivir o 
Guadiana, más allá de los lugares mencionados antes, es llamada 
Beturia, y está dividida en dos partes de los Célticos que lindan con 
Lusitania y son de la jurisdcción de Sevilla y los Turdulos" "El origen 
de Basti se pierde en los tiempos; en el Siglo IV era sede episcopal 
regida por el obispo bastitano Eutyquiano con sede catedralicia en la 
Iglesia de San Nicolas, construida durante el reinado de Recaredo I, 
transformada en mezquita por la invasión agarena y de nuevo 
23
restaurada por los Reyes Católicos y consagrada por el Cardenal 
D.Pedro González de Mendoza. Sus otros obispos registrados fueron 
Theodoro (año 589), Etelio I (año 610), Eusebio (año 633), Servodeo 
(año 653), Etelio II (año 675), Antoniano (año 681), Basilio (año 
688). De las tradiciones celtas que hoy perduran en España, 
heredamos de los celtas béticos, hoy andaluces, nuestro popular 
gazpacho, adulteración por la pronunciacion de los moriscos de su 
nombre celta original Kaspato (de la palabra celta Caspa, -polvo, 
puré o caspa - más el participio ' ato '). Secobrica o Segóbriga debió 
ser la capital de la Celtiberia, pues así lo afirma Plinio (III, 25) 
denominándola "caput Celtiberiae" que Livio describe (XL, 50) 
como "nobilis et potens civitas". También era ciudad importante 
Cotinusa en la región de los Tartessos después llamada Cádiz (Gadir) 
a raíz de su ocupación por fenicios, descrita por Avieno (Descriptio 
Orbis) y por Timaeo, citada por Plinio y Dionisio Alejandrino en su 
Periergesis y de la que Eusthatio explicó que podía haber tomado su 
nombre original Cotinusa de Kotynos, por ser el olivo el árbol más 
abundante de la isla. También Córdoba, la hoy considerada perla de 
la cultura andalusí, era la floreciente ciudad celtíbera de los 
Turdetanos, cuna de Séneca y de Trajano (Marcus Ulpius Traianus) el 
más grande emperador de Roma nacido en 53 d.C. en la actual 
Santiponce (Itálica) ciudad de la Baetica, la más rica y próspera 
provincia de Hispania hasta la llegada de la invasión islámica, que 
destruyó todo su legado histórico, como su basílica visigótica del SV 
y dedicada a San Vicente Mártir que Abderramán I mandó 
transformar en la afamada "Mezquita de Córdoba", pero como es 
lógico, esta antigua catedral cristiana no estaba orientada a la Meca, 
razón por la que los historiadores arabistas se vieron obligados a 
explicar que esta insólita e incluso blasfema circunstancia en una 
mezquita, era debida al deseo de Abderramán I de orientarla hacia 
Damasco; algo similar ocurrió con la orientación de la Catedral 
visigoda de San Vicente del siglo VII, hoy la Seo de Zaragoza, y con 
las catedrales de las ciudades episcopales españolas transformadas 
en mezquitas por los invasores musulmanes. 
Por lo que respecta a los púnicos o fenicios, la primera 
mencion de Libia en la historia se refiere a los mercenarios libios 
contratados por el Antiguo Egipto, en el primer milenio a.C. 
Posteriormente, estos mercenarios de extirpe mixta de libio-fenicios, 
constituirán el punto más fuerte de la infantería punica del ejército 
cartaginés de Aníbal Barca en su famosa expedición a la península 
itálica a través de los Alpes. En el Siglo VI a.C., para liberar a 
Tartesos de la ocupación de los fenicios, acudió en ayuda de los 
turdetanos el rey Teron de la España citerior con una grande armada 
(VI a.C.), quedando incendiadas las naves de Teron pero logrando 
finalmente los españoles rescatar la isla que perdieron de nuevo al 
acudir los cartagineses en ayuda de los fenicios que la tomaron a 
24
viva fuerza. Como narra Herodoto, siendo rey de Tartessos 
Argantonio, de quien la historia narra su elevada cultura, civilización 
y hospitalidad, se establecieron en Tartessos los griegos de Phocea 
donde el rey Argantonio los acogió y les brindó el terreno que 
quisiensen escoger en la Tartéside, pero esta colonia de los griegos 
phoceos no llegó a establecerse completamente, porque al llegar la 
noticiade que Harpado, general fenicio de Cyro, tenía sitiada su patria 
prefirieron acudir en su socorro empleando para ello las mismas 
riquezas de que les proveyó Argantonio. De las luchas de los tartesos 
contra los fenicios, relata el historiador griego Diodoro el año 232 
a.C., que las huestes cartaginesas de Amiícar Barca en una de sus 
incursiones apresaron a Istolacio y al lusitano Indortes a los que 
crucificaron, arrancándoles los ojos antes de morir. Mucho antes, 
aluden específicamente a Tartessos en la Península Ibérica las 
tradiciones míticas griegas, el mito de Gerión y el décimo trabajo de 
Hércules, Gárgoris y Habis, Estesícoro (raíces argénteas del río 
Tartessos), Anacreonte (longevidad de su monarca Argantonio), 
Hecateo (habla de Helibyrge de la ciudad de Tartessos), Heródoto 
(Tartessos como emporio de gran riqueza más allá de las Columnas 
de Hércules, así como de sus estrechas relaciones con los griegos 
focenses), Éforo, Aristófanes, Estrabón (Tartessos como ciudad, río, 
región y centro de contratación de argenta y metales) y Avieno. 
Otras numerosas reconstrucciones históricas se han hecho sobre 
Tartessos, artificialmente enriquecidas a partir de la utilización de 
una documentación literaria tardía y en muchas ocasiones ajena al 
mundo autóctono peninsular. 
En homenaje a la victoria de Alejandro el Grande sobre 
Tyro, patria de los fenicios y cartagineses, los españoles le erigieron 
una estatua (356-323 a.C.) en el Templo de Hércules de Cotinusa 
(Cádiz); esta estatua del héroe macedonio haría verter emocionadas 
lágrimas a César. Perdidas por los de Cartago la Sicilia y la Cerdeña, 
donde habían establecido asentamientos en la primera guerra púnica, 
replegaron sus fuerzas en Cádiz al mando de Amílcar Barca (238 
a.C), preparándose allí para acometer contra Italia. Por allí pasó 
también su hijo Aníbal, y Asdrúbal, hijo de Gisgón y Magon, que se 
había quedado sin tropas, resolviendo sacar dinero de los cotinusos 
(gaditanos) por todos los medios. Los cotinusos enviaron diputados 
a Escipión en peticion de ayuda, que acudió a la llamada de socorro 
enviando un ejército a las órdenes de Marcio y una escuadra a las 
órdenes de Lelio, pero una enfermedad de Escipión y rumores de 
rebelión en su propio cuerpo de ejército, retrasó la operación de 
rescate de Cádiz, hasta que recuperada su salud, volvió Marcio con 
parte de su ejército y tras de sí el propio Escipión en persona. Cádiz 
se encontraba entonces sometida al poder del cartaginés Magón junto 
a Masinisa, aliado de Sifaz el Numida, pero éste último, al ver tan 
mal parados a los cartagineses decidió con excusas falsas pasarse al 
25
servicio de Roma. El cartaginés no dió batalla, tomó el oro y la plata 
de los gaditanos, saqueó también los templos incluido el de Hércules 
y huyó de la ciudad. 
A partir de entonces, los púnicos en desbandada por Hispania, 
comenzaron a replegarse en las montañas dando origen a los 
bandoleros tanto en la zona vascona como en otras areas serranas 
como Sierra Morena (corrupción de Sierra Mariana) a donde hubo de 
acudir el pretor Cayo Mario avisado por los beneficiarios de las minas, 
por los robos y ataques de estos bandoleros, a los que logró reducir 
con tropas celtíberas. 
Desde Cádiz partieron los púnicos hacia Italia, 
desperdigando parte de sus tropas en el recorrido, dando lugar, entre 
otros muchos, a los asentamientos vascones. Cadiz se sacudió 
entonces el poder de Cartago (203 a.C) y acudió al senado como 
aliada, y, puesto que no era ciudad conquistada sino liberada, fue 
declarada ciudad franca (197 a.C.). Balbo el gaditano (Cornelio Balbo) 
De las fuentes de Estrabón, se deduce que los celtas cántabros 
habitaban toda la costa hasta el Pirineo. Mas tarde, las crónicas 
históricas del año 456 dC sitúan en los actuales territorios de Navarra 
a los celtas berones y autrigones, en el solar junto al Cantábrico 
que hoy se denomina País Vasco, a los Caristios en Vizcaya y 
Álava hasta el Sur de Vitoria, a los Autrigones en Vizcaya y a los 
Vardulos en Guipúzcoa y Norte de Alava, todos ellos celtas, étnica y 
lingüísticamente afines y del mismo tronco cántabro, como La Rioja, 
comarca de los celtas berones descritos por Estrabon. Originalmente, 
Navarra era una restringida extensión geográfica que comprendía 
una parte de la zona media occidental de hoy según se desprende de 
una disposición de 1167 de Sancho el Sabio sobre nombramiento de 
merinos (mayores, de maior-unos) en la zona vascuence o 'navarra', 
donde se lee: 'Orti Lehoarriç faciet ut lingua Navarrorum dicitur 
unamaçter'. Este territorio llamado Navarra por antonomasia, según 
tradición conservada hasta fines de la Edad Media, era pequeña 
y lindante con Pamplona. Así lo recuerda a finales de la época 
medieval el Príncipe de Viana en su Crónica donde la antigua Navarra 
comprendía "las cinco villas de Goñi, de Yerri, Valdelana, Améscoa, 
Valdegabol, de Campezo e la Berrueza e Ocharán". 
A pesar del escaso interés que los bascones suscitaron en 
la historia, donde únicamente son mencionados para describir los 
saqueos y matanzas que perpetraban sobre los pueblos celtas de la 
zona, los datos aportados por las fuentes y vestigios arqueológicos 
son suficientemente esclarecedores como para deducir que el 
mito que han elaborado los nacionalistas vascos sobre su 
supuesto origen enigmático y su supuesta condiciónn de 
pueblo autóctono e incluso anterior a los celtas que poblaban 
el solar navarro, pirenaico y cantábrico, no es más que un 
26
planteamiento voluntarista carente de toda base científica y 
contradictorio con los datos y testimonios existentes: 
1º) Los vascos no tenían nombre para denominarse a sí mismos, lo 
cual quiere decir que carecían de identidad como pueblo, tribu o 
grupo étnico (hasta que Sabino Arana inventó el término “eusk” para 
denominar a la nación vasca que propugnaba EUSKALHERRIA) y el 
que tienen, vascos, es el que les dieron los celtas que habitaban las 
tierras a las que arribaron, lo que es claro indicio de que su presencia 
en las montañas navarras fue consecuencia de un hecho sobrevenido 
y no de su evolución natural como pueblo autóctono de aquellos 
solares. El nombre vascones ( montañeses o monterizos) también lo 
indica así, ya que no responde ni a una denominación de familia o 
cun (clanes) ni a una civitas ( las ciudades daban nombre a los 
distintos pueblos celtiberos), ni tampoco a una identidad racial o 
cultura del grupo humano o tribu, sino que aludía únicamente a su 
asentamiento en lo alto de las montañas (“los de las cumbres” “los 
de arriba” “barscunes” en lengua celta), no eran por lo tanto 
vascones los pobladores de los valles y solares de Navarra como 
suponen los historiadores vascos, porque existe constancia 
arqueológica de que éstos eran celtas, aunque posteriormente se 
fueran instalando vascos en estas y otras zonas. Obviamente otros 
asentamientos púnicos debieron producirse en otros puntos de la 
península ibérica pero no podía haber vascos donde no había celtas 
que los llamaran así. La generalizacion del nombre de vascos a toda 
la zona y población de las áreas con asentamientos vascos es un 
fenómeno reciente y paralelo o similar al de los Maragatos, ya que 
antes de su llegada a la comarca leonesa ésta se llamaba La Somoza, 
pero fué tal la fama que adquirieron estos arrieros que se 
convirtieron en seña identitaria o diferenciadora de la zona lo que no 
sólo cambió el nombre de la comarca, sino la denominación de todos 
sus pobladores a los que se acabó nominando maragatos 
independientemente de su origen, algo similar ocurrió con las areas 
VASCONICATAS O VASCONGADAS. 
2º) Antiguamente, entre los pobladores de la Península Ibérica, las 
fuentes históricas romanas que refirieron sus múltiples correrías 
guerreras, ataques y rebeliones y sus organizaciones locales, 
comarcales y provinciales, no señalan ningún pueblo vasco en 
ninguna parte. Más tarde, las crónicas ya describen a los vasconum 
con el término de "montañeses" y como “hombres de razas varias”, 
pero esta descripción choca también con las hipótesis de los 
investigadores vascos, para quienes la conservación de su lengua 
en un medio celta era consecuencia de su aislamiento secular de las 
influencias externas, lo que contradice la variedad racial del grupo, 
que queda plenamente explicada en cambio, admitiendo que los 
vascones no eran otros que los desertores de las tropas púnicas, 
27
pues tratándose en su mayoría de hombres solos y aunque las 
expediciones púnicas y bereberes también trasladaban con ellos a sus 
mujeres, era lógico que en los saqueos, que eran según las crónicas 
su forma habitual de subsistencia, además del botín usual robaban 
también las mujeres de los poblados celtíberos, como hizo el propio 
Asdrúbal. 
3º) La lengua y la etnia vasca y berebere: 
Antropología: El vasco es mesocéfalo. En los celtas indoeuropeos los 
nórdicos son dolicocéfalos y en las áreas más meridionales 
braquicéfalos. Se sabe que el cruce entre braquicéfalos y 
dolicocéfalos no da mesocéfalos, por lo que la procedencia vasca 
desde el punto de vista antropológico es extraña en la península 
ibérica y común en el norte de Africa, donde en los pueblos del 
cercano oriente (desde Beirut) es común el cráneo mesocefálico, la 
frente angosta al igual que los márgenes internos de los ojos, e 
inclinada del tipo armenoide, la cara es ancha y larga, al igual que la 
nariz. Los que tienen ojos marrones oscuros son más araboides 
mediterráneos; mientras que los que tienen ojos más claros son más 
braquicefálicos. Los genes HLA demuestran que la proximidad entre 
vascos y argelinos está marcada por la presencia en su sangre del 
haplotipo A-3=-B18, de origen hamítico, existen haplotipos raros que 
comparten vascos y argelinos de Argel como el formado por los loci 
AI-B57-Cw7-DR7-DQ2 y el haplotipo A30-B18-Cw5-DR3, muy raro 
en las poblaciones europeas, aparece con una frecuencia alta en 
sardos, vascos y, en menor medida, en españoles de Madrid. Solano 
Peña postula que el fenotipo Rh negativo es un marcador camítico. 
Los actuales bereberes que quedan en las montañas del Atlas 
presentan una frecuencia de Rh negativo en su sangre del 40% ; en 
España, los vascos mantienen todavía hoy un 32 % de Rh negativo y 
el cromosoma 6 de los bereberes. El alelo O tiene una frecuencia que 
va de 0,4 a 1 (100%) en amerindios, sardos, vascos y bereberes y 
presentan dominio del tipo M a expensas del MN. Las investigaciones 
de los doctores Francisco Leyva y Pablo Sánchez Velasco, del 
Departamento de Inmunología de Valdecilla, han dado como 
resultado que el componente genético de los cántabros (o 
cantabrálos), ofrece similitud con otras poblaciones del Norte de 
Europa, en concreto con las escandinavas, las del norte de Francia e 
Irlanda, con las que comparten un haplotipo desconocido y unos 
genes que ya había en los antepasados de Atapuerca, y en cuanto a 
su origen, lo cifran en un millón de años, mientras que en los vascos 
el componente genético es coincidente con el norteafricano actual, 
con presencia en su ADN mitocondrial del haplogrupo U6 y el 
haplogrupo E-M81 del cromosoma Y, ambos específicos de los 
norteafricanos bereberes. 
En cuanto al idioma de los vascos, ellos mismos destacan como 
signiticativo que palabras que se encuentran en los jeroglíficos de las 
28
pirámides de Egipto y en el habla de los tuaregs (bereberes 
saharianos) puedan escucharse diariamente en el habla de cualquier 
vascoparlante, como nikk (ninik, yo), akir (aker, cabra, macho 
cabrío), aña (ania, anai, hermano), aste (asto, burro) etc.etc., pero 
aún así no se reconocen parte de esa cultura sino autóctonos de las 
tierras del norte de España, a pesar de la total ausencia de vestigios, 
huellas o legado de una cultura vasca anterior al S. XIII en las zonas 
vascongadas que hoy componen la autonomía vasca y por el 
contrario, los objetos que se conservan (arcas o kutxa y útiles de 
pastor) en las zonas de asentamientos de vascos, los adornos y 
figuras revelan su cultura magrebí. Meyer-Lübke, reputado 
romanista, dice que hay elementos ibéricos innegables en la lengua 
vasca, que han de ser aportación del ibérico al vascuence semejante 
a otras aportaciones posteriores celtas, latinas, castellanas, etc. 
El berebere es el nombre con el que se autodenomina 
este pueblo y su significado en euskera es libre, independiente; en la 
actualidad el berber se autodenomina imzireg que significa lo mismo 
(independiente); Nombre se dice isem (bereber) izen (euskara); Yo, 
se dice nekk (bereber) y ni-nik (euskara); él huua, ellos/as huma en 
berber y hura en vasco; pierna, extremidad o rama, ramificación se 
dice adar (bereber) y adar (euskara); hermano aña (bereber) y ania-anai 
(euskara); burro es aste (bereber) y asto (euskara); macho 
cabrío se dice akir (bereber) y aker (euskara); Adra, (Ari)-Montaña 
(Adreri: Tribu); Adrau (Oturuntza: banquete); ait es el prefijo de las 
tribus bereberes de los montes del Atlas (aita es padre en vasco); 
Azazga población de la Cabilia argelina, Azrak el nombre del caudillo 
moro al mando de las tropas sarracenas que atacó Alcoy en 1276, 
Oreta el nombre del emisario berebere de Abdherraman (Orueta en 
vasco actual); Urriaguel (del nombre moro Beni Urriaguel, 
Beniurriaguel, Iben Urriaga, en Sudamérica se conserva como 
Ibinarriaga, en vasco actual Iturriaga, Urriaga, aunque se testimonia 
en su forma original Ibenarriaga en los documentos antíguos como 
en la Carta Puebla de la Villa de Guernica otorgada por Don Tello en 
nombre del Rey de Castilla Don Enrique de Trastamara, en 1366; 
aaettar (etartu: aceptar, tomar, mendigar); aana (ana: parentesco, 
hermandad); abelu (abel: ganado); aberhuc (abere-kume: cachorro, 
cria de ganado); adainin (edangu: abrevadero); uadi (río: uadi al-kabir, 
guadalquivir) es en euskera guaia ( rio, torrente); aalaf 
(alabide: comida); abehlus, tamdhelt (hileta: funeral); abarraka 
(abarraki, abarrakitu, abarrakitzen); abehnuq (ehungai: tela, trapo); 
aberdi (alderdi: zona, paraje, costa, lado); abughlu (ganbela: 
pesebre); awerray (aberri: circulo, patria ); abrid, iberdan (ibilera: 
marcha, camino, andanza); abruy (abur, apur: miga); adar (adar: 
hilera, rama); aderar (adar: pico, cuerno); adgar (atxarri: roca); 
adhad (hatz: dedo); adhu (hotz: frio); adeje (adegi: sien); adhru 
(isuri: correr el agua); adelsan (adela: preparación, ornamento, 
29
cultura); adhlib (hilarazi: matar); adlag (edergai: adorno, 
decoración); adwar (alder: grupo, bando, rama familiar); afdar 
(afari: comida, cena); afza (aitz: piedra); aggan (gainean: montar, 
cabalgar); agaram (eragon: persistir, aguantar); aggur (gur: disco, 
luna, adorar ); aguritij ( eguzki: sol); agug (egaa: vuelo ); ahellel 
(aher : salmo, himno); aka (akuk: mira); akafu (haga: viga, vara, 
palo); akerkec (kezka: sobresalto, alboroto); Aqbayli, Agawa, Kabyle 
(akabaila: fin, final de la ruta, del recorrido - ha pasado al castellano- 
); akeggel (kokaleku, kokagune: acampar ); akerresz (elkartze: 
union); alemmas (arima: centro); al-qadi (alkate: regidor); amadel 
(matela: mejilla, quijada); amakaz (kezkaz: prudente, receloso); 
amalu (amil: cortada, precipicio de umbria o norte); amatul ( mutil: 
chico, adolescente); amer (emerdi, mujer recien parida); anki 
(ohiko: corriente, normal); akcer (karsoil: calvo); askor (aizkora: 
acha); azwu (haize: aire); barroka, borroka, (borrokatzen); aggas 
(akats: herida, corte); aghella, ighellaten (agintari, agintedun: jefe); 
akir (aker, cabrón); amezru (amets: antiguo); amezwar (ametz, 
ametzkia, ametztoi, amezti, amezaga es carrasca o carrascal); anga 
(nger: cruel); Anguita (Angoitia), anguz (guzi:completo); ania (ania, 
hermano); anil (anil: colorante azul); anza (antza: pista, indicio ); 
aqbur (agure: viejo); araga (areka: acequia, cuneta); arawas 
(arabera: conforme); arbaz (arbaso: consejo de familia, 
antepasados); arra (arrasta: sentencia); Arraez (la isleta del moro 
Arraez o Arraiz en Almeria ); arraki (aurrak: los niños); arrau ( 
haurra: niño); arref (erri: pueblo, gente); arremman (arremana, 
arreme: relacionarse, machihembrar); arriate (arriate: patio, 
empedrado); arrur (urru: cumbre); arrut (erru: culpa); asaka (saka: 
vado, hondonada); asalel (azal, azala: envoltura, forro, funda ); 
asara (ostera: paseo); aseqqamu (esanak: consejo, asamblea); 
asekhsay (sasisuak: fuego); asenfu (atsen: descanso); asen-kar 
(izan-kar: hacer fuego); asiti (hazi: crecer); askasi (eskatzen: 
interpelar, debatir, interceder, pedir); askor (aizkora : hacha); asqif 
(ezkutu : abrigo ); asef (ezaba: eliminar); asefl (sabai: techo); askan 
(eskain: ofrecer, presentar); asrew (sorrera: origen nacimiento, 
nativo); asrih (asier); astaafu (atseden: descansar); aste (asto, 
burro); asuki (asuki: terreno de zarzas); asummal (suman: espia, 
husmeador, informador); atalaya (talaia, vigia); augur (agure: 
crecer, hacerse mayor, hacerse viejo, venerable, respetable); awhal 
(abail: fatiga, agotamiento ); awen (igan: subir); aza (aza, berza, 
col); azagar (zehar: plano); azagaz (azagari: zorro); azarru 
(aitzarru: barranco rocoso); azi (azi: grupo, casta); aziten (adin: 
contemporáneo, de la misma edad); izezzu (isats: escoba); azekka 
(etortzeko: futuro, porvenir); babat (babez : granizo fino); bai (bai: 
si); baki (bage: sin); basis (basi: cieno, embadurnar ); beddi (bete: 
atragantar ); beli (betil: pestaña); berzan (beltza: negro); err, erry 
(erre: quemar); watan (baztan); abruri (harriabar: granizo); amaruz 
30
(amarra, amarratzen : cuerda -ha pasado al castellano como 
sinonimo de acordonar, atar, ligar-); amentil, imentilen (eman, 
emanaldi : producir, orientar, causar); anuggim (eginezin: 
imposible); aggur (agur); arawas (arabera: conforme); arras (aratz: 
limpiar ); arkas (abarkas : sandalias); aszayan (haztadun : pesado); 
auzia ( auzia), azeffan (antzezle: comico); azel (azel), azul (azul), 
baserri (baserri, población, aldea, Baserri poblacion de Tunez, Bazari 
población palestina), batuta (batuta), bakka (baka), bakra (bakara), 
bamu (bama), banu (ibeni: construir); batí (bati), bejaia (begaya: 
ternera), bere (bere); blel (biribil: perfecto, redondeado); berzan 
(beltzan: negro); berinazga (Berinaga, Barinaga, Borinaga, Boliaga, 
Bolinaga), bessa, besza (beza), bittu (bitu); brid (bide: camino); 
burez (burgoi: orgulloso); bus (beso: brazo); cesir (sasitza: 
matorral); cettet, sduy (sutu: irritar); cucef (ikuzi: lavar); chuiez 
(gutxi: poco); damya, dama (dama); ddeks (adinako: suficiente); 
ddhellaa (hilobi: sepultura); Echokhch (Etxekotze), enka ( oinka : 
pisar, abatir); arew (eraits: acostar); ebadu (ebagi: separar); eddix 
(edur: nieve); egg (egin: hacer); egguin (hecho en bereber); ekkin 
(egon:quedarse); eldi (ildo: abrir, apertura, surco); emi (ume: cria); 
emmi (seme: hijo); enbeg (enbei: anhelo); ender (andari: el que 
lleva los cadáveres); eraker (ero: loco); erkem (iriki: abrir); eskar 
(eskar: gratitud, alabanza); Essabar (vasco Etxabar, Etxabarre, 
Etxebarria, Echavarri, etc. ); essarez (ezerrez: desierto, nada); ezhu, 
edhu (ezdeus: holgar, divertirse, holgazanear );ezzar (etsaiar: 
enemistad); fennec (zeinuka: muecas); fger (zigor: castigar); gaitiza 
era el nombre de los hijos de bereberes que llegaron con Tarik- 
(gaitze: duro, dificil, tierra mala); galla (golde: ); gara (gara, 
elevado); garrabu (gabarra: barco); garum (gari: trigo, pan); garut 
(ugario: rana); gel (gel: colapso, absorto, pasmado ); gelant (elean: 
en grupo); gereb (gere: los nuestros); ghettem (eten: cesar); gned 
(gaitz: daño); gser (ezar: fundar, establecerse); ghaysun (gizon: 
hombre); ghurak (gurak:desear); gourara (gurari); gouraya (goraya, 
arriba); kutun (kutub: carta); hku (jaulki: contar); hamed (amez, 
amets: sueño); haziri (izari: astro, luna, planeta); hell (jolas: 
divertirse ); her (eroale: conductor); herri (herri), herru (herru), 
hetta (eta), hezzu (hezu); hku (hurko: algo pariente, relacionado, 
emparentar); huda (uda); ibelghat , babucha ( ibilkari: andador); 
iccer (atzazal: uña); ifri (haizfe: cueva ); iftasen (itsaso: mar, orilla 
del mar ); iger (igar: seco ); ikesran (ikai: cuesta ); ilem (ul: vacio ); 
iran (urran: cerca ); irazi (irazi: liquidar, derrotar); iri (iri: pueblo, 
ciudad ); ikesran (ikai: cuesta ); isten (izten: aguja ); iuba (jabe : 
señor); isumm (usain: oler ); Jahfar (vasco Txabar, Txabarre, 
Txabarri), hartala (artola); iberdan (ibarbide: vaguada, camino ); 
iger (igar: secano); Igi , igiten (egitate, egite: acción ); igur ( igur, 
ipur: campo ); ihu (iaio: bueno, excelente); iku ( iker: confesar, 
reconocer); ihri ( ihaurri, jori: riqueza, abundancia ); iiwen (lagun: 
31
ayuda); inebgui (bizikide: convivir); inisi, insi (hesi: vallado); irwan 
(ordain: precio, recompensa); isidh (hisiti: furioso, obstinado, 
rabioso); iszil (ezti: agradable); itscuhhu (eskulabur: avaro ); itctcur 
(betetze: llenar); izimer, izamaren (umerri: cordero); izya (izaya); 
jajju (jantzi: proveer, vestir, alimentar; Jainko: Dios ); jenwi ( 
ganibet: cuchillo); kadi (kide: amigo); kanna (gane: parte alta); 
keddad (kedartu: ahumar); ksi (jaso: levantar ); kru (akura: renta); 
kulla (kuia), kuba (kuba: mausoleo, nicho); lehraca (bihurrika, 
retorcer, travesura); imeggaten (gahatu: zaherir, combatir, azuzar ); 
lemqes (ebaki: esquilar); luqid (lehiakide: competicion); mmesten 
(babesten: proteger); mass (musde: Sr.); magut (moko: cima, 
pico); makar (makur: ladron, pícaro); mana (munai: donde); mumu 
(momo: fantasma); ndama (damu: dolor, pesar); nebad (nabusi: 
superior, jefe); nettsat (neskato: muchaha); ndar (andar: impulsar, 
balancear, saltar); nnegmi (negar: llorar, reclamar ); nii (ni: yo ); 
rasabi (arasabi: tierra); resuar (arresu: muro); rwi (erabili: mover); 
swa-ttas abundante (ogit-sua , abundante en trigo); Oulad (Olaz, 
poblado y nombre vasco); ouzou (uzu); qura (kura); rkem (irakin: 
hervir); saggin (sakats : costado ); sagi (sai: buitre ); sebded (zede: 
limite); sedg (zedarri: marca, mojon); sefsaf (sahats: sauce, 
mimosa); segili (segizi : cortejo ); sentem (sendatu: confirmar); 
selhaq (selak); serkem (irakin: fermentar, hervir); sers (ezar: poner, 
colocar); sessu, assuxan (zuzi, zuzitzen: arrasar); seyerz (zuhaitz: 
arbol); sirga (zirga: cuerda, cordel); seyrebbet ( sariketa: 
competicion); sfedh (ezabatu: borrar); sgaddi (hesgailu: ajustar ); 
sgenttedh (eskegi: colgar); slek (eslei: disponer de, atribuir a, 
conquistar); smentel (asmatu: crear, concebir); ssimes (sasite: 
maraña, lio, mezclado); ssers (eseri: colocar); ssirem 
(itxaron:esperar); azuq (azoka: mercado); ssziszer (zehatze, 
sancion, castigo, condena); sten (zain: cuidar, defender); suder 
(suntsi: consumir); sura (sura); surdu (zuretu: compromiso ); suref ( 
zuribide: excusa, descargo); tadda (tada); taghawsa (gauza:cosa); 
taduli (estali: cubrir); takerkust, tikerkas (gezurkeria, gezurrezko: 
mentira, falso); tala (talats: pantano, líquido ); talilt (talde: grupo, 
agrupacion); taghawsa (gauza: objeto); talkalt (talika: fatigado, 
debil ); talkint (eiki: cierto); tama (tama); tamazagha (amazaga); 
tarbaat (batzorde: comité, comision); targui (targo, targa: escisión); 
tarik (tarik); taraka (tretxua: muebles); tauscher (takera); tawnafit 
(jakinahi: curiosidad); tazdayt (aztapar: palma); tazunt (taxuz: 
cabalmente, proporcionalmente, debidamente); tibururin (erori: 
gotear, caer); tigwdi (igartu: amedrentarse); timirikheft (heurekoi 
neurekoi: egoista); tiririt (irteera: salida); tighri (heiagora: gritar); 
tissze-gszent, amesszigzen (gaizki, zorigaizto: fatalidad, fatalismo); 
tizi (titzi); tizuleg (iduneko: collar, adorno); tekki (tinkatu: prensar); 
tmeskhar (ameskeria, muzkeria: broma, disfraz, fantasía, falsa 
ilusión); tuddjin (utzi, utzen, abandonar, dejar); tswab (atsekabe: 
32
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HISTORIA DEL VASCO

  • 1. La Historia del “País Vasco” según la toponimia y las crónicas antiguas. Ningún investigador cree hoy en el supuesto origen misterioso de la lengua y etnia vasca y todas las crónicas de la historia demuestran que aquellos hombres a quienes los celtas pusieron el nombre de vascones ( barscunes ) que en lengua celta significa los de las cumbres o monterizos (de 'bars' : arriba y 'cun' : cuna, estirpe) y a quienes los romanos describieron como “guerreros salvajes de razas varias” y “de lengua y costumbres diferentes en todo a los pueblos celtas de la zona” (77 a 74 a.C.), no eran pobladores autóctonos del territorio que hoy se denomina País Vasco , sino que entraron en España con las invasiones púnicas que abandonaron a Aníbal Barca (219 a.C) cuando al atravesar los Pirineos tuvieron conocimiento de que los llevaban a luchar contra Roma. Es inexplicable que los nacionalistas vascos, que han dedicado tanto tiempo y esfuerzo a desentrañar su pasado y a reconstruir su historia, no hayan dado ninguna explicación sobre el destino de aquellas tropas que huyeron en desbandada precisamente en el lugar donde años después situaron los romanos a los vascones. La ignorancia del suceso resulta especialmente sospechosa teniendo en cuenta que es la única explicación de la presencia de los bascones en aquella zona, de los saqueos continuos que a partir de entonces empezaron a sufrir las ciudades celtíberas de aquellos solares, que persistieron hasta bien entrado el s. XIV, y de la invariable colaboración posterior de los vascones con todas las tropas bereberes que llegaron hasta allí, como las sarracenas de Muza y Marsile. El rastro descrito a partir de las crónicas de Tito Livio (Padua, 59 a.C.- Roma, 17 dC, XXI 1,2,3,4-24), Polibio ( 203- 120 aC, III,33,34,35) y Estrabón (Amaseia, 14 - 21 d.C ), Ptolomeo (S II d.C), de Marco Poncio Catón ( s. II a.C ), así como las restantes crónicas y restos arqueológicos, hace coincidente la presencia de aquellos hombres, con la llegada a Hispania de los bereberes libiofenicios y tingitanos de Mauritania, que entraron con las invasiones púnicas replegándose en las áreas inexpugnables de montaña, de ahí sus denominaciones de barscunes, montañeses o monterizos. En el caso concreto de los bascones, su instalación en las cumbres navarras y aquitanas, coincide con el itinerario de la marcha de las tropas bereberes de Aníbal, antiguos mercenarios de los faraones de Egipto, en su famosa expedición a la península itálica a través de los Alpes, de las que desertaron al menos 20.000 hombres al cruzar los Pirineos en abril o mayo de 218 a.C., al correrse la voz de que los dirigía contra Roma. Según relata Polibio, autor casi coetáneo: "Asdrúbal toma rumbo hacia los Pirineos y hacia los galos 1
  • 2. que vivían allí" (Polibio X 39, 7 a 9, 40, 1 y 2, Batalla de Baecula - Jaén-). Fue precisamente allí donde hacia el año 77 a.C. situaron los romanos por primera vez a estos grupos humanos a los que se dio el nombre de vascones por cobijarse en lo alto de las montañas. Asdrúbal partió en auxilio de Aníbal el año 208 a.C., probablemente siguiendo la misma ruta. En torno al año 195 a.C., el cónsul romano Marco Poncio Catón escribió que el río Ebro tenía su nacimiento en el país de los cántabros y no hacía mención alguna a la existencia de vascones. De acuerdo con Polibio y Livio, Aníbal había partido con 90.000 hombres, más 12.000 de caballería, y cuando cruzó los Pirineos sólo le acompañaban 40.000. En la avanzada época romana, según el texto de Ptolomeo, los vascones ocupaban por la parte del Ebro aproximadamente las áreas de montaña de la actual Navarra hasta la región de Jaca o Iaca, ciudad de los Iacetanos o Jacetanos habitantes de los valles pirenaicos, aunque el último testimonio de los iacetanos en Jaca lo da Estrabón, basado en Timágenes, escritor de la época de Augusto, por lo tanto reproduciendo un estado de cosas del tiempo de las guerras cántabras, de cuyas crónicas Estrabón se refiriere a las campañas de Sertorio citando a los iacetanos como pueblo independiente de los vascones, por lo que este cambio sobrevenido entre Estrabón y Ptolomeo parece indicar que fue entonces cuando los vascones invadieron las tierras de los jacetanos del área Aquitana. Antes de Estrabón, en ninguna parte se menciona a los vascones hasta que son citados por primera vez en Tito Livio (17 d.C., fragmento del libro 91) en referencia también a las campañas de Sertorio, entre el año 77 y el 74 a.C., situándolos cerca de Calagurris (La celtíbera Kalakorikos, hoy Calahorra) en la región de los berones, donde Sertorio acampó con sus ejercitos después de haber recorrido el Ebro por Bursada, Cascantum y Gracchuris hasta Calagurris. Debió por tanto ser en estas fechas cuando, deshechas las fuerzas cartaginesas, parte de los vascos desertaron de los suyos buscando refugio en las montañas, de ahí el nombre bascones, pasando otros al servicio del ejército romano para poder subsistir o manteniéndose en el bandidaje ocupando poblaciones escasamente defendidas. De esta nueva deserción podría ser testigo la forma barscunes que aparece en una moneda de una ceca de ignorada localización que L. Pericot 3, J. Caro Baroja y A. Tovar atribuyen a los vascos, en contradiccion con la lengua y alfabeto de la moneda, claramente celtíbero. Se trata de una monetación para el pago de servicios como hacían normalmente los romanos ampliamente imitada por otras cecas célticas como la de los "Galli Ambiani” y los celtoligures de Segusium y a su vez iguales a las griegas de Massalia (Marseille). Schulten destaca que la ciudad Calagurris (que atribuye a los vascones corrigiendo a Plutarco que la atribuye a los vacceos), estaba entonces adherida al partido de Sertorio, mientras que los 2
  • 3. territorios supuestamente vascones soportaban al de Pompeyo, lo que pone en evidencia la falta de ciudades y de límites estables adjudicables a los vascones, ello unido a esta dudosa cita de Schulten. Pero lo más destacable de este pueblo es su total ausencia en todas las sublevaciones de los pueblos del Ebro, pues en ninguna de ellas son mencionados los vascones y, sin embargo, sí eran citados los cartagineses o púnicos y las ciudades celtíberas ocupadas por ellos y por ello presentadas como "aliadas" de los cartagineses. Ninguna de las fuentes que citan a los vascos se remonta más allá del Siglo I a.C., ni las posteriores se refieren a sucesos anteriores al año 74 a.C. La mención más antigua proviene de la guerra Sertoriana en el fragmento 91 de Livio que narra las campañas del 76, y aún en la misma guerra sertoriana, tampoco aparecen vascones como combatientes, a pesar de la supuesta amistad entre vascones y Pompeyo que sostienen las versiones históricas oficiales, por lo que el caso de Calagurris, ciudad tan próxima a las celtibéricas del Ebro (Borja, Cascante, Cortes) representa un caso semejante al de los iacetanos, el de haber sido una más de las ciudades temporalmente tomadas por las razias púnicas, pues el texto de Livio no atribuye Calagurris (Calahorra) a los vascones sino a los celtíberos, que como otros territorios y ciudades tomadas por los cartagineses, se verán después atribuidas a los vascones, así ocurrió primero con la Calagurris de los Berones, después la Jaca de los Iacetanos y finalmente los territorios de los Suessetanos, todos ellos antes sólidos aliados de Roma que después aparecen como enemigos de Roma y aliados de Cartago, y a partir de entonces figuran atribuidos a los vascones. En el caso de los jacetanos, después del 184 a.C. dejaron de ser mencionados como pueblo, en el período entre Catón y Graco. Así pues, tampoco parece tan claro que los vascones apoyaran a Cneo Pompeyo. Si, como dice la historiográfica oficial, los vascones fueron fieles a Pompeyo y por eso le dedicaron una de sus ciudades y recibieron como premio ciudades y territorios, sería de esperar que en la guerra de Pompeyo contra César tomaran partido por el primero. Sin embargo, no sólo no sucede esto sino que existe un silencio total sobre los vascones durante esta guerra civil. Este silencio se hace especialmente patente en César ya que al nombrar los diferentes pueblos que apoyaron a uno y a otro bando en las campañas hispánicas cita a lusitanos, celtíberos, cántabros “y todos los bárbaros que habitan la costa del Océano” del lado pompeyano (B.C. I 38) y a galos, aquitanos “y montañeses que limitan con la provincia de la Galia” entre los suyos (B.C. I 39) así como más adelante a los oscenses, calagurritanos, tarraconenses, iacetanos, ausetanos e ilurgavonenses. (B.C. I 60); y esos calagurritanos no serían otros que los fibularenses, pues sabemos por el texto de César que “los oscenses y los calagurritanos que eran tributarios de los 3
  • 4. oscenses envían legados a César y le prometen obediencia” (B.C. I 60); y por Plinio (H.N. III 24) que además de la Calagurris Nassica, junto al Ebro, existe también una Calagurris Fibularense, por lo que nos quedamos sin evidencias que nos digan algo de los vascones durante esta guerra civil, siendo los vascones prácticamente los únicos de su supuesta región que no aparecen entre los efectivos ni de César ni de Pompeyo. Para bien o para mal y por la razón que sea, al igual que ocurre con el silencio que encontramos en lo concerniente a los vascones durante la guerra contra los celtíberos, los historiadores no parecen haberse interesado en plantear hipótesis que aplaquen la ausencia de referencias a los bascones en la guerra entre César y Pompeyo, y muy al contrario, se empeñan en sostener tesis, en contradicción con las fuentes, o corrigiéndolas, como a Plutarco (XXI) que dijo que Pompeyo acampó “entre los Vacceos” y donde Plutarco dice Vacceos estos historiadores ponen Vascos para "ajustar" las fuentes a su particular "historia". Por lo demás también hay constancia segura de que Calagurris apoyó a Sertorio hasta el último momento, así que lo lógico será concluir que ni había vascos entonces, ni la población fue la misma en todo momento debido a las incursiones cartaginesas, de las que sí hay constancia. También desde estos mismos datos, la tesis que sale apuntalada sigue siendo la misma; con independencia de las sublevaciones celtíberas contra los abusos de algunos régulos romanos, que las hubo, y de los enfrentamientos entre seguidores de Sartorio o Pompeyo, que también los hubo, los bascones no eran otro pueblo que los púnicos que invadieron las tierras de berones, jacetanos y suessetanos, primero la ciudad de Jaca como acredita la expedición de Catón contra esta ciudad de la zona aquitana, a la que atacó con ayuda de los suessetanos, y después las de estos últimos que siguieron igual suerte que los iacetanos. Se ha venido sosteniendo también que las invasiones púnicas atravesaron el Pirineo bordeando el Mediterráneo, pero lo que relata Tito Livio es que en la región de los edetanos, la antigua Etovisa (ahora Benifazá) las tropas de Aníbal se dividieron para pasar el Ebro; una parte se dirigió por la costa, otra por la región de los ilerketes o ilergetes y la otra hacia la Galia Aquitana. También este dato, junto a la falta de ciudades y solares estables y delimitados atribuibles a los bascones en aquella época, es confirmado por los autores modernos que los sitúan en lugares tan distantes como la región de Sangüesa (Masdeu) o Tarragona (donde Schulten los identifica con los cosetanos), esto es, en toda el área de los cántabros donde se había producido el paso y la masiva desbandada de las tropas púnicas de Aníbal y Asdrúbal. Finalizadas las guerras contra los púnicos en Hispania, los vascones que no fueron muertos, pasaron a servir en las filas romanas o huyeron a la marginación en las montañas o quedaron como siervos, hasta que a finales del s. XIII los reyes hispanos 4
  • 5. comenzaron a autorizar la fundación de nuevas villas y pueblos bajo el gobierno de los señoríos y mayorazgos castellanos, navarros y aragoneses, reconociendo a los vascos fuero de ciudadanos libres pero con derechos limitados. Pero ya en el año 89 a.C. en la zona supuestamente vascona, los jinetes de los distintos clanes relacionados en la placa conmemorativa que formaban la Turma Salluitana reclutada en la ciudad celtíbera de Salduie (hoy Zaragoza) se identificaban como españoles en el Bronce de Ascoli, literalmente: "Equites. Hispanos. Ceives " (Caballería de Españoles Libres). Situaciones similares debieron producirse en otros puntos de Europa aunque en una proporción muy inferior salvo en Rumanía donde la arribada púnica o vasca debió ser tan masiva como en España a juzgar por la fuerte presencia de la huella identitaria de este pueblo en la población, lengua y algunas costumbres rumanas. Uno de estos enclaves parece ser el que padecieron los Eburones (Los del Tejo) en la Galia germánica (Bélgica) que debieron estar sometidos a un pacto de fuerza o pacto-secuestro similar al que impusieron los cartagineses a suasetanos, iacetanos y probablemente a los numantinos, pues el año 53 a.C. según narra César (De Bello Gallico, VI,31,5) se encontraban gobernados la mitad de ellos por Ambiórike y la otra mitad por un tal Catuvolco que a la llegada de las tropas de Cesar, se suicidó con una infusión de tejo viéndose incapaz de afrontar el combate o la huida después de lanzar contra Ambiórike toda suerte de maldiciones por haber propiciado el ataque romano; no sólo resulta anómalo entre los celtas que un mismo pueblo tuviera dos reyes, sino que la suerte de los enemigos tras la llegada de las defensas romanas fue idéntica a la que sufrieron los cartagineses en Hispania una vez liberadas las poblaciones celtas que habían ocupado; los que no conseguían huir eran ejecutados o vendidos como esclavos, pero además en este caso, los huidos del bando de Catuvolco regresaron precisamente a la misma zona del territorio cántabro donde casi siglo y medio antes se habían refugiado las tropas púnicas desgajadas del ejercito de Asdrúbal. A finales del Siglo I a.C. , los phoenos o fenicios ya se habían extendido en agrupaciones más o menos numerosas por toda el área cantábrica, haciendo continuas correrías sobre sus poblaciones, desde sus refugios de montaña, de ahí su nombre (barscunes en celta o montañeses en latín), provocando las llamadas Guerras Cántabras, última fase de la guerra contra estas invasiones orientales en Europa, que en Hispania comenzaron el año 29 a.C. durante el reinado de Augusto y concluyeron el 19 a.C. en las regiones de los Galaicos, Astures y Cántabros. Las fuentes clásicas que se refieren a estas guerras proceden de Floro, Dion Casio y Orosio, que toman los hechos del historiador Tito Livio coetáneo de las guerras. Dion Casio habla de estas guerras en el libro 53, (con alguna breve mención en el 54) en tanto que en el libro 56, 5
  • 6. ponderando la clemencia de Augusto, s. I d.C. cuenta de los continuos saqueos perpetrados sobre tierras cántabras por el bandido vasco Corocotta al frente de su cuadrilla, por cuya captura se llegó a ofrecer una importante recompensa en tiempos del Emperador Augusto. La referencia que hace Dión Casio de Corocotta es "tina lestés en Iberíai", esto es, "un tal Corocotta, ladrón en Iberia". El hecho de que las crónicas situaran las operaciones de saqueo de estas bandas en tierras cántabras, llevó a los historiadores posteriores a suponer cántabro al personaje, forjándose en torno a él una leyenda. Pero lo cierto es que las crónicas romanas nunca confundieron a los cántabros con los vascos, a los que siempre distinguieron de aquellos con el nombre de montañeses, o monterizos en latín o barscunes en celta. El nombre Corocotta es púnico procedente de la raíz kur que en lengua líbica (curucuta) denomina a la hiena; en vasco actual txa-kur, za-kur es perro; es nombre presente desde Etiopía hasta la India (Kurkuta, Kurkutta o Korkuta), tal como se expone en los estudios de Schuchardt y Schulten (Numantia) y García Bellido (La Península Ibérica en los Comienzos de su Historia). El hecho de que el nombre del personaje fuera libio y que la hiena era un animal inexistente en España desde el Holoceno y existente únicamente en tierras africanas, donde era además un animal particularmente respetado (divinidad en Egipto), acredita por un lado que las actuales provincias vascas eran entonces solar de los cántabros que habitaban sus valles y que dieron el apodo de vascos a aquellos invasores extranjeros que encontraron refugio en las montañas, y por otro, dada la indiscutida celticidad de los cántabros plenamente acreditada en su legado y descritos como celtas por las crónicas griegas y romanas de todas las épocas, es evidente que la presencia de bandas líbicas como la de Curucutta en aquellas latitudes debía proceder sin duda de las tropas berberiscas procedentes de la descomposición de las invasiones púnicas dispersadas por la península ibérica, que esporádicamente siguieron atacando en bandadas las ciudades fortificadas celtíberas, o se hacían fuertes en su interior, tomando como rehenes a sus habitantes, como ocurrió con Numancia bajo el reinado de Retogenes Carausio (Recto y Cariñoso). Y a la inversa, prueba también de la procedencia líbica, púnica o berebere de los vascos, es el hecho de que carecen de palabras propias para designar conceptos tan característicos de las zonas que ocuparon como ´oso´ o ´haya´, por ser inexistentes en sus tierras de procedencia, por esta razón, para denominar al oso utilizan el préstamo hispano del antiguo nombre celtíbero del oso: artkos (griego arktos, como ártico forma adjetivada de oso) que pronuncian hartza y para denominar al haya utilizan la antigua palabra española fago (gallego faia, latín fagus, griego phegos). Existió otro Corocuta, un Tutilio(rum) ser(vus) en Hispania, 6
  • 7. en Emerita. CIL II 550 (Mérida) que era esclavo -ser(vus)- mientras que su madre Tutilia Alb[---] era libre en el momento de la inscripción, apunta claramente al origen africano o al menos, no hispano del personaje. Ramírez Sadaba indica que el nombre de la madre sería uno de los muchos Albuia, Albura, Albicia, Albonia, de origen hispanocelta. Lo cierto es que el único paralelo real de Curucutta (AE 1996, 1708) es africano, comenzando por el propio del híbrido de hiena, y existen allí en varias otras formas, como en la Cottia Biri/hut de Bordj M'Raou (CIL VIII, 16768). La confusión o identificación entre cántabros y vascos ha sido propiciada por los vascos porque convenía y era necesaria para avalar su reivindicado autoctonismo en el actualmente denominado País Vasco. Precisamente el bandidaje como forma de vida regular, la crueldad y falta de freno a la hora de perpetrar los sanguinarios saqueos descritos contra el pueblo cántabro, y el carácter tramposo y falsario que dio origen a la expresión " púnica fides " que los romanos tanto detestaban, como sinónimo de la poca credibilidad que ofrecían los cartagos habituados a violar los pactos, acredita tanto su condición de extranjeros como que su presencia en la zona no podía ser muy antigua, dadas tales condiciones de vida sin solar ni recursos propios. Hasta el siglo XX podían identificarse los restos de estos enclaves bereberes todavía sin asimilar plenamente en la sociedad española aunque racialmente ya muy mezclados con ella, unos de procedencia directa de las invasiones púnicas y otros procedentes de los asentamientos vascones, principal fuente de estas emigraciones hacia otros puntos de España y América. Entre ellos, se encuentran los Maragatos, Vaqueiros, Pasiegos y Chuetas, que junto a los Gitanos fueron considerados los "pueblos malditos" incluso en documentos del Vaticano. Aunque también suele incluirse a los Agotes entre los considerados “pueblos malditos”; la marginación de los Agotes o Cagotes (Acotados) no era racial como la de los anteriores, pues eran autóctonos españoles cuyo confinamiento en áreas acotadas era debido a padecer enfermedad contagiosa, fundamentalmente, la lepra, denominada 'gafedad' en la Edad Media; por ello, también se les conocía como gafos o gafetos (gafados); precisamente para evitar el contagio, los Agotes tenían que hacer sonar una campanilla para avisar de su presencia, por el mismo motivo no pasaban por la pila de agua bendita, solían tener una propia, el monaguillo descendía a recibir su ofrenda, que se apartaba de las demás y se les daba la paz con el portapaz puesto al revés y cubierto con un paño. Pío Baroja describe a los agotes del área navarra de Baztán en su libro Las horas solitarias como sigue: "grandes ojos azules o verdes claros, algo oblicuos. Cráneo branquicéfalo, tez blanca, pálida y pelo castaño o rubio; no se parece en nada al vasco clásico"; los vascos llamaban a los Agotes: 7
  • 8. Christiaas, Chiristinos o Guiristinos de donde viene el apodo Guiri. Otros lugares acotados en el resto de España fueron Las Hurdes, Las Batuecas, la Cova dels Cagots de Morella en Castellón, etc.; también en Francia la Fuente de los Cagots de Nay, en Béarn; en Gales eran los Caeths, Cailluands o Colliberts. Los descendientes de los Cagots mantuvieron su segregación durante siglos alimentada y mantenida por la leyenda y la miseria consecuencia de la misma marginación, pero a partir del s.XVI empezaron a destacar en oficios como personas muy laboriosas, hábiles y económicas en profesiones mecánicas, cantería, construcción y música; un agote destacado fue Dufresne, administrador de Bonaparte, al que el emperador dedicó un busto en la Sala del Tesoro Público. Estas poblaciones autóctonas gracias a su aislamiento mantuvieron los rasgos étnicos de los primitivos españoles hasta bien entrado el s.XIX cuando todavía se continuaba enviando expósitos a Las Hurdes y Las Batuecas. Además de los rasgos étnicos, también compartían hurdanos y baztaneses el bocio como enfermedad endémica, y su carácter alegre y musical, cualquier excusa era buena para poder celebrar al son de la gaita y el tamboril. Se ha tratado de explicar la tez blanca, ojos azules y pelo rubio de los hurdanos, con el mismo razonamiento que los autores vascos dieron de los agotes, a quienes optaron por considerar restos de godos. A diferencia de Agotes, Hurdanos, Batuecos, etc., cuya marginación de la sociedad tuvo su origen en el confinamiento por la enfermedad contagiosa que padecieron sus ancestros, los demás citados 'pueblos malditos' sufrieron la segregación y marginación por motivos étnicos y culturales, porque el pueblo llano los tenía por "descendientes de los moros" debido a su tono de piel más oscuro; se les atribuía ser descendientes de esclavos moros, así se ha explicado Maragatos como Maurus - Captos, aunque más bien este nombre derivará del participio *'mauricato' , participio de 'maurus', moro, es decir, amoregados o asimilados o mezclados con los moros, lo que confirmaría la presencia en los Maragatos del mismo haplogrupo norteafricano U6 de los vascos y el nombre Mauregato que se le dio al hijo bastardo que Alfonso I tuvo con una sierva mora tras enviudar de su esposa Ermesinda, el cual lideró una rebelión contra el heredero legítimo, Alfonso II hijo de Fruela I, aprovechando su minoría de edad; Fray Sarmiento, monje benedictino del siglo XVIII, los consideraba mauritanos o cartagineses que se quedaron en Hispania reducidos al norte ante la presión romana, convertidos muy tardíamente al cristianismo y, según Dozy, eran grupos de bereberes aislados en tiempo de Fernando I El Magno (1016-1065) rey de Castilla y León e hijo de Sancho III de Navarra y de Doña Mayor de Castilla. Otras teorías los suponen una rama de los vaqueiros, otro grupo a quienes los paisanos locales manifestaban franca hostilidad; en las tabernas se les servía la bebida en vasos hechos de cuerno como muestra de 8
  • 9. desprecio pues les estaba vedado los de cristal reservados sólo para los locales; los bailes en las romerías tenían que hacerlos aparte; les estaba prohibido portar cruces, pendones o imágenes en las procesiones; estaban relegados a la parte posterior de las iglesias y las canciones y dichos ofensivos sobre ellos se prodigaban. Diego das Marinas, noble asturiano señor de la Campona, Grado, a mediados del siglo XVII había elevado una petición al rey para que se castrase a los vaqueiros y que de esta forma no se propagase esa, en su miserable opinión, despreciable raza, y en el XVIII, José Fuertes de Sierra, descendiente de la nobleza asturiana de los Miranda, hace las mismas consideraciones. Aunque también era evidente el mestizaje en mayor o menor grado de estos pueblos con autóctonos, mantuvieron la conciencia de no pertenecer al país en el que se encontraban; así, llamaban a los locales con apodos despectivos como "xaldos" que en euskera significa memo, ingenuo (txaldan) o babayos que en euskera significa fatuo, imbécil (babalore, babazto o babazorro como llamaban los vascos a los alaveses y vizcaínos). Vaqueiros y Maragatos compartían también con los vascos la misma forma de vida nómada y de montañeses en lugares altos, mal comunicados y poco aptos para la agricultura, donde abrían cuevas para su vivienda según la costumbre berebere; así, los Maragatos se instalaron en el monte Teleno, el antiguo Tilenus, monte sagrado de los astures de 2.188 m. de altitud y compartían también con los vascos la dedicación al pastoreo trashumante y no estar asentados de forma permanente en ningún sitio ni estar empadronados; sus aldeas, igual que las vascas, carecían de demarcación territorial propia, como los asentamientos de los gitanos; tenían los mismos oficios que los vascos, además del pastoreo, el carboneo, la arriería y la trajinería, casqueros, o los populares serenos, oficios transmitidos de padres a hijos que coparon hasta finales del XIX y que estaban mal consideradas en la sociedad española de aquellos años, y también sus apellidos vaqueiros como Ardura (en euskera encargado, responsable, cuidador), Boto (en euskera el lugar apartado en la era para el carboneo), Parrondo (es el apellido vasco Barrondo o Ibarrondo -de Iben Arrondo-, en euskera: natural, normal, común) y topónimos como los de la braña de Butxacente o Bullacente (precipicio obturado) en la parroquia de Rellanos, la braña de Businán (en euskera butxatzen: bloqueado, obstruido, taponado, del que derivan los apellidos vascos Busian, Busiain, Besoain, Beasoain), Busindre (euskera: bustitzen: empapado, mojado), Zreicu (en euskera Zarakar: sarna ), Beisapie (en euskera Basabehi: vaca montaraz, vacuno de monte, bovino de monte); Uria nombre de diversas aldeas vascas con torrentes o lago, de la palabra bereber Uurir que da nombre a varios oasis; también idéntica costumbre a la de los vascos del Pirineo era la de formar el mayor escándalo posible, haciendo sonar cencerros, cuando bajaban de la montaña con su 9
  • 10. ganado de trashumancia y pasaban por el medio de las villas, para que los "xaldos" saliesen a ver el buen ganado que tenían y así darles envidia. El propio Sabino Arana confirma en su obra el deseo de los vascos de distanciarse de los suyos : "aquí padecemos muy mucho cuando vemos la firma de un Pérez al pie de unos versos eusquéricos, u oímos hablar nuestra lengua a un cochero riojano, a un liencero pasiego o a un gitano". Otro grupo del mismo origen étnico fueron los ' macips ' (esclavos) en Cataluña, que se autodenominaban bastaixos (del vasco bazter: separados, apartados ), que aunque ya eran libres en el primer cuarto del siglo XIV y organizados en cofradías, las '' Usatges '' catalanas les atribuian las obligaciones propias de los siervos, como acarrear sobre sus espaldas desde la cantera real de Montjuic las impresionantes rocas que después serían labradas a pié de obra de la catedral de Santa María de La Mar de Barcelona. También eran traídos de Canarias como esclavos; en concreto está documentada la traída a España desde La Gomera de cientos de esclavos denominados "moros" por Ferrand de Peraza, hijo de Diego de Ferrara, tráfico que finalizó en 1477 por carta ejecutoria de los Reyes Católicos ante las protestas de la iglesia que ya los consideraba como "cristianos e libres, pues estaban en amparo de la Santa Madre Iglesia", como imploraba Fray Juan de Frías ante los reyes Isabel y Fernando, que denunció también la complicidad del Gobernador de Canarias Fernando Peraza en este tráfico indigno y, tras su muerte, de su viuda Doña Beatriz de Bobadilla que continuó con este tráfico a través de Alonso de Cota , que se vio obligada a devolver 500.000 maravedíes a fin de restituir lo cobrado a los compradores por la venta de dichos canarios pues, a partir de entonces, bajo la tutela de la iglesia, fueron considerados cristianos, libres y horros. Pero todas estas poblaciones continuaron padeciendo la discriminación tanto por parte de la sociedad, como de la autoridad civil y, la propia iglesia que los tutelaba, ya que los relegaba a la parte posterior de los templos tras una señal o marca en el suelo o tras una "viga", discriminaciones que no fueron eliminadas hasta mediados del XVIII tras varios edictos gubernamentales, como el dictado por el gobernador Cermeño, pero para entonces el odio de estas poblaciones a los españoles se había alimentado y transmitido de generación en generación. Sin embargo, ese mismo trato discriminatorio también les sirvió para gozar de ciertos privilegios de los que no disfrutaba la población natural, como era el estar exento de levas, de algunos impuestos, de trabajos comunales y del servicio militar. Este estado de cosas no habría de cambiar hasta principios del siglo XIX. Los que emigraban a "las villas" o a la "capital" procuraban esconder su ascendencia e incluso, llegado el caso, eran los primeros en mofarse de su grupo étnico. Si bien es verdad que en el pasado se les discriminó y vilipendió, en este siglo les han salido tantos apologistas que en su afán redentor 10
  • 11. han llegado casi al ridículo. Restos de estos enclaves moriscos aislados, todos ellos centros de operaciones de antiguos bandoleros o guerrilleros, fueron Urriellu (Cabrales, Asturies),Urría (Somiéu, Asturies), la loma de Arzabal (Asturies) en cuyas laderas se juntan cuatro concejos asturianos: Gijón, Villaviciosa, Siero y Sariego. La población de este origen más o menos dispersada por toda la Iberia y también Europa, se encuentra racialmente integrada desde hace varios siglos. También en los topónimos, principalmente de Guipúzcoa quedó plasmada la identidad bereber de los vascos de origen, no solo en el bandidaje que asoló esas tierras durante siglos, sino en el morfema “mor” –moro– que se aplicó a los nombres o asentamientos de vascos, como Murua, Murguía, Murueta, Morueta, Maruri, Marauri, Marulanda, Libano y Murelaga, éstas últimas pertenecientes a la merindad de Busturia, que sustituyeron a los topónimos anteriores, como el caso de Aulestia luego Murélaga al repoblarse con vascos y Amurrio pronunciación vasca de Amaurus (del griego: oscuro). Conforme a la tesis de Untermann, antes de la conquista romana no había lengua vasca o protovasca en la península, siendo su implantación al sur de Roncesvalles fruto de desplazamientos de población de la época romana y altomedieval. Según Sanchís Guarner, basándose en los estudios de Bosch Gimpera, la primera división del catalán en dos grandes dialectos era debida a que la Cataluña romana estaba dividida en tres grandes agrupaciones étnicas: una de origen vasco al noroeste, otra de origen indoeuropeo al noreste y otra de origen ibérico al sur. Esta es la denominada teoría del sustrato. La lengua vasca y berebere, en particular la hablada en la región de los montes Atlas de la antigua Mauritania y en general, la de los pueblos de origen hamito-semítico (acadio, hebreo, árabe…), sigue mostrando evidente similitud a pesar del tiempo transcurrido en aislamiento y de las distintas influencias recibidas; esta similitud actual era identidad en las fechas en las que se instalaron los vascones en las montañas navarras, como confirman los antropónimos y la toponímica vasca presente en la Península. Los almohades procedentes del Atlas marroquí que invadieron la península ibérica rezaban, se comunicaban y hacían sus discursos en la lengua berebere o amazigh. Restos de esta misma lengua quedan en topónimos de las islas Canarias, donde las tribus bereberes allí asentadas entraron en un proceso de tribalización similar al de los vascones en la montaña navarra; de raíz berebere son las palabras guanches (gu, nosotros en euskera), gomera (komera-abundancia en euskera), adeje (ade+eje, etxe, puerta de casa, adegi, portal), tacoronte (toki-gorontz), tegueste (tegi-geste), agulo (agun-lo), telde, taliarte, acoran: espíritu del mal, en vasco okerrune (desviación del bien), Echeyde (dios, amo, señor, del vasco echea, 11
  • 12. etxea: jefe de la caravana, expedición trashumante, tribu o agrupación familiar que da el nombre a la casa o familia; maguas (mujeres apartadas consagradas), en vasco maguas, magal (regazo de mujer); Abarzo (Abartso: Frondoso ); Acero (Asero: Delgado ); Ache (Etxe: casa familiar ); Ade (Ate : Puerta ); Aho (Aho: Boca ); Aga ( Aka: Difunto ); Ana (Ana: Hermandad ); Andia (Andia : Grande ); Asebe (Asaba :Antepasados); Buga (Buka: Final); Gandia ( Montaña); Garia ( Garia: Trigo); Hama (Ama: Madre ); Hura ( Ura: Agua ); Irune (Irun : Tejer ); Itote ( Itote : Gotera ); Korbo (Korbo: Pesebre ); Nun (Nun: Donde ); Sale (Zale: Reverenciar); Semidan ( Seniden: Emparentados ); Telde (Telde: Rebaño); Urin (Urin: Tocino); no es de extrañar que a la llegada de los españoles a las Canarias los vizcaínos exclamaran asombrados: ¡pero esta gente habla vasco! (Federico Krutwig: "Garaldea, sobre el origen de los Vascos"). También comparten los vascos con los bereberes canarios la costumbre del levantamiento o pulseo de piedra, que es una prueba de fuerza en la que la piedra debe levantarse sobre la cabeza sin tocar el cuerpo (pulseo), mientras que en el levantamiento de la piedra se permite el contacto con el cuerpo (Crónica de Fray Alonso de Espinosa 1594 en relación con los pobladores de Tenerife). También pertenece al léxico amazig el vocablo "areitio" del vasco "erio" (derramamiento, manantial, exaltación) era la palabra con la que los tingitanos de Mauritania que entraron en España con Abderramán III en el 912 anunciaban el final de la ceremonia de desvirgar a la novia. Posteriormente, la identidad de la lengua vasca y berebere seguía manifestándose en los manuscritos del siglo XVI de los archivos coloniales galos de Aix-en- Provence escritos en la lengua amazigh. También los textos del Vaticano relativos a la conquista de Canarias, recogen como los españoles sólo podían entenderse con los jefes guanches utilizando moros o vascos como traductores, por ser el euskera, guanche y berebere líbico la misma lengua. Al igual que las lenguas indoeuropeas, entre ellas la lengua celta, la diversidad en el panorama de la lengua berebere tiene un único sustrato básico - camítico – que es el libio antiguo, de la que se ramifica el berebere como una única lengua fragmentada en dialectos. Así lo constató San Jerónimo quien dejó escrito que la lengua púnica era un dialecto de la hebrea: ' lingua Punica vicina est et contermina Hebraeae' (Sanctus Hieronymus Quoest y Genes.); lo mismo se documenta en los textos de Petrus Johannis Olivi, In Gen., cap. 12: ' lingua Punica, quae vicina et conjuncta est Hebraeae' y 'Linguam autem Punicam videtur Hieronymus hic vocare linguam Phoeniceam, idest provinciae Phoenicis, in qua sunt Tyrus et Sidon: licet alibi saepe sumatur pro terra Africana et Mauritana'; y en los textos de Santo Tomas: ' Lingua quoque Punica, quae de Hebraeorum fontibus manare dicitur, proprie virgo halma appellatur ' 12
  • 13. (Santo Tomás de Aquino, Catena in Mt., cap. 1, ). Los eibarreses, llamaban "giputz - coanos" a los habitantes de las aldeas o asentamientos de vascos que estos autodenominaban ' gibutz ' (SXII), palabra que en euskera significa unión, eslabón (de una cadena), hermandad, como en berebere y hebreo (unión, comuna, hermandad) de donde viene el nombre de Guipúzcoa, pues en su origen no era provincia, sino hermandad de villas repobladas con vascos de fundación medieval, traídos por las Cartas pueblas y Reales Cédulas como la del Rey Don Enrique III en 1397 que dio las ordenanzas de esta hermandad; Guipúzcoa, nombre euskera, en oposición a los nombres de Vizcaya y Alva ambos de origen cántabro, el primero del celta indoeuropeo 'Bis' (doble) y 'Cay' (cayo, protuberancia) por la marcada forma de su bahía entre dos cayos, y el de Álava, del topónimo prerromano celta Alba (blanco) apócope de Álava, por su cerro de escarpados roquedos calizos, o bien, de Alapoi en bronce de Medinaceli donde aparecen opoi y Alapoi atestiguado en el Alabensis y Alaba de Ptol. II, 6, 58N. Por lo que respecta a la popular tesis vascoiberista sostenida desde antiguo por ilustres eruditos vascos, como E. de Garibay, B. De Echave, el Padre Larramendi, P.P. de Astarloa y J. B. de Erro y Azpíroz, tuvo como máximo difusor en el extranjero a G. de Humboldt en su obra Primitivos pobladores de España y Lengua Vasca, publicada en alemán en 1821. El eminente lingüista H. Schuchardt desarrolló la tesis vascoiberista (Die iberische Deklination, 1907) estudiando las inscripciones ibéricas sobre la lectura que de éstas había hecho Hübner. Pero buena parte de las interpretaciones de Hübner hubieron de ser rechazadas, con lo que la tesis de Schuchardt de que el vasco es el representante moderno del ibero perdía su punto de apoyo. Menéndez Pidal, basándose principalmente en datos tomados de la toponimia peninsular, fue un claro defensor de esta teoría, opinaba que la relación que guardaban las lenguas de tipo vasco con las de tipo ibérico de Levante se iría esclareciendo sobre todo mediante el estudio de la toponimia, y no tuvo el menor recelo en calificar el euskera como lengua neo-ibérica. Hoy la opinión de los especialistas es absolutamente contraria a esta tesis, pues los celtíberos aparecen continuamente en las fuentes antiguas en todo el Levante Ibérico, por lo que esas otras lenguas no celtíberas serían necesariamente las habladas por las posteriores invasiones púnicas. Tanto A. Tovar como L. Michelena han analizado los casos en que se puede hablar de correspondencia de términos ibéricos y vascos y han llegado a la conclusión de que son tan escasas las correspondencias seguras que no pueden justificar un parentesco genético, sino simples préstamos. El mismo Schuchardt, además de la relación con el ibero, estudió las evidencias del parentesco con lenguas de la familia afroasiática o camitosemítica particularmente del Norte de Afrecha, relación que ya había 13
  • 14. apreciado en 1894 G. von der Gabelentz y lingüistas como Uhlenbeck o como Lafon. En el volumen de la revista Euskera de 1972 se puede leer la exposición de H.G.Mukarovsky sobre las relaciones entre los vasco y el bereber que presentó este lingüista en los primeros Encuentros Internacionales de Vascólogos Gernika-Lejona 1980; también Krutwig Sagredo en su obra "Computer Shock Baskonia" año 2001 (página 326) reconoce la similitud entre euskera, wanche y bereber documentada en los testimonios del vaticano sobre la conquista de Canarias, aunque matiza que la similitud es mas propiamente entre el líbico y el euskera. El antropólogo francés Broca señala también el claro origen africano del pueblo vasco y las muchas semejanzas entre las lenguas berberiscas y la lengua vasca. La escritura bereber originalmente fue una forma modificada del alfabeto púnico, algunos de los signos son claramente comunes a ambos alfabetos como g, h, z, y, l, n, q, r, š, t. Esta escritura sobrevive aún entre los Tuareg. Las inscripciones líbicas de Canarias también usan signos basados en el antiguo alfabeto bereber. Desde la `reconstrucción' del euskera con la política de normalización lingüística, se creó el batúa que es lo que se enseña ahora en las escuelas (Ikastolas) y el que más o menos entienden los vascoparlantes, salvo los más viejos. La diferencia entre estos invasores cartagos, phoenos (fenicios) o libiofenicios y la población española prerromana era manifiesta. En la batalla de Ilipa, la mas difícil a la que Publio Cornelio Escipión se enfrentó en Hispania, al propagarse la noticia de su enfermedad y después el rumor de su muerte, la guarnición romana que se mantenía acuartelada en Sucro (206 ó 205 a.C.) y que vigilaba el norte peninsular, se rebeló contra sus mandos y entró en abierta sedición. El fenicio Magón Barca buscó a la desesperada sacar partido de la situación enviando agentes con dinero para sobornar a los cabecillas de la rebelión, lo que le permitió tomar las ciudades de lacetanos, suesetanos y sedetanos, mientras los régulos ilergetes permanecían inactivos. Mandonio miembro del ejercito cartaginés, tras enfrentarse con Asdrúbal se había puesto a las órdenes de Publio Cornelio Escipión, pero cuando se corrió el rumor de la muerte de Escipión, se volvió de nuevo contra los romanos, atacando al territorio sedetano (o puede que edetano) donde mantenía un campamento atrincherado levantado en la última de sus incursiones meses atrás de unos 20.000 hombres y 2.500 jinetes, pero de nuevo esta guarnición cartaginesa huyó en desbandada tras ser rodeados y atacados por los ejercitos romanos y aliados. En estos sucesos, la aparente inactividad del rey Ilergete Indíbil, e incluso su posible colaboración con Mandonio, más que voluntaria debió ser forzada pues los púnicos mantenían secuestrados a su mujer e hijos, y su falta, fuera cual fuera, fue perdonada por Escipión, que en cambio le exigió la entrega de Mandonio al que ejecutaron con la 14
  • 15. aprobación del consejo de la ciudad Ilergeta, acordando también los ilergetes pagar una compensación económica para hacer frente a los gastos del ejército romano en su defensa, pues así es como lo atestigua Livio (Liv. XXVI-50) que narra cómo el Princeps Celtiberorum Allucius facilitó a Escipion una caballería compuesta por 1.400 jinetes elegidos entre su clientela en agradecimiento al rescate de su prometida por el ejército romano de manos de los cartagineses y Polibio (Polib.X, 37-38) qu relata como las tropas de Indíbil acamparon con las romanas de Escipión y marcharon contra Asdrúbal; en estas fechas (209 a.C.) las crónicas no hacen mención alguna a vascones. El ejército púnico fue definitivamente derrotado en Ilipa (207 ó 206 a.C.), por más que el incombustible Magón Barca albergase hasta el último momento la esperanza de restablecer el dominio cartaginés aprovechando la sublevación de los legionarios en Sucro. Desde Iliturgis, regresó Escipión hasta Turdetania contra otra ciudad, esta vez Cástulo, tomada por otro contingente púnico al mando de Himilcón, huido de la derrota de Ilipa pocos meses atrás, el cual, atemorizado por las noticias llegadas de Iliturgis, solicitó la mediación de los regentes de la ciudad para pactar su rendición a los romanos, encargándose de ello el noble Cerdubelo, que los entregó a los romanos, pasando los ocupantes cartagineses, sin lucha, a la cautividad. Los historiadores han venido considerando iberos a los kessetanos también nombrados cossetanos que poblaron la Ciutadella de Calafell y toda la zona del Penedés, pero Schulten los identifica con los vascos y también las tesis de los autores modernos que sitúan a los vascos en lugares tan distantes como en la región de Sangüesa (Masdeu), esto es, en toda el área donde se había producido la masiva desbandada de las tropas púnicas de Aníbal y Asdrúbal, tesis avalada también por el nombre "goseti" ( hambriento en vasco). También, hasta hace poco, los historiadores han llegado a presentar a Mandonio y a Indíbil como celtíberos o íberos, e incluso como hermanos, pero lo cierto es que, además de la diferenciación que hicieron de ellos los romanos, el nombre Mandonio es púnico y perfectamente traducible desde el vasco (Mandonio en vasco: duro, insensible y también mulo), mientras que Indíbil no encuentra vínculo alguno con la lengua vasca y sí relacionado, en cambio, con el nombre celtíbero Andévalo tal como lo cita Plinio. De hecho, todos los nombres cartagineses tienen traducción más o menos directa desde el vasco, lo que no ocurre en ningúnn caso con los nombres celtíberos. Asdrúbal Janto, en vasco de (h)Austura-bal: el gran aplastador, apabullador, pulverizador y Janto, el actual Jauntxo: amo, cacique; mientras que Amilkar Barca: del vasco Amilkari: "El arrollador" arrollar, precipitarse, no olvidemos que este personaje era también conocido en la antigüedad como "El Rayo", lo que es plenamente coherente con esta etimología ; y Barca del vasco barka o abarka: rama o ramaje o de ramaje -calzado de ramaje; y Magón, 15
  • 16. en vasco "El Arquero" puesto que Makon es arco en vasco. Evidentemente, la lengua celtibérica y la latina son mucho más parecidas entre sí que ésta última con el púnico, por lo que estos nombres son aproximaciones latinas de los genuinos términos púnicos. Los primeros indoeuropeos en alcanzar Europa fueron los celtas. Desde el primer milenio a.C., los pueblos de la Europa Occidental conocían y utilizaban la escritura. Los textos que han sobrevivido, que datan de unos 500 a.C., establecen el mapa lingüístico europeo de la época y de ellos se desprende que la gran mayoría de las lenguas modernas europeas pertenecen a una única gran familia llamada Indo-Europea. Todas estas lenguas descienden de un ancestro común, o lo que es lo mismo, todas surgieron de lo que no era otra cosa que dialectos regionales de una misma lengua. En el siglo 500 a.C. las lenguas celtas se hablaban en la mayor parte de España y Francia, Austria, Suiza, Sur de Alemania, Norte de Italia, Bretaña e Irlanda. La lengua celta ya se hablaba en la Península Ibérica un siglo antes de que los celtas poblaran el norte de Italia. Las primeras manifestaciones culturales que se conocen en la Península, como la cultura de Argar y la cultura de los Campos de Urnas mantienen una sintonía plena con las demostraciones culturales centroeuropeas y dan cuenta de la profundidad y calado de la cultura celta en la España prerromana, bien documentada desde la Edad de Bronce. En el Valle de Amblés, Ávila, está el Castro de Ulaca, la mayor ciudad celta de Europa, del Siglo VI a.C., que aunque fue arrasada por las hordas de Aníbal, es de las más completas. Avieno sitúa a los Berybraces de origen céltico en Teruel, Cuenca y Valencia. También Éforo, a través del Pseudo-Escimmo, indicó que los Bérybraces habitaban las tierras entre íberos y tartessios, es decir, la región que más tarde se conocerá como la Celtiberia. Como el periplo masaliota se puede datar en el siglo VI-VII a.C y la arqueología deduce presencia de elementos de los Campos de Urnas del siglo VII aC en España, los celtíberos ya estarían entonces establecidos bajo este nombre de "béribraces", los mismos beribraces cuyo rey Bébrix gobernaba a los bebrices en la actual comarca de Foix, según cuenta la leyenda recogida por Sila y Parteno, según la cual la hija de Bebrix se enamoró de Hércules, pero infelizmente un oso la devoró tras huir hacia las montañas y su enamorado acudió a la incineración llamándose desde entonces a esos montes Pyrene (Pirineos) del griego Pyros (fuego). Los dos datos de interés en esta leyenda son que Hércules fue partícipe de las campañas troyanas, con lo cual podríamos situarlo en el siglo XIII-XII a.C., lo que confirma el hecho de que la princesa sea incinerada, pues en los Pirineos los únicos que incineraban por aquel entonces eran los pueblos de la cultura Urnfield de habla céltica. Entre el 650-500 a.C., el este y el sur de la península eran 16
  • 17. poblaciones íberas de cultura y escritura muy similar a la griega. Los Iberos poblaban la costa de Francia hasta la levantina y dejaron abundante legado escrito como el Plomo de la Bastida de Les Alcuses (Valencia) del 300 A.C., la cerámica de Ullastret (Gerona) del 400 A.C., el Bronce de Alcoy (Alicante), el Plomo de Yatoba (Valencia) la Tesera de Huete (Cuenca) la Tesera de Monreal (Guadalajara) el Bronce de Botorrita del I A.C. , todos ellos de similares caracteres y lenguaje al de los celtas, con los que se fusionaron rápidamente por su evidente similitud étnica y cutural. Son ejemplo de esta identidad cultural de celtas e iberos, los términos "Cast(i)lo, Ibolc(a) en Ibérico son en Latín: Castulo, Obulco" (Ver Habis 14, 107-113; Correa, J.A. (1994): "La transcripción de las vibrantes de la escritura paleohispánica" obra en la que se superan las tesis de Untermann; doblar el signo (Sekobirikes por Segobriges) o la metátesis (Conterbia por Contrebia) y los numerales de los grafitos de tipo también similar al romano; las inscripciones rupestres en ámbito ibérico y celtibérico, como la cueva de Cogull, la cantera de Peñalba de Villastar, el Collado de los Jardines de Despeñaperros en Jaén, donde se conservan varias figuras votivas de mujer, que eran santuarios a los que acudían peregrinos de toda Hispania muestran una práctica que entronca plenamente con el carácter naturalista de las religiones indígenas españolas de situar los lugares de culto en ambientes relacionados con las aguas, en cuevas o lugares a cielo abierto y cimas de montaña. También de Jaén es la inscripción del Vaso de Plata de Cástulo en la que se lee en caracteres celtíberos: kantinikes kuertin, esto es, “Cuarto de los Cantineros” o lo que es lo mismo, “Cantina”. La de Peñalba de Villastar, escrita en léxico celtíbero y alfabeto latino, donde aparece por dos veces la palabra luguei lo que lleva a interpretar el santuario como dedicado al dios Lug (us); las estelas ibéricas en piedra, como la Estela de Cretas con la palabra K.E.L.Ta.R (Celta) frecuente en los epígrafes de este tipo y que hasta fechas recientes había sido erróneamente leída SELTAR por los defensores de la tesis vasco-iberista, y que aquí sigue a Kalus, esto es os Kalus Keltar que son probablemente los Gallorum Celtae de los que habló Lucano (Phars., IV, 9, 10.); en la Estela de Caspe de carácter funerario, que lo contiene en la forma S.I.L.Ta.R. ; la inscripción del monumento de Binéfar que contiene N.E.I.Ti.N., teónimo asociado con el Neto indoeuropeo, o nemeton antropónimo del plomo de Ullastret, o el Neintibeles de CIL II 6144, que hoy sería Netobello o el Bello Neto (neto, nítido, claro, limpio). Las inscripciones celtas de Contrebia Belaisca (Contrebia: Conjunto de Tribus, en este caso de los Belascum- los actuales Belascos, Velascos, Velasques, Velazquez, Velas, Pelaez, Pelayo etc.). El interesante letrero musivo de la ciudad de Andelos (ahora Muruzábal de Andión, Navarra) con el texto: likine abuloraune ekien pilpiliars, traducible a: Licinio Abulo (Apolo) rey de las gentes de Bilbilis 17
  • 18. (Pueblo o Pluralidad de Villas formado con las raíces indoeuropeas Pl (Plural) y Pilis (Villas), así Pilpilis o Bilbilis es el claro antecedente de Pueblo, People y Peuple, "Plebs autem dicta a Pluralitate". Esto solo a la luz de las inscripciones, ya que la cultura material es evidentemente homogénea a uno y otro lado de la península ibérica. Untermann cree en la celticidad del español y el lusitano, lo que le lleva a la conclusión de que todas las lenguas indoeuropeas de la Península Ibérica pertenecen a la familia de las lenguas celtas. El término Contrebia (Conjunto de Tribus) debió ser la antigua denominación de las actuales Comarcas o distritos administrativos, pues existen evidencias de al menos 3: la Kontrebia Leukade de los Pelendones, en el término municipal de Aguilar del Río Alhama en La Rioja, la Kontrebia Kárbika en el término municipal de Huete (Cuenca) de los Olcades, y la Kontrebia Belaisca de los Belos. También el término Tirikantam (Tiri: arbol y Kanto palabra céltica que designa el kanto o borde de una rueda o círculo) debió ser el término general para denominar el Consejo de ancianos o Senado (de senectus: anciano) que tradicionalmente se desarrollaba en un recinto circular de piedras bajo un árbol sagrado, el tejo o roble, de los que fueron últimos testimonios los conceyos o juntas de las merindades o baylies en Aragón; son muy numerosas las reminiscencias arqueológicas de estos antiguos Tirikantos o senados hispanos, nombre que se mantiene aún vivo en la ciudad de Trescantos en Madrid, probable heredero de uno de estos recintos senatoriales, donde los consejos de sabios o druidas ( ins)truidos dictaban las normas y sentenciaban los juicios y pleitos de los "toutam" (ciudades) o popalas (pueblos) sujetos a su jurisdicción. Además de ciertas marcas de propiedad, alguna lápida funeraria, textos votivos, la escritura sobre utillaje, y algún otro, la mayoría de los textos que conocemos en lengua celtibera son normas y téseras de hospitalidad. Los pactos de hospitalidad eran una costumbre muy asentada entre los pueblos indoeuropeos occidentales y en España un elemento indígena que pervivió a la organización romana. Eran acuerdos de amistad, una vinculación especial por la cual los implicados (individuos o ciudades) se recibían en mutua protección, reconociéndose leyes, derechos y deberes que se plasman sobre tesseras (manos entrelazadas) o cartas tábulas (tablas de bronce). Hasta entonces los pactos de hospitalidad siempre habían sido verbales, un rito en presencia de los dioses y de testigos (ueitui) que actuaban como garantes. Las teseras y kortikas (cartas) de nuestro legado arqueológico fueron escritas en alfabeto ibérico, similar al tartésico, griego y latino, basado en signos silábicos: Pa, Pe, Pi, Po, Pu, Ka, Ke, Ki, Ko, KU, Ta, Te, Ti, To, Tu, de donde proviene probablemente la principal característica de nuestra lengua española: la perfecta identidad fonética del conjunto silábico 18
  • 19. consonante-vocal. Un modelo de la mayoría de las téseras celtiberas suele llevar la identificación de uno de los contrayentes del pacto: - Lub(b)os Alisokum Aualo ge(ntis) Kontrebiad Belaiskad. "Lubos (antropónimo que hoy es Lopez) Alisokun (el kun o estirpe familiar) de los Aualos, Kontrebia Belaiska (con- conjunto, trebia- tribus, Belaiska de los Belos, del Dios Bel). La mayoría emplean con diversas variantes abreviadas la fórmula: kortika karuo (carta de caridad) que parece el sinónimo del latín "tessera hospitalis". La tésera o kortika es el soporte o re-corte de la plancha de bronce. Su etimología en celtibero debe ser el indoeuropeo *(s) ker- "cortar", con una adjetivación en -ti-kos. Una kortikâ es literalmente un ''corte'', recorte o pieza separada evolucionado con el mismo sentido a la medieval ''Karta'' y actualmente carta de los fueros, leyes, títulos, ordenes o privilegios reales, como la expedida el Año 1176 que reza: " Facta karta donationis kalendas aprilis. Era Mª CCª Xª IIIIª. Regnante rege Fernando ", o las Carta Puebla tardomedievales, hasta las cartas, cartularios y carteles actuales; el otro vocablo karuo del tema *karuos *karuom "hospitalidad" del indoeuropeo Libiaka kortika kar(uo), que se traduce: "Tésera de hospitalidad libiense"- Ue(n)tanaka kar = Uentanaka (kortika) kar(uo); Uirouiaka kar : "Carta de caridad de los Virovienses" (de Uirouia, hoy Borobia, en Soria). Alguna tésera posee formulario ligeramente distinto. Así, la que reza: Tuinikukuei kortonikum kar: "Hospitalidad de los Cortonenses y los Tuinikos". Otros ejemplos incluyen el nombre del testificador del pacto: arekoratika: kar: sekilako: amikum : melmunos : ata pistiros : lastiko : ueizos : (de Arekorada, hoy Ágreda también en Soria): Los de Agreda dan su caridad (cariño) a sekilako amigo dulce y Pistiros Lastiko lo testimonia (visto). La de Sasamón lleva por una cara: Irorekios Monitukos Nemaios y en la cara opuesta Aleturex, que es el rex de la ciudad como Vercingetorix, y la base *nem- presente en la onomástica personal céltica, Ne-maiok[ um] de la tésera de Herrera de Pisuerga, Nemasius, Nemonius; irl. ant. Neman (Ne-manus) y Nemain, brit. Nemiaus o Nemianus y el sufijo -aio- usual en la antroponimia hispanocelta. Este otro ejemplar parece contener la identificación de la receptora - una mujer - con una fórmula invertida: Tridonieku Ka(r)a-ka(d) Dexuaiona Nemaioso. Otras téseras muy breves con fórmulas diversas: Retukeno uisalikum; Bundunes irulases ---- Kubokariam Ueniaku (de Uenia hoy Viana) Perkuakum Sakas; Atulikum; Sekobrikea (Segóbriga); Turiasaka kar: Carta turiasense; Mukokaiko; Sekeios Sailetiko Metama; la Tésera de la Mesa del Almendro de Sevilla: Kaar.ikurpica.salmantika.kue: Karidad icúrbica y salmantica. Las inscipciones de Peñalba: Turos Karorum viros veramos: Turos queridos hombres supremos; Turros Karorum Kortitikum; Velsam ticino veramon turosoilobos; Kalaitos; La ofrenda en la inscripción de Peñalba de Villastar: ENIOROSEI VTA·TIGINO·TIATVMEI TRECAIAS 19
  • 20. TO LVGVEI ARAIANOM COMEIMV ENI OROSEI EQUEISUIQVE OGRIS OLOCAS TOGIAS SISTAT LVGVEI TIASO TOGIAS, cuya traducción sería: En el senado de los pueblos de Orosei y Tigino a Lugo encomendamos los arados y todos los caballos de los orosios y los lugares cubiertos (edificios) de su entorno (ogris) consagramos a Lugo la congregacion de tiaso; Y la de Cabeço das Fraguas: OILAM TREBOPALA INDI PORCUM LAEBO COMAIAM ICCONA LOIM/INNA OILAM VSSEAM TREBARVNE INDI TAVROM IFADEM... REVE... , cuya traducción aproximada seria: Una oveja Trebopala (Pala o Protectora de la Tribu) y un puerco Laebo (herido?) comendamos a Icona Luminosa, una oveja (oila owila oveja ) de un año a Trebarune (Reina de la Tribu) y un toro semental ... Reva...; la tésera de Uxama, el bronce de Luzaga (Lutiaka) es otra Carta de Caridad escrita en antiguo celta que testimonia (so ueisui: so witness, así visiona) los hijos de Pelayo (Pelaiokun) y toma TEIUOREIKIS, primeros testimonios de los futuros reyes PELAYO y TEODORICO: Rey del pueblo o Rey divino, donde eikis es el antíguo fonema X en el futuro vocablo REX que sustituyó a REIKIS, a quienes la historia oficial nos han venido presentando como Visigodos venidos de fuera, habiendo formado siempre parte de nuestro pueblo; el texto completo: AREKORATIKUBOS KARUO KENEI KORTIKA LUTIAKEI AUKIS BARASIOKA ERNA UELA TIKERSEBOS SO UEISUI PELAIOKUN KUE KENIS KARIKO KUE KENIS STAN KORTIKAN ELASUNON: KARUO TEKES SA KORTIKA TEIUOREIKIS, que en lenguaje actual sería: Agricultores gente querida dan carta a los lutiakei cuyos parajes (Barasioka) fielmente han supervisado las marcas (demarcaciones, señales, hitos o mojones), así lo atestiguan los Pelayos quienes con sus gentes aliadas (queridas) otorgan todos unidos esta carta. Con cariño toma su carta Teodorico; los bronces "res" de Cortona, que son ordenanzas y reparcelaciones de terrenos. La tessera de Caurel (Lugo) datada en el 28 d.C. hecha entre Tillego, hijo de Ambato y los magistrados de los lougos del castellum Toletense, Latino hijo de Aro y Aio hijo de Temaro. (A. Tolosa Leal. Las Tesserae Celtibéricas y F. J. Rubio Orecilla: La tésera celtibérica de Sasamón; la tésera de hospitalidad de Monte Cildá publicada en la revista "Complutum"; una inscripción epigráfica hallada en las inmediaciones de Retortillo (Julióbriga, Cantabria). Un ejemplo de escritura en utillaje celtíbero es la Fusayola de Monreal de Ariza con la inscripción: SUSATI KALIN UTA AS (USAD CAÑAMO Y USO). Todo ello, así como los nombres indígenas Ambato, Sekaida, Danuvio, Bodo, Bovecio, Cadus, Lugua (femenino de Lug), Brigetino, ... parecen dejar bastante claro el origen celta de los pueblos indígenas de España, lo que obliga a abandonar el intento de interpretar nuestro legado arqueológico a partir del vasco, como se comprobó con el Bronce de Botorrita, que en un principio se intentó interpretar a partir del vasco, vía que hubo de abandonarse por el concurso de filólogos como Tovar y De Hoz 20
  • 21. que señalaron el claro matiz indoeuropeo de la inscripción, más concretamente su celtiberismo. El Bronce de Torrijo del Campo, con el siguiente texto escrito en alfabeto celtíbero: kelaunikui terkininei : eskenim : tures : launi : olzui : okeakai eskenim : tures uzeisunos : kotizonei : lutorikum : eisubos : atizai : ekue : kartinokum : ekue : lakikum ekue : tirtokum : silabur sazom : ibos : esatui, puede traducirse como sigue: Cualquier terrateniente que alquile parcelas de terreno a extranjeros y quienes cedan en usufructo (tenerías) parcelas de terreno a extranjeros en las zonas acotadas asignadas a los Lutoricum y a los Cartinocum y a los Lacicum y a los Tritocum, se les establece sesenta (en moneda de) plata. La traducción al texto del Bronce de Botorita podría ser la siguiente: tirikantam (senado - recinto del árbol-): berkunetakam: tokoitoskue : sarnikio (:) kue : (a los príncipes electos del senado contagiados de sarna) sua : kombolkez: nelitom (sean compelidos a no licenciar, autorizar) nekue [: to : u]ertaunei : litom: nekue : taunei : litom : nekue : masnai : tizaunei : litom : (ni autorizar permutas, ni donaciones, ni concesiones -tenerías-) soz : auku aresta[lo] : tamai (salvo que sea ante la autoridad): uta : oskuez : stena uerzoniti (y aquellos que transgredan la ordenanza-): silabur : sleitom : konskilitom : kabizeti kantom [:] (se les impone dar 100 fracciones -moneda- de plata contra quien autorice) sankilistara : otanaum : tokoitei : eni (que tomarán cualquiera de los nombres de la lista): uta : oskuez : boustomue : koruinomue makasimue : ailamue : ambitiseti : kamanom : usabituz (y aquellos cuyos establos de bueyes, carneros, ovejas- usen el ámbito del camino): ozas : sues : sailo : kusta : bizetuz (se retranquearán -biselaran o bastillaran- 6 pies desde el borde -saliente-): iom asekati : [a]mbitinkounei : stena : es : uertai : (para aquellos que han conseguido los ámbitos de huertas) entara : tiris : matus : tinbituz : neito : tirikantam eni : oisatuz : (quien use tierra de senadores limpios -sanos- para enterrar -undere-dentro - las tumbas de los muertos): iomui : listas : titas : zizonti (a los de la lista, dará sesenta): somui : iom : arznas : bionti : (además, a los arsenales veinte) iom : kustaikos arznas : kuati : ias : ozias : uertatosue : temeiue : robiseti :(a los arsenales de la ribera cuyos cultivos rebasen el tiempo) saum : tekametinas : tatuz : somei enitouzei : (sumados a los diezmos, darán también todo el grano - trigo, chamorro- excedente) iste : ankios : iste : esankios : ( sea gente o exgente -extrangero-) uze : areitana : sarnikei : akainakubos nebintor (que use las areas -campos arados- de cualquier vecino sarnoso): tokoitei : ios : ur antiomue : auzeti : (que tome sus cultivos antes de la concesión) aratimue : tekametam : tatuz : iom : tokoitoskue sarnikiokue : (donarán los diezmos de sus aáreas a todos aquellos contagiados de sarna) aiuizas : kombalkores : aleites ( testimonia a todos los compulsores - 21
  • 22. ordenantes-): iste : ires : ruzimuz : abulu : ubokum (este -que- es, Rucimo Avelino Hijo de Ubo) . Tamai se relaciona con el ant. irlandés damair "permite, autoriza"; arestalo con are- "ante" como aremoricas : los que viven frente al mar; *sta- "estar" ; ur de *uror “roza”; ailamue como el lusitano oilam: ouino, ganado ovino. La inscripción de Lamas de Molledo tendría la siguiente traducion: RVFINVS (gentilicio Rufinus de origen etrusco) et TIRO SCRIP SERUNT VEAMINICORI (y Tiro escribieron a los varon veaminicori) DOENTI ANCOM LAMATICOM (donando un ancom de Lamas de Moledo) CROUGEAI MAGA REAICOI (en el altar de piedra Magaraíñico “Maga realeza) PETRANIOI RADOM PORCOM IOVEA (Petranio un puerco redaño -gordo, graso- joven) CAEILOBRIGO. La fórmula utilizada en los Bronces de Botorrita: Tirikantam : Entorkue : Toutam, equivalente a la romana: El senado y el Pueblo de su entorno. Así se lee en el bronce Botorrita IV además de otras frases bien legibles como los fragmentos :sua kombal[.]z:bouitos:ozeum: ku[etor]i?:turuntas:tirikantos:kustai:bize[...] que sería: sean compelidos (obligados) a separarse (biselar) cuatro pies del borde (costa) del vado (bouitos) y torrente del senado o, serán compelidos por los custodios del senado a separarse (biselarse) cuatro pies del camino y del torrente del senado. Con mayor antigüedad y en alfabeto celtibero se recoge también PUERCO en la Tesera de Viana (Navarra) en la forma: PERKUAKUM. El Bronce III de Botorrita es otro texto de reparto de tierras: risatioka : lestera : ia : tarakuai : nouiza : auzanto eskeninum : taniokakue : soisum albana que puede traducirse : primeras listas de las nuevas concesiones de terrenos a extranjeros que ya tienen su título (albana). En todos los textos epigráficos celtiberos están presentes las palabras que nuestros antepasados comenzaron a escribir, al menos en el siglo VII a. de C. Afirmar, según suele hacerse, que estas voces, vivas en el castellano actual con idéntica forma y contenido, son “préstamos del latín” es pura “boutade”. Cierto que, en ambos aspectos, son iguales o muy similares a sus correspondientes latinas, pero hoy es un hecho indiscutido ya que el etrusco, lengua también prerromana esta íntimamente vinculada a la celtibérica. Entre estas palabras podemos citar: estanca (estanque, presa) en el Bronce de Luzaga; liga (liga, pez), en el tapón de la colección Pellicet; katibu (cautivo) en la piedra de Alcalá del Río; berga (berga, miembro viril) y anka (anca, cadera) en el Bronce n° 1 de Botorrita; kame (cama), salto (salto, cubrición), gusto (gusto, placer), bono (bueno) y pasio (pasión) en el plomo de Ullastret I; gente (gente) en la tésera colección Turiel n° 13; parte (parte) en el vaso del Caballo de Lliria; ira (ira, cólera) en el Plomo de Pech Mahó y en otros más; aire (aire) en el Plato de plata de Abengibre; anima (ánima) en la Estela de Tarragona; goza (gozar) en la Tésera 22
  • 23. de Uxama; mundo (mundo) en la Tésera La bota; selda (celda) en las Estelas funerarias de Cretas y en las de Cabanes y otros; ama (ama, madre) en la Estela de Fraga; tita (tita, gallina) en la Tésera de Turiel n° 4; punta (punta, vértice) en el Bronce de Kortona; gisa (guisa, manera) en el plomo Serreta de Alcoi; boto (botón, yema de árbol) en los Plomos de Castellón y Vall d’Uxó; kaden (cadena) en el Denario de Liedres; era (era, tiempo, época) en el Plomo del Vall d’Uxó y en el Bronce grande de Botorrita; beda (veda, prohibición) en el Bronce grande de Botorrita; ara (arar) en el Plomo de Caudete de las Fuentes; anisa (anís) en el Vaso de El Alcomocal; seda (seda) en el Huso de Peña de las Majadas; orto (huerto) en el Kálato de Alloza; luto (luto) en el Bronce de Luzaga. Gallego, portugués, leonés, asturiano, aragonés, catalán, aranés, cántabro o castellano, valenciano, mallorquín, todos descienden de este sustrato celtíbero común de la familia greco-latina. Al leonés y asturiano castellanizado se le llama " amestau ". En Asturias al asturiano se le suele llamar lleonés. Ajena a esta familia lingüística es el sustrato de la lengua vasca, de origen púnico o fenicio evolucionada y complementada por numerosos vocablos incorporados de las lenguas autóctonas. En la población indoeuropea, la cúspide de la civilización se desplazaba de un lugar a otro. En tiempos de Catón, ante un griego un romano parecía un bárbaro, y la escritura culta de las familias patricias romanas se hacía en griego. Catón rompió con esta costumbre y publicó sus textos en latín, lo que le valió el título de 'padre de las letras latinas', algo similar a lo que aconteció en España con los textos latinos, hasta los cartularios riojanos y las Glosas Emilianenses, primeros testimonios conservados del uso de la lengua local en los textos cultos. A la llegada de los romanos en el 218 a.C. para repeler las invasiones púnicas, la totalidad de Hispania es indoeuropea desde el norte hasta la Bética o Beturia céltica en el sur (Andalucía), incluidas las tierras de Granada pertenecientes a la Bastitania, que los romanos atribuyen a los celtiberos y cuya principal ciudad era Basti, nombre adulterado después por los árabes en Batza como lo escribió Abd -el- Aziz al incluirla entre las ciudades conquistadas, y de ahí su actual nombre Baza. Plinio el Viejo (III,13-14, Caius Plinius Secundus 23-79 d.C.) dijo: "La región que se extiende del Guadalquivir o Guadiana, más allá de los lugares mencionados antes, es llamada Beturia, y está dividida en dos partes de los Célticos que lindan con Lusitania y son de la jurisdcción de Sevilla y los Turdulos" "El origen de Basti se pierde en los tiempos; en el Siglo IV era sede episcopal regida por el obispo bastitano Eutyquiano con sede catedralicia en la Iglesia de San Nicolas, construida durante el reinado de Recaredo I, transformada en mezquita por la invasión agarena y de nuevo 23
  • 24. restaurada por los Reyes Católicos y consagrada por el Cardenal D.Pedro González de Mendoza. Sus otros obispos registrados fueron Theodoro (año 589), Etelio I (año 610), Eusebio (año 633), Servodeo (año 653), Etelio II (año 675), Antoniano (año 681), Basilio (año 688). De las tradiciones celtas que hoy perduran en España, heredamos de los celtas béticos, hoy andaluces, nuestro popular gazpacho, adulteración por la pronunciacion de los moriscos de su nombre celta original Kaspato (de la palabra celta Caspa, -polvo, puré o caspa - más el participio ' ato '). Secobrica o Segóbriga debió ser la capital de la Celtiberia, pues así lo afirma Plinio (III, 25) denominándola "caput Celtiberiae" que Livio describe (XL, 50) como "nobilis et potens civitas". También era ciudad importante Cotinusa en la región de los Tartessos después llamada Cádiz (Gadir) a raíz de su ocupación por fenicios, descrita por Avieno (Descriptio Orbis) y por Timaeo, citada por Plinio y Dionisio Alejandrino en su Periergesis y de la que Eusthatio explicó que podía haber tomado su nombre original Cotinusa de Kotynos, por ser el olivo el árbol más abundante de la isla. También Córdoba, la hoy considerada perla de la cultura andalusí, era la floreciente ciudad celtíbera de los Turdetanos, cuna de Séneca y de Trajano (Marcus Ulpius Traianus) el más grande emperador de Roma nacido en 53 d.C. en la actual Santiponce (Itálica) ciudad de la Baetica, la más rica y próspera provincia de Hispania hasta la llegada de la invasión islámica, que destruyó todo su legado histórico, como su basílica visigótica del SV y dedicada a San Vicente Mártir que Abderramán I mandó transformar en la afamada "Mezquita de Córdoba", pero como es lógico, esta antigua catedral cristiana no estaba orientada a la Meca, razón por la que los historiadores arabistas se vieron obligados a explicar que esta insólita e incluso blasfema circunstancia en una mezquita, era debida al deseo de Abderramán I de orientarla hacia Damasco; algo similar ocurrió con la orientación de la Catedral visigoda de San Vicente del siglo VII, hoy la Seo de Zaragoza, y con las catedrales de las ciudades episcopales españolas transformadas en mezquitas por los invasores musulmanes. Por lo que respecta a los púnicos o fenicios, la primera mencion de Libia en la historia se refiere a los mercenarios libios contratados por el Antiguo Egipto, en el primer milenio a.C. Posteriormente, estos mercenarios de extirpe mixta de libio-fenicios, constituirán el punto más fuerte de la infantería punica del ejército cartaginés de Aníbal Barca en su famosa expedición a la península itálica a través de los Alpes. En el Siglo VI a.C., para liberar a Tartesos de la ocupación de los fenicios, acudió en ayuda de los turdetanos el rey Teron de la España citerior con una grande armada (VI a.C.), quedando incendiadas las naves de Teron pero logrando finalmente los españoles rescatar la isla que perdieron de nuevo al acudir los cartagineses en ayuda de los fenicios que la tomaron a 24
  • 25. viva fuerza. Como narra Herodoto, siendo rey de Tartessos Argantonio, de quien la historia narra su elevada cultura, civilización y hospitalidad, se establecieron en Tartessos los griegos de Phocea donde el rey Argantonio los acogió y les brindó el terreno que quisiensen escoger en la Tartéside, pero esta colonia de los griegos phoceos no llegó a establecerse completamente, porque al llegar la noticiade que Harpado, general fenicio de Cyro, tenía sitiada su patria prefirieron acudir en su socorro empleando para ello las mismas riquezas de que les proveyó Argantonio. De las luchas de los tartesos contra los fenicios, relata el historiador griego Diodoro el año 232 a.C., que las huestes cartaginesas de Amiícar Barca en una de sus incursiones apresaron a Istolacio y al lusitano Indortes a los que crucificaron, arrancándoles los ojos antes de morir. Mucho antes, aluden específicamente a Tartessos en la Península Ibérica las tradiciones míticas griegas, el mito de Gerión y el décimo trabajo de Hércules, Gárgoris y Habis, Estesícoro (raíces argénteas del río Tartessos), Anacreonte (longevidad de su monarca Argantonio), Hecateo (habla de Helibyrge de la ciudad de Tartessos), Heródoto (Tartessos como emporio de gran riqueza más allá de las Columnas de Hércules, así como de sus estrechas relaciones con los griegos focenses), Éforo, Aristófanes, Estrabón (Tartessos como ciudad, río, región y centro de contratación de argenta y metales) y Avieno. Otras numerosas reconstrucciones históricas se han hecho sobre Tartessos, artificialmente enriquecidas a partir de la utilización de una documentación literaria tardía y en muchas ocasiones ajena al mundo autóctono peninsular. En homenaje a la victoria de Alejandro el Grande sobre Tyro, patria de los fenicios y cartagineses, los españoles le erigieron una estatua (356-323 a.C.) en el Templo de Hércules de Cotinusa (Cádiz); esta estatua del héroe macedonio haría verter emocionadas lágrimas a César. Perdidas por los de Cartago la Sicilia y la Cerdeña, donde habían establecido asentamientos en la primera guerra púnica, replegaron sus fuerzas en Cádiz al mando de Amílcar Barca (238 a.C), preparándose allí para acometer contra Italia. Por allí pasó también su hijo Aníbal, y Asdrúbal, hijo de Gisgón y Magon, que se había quedado sin tropas, resolviendo sacar dinero de los cotinusos (gaditanos) por todos los medios. Los cotinusos enviaron diputados a Escipión en peticion de ayuda, que acudió a la llamada de socorro enviando un ejército a las órdenes de Marcio y una escuadra a las órdenes de Lelio, pero una enfermedad de Escipión y rumores de rebelión en su propio cuerpo de ejército, retrasó la operación de rescate de Cádiz, hasta que recuperada su salud, volvió Marcio con parte de su ejército y tras de sí el propio Escipión en persona. Cádiz se encontraba entonces sometida al poder del cartaginés Magón junto a Masinisa, aliado de Sifaz el Numida, pero éste último, al ver tan mal parados a los cartagineses decidió con excusas falsas pasarse al 25
  • 26. servicio de Roma. El cartaginés no dió batalla, tomó el oro y la plata de los gaditanos, saqueó también los templos incluido el de Hércules y huyó de la ciudad. A partir de entonces, los púnicos en desbandada por Hispania, comenzaron a replegarse en las montañas dando origen a los bandoleros tanto en la zona vascona como en otras areas serranas como Sierra Morena (corrupción de Sierra Mariana) a donde hubo de acudir el pretor Cayo Mario avisado por los beneficiarios de las minas, por los robos y ataques de estos bandoleros, a los que logró reducir con tropas celtíberas. Desde Cádiz partieron los púnicos hacia Italia, desperdigando parte de sus tropas en el recorrido, dando lugar, entre otros muchos, a los asentamientos vascones. Cadiz se sacudió entonces el poder de Cartago (203 a.C) y acudió al senado como aliada, y, puesto que no era ciudad conquistada sino liberada, fue declarada ciudad franca (197 a.C.). Balbo el gaditano (Cornelio Balbo) De las fuentes de Estrabón, se deduce que los celtas cántabros habitaban toda la costa hasta el Pirineo. Mas tarde, las crónicas históricas del año 456 dC sitúan en los actuales territorios de Navarra a los celtas berones y autrigones, en el solar junto al Cantábrico que hoy se denomina País Vasco, a los Caristios en Vizcaya y Álava hasta el Sur de Vitoria, a los Autrigones en Vizcaya y a los Vardulos en Guipúzcoa y Norte de Alava, todos ellos celtas, étnica y lingüísticamente afines y del mismo tronco cántabro, como La Rioja, comarca de los celtas berones descritos por Estrabon. Originalmente, Navarra era una restringida extensión geográfica que comprendía una parte de la zona media occidental de hoy según se desprende de una disposición de 1167 de Sancho el Sabio sobre nombramiento de merinos (mayores, de maior-unos) en la zona vascuence o 'navarra', donde se lee: 'Orti Lehoarriç faciet ut lingua Navarrorum dicitur unamaçter'. Este territorio llamado Navarra por antonomasia, según tradición conservada hasta fines de la Edad Media, era pequeña y lindante con Pamplona. Así lo recuerda a finales de la época medieval el Príncipe de Viana en su Crónica donde la antigua Navarra comprendía "las cinco villas de Goñi, de Yerri, Valdelana, Améscoa, Valdegabol, de Campezo e la Berrueza e Ocharán". A pesar del escaso interés que los bascones suscitaron en la historia, donde únicamente son mencionados para describir los saqueos y matanzas que perpetraban sobre los pueblos celtas de la zona, los datos aportados por las fuentes y vestigios arqueológicos son suficientemente esclarecedores como para deducir que el mito que han elaborado los nacionalistas vascos sobre su supuesto origen enigmático y su supuesta condiciónn de pueblo autóctono e incluso anterior a los celtas que poblaban el solar navarro, pirenaico y cantábrico, no es más que un 26
  • 27. planteamiento voluntarista carente de toda base científica y contradictorio con los datos y testimonios existentes: 1º) Los vascos no tenían nombre para denominarse a sí mismos, lo cual quiere decir que carecían de identidad como pueblo, tribu o grupo étnico (hasta que Sabino Arana inventó el término “eusk” para denominar a la nación vasca que propugnaba EUSKALHERRIA) y el que tienen, vascos, es el que les dieron los celtas que habitaban las tierras a las que arribaron, lo que es claro indicio de que su presencia en las montañas navarras fue consecuencia de un hecho sobrevenido y no de su evolución natural como pueblo autóctono de aquellos solares. El nombre vascones ( montañeses o monterizos) también lo indica así, ya que no responde ni a una denominación de familia o cun (clanes) ni a una civitas ( las ciudades daban nombre a los distintos pueblos celtiberos), ni tampoco a una identidad racial o cultura del grupo humano o tribu, sino que aludía únicamente a su asentamiento en lo alto de las montañas (“los de las cumbres” “los de arriba” “barscunes” en lengua celta), no eran por lo tanto vascones los pobladores de los valles y solares de Navarra como suponen los historiadores vascos, porque existe constancia arqueológica de que éstos eran celtas, aunque posteriormente se fueran instalando vascos en estas y otras zonas. Obviamente otros asentamientos púnicos debieron producirse en otros puntos de la península ibérica pero no podía haber vascos donde no había celtas que los llamaran así. La generalizacion del nombre de vascos a toda la zona y población de las áreas con asentamientos vascos es un fenómeno reciente y paralelo o similar al de los Maragatos, ya que antes de su llegada a la comarca leonesa ésta se llamaba La Somoza, pero fué tal la fama que adquirieron estos arrieros que se convirtieron en seña identitaria o diferenciadora de la zona lo que no sólo cambió el nombre de la comarca, sino la denominación de todos sus pobladores a los que se acabó nominando maragatos independientemente de su origen, algo similar ocurrió con las areas VASCONICATAS O VASCONGADAS. 2º) Antiguamente, entre los pobladores de la Península Ibérica, las fuentes históricas romanas que refirieron sus múltiples correrías guerreras, ataques y rebeliones y sus organizaciones locales, comarcales y provinciales, no señalan ningún pueblo vasco en ninguna parte. Más tarde, las crónicas ya describen a los vasconum con el término de "montañeses" y como “hombres de razas varias”, pero esta descripción choca también con las hipótesis de los investigadores vascos, para quienes la conservación de su lengua en un medio celta era consecuencia de su aislamiento secular de las influencias externas, lo que contradice la variedad racial del grupo, que queda plenamente explicada en cambio, admitiendo que los vascones no eran otros que los desertores de las tropas púnicas, 27
  • 28. pues tratándose en su mayoría de hombres solos y aunque las expediciones púnicas y bereberes también trasladaban con ellos a sus mujeres, era lógico que en los saqueos, que eran según las crónicas su forma habitual de subsistencia, además del botín usual robaban también las mujeres de los poblados celtíberos, como hizo el propio Asdrúbal. 3º) La lengua y la etnia vasca y berebere: Antropología: El vasco es mesocéfalo. En los celtas indoeuropeos los nórdicos son dolicocéfalos y en las áreas más meridionales braquicéfalos. Se sabe que el cruce entre braquicéfalos y dolicocéfalos no da mesocéfalos, por lo que la procedencia vasca desde el punto de vista antropológico es extraña en la península ibérica y común en el norte de Africa, donde en los pueblos del cercano oriente (desde Beirut) es común el cráneo mesocefálico, la frente angosta al igual que los márgenes internos de los ojos, e inclinada del tipo armenoide, la cara es ancha y larga, al igual que la nariz. Los que tienen ojos marrones oscuros son más araboides mediterráneos; mientras que los que tienen ojos más claros son más braquicefálicos. Los genes HLA demuestran que la proximidad entre vascos y argelinos está marcada por la presencia en su sangre del haplotipo A-3=-B18, de origen hamítico, existen haplotipos raros que comparten vascos y argelinos de Argel como el formado por los loci AI-B57-Cw7-DR7-DQ2 y el haplotipo A30-B18-Cw5-DR3, muy raro en las poblaciones europeas, aparece con una frecuencia alta en sardos, vascos y, en menor medida, en españoles de Madrid. Solano Peña postula que el fenotipo Rh negativo es un marcador camítico. Los actuales bereberes que quedan en las montañas del Atlas presentan una frecuencia de Rh negativo en su sangre del 40% ; en España, los vascos mantienen todavía hoy un 32 % de Rh negativo y el cromosoma 6 de los bereberes. El alelo O tiene una frecuencia que va de 0,4 a 1 (100%) en amerindios, sardos, vascos y bereberes y presentan dominio del tipo M a expensas del MN. Las investigaciones de los doctores Francisco Leyva y Pablo Sánchez Velasco, del Departamento de Inmunología de Valdecilla, han dado como resultado que el componente genético de los cántabros (o cantabrálos), ofrece similitud con otras poblaciones del Norte de Europa, en concreto con las escandinavas, las del norte de Francia e Irlanda, con las que comparten un haplotipo desconocido y unos genes que ya había en los antepasados de Atapuerca, y en cuanto a su origen, lo cifran en un millón de años, mientras que en los vascos el componente genético es coincidente con el norteafricano actual, con presencia en su ADN mitocondrial del haplogrupo U6 y el haplogrupo E-M81 del cromosoma Y, ambos específicos de los norteafricanos bereberes. En cuanto al idioma de los vascos, ellos mismos destacan como signiticativo que palabras que se encuentran en los jeroglíficos de las 28
  • 29. pirámides de Egipto y en el habla de los tuaregs (bereberes saharianos) puedan escucharse diariamente en el habla de cualquier vascoparlante, como nikk (ninik, yo), akir (aker, cabra, macho cabrío), aña (ania, anai, hermano), aste (asto, burro) etc.etc., pero aún así no se reconocen parte de esa cultura sino autóctonos de las tierras del norte de España, a pesar de la total ausencia de vestigios, huellas o legado de una cultura vasca anterior al S. XIII en las zonas vascongadas que hoy componen la autonomía vasca y por el contrario, los objetos que se conservan (arcas o kutxa y útiles de pastor) en las zonas de asentamientos de vascos, los adornos y figuras revelan su cultura magrebí. Meyer-Lübke, reputado romanista, dice que hay elementos ibéricos innegables en la lengua vasca, que han de ser aportación del ibérico al vascuence semejante a otras aportaciones posteriores celtas, latinas, castellanas, etc. El berebere es el nombre con el que se autodenomina este pueblo y su significado en euskera es libre, independiente; en la actualidad el berber se autodenomina imzireg que significa lo mismo (independiente); Nombre se dice isem (bereber) izen (euskara); Yo, se dice nekk (bereber) y ni-nik (euskara); él huua, ellos/as huma en berber y hura en vasco; pierna, extremidad o rama, ramificación se dice adar (bereber) y adar (euskara); hermano aña (bereber) y ania-anai (euskara); burro es aste (bereber) y asto (euskara); macho cabrío se dice akir (bereber) y aker (euskara); Adra, (Ari)-Montaña (Adreri: Tribu); Adrau (Oturuntza: banquete); ait es el prefijo de las tribus bereberes de los montes del Atlas (aita es padre en vasco); Azazga población de la Cabilia argelina, Azrak el nombre del caudillo moro al mando de las tropas sarracenas que atacó Alcoy en 1276, Oreta el nombre del emisario berebere de Abdherraman (Orueta en vasco actual); Urriaguel (del nombre moro Beni Urriaguel, Beniurriaguel, Iben Urriaga, en Sudamérica se conserva como Ibinarriaga, en vasco actual Iturriaga, Urriaga, aunque se testimonia en su forma original Ibenarriaga en los documentos antíguos como en la Carta Puebla de la Villa de Guernica otorgada por Don Tello en nombre del Rey de Castilla Don Enrique de Trastamara, en 1366; aaettar (etartu: aceptar, tomar, mendigar); aana (ana: parentesco, hermandad); abelu (abel: ganado); aberhuc (abere-kume: cachorro, cria de ganado); adainin (edangu: abrevadero); uadi (río: uadi al-kabir, guadalquivir) es en euskera guaia ( rio, torrente); aalaf (alabide: comida); abehlus, tamdhelt (hileta: funeral); abarraka (abarraki, abarrakitu, abarrakitzen); abehnuq (ehungai: tela, trapo); aberdi (alderdi: zona, paraje, costa, lado); abughlu (ganbela: pesebre); awerray (aberri: circulo, patria ); abrid, iberdan (ibilera: marcha, camino, andanza); abruy (abur, apur: miga); adar (adar: hilera, rama); aderar (adar: pico, cuerno); adgar (atxarri: roca); adhad (hatz: dedo); adhu (hotz: frio); adeje (adegi: sien); adhru (isuri: correr el agua); adelsan (adela: preparación, ornamento, 29
  • 30. cultura); adhlib (hilarazi: matar); adlag (edergai: adorno, decoración); adwar (alder: grupo, bando, rama familiar); afdar (afari: comida, cena); afza (aitz: piedra); aggan (gainean: montar, cabalgar); agaram (eragon: persistir, aguantar); aggur (gur: disco, luna, adorar ); aguritij ( eguzki: sol); agug (egaa: vuelo ); ahellel (aher : salmo, himno); aka (akuk: mira); akafu (haga: viga, vara, palo); akerkec (kezka: sobresalto, alboroto); Aqbayli, Agawa, Kabyle (akabaila: fin, final de la ruta, del recorrido - ha pasado al castellano- ); akeggel (kokaleku, kokagune: acampar ); akerresz (elkartze: union); alemmas (arima: centro); al-qadi (alkate: regidor); amadel (matela: mejilla, quijada); amakaz (kezkaz: prudente, receloso); amalu (amil: cortada, precipicio de umbria o norte); amatul ( mutil: chico, adolescente); amer (emerdi, mujer recien parida); anki (ohiko: corriente, normal); akcer (karsoil: calvo); askor (aizkora: acha); azwu (haize: aire); barroka, borroka, (borrokatzen); aggas (akats: herida, corte); aghella, ighellaten (agintari, agintedun: jefe); akir (aker, cabrón); amezru (amets: antiguo); amezwar (ametz, ametzkia, ametztoi, amezti, amezaga es carrasca o carrascal); anga (nger: cruel); Anguita (Angoitia), anguz (guzi:completo); ania (ania, hermano); anil (anil: colorante azul); anza (antza: pista, indicio ); aqbur (agure: viejo); araga (areka: acequia, cuneta); arawas (arabera: conforme); arbaz (arbaso: consejo de familia, antepasados); arra (arrasta: sentencia); Arraez (la isleta del moro Arraez o Arraiz en Almeria ); arraki (aurrak: los niños); arrau ( haurra: niño); arref (erri: pueblo, gente); arremman (arremana, arreme: relacionarse, machihembrar); arriate (arriate: patio, empedrado); arrur (urru: cumbre); arrut (erru: culpa); asaka (saka: vado, hondonada); asalel (azal, azala: envoltura, forro, funda ); asara (ostera: paseo); aseqqamu (esanak: consejo, asamblea); asekhsay (sasisuak: fuego); asenfu (atsen: descanso); asen-kar (izan-kar: hacer fuego); asiti (hazi: crecer); askasi (eskatzen: interpelar, debatir, interceder, pedir); askor (aizkora : hacha); asqif (ezkutu : abrigo ); asef (ezaba: eliminar); asefl (sabai: techo); askan (eskain: ofrecer, presentar); asrew (sorrera: origen nacimiento, nativo); asrih (asier); astaafu (atseden: descansar); aste (asto, burro); asuki (asuki: terreno de zarzas); asummal (suman: espia, husmeador, informador); atalaya (talaia, vigia); augur (agure: crecer, hacerse mayor, hacerse viejo, venerable, respetable); awhal (abail: fatiga, agotamiento ); awen (igan: subir); aza (aza, berza, col); azagar (zehar: plano); azagaz (azagari: zorro); azarru (aitzarru: barranco rocoso); azi (azi: grupo, casta); aziten (adin: contemporáneo, de la misma edad); izezzu (isats: escoba); azekka (etortzeko: futuro, porvenir); babat (babez : granizo fino); bai (bai: si); baki (bage: sin); basis (basi: cieno, embadurnar ); beddi (bete: atragantar ); beli (betil: pestaña); berzan (beltza: negro); err, erry (erre: quemar); watan (baztan); abruri (harriabar: granizo); amaruz 30
  • 31. (amarra, amarratzen : cuerda -ha pasado al castellano como sinonimo de acordonar, atar, ligar-); amentil, imentilen (eman, emanaldi : producir, orientar, causar); anuggim (eginezin: imposible); aggur (agur); arawas (arabera: conforme); arras (aratz: limpiar ); arkas (abarkas : sandalias); aszayan (haztadun : pesado); auzia ( auzia), azeffan (antzezle: comico); azel (azel), azul (azul), baserri (baserri, población, aldea, Baserri poblacion de Tunez, Bazari población palestina), batuta (batuta), bakka (baka), bakra (bakara), bamu (bama), banu (ibeni: construir); batí (bati), bejaia (begaya: ternera), bere (bere); blel (biribil: perfecto, redondeado); berzan (beltzan: negro); berinazga (Berinaga, Barinaga, Borinaga, Boliaga, Bolinaga), bessa, besza (beza), bittu (bitu); brid (bide: camino); burez (burgoi: orgulloso); bus (beso: brazo); cesir (sasitza: matorral); cettet, sduy (sutu: irritar); cucef (ikuzi: lavar); chuiez (gutxi: poco); damya, dama (dama); ddeks (adinako: suficiente); ddhellaa (hilobi: sepultura); Echokhch (Etxekotze), enka ( oinka : pisar, abatir); arew (eraits: acostar); ebadu (ebagi: separar); eddix (edur: nieve); egg (egin: hacer); egguin (hecho en bereber); ekkin (egon:quedarse); eldi (ildo: abrir, apertura, surco); emi (ume: cria); emmi (seme: hijo); enbeg (enbei: anhelo); ender (andari: el que lleva los cadáveres); eraker (ero: loco); erkem (iriki: abrir); eskar (eskar: gratitud, alabanza); Essabar (vasco Etxabar, Etxabarre, Etxebarria, Echavarri, etc. ); essarez (ezerrez: desierto, nada); ezhu, edhu (ezdeus: holgar, divertirse, holgazanear );ezzar (etsaiar: enemistad); fennec (zeinuka: muecas); fger (zigor: castigar); gaitiza era el nombre de los hijos de bereberes que llegaron con Tarik- (gaitze: duro, dificil, tierra mala); galla (golde: ); gara (gara, elevado); garrabu (gabarra: barco); garum (gari: trigo, pan); garut (ugario: rana); gel (gel: colapso, absorto, pasmado ); gelant (elean: en grupo); gereb (gere: los nuestros); ghettem (eten: cesar); gned (gaitz: daño); gser (ezar: fundar, establecerse); ghaysun (gizon: hombre); ghurak (gurak:desear); gourara (gurari); gouraya (goraya, arriba); kutun (kutub: carta); hku (jaulki: contar); hamed (amez, amets: sueño); haziri (izari: astro, luna, planeta); hell (jolas: divertirse ); her (eroale: conductor); herri (herri), herru (herru), hetta (eta), hezzu (hezu); hku (hurko: algo pariente, relacionado, emparentar); huda (uda); ibelghat , babucha ( ibilkari: andador); iccer (atzazal: uña); ifri (haizfe: cueva ); iftasen (itsaso: mar, orilla del mar ); iger (igar: seco ); ikesran (ikai: cuesta ); ilem (ul: vacio ); iran (urran: cerca ); irazi (irazi: liquidar, derrotar); iri (iri: pueblo, ciudad ); ikesran (ikai: cuesta ); isten (izten: aguja ); iuba (jabe : señor); isumm (usain: oler ); Jahfar (vasco Txabar, Txabarre, Txabarri), hartala (artola); iberdan (ibarbide: vaguada, camino ); iger (igar: secano); Igi , igiten (egitate, egite: acción ); igur ( igur, ipur: campo ); ihu (iaio: bueno, excelente); iku ( iker: confesar, reconocer); ihri ( ihaurri, jori: riqueza, abundancia ); iiwen (lagun: 31
  • 32. ayuda); inebgui (bizikide: convivir); inisi, insi (hesi: vallado); irwan (ordain: precio, recompensa); isidh (hisiti: furioso, obstinado, rabioso); iszil (ezti: agradable); itscuhhu (eskulabur: avaro ); itctcur (betetze: llenar); izimer, izamaren (umerri: cordero); izya (izaya); jajju (jantzi: proveer, vestir, alimentar; Jainko: Dios ); jenwi ( ganibet: cuchillo); kadi (kide: amigo); kanna (gane: parte alta); keddad (kedartu: ahumar); ksi (jaso: levantar ); kru (akura: renta); kulla (kuia), kuba (kuba: mausoleo, nicho); lehraca (bihurrika, retorcer, travesura); imeggaten (gahatu: zaherir, combatir, azuzar ); lemqes (ebaki: esquilar); luqid (lehiakide: competicion); mmesten (babesten: proteger); mass (musde: Sr.); magut (moko: cima, pico); makar (makur: ladron, pícaro); mana (munai: donde); mumu (momo: fantasma); ndama (damu: dolor, pesar); nebad (nabusi: superior, jefe); nettsat (neskato: muchaha); ndar (andar: impulsar, balancear, saltar); nnegmi (negar: llorar, reclamar ); nii (ni: yo ); rasabi (arasabi: tierra); resuar (arresu: muro); rwi (erabili: mover); swa-ttas abundante (ogit-sua , abundante en trigo); Oulad (Olaz, poblado y nombre vasco); ouzou (uzu); qura (kura); rkem (irakin: hervir); saggin (sakats : costado ); sagi (sai: buitre ); sebded (zede: limite); sedg (zedarri: marca, mojon); sefsaf (sahats: sauce, mimosa); segili (segizi : cortejo ); sentem (sendatu: confirmar); selhaq (selak); serkem (irakin: fermentar, hervir); sers (ezar: poner, colocar); sessu, assuxan (zuzi, zuzitzen: arrasar); seyerz (zuhaitz: arbol); sirga (zirga: cuerda, cordel); seyrebbet ( sariketa: competicion); sfedh (ezabatu: borrar); sgaddi (hesgailu: ajustar ); sgenttedh (eskegi: colgar); slek (eslei: disponer de, atribuir a, conquistar); smentel (asmatu: crear, concebir); ssimes (sasite: maraña, lio, mezclado); ssers (eseri: colocar); ssirem (itxaron:esperar); azuq (azoka: mercado); ssziszer (zehatze, sancion, castigo, condena); sten (zain: cuidar, defender); suder (suntsi: consumir); sura (sura); surdu (zuretu: compromiso ); suref ( zuribide: excusa, descargo); tadda (tada); taghawsa (gauza:cosa); taduli (estali: cubrir); takerkust, tikerkas (gezurkeria, gezurrezko: mentira, falso); tala (talats: pantano, líquido ); talilt (talde: grupo, agrupacion); taghawsa (gauza: objeto); talkalt (talika: fatigado, debil ); talkint (eiki: cierto); tama (tama); tamazagha (amazaga); tarbaat (batzorde: comité, comision); targui (targo, targa: escisión); tarik (tarik); taraka (tretxua: muebles); tauscher (takera); tawnafit (jakinahi: curiosidad); tazdayt (aztapar: palma); tazunt (taxuz: cabalmente, proporcionalmente, debidamente); tibururin (erori: gotear, caer); tigwdi (igartu: amedrentarse); timirikheft (heurekoi neurekoi: egoista); tiririt (irteera: salida); tighri (heiagora: gritar); tissze-gszent, amesszigzen (gaizki, zorigaizto: fatalidad, fatalismo); tizi (titzi); tizuleg (iduneko: collar, adorno); tekki (tinkatu: prensar); tmeskhar (ameskeria, muzkeria: broma, disfraz, fantasía, falsa ilusión); tuddjin (utzi, utzen, abandonar, dejar); tswab (atsekabe: 32