El cuento narra la historia de un quirquincho que ama la música pero no puede cantar. Sigue a unos canarios durante horas tratando de aprender su canto hasta que se agota. Varias criaturas intentan enseñarle a hacer música sin éxito hasta que un hechicero accede a enseñarle a cambio de su vida. Al día siguiente, el quirquincho despierta muerto pero cantando maravillosamente, para asombro de todos los animales.
1. El Quirquincho músico
Aquel quirquincho viejo, nacido en un arenal en el Norte de Jujuy, Argentina, acostumbraba pasarse
horas de horas echado junto a una grieta de la peña donde el viento cantaba eternamente. El
animalito tenía una afición musical innegable. ¡Cómo se deleitaba cuando oía cantar a las ranas en
las noches de lluvia! Los pequeños ojos se le ponían húmedos de emoción y se acercaba,
arrastrando su caparazón, hasta el charco, donde las verdes cantantes ofrecían su concierto.
-¡Oh, si yo pudiera cantar así, sería el animal más feliz del altiplano! - exclamaba el quirquincho,
mientras las escuchaba extasiado.
Las ranas no se conmovían por la devota admiración que les tenía el quirquincho sino que, más bien,
se burlaban de él.
-Aunque nos vengas a escuchar todas las noches hasta el fin de tu vida, jamás aprenderás nuestro
canto, porque eres muy tonto.
El pobre quirquincho, que era humilde y resignado, no se ofendía por tales palabras, dichas en un
lenguaje tan musical, como suele ser el de las ranas. El sólo se deleitaba con la armonía de la voz y
no comprendía el insulto que ella encerraba.
Un día creyó enloquecer de alegría, cuando unos canarios pasaron cantando siguiendo a una mujer.
¡Qué deliciosos sonidos! Aquellos pajaritos amarillos y luminosos, como caídos del Sol, lo
conmovieron hasta lo más hondo... Sin que la mujer se diera cuenta, la siguió, arrastrándose por la
suelo, durante leguas y leguas.
Las ranas que habían escuchado, embelesadas, el canto, salieron a orilla de la laguna y vieron pasar
a los divinos pájaros que revoloteaban alrededor de la mujer.
-Estos cantores son de nuestra familia, pues los canarios son sólo sapos con alas -dijeron las muy
vanidosas y agregaron- : Pero nosotras cantamos mucho mejor. -Y reanudaron su concierto
interrumpido.
-¡Chist... Esperen! -dijo una de ellas-. Miren al tonto del quirquincho. Se va tras ellos. Ahora pensará
aprender a trinar como un canario... ja... ja... ja...
El quirquincho siguió corriendo y corriendo tras la mujer y los canarios, hasta que las patitas se le
iban acabando, de tanto rasparlas en el suelo.
-Qué desgracia! ¡No puedo caminar más y los músicos se van! -Allí se quedó tirado hasta que el
último trino mágico se perdió a lo lejos... de pronto escucho otro sonido…eran los zorrinos con sus
skates y al verlo tan triste comenzaron a hacer piruetas con ellas para animarlo… pero no resulto y
siguieron su camino.
Cuando el quirquincho decide regresar a su casa… shh…shh… aparecieron unas abejas…
- Que te ocurre que estas tan triste- le preguntaron las abejas.
El quirquincho le conto como amaba la música y que él no sabía hacerla.
- No te preocupes nosotras tenemos unos amigos que te pueden ayudar- y se fueron.
De pronto empezó a escuchar otra música eran los grillos con su cric cric, al verlo le dijeron que los
habían mandado las abejas, lo revisaron de pies a cabeza pero no pudieron decirle como hacer
música con su cuerpo.
-Ahh…-dijeron- ya sabemos vamos a buscar a nuestros amigos las cigarras, ellos si te podrán
ayudar.- y se despidieron.
Luego de un rato aparecieron a lo lejos las cigarras tocando su violín, al llegar al quirquincho se
presentaron:
-Hola, somos las cigarras y venimos a enseñarte a tocar el violín.
Pero al darle el violín se dieron cuenta de que el quirquincho tenía las patitas muy cortas y no podía
tocarlo, probaron un buen rato de diferentes formas pero todo fue en vano. Ya cansados y el
quirquincho más triste le dijeron que no se desaliente que irían a buscar unas amigas que si podrían
ayudarlo.
Al desaparecer las cigarras apareció una bandada de mariposas de todos colores y a coro le dijeron:
-Hola, no estés más triste, nosotras te vamos ayudar. Síguenos, que te llevaremos a la choza de
Sebastián Mamani, el hechicero.
Después de caminar un rato llegaron. El quirquincho les dio las gracias y se decidió a verlo para
hacerle un extraño pedido.
-Compadre, tú que todo lo puedes, enséñame a cantar como los canarios -le dijo llorando.
Cualquier persona que no fuera el hechicero se hubiera reído a carcajadas del quirquincho, pero
Sebastián Mamani puso la cara seria y repuso:
-Yo puedo enseñarte a cantar mejor que los canarios, que las ranas y que los grillos, pero tienes que
pagar la enseñanza... con tu vida.
-Acepto todo, pero enséñame a cantar.
-Convenido. Cantarás desde mañana, pero esta noche perderás la vida.
-¡Cómo!... ¿Cantaré después de muerto?
-Así es.
Al día siguiente, el quirquincho amaneció cantando, con voz maravillosa, en las manos del mago.
Todas las mariposas, abejas, zorrinos, canarios y señora quedaron embelesados con tan hermosa
música y lo aclamaron.
2. Cuando éste pasaba, poco más tarde, por el charco de las ranas, se quedaron mudas de asombro.
-¡Vengan todas! ¡Qué milagro! ¡El quirquincho aprendió a cantar!...
-¡Canta mejor que nosotras!...
-¡Y mejor que los pájaros!...
-¡Y mejor que los grillos!...
-¡Y mejor que las cigarras!
-¡Es el mejor del mundo!...
Y, muertas de envidia, siguieron a saltos tras del quirquincho que, convertido en charango se
desgranaba en sonidos musicales. Lo que ellas ignoraban era que nuestro pobre amigo, como todo
gran artista, había dado la vida por el arte.
FUENTE: Marcelo R. Mirabal, Jujuy, Argentina
Modificado para la obra de teatro.
PUEDEN SURGIR MODIFICACIONES EN EL RELATO
QUIRQUINCHO: MARCO
RANAS: PILAR
ROSARIO
CAMILA
SEÑORA: SOPHIA
CANARIOS: AXEL
LUCIO
NAHUEL
ZORRINO: JUAN IGNACIO
ABEJAS: ESTEBAN
IÑAKI
MARÍA EMILIA
GRILLOS: LUCA
RAMSÉS
CIGARRAS: FELIPE
IAN
LEÓN
MARIPOSAS: AGUSTINA
EMILIA
JUANA
MARÍA CRUZ
MAGÓ: FACUNDO