"Redonda" es un pequeño fanzine que aglutina algunos relatos sobre experiencias gordofóbicas. La idea surgió de mis propias experiencias, pero también de las compartidas con otras personas, tanto cara a cara como por redes sociales. Las personas gordas, especialmente las mujeres, compartimos ciertas vivencias similares donde la gordofobia ha hecho aparición en nuestra cotidianidad. "Redonda" tiene una lectura rápida y espero que pueda transmitir las vivencias de las que hablo, que la gente que lo lea pueda entender por lo que pasamos y puedan llegar a empatizar. "Redonda" tuvo una primera versión, que revisé el pasado 2022, dando como resultado este nuevo formato.

1. REDONDA
Un relato sobre gordofobia
Carmen Godino Megía, 2020

2. <<Llegó la gorda, la gorda llegó.
Llegó la gorda, la gorda soy yo.
A mí que me digan gorda, redonda, esfera.
A mí que me digan gorda, soy gorda>>.
“GORDA”, Krudas Cubensi

3. <<Soy censura en la lectura,
la etiqueta que no encaja,
ni lady ni machorra, ni bollera ni monógama.
Soy agua en movimiento que transforma.
Soy gorda, celulítica, redonda…
¡A la mierda con tu fobia!>>.
“LA GORDA”, La Clika Pika

4. Gracias al verano por hacerme escribir.
Gracias a Ro porque se emocionó.
Gracias a la periodista Lucía Márquez que publicó en la web Valencia Plaza
un artículo sobre mis fanzines el 23/05/2022:
https://valenciaplaza.com/fanzines-contra-la-gordofobia-o-como-combatir-
la-dictadura-del-peso-a-golpe-de-grapas
En este 2022, traigo un nuevo formato de “Redonda”.
Gracias a ti por leer esto.

5. Ana siempre ha sido una mujer redonda. Redondos sus muslos, redonda
su barriga, redondas sus mejillas. Su risa también es redonda. Se le puede
oír casi emitiendo un “ououou” mientras se tapa la boca con las manos.
Ana era una bebé redonda. La mayoría de criaturas recién nacidas son
redondas, así activan nuestros instintos de protección ante pequeñas
papadas y rollitos en los codos. Ana era algo más redonda que la media de
bebés. Ana asume que es redonda. Hay gente triángulo, gente cuadrado y
gente redonda, como ella. Ana no entiende porque durante toda su vida se
le ha señalado negativamente por ser redonda. Parece que las mujeres
redondas no pueden estar en algunos sitios ni hacer según qué cosas.
Vamos a intentar averiguar por qué ocurre esto. Nos adentraremos en una
historia que igual también se nos acaba antojando redonda.

6. Hace un calor asfixiante que me tiene “contenta”. Prácticamente he
dormido toda la noche en el suelo, imitando a mis pobres gatos,
intentando sentir el fresco de las baldosas contra mi panza. La verdad es
que no soy de llevar pantalones demasiado cortos, se me rozan los muslos
y me salen rojeces, pero hoy ya no he podido más. Me he puesto unos
shorts negros con unos dibujos geométricos blancos que alguien me dio
hace un par de años y una camiseta de tirantes también de color negra. La
tela del pantalón es veraniega y muy cómoda, nada que ver con esas otras
que van acumulando gotas de sudor en la entrepierna y que te hacen
preguntar quién y por qué diseñó semejante sauna portátil.
Esto que puede ser insignificante, la elección de ropa y más en concreto,
de ropa para el verano, ha sido un suplicio buena parte de mi vida. Porque
ser yo en un mundo diseñado para que las mujeres ocupemos poco
espacio es habitar la disidencia, infringir la norma, errar constantemente.
No quiero pensar en mi misma como una víctima, solo intento reflejar qué
opina buena parte de la sociedad respecto a los cuerpos gordos y cómo
éstos deben adaptarse al mundo.
Ser yo también significa que mi madre puede hacer comentarios en
cualquier momento sobre mi rechoncho cuerpo. Menos mal que la quiero
porque tengo motivos para que afecte a mi autoestima de manera
catastrófica. Podría enfadarme casi a diario con ella. Mientras cojo el metro
para ir a visitarla, me mentalizo sobre que algo me va a decir. No tengo
ganas de discutir, bastante es salir a la calle con este sol de justicia.
Habitualmente no me corto con las respuestas y me apasiono en nuestras
discusiones, pero hoy no es el día. Me viene a la mente la imagen de mi
panza contra el suelo. Las consecuencias de una noche terrorífica me
quitan las ganas de cualquier guerra materno-filial.
Voy secándome el sudor con un pañuelo y bebiendo pequeños sorbos de
una botella de agua. Finjo sudar discretamente pero la realidad es que soy
una fuente. Me caen hilillos desde el cogote que se precipitan despacito
pero con buena letra sobre mi piel. Podría ir con una toalla en el bolso y la
verdad es que haría su papel. Al menos en casa de mi madre hay aire
acondicionado, motivo más que suficiente para permanecer un buen rato
en su salón, espatarrada, sintiendo los chorros generosos de aire corriendo
entre mis carnes magras.

7. Mi madre me abre con desgana. Lo puedo notar en el tono de su voz a
través del telefonillo. Es como si expresara que la he molestado haciendo
que camine por el largo pasillo de su piso. Ese “¿Quién?” seco, áspero,
como este calor pegajoso que una no se quita de encima, refleja el poco
gusto de mi madre hacía la muestra de los afectos.
Me instalo en su salón- ¡gloria bendita que da sentido a mi viaje y a todo mi
día de hoy!- tras coger de la nevera una botella de agua fría y servirme en
un vaso. Le pregunto “¿Qué tal va?” y responde “Pues como siempre”. Está
viendo un programa de cotilleo. Intento entablar algún tipo de breve
conversación sobre las noticias que en él aparecen. “¿Viste Ayer Tarántulas
Negras? Hablaron del cantante Eusebio Milán. Creo que no es verdad lo
de su boda secreta”. Pero se resiste al diálogo que le propongo, así que
comento tonterías sobre el tiempo y la ola de calor. “¿Qué quieres? Es
verano”, se apura a señalar.
Percibo sus ojos en mi cogote maquinando a saber qué. Soy consciente
que tiene ganas de decirme algo sobre mi atuendo o mi cuerpo así que se
lo pongo fácil. Me levanto y me paseo varias veces yendo y viniendo hacia
el bolso que he colgado en una silla, con la excusa de mirar y remirar mi
móvil. Nos conocemos tanto que somos tremendamente predecibles la
una para la otra.
- ¡Menudo pantalón más corto! A las mujeres como tú les sientan mejor
los pantalones más largos. Vas muy despechugada.
- Ya lo sé mamá. Tengo calor- es inútil explicarle que eso “de las mujeres
como tú” es una tontería y que “ir despechugada” no es ningún crimen, así
que prefiero cortar por lo sano y no responder.
- Pero has ido por ahí con esa ropa pudiendo ir más bonita. Hay ropa
fresquita que tapa más. Tienes los muslos muy gordos y un escote
excesivo. Hay que ser más elegante y saber que se debe poner una para
salir a la calle.
Mi madre conoce un millón de mandamientos machistas y misóginos que
empiezan por “las mujeres deben”. Para ella el “vestir correcta” es una
muestra importante de saber estar, de hacerse respetar y de seriedad.
Según sus códigos, la vestimenta dice mucho de una misma. Hay un sinfín
de prendas que están vetadas para las gordas pero también para las

8. delgadas, al considerarlas faltas de elegancia y un llamamiento al
libertinaje.
Pienso que es momento de servirme un poco de granizado de limón. Un
trozo de hielo me congela la boca y el cerebro pudiendo sentir casi el
quemazón. Esta sensación me ayuda a olvidarme de los comentarios de mi
madre quién ahora comienza a hablar de la factura de la luz y el gasto que
supone el aire acondicionado. Intuyo que dentro de poco lo apagará. Y yo
volveré a mi casa porque ya no tendré nada más con lo que refrescarme.
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9. Es lunes y ha acudido al kiosco a comprar la revista Mujeres. Cuesta 1 euro y
aunque sabe que es una basura, le mantiene entretenida algunos ratos.
Mira ropa que nunca se podrá comprar y cuerpos que le parecen de otro
planeta. El titular principal de esta semana es: CÓMO QUITARTE EL
FLOTADOR DE LAS CADERAS. “Empezamos bien”, piensa.
La modelo sueca Bascu Latortura con las medidas exactas de 90-60-90,
midiendo 1,76 y pesando 57 kilos, ocupa la portada central de Mujeres, con
un bikini rojo y una melena larguísima rubia que le llega a las posaderas. El
fotógrafo internacional Reto Queto es el responsable de inmortalizar a la
joven Bascu así como de añadir unos fieltros de belleza diva hegemónica,
delgadez total y extra total, piel blanca de las diosas racistas, eterna
juventud anti-viejas y pose de rica archimillonaria.
El resto de titulares de la revista nos presentan todas las inquietudes que
las mujeres de a pie tienen.
LOS BIKINIS MÁS FANTÁSTICOS DE LA TEMPORADA
Aunque la revista vale 1 euro, los bikinis que aparecen en ella están
valorados en torno a los 200 euros, con algunas excepciones de esas
prendas representando sueños de glamour y lujo a 60 o 70 euros.
“Tengo que reciclar la braga del bikini de mi hermana que es negra y me
quedará bien con el sujetador dorado de hace tres veranos que encontré
en un montón del mercadillo”, comienza a recordar. Tiene pendiente
también buscar un pareo que le regalaron junto a una revista de moda
hace un tiempo.
Las telas minúsculas cubren el cuerpo de modelos también minúsculas y
modificadas por ordenador para ser más minúsculas todavía. Ninguna
prenda parece realmente funcional o cómoda para tenderse en la arena si
pesas más de 50 kilos.
“Con el tanga este me podría hacer un par de pendientes”, dice en voz alta
mientras se ríe de su ocurrencia.
LAS MEJORES DIETAS PARA MANTENER EL TIPO DURANTE EL VERANO
La dieta de la pera, la dieta de la sandía, la dieta del melón, la dieta del
agua, la dieta de la dieta de la madre de todas las dietas. O lo que es lo

10. mismo, la dieta de matarse de hambre durante 4 días seguidos para
desfilar en la pasarela de San Francisco y que la barriga no parezca
hinchada por un buen puñado de pedos. Y es que el artículo nos recuerda
que estos son algunos de los trucos de las actrices y modelos más
populares del momento.
La menda que sostiene la revista nunca ha viajado a San Francisco, ni tan
solo ha puesto un pie en EEUU. Eso sí, en unos días se irá a la preciosa
población de Altea. Ha quedado con una amiga quién, aunque no se lo ha
confirmado verbalmente, respeta amablemente su barriga no
interponiéndose en absoluto en su amistad.
Piensa en helados, sandía, sangría, paella. En un verano libre, como libre se
siente ella.
TRUCOS PARA LIGAR CON TUS CONQUISTAS VERANIEGAS
Hace tiempo que no tiene sexo y se pregunta si la cosa ha cambiado
mucho. Las expertas mentes que han redactado el artículo señalan una
serie de puntos como importantísimos en esto de las artes amatorias.
Primero.
Humedece los labios asiduamente controlando la saliva para no babear
como una bulldog. Un leve apretón como si tuvieras que sellar tu
pintalabios será suficiente.
Segundo.
Ríete pero sin hacer mucho ruido ni parecer falsa. Extiende la risa a dos
“ja-jas” y evita abrir la boca desmesuradamente. Así parecerás mucho más
elegante.
Tercero.
Toca tu pelo con cierta frecuencia y sensualidad pero sin parecer muy
accesible sexualmente. Si ya eres experta, y gozas de una larga melena,
pega un pequeño cabezazo para dejar la misma colgando lateralmente.
Los cabezazos pueden darse en series de uno cada veinte minutos e
intercalando el lado izquierdo con el derecho.

11. Cuarto.
Es muy importante acudir preparada para la ocasión. La zona íntima debe
estar perfectamente rasurada según los mandatos estéticos para evitar
que la conquista huya despavorida.
Quinto.
Es conveniente darle la razón al macho alfa con cierta frecuencia para que
note su poder. Alternar estos momentos con otros donde se manifiesta
cierta oposición hace todo más interesante y magnético (tampoco abuses,
vaya a creer que tienes opinión propia).
Sexto.
Si no consigues tener sexo no te preocupes, al menos te habrás ganado un
par de copas gratis.
“Creo que las cervezas me las voy a pagar yo”, dice entre dientes. No es
que ella sea puritana en esto de las relaciones sexuales, de hecho, está muy
a favor del punto seis- "Ya que suelen tratarnos como el culo, que se
rasquen el bolsillo"-, simplemente se hace mayor y todo le da pereza. Hace
7 meses que no se depila el coño, las piernas, ni los sobacos.
LOS CUERPOS IRRESISTIBLES DE NUESTRAS FAMOSAS AL SOL
Varias fotos realizadas por paparazzis inmortalizan las vacaciones de las
cantantes y actrices del país. Ella se queda mirando los paisajes de las islas
privadas y las playas de ensueño a cien millones de años luz de su casa (y
su realidad). Le dan envidia esas aguas cristalinas que ella no ha visto en su
vida. En su memoria, las playas abarrotadas de domingueros, los viajes
hacinados con su abuela, sus primos, el cassette, las bolsas de plástico y las
algas entre sus pies.
El artículo presenta a Tiara Preciosa y resalta su espectacular pérdida de
peso a los cinco segundos después de dar a luz. Según la propia Tiara, toda
mujer que se lo proponga puede conseguir sus medidas a base de mucho
esfuerzo. ¡Porque no valen las excusas! Los pies hinchados, los dolores, las
náuseas o el cansancio no son motivo suficiente para no intentar que tu
cuerpo sea perfecto. Su logro, que le ha llevado a inspirar a otras mamás, le
ha hecho entrar en “El libro mundial de los récords Guinness”.
También se puede ver a la cantante Perla Hermosa en un cuatriquini
botando una pelota de playa. La prenda de ropa y el objeto, son diseños de

12. su última colección. Perla se encuentra junto a su hija pequeña también
diseñada por ella misma, porque ante todo es emprendedora.
De repente se acuerda de un bañador de flores que tenía su abuela y que
le había dado una vecina. Le quedaba algo grande por lo que siempre
tenía que ir con cuidado de que una teta no se le escapase. Sus primos y
ella hacían apuestas para ver cuantas veces al día la gelatinosa mama de la
señora quedaba al aire. Los conflictos y debates eran constantes; ¿Cuando
se suponía que la teta se había salido, cuando se salía totalmente y se veía
el pezón o valía cualquier trozo de carne que se asomase más allá del
escote normal? Este tema les podía llevar horas de conversación, enfados y
alegatos, sorprendentemente bien hilados, para ganar el objeto de sus
apuestas, un polo de hielo o un turno más largo en la colchoneta.
¡QUIÉRETE! CONSEJOS PARA UNA MEJOR AUTOESTIMA
La directora de la revista, el equipo editorial y también su principal
financiador quieren contentar a las lectoras. Para ello recopilan una serie
de frases new age con el propósito de inspirar a las mujeres.
Da igual que previamente las hayan tratado de simplonas sin criterio y que
les hayan comparado con aquellas que forman parte del Club de las
Buenas Esposas; millonarias con cuerpos fitness y armarios plagados de
ropa de marca. Esas que son gracias a los hombres que se fijan en ellas y
las hacen visibles, deseables, un objeto con valor. Esas que tienen que estar
a dieta toda la vida para alcanzar el nirvana con no sé sabe qué peso ideal
(aunque cada día amanezcan con las bilis en la boca y estén insatisfechas
permanentemente). A ellas, a las insultadas veladamente, ahora se les
recuerda que pueden y deben empoderarse. ¡Tú puedes! ¡Ámate! ¡Date
mimos, pequeña basura fea y pobre! ¡Tienes derecho a darte un poco de
afecto desinteresado para volver a la frustración dentro de 10 minutos,
entre anuncio y anuncio de cremas anti-celulitis!
Mira la revista con una risa de bruja que por las noches hace conjuros,
tirando en una olla bien caliente el colorete, el pintalabios, las cuchillas de
afeitar y la faja, con la compañía de sus tres gatos y una bolsa de patatas
fritas mientras se rasca la raja del culo.
“¡Malditos cabrones! ¡Quiérete dicen! Jajajajaja".
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13. Le ha dicho que se verán pronto. La realidad es que por una parte le
gustaría verla pero por otra tiene dudas. ¿Qué hace un chico cómo él con
una chica cómo ella? El mundo es duro para los hombres... ¡Pero es que ella
debe enterarse de la realidad! ¿Qué es eso de ir caminando alegremente
por el mundo sin reparar en sus errores? Todo esto sería diferente si
simplemente pesase 10 o 15 kilos menos. ¿Por qué se ha dejado así? ¿Por
qué no se ha cuidado cómo hacen todas esas otras chicas con las que él ha
estado?
Se han conocido por una aplicación móvil de citas. Desde el inicio ella ha
sido muy clara, rematadamente clara (incluso cuando no tenía porque). En
su descripción se puede leer: “Soy gorda”. Al principio, él cree que exagera.
Las mujeres suelen llamarse así mismas gordas aunque sean delgadas
como el palo de una escoba. Comienzan a hablar y aunque está
preocupado por el tamaño de la muchacha, lo cierto es que es muy
agradable y, al menos en las fotos, tiene una cara bonita. ¡Ojalá se pusiese a
dieta! ¡Y perdiese peso en un mes! ¡Ya no habría problema!
Cuando ella le dice de tomar unas cervezas, él tarda en responder un par
de días. ¿Quedo o no con ella?, ¿le digo abiertamente que no me gustan
las gordas?, ¿le digo que mejor quedamos pero sin expectativas sexuales ni
románticas?, ¿me callo y dejo de ser tan capullo?. “Bueno, quedamos,
hecho unos cuantos tragos y vuelvo a casa. Total, tampoco tengo nada
mejor que hacer hoy”, decide finalmente. Así que le responde y concretan
su primera cita en un pub con música rock y una decoración underground
de local londinense.
Ana es puntual y enseguida toma la iniciativa, saluda la primera y no
parece nada nerviosa. Ana es morena, con el pelo a media melena y lleva
unas gafas negras de pasta. Viste un vestido largo de tirantes con
estampado de acuarela y un cinturón. El resto del conjunto lo
complementan unos pendientes de aro grandes, unas sandalias de tiras,
unas cuantas pulseras y un bolso que en realidad es un saco de tela con un
eslogan reivindicativo. Su estética podría ser definida como alternativa,
casual, informal, hippy o algo similar. Aunque ya tiene 39 años, tiene la cara
redonda y bastante jovial, una gran sonrisa, labios carnosos y unos grandes
ojos marrones. Es fácil fijarse en ella nada más te la cruzas. También es
gorda. Su cuerpo dibuja una generosa ese con todas sus curvas. Sus dos
brazos cuelgan a los lados como dos nubes de golosinas. Todo esto
inquieta a Carlos.

14. Él es alto y delgado. Aunque su torso no es la típica tableta de gimnasio
tampoco es un tirillas. Un chico normal con un cuerpo bastante bien,
podría decir de sí mismo. Es moreno y tiene un rostro anguloso, algunas
mujeres le han dicho que de aspecto muy varonil. Sus ojos azul claro
resaltan particularmente. Suele salir tres o cuatro veces a la semana a
correr y alguna vez planifica una ruta por el monte con sus amistades.
Carlos imagina que Ana no hace deporte.
Ana no parece una mujer acomplejada, más bien proyecta seguridad en sí
misma. Tiene una conversación interesante y es bastante ocurrente. Carlos
se divierte con ella durante la velada. Le sorprende como se reconoce
gorda sin vivirlo como un insulto.
Han jugado a los dardos y al billar. Por suerte para ambos, el resultado ha
estado muy repartido. Ana es buena en lo primero y Carlos en lo segundo.
Los dos han tenido su momento de gloria. Carlos se deja llevar en varios
momentos acercándose a ella. Se siente bien en un ambiente cálido y
despreocupado. A veces la mira caminar y le parece bonita, al menos a su
estilo. Un brindis por aquí, un golpecito en el hombro por acá, un te toco la
cintura con la excusa de que me levanto a pedir (y a pesar de que hay
espacio de sobra para no rozarse). Lo cierto es que Carlos lo está pasando
bien. Lo cierto es que Ana lo está pasando bien.
Tras discutir coqueteando como un par de adolescentes sobre sus gustos
musicales- "buh, eso es una basura", "¿pero qué dices? ¡cómo te puede
gustar ese cantante!", "¡jamás iría a ese concierto!"-, Ana se extiende para
coger su bolso situado al lado de Carlos por lo que pasa muy próximo a él.
Ana y Carlos sonríen sintiendo el calor y se besan.
Es difícil saber quién ha empezado porque se veía venir. El camarero lo
lleva viendo venir desde hace horas. El borracho apoyado en el billar lo está
viendo venir desde que ha comenzado a tener hipo. La joven pareja
sentada en la mesa más próxima lo veía venir desde que entraron al local.
Ana solo piensa en que está excitada y se deja sentir. Carlos sabe que se
siente excitado pero a ratos piensa que Ana está gorda.
Ana sigue mostrando iniciativa también en lo sexual y le propone ir a su
casa. José, un amigo de Carlos, le dirá después que las gordas no pierden el
tiempo porque follan poco y deben aprovechar. Él esbozará una sonrisa
creyendo que el comentario es cruel y a la vez realista. Aunque Ana sea una
tía estupenda, no debe tener muchas oportunidades de follar. Todo el

15. mundo sabe que muchas gordas follan porque los hombres están siempre
desesperados.
Ana es ardiente. Le confronta ver un cuerpo gordo sin ropa. En parte le
hacen gracia esos michelines moviéndose rítmicamente sobre su cuerpo.
Él solo ha visto barrigas planas y pequeñas estrías en las caderas. Cuando
se olvida de todo, Ana le parece irresistible. No solo sabe lo que quiere, sino
que se comunica con él y no reduce el sexo a dos o tres prácticas
mecánicamente aprendidas. Su cuerpo podría ser más bonito si no tuviera
este peso. Sus eses, su redondez, tienen algo bello e incluso erótico. La piel
es suave y la barriga tiene una forma un tanto encantadora y aunque le
cuelguen los pechos, le parecen espectaculares.
“¡No quiero boda, no te asustes!”, dice Ana riéndose cuando aparece “el
tema”: ¿qué esperas de las citas por la aplicación móvil? “Me parece bien si
encuentro un rollo de una noche o de dos noches o de las noches que
sean, un amigo o una pareja monógama o abierta”, comenta ella. Carlos
se apura en aclarar que no sabe si quiere una relación estable (a pesar de
que en otros momentos ha reconocido que sí que la desearía). Carlos no
quiere dar esperanzas a una gorda así que desestima dormir con ella
usando una excusa barata. Se marcha del piso dándole vueltas a la cabeza
a lo sucedido. Antes de irse, Ana le dice que lo ha pasado bien y que le
gustaría volver a verle. Carlos responde que se verán pronto.
“¿Qué tal con la gorda?”, es el primer mensaje que uno de sus amigos
escribe a la mañana siguiente en el grupo de whatsapp “Machunos
orgullosos”. Carlos se ríe al leerlo. “¡Menudo gilipollas!”, dice en voz alta.
Siente una mezcla de ideas y emociones que le cuesta entender y que por
supuesto no va a intentar explicar a ningún amigo. Ana es fantástica en
muchos sentidos, no quiere que se burlen de ella, ni hacerla sufrir, pero por
otra parte es gorda, los chistes con gordas son normales y bueno, ella sabrá
encajar este tipo de cosas, estará acostumbrada.
Durante varios días Carlos no escribe a Ana. Hasta que ella le pregunta
“¿Cómo estás?” por whatssap. Carlos coge el móvil. Escribe un mensaje. Lo
borra. Escribe otro mensaje. Lo borra. “Esto es demasiado ofensivo”, “¿En
serio voy a dejar de quedar con ella? sí, es lo mejor”, “Carlos eres un
imbécil”, “Carlos haces bien, que sepa que no puedes estar con alguien
como ella”, "¿Pero y sí…?”. Borra otra vez. Tras varios minutos, escribe y
envía.

16. “Hola Ana, todo va bien. Espero qué tú también estés bien. He estado
dándole vueltas al asunto. Eres estupenda. Pero no sé si eres mi tipo...
Nunca he estado con una chica como tú. Tengo dudas”.
Carlos espera por un buen rato pero no hay ni rastro de Ana, ni tan solo le
aparece el aviso de "escribiendo". Carlos está nervioso pensando con qué
tono va a responderle. Pero ella no piensa suplicar, ni hacer despliegue de
un romanticismo barato donde la mujer salva al hombre de una
mentalidad inmadura.
“Carlos ya sé que soy gorda. Yo lo acepto de sobra. Me lo pasé muy bien
contigo. Si estás dispuesto a no reírte de las personas gordas, ni a
comentar si tengo o no tengo el culo gordo con tus amistades, ni a
ocultarme, igual te puedes plantear que sigamos quedando. Si tu mundo
es ese y no lo quieres cambiar, es mejor no seguir hablando”, contesta Ana
al día siguiente.
A partir de aquí Carlos le intenta marear durante varias semanas pero Ana
está a otras cosas. Porque a los 39 años, Ana con todos sus kilos, estrías y
papada es más libre de lo que jamás lo será Carlos.
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17. Tengo los cuadernos de toda mi carrera profesional apilados todavía en el
viejo piso de mis padres. Moviendo objetos hoy me encontré con un diario
repleto de anotaciones, inquietudes, curiosidades y anécdotas con las
niñas y los niños de las clases por las que he ido pasando.
Hacía mucho tiempo que no veía algunas de esas fotos, como las del
parvulario de aquella escuela valenciana donde estuve diez años. He
recordado el tierno olor a plastilina, los zapatos de charol y las obras de
teatro infantiles.
<<5 febrero 1986.
Estoy preocupada por mis niñas. Dos de ellas, con un talante muy poco
tolerante, han comenzando a amedrentar a otra niña haciendo
referencia a su ropa, el tamaño de sus piernas o la redondez de su cara.
¡Solo tienen cinco años! Me alegra enormemente que sepa responder y
defenderse. Les ha dicho que le tienen envidia, que quieren ser como ella.
¡Que maravillosa la autoestima de nuestras criaturas y su fortaleza!>>.
<<17 febrero 1986.
Hoy hemos comenzado los preparativos para una pequeña obra de
teatro musical. Los conflictos siguen apareciendo entre mis niñas. Las dos
con más temperamento han solicitado de forma gritona y contestona los
papeles protagonistas, la hormiga y la flor. Se les ha ocurrido meterse con
la compañera de siempre, diciendo que debe interpretar al sol, que se
parece a él porque es redonda como una pelota y ocupa mucho espacio.
Ella sigue mostrando fortaleza. Les ha vuelto a llamar envidiosas, que el
sol es bonito porque brilla mucho. Al final los papeles se han repartido por
sorteo y les han tocado otros diferentes a los que querían. He mostrado mi
preocupación a mis compañeras de trabajo pero creen que estoy
exagerando, que son cosas de niñas y que no hay para tanto>>.
<<20 febrero 1986.
Desde el interior del aula he escuchado una canción: “¡Ana / rana / cara
de tarta / tiene una panza / como una casa!”. Ana ha llorado por primera
vez. No quiero que esta niña crezca acomplejada>>.
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18. Me imaginé como una masa azul en medio del universo.
Con la capacidad de adoptar diferentes formas y de expandirse.
Todo era posible.
Nadie decía nada.
Mi cuerpo-no cuerpo grande, flexible, extenso, viajando.
Mirando las estrellas, los planetas y la tierra.
Todo era tan pequeño ahora para esa masa.
Los comentarios burlones, los miedos, los deseos ocultos.
Marchando lentamente, en paz y con fuerza interior.
Ahora este azul que habita en mí,
que se expande, quiere salir, vivir, correr y gritar:
"¡Nada me detiene!".
Aquí, en esta calle, en esta casa, rodeada de gente.
Y da igual la forma que adopte.
Puedo sentir el placer de ser yo misma.
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19. Dicen que la gordofobia no existe.
Pero todas las mujeres de mi entorno tienen miedo a engordar.
Dietas, estrías, complejos, tetas caídas.
Bombardeo constante que no acaba.
Cerramos los ojos por la noche y nos imaginamos más perfectas.
Con menos michelines.
Más deseables.
Eternamente jóvenes.
Pieles tersas.
Básculas que indican 0 kilos.
Las curvas donde tocan.
Sensualidad pérdida en un tanga.
Un culo perfectamente moldeado.
Pero la gordofobia no existe.
Esta guerra contra nuestros cuerpos y mentes.
Este chip en nuestro seso perfectamente instalado,
nos entretiene, nos hace daño, nos calla.
Pero la gordofobia no existe.
Aunque nos ocultan los amantes,
seamos un fetiche o nos insulten por la calle.
Aunque la familia vigile nuestros platos
y diseccione nuestros cuerpos y ropas.
Aunque pregunten si hacemos algo por perder peso.
Aunque nos recuerden bellas solo si adelgazamos.
La promesa de la belleza.
La razón de ser de las mujeres.
Esa aspiración a ser alguien.
Existo porque hoy me puse pintalabios.
Existo porque un hombre se fijó en mi escote.
No existo aunque argumente mis opiniones.
No existo aunque sea divertida y buena persona.
Agradecidas si un hombre nos dedica un poco de atención.
Dejemos de mendigar amor.
Dejemos de aceptar un sexo que no nos gusta.
Dejemos de callarnos.
Dejemos de cuidar 24/7 los 365 días del año.
Dejemos de hablar de belleza en términos hegemónicos.
Dejemos de hablar de dietas.
Dejemos de prohibirnos comidas apetitosas.
Dejemos de hundir a una amiga solo por un tio.
Dejemos de creer que perdemos el camino si no hay macho al lado.

20. Dejemos de aplaudir la estupidez masculina.
Dejemos de temer que nos dejen por tías más jóvenes, delgadas, guapas.
Es más: que nos dejen.
Y que luego las jóvenes, delgadas y guapas los dejen a ellos.
Salirnos del molde para ser un poco más nosotras
y un poco menos lo que ellos han dicho que debemos ser.
Pero la gordofobia no existe.
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21. “Nadie nos enseña psicología de las emociones, nos educan rodeándonos
de estereotipos, límites o exigencias, expectativas irracionales. Qué puede
haber más bonito que SER, reconocerse en cada etapa de la vida, con
nuestros defectos y sobre todo, nuestras virtudes. Y disfrutarlo”.
Foto y texto: Ana Alonso @anaalonsophoto
Modelo: Carmen Godino @estriadafatactivim
Make-up y ayudante de iluminación: Vicente Hernández @ticotico2
Publicación realizada el 27 de diciembre de 2021 en el IG de Ana Alonso.

22. Instagram: @estriadafatactivim
Correo: estriadafatactivism85@gmail.com
Facebook: Estriadafatactivism
Website: https://enmediodeningunapa.wixsite.com/estriada

24. Escribo sobre la experiencia gorda de una mujer, cis y hetera.
Escribo el relato de una parte de la realidad gorda (porque hay
muchas más vivencias gordas, la interseccionalidad es infinita).
Escribo contra la gordofobia porque es necesario en este mundo
donde quieren una mujer robotizada que cambie los trozos del
cuerpo que el heteropatriarcado rechaza. Y vosotres, por favor,
leer y escuchar a las gordas sin prejuicios. Os prometo que
aprenderéis.