Como mujer y gorda, me preocupa los prejuicios hacia mi cuerpo y las actitudes machistas que las mujeres recibimos.
Tras varios años leyendo sobre feminismo, heteropatriarcado, capitalismo, gordofobia y salud mental, he decidido escribir este artículo analizando la salud mental, el machismo y la gordofobia.
En él, además se pueden encontrar referencias a diversas autoras feministas y parte de sus trabajos.
Por un mundo, donde la salud se vea en su complejidad y no se use como excusa para atacar a algunas corporalidades. Por hablar de salud en todas las tallas y no evocarnos a "dietas milagro" que pueden ser perjudiciales. Por atender a las criaturas para que no sufran acoso, ni su cuerpo pase por una constante tortura con tal de modificar su tallaje. Por dejar de creernos expertos de la salud y generar un discurso moralista de "saludiditis".
1. TU GORDOFOBIA Y MACHISMO PERJUDICAN MI SALUD MENTAL
"El cuerpo de las mujeres ha sufrido muchos procesos a lo largo de la historia y ha sido
considerado de muy diversas formas. Un cuerpo regido siempre por normas que no han
decidido las mujeres; un cuerpo construido por la mirada y la decisión del Otro, encargado
de normativizar a las mujeres, de decirles cómo han de ser, cómo han de vestir, cómo han
de estar".
Carmen Valls Llobet
En 2017 escribí "L'heteropatriarcat perjudica la salut mental" (1) para reflexionar sobre la
discriminación hacia las mujeres y cómo afecta a nuestro bienestar emocional. Lo cierto
es que cualquier tipo de discriminación, odio, desprecio, prejuicios e invisibilización social
genera consecuencias nefastas para la salud mental. La activista, poeta, oradora y artista
Sonya Renee Taylor señala muy acertadamente (2) que: "No podemos hablar de los
cuerpos sin los sistemas que gobiernan nuestros cuerpos". La autora también nos habla
del “estrés de las minorías”. Si bien este término se ha aplicado esencialmente al colectivo
LGTBI (3), podría explicar el malestar de otros colectivos tradicionalmente en minoría,
pero también de quiénes sin ser minoría, sufren discriminación sistémica, como ocurre
con las mujeres.
Recogiendo la idea del "estrés de las minorías" en las mujeres, y sabiendo que en
realidad somos la mitad de la población, podemos analizar los datos de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) que demuestran la desigualdad que sufrimos: la depresión
afecta en todo el mundo a más de 300 millones de personas y está más presente entre
mujeres (5,1%) que entre hombres (3,6%) (4). Y no es de extrañar: 1) Una de cada tres
mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de su pareja o violencia sexual
de terceros en algún momento de su vida. 2) Un tercio refiere haber sufrido alguna forma
de violencia física y/o sexual por parte de su pareja en algún momento. 3) En 2013, un
72% de hombres en el mundo estaban empleados frente a un 47% de mujeres y en la
mayoría de países, ellas ganaban entre un 60% y un 70% del salario del hombre. 4) Las
mujeres dedican al día entre 1 y 3 horas más a las tareas domésticas que los hombres, lo
que nos indica que seguimos siendo el centro de los cuidados. Podemos ver, como el
sistema heteropatriarcal extiende sus tentáculos por todas las áreas de la vida y daña
nuestra salud.
Ser mujer también supone recibir un trato discriminatorio por parte del sistema sanitario.
Carmen Valls Llobet (política y médica, Especializada en Endocrinología y en Medicina
con Perspectiva de Género) dedica el primer capítulo de su maravilloso libro "Mujeres
invisibles para la medicina" (5) a la salud mental. La autora se cuestiona el propio término
de “locura”. ¿Quién la define? La ciencia que ha diagnosticado a las mujeres parte del
poder masculino, ese que empeora el bienestar mental de cada una de nosotras a lo largo
y ancho del planeta. Años atrás, la escritora y consultora política Naomi Wolf, ya
cuestionaba en el clásico feminista "El mito de la belleza" (6) el trato hacia “las locas” y
situaba la cirugía estética como un modo más de control: “La era quirúrgica toma el relevo
de la institucionalización de la enfermedad mental femenina que había reemplazado a su
vez la institucionalización de la histeria del siglo XIX, de forma que cada etapa de
coacción médica fue hallando sistemáticamente nuevas vías para establecer que
femenino equivale a enfermo”. Pero, ¿qué quieren decir cuando nos llaman "enfermas"?
2. Catalogarnos de "enfermas" ha sido, y es, una estrategia constante para quitarnos la voz.
Si estamos "enfermas" se entiende que no tenemos autonomía y, por tanto, que apenas
existimos. En paralelo, la medicina nos resta credibilidad sobre ciertas dolencias que
presentamos. Es decir, o estamos "enfermas" o todo es una pantomima nuestra. El fin, en
ambos casos, es menospreciar la vivencias de las mujeres. Por ello, somos las
exageradas ante dolores menstruales (aunque exista la endometriosis), "las locas"
(aunque las estadísticas determinan que sufrimos más por las condiciones del sistema y
que se tiende a sobre-medicarnos), las débiles si no podemos movernos del sofá (aunque
suframos en un % elevado fibromialgia), etcétera. Desde hace unos años, las personas
diagnosticadas con alguna patología mental y/o física vienen rechazando el papel de
“persona paciente-pasiva”. Acudir a las citas de quienes llamamos personal sanitario, no
debería ser sinónimo de no poder decidir sobre los tratamientos que se reciben y otras
cuestiones. Enfermas o no, tiene que quedar claro que tenemos derechos, y que no
respetarlos es no respetar a una parte de la humanidad.
En "Mujeres y locura" (7), un best-seller que analiza el sesgo de género de la psiquiatría y
la psicología, se recopilan casos, informes y diarios de mujeres que han sido
diagnosticadas, discriminadas y psiquiatrizadas por las más diversas y peregrinas
cuestiones: "(…) pedí a los miembros de la APA un millón de dólares en concepto de
indemnización para aquellas mujeres que nunca habían recibido ayuda por parte de los
profesionales de la salud mental, sino que, al contrario, habían sido maltratadas aún más:
etiquetadas y castigadas, sedadas en exceso, seducidas sexualmente durante el
tratamiento, hospitalizadas contra su voluntad, sometidas a terapia de choque, a
lobotomías, y sobre todo, descritas gratuitamente como muy agresivas, promiscuas,
depresivas, feas, viejas, enfadadas, gordas o incurables". Cuando la autora de este libro,
Phyllis Chesler, psicoterapeuta y profesora emérita estadounidense de Psicología y
Estudios de la Mujer, menciona a las mujeres gordas en este párrafo, nos recuerda que,
efectivamente, la gordura, así como el físico no hegemónico, ha sido un motivo histórico
para despreciar, torturar y discriminar a las mujeres, reforzando además, esa categoría de
“enfermas”.
Esta ciencia que Carmen, Naomi y Phyllis analizan y critican, hecha por y para hombres,
también define qué es gordura y cómo tiene que ser tratada socialmente. El IMC (índice
de masa corporal) fue ideado en 1800 por el matemático Lambert Adolphe y es una de las
pocas herramientas que se sigue usando en el presente sin apenas variación para
determinar qué es la gordura (8). El IMC es una herramienta estandarizada, que si bien
puede servir de guía ante grupos grandes de población, no debería ser utilizada para
diagnosticar a las personas de manera individual por su baja fiabilidad. La razón principal
de su éxito ha consistido en su sencillez y los beneficios que su aplicación otorga a todo el
sistema médico-estético. Este sistema aglutina a empresas de la industria farmacéutica,
de la cirugía plástica y la cirugía bariátrica, así como de la belleza y la dieta, que se
benefician considerablemente de cuestionar nuestro cuerpo. Estamos ante un negocio
que nunca pierde, muy al contrario, sigue creciendo exponencialmente a pesar de las
crisis económicas.
La política basada en el control y el disciplinamiento del cuerpo gordo se nutre del sistema
capitalista y patriarcal, entre otras formas de opresión (varias activistas hablan del
componente racista en la gordofobia), haciéndose sistema en sí mismo. La sociedad
realiza una división "mente-cuerpo" bajo un pensamiento, a mi juicio, de corte
moralista/religioso. Esta división establece una jerarquía. La mente es lo importante, la
3. pureza, la rectitud, la moralidad; mientras que el cuerpo es el pecado, la impureza, la
inmoralidad. Esta ideología también encuentra un paralelismo claro en el binarismo de
género. A los hombres se les atribuye competencias intelectuales y son ellos quiénes
poseen la verdad, los espacios de opinión, el liderazgo; mientras que a las mujeres se les
considera esencialmente elementos decorativos, son belleza, son tentación, ocupan el
espacio privado y deben acompañar y secundar las acciones del hombre. A todo ello,
sumamos que el cuerpo debe responder a una serie de cánones para tener validez,
porque no valen todos por igual: unos son vistos como
pecaminosos/enfermos/marginados/anormales y otros como
sagrados/sanos/integrados/normales. El cuerpo gordo está incluido en el primer grupo. Es
por ello, que en el caso de la mujer gorda, la discriminación se duplica, por su género y
por su peso.
Esta catalogación de "enfermas", "locas", "pecaminosas", "anormales", en un sistema que
pasa por la mirada masculina, usa las dietas como sedantes políticos, pautadas del
mismo modo que se pauta cualquier otro tipo de medicamento. Las mujeres somos las
principales consumidoras de medicación para paliar el sufrimiento psíquico y también las
que recurren más a las dietas, especialmente las adelgazantes y las llamadas “dietas
milagro”. Naomi Wolf considera que: ”La grasa de las mujeres se describe no solo como si
fuera materia muerta sino, además, carcinógena: que genera más muerte”. Para la autora
el lenguaje que se usa en torno a la corporalidad se basa en la meritocracia. "Sacrificio",
"recompensa", "si quieres, puedes" y similares, convierten a la gordura en un elemento a
señalar y erradicar: si nadie quiere elegir la gordura como corporalidad, habrá que hacer
lo posible para evitarla. El neoliberalismo se apodera de nuestros cuerpos, mientras la
sociedad da por válidos discursos vacíos basados en las ganancias económicas de unos
pocos, el poder de otros tantos y la discriminación más despiadada hacia mucha gente.
La activista, Licenciada en Filosofía y Máster en Teoría Feminista, Magdalena Piñeyro
menciona algunas de las áreas en las que la gordofobia se manifiesta (9):
- Invisibilización cultural y silenciamiento: Las personas gordas no aparecemos
representadas en ninguna parte y si aparecemos es para cumplir con el estereotipo gordo:
vagas, carentes de inteligencia, poco deseables… Las escasas personas famosas gordas
que conocemos reciben un acoso mediático espantoso. Un ejemplo clarísimo de esto lo
encontramos en Itziar Castro. La actriz catalana tiene que soportar oleadas de mensajes
en redes sociales que la consideran un mal ejemplo para la sociedad (10).
- Discriminación laboral: Según la socióloga Deborah Lupton las personas gordas tienen
más problemas para acceder a empleos y cuando acceden, son empleos peor
remunerados.
- Acoso escolar: Perseguir a alguien al grito de "vaca", "cerda" o "foca", excluirla de
grupos y/o actividades por su peso, son una constante en la etapa escolar de las
corporalidades gordas. Un ejemplo de este tipo de acoso se puede ver en el documental
de Gabrielle Deyder (activista, escritora, directora y actriz) "No se nace gorda" (11),
inspirado en su exitoso libro, del mismo título, "On ne naît pas grosse" (Goutte Dor, 2017).
En él podemos ver a la autora rompiendo a llorar e hiperventilando cuando se encuentra
enfrente de la escuela que la vió crecer. Deyder sufrió burlas y desprecios por parte de
gente de su edad pero también por parte del profesorado.
Por todo lo comentado, es necesario hablar de la salud mental de las personas gordas y
como se ve afectada por el trato que reciben (¿sería posible aquí usar ese término del
"estrés de las minorías"?). En "Tienes derecho a permanecer gorda" (12), la activista
4. experta en discriminación basada en la imagen y Máster en Sexualidad con una
Perspectiva Interseccional sobre el cuerpo, la raza y el género, Virgie Tovar, afirma: “La
gordofobia promueve una relación patológica con la comida”. Las dietas son fuente de
estrés desde muy temprana edad en la vida de las corporalidades gordas. Si dicho estrés
se prolonga en el tiempo, puede producir apatía, agotamiento, pérdida de memoria,
problemas digestivos, entre otros (13).
De otra parte, cabe mencionar los Trastornos de la Conducta Alimentaria, los cuales se
dan mayoritariamente en mujeres (90%) (en hombres, el porcentaje ronda el 10%) (14) y
en adolescentes: en España, el 5% de la población de entre 15 a 21 años, tienen un TCA
(15). En este punto, es importante enumerar algunas cuestiones: 1) Mucha gente
diagnosticada con un TCA sostiene que la gordofobia no fue uno de los primeros factores
para experimentar una relación de malestar psíquico con la alimentación y su
corporalidad, y que el origen de los TCA es multifactorial. 2) Las personas gordas pueden
tener un TCA. 3) Existen otros TCA menos conocidos, como el trastorno por atracón. 4)
¿Hasta qué punto, aún y cuando el factor de riesgo principal de una persona para tener
un TCA no es la gordofobia, la cultura de la dieta y la delgadez, éstas ejercen una
influencia perniciosa en el estado de salud mental de la persona?
Por su parte, Sonya Renee Taylor recoge en su primer libro, un estudio realizado entre
112 estudiantes universitarias por la web AboutFace.Org en el que se concluyó que la
insatisfacción con el cuerpo, el peor humor, los niveles de depresión y la baja autoestima
aparecían cuando se les mostraba cuerpos delgados. En el mismo estudio, se afirmó que
leer artículos de dietas o pérdida de peso se asociaba a mayores comportamientos de
control de peso y otras consecuencias psicológicas. La autora hace una interesante
aportación hablando de “vergüenza corporal” y “terrorismo corporal”: "Una encuesta en
Yahoo Health, en la que participaron 1993 adolescentes y adultos, descubrió que la edad
media de consciencia de la vergüenza corporal está entre los 13 y los 14 años". La
publicidad, las representaciones culturales, las legislaciones y la discriminación social,
entre otras, llevan a la culpa por habitar una corporalidad diferente y/o gorda y empeora
así la vida de la gente.
La gordofobia no es algo nuevo. Aunque se esté hablando de ella con más ímpetu en los
últimos años, nos viene acompañando por mucho tiempo (los primeros movimientos
antigordofobia datan de los años 70-80 en Estados Unidos). Las teorías que defienden
que hubo una época histórica cercana buena para las gordas son, a mi parecer, una
falacia. A menudo se pone a Marilyn Monroe como ejemplo de mujer "entrada en carnes"
que fue admirada muy a pesar de su corporalidad gorda. La realidad es que Marilyn era
de tamaño y peso pequeño (16), simplemente su figura corporal, tipo reloj de arena, pasó
a ser considerada sensual y femenina, pero no se dió, ni de lejos, esa supuesta
aceptación de un cuerpo gordo. En cualquier caso, la actriz sufrió las consecuencias de
una sociedad profundamente misógina y cosificadora hacia la belleza femenina y el
control de nuestros cuerpos.
Las situaciones que viven las personas gordas demuestran que estamos ante un sistema
que discrimina la corporalidad que se sale del esquema hegemónico delgado,
particularmente en el caso de la mujer. Disponemos de algunos estudios a este respecto,
pero todavía son pocos y/o puede que no tengan el suficiente alcance. Sin embargo, la
literatura anglosajona y la latinoamericana nos llevan años de adelanto, con los llamados
"fat studies" y una cantidad importante de activistas de renombre (Charlotte Cooper,
5. Marilyn Wann, Laura Contrera y Lucrecia Masson, son algunos ejemplos) (17). Barriendo
para casa, no quiero dejar de mencionar a Nina Navajas, Graduada en Trabajo Social y
Máster en Género y Políticas de Igualdad por la Universitat de València, quién ha
dedicado sus tesis a la gordofobia (18).
Una parte de la población se aferra al argumento de la salud (física) para negar que los
cuerpos gordos son una realidad más (si bien la gordura se considera un factor de riesgo,
no es una enfermedad en sí misma). Son los intentos de un sistema gordofóbico que no
quiere renunciar a los privilegios que el cuerpo delgado obtiene: reconocimiento social,
más ventajas para acceder a algunos trabajos, más éxito sexo afectivo, facilidad para
encontrar ropa, entre otros, así como el sometimiento, en particular, de la mujer, cuando la
gordofobia se da la mano con el heteropatriarcado. El discurso de la salud que nos llega,
es un discurso neoliberal que parte de ideas estáticas, prejuiciosas, machistas, racistas,
que no tienen en cuenta las particularidades de los cuerpos y la magnitud del concepto
salud.
Las activistas no nos negamos a hablar de salud, pero desde otra perspectiva más
humana y menos sesgada. Nadie repara en que el bienestar psíquico es fundamental
para toda persona y que, en contra de lo que algunos defienden, apartar socialmente,
señalar y culpabilizar no ayuda, pudiendo producir en la persona gorda, ansiedad, fobia
social, depresión, entre otros. En cualquier caso, suponiendo que una persona gorda
tuviera una patología física, ¿es motivo para infligir en ella daño psicológico?
Rotundamente NO. Si alguien quiere cuidarnos, que nos escuche, abra su mente a la
realidad y haga frente a sus propios prejuicios. Nadie tendría que pagar las
consecuencias de una sociedad que penaliza la disidencia que supone habitar un cuerpo
gordo.
Porque los gritos desde coches llamándome "¡puta gorda!", los hombres que me han
increpado a modo de burla en discotecas por mi físico, las veces que compañeras de
trabajo no han tenido otro tema de conversación que mi tamaño, las dos ocasiones donde
casi me agreden en el metro de mi ciudad porque me defendí ante los insultos sobre mi
cuerpo, los desprecios en la escuela y en el instituto, las miradas si intento ir al gimnasio
en hora punta, los consejos sobre la ropa que mi cuerpo no debe llevar, las relaciones que
me sitúan como amante clandestina, los hilos en foros con mi foto para burlarse… Han
generado en mí, durante algunas épocas, temores que me llevaban a cerrarme al mundo,
a temer ser observada y/o conocer gente, a sentir ansiedad y a vivir limitada, lo que desde
luego no ha sido bueno para mi salud, ni mental ni física. Y es que privarse de espacios y
actividades gratificantes es vivir con menor bienestar que el resto de la sociedad. Si
queremos una sociedad con mejor salud, en este caso para las mujeres gordas,
empecemos a dejar atrás los prejuicios y su proyección hacia las personas que son
consideradas "diferentes" y generemos contextos seguros.
1) Godino, C. (2017, 7 de noviembre). L' heteropatriarcat perjudica la salut mental.
Llibertat.cat. Recuperado desde:
https://www.llibertat.cat/2017/07/l-heteropatriarcat-perjudica-la-salut-mental-39295
(2) Taylor, S. R. (2019). El cuerpo no es una disculpa. El poder del autoamor radical. San
Francisco, CA, USA: Editorial Melusina, S.L.
6. (3) ¿Qué es el estrés de las minorías y cómo podemos combatirlo? (s.f.). Psicología para
personas LGTB. Recuperado desde:
https://liberarte.co/blog/discriminacion/que-es-el-estres-de-las-minorias/
(4) Nicté Dominguez, I. (2021, 5 de octubre). Razones por las que las mujeres son más
propensas a padecer depresión. La silla rota. Recuperado desde:
https://lasillarota.com/lacaderadeeva/razones-por-las-que-las-mujeres-son-mas-propensas
-a-padecer-depresion/567537
(5) Valls Llobet, C. (2020). Mujeres invisibles para la medicina. Desvelando nuestra salud.
Madrid, España: Capitán Swing.
(6) Wolf, N. (2020). El mito de la belleza. Madrid, España: Editorial Continta Me Tienes.
(7) Chesler, Phyllis (2019). Mujeres y locura. Madrid, España: Editorial Continta Me
Tienes.
(8) ¿Adiós al IMC? Estudios cuestionan la forma actual para clasificar el peso (s.f.). Emol.
Tendencias. Recuperado desde:
https://www.emol.com/noticias/Tendencias/2016/02/09/787591/Adios-al-IMC-Nuevo-estudi
o-propone-nueva-forma-de-medir-el-sobrepeso.html
(9) Piñeyro, M. (2016). Stop Gordofobia y las panzas subversas. Málaga y Carcaixent
(País Valencià), España: Baladre - Coordinación de luchas contra la precariedad, el
empobrecimiento y la exclusión social. Zambra Iniciativas Sociales.
(10) Valera, A. (2020, 25 de septiembre). El desnudo integral de Itziar Castro con el que
responde a las críticas. Una vez más, la actriz ha mostrado su anatomía al natural para la
portada de una revista. Semana. Recuperado desde:
https://www.semana.es/corazon/desnudo-integral-itziar-castro-responde-criticas-20200925
-002268368/
(11) Marzol, A. (2020, 3 de agosto). Gordofobia: el documental del sobrepeso sin
transfondo moralista. Código Nuevo. Recuperado desde:
https://www.codigonuevo.com/entretenimiento/gordofobia-documental-sobrepeso-trasfond
o-moralista
(12) Tovar, V. (2018). Tienes derecho a permanecer gorda. USA: Editorial Melusina, S.L.
(13) Graziano, P. (s.f.). ¡No puedo más! consecuencias de un estrés prolongado y
prevención del mismo. Psicología-estratégica. Recuperado desde:
https://psicologia-estrategica.com/no-puedo-mas-consecuencias-estres-prolongado/
(14) Guarda Torner, M. (23 de octubre de 2018). Trastornos de la conducta alimentaria.
¿Afectan menos a los hombres? Ita. Especialistas en Salud Mental.
https://itasaludmental.com/blog/link/63
(15) Oliver, D. (2020, 25 de abril). Trastornos alimentarios en niños y adolescentes
durante el confinamiento. El País. Recuperado desde:
7. https://elpais.com/elpais/2020/04/19/mamas_papas/1587284749_373590.html
(16) Las medidas de Marilyn no eran las que nos han contado, ¡en absoluto! (s.f.). Super
Curioso. Recuperado desde: https://supercurioso.com/medidas-marilyn/
https://atheneadigital.net/article/view/v21-1-navajas/2434-pdf-es
(17) Contrera, L. y Moreno, M. L. (2021): "Diversidad Corporal y Gordofobia". Material
elaborado a solicitud de la Subsecretaría de Políticas de Géneros y Diversidad Sexual del
Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual. Buenos Aires,
Argentina. Recuperado desde:
https://ministeriodelasmujeres.gba.gob.ar/gestor/uploads/DIVERSIDAD%20CORPORAL%
20Y%20GORDOFOBIA%20.pdf
(18) Tejerina, C (2021, 16 de abril). Entrevista a Nina Navajas: "La gordofobia está tan
extendida como el racismo y el sexismo". Sarraute Educación. Recuperado desde:
https://sarrauteducacion.com/2021/04/16/entrevista-a-nina-navajas-investigadora-la-gordo
fobia-esta-tan-extendida-como-el-racismo-y-el-sexismo/