11. Lc 6, 27-29. 31. 35
27. […] Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian.
28. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.
29. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que
te quite el manto, no le niegues la túnica.
31. Hagan por los demás lo que quieren que
[las personas] hagan por ustedes.
35. Amen a sus enemigos, hagan el bien y
presten sin esperar nada en cambio.
Entonces la recompensa de ustedes será
grande y serán hijos del Altísimo, porque Él
es bueno con los desagradecidos y los
malos.
12. Mt 9, 10-13
10. Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número
de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a
sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11. Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: “¿Cómo es que su
Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?”
12. Jesús los oyó y dijo: “No es la gente sana la
que necesita médico, sino los enfermos.
13. Vayan y aprendan lo que significa esta
palabra de Dios: Me gusta la misericordia más
que las ofrendas; pues no he venido a llamar a
los justos, sino a los pecadores.”
13. Mc 10, 13-16
13. Algunas personas le presentaban niños para que los
tocara, pero los discípulos les reprendían.
14. Jesús, al ver esto, se indignó y les dijo: “Dejen que los
niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de
Dios pertenece a los que son como ellos.
15. En verdad les digo: ‘Quien no reciba el
Reino de Dios como un niño, no entrará
en él’.”
16. Jesús tomaba a los niños en brazos e,
imponiéndoles las manos, los bendecía.
14. Mc 1, 40-42
40. Se le acercó [a Jesús] un leproso, que se arrodilló
ante él y le suplicó: “Si quieres, puedes limpiarme.”
41. Sintiendo compasión, Jesús extendió la mano y lo
tocó diciendo: “Sí quiero: queda limpio.”
42. Al instante se le quitó la lepra y quedó sano.
15. Hch 10, 38-39
38. [Ustedes saben] cómo Dios ungió a Jesús de
Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de
poder. Él pasó haciendo el bien y curando a
todos los que habían caído en poder del
demonio, porque Dios estaba con Él.
39. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo
en el país de los judíos y en Jerusalén.