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Pocos escritores o pensadores han tenido la puntería y el pulso de
Henry David Thoreau. Pero a Thoreau no le gustaba la caza, así
que usaremos otra metáfora: digamos mejor que pocos escritores o
pensadores han sabido extraer la miel del mundo a partir de una
sola flor, pocos han estado tan dotados para ese aforismo, esa frase
o ese breve fragmento tras cuya lectura sentimos que algo destella,
que algo en nuestra vida puede cambiar, que se despliega un
conjunto inédito de posibilidades existenciales.
Los libros de Thoreau, sus ensayos, sus diarios, sus poemas, sus
cartas y sus manuscritos inéditos son una fuente inagotable del
pensamiento más luminoso e inmediato, aquel que nos golpea en la
cara como una ráfaga inesperada de aire fresco y vivificador. Desde
esta premisa, hemos recorrido toda su obra y hemos recogido en
este volumen una amplia antología de los mejores pensamientos de
Thoreau: aquí se trata sobre la belleza y el azar, la aurora y el
crepúsculo, la amistad y la imaginación, la moda y la dieta, la
libertad y la insumisión, la música y el silencio, los indios y la
sabiduría, la simplicidad y el dinero, los viajes y la soledad, los
árboles y los pájaros, el trabajo y el amor, la muerte y lo que nos
salva, lo salvaje en la naturaleza y en nosotros mismos, los libros y
el inextinguible deseo de leer, lo sagrado en el cielo y en la tierra, la
felicidad de las marmotas y de los humanos, los paseos por el
bosque y también por la ciudad, la estaciones y el ciclo interminable
de la vida…
Un verdadero regalo para todos aquellos que, tal como dijo Thoreau,
saben que todo lo bueno es libre y salvaje.
Henry David Thoreau
Todo lo bueno es libre y salvaje
ePub r1.0
Titivillus 14.11.2018
Título original: Todo lo bueno es libre y salvaje
Henry David Thoreau, 2017
Traducción: Silvia Moreno & Laura Naranjo & Carmen Torres & Marcos
Nava & Miguel Ros & Antonio García
Retoque de cubierta: Titivillus
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.0
Índice de contenido
1. Thoreau según Thoreau
2. Vecinos salvajes
3. Escribid
4. La ciénaga urbana
5. En defensa de la naturaleza
6. Amanecer y atardecer
7. Consejos sobre moda
8. La verdadera educación
9. Ética y dietética
10. Libertad y esclavitud
11. Elogio solitario de la amistad
12. La esquiva bondad
13. Contra aquellos que nos gobiernan
14. Los bosques de la salud
15. A la escucha
16. Alzad la mirada
17. El héroe
18. El animal más feroz
19. Llegar a ser el que uno es
20. La musa india
21. El meollo de la existencia
22. La obscena muerte
23. La siembra del carácter
24. La biblioteca celeste
25. El pretendiente de la naturaleza
26. Lo que piensan los demás
27. Las posesiones
28. Los asuntos del cielo
29. La rueda de las estaciones
30. Simplicidad, simplicidad
31. Sociedad y soledad
32. La felicidad de las marmotas
33. La sala de pensar
34. El cortejo del presente
35. La vida de los árboles
36. La verdad y los helados
37. El caminante
38. Cómo ganarse la vida
39. Una vida salvaje
Sobre el autor
Notas
1
THOREAU SEGÚN THOREAU
Yo no soy tú y tú no eres yo.
Diarios, 10 de octubre de 1851
Mi profesión consiste en estar siempre alerta para encontrar lo
divino en la naturaleza; conocer los lugares por los que acostumbra
a merodear. Asistir como espectador a todos los oratorios, a todas
las óperas salvajes.
Diarios, 7 de septiembre de 1851
Al irme a la laguna de Walden, mi intención no era vivir allí de forma
barata, tampoco con lujos, sino sacar adelante algunos negocios
minimizando las dificultades; verme impedido para llevarlos a cabo
por falta de un poco de sentido común, espíritu emprendedor y
talento comercial no parecía tan triste como estúpido.
Walden
Mi mayor habilidad ha sido la de no aspirar más que a poco.
Diarios, 19 de julio de 1851
No puedo deciros lo que soy, más allá de un rayo de sol. Lo que soy,
lo soy, y no lo digo. Ser es la mejor forma de explicarse.
Diarios, 26 de febrero de 1841
He de confesar que no hay nada que me resulte más ajeno que mi
propio cuerpo. Siento más afecto por casi cualquier fragmento de la
naturaleza.
Diarios, 21 de febrero de 1842
No vine a este mundo para convertirlo en un buen lugar donde vivir,
sino para vivir en él, sea bueno o malo.
«Desobediencia civil»
De vez en cuando, contemplo la tierra prometida, pero no siento que
esté viajando hacia ella.
Diarios, después del 29 de julio de 1850
Mi naturaleza es la de la piedra. Hace falta el sol del verano para
calentarla.
Diarios, 21 de diciembre de 1850
Me resulta imposible sentir interés por lo que en general interesa a
los hombres. Sus cuitas y predilecciones me parecen frívolos.
Cuando más soy yo mismo y cuando veo con más claridad, los
hombres son lo que menos percibo.
Diarios, 24 de abril de 1852
A quienes piensen que soy jactancioso, que me considero superior a
los demás y que me pavoneo por encima de sus cabezas, les diré
que podría contarles una historia igual de lamentable sobre mí que
sobre ellos. Si mi ánimo se prestara a ello, podría animarles con una
nutrida lista de fracasos y fluir tan humildemente como los
mismísimos desagües. Podría enumerar una lista de los crímenes
más nauseabundos que jamás se hayan conocido.
Diarios, 10 de febrero de 1852
Yo no nací para ser sometido. Seguiré mi propio camino.
«Desobediencia civil»
Vosotros tendréis vuestros asuntos y yo tendré los míos. Vosotros
pasaréis la tarde preparando el fogón de vuestro vecino y os
pagarán por ello; yo la pasaré recogiendo las pocas bayas de
Vaccinium oxycoccus que produce aquí la naturaleza, antes de que
sea demasiado tarde, y también se me pagará por ello después, de
otra manera. Siempre he cosechado unos beneficios inesperados e
incalculables por llevar a cabo, aun tardíamente, toda pequeña
empresa que mi genio me sugiriera como algo que hacer, algún
paso que dar, aunque fuera corto, para apartarme del rumbo
habitual…
Diarios, 30 de agosto de 1856
Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente,
enfrentándome sólo a los hechos esenciales de la vida, y ver si
podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, no fuera que
cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido. No
quería vivir nada que no fuera la vida, pues vivir es algo muy
valioso, ni tampoco practicar la resignación, a no ser que fuera
absolutamente necesario.
Walden
Creo que está en mis manos alzarme a mí mismo en este preciso
instante sobre el nivel más común de mi existencia.
Cartas a un buscador de sí mismo,
10 de abril de 1853
Aquí estoy, con treinta y cuatro años, y, sin embargo, mi vida apenas
ha comenzado a desarrollarse. ¡Cuánto alberga su germen! Hay una
distancia tan grande entre mi ideal y la realidad, en muchos
aspectos, que podría decir que aún no he nacido.
Diarios, 19 de julio de 1851
No he prestado ningún juramento. No tengo un esquema para
entender la sociedad, la naturaleza o Dios. Soy, simplemente, lo que
soy, o comienzo a serlo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
Creo en el bosque, en la pradera y en la noche en la que crece el
grano.
«Caminar»
Confío en que se dé cuenta de lo exagerado que soy, que exagero
las cosas cada vez que tengo oportunidad de hacerlo, que apilo el
Pelión sobre el Ossa para alcanzar así el cielo. No espere de mi
parte una verdad trivial, a menos que me encuentre en el estrado de
los testigos. Soy tan incapaz de mentir como usted de gobernar un
coche de cuatro caballos.
Cartas a un buscador de sí mismo,
10 de abril de 1853
Un joven conocido mío, que ha heredado varios acres, me confesó
que pensaba que él también debería vivir como yo lo hago, y que lo
haría si tuviera medios para ello. No quisiera en forma alguna que
nadie adoptara mi modo de vivir, pues, más allá de que antes de
que aquél lo haya aprendido bien yo puedo haber encontrado ya
otro distinto, prefiero que en el mundo existan tantas personas
diferentes como sea posible, y que cada una se ocupe de encontrar
y proseguir su propio camino y no el de su padre, su madre o su
vecino.
Walden
Ansío vivir siempre de manera que obtenga mi satisfacción e
inspiración de los acontecimientos más comunes, de los fenómenos
cotidianos, de forma que lo que mis sentidos perciben hora a hora,
mi paseo diario, la conversación de mis vecinos puedan inspirarme y
yo pueda soñar con un cielo que no sea más que el que se extiende
a mi alrededor.
Diarios, 11 de marzo de 1856
Sólo me conozco a mí mismo como entidad humana (el escenario,
por así decirlo, de pensamientos y afectos) y sé que existe una
cierta dualidad en virtud de la cual me mantengo tan alejado de mí
mismo como de cualquier otra persona. Por muy intensa que sea mi
experiencia, soy consciente de la presencia y crítica de una parte de
mí como si no fuera parte de mí, sino un espectador que no
estuviera compartiendo la experiencia sino tomando nota de ella, y
eso no es más yo de lo que sois vosotros.
Diarios, 8 de agosto de 1852
Siento que mi vida es muy sencilla y mis placeres, muy baratos.
Alegría y pena, éxito y fracaso, grandeza y mezquindad y, de hecho,
la mayoría de las palabras de la lengua inglesa no significan para mí
lo mismo que para mis vecinos.
Diarios, 18 de octubre de 1856
Durante muchos años fui, por propio nombramiento, inspector de
tormentas de nieve y lluvia, y cumplí fielmente con mi deber, aunque
jamás recibí un centavo por ello.
Diarios, después del 22 de febrero de 1846
Estoy tan unido a mi forma de pasar el día (necesito unos márgenes
de ocio tan amplios y un guardarropa de prendas viejas tan
completo), que no estoy bien preparado para salir afuera. A veces
resulta agradable quedarse en casa, sentado todo el día sobre un
único huevo, en tu propio nido, aunque al final pueda resultar ser un
huevo de mentira.
Carta a Daniel Ricketson,
27 de septiembre de 1855
Doy muchísimos paseos, en todas las direcciones que marca la
brújula, y conmigo siempre es temporada de cosecha. Voy siempre
recolectando los frutos de estos bosques, campos y aguas, y no me
cruzo con nadie ni nadie se interpone en mi camino. Mi cosecha no
es su cosecha. Hoy los veo recogiendo sus judías y su maíz, y para
mí son un espectáculo, pero pronto quedan fuera de mi vista. Yo no
voy a recoger judías y maíz. ¿Creen que no hay más frutos que
ésos? Yo soy un cosechador, no voy recogiendo lo que queda atrás
después de la siega.
Diarios, 14 de octubre de 1857
Cómo vivir, ¡cómo obtener el máximo de vida!, como si tuvieras que
enseñar al joven cazador a atrapar a su presa. Cómo extraer la miel
de la flor del mundo. A eso me dedico todos los días. Me afano en
ello como una abeja. Deambulo por los campos con esa misión y
nunca me siento tan feliz como cuando me noto cargado de miel y
cera. Soy como una abeja que pasa todo el santo día buscando los
dulzores de la naturaleza.
Diarios, 7 de septiembre de 1851
Me gusta que mi vida tenga un amplio margen.
Walden
Me siento dichoso. Me encanta mi vida.
Diarios, 1 de noviembre de 1851
Mi vida forma parte del infinito.
Diarios, 15 de marzo de 1852
2
VECINOS SALVAJES
Dedico una parte considerable de mi tiempo a observar las
costumbres de los animales, mis vecinos salvajes. Gracias a sus
distintos movimientos y migraciones, siempre sé en qué momento
del año estamos. El vuelo de los gansos, la migración de los
Catostomus, etc., me resultan muy significativos. Pero, cuando
pienso que aquí se ha exterminado a los animales más nobles (el
puma, la pantera, el lince, el glotón, el lobo, el oso, el alce, el ciervo,
el castor, el pavo, etc.), no puedo evitar sentirme como si viviera en
una región domesticada y, por así decirlo, castrada. ¿No me habrían
resultado más significativos los movimientos de esos animales, más
grandes y salvajes? ¿Acaso la naturaleza sobre la que estoy
versado no se encuentra mutilada e imperfecta?
Diarios, 23 de marzo de 1856
Veo a un zorro cruzar el camino bajo la luz del ocaso… Siento un
cierto respeto hacia él, porque, a pesar de ser tan grande, sigue
siendo libre y salvaje en medio de todos nosotros, y también por su
originalidad, en lo que respecta a cualquier parecido con nuestra
raza. Tal vez por ese motivo me caiga mejor que su primo
domesticado, el perro.
Diarios, 25 de noviembre de 1857
Y, sin embargo, ¿cuál es la naturaleza de nuestra gratitud hacia
estas ardillas, estas plantadoras de bosques? Las consideramos
alimañas y todos los años las cazamos y aniquilamos en gran
número porque —si es que cabe excusa alguna— a veces devoran
una parte mínima de nuestro maíz. ¿No sería mucho más civilizado
y humano, por no decir divino, reconocer una vez al año, por medio
de alguna ceremonia simbólica significativa, el papel que
desempeña la ardilla, el enorme servicio que presta, en la economía
del universo?
Diarios, 22 de octubre de 1860
Los ratones que merodeaban por mi casa no eran de los que llaman
comunes, que parece ser que, en su día, fueron traídos a este país,
sino ratones nativos y salvajes de los que no se encuentran en la
ciudad. Envié un ejemplar a un distinguido naturalista que expresó
gran interés. Cuando estaba construyendo mi casa, descubrí que
uno de ellos tenía su nido justo debajo y, antes de que hubiera fijado
la segunda capa del suelo y barrido las virutas, solía salir a la hora
del almuerzo para buscar las migas a mis pies. Es probable que yo
fuera el primer hombre que veía, pero congeniamos pronto, hasta el
punto de corretear sobre mis zapatos y mis ropas. Era capaz de
encaramarse a las paredes de la habitación con pequeños saltos,
como una ardilla, a la que se asemejaba en muchos movimientos. Al
poco tiempo, un día que estaba acodado sobre un banco de trabajo,
subió por mi ropa, recorrió una manga, comenzó a dar vueltas en
torno al papel que aún envolvía mi comida y juntos jugamos con él
al escondite, hasta que cogí un trozo de queso con los dedos, se
acercó, lo mordisqueó sentado en mi mano, se limpió después el
hocico y las patas, como si fuera una mosca, y se marchó.
Walden
No me desagrada el hedor de la mofeta al pasar por sitios sagrados.
Más bien, me revitaliza.
Diarios, después del 26 de abril de 1850
Tanto da que sea fácil o difícil el trabajo de un hombre; tanto da que
éste se sienta feliz o infeliz: siempre habrá un pájaro que le cante
mientras está trabajando.
Diarios, 15 de abril de 1859
Aunque vivo en el bosque, no observo las aves con tanta atención
como en el pasado; me contento con oírlas de vez en cuando por la
noche.
Carta a Horatio Robinson Storer,
15 de febrero de 1847, mientras vivía en Walden
Ayer, un ornitólogo dijo en Boston algo muy importante: «Si sujetan
el pájaro con la mano…». Pero yo prefiero sujetarlo con mis afectos.
Diarios, 10 de mayo de 1854
Quien tala árboles más allá de un determinado número está
exterminando a las aves.
Diarios, 17 de mayo de 1853
Una vez se posó un gorrión sobre mi hombro durante un instante
mientras escardaba en un jardín de la ciudad y sentí más orgullo por
esa distinción que por cualquier charretera que hubiera podido
colgarme.
Walden
Me alegra que haya búhos. Que ululen idiota y maniáticamente para
los hombres. Es un sonido que conviene a la perfección a los
pantanos y los bosques oscuros que el día no llega a iluminar, y que
sugiere una naturaleza vasta y primitiva que los hombres no han
reconocido. Representa el inhóspito crepúsculo y los pensamientos
sombríos que todos cargamos.
Walden
La estimada brema flota en el estanque como el centro del sistema,
otra imagen de Dios. Ningún hombre puede explicar la vida de la
brema más de lo que puede explicar la suya propia. Quisiera que
percibierais el misterio de la brema. Tengo un coetáneo en Walden.
Tiene aletas donde yo tengo piernas y brazos. Tengo un amigo entre
los peces o, al menos, un nuevo conocido… Conocerlo va a hacer
que mi vida sea más plena y memorable.
Diarios, 30 de noviembre de 1858
¡El primer gorrión de la primavera! ¡El año comienza con una
esperanza más joven que nunca! Los tenues trinos plateados del
azulejo, del gorrión melódico y del zorzal alirrojo se escuchan en los
campos húmedos y casi desnudos como si fuera el tintineo de los
últimos copos del invierno. En una época como la nuestra, ¿qué son
las historias y las cronologías, las tradiciones y todas las
revelaciones escritas?
Walden
Conforme asciendo por la colina, oigo el canto vespertino del zorzal
maculado. Es la única ave cuyo trino me suena a música e influye
en el discurrir y el tenor de mis pensamientos, de mi fantasía y de mi
imaginación. Eleva mi ánimo y me llena de gozo. Me inspira. Es una
pócima que cura mi alma, un elixir para mis ojos y una fuente de
juventud para todos mis sentidos. Transforma todas las horas en
una mañana eterna.
Diarios, 22 de junio de 1853
¡Qué sonido tan absolutamente propio de Nueva Inglaterra es el
graznido del cuervo! Si uno guarda silencio absoluto en cualquier
punto de las afueras de la ciudad y presta atención, acallando el
casi incesante zumbido de la fábrica que lleva dentro, ése será el
sonido que casi con total seguridad oirá elevarse por sobre todos los
ruidos de la actividad humana y llevará sus pensamientos hasta
alguna bahía lejana, en los bosques en los que el cuervo está dando
rienda suelta a su indignación. Este pájaro ve llegar al hombre
blanco y retirarse al indio, pero él no se retira. Su trino indómito se
sigue oyendo sobre el tintineo de la fragua. Ve que una raza se
extingue, pero él no se extingue. Permanece entre nosotros para
recordarnos la naturaleza aborigen.
Diarios, 4 de marzo de 1859
¿No estaría bien llevar conmigo un catalejo para observar las aves
con mayor nitidez, ya sean patos o halcones? En algunos aspectos,
me parece que sería mejor que un arma. La segunda te los acerca
muertos; el primero, vivos. Es más fácil identificar las especies
matando al ave, porque es un espécimen muerto que se describe
minuciosamente, pero sus hábitos y apariencia se estudian mejor en
un espécimen vivo.
Diarios, 29 de marzo de 1853
El zorzal consigue, él solo, declarar la riqueza y energía inmortales
que pueblan el bosque. Cuando suena su trino, el hombre
rejuvenece y la naturaleza se llena de vida. Acentúa el significado
de todo aquello que se ve a la luz de su compás. Canta para que el
hombre adquiera una visión de las cosas más elevada y certera.
Diarios, 5 de julio de 1852
¿Quién escucha a los peces cuando lloran?
Musketaquid
3
ESCRIBID
Un diario es un libro que contendrá un registro de toda vuestra
alegría, de todos vuestros gozos.
Diarios, 13 de julio de 1852
¡Qué vano resulta sentarse a escribir cuando no te has levantado
para vivir! Se me antoja que, en el momento en el que mis piernas
empiezan a moverse, mis pensamientos empiezan a discurrir.
Diarios, 19 de agosto de 1851
De la literatura sólo nos atrae lo salvaje. El aburrimiento no es sino
otro nombre para lo domesticado.
«Caminar»
Observo que utilizo muchas palabras, con el fin de enfatizar, que en
realidad no añaden nada a la fuerza de mis frases y que éstas
parecen aliviadas en cuanto suprimo aquéllas. Palabras con las que
expreso mi estado de ánimo, mi convicción, en lugar de la simple
verdad.
Diarios, 26 de enero de 1852
Los pensamientos de un hombre no son nunca nuevos, pero el
estilo con que se expresan es la novedad, siempre infalible, que
alegra y revitaliza a los hombres.
«Thomas Carlyle and His Works»
[Thomas Carlyle y sus obras]
Es inútil intentar escribir a menos que sientas fuertes tus rodillas.
Diarios, 9 de agosto de 1841
Déjeme que le recomiende algo: escriba con precisión lo que ha
supuesto para usted ese paseo por las montañas, y vuelva a dicho
ensayo una y otra vez hasta que esté convencido de que contiene
todo lo importante de su experiencia. Dese a sí mismo un motivo tan
importante para justificar su viaje a las montañas, pues la
humanidad está siempre caminando por una montaña. No crea que
puede expresarlo con claridad las diez primeras veces que lo haga,
pero inténtelo de nuevo, sobre todo cuando, tras una pausa
necesaria, intuya que está tocando el corazón o la cumbre de la
materia, siga insistiendo y ríndase cuentas a usted mismo sobre
aquella montaña. No es que el relato haya de ser largo, pero le
llevará mucho acortarlo. No me llevó mucho llegar a la montaña,
pensó. Pero ¿realmente la coronó? Si ha estado en la cima del
monte Washington, déjeme que le pregunte qué encontró allí. Es así
como se prueba a los testigos, ya sabe. Ir allí y exponerse al viento
no significa nada. No escalamos mucho cuando vamos, sino que
nos tomamos el almuerzo, etc., como si estuviéramos en casa. Es
cuando volvemos a casa cuando realmente podemos coronar la
montaña: ¿qué nos dijo la montaña? ¿Qué hizo la montaña?
Cartas a un buscador de sí mismo,
16 de noviembre de 1857
En el transcurso de los últimos uno o dos años, mi mal llamado
editor me ha escrito varias veces para preguntarme qué destino
darles a los ejemplares de Musketaquid que aún tiene en su poder y,
finalmente, para insinuarme que le tenía otro uso buscado al
espacio que ocupaban en su sótano. Así que le pedí que me los
enviara todos aquí y han llegado hoy por correo exprés, un carro
lleno hasta los topes: setecientos seis ejemplares de una edición de
mil que encargué a Munroe hace cuatro años y que aún no he
acabado de pagar. Por fin he recibido la mercancía y ya tengo la
oportunidad de examinar mi adquisición. Suponen más que la mera
fama, algo que ya sabe bien mi espalda, después de haberlos
acarreado dos tramos de escalera hasta un lugar parecido a aquel
del que proceden. Ahora tengo una biblioteca de casi novecientos
volúmenes, de los cuales yo he escrito más de setecientos.
Diarios, 28 de octubre de 1853
No resulta sencillo escribir en un diario lo que nos interesa en cada
momento, pues escribir no es lo que nos interesa.
Musketaquid
¡Cuántas personas te aconsejan que publiques para los demás!
¡Qué pocas te aconsejan que te ocupes de ti mismo!
Diarios, 16 de abril de 1852
Ojalá pudiera comprar en las tiendas algún tipo de goma que
borrara de inmediato todo aquello de mis escritos que ahora me
cuesta tantas lecturas escrupulosas, tantos meses, si no años, y
tanta renuencia eliminar.
Diarios, 27 de diciembre de 1853
En esta parte del mundo resulta intolerable que los escritos de un
hombre admitan más de una interpretación.
Walden
Escribid mientras haya calor en vosotros. Cuando el granjero hace
un agujero en el yugo, lleva rápidamente el hierro candente desde el
fuego hasta la madera, porque cada segundo que pasa lo hace
menos eficaz para atravesarla. Debe usarlo al instante o será inútil.
El escritor que aplaza el momento de dejar constancia de sus
pensamientos emplea un hierro que se ha enfriado para hacer un
agujero con él y no será capaz, así, de inflamar las mentes de sus
lectores.
Diarios, 10 de febrero de 1852
4
LA CIÉNAGA URBANA
¿Quién puede ver estas ciudades y decir que hay vida en ellas?
Diarios, escrito en Nueva York,
24 de septiembre de 1843
Libradme de una ciudad construida en el lugar de otra más antigua,
cuyos materiales son ruinas, cuyos jardines son cementerios.
Walden
Es un disparate intentar educar a los hijos dentro de una ciudad. El
primer paso ha de ser sacarlos de ella.
Diarios, 25 de julio de 1851
Cada vez estoy más convencido de que, en lo que respecta a
cualquier asunto público, es más importante saber lo que piensa el
campo que lo que piensa la ciudad. La ciudad no piensa mucho.
Preferiría saber la opinión de Boxboro sobre cualquier asunto moral
que la de Boston y Nueva York juntas.
«La esclavitud en Massachusetts»
¿Cuál es el gran atractivo de las ciudades? Es una verdad universal
que los seres humanos degeneran en ellas, indefectiblemente, y que
no propagan su especie. Y, sin embargo, prevalece la tendencia
hacia la vida urbana, ya sea trasladándonos a Boston o
permaneciendo en Concord.
Diarios, otoño-invierno de 1845-1846
Saliendo de la ciudad; por propia voluntad, como es habitual.
Diarios, 9 de julio de 1851
No siento más aprecio por la ciudad cuanto más la veo, sino al
contrario. Es mil veces peor de lo que habría imaginado. Los cerdos
que hay por la calle son la parte más respetable de la población.
¿Cuándo aprenderá el mundo que un millón de hombres carece de
importancia en comparación con un solo hombre?
Carta a Ralph Waldo Emerson,
desde Staten Island, 8 de junio de 1843
Aunque la ciudad me resulta igual de poco atractiva que siempre,
veo menos diferencias que antes entre una ciudad y algunas de las
ciénagas más lúgubres. Es una ciénaga demasiado lúgubre y
sombría, incluso para mí.
Diarios, después del 29 de julio de 1850
Puedo renunciar a las aparentes ventajas de las ciudades sin recelo.
Diarios, después del 8 de agosto de 1851
5
EN DEFENSA DE LA NATURALEZA
Han talado los bosques por los que paseaba en mi juventud. ¿No es
hora de que deje de cantar?
Diarios, 11 de marzo de 1852
Temo que quien camine por estos campos dentro de un siglo no
conozca el placer de coger manzanas silvestres. ¡Pobre hombre,
hay muchos placeres que no conocerá!
«Manzanas silvestres»
Veo que la generación que está creciendo en esta ciudad
desconoce lo que es un roble o un pino, al haber visto únicamente
especímenes inferiores. ¿Contratamos a un hombre que dé clases
de botánica, por ejemplo, sobre los robles, nuestras plantas más
nobles, mientras permitimos que otros talen los escasos y mejores
especímenes de estos árboles que quedan? Es como enseñar latín
y griego a los niños al tiempo que quemamos los libros escritos en
esas lenguas.
Huckleberries [Arándanos]
Salvaría antes a uno de estos halcones que a cien pollos y gallinas.
Merece más la pena verlos planear, sobre todo ahora, que tanto
escasean en el paisaje. Es fácil comprar huevos, pero no halcones
hembra. ¡Mis vecinos no dudarían en disparar al último par de
halcones hembra que quedara en la ciudad con tal de salvar a unos
cuantos pollos! Pero una economía así es limitada y rastrera.
Supone sacrificar, innecesariamente, el mayor valor por el menor. Yo
preferiría no probar nunca la carne de pollo ni los huevos de gallina
antes que no volver a ver un halcón surcando las alturas. Esa visión
vale muchísimo más que una sopa de pollo o un huevo cocido.
Diarios, 13 de junio de 1853
Por avaricia y egoísmo, y gracias a esa costumbre servil de la que
nadie se libra y que permite considerar la tierra como una propiedad,
o como el medio para adquirir una propiedad, el paisaje se deforma,
la agricultura degenera con nosotros y el granjero lleva una vida
mezquina. Sólo conoce la naturaleza como un ladrón.
Walden
¿Por qué no habríamos de tener nosotros, que hemos renunciado a
la autoridad del rey, nuestras reservas nacionales, donde no sea
necesario destruir pueblos, donde el oso y la pantera, e incluso
algunos de la raza cazadora, puedan seguir existiendo, y no se
«civilicen y erradiquen de la faz de la Tierra», donde nuestros
bosques no sirvan como mero divertimento del rey, sino para
albergar y conservar también al propio rey, señor de la creación, no
para deportes inútiles o alimento, sino para proporcionarnos
inspiración y nuestro propio y auténtico recreo?
Los bosques de Maine
¡Las hileras mismas de sauces podados cada tres años para
obtener combustible o pólvora, y todo gran pino y roble, u otro árbol
del bosque, talado de la memoria del hombre! Como si se fuera a
permitir a los especuladores que exporten las nubes del cielo, o las
estrellas del firmamento, una a una. Nos veremos reducidos a roer
la corteza misma de la Tierra para alimentarnos.
Los bosques de Maine
Los hombres y los jóvenes aprenden todo tipo de oficios, pero no
cómo convertirse en hombres. Aprenden a levantar casas, pero no
están bien alojados, no son felices en sus casas, como lo es una
marmota en su hoyo. ¿De qué sirve una casa si no dispones de un
planeta decente donde levantarla, si no soportas el planeta en el
que está?
Cartas a un buscador de sí mismo,
20 de mayo de 1860
¿Cuáles son los elementos naturales que hacen que una comarca
sea hermosa? Un río, con sus cascadas y sus praderas, un lago,
una colina, una peña o rocas sueltas, un bosque y viejos árboles en
pie. Esas cosas son bellas; tienen un uso elevado que los dólares y
centavos no representan jamás. Si los habitantes de una ciudad
fueran sabios, tratarían de conservar esas cosas, aunque fuera a un
coste considerable; porque tales cosas enseñan mucho más que
cualquier predicador o profesor que se contrate o que cualquier
sistema educativo reconocido en la actualidad.
Diarios, 3 de enero de 1861
Toda ciudad debería tener un parque o, mejor, un bosque virgen de
quinientos o mil acres, donde nunca se pudiera talar madera para
hacer fuego, una propiedad común a perpetuidad, destinada al
aprendizaje y al recreo. Oímos hablar de predios comunes para el
pastoreo y de fincas de la Iglesia, pero queremos predios comunes
para los hombres y fincas laicas, por siempre inalienables.
Mantengamos nuevo el Nuevo Mundo, con todos los beneficios de
vivir en el campo. Hay prados, pastos y bosques madereros para los
pobres de la ciudad. ¿Por qué no un bosque y un campo de
arándanos para los ricos de la ciudad? Todo el bosque de Walden
podría haberse conservado como nuestro parque, para siempre, con
la laguna en el centro, y la campiña de Easterbrooks, una extensión
deshabitada de unas cuatro millas cuadradas, podría haber sido
nuestro campo de arándanos.
Diarios, 15 de octubre de 1859
Dice el catecismo que el fin principal del hombre es glorificar a Dios
y gozar de él para siempre, lo que, claro está, se aplica sobre todo a
Dios tal y como lo vemos en sus obras. ¡Sin embargo, con todos los
bellos insectos (mariposas y otros) que Dios ha creado y puesto
ante nuestros ojos, el Estado únicamente dedica dinero a escribir
sobre los que resultan dañinos para la vegetación! Así es como
glorificamos a Dios y gozamos de él para siempre. Venid hasta aquí
y contemplad mil mariposas de vivos colores y otros hermosos
insectos que pueblan el aire, y luego id a las bibliotecas y ved qué
tipo de oración y glorificación a Dios hay allí guardado.
Massachusetts ha publicado un informe sobre «Insectos dañinos
para la vegetación» y nuestro vecino, otro sobre «Insectos nocivos
de Nueva York». Hemos atendido a lo malo y no hemos dicho nada
sobre lo bueno.
Diarios, 1 de mayo de 1859
Cuando surge la cuestión de la protección de las aves, los
legisladores contemplan únicamente un uso inferior, jamás un uso
elevado; los que tienen mejor disposición emplean uno, por ventura,
sólo para examinar sus buches y ver cuántos mosquitos o bayas
contienen, y nunca para estudiar sus disposiciones o la belleza de
su plumaje, o para escuchar y describir la dulzura de su canto. Los
legisladores protegerán decididamente un ave no porque sea una
criatura hermosa, sino porque es buena carroñera o algo similar.
Ésta, como mínimo, es la estrategia defensiva. Es como si hubiera
que plantearse si alguna cantante célebre de la especie humana,
como Jenny Lind u otra, causa más perjuicio o beneficio, si debería
destruirse o no y, por lo tanto, hubiera que elegir a un comité, no
para escuchar su canto, no, sino para examinar el contenido de su
estómago y ver si ha comido algo que resulte perjudicial para los
granjeros y hortelanos o algo de lo que éstos no puedan
desprenderse.
Diarios, 8 de abril de 1859
En mis paseos vespertinos en barca, he asustado varias veces a
una pareja de patos joyuyos, de este año, que han crecido en
nuestros prados. Me dejaban que me acercara bastante y ayudaban
a poblar el río. Hace varios días que no los veo. ¿Queréis saber el
final de nuestra relación? Goodwin les disparó y la señora________,
que nunca ha navegado por el río, se los comió. Por supuesto, ella
no sabe lo que ha hecho… Eran míos, tan míos como de cualquier
otro, cuando estaban vivos, pero se consideró que el hecho de que
la señora________pudiera saborearlos, muertos, tenía más
importancia que el que yo pudiera disfrutar de su belleza, vivos.
Diarios, 16 de agosto de 1858
He oído hablar mucho de la asombrosa inteligencia del castor, pero
esa consideración por el castor es puro cinismo, se pagaría más por
un gorro de castor que para conservar la inteligencia de toda la raza
de los castores.
Diarios, 8 de abril de 1859
El angloamericano puede, sin duda, talar y arrancar todo este
bosque ondulante, dar un discurso de campaña y votar a
Buchanan[1] sobre sus restos, pero no puede conversar con el
espíritu de los árboles que derriba, no puede leer la poesía y la
mitología que se retiran conforme él avanza. Sin saberlo, va
borrando tablillas mitológicas para imprimir sobre ellas sus panfletos
y sus invitaciones a las fiestas en la ciudad.
Los bosques de Maine
Pretendo conocer la naturaleza, sus modos y sus maneras. La
naturaleza primitiva me resulta de lo más interesante. Sufro lo
indecible por conocer todos los fenómenos de la primavera, por
ejemplo, creyendo que tengo aquí el poema completo, y luego, para
mi desazón, me entero de que lo que poseo y he leído no es más
que una copia imperfecta, de que mis antepasados han arrancado
muchas de las primeras páginas y los pasajes más grandiosos y de
que lo han mutilado en muchos sitios. No quisiera pensar que algún
semidiós vino antes que yo y se llevó algunas de las mejores
estrellas. Deseo conocer un cielo entero y una Tierra entera.
Diarios, 23 de marzo de 1856
6
AMANECER Y ATARDECER
Como panacea, en lugar de esos frascos con mezclas extraídas del
río Aqueronte y del Mar Muerto que sacan los curanderos de sus
carretas, alargadas y ligeras como una goleta negra, fabricadas
expresamente para transportar botellas, dejadme respirar una buena
bocanada de aire matutino y sin diluir. ¡Aire de la mañana! Si los
hombres no beben de él en el manantial del día, tendremos que
embotellarlo y venderlo en los comercios en beneficio de quienes
han perdido su suscripción al tiempo matutino en este mundo.
Walden
¿Conocéis la mañana? ¿Os despierta simpatías ese momento de la
naturaleza? ¿Estáis fuera temprano, sin que os importe el rocío? Si
el sol sale mientras estáis durmiendo, si no oís el canto del gallo por
la mañana, si no presenciáis los rubores de la aurora, si no conocéis
a Venus como la estrella de la mañana, ¿qué relación tenéis con la
sabiduría y la pureza? Habéis olvidado a vuestro creador en los días
de vuestra juventud.
Diarios, 18 de julio de 1851
La mañana nos devuelve a los tiempos heroicos.
Walden
La mañana llega cuando estoy despierto y hay en mí un amanecer.
Walden
Ver salir o ponerse el sol cada día debería mantenernos cuerdos
para siempre, al ponernos en relación, por nuestra buena salud
mental y física, con un hecho universal.
Diarios, 20 de enero de 1852
La esperanza de la mañana se pierde pronto en lo que se convierte
en la rutina del día y no volvemos a recuperarnos hasta que
desembarcamos de nuevo en las orillas pensativas de la noche.
Diarios, 8 de enero de 1854
Jamás nos cansamos del espectáculo del atardecer. ¿Acaso en
Washington Street o en Broadway se puede ver algo igual de
bueno? Cada día se pinta y enmarca un cuadro nuevo, que se
mantiene durante media hora bajo las luces que elige el gran artista
y después se retira y cae el telón.
Diarios, 7 de enero de 1852
Dichoso es el hombre al que cada día se le permite contemplar algo
tan puro y sereno como el cielo de poniente a la puesta de sol,
mientras las revoluciones irritan el mundo.
Diarios, 27 de diciembre de 1851
7
CONSEJOS SOBRE MODA
Conocemos sólo a unos pocos hombres, pero una gran cantidad de
chaquetas y calzones.
Walden
Nunca un hombre perdió mi estima por tener un remiendo en sus
ropas.
Walden
Es extremadamente importante que inventemos unas ropas que nos
permitan estar fuera, impunes, bajo las tormentas más duras. No se
puede decir que hayamos acabado aún de inventar la vestimenta.
Diarios, 22 de abril de 1856
Por eso os diría: tened cuidado con aquellas actividades que os
exigen ropa nueva, y no, antes bien, una nueva persona que pueda
usarla.
Walden
No adoramos a las Gracias ni a las Moiras, pero sí a la Moda, que
hila, teje y corta con absoluta autoridad. El rey de los monos se
pone en París una gorra y todos los monos de América hacen lo
mismo.
Walden
Cuando veo a una dama o a un caballero elegantes, vestidos a la
última moda, me pregunto qué harían si se produjera un terremoto o
si de pronto se desatara un incendio, porque parecen haber contado
sólo con el buen tiempo y con que todo transcurrirá sin problemas ni
empujones.
Diarios, 12 de julio de 1840
El caminante y naturalista no lleva un sombrero, un zapato ni un
abrigo para que lo miren, sino con otros fines. Cuando alguien de la
ciudad da un paseo conmigo, suelo darme cuenta de que cojea,
impedido por su calzado. No cabe duda de que sus zapatos se van
a mojar, su abrigo se va a desgarrar y su sombrero se va a quedar
atrapado, y entonces surgen las cualidades superiores de mis botas,
mi abrigo y mi sombrero. Una vez me adentré en los bosques con
un grupo. Llevaba puesta mi ropa vieja normal, del tejido típico de la
Nueva Inglaterra rural. Ellos vestían, sin duda, lo mejor que tenían
para una ocasión así, de color y calidad acordes a la moda. Pensé
que se avergonzaban un poco de mí mientras estábamos aún en la
ciudad. Todos sufrieron graves desgarrones en sus vestimentas,
excepto yo, pero como resultó que era el único que llevaba agujas e
hilo, pudieron arreglarlas. Cuando salimos de los bosques, yo era el
mejor vestido de todos.
Diarios, 26 de marzo de 1860
Acabo de recibir una carta de Ricketson en la que me urge a ir a
New Bedford, algo que probablemente haré. Dice que allí puedo
llevar mis ropas viejas.
Cartas a un buscador de sí mismo,
26 de septiembre de 1855
Hace poco me llegó a casa un abrigo de la sastrería; ay, ¿quién soy
yo para vestir ese abrigo? Estaba hecho a la medida de uno de los
ángeles del Demonio con una talla similar a la mía. ¿De qué sirve
esa medida de mi cuerpo, si no se midió mi carácter? Ésa no es la
figura que corto yo, es la figura que corta el sastre.
Diarios, 14 de enero de 1854
Me complació ver, el otro día, a un hijo de Concord que regresaba
después de ocho años de ausencia, no ataviado con un
resplandeciente traje negro, botas brillantes y un gorro de castor o
de seda, como si viniera en un descanso de los quehaceres
humanos, un simple tendedero, sino con un honesto traje de color
arcilla y un cómodo gorro de uso diario. Demostraba una humanidad
poco habitual.
Diarios, 8 de mayo de 1857
8
LA VERDADERA EDUCACIÓN
Yo haría que la educación fuera algo agradable tanto para el
profesor como para el alumno. Esta disciplina, que permitimos que
sea el fin de la vida, no debería ser una cosa en las aulas y otra
distinta en las calles. Deberíamos tratar de ser condiscípulos del
alumno y aprender de él, así como con él, si quisiéramos serle de la
mayor ayuda posible.
A Orestes Brownson, 30 de diciembre de 1837
Ya terminé la época de aprendiz y, desde entonces, he trabajado
mucho como oficial en el campo de arándanos. Aunque nunca me
pagué así los estudios ni el vestido, fue una de las mejores escuelas
en las que estuve y la he amortizado.
Huckleberries [Arándanos]
El conocimiento no nos llega mediante detalles, sino a través de
destellos de luz procedentes del cielo.
«Una vida sin principios»
Lo que hacemos mejor o con más perfección es lo que hemos
aprendido más concienzudamente a través de la práctica más
prolongada y que al final cae de nosotros sin que nos demos cuenta,
como la hoja de un árbol.
Diarios, 11 de marzo de 1859
Vimos una escuela durante el paseo y nos quedamos oyendo los
sonidos que procedían de ella, pero parecía un lugar en el que
estuviera ocurriendo un proceso no de iluminación, sino de
ofuscación de la mente, y en el que los alumnos recibieran sólo la
luz que pudiera atravesar la sombra de la Iglesia católica.
Un yanqui en Canadá
El conocimiento sólo se adquiere mediante la experiencia
correspondiente. ¿Cómo podemos saber lo que simplemente nos
dicen? Un hombre sólo puede interpretar la experiencia de otro a
través de la suya propia.
Musketaquid
Todas las ramas y ninguna de las raíces.
Al oír a Emerson señalar que la mayoría
de las ramas del conocimiento se impartían
en Harvard, según refiere John Albee,
Remembrances of Emerson
Es hora de que junto a las escuelas públicas usuales surjan otras
inusuales en las que continuemos nuestra formación como hombres
y mujeres. Es hora de que las ciudades sean universidades, y de
que sus ciudadanos adultos dispongan de tiempo libre —si su
posición lo permite— para continuar durante el resto de sus vidas
los estudios liberales.
Walden
Durante la temporada de bayas, hay vacaciones en las escuelas y
muchos deditos se afanan en recoger estos pequeños frutos.
Recuerdo lo feliz que era yo cuando pasaba medio día fuera de la
escuela cogiendo arándanos en una colina cercana, completamente
solo, para hacer un pudín para la cena en familia. Ah, ellos no se
llevaban más que el pudín, pero yo, además, me llevaba una
experiencia que no tenía precio.
Diarios, 16 de julio de 1851
Recuerdo muy bien la sensación de libertad y espíritu de aventura
con que me abría paso entre los campos con mi cubo hacia alguna
colina o ciénaga lejanas, cuando me dejaban salir todo el día, y no
cambiaría esa expansión de todo mi ser por todo el conocimiento del
mundo. Liberación y ensanchamiento: ése es el fruto que toda
cultura aspira a garantizar. De pronto, sabía más de mis libros que si
no hubiera dejado jamás de estudiarlos. Me encontraba en un aula
en la que no podía dejar de ver y oír cosas que merecían ser vistas
y oídas, donde no podía evitar recibir la lección, porque la lección
venía a mí. Esa experiencia, repetida a menudo, fue el principal
estímulo para ir a la Academia y estudiar, por fin, un libro.
Huckleberries [Arándanos]
Soy todavía un aprendiz, no un maestro, y me alimento de un modo
algo omnívoro, ramoneando tanto los tallos como las hojas.
Cartas a un buscador de sí mismo,
21 de mayo de 1856
El poeta dice que el objeto de estudio adecuado de la humanidad es
el hombre. Yo digo: estudiad para olvidar todo eso, haceos con una
visión más amplia del Universo.
Diarios, 2 de abril de 1852
Sólo cuando olvidamos todo lo que hemos aprendido empezamos a
saber.
Diarios, 4 de octubre de 1859
9
ÉTICA Y DIETÉTICA
Llevamos una vida demasiado rápida y brusca, al igual que
comemos con demasiada rapidez y no conocemos el verdadero
sabor de nuestro alimento.
Diarios, 28 de diciembre de 1852
La prisa y ordinariez indecentes con que engullimos la comida han
deshonrado el acto mismo de comer.
Diarios, después del 16 de julio de 1845
Un hombre puede desarrollar una dieta tan simple como la de los
animales, conservando, sin embargo, tanta salud como fuerza.
Walden
Suele decirse entre la gente del campo que, si comes muchas
gachas fritas, se te rizará el pelo. Mi experiencia, que ha sido
considerable, no ha confirmado tal afirmación.
Diarios, 20 de noviembre de 1850
A algunos hombres les entusiasma el olor de la pólvora ardiendo,
pero yo anoche soñé cuánto más sensato sería entusiasmarse por
el olor del pan recién hecho.
Diarios, 25 de septiembre de 1851
¿No es éste un reproche que recibe el hombre como animal
carnívoro? Por supuesto que el hombre puede vivir, y vive en gran
medida, depredando a otros animales, pero éste es un modo de vida
miserable —como sabe cualquiera que haya colocado trampas para
conejos o haya degollado a un cordero—, y aquel que enseñe a los
hombres a ceñirse a una dieta más inocente y saludable será
considerado un benefactor de la humanidad.
Walden
Independientemente de mis propias costumbres, estoy convencido
de que dejar de comer animales es parte del destino de la raza
humana y de su mejora progresiva, al igual que las tribus salvajes
abandonaron la mutua antropofagia cuando entraron en contacto
con otras más civilizadas.
Walden
Me dice un granjero: «No puedes vivir sólo de comer vegetales, se
te debilitarán los huesos». De modo que, religiosamente, él emplea
parte del día en proveer a su cuerpo con el rudo material de los
huesos, caminando mientras habla detrás de su buey, cuyos
huesos, hechos de pasto, le arrastran a él y a su pesado arado sin
importar los obstáculos.
Walden
Un hombre puede considerarse afortunado cuando la que es su
comida es también su medicina.
Musketaquid
No puedo sino creer que las bellotas se crearon como alimento del
hombre. Son tan agradables al paladar como la leche de la madre
para el bebé.
Diarios, 8 de octubre de 1851
Bebed los vinos no sólo de vuestras botellas, sino también de las
botellas de la naturaleza: no los que se guardan en pieles de cabra
o de cerdo, sino en las pieles de una miríada de simples bayas.
Diarios, 23 de agosto de 1853
A fuerza de beber té y café me he convertido en una persona
ordinaria y vulgar. Mis días se han convertido en mediodías, sin la
bendita presencia de mañanas y noches.
Diarios, 13 de agosto de 1854
Me alegra haber bebido agua tanto tiempo, ya que prefiero el cielo
natural al paraíso de un comedor de opio; prefiero mantenerme
siempre sobrio y llevar una vida sana, sin estar en deuda con los
estimulantes. Sea cual sea mi práctica, pienso que es la única
bebida para un hombre sensato y que sólo los ingenuos consumen
habitualmente otra distinta.
Diarios, después del 9 de septiembre de 1850
En este cálido verano, cambiaría mi inmortalidad por un vasito de
cerveza.
A su hermana Sophia, 13 de Julio de 1852
La fruta, consumida con moderación, no hará que nos
avergoncemos de nuestro apetito ni dificultará nuestras aspiraciones
más dignas. Sin embargo, añadid un condimento innecesario a
vuestro plato y os intoxicareis.
Walden
No vale la pena vivir de una cocina opulenta.
Walden
10
LIBERTAD Y ESCLAVITUD
Tal vez sea más celoso de lo normal con respecto a mi libertad.
«Una vida sin principios»
Nunca he conocido a un hombre que proyecte una mirada
verdaderamente libre y sana sobre la vida.
Diarios, 1 de agosto de 1841
¿Y a esto lo llamamos la tierra de los libres? ¿Qué significa ser
libres del rey Jorge IV y seguir siendo esclavos del prejuicio? ¿Qué
significa nacer libres e iguales y no vivir? ¿De qué sirve la libertad
política, si no es como medio para alcanzar la libertad moral?
Aquello de lo que nos jactamos, ¿es la libertad de ser esclavos o la
libertad de ser libres?
Diarios, 16 de febrero de 1851
Ni por un instante puedo reconocer como mi gobierno esa
organización política que también es el gobierno del esclavo.
«Desobediencia civil»
¡Hablemos de la esclavitud! No es una institución exclusiva del Sur.
Existe allí donde se compren y vendan hombres, allí donde un
hombre permita que se le convierta en un mero objeto o utensilio y
renuncie a sus derechos inalienables a la razón y la conciencia. De
hecho, esta esclavitud es mayor que aquella que esclaviza
únicamente el cuerpo.
Diarios, 4 de diciembre de 1860
Hay miles de personas que, en teoría, están en contra de la
esclavitud y de la guerra y que en la práctica no hacen nada para
ponerles fin; miles de personas que, considerándose hijos de
Washington y Franklin, se sientan de brazos cruzados y alegan no
saber qué hacer, y no hacen nada; miles de personas que
anteponen la cuestión del libre mercado a la de la libertad y que,
después de la cena, se sientan a leer tranquilamente las listas de
precios y las últimas noticias procedentes de México e incluso se
quedan dormidos sobre ambas. ¿Cuál es el precio hoy por hoy de
un hombre honrado y patriota?
«Desobediencia civil»
Si tienes conocimiento del delito, eres cómplice.
A Parker Pillsbury, 10 de abril de 1861
Estoy absolutamente convencido de que, si mil, cien o diez hombres
a quienes pudiera nombrar, si diez hombres honrados, o incluso si
un solo hombre honrado en esta Commonwealth de Massachusetts
dejara de tener esclavos y de ser cómplice del gobierno y fuera
encerrado por ello en la cárcel del condado, eso supondría el fin de
la esclavitud en América. No importa que el comienzo pueda
parecer pequeño: lo que se hace bien una vez perdura para
siempre. Sin embargo, preferimos hablar de ello: decimos que ésa
es nuestra misión. La reforma cuenta con muchos titulares de
periódico a su servicio, pero no cuenta con un solo hombre.
«Desobediencia civil»
¡Los hombres hablan de libertad! ¿Cuántos de ellos son libres para
pensar? ¿Libres del miedo, de la perturbación, del prejuicio?
Diarios, 6 de mayo de 1858
Me maravilla lo frívolos que pueden llegar a ser los hombres en lo
que se refiere a la indecorosa esclavitud de los negros; por
supuesto, hay muchos amos astutos y sutiles que nos esclavizan a
todos. Conseguir la emancipación de uno mismo, incluso en las
Indias Occidentales de la fantasía y la imaginación, debería ser más
importante que la de la tierra isleña. La emancipación del corazón y
el intelecto derribaría las prisiones de un millón de esclavos.
Diarios, 6 de julio de 1845
Ya sabes que, hasta el momento, apenas hemos hecho nuestros
propios actos, pensado nuestros propios pensamientos o vivido
nuestras propias vidas. Para que un hombre actúe por sí mismo,
debe ser totalmente libre; de lo contrario, corre el riesgo de perder
todo sentido de la responsabilidad o del respeto por sí mismo.
A su hermana Helen, 27 de octubre de 1837
Son los hijos de nuestros hijos quienes, por ventura, podrán ser
esencialmente libres.
Diarios, 16 de febrero de 1851
Pero a mis semejantes les diría y de una vez por todas: en cuanto
os sea posible, vivid libres y sin compromiso. Poco importa que
estéis encerrados en una granja o en la prisión del condado.
Walden
La cuestión es si se puede soportar la libertad. En estos tiempos, la
inmensa mayoría de los hombres, sean blancos o negros, precisan
la disciplina del trabajo, que los esclaviza por su bien.
Diarios, 1 de septiembre de 1853
¡Libertad de expresión! Vuestros corazones desconocen lo que
significan esas palabras. No es el permiso que vuestra secta me
concede para decir esto o aquello; es cuando se da permiso a
vuestra secta para que se retracte. ¡La Iglesia, el Estado, la escuela,
los periódicos creen que son liberales y libres! Es la libertad del
patio de una cárcel. Sólo pido que una cuarta parte de mis
pensamientos sinceros se cuente en voz alta.
Diarios, 16 de noviembre de 1858
Si estás preparado para abandonar a tu padre y a tu madre, a tu
hermano y a tu hermana, a tu mujer, a tus hijos y a tus amigos, y a
no volver a verlos; si has pagado tus deudas, si has redactado tu
testamento y has dejado tus asuntos en orden; si eres, por tanto, un
hombre libre, entonces estás listo para empezar a caminar.
«Caminar»
Hacia el Este sólo voy cuando estoy obligado; pero hacia el Oeste
me dirijo por libre elección. Ningún asunto me reclama en el
horizonte oriental, y me cuesta creer que pueda encontrar allí
paisajes bellos, lo suficientemente salvajes y libres.
«Caminar»
Llevo seis años sin pagar el impuesto del sufragio. Por este motivo
ya me encarcelaron una vez durante una noche y, mientras
contemplaba las paredes de piedra maciza de dos o tres pies de
grosor, la puerta de madera y hierro y las rejas por donde se filtraba
la luz, no pude evitar que me impresionara la estupidez de aquella
institución que me trataba como si yo fuera mera carne, sangre y
huesos que encerrar. Me sorprendía sobremanera que alguien
hubiera concluido que aquél era el mejor uso que se podía hacer de
mí y que no se le hubiera ocurrido nunca valerse de mis servicios de
algún modo. Me di cuenta de que, si había un muro de piedra entre
mis conciudadanos y yo, había otro aún más difícil de escalar o
atravesar antes de que llegaran a alcanzar mi mismo grado de
libertad. En ningún momento me sentí confinado y las paredes me
parecieron tan sólo un derroche de piedra y mortero.
«Desobediencia civil»
La mayoría de los hombres, incluso en este país relativamente libre,
por mera ignorancia y error, está tan preocupada con los cuidados
artificiales y las tareas rudas pero superfluas de la vida que no
puede recoger sus mejores frutos.
Walden
También tengo en mente a aquellos que, en apariencia, son ricos,
pero que en realidad pertenecen a una clase terriblemente
empobrecida, que han acumulado basura, y no saben cómo hacer
uso o deshacerse de ella, y que de esta forma han construido sus
propias prisiones de plata u oro.
Walden
Como prefería unas cosas a las otras y valoraba ante todo mi
libertad, y como podría haberme resultado arduo, y aún peor, llegar
a tener éxito, no quise cambiar mi tiempo por ricas alfombras o
muebles macizos, o por una cocina bien surtida, o por una casa de
estilo griego o gótico. Para quien no suponga una interrupción
adquirir esas cosas, y sepa cómo usarlas una vez adquiridas, que
se dedique a su persecución.
Walden
En lo que a mí respecta, descubrí que el trabajo como jornalero era
el más independiente de todos, especialmente porque requiere sólo
treinta o cuarenta días al año para obtener un sustento. El día del
jornalero termina cuando se oculta el sol, y entonces está libre para
dedicarse a su ocupación predilecta, independiente de su trabajo; su
patrono, sin embargo, especula de mes en mes y no tiene un respiro
a lo largo del año.
Walden
Justo antes de la puesta de sol llegamos a otras cascadas en el
pueblo de Bedford, donde varios canteros estaban reparando las
esclusas de una parte solitaria del río. Mostraron interés por nuestra
aventura, en particular un hombre joven, de nuestra edad, que
preguntó primero si nos dirigíamos a «Skeag» y, tras escuchar
nuestra historia, y examinar nuestro equipamiento, nos hizo otras
preguntas, pero siempre con tono moderado, y siempre volviendo a
su trabajo, como si se tratara de una formalidad. Estaba claro que le
habría gustado venir con nosotros y, por la manera en que miraba
río arriba, en sus ojos, así como en sus pensamientos, podían verse
reflejados muchos cabos distantes y orillas boscosas.
Musketaquid
Aquello que se produce con una pincelada libre nos cautiva, como
las formas de los líquenes y las hojas. En lo accidental hay un cierto
grado de perfección que nunca logramos de manera consciente.
Musketaquid
Ahora anhelo esos viejos caminos secos, desiertos, que nos
apartan, serpenteando, de las ciudades, que nos alejan de la
tentación, que conducen al exterior de la Tierra, sobre su corteza
más externa, donde es posible olvidar el país por el que viajamos,
donde ningún granjero puede quejarse de que le estamos pisando la
hierba, donde ningún gentilhombre ha construido hace poco una
casa de campo cuyos límites estemos traspasando, por los que
puedes caminar como un peregrino, sin rumbo fijo. Donde no es
frecuente que te cruces con viajeros. Donde mi espíritu es libre. Ahí
es donde tengo libertad de pensamiento y en mi alma soy libre.
Diarios, 21 de julio de 1851
11
ELOGIO SOLITARIO DE LA AMISTAD
Tratad a vuestros amigos por lo que sabéis que son, sin atender a la
superficie. No tengáis en cuenta lo que hicieron, sino lo que
pretendían.
Diarios, 31 de diciembre de 1851
El lenguaje de la Amistad no está compuesto de palabras, sino de
significados. Es una inteligencia por encima del lenguaje.
Musketaquid
Todo lo que se ha dicho de la amistad es como la botánica a las
flores.
Diarios, entre 1842 y 1844
Detesto que mi motivo para visitar a un amigo sea que busco
compañía. Que se deba a mi pobreza y debilidad, y no a mis
riquezas y fuerza, y a las suyas.
Diarios, 14 de febrero de 1852
¡Cuánto estimo a esas gentes de campo sencillas y reservadas, mis
vecinos, que se ocupan de sus cosas y me dejan en paz, que nunca
me han abordado ni disparado, que yo sepa, cuando he cruzado sus
tierras, aunque todos ellos tienen un arma en casa! Hace ya casi
dos veintenas de años que conozco, desde la distancia, a esos
hombres sufridos a los que nunca he hablado, que nunca me han
hablado, y ahora siento una cierta ternura hacia ellos, como si este
largo periodo de prueba no fuera sino el preludio de una amistad
eterna.
Diarios, 3 de diciembre de 1856
Veo dos enormes aves pescadoras (tal vez garzas azuladas)
batiendo las alas lentamente hacia el noreste, contra la tormenta,
dando vueltas siempre cerca la una de la otra, unidas por un curioso
vínculo, y en la misma dirección. ¿Dónde está mi compañero,
batiendo las alas contra la tormenta junto a mí?
Diarios, 26 de octubre de 1857
De un hombre que no complazca a un amigo no puede decirse que
tenga una vida provechosa.
Diarios, 19 de febrero de 1857
¿Y si sentimos un anhelo al que no responde ningún pecho?
Camino solo. Tengo el corazón lleno. Los sentimientos obstruyen el
discurrir de mis pensamientos. Llamo a la tierra en busca de mi
amigo. Espero encontrármelo en cada recodo del camino, pero
ningún amigo aparece, y tal vez ninguno esté soñando conmigo.
Estoy cansado de esta sociedad frívola, en la que el silencio es
siempre la mejor actitud y la más natural. Yo caminaría de buen
grado sobre aguas profundas, pero mis compañeros sólo caminarán
sobre bajíos y charcos.
Diarios, 11 de junio de 1855
Tengo algunos buenos amigos de quienes tiendo a despedirme
decepcionado porque no les preocupa lo que pienso ni les importa lo
que digo.
Diarios, 27 de enero de 1854
En aquello que más le importe, no piense que dispone de
compañeros de viaje. Dese cuenta de que está solo en el mundo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
Nada hace la Tierra más espaciosa que tener amigos lejos; son ellos
quienes crean las latitudes y las longitudes.
A Lidian Emerson, escrito en
Staten Island, 22 de mayo de 1843
A veces me despierto en mitad de la noche y pienso en la amistad y
sus posibilidades, una vida nueva y una revelación para mí, que tal
vez no había experimentado desde hace muchos meses. Esos
pensamientos pasajeros han sido mi aproximación y constatación
más cercanas a la cuestión, pensamientos que no tengo con quien
compartir. Me despierto en mitad de la noche a estos niveles más
elevados de la vida, como a un día que empieza a clarear, como si
la vida que ha transcurrido entre medias hubiera sido una larga
noche. Percibo un eco del gran compás de la Amistad que suena en
alguna parte y me siento compensado por tantos meses y años de
lugares comunes.
Diarios, 13 de julio de 1857
Ay de aquel que ansia un compañero, porque no es apto siquiera
para ser compañero de sí mismo.
Diarios, 9 de junio de 1850
Tengo en gran estima a mis amigos, pero no encuentro utilidad
alguna en ir a verlos. Casi siempre, cuando estoy cerca de ellos, los
aborrezco. Se contradicen y me desmienten constantemente.
Diarios, 16 de noviembre de 1850
Conseguir una relación auténtica con una criatura humana es
suficiente para hacer que un año sea memorable.
Diarios, 30 de marzo de 1851
12
LA ESQUIVA BONDAD
La mayor parte de las cosas que mis vecinos consideran buenas yo
la creo mala para mí, y si alguna vez me arrepiento de algo que he
hecho, es muy posible que sea de mi buen comportamiento.
Walden
Nuestra vida al completo es asombrosamente moral. Entre la virtud
y el vicio no hay un instante de tregua. La única inversión que nunca
da pérdidas es la bondad.
Walden
Todas las cosas buenas son baratas; todas las malas, muy caras.
Diarios, 3 de marzo de 1841
Si alguna vez hice algo bueno por alguien, en el sentido en el que la
gente lo entiende, sin duda fue algo excepcional e insignificante en
comparación con el bien o el mal que constantemente hago por el
hecho de ser el que soy.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de febrero de 1853
Cuando un ángel viaja, todo el espacio que recorre será el paraíso,
pero, cuando quien viaja es Satán, será marga ardiendo y cenizas.
«El paraíso (para ser) recobrado»
No sea simplemente bueno, sea bueno por algo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
13
CONTRA AQUELLOS
QUE NOS GOBIERNAN
Ése es, sin duda, el mejor gobierno: aquel en el que menos se
recuerda a los ciudadanos que hay un gobierno.
Diarios, 21 de agosto de 1851
Me complazco imaginando un Estado que por fin sea capaz de ser
justo con todos los hombres y trate al individuo con respeto como
vecino; que no considere incompatible con su propia tranquilidad
que unos pocos vivan al margen de él, sin interferir en sus asuntos,
pero tampoco acogiéndose a él, sino limitándose a cumplir con sus
obligaciones como vecinos y compañeros. Un Estado que diera ese
fruto y dejara que cayera tan pronto como estuviera maduro
prepararía el camino para otro Estado aún más perfecto y glorioso,
que también imagino, pero que todavía no he visto por ninguna
parte.
«Desobediencia civil»
¿No es posible que un individuo tenga razón y un gobierno no?
«Defensa del capitán Brown»
El otro día fui a la tienda a comprar un cerrojo para nuestra puerta
principal, porque, como le conté al tendero, iba a venir el
gobernador. «Sí —dijo—, y también los legisladores». «En ese caso,
me llevaré dos cerrojos», respondí yo.
Diarios, 8 de septiembre de 1859
Lo que hace que el Gobierno de los Estados Unidos sea, en su
conjunto, más tolerable —quiero decir, para nosotros, los
afortunados hombres blancos— es el hecho de que haya muchísimo
menos gobierno con nosotros.
Un yanqui en Canadá
Si aspiráis a algo mejor que la política, no esperéis la cooperación
de los hombres.
Diarios, 3 de abril de 1858
Bajo un gobierno que encarcela injustamente, el verdadero lugar
para el hombre justo también es la cárcel.
«Desobediencia civil»
Acepto de buena gana el lema de que «El mejor gobierno es el que
menos gobierna» y me gustaría verlo aplicado de manera más
rápida y sistemática. Llevado a cabo, al final nos conduciría a este
otro, que también secundo: «El mejor gobierno es el que no
gobierna en absoluto» y, cuando los hombres estén preparados para
ello, será el tipo de gobierno que tendrán.
«Desobediencia civil»
Hay leyes injustas: ¿nos resignaremos a cumplirlas, intentaremos
corregirlas y las cumpliremos tan sólo hasta que lo consigamos o
simplemente las transgrediremos?
«Desobediencia civil»
La ley nunca hizo a los hombres ni un ápice más justos.
«Desobediencia civil»
El destino de la nación no depende de lo que se vote en los
comicios; el peor de los hombres vale tanto como el mejor en ese
juego. No se trata del tipo de papeleta que depositáis en las urnas,
sino del tipo de hombre que depositáis en la calle cada mañana.
«La esclavitud en Massachusetts»
Para alguien que acostumbra a esforzarse para contemplar el
verdadero estado de las cosas, el Estado difícilmente podrá existir,
pues le parece irreal, increíble e insignificante. Esforzarse en extraer
la verdad de tan magro material es como hacer azúcar con jirones
de lino cuando se dispone de caña de azúcar.
Musketaquid
La ley nunca hará libres a los hombres; son los hombres quienes
han de hacer libre la ley. Los amantes de la ley y el orden son los
que observan la ley cuando el gobierno la infringe.
«La esclavitud en Massachusetts»
La autoridad del gobierno, incluso aquella a la que estoy dispuesto a
someterme —pues de buena gana obedeceré a quienes saben y
pueden hacerlo mejor que yo, y, en muchos aspectos, hasta a
quienes no sepan ni puedan hacerlo tan bien—, sigue siendo
impura: para ser estrictamente justa, ha de contar con la sanción y
el consentimiento de los gobernados. No puede ejercer más
derecho sobre mi persona y propiedades que el que yo le conceda.
«Desobediencia civil»
No es por ninguna particularidad del impuesto por lo que me niego a
pagarlo. Simplemente deseo retirarle mi lealtad al Estado, apartarme
de él y mantenerme al margen de una manera efectiva. Aunque
pudiera hacerlo, no me molestaría en conocer adonde va a parar mi
dinero, si se destina a comprar a un hombre o un mosquete con el
que dispararle —el dinero es inocente—, pero sí me molestaría en
conocer las consecuencias de mi lealtad.
«Desobediencia civil»
El efecto de un buen gobierno es hacer que la vida tenga más valor;
el de un mal gobierno, que tenga menos valor. Podemos permitirnos
que el ferrocarril y todo lo meramente material se devalúe, porque
ello nos lleva únicamente a vivir de forma más sencilla y económica,
pero imaginad que se devaluara la propia vida.
Diarios, 16 de junio de 1854
14
LOS BOSQUES DE LA SALUD
No encontraréis salud en la sociedad, sino en la naturaleza.
Natural History of Massachusetts
[Historia natural de Massachusetts]
Al hombre sano nunca le llega el invierno de su descontento.
Diarios, 13 de octubre de 1851
Un hombre sano, en realidad, es el complemento de las estaciones,
y durante el invierno aloja al verano en su corazón.
Un paseo invernal
Es saludable estar enfermo a veces.
Diarios, después del 10 de enero de 1851
La naturaleza entera hace todo lo posible en cada momento por que
estemos bien; no existe para ningún otro fin. No debemos resistirnos
a ella. Con una mínima inclinación por estar bien, no deberíamos
enfermar.
Diarios, 23 de agosto de 1853
Cultivemos el hábito de levantarnos temprano. No es sensato tener
la cabeza mucho tiempo al mismo nivel que los pies.
Diarios, 8 de junio de 1850
La enfermedad no es el accidente del individuo, ni siquiera de la
generación, sino de la vida misma. En cierta forma y hasta cierto
punto, es una de las condiciones permanentes de la vida.
Diarios, 3 de septiembre de 1851
Con la enfermedad, todo se trastorna. Ayer tenía un tirón en la
espalda y un resfriado y, como es habitual, equivalió a haber dejado
de vivir. Durante ese tiempo, perdí mi compenetración o relación con
la naturaleza. La afinidad con la naturaleza es muestra de una salud
perfecta.
Diarios, 18 de noviembre de 1857
Llevo tanto tiempo enfermo, que casi he olvidado lo que es
encontrarse bien, aunque tengo la sensación de que sólo afecta a
mi envoltorio.
A Daniel Ricketson, 15 de agosto de 1861
Medid vuestra salud de acuerdo con vuestra afinidad con la mañana
y la primavera. Si no hay en vosotros respuesta alguna ante el
despertar de la naturaleza —si la perspectiva de un paseo por la
mañana temprano no os disipa el sueño, si el trino del primer azulejo
no os llena de emoción—, sabed que la mañana y la primavera de
vuestra vida han pasado. Así podréis tomaros el pulso.
Diarios, 25 de febrero de 1859
Los hombres han descubierto, o creen haber descubierto, los
beneficios para la salud de unas cuantas cosas silvestres,
únicamente, y no de toda la naturaleza. Pero «naturaleza» no es
sino otro nombre para la salud y las estaciones no son sino distintos
estados de salud. Algunos hombres creen que no se encuentran
bien en primavera, en verano, en otoño o en invierno, pero ello sólo
se debe a que no están bien acompasados con las estaciones.
Diarios, 23 de agosto de 1853
Me inclino a pensar últimamente que la salud depende tanto del
estado de los intestinos como del estado de las estrellas.
Diarios, 12 de diciembre de 1859
15
A LA ESCUCHA
Cabría pensar que los salvajes hicieron un dios del eco.
Diarios, después del 31 de octubre de 1850
El tañido de la campana de la iglesia es un sonido mucho más
melodioso que cualquiera que se oiga dentro de la iglesia.
Diarios, domingo 2 de enero de 1842
Los sentidos viciados y exhaustos necesitan las violentas
vibraciones de un instrumento para excitarse, pero los sentidos
sanos y aún jóvenes, no debilitados por el lujo, oyen la música del
viento, de la lluvia y del agua que corre. Al leer a los críticos, cabría
pensar que la música es intermitente, como un manantial en el
desierto, y que depende de algún Paganini o de algún Mozart, o que
sólo se oye cuando las piérides o Euterpe recorren los pueblos, pero
la música es perpetua y sólo el oído es intermitente. Lejos, muy a lo
lejos, oigo el débil graznido de un cuervo, que resuena en la linde
invisible de un bosque, como amortiguado por el vapor que, a
semejanza de un manantial, el sol hace surgir del suelo. Se
entremezcla con el leve murmullo del pueblo, el ruido de los niños
que juegan, como un arroyo que se vierte suavemente en otro, y,
así, lo salvaje y lo dócil se hacen uno. ¡Qué sonido tan placentero!
No se trata sólo de un cuervo que llame a otro, porque también se
dirige a mí. Yo, con él, formo parte de una gran criatura; si él tiene
voz, yo tengo oídos.
Diarios, 12 de enero de 1855
La otra tarde estaba determinado a acallar este ruido superficial, a
caminar en varias direcciones para comprobar si no habría algún
silencio profundo alrededor. De igual modo que Bonaparte envió a
su infantería en todas direcciones en el Mar Rojo en busca de aguas
bajas, así mando yo mis pensamientos a caballo en busca de aguas
profundas. Abandoné el pueblo y remé río arriba hasta Fair Haven
Pond. Cuando se ponía el sol, vi a un barquero solitario que se
divertía en el plácido lago. El rocío parecía limpiar y purificar el aire,
y sentí una infinita tranquilidad. Tenía el mundo agarrado, por así
decirlo, del cogote, y lo mantuve bajo la marea de sus propios
acontecimientos, hasta que se ahogó, y entonces lo solté para que
lo arrastrara la corriente, como a un perro muerto. Vastas y vacías
cámaras de silencio se expandieron en todas direcciones, y mi ser
se expandió en proporción, y las llenó. Fue entonces cuando, por
vez primera, pude apreciar el sonido y encontrarlo musical.
Cartas a un buscador de sí mismo,
8 de agosto de 1854
El silencio es la conversación de un alma consciente consigo
misma.
Diarios, mediados de diciembre de 1838
He estado rompiendo el silencio estos veintitrés años y apenas le he
hecho un rasguño.
Diarios, 9 de febrero de 1841
Suena el silencio, es musical y me estremece. Una noche en la que
el silencio fue audible pude oír lo innombrable.
Diarios, 21 de enero de 1853
El silencio más prolongado es la pregunta más pertinente formulada
con la mayor pertinencia. Enfáticamente queda. Las preguntas más
importantes, aquellas cuyas respuestas nos conciernen más que
ninguna otra, jamás se formulan de otro modo.
Diarios, 4 de enero de 1851
La música es el sonido de la circulación en las venas de la
naturaleza.
Diarios, 24 de abril de 1841
Anoche estuve navegando por el río del Norte con la flauta y mi
música era un arroyo tintineante que serpenteaba con el río e iba
cayendo de nota en nota como un riachuelo de roca en roca.
Diarios, 18 de agosto de 1841
Cuando oigo música no temo peligro alguno, soy invulnerable, no
veo enemigos. Me siento unido a los tiempos más antiguos y a los
más recientes.
Diarios, 13 de enero de 1857
La vibración constante de las cuerdas de un piano desde más allá
de los jardines, atravesando los olmos: la melodía se cuela, por fin,
en mi alma. No sé cuándo empezó a invadirme. Por alguna feliz
coincidencia de pensamiento o circunstancia estoy en armonía con
el universo, estoy capacitado para oír, mi ser se mueve en una
esfera de melodía, mi fantasía y mi imaginación sienten un
entusiasmo inconcebible. El lugar sobre el que me alzo ya no es la
tierra sorda.
Diarios, 3 de agosto de 1852
16
ALZAD LA MIRADA
Aunque no haya nada nuevo sobre la Tierra, sí lo hay en los cielos.
Siempre tenemos un recurso en las alturas. Allí no dejan de pasar
de página. El viento define los caracteres en este fondo azul y el
curioso siempre puede leer una nueva verdad.
Diarios, 17 de noviembre de 1837
Sin duda, las estrellas fueron dadas al hombre como consuelo.
«A Walk to Wachusett» [Un paseo a Wachusett]
El mundo se apresura a ver el panorama mientras hay un panorama
en el cielo que pocos salen a ver.
Diarios, 17 de enero de 1852
Soy incapaz de ver el fondo del cielo, porque soy incapaz de ver el
fondo de mí mismo. Es el símbolo de mi propia infinitud.
Diarios, 23 de junio de 1840
El cielo siempre está dispuesto a responder a nuestros estados de
ánimo.
Diarios, 28 de diciembre de 1851
17
EL HÉROE
El héroe es normalmente el más sencillo y oscuro de los hombres.
«Caminar»
Un hombre asienta tantos riesgos como los que corre.
Walden
El monstruo nunca se encuentra allí donde creemos que está. Lo
realmente monstruoso es nuestra cobardía y nuestra indolencia.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1854
Si un hombre quisiera ponerse en la situación de enfrentarse con
valentía al mayor mal que pudiera infligírsele, se daría cuenta de
que no existe un mal semejante que soportar.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1854
La grandeza está en el ascenso.
Diarios, 7 de febrero de 1841
Los cobardes sufren, mientras que los héroes disfrutan.
Cartas a un buscador de sí mismo,
20 de mayo de 1860
El héroe obedece a su propia ley.
Diarios, 1 de febrero de 1852
Las grandes personas no buscan jamás la oportunidad de ser
grandes, sino que convierten en ocasión para ello todo lo que les
rodea.
Diarios, 1 de junio de 1841
Hemos olvidado lo que dicen los profetas y los oráculos están en
decadencia, pero seguimos recordando los hechos de los héroes y
los santos. Y la posteridad seguirá recordándolos hasta el fin de los
días.
«Contra los reformadores»
¡Sea valiente! Es lo más importante.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1854
18
EL ANIMAL MÁS FEROZ
La mayoría de los hombres vive vidas de tranquila desesperación.
Lo que llamamos resignación no es más que una confirmación de la
desesperanza.
Walden
Qué maravilloso sería tratar a las personas y las cosas según lo que
son en realidad, ¡aunque sólo fuera durante una hora!
Cartas a un buscador de sí mismo,
3 de abril de 1850
Así, las masas sirven al Estado no como hombres, sino básicamente
como máquinas con sus cuerpos. Estas constituyen el ejército
permanente y la milicia, los carceleros, la policía, los ayudantes de
la autoridad. En la mayoría de los casos, no ejercitan libremente ni
el juicio ni el sentido moral, sino que se rebajan al mismo nivel de la
madera, la tierra y la piedra, e incluso podrían fabricarse hombres
de madera que tal vez sirvieran al mismo propósito.
«Desobediencia civil»
Los hombres se han convertido en las herramientas de sus
herramientas.
Diarios, 16 de julio de 1845
Calumniamos a la hiena; el hombre es, sin embargo, el animal más
feroz y cruel.
«El paraíso (para ser) recobrado»
Los hombres consideran que es esencial que la nación comercie y
exporte hielo y hable gracias al telégrafo y viaje a treinta millas por
hora, lo hagan ellos o no; pero si vivimos como babuinos o como
hombres, eso sigue siendo incierto.
Walden
Un hombre corriente trabajará cada día del año cavando la tierra
para sustentar su cuerpo, o una familia de cuerpos, pero aquel que
trabaja un día al año para alimentar su alma es un hombre
extraordinario.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de febrero de 1853
El aserrador, con sus esfuerzos por hacer bien su trabajo, no se
convierte primordialmente en un mejor aserrador, sino en un hombre
mejor.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1853
Sólo piense, por un momento, en un hombre afanado en sus
asuntos. ¡Cómo lo respetaríamos! ¡De qué manera tan gloriosa se
alzaría ante nosotros! Que no trabajara para ninguna corporación ni
agente, tampoco para su presidente, ¡sino que cumpliera con el fin
de su ser! Un hombre dedicado a sus asuntos sería el blanco de
todas las miradas.
Cartas a un buscador de sí mismo,
8 de agosto de 1854
19
LLEGAR A SER EL QUE UNO ES
Haga lo que nadie más puede hacer por usted. No haga otra cosa.
Cartas a un buscador de sí mismo,
9 de agosto de 1850
Si un hombre no marcha al mismo paso que sus camaradas,
probablemente esté escuchando otro tambor. Que camine al ritmo
de esa música, aunque sea más comedida y lejana.
Walden
¿Cuántos hombres habéis visto que no pertenezcan a ninguna
secta, partido o camarilla?
Diarios, 9 de agosto de 1858
Con cada paso, el hombre se mide frente al sistema.
Diarios, 31 de enero de 1841
Algo nos invita constantemente a ser lo que somos.
Diarios, 3 de febrero de 1841
Haced un poco más de esa obra que, en alguna ocasión, habéis
confesado que es buena, aquella que creéis que os exigen la
sociedad y vuestro más justo entendimiento. Haced lo que os
reprobáis por no hacer. Sabed que no estáis satisfechos ni
insatisfechos con vosotros mismos sin motivo. Os lo digo, a vosotros
y a mí mismo, en un instante: cultivad el árbol que hayáis visto dar
fruto en vuestro suelo.
Diarios, después del 29 de julio de 1850
20
LA MUSA INDIA
Tengo mucho que aprender del indio y nada del misionero.
Los bosques de Maine
Miríadas de puntas de flecha yacen, dormidas, en la piel de la Tierra
que gira, mientras los meteoros dan vueltas en el espacio. La huella
de las pisadas, del intelecto de los hombres más antiguos.
Diarios, 28 de marzo de 1859
El tiempo no tardará en destruir las obras de pintores y escultores
famosos, pero la punta de flecha del indio se resistirá a sus embates
y la Eternidad tendrá que venir en su ayuda. No son huesos fósiles,
sino, por así decirlo, pensamientos fósiles, que me recordarán por
siempre a la mente que les dio forma. Admitiría de buen grado que
estoy pisando las huellas de la actividad humana, que estoy en la
senda de la mente, y esos pequeños recordatorios no dejan nunca
de ponerme en el buen camino.
Diarios, 28 de marzo de 1859
Aquí y allá encontraréis aún a un hombre con sangre india en sus
venas, un granjero excéntrico, descendiente de un jefe indio; o
veréis a un indio solitario, de pura sangre, con el aspecto más fiero
del mundo entre los pinos, de una de las últimas tribus de
Massachusetts, entrando en un vagón de ferrocarril con su arma y
su bebé.
Aquí y allá sigue habiendo una esposa india que habita alguna
casa solitaria, con su perro como única compañía, insultada por los
niños de la escuela, haciendo cestas y recolectando bayas para
ganarse el sustento… Una india sola, sin hijos, acompañada de su
perro, tejiendo el sudario de su pueblo, prestando los últimos
servicios a su raza ya difunta.
Diarios, después del 16 de julio de 1850
Existe, en realidad, una semejanza notable e inesperada entre el
salvaje degradado y las clases más bajas de una gran ciudad. El
uno no es más hijo de la naturaleza que el otro. En el transcurso de
la degradación, la distinción entre razas se pierde pronto.
Los bosques de Maine
Aún se sigue encontrando, clavada en los árboles de nuestro
bosque, la flecha disparada por el indio.
Diarios, después del 1 de julio de 1850
Mas el indio ya ha sido olvidado por completo, con la excepción de
algunos poetas perseverantes. Es innegable que el hombre blanco
ha comenzado una nueva era. ¿Qué conmemoran nuestros
aniversarios, sino los abusos del hombre blanco? Debe haber un
recuerdo indio para las hazañas de los indios; el hombre blanco sólo
recordará las suyas.
Diarios, entre 1842 y 1844
La constitución del pensamiento indio parece ser justo la contraria a
la del hombre blanco. El indio está familiarizado con una parte
distinta de la naturaleza. Mide su vida por inviernos, no por veranos.
Su año no se mide según el sol, sino que consta de un determinado
número de lunas, y sus lunas no se cuentan por días, sino por
noches. Ha abrazado el lado oscuro de la naturaleza; el hombre
blanco, el lado luminoso.
Diarios, 25 de octubre de 1852
Para mí, el encanto del indio reside en que se alza, libre y sin
ataduras, en la naturaleza —es su habitante, no su invitado— y la
lleva sobre sí con facilidad y gracia. Pero el hombre civilizado tiene
las costumbres de la casa. Su casa es una prisión en la que se
siente oprimido y confinado, en lugar de cobijado y protegido.
Camina como si estuviera sosteniendo el tejado. Pone los brazos
como si los muros fueran a caérsele encima y aplastarlo y sus pies
recuerdan el sótano que tienen debajo. Sus músculos jamás se
relajan.
Diarios, 26 de abril de 1841
Nuestros oradores podrían aprender mucho de los indios. Éstos son
admirables por su precisión, no dejan ningún cabo suelto. Apelan a
más de un solo sentido para evitar las confusiones.
Diarios, 1 de enero de 1854
Yo había observado que no le gustaba responder la misma pregunta
más de una vez y que permanecía en silencio cuando se la volvía a
plantear para despejar dudas, como si estuviera de mal humor. No
es que no fuera hablador, pues con frecuencia iniciaba, por propia
voluntad, una narración extensa: repetía con todo detalle la tradición
de alguna batalla antigua, o algún pasaje de la historia reciente de
su tribu en el que hubiera desempeñado un papel importante; de vez
en cuando, inspiraba largamente y retomaba el hilo de su relato, con
el ritmo pausado de todo un contador de historias, tal vez después
de sortear un rápido, anteponiendo un «bueno, adiós», etc.,
mientras remaba.
Los bosques de Maine
Si pudiésemos escuchar tan sólo por un instante el canto de la Musa
india, comprenderíamos por qué el piel roja no cambiará nunca su
estado salvaje por la civilización.
Musketaquid
El indio hace bien en seguir siendo indio.
Musketaquid
21
EL MEOLLO DE LA EXISTENCIA
Que no viva como si quedara poco tiempo. Seguir el ritmo de las
estaciones. Tener el tiempo libre suficiente para presenciar todos los
fenómenos de la naturaleza y albergar todo pensamiento que acuda
a mi mente. Que la vida sea una marcha pausada por el reino de la
naturaleza.
Diarios, 11 de enero de 1852
Cuando la tarde se acorta y la temprana noche nos empuja a volver
a casa para terminar nuestras tareas, se nos recuerda la brevedad
de la vida y nos volvemos más pensativos, al menos en este
crepúsculo del año. Se nos conmina a que nos apresuremos a
acabar nuestro trabajo antes de que llegue la noche.
Diarios, 1 de noviembre de 1858
No temo exagerar el valor y el significado de la vida, sino más bien
no estar a la altura de la ocasión que la vida representa. Sentiría
tener que recordar que yo estuve allí, pero que no advertí nada
reseñable, como un príncipe disfrazado de rana, o como quien ha
vivido la época dorada como un jornalero, alguien que incluso visitó
el Olimpo, pero se quedó dormido después de cenar y no pudo
escuchar las conversaciones de los dioses.
Cartas a un buscador de sí mismo,
3 de abril de 1850
Normalmente, no vivimos la vida con plenitud, no llenamos de
sangre todos nuestros poros, no inspiramos y espiramos con la
profundidad suficiente.
Diarios, 13 de junio de 1851
La vida más dulce es aquella que se acerca a los huesos.
Walden
Amad vuestra vida por pobre que sea.
Walden
El mundo es una vaca difícil de ordeñar —la vida no llega con tanta
facilidad— y, ay, ¡qué escasa mana la leche hasta que la
conseguimos! Pero el joven ternero lo logrará a fuerza de dar
cabezazos. No hay forma más directa.
A Ralph Waldo Emerson,
14 de noviembre de 1847
Mi modo de vida me ofrecía al menos una ventaja sobre quienes
para divertirse están obligados a mirar afuera, hacia la sociedad y el
teatro, pues mi propia vida llegó a ser mi diversión y nunca dejó de
aportarme cosas nuevas. Era un drama de muchas escenas y sin
final.
Walden
El hongo más simple y aletargado tiene un interés especial para
nosotros, en comparación con una mera masa de tierra, por ser tan
manifiestamente orgánico y asemejarse tanto a nosotros, aun
siendo mudo. Es la expresión de una idea; crecimiento según una
ley; materia no dormida, no en bruto, sino inspirada e imbuida de
espíritu. Si tomo un puñado de tierra, por muy interesantes que
puedan ser sus partículas, consideradas de una en una, la relación
que guardan entre sí parece ser, en general, de mera yuxtaposición.
Podría haberlas amontonado de esa forma yo mismo. Pero el hongo
más humilde revela una vida similar a la mía. Es un poema llevado a
buen término, en su especie. Se intuye algo superior a una partícula
de materia en la idea o mente que utiliza o dispone las partículas.
Diarios, 10 de octubre de 1858
Cuando andamos sin prisa y con sensatez, percibimos que sólo las
cosas grandes y dignas tienen una existencia permanente y
absoluta, que los pequeños temores y los placeres despreciables no
son sino sombra de la realidad. Esta constatación es siempre
regocijante y sublime. Al cerrar los ojos, adormeciéndose y
consintiendo en ser engañados por las apariencias, los hombres
establecen y confirman su vida diaria de rutina y costumbre en todas
partes, la cual se edifica, además, sobre bases puramente ilusorias.
Los niños, que juegan a la vida, disciernen mejor su verdadera ley y
sus relaciones, con más claridad que los hombres, que no logran
vivirla dignamente pero se consideran más sensatos gracias a su
experiencia, es decir, a sus fracasos.
Walden
Nosotros, que caminamos por las calles e intentamos que el tiempo
no se nos escape entre los dedos, no somos más que los desechos
de nosotros mismos, y esa vida es para nuestro esqueleto —el de
nuestro cuerpo y el de nuestra mente—, para nuestra costra, una
vida completamente costrosa. Es café hecho de granos usados por
vigésima vez, que sólo podría llamarse café en el primer uso,
mientras el agua de la vida salta y destella a nuestra puerta.
Cartas a un buscador de sí mismo,
28 de mayo de 1850
Esta vida, nuestra respetable vida diaria, sobre la cual se halla tan
bien plantado el hombre de buen sentido, el inglés de mundo, y
sobre la que descansan nuestras instituciones, es en realidad la
más pura ilusión, que se desvanecerá como el edificio sin cimientos
de una visión. Sin embargo, un minúsculo resplandor de realidad
que a veces ilumina la oscuridad de los días de todos los hombres
nos revela algo más consistente y perdurable que el diamante, la
piedra angular del mundo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
Siga con su vida, persista en ella, gire a su alrededor, como hace un
perro alrededor del coche de su amo. Haga lo que ame. Conozca
bien de qué está hecho, roa sus propios huesos, entiérrelos y
desentiérrelos para roerlos de nuevo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
No existe uno solo entre mis lectores que haya vivido ya una vida
humana completa.
Walden
Lo que sí me gustaría llevar es un registro de los momentos
apacibles y maduros.
Diarios, 23 de diciembre de 1851
No conservaría la cáscara de la vida, sino su semilla.
Diarios, 23 de diciembre de 1851
El arte de la vida, de la vida de un poeta, es, sin tener nada que
hacer, hacer algo.
Diarios, 29 de abril de 1852
Por encima de todo, no podemos permitirnos el lujo de no vivir en el
presente.
«Caminar»
Toda nuestra vida, es decir, de la parte viva de la vida, es un sueño
constante en estado de vigilia. El niño no acampa en el jardín de su
padre. Ello no supondría aventura suficiente; hay demasiadas
imágenes y sonidos que estropearían la ilusión, así que se aleja
veinte o treinta millas y es allí donde planta la tienda, donde gentes
desconocidas duermen plácidamente en sus camas, igual que su
padre en casa, y acampa, tal vez, en el jardín de esas gentes. Sin
embargo, el niño sueña sin cesar que está en cualquier parte menos
allí donde está.
Diarios, 27 de agosto de 1859
Abandoné los bosques por una razón tan buena como la que me
trajo a ellos. Me pareció que quizás tenía otras vidas que vivir y que
no podía dedicar más tiempo a ésta.
Walden
22
LA OBSCENA MUERTE
Empezamos a morir no en los sentidos ni las extremidades, sino en
nuestras facultades sagradas. Nuestros miembros pueden ser
fuertes, perfecta nuestra vista y perfecto nuestro oído y, sin
embargo, nuestro genio e imaginación pueden revelar síntomas de
descomposición.
Diarios, 27 de enero de 1854
Del mismo modo que un año se convierte en otro por el centro del
invierno, nuestra vida se transforma en otra por el centro de la
muerte.
Diarios, 8 de septiembre de 1851
Dejad que los muertos entierren a sus muertos.
«Defensa del capitán Brown»
Oigo a muchos fingir que se están muriendo o que incluso han
muerto, qué más da. ¡Sandeces! Los desafío a que lo hagan. No
hay suficiente vida en ellos. Se licuarán como los hongos y tendrán
a den panegiristas limpiando el sitio donde lo hicieron. Desde que
comenzó el mundo, sólo ha muerto media docena de personas o
pocos más.
«Defensa del capitán Brown»
Imagino que no me quedan muchos meses de vida, pero, por
supuesto, lo ignoro por completo. Podría añadir que estoy
disfrutando de mi existencia tanto como siempre y que no me
arrepiento de nada.
A Myron B. Benton, 21 de marzo de 1862
Sólo un mundo a la vez.
En respuesta a las palabras de Parker Pillsbury
en las que decía a Thoreau que estaba «tan cerca
del borde del río oscuro, que casi me pregunto
cómo se te aparece la otra orilla», según se relata
en The Personality of Thoreau, de Franklin B. Sanborn
No sabía que hubiéramos discutido.
Al preguntársele en su lecho de muerte si estaba
en paz con Dios, según se relata en Henry
Thoreau as Remembered by a Young Friend, de
Edward Emerson
23
LA SIEMBRA DEL CARÁCTER
Confieso que, en la práctica, tras conocer el verdadero carácter de
un hombre y a tenor del estado presente de las cosas, no espero
cambio alguno ni para mejor ni para peor.
Walden
Un hombre no ha de medirse únicamente por la virtud de las
acciones que describe ni por la sabiduría de los pensamientos que
expresa, sino por el ser libre que es, y que se percibe que es, en
todas las circunstancias.
«Sir Walter Raleigh»
Atribuimos equivocadamente a los hombres un carácter
determinado, sumando todos sus ayeres y obteniendo el promedio,
y damos por cierto que los conocemos. ¡Ay del hombre que tenga
un carácter que defender!
Diarios, 28 de abril de 1841
Supone una importante diferencia entre dos caracteres el que uno
se sienta satisfecho con un logro feliz, aunque elemental, pero que
el otro no deje de apuntar más alto. A pesar de que mi vida
transcurre a baja altura, mi ánimo suele mirar hacia arriba, en un
ángulo elevado, y de este modo se redime, por así decirlo. Cuando
el deseo de ser mejores de lo que somos es, de verdad, sincero,
nos elevamos al instante y somos ya muchísimo mejores.
Diarios, después del 10 de enero de 1851
El talento indica únicamente una profundidad de carácter en alguna
dirección.
Diarios, 18 de febrero de 1841
Las maneras son conscientes. El carácter es inconsciente.
Diarios, 16 de febrero de 1851
Tendríamos que hacer una muesca cada día en nuestros caracteres,
como Robinson Crusoe en su palo de madera. Debemos ponernos
ante el timón al menos una vez al día, sentir el cabo de la caña en
las manos y saber que, si navegamos, dirigimos.
Diarios, 12 de febrero de 1841
¿No sientes como el fruto de tu primavera y tu verano empieza a
madurar, a endurecer su semilla en tu interior? ¿Tus pensamientos
no empiezan a ganar consistencia, además de sabor y madurez?
¿Cómo podemos esperar una cosecha de pensamiento en quienes
no han tenido una temporada de siembra del carácter?
Diarios, 7 de agosto de 1854
La mayoría de los hombres pueden trasplantarse con facilidad de un
sitio a otro, porque tienen muy poca raíz, carecen de raíz primaria o
sus raíces penetran tan poco en la tierra que es posible hundir una
pala justo bajo ellos y sacarlos, con sus raíces y todo.
Diarios, 14 de mayo de 1852
Ser un filósofo no consiste en tener pensamientos sutiles, ni en
fundar una escuela, sino en amar la sabiduría tanto como la vida
que está de acuerdo con sus dictados: una vida de simplicidad,
independencia, magnanimidad y confianza, consiste no sólo en
resolver teóricamente algunos problemas de la vida, sino, ante todo,
en resolverlos en la práctica.
Walden
No merece la pena dejar que nuestros defectos nos molesten en
todo momento. La conciencia no puede ni debe monopolizar toda
nuestra vida más de lo que lo hacen el corazón o la cabeza, ya que
puede enfermar como cualquier otra parte del cuerpo. Conozco a
gente cuya conciencia, merced sin duda a una indulgencia pasada,
ha crecido hasta llegar a ser tan irritable como los niños
consentidos, y al final acaba por no darle tregua.
Musketaquid
El mundo descansa sobre principios.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1854
En el transcurso de las generaciones, no obstante, los hombres te
excusarán por no hacer como ellos, si traes lo suficiente para
recorrer tu propio camino.
Diarios, 27 de diciembre de 1858
La buena fortuna de contar con gruesas prendas que protejan del
frío y la lluvia es insignificante y, simplemente, negativa —una
situación débil y defensiva de la que no se puede obtener provecho
—, en comparación con ser capaz de obtener un cierto júbilo, un
cierto calor incluso, del propio frío y de la propia lluvia, y vestirlos
con nuestra compasión.
Diarios, 12 de noviembre de 1853
24
LA BIBLIOTECA CELESTE
Más de un hombre ha iniciado una nueva época de su vida a partir
de la lectura de un libro.
Walden
Un libro que sea bueno de verdad es algo tan salvajemente natural y
primitivo —tan misterioso y maravilloso, tan celestial y fértil— como
un hongo o un liquen.
Diarios, 16 de noviembre de 1850
Leed primero los mejores libros, o puede que no tengáis la
oportunidad de leerlos nunca.
Musketaquid
Libros que no nos ofrecen un pequeño disfrute, sino donde cada
reflexión es de una audacia inaudita; libros que un hombre ocioso no
leería, que no entretendrían al tímido; libros que incluso nos harían
peligrosos para las instituciones existentes: a ésos los llamo yo
buenos libros.
Musketaquid
Cuando leo un libro que me deja indiferente, parece ser lo mejor que
puedo hacer con él, pero un volumen que me inspira no me deja
apenas tiempo para terminar sus últimas páginas. Se me escapa de
los dedos mientras leo. No crea un ambiente propicio para que lo lea
con detenimiento, sino, más bien, uno en el que sus enseñanzas
pueden ponerse en práctica. Me aporta tal riqueza, que lo suelto sin
el más mínimo remordimiento. Lo que empecé leyendo debo
terminarlo actuando.
Diarios, 19 de febrero de 1841
La mayoría de libros pertenece sólo a la casa y a la calle, y en los
campos sus hojas parecen demasiado frágiles. Son simples y
obvios, y no hay halo o neblina a su alrededor. La naturaleza se
encuentra muy, pero que muy lejos de todos ellos.
Musketaquid
Un libro debería contener descubrimientos puros, destellos de terra
firma, aunque lo escriban marineros naufragados, y no el arte de la
navegación explicado por aquellos que nunca han perdido de vista
la tierra.
Musketaquid
Aquel que recurre a una novela fácil porque se siente lánguido haría
mejor en echar una siesta.
Musketaquid
No todo aquello que está impreso y cosido es un libro, no
necesariamente pertenece a las Letras, sino que más a menudo
puede catalogarse junto a los otros lujos y apéndices de la vida
civilizada. Se nos intenta endosar los elementos más vulgares bajo
miles de disfraces.
Musketaquid
Si la humanidad se extinguiera y los libros que se han escrito se
transmitieran a una nueva raza de criaturas, en un nuevo mundo,
¿qué constancia se hallaría en ellos de un fenómeno tan notable
como el arcoíris?
Diarios, 13 de marzo de 1859
Los libros sólo pueden revelarnos a nosotros mismos y con la
misma frecuencia con que nos prestan ese servicio los dejamos a
un lado.
A Benjamin Bowen Wiley, 26 de abril de 1857
Es peor no saber leer que ser sordo y ciego; quien no sabe leer no
está aún más que medio vivo, es un mortinato.
Diarios, 10 de marzo de 1856
Un libro debería ser tan cierto como para resultarles íntimo y familiar
a todos los hombres, igual que el sol en su rostro. Lo mismo que
una palabra que se pronuncia de cuando en cuando a un
acompañante en los bosques.
Diarios, 4 de septiembre de 1841
25
EL PRETENDIENTE
DE LA NATURALEZA
¿Dónde está la literatura que da lenguaje a la naturaleza?
«Caminar»
Quisiera hablar a favor de la naturaleza, de la libertad absoluta y de
lo salvaje, en contraposición a la libertad y la cultura meramente
civiles, y considerar al ser humano como un habitante o una parte
constitutiva de la naturaleza, y no tanto como miembro de la
sociedad.
«Caminar»
Mi pulso debe latir con la naturaleza. Tras una ardua jornada de
trabajo sin un solo pensamiento, lo que convierte mi cerebro en una
simple herramienta, sólo en la quietud de la noche recobro mis
sentidos y soy capaz de oír al grillo, que, en realidad, lleva cantando
todo el día. En mis mejores momentos, soy consciente de la
afluencia de una sabiduría serena e incuestionable que me
incapacita en parte y que, de rendirme a ella de forma más notable,
me incapacitaría por completo para lo que se conoce como los
asuntos activos de la vida, pues no aporta nada sobre lo que pueda
posarse la mirada de la razón. ¿Cuál es ese otro tipo de vida por el
que me siento constantemente fascinado, que sólo yo estimo?
Diarios, 22 de junio de 1851
No puede haber una melancolía realmente negra para el que vive en
medio de la naturaleza y goza de sus sentidos.
Walden
Debemos salir y volver a aliarnos con la naturaleza todos los días
del invierno. Debemos echar raíces, al menos una pequeña fibra,
incluso todos los días del invierno. Soy consciente de que estoy
absorbiendo salud cuando abro la boca al viento. Permanecer en
casa engendra siempre una suerte de enfermedad. Cada casa, en
este sentido, es un hospital. Una noche y una mañana es toda la
reclusión que puedo soportar en esas alas. Sé que, casi al instante
en el que salgo, recupero una cierta salud que había perdido.
Diarios, 29 de diciembre de 1856
La naturaleza siempre adopta los modos más sencillos que la lleven
a lograr su objetivo.
«The Dispersion of Seeds»
[La dispersión de las semillas]
Me encanta la naturaleza, en parte, porque no es el hombre, sino un
retiro del hombre. Ninguna de las instituciones humanas la controla
Todo lo Bueno es Libre y Salvaje - Henry David Thoreau
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Todo lo Bueno es Libre y Salvaje - Henry David Thoreau

  • 1.
  • 2. Pocos escritores o pensadores han tenido la puntería y el pulso de Henry David Thoreau. Pero a Thoreau no le gustaba la caza, así que usaremos otra metáfora: digamos mejor que pocos escritores o pensadores han sabido extraer la miel del mundo a partir de una sola flor, pocos han estado tan dotados para ese aforismo, esa frase o ese breve fragmento tras cuya lectura sentimos que algo destella, que algo en nuestra vida puede cambiar, que se despliega un conjunto inédito de posibilidades existenciales. Los libros de Thoreau, sus ensayos, sus diarios, sus poemas, sus cartas y sus manuscritos inéditos son una fuente inagotable del pensamiento más luminoso e inmediato, aquel que nos golpea en la cara como una ráfaga inesperada de aire fresco y vivificador. Desde esta premisa, hemos recorrido toda su obra y hemos recogido en este volumen una amplia antología de los mejores pensamientos de Thoreau: aquí se trata sobre la belleza y el azar, la aurora y el crepúsculo, la amistad y la imaginación, la moda y la dieta, la libertad y la insumisión, la música y el silencio, los indios y la sabiduría, la simplicidad y el dinero, los viajes y la soledad, los árboles y los pájaros, el trabajo y el amor, la muerte y lo que nos salva, lo salvaje en la naturaleza y en nosotros mismos, los libros y el inextinguible deseo de leer, lo sagrado en el cielo y en la tierra, la felicidad de las marmotas y de los humanos, los paseos por el bosque y también por la ciudad, la estaciones y el ciclo interminable de la vida… Un verdadero regalo para todos aquellos que, tal como dijo Thoreau, saben que todo lo bueno es libre y salvaje.
  • 3. Henry David Thoreau Todo lo bueno es libre y salvaje ePub r1.0 Titivillus 14.11.2018
  • 4. Título original: Todo lo bueno es libre y salvaje Henry David Thoreau, 2017 Traducción: Silvia Moreno & Laura Naranjo & Carmen Torres & Marcos Nava & Miguel Ros & Antonio García Retoque de cubierta: Titivillus Editor digital: Titivillus ePub base r2.0
  • 5. Índice de contenido 1. Thoreau según Thoreau 2. Vecinos salvajes 3. Escribid 4. La ciénaga urbana 5. En defensa de la naturaleza 6. Amanecer y atardecer 7. Consejos sobre moda 8. La verdadera educación 9. Ética y dietética 10. Libertad y esclavitud 11. Elogio solitario de la amistad 12. La esquiva bondad 13. Contra aquellos que nos gobiernan 14. Los bosques de la salud 15. A la escucha 16. Alzad la mirada 17. El héroe
  • 6. 18. El animal más feroz 19. Llegar a ser el que uno es 20. La musa india 21. El meollo de la existencia 22. La obscena muerte 23. La siembra del carácter 24. La biblioteca celeste 25. El pretendiente de la naturaleza 26. Lo que piensan los demás 27. Las posesiones 28. Los asuntos del cielo 29. La rueda de las estaciones 30. Simplicidad, simplicidad 31. Sociedad y soledad 32. La felicidad de las marmotas 33. La sala de pensar 34. El cortejo del presente 35. La vida de los árboles 36. La verdad y los helados 37. El caminante
  • 7. 38. Cómo ganarse la vida 39. Una vida salvaje Sobre el autor Notas
  • 8. 1 THOREAU SEGÚN THOREAU Yo no soy tú y tú no eres yo. Diarios, 10 de octubre de 1851 Mi profesión consiste en estar siempre alerta para encontrar lo divino en la naturaleza; conocer los lugares por los que acostumbra a merodear. Asistir como espectador a todos los oratorios, a todas las óperas salvajes. Diarios, 7 de septiembre de 1851 Al irme a la laguna de Walden, mi intención no era vivir allí de forma barata, tampoco con lujos, sino sacar adelante algunos negocios minimizando las dificultades; verme impedido para llevarlos a cabo por falta de un poco de sentido común, espíritu emprendedor y talento comercial no parecía tan triste como estúpido. Walden
  • 9. Mi mayor habilidad ha sido la de no aspirar más que a poco. Diarios, 19 de julio de 1851 No puedo deciros lo que soy, más allá de un rayo de sol. Lo que soy, lo soy, y no lo digo. Ser es la mejor forma de explicarse. Diarios, 26 de febrero de 1841 He de confesar que no hay nada que me resulte más ajeno que mi propio cuerpo. Siento más afecto por casi cualquier fragmento de la naturaleza. Diarios, 21 de febrero de 1842 No vine a este mundo para convertirlo en un buen lugar donde vivir, sino para vivir en él, sea bueno o malo. «Desobediencia civil» De vez en cuando, contemplo la tierra prometida, pero no siento que esté viajando hacia ella. Diarios, después del 29 de julio de 1850 Mi naturaleza es la de la piedra. Hace falta el sol del verano para calentarla. Diarios, 21 de diciembre de 1850 Me resulta imposible sentir interés por lo que en general interesa a los hombres. Sus cuitas y predilecciones me parecen frívolos.
  • 10. Cuando más soy yo mismo y cuando veo con más claridad, los hombres son lo que menos percibo. Diarios, 24 de abril de 1852 A quienes piensen que soy jactancioso, que me considero superior a los demás y que me pavoneo por encima de sus cabezas, les diré que podría contarles una historia igual de lamentable sobre mí que sobre ellos. Si mi ánimo se prestara a ello, podría animarles con una nutrida lista de fracasos y fluir tan humildemente como los mismísimos desagües. Podría enumerar una lista de los crímenes más nauseabundos que jamás se hayan conocido. Diarios, 10 de febrero de 1852 Yo no nací para ser sometido. Seguiré mi propio camino. «Desobediencia civil» Vosotros tendréis vuestros asuntos y yo tendré los míos. Vosotros pasaréis la tarde preparando el fogón de vuestro vecino y os pagarán por ello; yo la pasaré recogiendo las pocas bayas de Vaccinium oxycoccus que produce aquí la naturaleza, antes de que sea demasiado tarde, y también se me pagará por ello después, de otra manera. Siempre he cosechado unos beneficios inesperados e incalculables por llevar a cabo, aun tardíamente, toda pequeña empresa que mi genio me sugiriera como algo que hacer, algún paso que dar, aunque fuera corto, para apartarme del rumbo habitual… Diarios, 30 de agosto de 1856
  • 11. Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentándome sólo a los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, no fuera que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido. No quería vivir nada que no fuera la vida, pues vivir es algo muy valioso, ni tampoco practicar la resignación, a no ser que fuera absolutamente necesario. Walden Creo que está en mis manos alzarme a mí mismo en este preciso instante sobre el nivel más común de mi existencia. Cartas a un buscador de sí mismo, 10 de abril de 1853 Aquí estoy, con treinta y cuatro años, y, sin embargo, mi vida apenas ha comenzado a desarrollarse. ¡Cuánto alberga su germen! Hay una distancia tan grande entre mi ideal y la realidad, en muchos aspectos, que podría decir que aún no he nacido. Diarios, 19 de julio de 1851 No he prestado ningún juramento. No tengo un esquema para entender la sociedad, la naturaleza o Dios. Soy, simplemente, lo que soy, o comienzo a serlo. Cartas a un buscador de sí mismo, 27 de marzo de 1848 Creo en el bosque, en la pradera y en la noche en la que crece el grano.
  • 12. «Caminar» Confío en que se dé cuenta de lo exagerado que soy, que exagero las cosas cada vez que tengo oportunidad de hacerlo, que apilo el Pelión sobre el Ossa para alcanzar así el cielo. No espere de mi parte una verdad trivial, a menos que me encuentre en el estrado de los testigos. Soy tan incapaz de mentir como usted de gobernar un coche de cuatro caballos. Cartas a un buscador de sí mismo, 10 de abril de 1853 Un joven conocido mío, que ha heredado varios acres, me confesó que pensaba que él también debería vivir como yo lo hago, y que lo haría si tuviera medios para ello. No quisiera en forma alguna que nadie adoptara mi modo de vivir, pues, más allá de que antes de que aquél lo haya aprendido bien yo puedo haber encontrado ya otro distinto, prefiero que en el mundo existan tantas personas diferentes como sea posible, y que cada una se ocupe de encontrar y proseguir su propio camino y no el de su padre, su madre o su vecino. Walden Ansío vivir siempre de manera que obtenga mi satisfacción e inspiración de los acontecimientos más comunes, de los fenómenos cotidianos, de forma que lo que mis sentidos perciben hora a hora, mi paseo diario, la conversación de mis vecinos puedan inspirarme y yo pueda soñar con un cielo que no sea más que el que se extiende a mi alrededor. Diarios, 11 de marzo de 1856
  • 13. Sólo me conozco a mí mismo como entidad humana (el escenario, por así decirlo, de pensamientos y afectos) y sé que existe una cierta dualidad en virtud de la cual me mantengo tan alejado de mí mismo como de cualquier otra persona. Por muy intensa que sea mi experiencia, soy consciente de la presencia y crítica de una parte de mí como si no fuera parte de mí, sino un espectador que no estuviera compartiendo la experiencia sino tomando nota de ella, y eso no es más yo de lo que sois vosotros. Diarios, 8 de agosto de 1852 Siento que mi vida es muy sencilla y mis placeres, muy baratos. Alegría y pena, éxito y fracaso, grandeza y mezquindad y, de hecho, la mayoría de las palabras de la lengua inglesa no significan para mí lo mismo que para mis vecinos. Diarios, 18 de octubre de 1856 Durante muchos años fui, por propio nombramiento, inspector de tormentas de nieve y lluvia, y cumplí fielmente con mi deber, aunque jamás recibí un centavo por ello. Diarios, después del 22 de febrero de 1846 Estoy tan unido a mi forma de pasar el día (necesito unos márgenes de ocio tan amplios y un guardarropa de prendas viejas tan completo), que no estoy bien preparado para salir afuera. A veces resulta agradable quedarse en casa, sentado todo el día sobre un único huevo, en tu propio nido, aunque al final pueda resultar ser un huevo de mentira. Carta a Daniel Ricketson, 27 de septiembre de 1855
  • 14. Doy muchísimos paseos, en todas las direcciones que marca la brújula, y conmigo siempre es temporada de cosecha. Voy siempre recolectando los frutos de estos bosques, campos y aguas, y no me cruzo con nadie ni nadie se interpone en mi camino. Mi cosecha no es su cosecha. Hoy los veo recogiendo sus judías y su maíz, y para mí son un espectáculo, pero pronto quedan fuera de mi vista. Yo no voy a recoger judías y maíz. ¿Creen que no hay más frutos que ésos? Yo soy un cosechador, no voy recogiendo lo que queda atrás después de la siega. Diarios, 14 de octubre de 1857 Cómo vivir, ¡cómo obtener el máximo de vida!, como si tuvieras que enseñar al joven cazador a atrapar a su presa. Cómo extraer la miel de la flor del mundo. A eso me dedico todos los días. Me afano en ello como una abeja. Deambulo por los campos con esa misión y nunca me siento tan feliz como cuando me noto cargado de miel y cera. Soy como una abeja que pasa todo el santo día buscando los dulzores de la naturaleza. Diarios, 7 de septiembre de 1851 Me gusta que mi vida tenga un amplio margen. Walden Me siento dichoso. Me encanta mi vida. Diarios, 1 de noviembre de 1851 Mi vida forma parte del infinito. Diarios, 15 de marzo de 1852
  • 15. 2 VECINOS SALVAJES Dedico una parte considerable de mi tiempo a observar las costumbres de los animales, mis vecinos salvajes. Gracias a sus distintos movimientos y migraciones, siempre sé en qué momento del año estamos. El vuelo de los gansos, la migración de los Catostomus, etc., me resultan muy significativos. Pero, cuando pienso que aquí se ha exterminado a los animales más nobles (el puma, la pantera, el lince, el glotón, el lobo, el oso, el alce, el ciervo, el castor, el pavo, etc.), no puedo evitar sentirme como si viviera en una región domesticada y, por así decirlo, castrada. ¿No me habrían resultado más significativos los movimientos de esos animales, más grandes y salvajes? ¿Acaso la naturaleza sobre la que estoy versado no se encuentra mutilada e imperfecta? Diarios, 23 de marzo de 1856 Veo a un zorro cruzar el camino bajo la luz del ocaso… Siento un cierto respeto hacia él, porque, a pesar de ser tan grande, sigue siendo libre y salvaje en medio de todos nosotros, y también por su originalidad, en lo que respecta a cualquier parecido con nuestra
  • 16. raza. Tal vez por ese motivo me caiga mejor que su primo domesticado, el perro. Diarios, 25 de noviembre de 1857 Y, sin embargo, ¿cuál es la naturaleza de nuestra gratitud hacia estas ardillas, estas plantadoras de bosques? Las consideramos alimañas y todos los años las cazamos y aniquilamos en gran número porque —si es que cabe excusa alguna— a veces devoran una parte mínima de nuestro maíz. ¿No sería mucho más civilizado y humano, por no decir divino, reconocer una vez al año, por medio de alguna ceremonia simbólica significativa, el papel que desempeña la ardilla, el enorme servicio que presta, en la economía del universo? Diarios, 22 de octubre de 1860 Los ratones que merodeaban por mi casa no eran de los que llaman comunes, que parece ser que, en su día, fueron traídos a este país, sino ratones nativos y salvajes de los que no se encuentran en la ciudad. Envié un ejemplar a un distinguido naturalista que expresó gran interés. Cuando estaba construyendo mi casa, descubrí que uno de ellos tenía su nido justo debajo y, antes de que hubiera fijado la segunda capa del suelo y barrido las virutas, solía salir a la hora del almuerzo para buscar las migas a mis pies. Es probable que yo fuera el primer hombre que veía, pero congeniamos pronto, hasta el punto de corretear sobre mis zapatos y mis ropas. Era capaz de encaramarse a las paredes de la habitación con pequeños saltos, como una ardilla, a la que se asemejaba en muchos movimientos. Al poco tiempo, un día que estaba acodado sobre un banco de trabajo, subió por mi ropa, recorrió una manga, comenzó a dar vueltas en torno al papel que aún envolvía mi comida y juntos jugamos con él al escondite, hasta que cogí un trozo de queso con los dedos, se
  • 17. acercó, lo mordisqueó sentado en mi mano, se limpió después el hocico y las patas, como si fuera una mosca, y se marchó. Walden No me desagrada el hedor de la mofeta al pasar por sitios sagrados. Más bien, me revitaliza. Diarios, después del 26 de abril de 1850 Tanto da que sea fácil o difícil el trabajo de un hombre; tanto da que éste se sienta feliz o infeliz: siempre habrá un pájaro que le cante mientras está trabajando. Diarios, 15 de abril de 1859 Aunque vivo en el bosque, no observo las aves con tanta atención como en el pasado; me contento con oírlas de vez en cuando por la noche. Carta a Horatio Robinson Storer, 15 de febrero de 1847, mientras vivía en Walden Ayer, un ornitólogo dijo en Boston algo muy importante: «Si sujetan el pájaro con la mano…». Pero yo prefiero sujetarlo con mis afectos. Diarios, 10 de mayo de 1854 Quien tala árboles más allá de un determinado número está exterminando a las aves. Diarios, 17 de mayo de 1853
  • 18. Una vez se posó un gorrión sobre mi hombro durante un instante mientras escardaba en un jardín de la ciudad y sentí más orgullo por esa distinción que por cualquier charretera que hubiera podido colgarme. Walden Me alegra que haya búhos. Que ululen idiota y maniáticamente para los hombres. Es un sonido que conviene a la perfección a los pantanos y los bosques oscuros que el día no llega a iluminar, y que sugiere una naturaleza vasta y primitiva que los hombres no han reconocido. Representa el inhóspito crepúsculo y los pensamientos sombríos que todos cargamos. Walden La estimada brema flota en el estanque como el centro del sistema, otra imagen de Dios. Ningún hombre puede explicar la vida de la brema más de lo que puede explicar la suya propia. Quisiera que percibierais el misterio de la brema. Tengo un coetáneo en Walden. Tiene aletas donde yo tengo piernas y brazos. Tengo un amigo entre los peces o, al menos, un nuevo conocido… Conocerlo va a hacer que mi vida sea más plena y memorable. Diarios, 30 de noviembre de 1858 ¡El primer gorrión de la primavera! ¡El año comienza con una esperanza más joven que nunca! Los tenues trinos plateados del azulejo, del gorrión melódico y del zorzal alirrojo se escuchan en los campos húmedos y casi desnudos como si fuera el tintineo de los últimos copos del invierno. En una época como la nuestra, ¿qué son las historias y las cronologías, las tradiciones y todas las revelaciones escritas?
  • 19. Walden Conforme asciendo por la colina, oigo el canto vespertino del zorzal maculado. Es la única ave cuyo trino me suena a música e influye en el discurrir y el tenor de mis pensamientos, de mi fantasía y de mi imaginación. Eleva mi ánimo y me llena de gozo. Me inspira. Es una pócima que cura mi alma, un elixir para mis ojos y una fuente de juventud para todos mis sentidos. Transforma todas las horas en una mañana eterna. Diarios, 22 de junio de 1853 ¡Qué sonido tan absolutamente propio de Nueva Inglaterra es el graznido del cuervo! Si uno guarda silencio absoluto en cualquier punto de las afueras de la ciudad y presta atención, acallando el casi incesante zumbido de la fábrica que lleva dentro, ése será el sonido que casi con total seguridad oirá elevarse por sobre todos los ruidos de la actividad humana y llevará sus pensamientos hasta alguna bahía lejana, en los bosques en los que el cuervo está dando rienda suelta a su indignación. Este pájaro ve llegar al hombre blanco y retirarse al indio, pero él no se retira. Su trino indómito se sigue oyendo sobre el tintineo de la fragua. Ve que una raza se extingue, pero él no se extingue. Permanece entre nosotros para recordarnos la naturaleza aborigen. Diarios, 4 de marzo de 1859 ¿No estaría bien llevar conmigo un catalejo para observar las aves con mayor nitidez, ya sean patos o halcones? En algunos aspectos, me parece que sería mejor que un arma. La segunda te los acerca muertos; el primero, vivos. Es más fácil identificar las especies matando al ave, porque es un espécimen muerto que se describe
  • 20. minuciosamente, pero sus hábitos y apariencia se estudian mejor en un espécimen vivo. Diarios, 29 de marzo de 1853 El zorzal consigue, él solo, declarar la riqueza y energía inmortales que pueblan el bosque. Cuando suena su trino, el hombre rejuvenece y la naturaleza se llena de vida. Acentúa el significado de todo aquello que se ve a la luz de su compás. Canta para que el hombre adquiera una visión de las cosas más elevada y certera. Diarios, 5 de julio de 1852 ¿Quién escucha a los peces cuando lloran? Musketaquid
  • 21. 3 ESCRIBID Un diario es un libro que contendrá un registro de toda vuestra alegría, de todos vuestros gozos. Diarios, 13 de julio de 1852 ¡Qué vano resulta sentarse a escribir cuando no te has levantado para vivir! Se me antoja que, en el momento en el que mis piernas empiezan a moverse, mis pensamientos empiezan a discurrir. Diarios, 19 de agosto de 1851 De la literatura sólo nos atrae lo salvaje. El aburrimiento no es sino otro nombre para lo domesticado. «Caminar» Observo que utilizo muchas palabras, con el fin de enfatizar, que en realidad no añaden nada a la fuerza de mis frases y que éstas parecen aliviadas en cuanto suprimo aquéllas. Palabras con las que
  • 22. expreso mi estado de ánimo, mi convicción, en lugar de la simple verdad. Diarios, 26 de enero de 1852 Los pensamientos de un hombre no son nunca nuevos, pero el estilo con que se expresan es la novedad, siempre infalible, que alegra y revitaliza a los hombres. «Thomas Carlyle and His Works» [Thomas Carlyle y sus obras] Es inútil intentar escribir a menos que sientas fuertes tus rodillas. Diarios, 9 de agosto de 1841 Déjeme que le recomiende algo: escriba con precisión lo que ha supuesto para usted ese paseo por las montañas, y vuelva a dicho ensayo una y otra vez hasta que esté convencido de que contiene todo lo importante de su experiencia. Dese a sí mismo un motivo tan importante para justificar su viaje a las montañas, pues la humanidad está siempre caminando por una montaña. No crea que puede expresarlo con claridad las diez primeras veces que lo haga, pero inténtelo de nuevo, sobre todo cuando, tras una pausa necesaria, intuya que está tocando el corazón o la cumbre de la materia, siga insistiendo y ríndase cuentas a usted mismo sobre aquella montaña. No es que el relato haya de ser largo, pero le llevará mucho acortarlo. No me llevó mucho llegar a la montaña, pensó. Pero ¿realmente la coronó? Si ha estado en la cima del monte Washington, déjeme que le pregunte qué encontró allí. Es así como se prueba a los testigos, ya sabe. Ir allí y exponerse al viento no significa nada. No escalamos mucho cuando vamos, sino que nos tomamos el almuerzo, etc., como si estuviéramos en casa. Es
  • 23. cuando volvemos a casa cuando realmente podemos coronar la montaña: ¿qué nos dijo la montaña? ¿Qué hizo la montaña? Cartas a un buscador de sí mismo, 16 de noviembre de 1857 En el transcurso de los últimos uno o dos años, mi mal llamado editor me ha escrito varias veces para preguntarme qué destino darles a los ejemplares de Musketaquid que aún tiene en su poder y, finalmente, para insinuarme que le tenía otro uso buscado al espacio que ocupaban en su sótano. Así que le pedí que me los enviara todos aquí y han llegado hoy por correo exprés, un carro lleno hasta los topes: setecientos seis ejemplares de una edición de mil que encargué a Munroe hace cuatro años y que aún no he acabado de pagar. Por fin he recibido la mercancía y ya tengo la oportunidad de examinar mi adquisición. Suponen más que la mera fama, algo que ya sabe bien mi espalda, después de haberlos acarreado dos tramos de escalera hasta un lugar parecido a aquel del que proceden. Ahora tengo una biblioteca de casi novecientos volúmenes, de los cuales yo he escrito más de setecientos. Diarios, 28 de octubre de 1853 No resulta sencillo escribir en un diario lo que nos interesa en cada momento, pues escribir no es lo que nos interesa. Musketaquid ¡Cuántas personas te aconsejan que publiques para los demás! ¡Qué pocas te aconsejan que te ocupes de ti mismo! Diarios, 16 de abril de 1852
  • 24. Ojalá pudiera comprar en las tiendas algún tipo de goma que borrara de inmediato todo aquello de mis escritos que ahora me cuesta tantas lecturas escrupulosas, tantos meses, si no años, y tanta renuencia eliminar. Diarios, 27 de diciembre de 1853 En esta parte del mundo resulta intolerable que los escritos de un hombre admitan más de una interpretación. Walden Escribid mientras haya calor en vosotros. Cuando el granjero hace un agujero en el yugo, lleva rápidamente el hierro candente desde el fuego hasta la madera, porque cada segundo que pasa lo hace menos eficaz para atravesarla. Debe usarlo al instante o será inútil. El escritor que aplaza el momento de dejar constancia de sus pensamientos emplea un hierro que se ha enfriado para hacer un agujero con él y no será capaz, así, de inflamar las mentes de sus lectores. Diarios, 10 de febrero de 1852
  • 25. 4 LA CIÉNAGA URBANA ¿Quién puede ver estas ciudades y decir que hay vida en ellas? Diarios, escrito en Nueva York, 24 de septiembre de 1843 Libradme de una ciudad construida en el lugar de otra más antigua, cuyos materiales son ruinas, cuyos jardines son cementerios. Walden Es un disparate intentar educar a los hijos dentro de una ciudad. El primer paso ha de ser sacarlos de ella. Diarios, 25 de julio de 1851 Cada vez estoy más convencido de que, en lo que respecta a cualquier asunto público, es más importante saber lo que piensa el campo que lo que piensa la ciudad. La ciudad no piensa mucho.
  • 26. Preferiría saber la opinión de Boxboro sobre cualquier asunto moral que la de Boston y Nueva York juntas. «La esclavitud en Massachusetts» ¿Cuál es el gran atractivo de las ciudades? Es una verdad universal que los seres humanos degeneran en ellas, indefectiblemente, y que no propagan su especie. Y, sin embargo, prevalece la tendencia hacia la vida urbana, ya sea trasladándonos a Boston o permaneciendo en Concord. Diarios, otoño-invierno de 1845-1846 Saliendo de la ciudad; por propia voluntad, como es habitual. Diarios, 9 de julio de 1851 No siento más aprecio por la ciudad cuanto más la veo, sino al contrario. Es mil veces peor de lo que habría imaginado. Los cerdos que hay por la calle son la parte más respetable de la población. ¿Cuándo aprenderá el mundo que un millón de hombres carece de importancia en comparación con un solo hombre? Carta a Ralph Waldo Emerson, desde Staten Island, 8 de junio de 1843 Aunque la ciudad me resulta igual de poco atractiva que siempre, veo menos diferencias que antes entre una ciudad y algunas de las ciénagas más lúgubres. Es una ciénaga demasiado lúgubre y sombría, incluso para mí. Diarios, después del 29 de julio de 1850
  • 27. Puedo renunciar a las aparentes ventajas de las ciudades sin recelo. Diarios, después del 8 de agosto de 1851
  • 28. 5 EN DEFENSA DE LA NATURALEZA Han talado los bosques por los que paseaba en mi juventud. ¿No es hora de que deje de cantar? Diarios, 11 de marzo de 1852 Temo que quien camine por estos campos dentro de un siglo no conozca el placer de coger manzanas silvestres. ¡Pobre hombre, hay muchos placeres que no conocerá! «Manzanas silvestres» Veo que la generación que está creciendo en esta ciudad desconoce lo que es un roble o un pino, al haber visto únicamente especímenes inferiores. ¿Contratamos a un hombre que dé clases de botánica, por ejemplo, sobre los robles, nuestras plantas más nobles, mientras permitimos que otros talen los escasos y mejores especímenes de estos árboles que quedan? Es como enseñar latín y griego a los niños al tiempo que quemamos los libros escritos en esas lenguas.
  • 29. Huckleberries [Arándanos] Salvaría antes a uno de estos halcones que a cien pollos y gallinas. Merece más la pena verlos planear, sobre todo ahora, que tanto escasean en el paisaje. Es fácil comprar huevos, pero no halcones hembra. ¡Mis vecinos no dudarían en disparar al último par de halcones hembra que quedara en la ciudad con tal de salvar a unos cuantos pollos! Pero una economía así es limitada y rastrera. Supone sacrificar, innecesariamente, el mayor valor por el menor. Yo preferiría no probar nunca la carne de pollo ni los huevos de gallina antes que no volver a ver un halcón surcando las alturas. Esa visión vale muchísimo más que una sopa de pollo o un huevo cocido. Diarios, 13 de junio de 1853 Por avaricia y egoísmo, y gracias a esa costumbre servil de la que nadie se libra y que permite considerar la tierra como una propiedad, o como el medio para adquirir una propiedad, el paisaje se deforma, la agricultura degenera con nosotros y el granjero lleva una vida mezquina. Sólo conoce la naturaleza como un ladrón. Walden ¿Por qué no habríamos de tener nosotros, que hemos renunciado a la autoridad del rey, nuestras reservas nacionales, donde no sea necesario destruir pueblos, donde el oso y la pantera, e incluso algunos de la raza cazadora, puedan seguir existiendo, y no se «civilicen y erradiquen de la faz de la Tierra», donde nuestros bosques no sirvan como mero divertimento del rey, sino para albergar y conservar también al propio rey, señor de la creación, no para deportes inútiles o alimento, sino para proporcionarnos inspiración y nuestro propio y auténtico recreo?
  • 30. Los bosques de Maine ¡Las hileras mismas de sauces podados cada tres años para obtener combustible o pólvora, y todo gran pino y roble, u otro árbol del bosque, talado de la memoria del hombre! Como si se fuera a permitir a los especuladores que exporten las nubes del cielo, o las estrellas del firmamento, una a una. Nos veremos reducidos a roer la corteza misma de la Tierra para alimentarnos. Los bosques de Maine Los hombres y los jóvenes aprenden todo tipo de oficios, pero no cómo convertirse en hombres. Aprenden a levantar casas, pero no están bien alojados, no son felices en sus casas, como lo es una marmota en su hoyo. ¿De qué sirve una casa si no dispones de un planeta decente donde levantarla, si no soportas el planeta en el que está? Cartas a un buscador de sí mismo, 20 de mayo de 1860 ¿Cuáles son los elementos naturales que hacen que una comarca sea hermosa? Un río, con sus cascadas y sus praderas, un lago, una colina, una peña o rocas sueltas, un bosque y viejos árboles en pie. Esas cosas son bellas; tienen un uso elevado que los dólares y centavos no representan jamás. Si los habitantes de una ciudad fueran sabios, tratarían de conservar esas cosas, aunque fuera a un coste considerable; porque tales cosas enseñan mucho más que cualquier predicador o profesor que se contrate o que cualquier sistema educativo reconocido en la actualidad. Diarios, 3 de enero de 1861
  • 31. Toda ciudad debería tener un parque o, mejor, un bosque virgen de quinientos o mil acres, donde nunca se pudiera talar madera para hacer fuego, una propiedad común a perpetuidad, destinada al aprendizaje y al recreo. Oímos hablar de predios comunes para el pastoreo y de fincas de la Iglesia, pero queremos predios comunes para los hombres y fincas laicas, por siempre inalienables. Mantengamos nuevo el Nuevo Mundo, con todos los beneficios de vivir en el campo. Hay prados, pastos y bosques madereros para los pobres de la ciudad. ¿Por qué no un bosque y un campo de arándanos para los ricos de la ciudad? Todo el bosque de Walden podría haberse conservado como nuestro parque, para siempre, con la laguna en el centro, y la campiña de Easterbrooks, una extensión deshabitada de unas cuatro millas cuadradas, podría haber sido nuestro campo de arándanos. Diarios, 15 de octubre de 1859 Dice el catecismo que el fin principal del hombre es glorificar a Dios y gozar de él para siempre, lo que, claro está, se aplica sobre todo a Dios tal y como lo vemos en sus obras. ¡Sin embargo, con todos los bellos insectos (mariposas y otros) que Dios ha creado y puesto ante nuestros ojos, el Estado únicamente dedica dinero a escribir sobre los que resultan dañinos para la vegetación! Así es como glorificamos a Dios y gozamos de él para siempre. Venid hasta aquí y contemplad mil mariposas de vivos colores y otros hermosos insectos que pueblan el aire, y luego id a las bibliotecas y ved qué tipo de oración y glorificación a Dios hay allí guardado. Massachusetts ha publicado un informe sobre «Insectos dañinos para la vegetación» y nuestro vecino, otro sobre «Insectos nocivos de Nueva York». Hemos atendido a lo malo y no hemos dicho nada sobre lo bueno. Diarios, 1 de mayo de 1859
  • 32. Cuando surge la cuestión de la protección de las aves, los legisladores contemplan únicamente un uso inferior, jamás un uso elevado; los que tienen mejor disposición emplean uno, por ventura, sólo para examinar sus buches y ver cuántos mosquitos o bayas contienen, y nunca para estudiar sus disposiciones o la belleza de su plumaje, o para escuchar y describir la dulzura de su canto. Los legisladores protegerán decididamente un ave no porque sea una criatura hermosa, sino porque es buena carroñera o algo similar. Ésta, como mínimo, es la estrategia defensiva. Es como si hubiera que plantearse si alguna cantante célebre de la especie humana, como Jenny Lind u otra, causa más perjuicio o beneficio, si debería destruirse o no y, por lo tanto, hubiera que elegir a un comité, no para escuchar su canto, no, sino para examinar el contenido de su estómago y ver si ha comido algo que resulte perjudicial para los granjeros y hortelanos o algo de lo que éstos no puedan desprenderse. Diarios, 8 de abril de 1859 En mis paseos vespertinos en barca, he asustado varias veces a una pareja de patos joyuyos, de este año, que han crecido en nuestros prados. Me dejaban que me acercara bastante y ayudaban a poblar el río. Hace varios días que no los veo. ¿Queréis saber el final de nuestra relación? Goodwin les disparó y la señora________, que nunca ha navegado por el río, se los comió. Por supuesto, ella no sabe lo que ha hecho… Eran míos, tan míos como de cualquier otro, cuando estaban vivos, pero se consideró que el hecho de que la señora________pudiera saborearlos, muertos, tenía más importancia que el que yo pudiera disfrutar de su belleza, vivos. Diarios, 16 de agosto de 1858
  • 33. He oído hablar mucho de la asombrosa inteligencia del castor, pero esa consideración por el castor es puro cinismo, se pagaría más por un gorro de castor que para conservar la inteligencia de toda la raza de los castores. Diarios, 8 de abril de 1859 El angloamericano puede, sin duda, talar y arrancar todo este bosque ondulante, dar un discurso de campaña y votar a Buchanan[1] sobre sus restos, pero no puede conversar con el espíritu de los árboles que derriba, no puede leer la poesía y la mitología que se retiran conforme él avanza. Sin saberlo, va borrando tablillas mitológicas para imprimir sobre ellas sus panfletos y sus invitaciones a las fiestas en la ciudad. Los bosques de Maine Pretendo conocer la naturaleza, sus modos y sus maneras. La naturaleza primitiva me resulta de lo más interesante. Sufro lo indecible por conocer todos los fenómenos de la primavera, por ejemplo, creyendo que tengo aquí el poema completo, y luego, para mi desazón, me entero de que lo que poseo y he leído no es más que una copia imperfecta, de que mis antepasados han arrancado muchas de las primeras páginas y los pasajes más grandiosos y de que lo han mutilado en muchos sitios. No quisiera pensar que algún semidiós vino antes que yo y se llevó algunas de las mejores estrellas. Deseo conocer un cielo entero y una Tierra entera. Diarios, 23 de marzo de 1856
  • 34. 6 AMANECER Y ATARDECER Como panacea, en lugar de esos frascos con mezclas extraídas del río Aqueronte y del Mar Muerto que sacan los curanderos de sus carretas, alargadas y ligeras como una goleta negra, fabricadas expresamente para transportar botellas, dejadme respirar una buena bocanada de aire matutino y sin diluir. ¡Aire de la mañana! Si los hombres no beben de él en el manantial del día, tendremos que embotellarlo y venderlo en los comercios en beneficio de quienes han perdido su suscripción al tiempo matutino en este mundo. Walden ¿Conocéis la mañana? ¿Os despierta simpatías ese momento de la naturaleza? ¿Estáis fuera temprano, sin que os importe el rocío? Si el sol sale mientras estáis durmiendo, si no oís el canto del gallo por la mañana, si no presenciáis los rubores de la aurora, si no conocéis a Venus como la estrella de la mañana, ¿qué relación tenéis con la sabiduría y la pureza? Habéis olvidado a vuestro creador en los días de vuestra juventud. Diarios, 18 de julio de 1851
  • 35. La mañana nos devuelve a los tiempos heroicos. Walden La mañana llega cuando estoy despierto y hay en mí un amanecer. Walden Ver salir o ponerse el sol cada día debería mantenernos cuerdos para siempre, al ponernos en relación, por nuestra buena salud mental y física, con un hecho universal. Diarios, 20 de enero de 1852 La esperanza de la mañana se pierde pronto en lo que se convierte en la rutina del día y no volvemos a recuperarnos hasta que desembarcamos de nuevo en las orillas pensativas de la noche. Diarios, 8 de enero de 1854 Jamás nos cansamos del espectáculo del atardecer. ¿Acaso en Washington Street o en Broadway se puede ver algo igual de bueno? Cada día se pinta y enmarca un cuadro nuevo, que se mantiene durante media hora bajo las luces que elige el gran artista y después se retira y cae el telón. Diarios, 7 de enero de 1852 Dichoso es el hombre al que cada día se le permite contemplar algo tan puro y sereno como el cielo de poniente a la puesta de sol, mientras las revoluciones irritan el mundo.
  • 36. Diarios, 27 de diciembre de 1851
  • 37. 7 CONSEJOS SOBRE MODA Conocemos sólo a unos pocos hombres, pero una gran cantidad de chaquetas y calzones. Walden Nunca un hombre perdió mi estima por tener un remiendo en sus ropas. Walden Es extremadamente importante que inventemos unas ropas que nos permitan estar fuera, impunes, bajo las tormentas más duras. No se puede decir que hayamos acabado aún de inventar la vestimenta. Diarios, 22 de abril de 1856 Por eso os diría: tened cuidado con aquellas actividades que os exigen ropa nueva, y no, antes bien, una nueva persona que pueda usarla.
  • 38. Walden No adoramos a las Gracias ni a las Moiras, pero sí a la Moda, que hila, teje y corta con absoluta autoridad. El rey de los monos se pone en París una gorra y todos los monos de América hacen lo mismo. Walden Cuando veo a una dama o a un caballero elegantes, vestidos a la última moda, me pregunto qué harían si se produjera un terremoto o si de pronto se desatara un incendio, porque parecen haber contado sólo con el buen tiempo y con que todo transcurrirá sin problemas ni empujones. Diarios, 12 de julio de 1840 El caminante y naturalista no lleva un sombrero, un zapato ni un abrigo para que lo miren, sino con otros fines. Cuando alguien de la ciudad da un paseo conmigo, suelo darme cuenta de que cojea, impedido por su calzado. No cabe duda de que sus zapatos se van a mojar, su abrigo se va a desgarrar y su sombrero se va a quedar atrapado, y entonces surgen las cualidades superiores de mis botas, mi abrigo y mi sombrero. Una vez me adentré en los bosques con un grupo. Llevaba puesta mi ropa vieja normal, del tejido típico de la Nueva Inglaterra rural. Ellos vestían, sin duda, lo mejor que tenían para una ocasión así, de color y calidad acordes a la moda. Pensé que se avergonzaban un poco de mí mientras estábamos aún en la ciudad. Todos sufrieron graves desgarrones en sus vestimentas, excepto yo, pero como resultó que era el único que llevaba agujas e hilo, pudieron arreglarlas. Cuando salimos de los bosques, yo era el mejor vestido de todos.
  • 39. Diarios, 26 de marzo de 1860 Acabo de recibir una carta de Ricketson en la que me urge a ir a New Bedford, algo que probablemente haré. Dice que allí puedo llevar mis ropas viejas. Cartas a un buscador de sí mismo, 26 de septiembre de 1855 Hace poco me llegó a casa un abrigo de la sastrería; ay, ¿quién soy yo para vestir ese abrigo? Estaba hecho a la medida de uno de los ángeles del Demonio con una talla similar a la mía. ¿De qué sirve esa medida de mi cuerpo, si no se midió mi carácter? Ésa no es la figura que corto yo, es la figura que corta el sastre. Diarios, 14 de enero de 1854 Me complació ver, el otro día, a un hijo de Concord que regresaba después de ocho años de ausencia, no ataviado con un resplandeciente traje negro, botas brillantes y un gorro de castor o de seda, como si viniera en un descanso de los quehaceres humanos, un simple tendedero, sino con un honesto traje de color arcilla y un cómodo gorro de uso diario. Demostraba una humanidad poco habitual. Diarios, 8 de mayo de 1857
  • 40. 8 LA VERDADERA EDUCACIÓN Yo haría que la educación fuera algo agradable tanto para el profesor como para el alumno. Esta disciplina, que permitimos que sea el fin de la vida, no debería ser una cosa en las aulas y otra distinta en las calles. Deberíamos tratar de ser condiscípulos del alumno y aprender de él, así como con él, si quisiéramos serle de la mayor ayuda posible. A Orestes Brownson, 30 de diciembre de 1837 Ya terminé la época de aprendiz y, desde entonces, he trabajado mucho como oficial en el campo de arándanos. Aunque nunca me pagué así los estudios ni el vestido, fue una de las mejores escuelas en las que estuve y la he amortizado. Huckleberries [Arándanos] El conocimiento no nos llega mediante detalles, sino a través de destellos de luz procedentes del cielo.
  • 41. «Una vida sin principios» Lo que hacemos mejor o con más perfección es lo que hemos aprendido más concienzudamente a través de la práctica más prolongada y que al final cae de nosotros sin que nos demos cuenta, como la hoja de un árbol. Diarios, 11 de marzo de 1859 Vimos una escuela durante el paseo y nos quedamos oyendo los sonidos que procedían de ella, pero parecía un lugar en el que estuviera ocurriendo un proceso no de iluminación, sino de ofuscación de la mente, y en el que los alumnos recibieran sólo la luz que pudiera atravesar la sombra de la Iglesia católica. Un yanqui en Canadá El conocimiento sólo se adquiere mediante la experiencia correspondiente. ¿Cómo podemos saber lo que simplemente nos dicen? Un hombre sólo puede interpretar la experiencia de otro a través de la suya propia. Musketaquid Todas las ramas y ninguna de las raíces. Al oír a Emerson señalar que la mayoría de las ramas del conocimiento se impartían en Harvard, según refiere John Albee, Remembrances of Emerson
  • 42. Es hora de que junto a las escuelas públicas usuales surjan otras inusuales en las que continuemos nuestra formación como hombres y mujeres. Es hora de que las ciudades sean universidades, y de que sus ciudadanos adultos dispongan de tiempo libre —si su posición lo permite— para continuar durante el resto de sus vidas los estudios liberales. Walden Durante la temporada de bayas, hay vacaciones en las escuelas y muchos deditos se afanan en recoger estos pequeños frutos. Recuerdo lo feliz que era yo cuando pasaba medio día fuera de la escuela cogiendo arándanos en una colina cercana, completamente solo, para hacer un pudín para la cena en familia. Ah, ellos no se llevaban más que el pudín, pero yo, además, me llevaba una experiencia que no tenía precio. Diarios, 16 de julio de 1851 Recuerdo muy bien la sensación de libertad y espíritu de aventura con que me abría paso entre los campos con mi cubo hacia alguna colina o ciénaga lejanas, cuando me dejaban salir todo el día, y no cambiaría esa expansión de todo mi ser por todo el conocimiento del mundo. Liberación y ensanchamiento: ése es el fruto que toda cultura aspira a garantizar. De pronto, sabía más de mis libros que si no hubiera dejado jamás de estudiarlos. Me encontraba en un aula en la que no podía dejar de ver y oír cosas que merecían ser vistas y oídas, donde no podía evitar recibir la lección, porque la lección venía a mí. Esa experiencia, repetida a menudo, fue el principal estímulo para ir a la Academia y estudiar, por fin, un libro. Huckleberries [Arándanos]
  • 43. Soy todavía un aprendiz, no un maestro, y me alimento de un modo algo omnívoro, ramoneando tanto los tallos como las hojas. Cartas a un buscador de sí mismo, 21 de mayo de 1856 El poeta dice que el objeto de estudio adecuado de la humanidad es el hombre. Yo digo: estudiad para olvidar todo eso, haceos con una visión más amplia del Universo. Diarios, 2 de abril de 1852 Sólo cuando olvidamos todo lo que hemos aprendido empezamos a saber. Diarios, 4 de octubre de 1859
  • 44. 9 ÉTICA Y DIETÉTICA Llevamos una vida demasiado rápida y brusca, al igual que comemos con demasiada rapidez y no conocemos el verdadero sabor de nuestro alimento. Diarios, 28 de diciembre de 1852 La prisa y ordinariez indecentes con que engullimos la comida han deshonrado el acto mismo de comer. Diarios, después del 16 de julio de 1845 Un hombre puede desarrollar una dieta tan simple como la de los animales, conservando, sin embargo, tanta salud como fuerza. Walden Suele decirse entre la gente del campo que, si comes muchas gachas fritas, se te rizará el pelo. Mi experiencia, que ha sido considerable, no ha confirmado tal afirmación.
  • 45. Diarios, 20 de noviembre de 1850 A algunos hombres les entusiasma el olor de la pólvora ardiendo, pero yo anoche soñé cuánto más sensato sería entusiasmarse por el olor del pan recién hecho. Diarios, 25 de septiembre de 1851 ¿No es éste un reproche que recibe el hombre como animal carnívoro? Por supuesto que el hombre puede vivir, y vive en gran medida, depredando a otros animales, pero éste es un modo de vida miserable —como sabe cualquiera que haya colocado trampas para conejos o haya degollado a un cordero—, y aquel que enseñe a los hombres a ceñirse a una dieta más inocente y saludable será considerado un benefactor de la humanidad. Walden Independientemente de mis propias costumbres, estoy convencido de que dejar de comer animales es parte del destino de la raza humana y de su mejora progresiva, al igual que las tribus salvajes abandonaron la mutua antropofagia cuando entraron en contacto con otras más civilizadas. Walden Me dice un granjero: «No puedes vivir sólo de comer vegetales, se te debilitarán los huesos». De modo que, religiosamente, él emplea parte del día en proveer a su cuerpo con el rudo material de los huesos, caminando mientras habla detrás de su buey, cuyos huesos, hechos de pasto, le arrastran a él y a su pesado arado sin importar los obstáculos. Walden
  • 46. Un hombre puede considerarse afortunado cuando la que es su comida es también su medicina. Musketaquid No puedo sino creer que las bellotas se crearon como alimento del hombre. Son tan agradables al paladar como la leche de la madre para el bebé. Diarios, 8 de octubre de 1851 Bebed los vinos no sólo de vuestras botellas, sino también de las botellas de la naturaleza: no los que se guardan en pieles de cabra o de cerdo, sino en las pieles de una miríada de simples bayas. Diarios, 23 de agosto de 1853 A fuerza de beber té y café me he convertido en una persona ordinaria y vulgar. Mis días se han convertido en mediodías, sin la bendita presencia de mañanas y noches. Diarios, 13 de agosto de 1854 Me alegra haber bebido agua tanto tiempo, ya que prefiero el cielo natural al paraíso de un comedor de opio; prefiero mantenerme siempre sobrio y llevar una vida sana, sin estar en deuda con los estimulantes. Sea cual sea mi práctica, pienso que es la única bebida para un hombre sensato y que sólo los ingenuos consumen habitualmente otra distinta. Diarios, después del 9 de septiembre de 1850
  • 47. En este cálido verano, cambiaría mi inmortalidad por un vasito de cerveza. A su hermana Sophia, 13 de Julio de 1852 La fruta, consumida con moderación, no hará que nos avergoncemos de nuestro apetito ni dificultará nuestras aspiraciones más dignas. Sin embargo, añadid un condimento innecesario a vuestro plato y os intoxicareis. Walden No vale la pena vivir de una cocina opulenta. Walden
  • 48. 10 LIBERTAD Y ESCLAVITUD Tal vez sea más celoso de lo normal con respecto a mi libertad. «Una vida sin principios» Nunca he conocido a un hombre que proyecte una mirada verdaderamente libre y sana sobre la vida. Diarios, 1 de agosto de 1841 ¿Y a esto lo llamamos la tierra de los libres? ¿Qué significa ser libres del rey Jorge IV y seguir siendo esclavos del prejuicio? ¿Qué significa nacer libres e iguales y no vivir? ¿De qué sirve la libertad política, si no es como medio para alcanzar la libertad moral? Aquello de lo que nos jactamos, ¿es la libertad de ser esclavos o la libertad de ser libres? Diarios, 16 de febrero de 1851
  • 49. Ni por un instante puedo reconocer como mi gobierno esa organización política que también es el gobierno del esclavo. «Desobediencia civil» ¡Hablemos de la esclavitud! No es una institución exclusiva del Sur. Existe allí donde se compren y vendan hombres, allí donde un hombre permita que se le convierta en un mero objeto o utensilio y renuncie a sus derechos inalienables a la razón y la conciencia. De hecho, esta esclavitud es mayor que aquella que esclaviza únicamente el cuerpo. Diarios, 4 de diciembre de 1860 Hay miles de personas que, en teoría, están en contra de la esclavitud y de la guerra y que en la práctica no hacen nada para ponerles fin; miles de personas que, considerándose hijos de Washington y Franklin, se sientan de brazos cruzados y alegan no saber qué hacer, y no hacen nada; miles de personas que anteponen la cuestión del libre mercado a la de la libertad y que, después de la cena, se sientan a leer tranquilamente las listas de precios y las últimas noticias procedentes de México e incluso se quedan dormidos sobre ambas. ¿Cuál es el precio hoy por hoy de un hombre honrado y patriota? «Desobediencia civil» Si tienes conocimiento del delito, eres cómplice. A Parker Pillsbury, 10 de abril de 1861
  • 50. Estoy absolutamente convencido de que, si mil, cien o diez hombres a quienes pudiera nombrar, si diez hombres honrados, o incluso si un solo hombre honrado en esta Commonwealth de Massachusetts dejara de tener esclavos y de ser cómplice del gobierno y fuera encerrado por ello en la cárcel del condado, eso supondría el fin de la esclavitud en América. No importa que el comienzo pueda parecer pequeño: lo que se hace bien una vez perdura para siempre. Sin embargo, preferimos hablar de ello: decimos que ésa es nuestra misión. La reforma cuenta con muchos titulares de periódico a su servicio, pero no cuenta con un solo hombre. «Desobediencia civil» ¡Los hombres hablan de libertad! ¿Cuántos de ellos son libres para pensar? ¿Libres del miedo, de la perturbación, del prejuicio? Diarios, 6 de mayo de 1858 Me maravilla lo frívolos que pueden llegar a ser los hombres en lo que se refiere a la indecorosa esclavitud de los negros; por supuesto, hay muchos amos astutos y sutiles que nos esclavizan a todos. Conseguir la emancipación de uno mismo, incluso en las Indias Occidentales de la fantasía y la imaginación, debería ser más importante que la de la tierra isleña. La emancipación del corazón y el intelecto derribaría las prisiones de un millón de esclavos. Diarios, 6 de julio de 1845 Ya sabes que, hasta el momento, apenas hemos hecho nuestros propios actos, pensado nuestros propios pensamientos o vivido nuestras propias vidas. Para que un hombre actúe por sí mismo, debe ser totalmente libre; de lo contrario, corre el riesgo de perder todo sentido de la responsabilidad o del respeto por sí mismo.
  • 51. A su hermana Helen, 27 de octubre de 1837 Son los hijos de nuestros hijos quienes, por ventura, podrán ser esencialmente libres. Diarios, 16 de febrero de 1851 Pero a mis semejantes les diría y de una vez por todas: en cuanto os sea posible, vivid libres y sin compromiso. Poco importa que estéis encerrados en una granja o en la prisión del condado. Walden La cuestión es si se puede soportar la libertad. En estos tiempos, la inmensa mayoría de los hombres, sean blancos o negros, precisan la disciplina del trabajo, que los esclaviza por su bien. Diarios, 1 de septiembre de 1853 ¡Libertad de expresión! Vuestros corazones desconocen lo que significan esas palabras. No es el permiso que vuestra secta me concede para decir esto o aquello; es cuando se da permiso a vuestra secta para que se retracte. ¡La Iglesia, el Estado, la escuela, los periódicos creen que son liberales y libres! Es la libertad del patio de una cárcel. Sólo pido que una cuarta parte de mis pensamientos sinceros se cuente en voz alta. Diarios, 16 de noviembre de 1858 Si estás preparado para abandonar a tu padre y a tu madre, a tu hermano y a tu hermana, a tu mujer, a tus hijos y a tus amigos, y a no volver a verlos; si has pagado tus deudas, si has redactado tu
  • 52. testamento y has dejado tus asuntos en orden; si eres, por tanto, un hombre libre, entonces estás listo para empezar a caminar. «Caminar» Hacia el Este sólo voy cuando estoy obligado; pero hacia el Oeste me dirijo por libre elección. Ningún asunto me reclama en el horizonte oriental, y me cuesta creer que pueda encontrar allí paisajes bellos, lo suficientemente salvajes y libres. «Caminar» Llevo seis años sin pagar el impuesto del sufragio. Por este motivo ya me encarcelaron una vez durante una noche y, mientras contemplaba las paredes de piedra maciza de dos o tres pies de grosor, la puerta de madera y hierro y las rejas por donde se filtraba la luz, no pude evitar que me impresionara la estupidez de aquella institución que me trataba como si yo fuera mera carne, sangre y huesos que encerrar. Me sorprendía sobremanera que alguien hubiera concluido que aquél era el mejor uso que se podía hacer de mí y que no se le hubiera ocurrido nunca valerse de mis servicios de algún modo. Me di cuenta de que, si había un muro de piedra entre mis conciudadanos y yo, había otro aún más difícil de escalar o atravesar antes de que llegaran a alcanzar mi mismo grado de libertad. En ningún momento me sentí confinado y las paredes me parecieron tan sólo un derroche de piedra y mortero. «Desobediencia civil» La mayoría de los hombres, incluso en este país relativamente libre, por mera ignorancia y error, está tan preocupada con los cuidados artificiales y las tareas rudas pero superfluas de la vida que no puede recoger sus mejores frutos.
  • 53. Walden También tengo en mente a aquellos que, en apariencia, son ricos, pero que en realidad pertenecen a una clase terriblemente empobrecida, que han acumulado basura, y no saben cómo hacer uso o deshacerse de ella, y que de esta forma han construido sus propias prisiones de plata u oro. Walden Como prefería unas cosas a las otras y valoraba ante todo mi libertad, y como podría haberme resultado arduo, y aún peor, llegar a tener éxito, no quise cambiar mi tiempo por ricas alfombras o muebles macizos, o por una cocina bien surtida, o por una casa de estilo griego o gótico. Para quien no suponga una interrupción adquirir esas cosas, y sepa cómo usarlas una vez adquiridas, que se dedique a su persecución. Walden En lo que a mí respecta, descubrí que el trabajo como jornalero era el más independiente de todos, especialmente porque requiere sólo treinta o cuarenta días al año para obtener un sustento. El día del jornalero termina cuando se oculta el sol, y entonces está libre para dedicarse a su ocupación predilecta, independiente de su trabajo; su patrono, sin embargo, especula de mes en mes y no tiene un respiro a lo largo del año. Walden Justo antes de la puesta de sol llegamos a otras cascadas en el pueblo de Bedford, donde varios canteros estaban reparando las
  • 54. esclusas de una parte solitaria del río. Mostraron interés por nuestra aventura, en particular un hombre joven, de nuestra edad, que preguntó primero si nos dirigíamos a «Skeag» y, tras escuchar nuestra historia, y examinar nuestro equipamiento, nos hizo otras preguntas, pero siempre con tono moderado, y siempre volviendo a su trabajo, como si se tratara de una formalidad. Estaba claro que le habría gustado venir con nosotros y, por la manera en que miraba río arriba, en sus ojos, así como en sus pensamientos, podían verse reflejados muchos cabos distantes y orillas boscosas. Musketaquid Aquello que se produce con una pincelada libre nos cautiva, como las formas de los líquenes y las hojas. En lo accidental hay un cierto grado de perfección que nunca logramos de manera consciente. Musketaquid Ahora anhelo esos viejos caminos secos, desiertos, que nos apartan, serpenteando, de las ciudades, que nos alejan de la tentación, que conducen al exterior de la Tierra, sobre su corteza más externa, donde es posible olvidar el país por el que viajamos, donde ningún granjero puede quejarse de que le estamos pisando la hierba, donde ningún gentilhombre ha construido hace poco una casa de campo cuyos límites estemos traspasando, por los que puedes caminar como un peregrino, sin rumbo fijo. Donde no es frecuente que te cruces con viajeros. Donde mi espíritu es libre. Ahí es donde tengo libertad de pensamiento y en mi alma soy libre. Diarios, 21 de julio de 1851
  • 55. 11 ELOGIO SOLITARIO DE LA AMISTAD Tratad a vuestros amigos por lo que sabéis que son, sin atender a la superficie. No tengáis en cuenta lo que hicieron, sino lo que pretendían. Diarios, 31 de diciembre de 1851 El lenguaje de la Amistad no está compuesto de palabras, sino de significados. Es una inteligencia por encima del lenguaje. Musketaquid Todo lo que se ha dicho de la amistad es como la botánica a las flores. Diarios, entre 1842 y 1844 Detesto que mi motivo para visitar a un amigo sea que busco compañía. Que se deba a mi pobreza y debilidad, y no a mis riquezas y fuerza, y a las suyas.
  • 56. Diarios, 14 de febrero de 1852 ¡Cuánto estimo a esas gentes de campo sencillas y reservadas, mis vecinos, que se ocupan de sus cosas y me dejan en paz, que nunca me han abordado ni disparado, que yo sepa, cuando he cruzado sus tierras, aunque todos ellos tienen un arma en casa! Hace ya casi dos veintenas de años que conozco, desde la distancia, a esos hombres sufridos a los que nunca he hablado, que nunca me han hablado, y ahora siento una cierta ternura hacia ellos, como si este largo periodo de prueba no fuera sino el preludio de una amistad eterna. Diarios, 3 de diciembre de 1856 Veo dos enormes aves pescadoras (tal vez garzas azuladas) batiendo las alas lentamente hacia el noreste, contra la tormenta, dando vueltas siempre cerca la una de la otra, unidas por un curioso vínculo, y en la misma dirección. ¿Dónde está mi compañero, batiendo las alas contra la tormenta junto a mí? Diarios, 26 de octubre de 1857 De un hombre que no complazca a un amigo no puede decirse que tenga una vida provechosa. Diarios, 19 de febrero de 1857 ¿Y si sentimos un anhelo al que no responde ningún pecho? Camino solo. Tengo el corazón lleno. Los sentimientos obstruyen el discurrir de mis pensamientos. Llamo a la tierra en busca de mi amigo. Espero encontrármelo en cada recodo del camino, pero ningún amigo aparece, y tal vez ninguno esté soñando conmigo.
  • 57. Estoy cansado de esta sociedad frívola, en la que el silencio es siempre la mejor actitud y la más natural. Yo caminaría de buen grado sobre aguas profundas, pero mis compañeros sólo caminarán sobre bajíos y charcos. Diarios, 11 de junio de 1855 Tengo algunos buenos amigos de quienes tiendo a despedirme decepcionado porque no les preocupa lo que pienso ni les importa lo que digo. Diarios, 27 de enero de 1854 En aquello que más le importe, no piense que dispone de compañeros de viaje. Dese cuenta de que está solo en el mundo. Cartas a un buscador de sí mismo, 27 de marzo de 1848 Nada hace la Tierra más espaciosa que tener amigos lejos; son ellos quienes crean las latitudes y las longitudes. A Lidian Emerson, escrito en Staten Island, 22 de mayo de 1843 A veces me despierto en mitad de la noche y pienso en la amistad y sus posibilidades, una vida nueva y una revelación para mí, que tal vez no había experimentado desde hace muchos meses. Esos pensamientos pasajeros han sido mi aproximación y constatación más cercanas a la cuestión, pensamientos que no tengo con quien compartir. Me despierto en mitad de la noche a estos niveles más elevados de la vida, como a un día que empieza a clarear, como si
  • 58. la vida que ha transcurrido entre medias hubiera sido una larga noche. Percibo un eco del gran compás de la Amistad que suena en alguna parte y me siento compensado por tantos meses y años de lugares comunes. Diarios, 13 de julio de 1857 Ay de aquel que ansia un compañero, porque no es apto siquiera para ser compañero de sí mismo. Diarios, 9 de junio de 1850 Tengo en gran estima a mis amigos, pero no encuentro utilidad alguna en ir a verlos. Casi siempre, cuando estoy cerca de ellos, los aborrezco. Se contradicen y me desmienten constantemente. Diarios, 16 de noviembre de 1850 Conseguir una relación auténtica con una criatura humana es suficiente para hacer que un año sea memorable. Diarios, 30 de marzo de 1851
  • 59. 12 LA ESQUIVA BONDAD La mayor parte de las cosas que mis vecinos consideran buenas yo la creo mala para mí, y si alguna vez me arrepiento de algo que he hecho, es muy posible que sea de mi buen comportamiento. Walden Nuestra vida al completo es asombrosamente moral. Entre la virtud y el vicio no hay un instante de tregua. La única inversión que nunca da pérdidas es la bondad. Walden Todas las cosas buenas son baratas; todas las malas, muy caras. Diarios, 3 de marzo de 1841 Si alguna vez hice algo bueno por alguien, en el sentido en el que la gente lo entiende, sin duda fue algo excepcional e insignificante en
  • 60. comparación con el bien o el mal que constantemente hago por el hecho de ser el que soy. Cartas a un buscador de sí mismo, 27 de febrero de 1853 Cuando un ángel viaja, todo el espacio que recorre será el paraíso, pero, cuando quien viaja es Satán, será marga ardiendo y cenizas. «El paraíso (para ser) recobrado» No sea simplemente bueno, sea bueno por algo. Cartas a un buscador de sí mismo, 27 de marzo de 1848
  • 61. 13 CONTRA AQUELLOS QUE NOS GOBIERNAN Ése es, sin duda, el mejor gobierno: aquel en el que menos se recuerda a los ciudadanos que hay un gobierno. Diarios, 21 de agosto de 1851 Me complazco imaginando un Estado que por fin sea capaz de ser justo con todos los hombres y trate al individuo con respeto como vecino; que no considere incompatible con su propia tranquilidad que unos pocos vivan al margen de él, sin interferir en sus asuntos, pero tampoco acogiéndose a él, sino limitándose a cumplir con sus obligaciones como vecinos y compañeros. Un Estado que diera ese fruto y dejara que cayera tan pronto como estuviera maduro prepararía el camino para otro Estado aún más perfecto y glorioso, que también imagino, pero que todavía no he visto por ninguna parte. «Desobediencia civil»
  • 62. ¿No es posible que un individuo tenga razón y un gobierno no? «Defensa del capitán Brown» El otro día fui a la tienda a comprar un cerrojo para nuestra puerta principal, porque, como le conté al tendero, iba a venir el gobernador. «Sí —dijo—, y también los legisladores». «En ese caso, me llevaré dos cerrojos», respondí yo. Diarios, 8 de septiembre de 1859 Lo que hace que el Gobierno de los Estados Unidos sea, en su conjunto, más tolerable —quiero decir, para nosotros, los afortunados hombres blancos— es el hecho de que haya muchísimo menos gobierno con nosotros. Un yanqui en Canadá Si aspiráis a algo mejor que la política, no esperéis la cooperación de los hombres. Diarios, 3 de abril de 1858 Bajo un gobierno que encarcela injustamente, el verdadero lugar para el hombre justo también es la cárcel. «Desobediencia civil» Acepto de buena gana el lema de que «El mejor gobierno es el que menos gobierna» y me gustaría verlo aplicado de manera más rápida y sistemática. Llevado a cabo, al final nos conduciría a este otro, que también secundo: «El mejor gobierno es el que no
  • 63. gobierna en absoluto» y, cuando los hombres estén preparados para ello, será el tipo de gobierno que tendrán. «Desobediencia civil» Hay leyes injustas: ¿nos resignaremos a cumplirlas, intentaremos corregirlas y las cumpliremos tan sólo hasta que lo consigamos o simplemente las transgrediremos? «Desobediencia civil» La ley nunca hizo a los hombres ni un ápice más justos. «Desobediencia civil» El destino de la nación no depende de lo que se vote en los comicios; el peor de los hombres vale tanto como el mejor en ese juego. No se trata del tipo de papeleta que depositáis en las urnas, sino del tipo de hombre que depositáis en la calle cada mañana. «La esclavitud en Massachusetts» Para alguien que acostumbra a esforzarse para contemplar el verdadero estado de las cosas, el Estado difícilmente podrá existir, pues le parece irreal, increíble e insignificante. Esforzarse en extraer la verdad de tan magro material es como hacer azúcar con jirones de lino cuando se dispone de caña de azúcar. Musketaquid La ley nunca hará libres a los hombres; son los hombres quienes han de hacer libre la ley. Los amantes de la ley y el orden son los
  • 64. que observan la ley cuando el gobierno la infringe. «La esclavitud en Massachusetts» La autoridad del gobierno, incluso aquella a la que estoy dispuesto a someterme —pues de buena gana obedeceré a quienes saben y pueden hacerlo mejor que yo, y, en muchos aspectos, hasta a quienes no sepan ni puedan hacerlo tan bien—, sigue siendo impura: para ser estrictamente justa, ha de contar con la sanción y el consentimiento de los gobernados. No puede ejercer más derecho sobre mi persona y propiedades que el que yo le conceda. «Desobediencia civil» No es por ninguna particularidad del impuesto por lo que me niego a pagarlo. Simplemente deseo retirarle mi lealtad al Estado, apartarme de él y mantenerme al margen de una manera efectiva. Aunque pudiera hacerlo, no me molestaría en conocer adonde va a parar mi dinero, si se destina a comprar a un hombre o un mosquete con el que dispararle —el dinero es inocente—, pero sí me molestaría en conocer las consecuencias de mi lealtad. «Desobediencia civil» El efecto de un buen gobierno es hacer que la vida tenga más valor; el de un mal gobierno, que tenga menos valor. Podemos permitirnos que el ferrocarril y todo lo meramente material se devalúe, porque ello nos lleva únicamente a vivir de forma más sencilla y económica, pero imaginad que se devaluara la propia vida. Diarios, 16 de junio de 1854
  • 65. 14 LOS BOSQUES DE LA SALUD No encontraréis salud en la sociedad, sino en la naturaleza. Natural History of Massachusetts [Historia natural de Massachusetts] Al hombre sano nunca le llega el invierno de su descontento. Diarios, 13 de octubre de 1851 Un hombre sano, en realidad, es el complemento de las estaciones, y durante el invierno aloja al verano en su corazón. Un paseo invernal Es saludable estar enfermo a veces. Diarios, después del 10 de enero de 1851
  • 66. La naturaleza entera hace todo lo posible en cada momento por que estemos bien; no existe para ningún otro fin. No debemos resistirnos a ella. Con una mínima inclinación por estar bien, no deberíamos enfermar. Diarios, 23 de agosto de 1853 Cultivemos el hábito de levantarnos temprano. No es sensato tener la cabeza mucho tiempo al mismo nivel que los pies. Diarios, 8 de junio de 1850 La enfermedad no es el accidente del individuo, ni siquiera de la generación, sino de la vida misma. En cierta forma y hasta cierto punto, es una de las condiciones permanentes de la vida. Diarios, 3 de septiembre de 1851 Con la enfermedad, todo se trastorna. Ayer tenía un tirón en la espalda y un resfriado y, como es habitual, equivalió a haber dejado de vivir. Durante ese tiempo, perdí mi compenetración o relación con la naturaleza. La afinidad con la naturaleza es muestra de una salud perfecta. Diarios, 18 de noviembre de 1857 Llevo tanto tiempo enfermo, que casi he olvidado lo que es encontrarse bien, aunque tengo la sensación de que sólo afecta a mi envoltorio. A Daniel Ricketson, 15 de agosto de 1861
  • 67. Medid vuestra salud de acuerdo con vuestra afinidad con la mañana y la primavera. Si no hay en vosotros respuesta alguna ante el despertar de la naturaleza —si la perspectiva de un paseo por la mañana temprano no os disipa el sueño, si el trino del primer azulejo no os llena de emoción—, sabed que la mañana y la primavera de vuestra vida han pasado. Así podréis tomaros el pulso. Diarios, 25 de febrero de 1859 Los hombres han descubierto, o creen haber descubierto, los beneficios para la salud de unas cuantas cosas silvestres, únicamente, y no de toda la naturaleza. Pero «naturaleza» no es sino otro nombre para la salud y las estaciones no son sino distintos estados de salud. Algunos hombres creen que no se encuentran bien en primavera, en verano, en otoño o en invierno, pero ello sólo se debe a que no están bien acompasados con las estaciones. Diarios, 23 de agosto de 1853 Me inclino a pensar últimamente que la salud depende tanto del estado de los intestinos como del estado de las estrellas. Diarios, 12 de diciembre de 1859
  • 68. 15 A LA ESCUCHA Cabría pensar que los salvajes hicieron un dios del eco. Diarios, después del 31 de octubre de 1850 El tañido de la campana de la iglesia es un sonido mucho más melodioso que cualquiera que se oiga dentro de la iglesia. Diarios, domingo 2 de enero de 1842 Los sentidos viciados y exhaustos necesitan las violentas vibraciones de un instrumento para excitarse, pero los sentidos sanos y aún jóvenes, no debilitados por el lujo, oyen la música del viento, de la lluvia y del agua que corre. Al leer a los críticos, cabría pensar que la música es intermitente, como un manantial en el desierto, y que depende de algún Paganini o de algún Mozart, o que sólo se oye cuando las piérides o Euterpe recorren los pueblos, pero la música es perpetua y sólo el oído es intermitente. Lejos, muy a lo lejos, oigo el débil graznido de un cuervo, que resuena en la linde invisible de un bosque, como amortiguado por el vapor que, a
  • 69. semejanza de un manantial, el sol hace surgir del suelo. Se entremezcla con el leve murmullo del pueblo, el ruido de los niños que juegan, como un arroyo que se vierte suavemente en otro, y, así, lo salvaje y lo dócil se hacen uno. ¡Qué sonido tan placentero! No se trata sólo de un cuervo que llame a otro, porque también se dirige a mí. Yo, con él, formo parte de una gran criatura; si él tiene voz, yo tengo oídos. Diarios, 12 de enero de 1855 La otra tarde estaba determinado a acallar este ruido superficial, a caminar en varias direcciones para comprobar si no habría algún silencio profundo alrededor. De igual modo que Bonaparte envió a su infantería en todas direcciones en el Mar Rojo en busca de aguas bajas, así mando yo mis pensamientos a caballo en busca de aguas profundas. Abandoné el pueblo y remé río arriba hasta Fair Haven Pond. Cuando se ponía el sol, vi a un barquero solitario que se divertía en el plácido lago. El rocío parecía limpiar y purificar el aire, y sentí una infinita tranquilidad. Tenía el mundo agarrado, por así decirlo, del cogote, y lo mantuve bajo la marea de sus propios acontecimientos, hasta que se ahogó, y entonces lo solté para que lo arrastrara la corriente, como a un perro muerto. Vastas y vacías cámaras de silencio se expandieron en todas direcciones, y mi ser se expandió en proporción, y las llenó. Fue entonces cuando, por vez primera, pude apreciar el sonido y encontrarlo musical. Cartas a un buscador de sí mismo, 8 de agosto de 1854 El silencio es la conversación de un alma consciente consigo misma. Diarios, mediados de diciembre de 1838
  • 70. He estado rompiendo el silencio estos veintitrés años y apenas le he hecho un rasguño. Diarios, 9 de febrero de 1841 Suena el silencio, es musical y me estremece. Una noche en la que el silencio fue audible pude oír lo innombrable. Diarios, 21 de enero de 1853 El silencio más prolongado es la pregunta más pertinente formulada con la mayor pertinencia. Enfáticamente queda. Las preguntas más importantes, aquellas cuyas respuestas nos conciernen más que ninguna otra, jamás se formulan de otro modo. Diarios, 4 de enero de 1851 La música es el sonido de la circulación en las venas de la naturaleza. Diarios, 24 de abril de 1841 Anoche estuve navegando por el río del Norte con la flauta y mi música era un arroyo tintineante que serpenteaba con el río e iba cayendo de nota en nota como un riachuelo de roca en roca. Diarios, 18 de agosto de 1841 Cuando oigo música no temo peligro alguno, soy invulnerable, no veo enemigos. Me siento unido a los tiempos más antiguos y a los más recientes.
  • 71. Diarios, 13 de enero de 1857 La vibración constante de las cuerdas de un piano desde más allá de los jardines, atravesando los olmos: la melodía se cuela, por fin, en mi alma. No sé cuándo empezó a invadirme. Por alguna feliz coincidencia de pensamiento o circunstancia estoy en armonía con el universo, estoy capacitado para oír, mi ser se mueve en una esfera de melodía, mi fantasía y mi imaginación sienten un entusiasmo inconcebible. El lugar sobre el que me alzo ya no es la tierra sorda. Diarios, 3 de agosto de 1852
  • 72. 16 ALZAD LA MIRADA Aunque no haya nada nuevo sobre la Tierra, sí lo hay en los cielos. Siempre tenemos un recurso en las alturas. Allí no dejan de pasar de página. El viento define los caracteres en este fondo azul y el curioso siempre puede leer una nueva verdad. Diarios, 17 de noviembre de 1837 Sin duda, las estrellas fueron dadas al hombre como consuelo. «A Walk to Wachusett» [Un paseo a Wachusett] El mundo se apresura a ver el panorama mientras hay un panorama en el cielo que pocos salen a ver. Diarios, 17 de enero de 1852 Soy incapaz de ver el fondo del cielo, porque soy incapaz de ver el fondo de mí mismo. Es el símbolo de mi propia infinitud.
  • 73. Diarios, 23 de junio de 1840 El cielo siempre está dispuesto a responder a nuestros estados de ánimo. Diarios, 28 de diciembre de 1851
  • 74. 17 EL HÉROE El héroe es normalmente el más sencillo y oscuro de los hombres. «Caminar» Un hombre asienta tantos riesgos como los que corre. Walden El monstruo nunca se encuentra allí donde creemos que está. Lo realmente monstruoso es nuestra cobardía y nuestra indolencia. Cartas a un buscador de sí mismo, 19 de diciembre de 1854 Si un hombre quisiera ponerse en la situación de enfrentarse con valentía al mayor mal que pudiera infligírsele, se daría cuenta de que no existe un mal semejante que soportar. Cartas a un buscador de sí mismo,
  • 75. 19 de diciembre de 1854 La grandeza está en el ascenso. Diarios, 7 de febrero de 1841 Los cobardes sufren, mientras que los héroes disfrutan. Cartas a un buscador de sí mismo, 20 de mayo de 1860 El héroe obedece a su propia ley. Diarios, 1 de febrero de 1852 Las grandes personas no buscan jamás la oportunidad de ser grandes, sino que convierten en ocasión para ello todo lo que les rodea. Diarios, 1 de junio de 1841 Hemos olvidado lo que dicen los profetas y los oráculos están en decadencia, pero seguimos recordando los hechos de los héroes y los santos. Y la posteridad seguirá recordándolos hasta el fin de los días. «Contra los reformadores» ¡Sea valiente! Es lo más importante. Cartas a un buscador de sí mismo, 19 de diciembre de 1854
  • 76. 18 EL ANIMAL MÁS FEROZ La mayoría de los hombres vive vidas de tranquila desesperación. Lo que llamamos resignación no es más que una confirmación de la desesperanza. Walden Qué maravilloso sería tratar a las personas y las cosas según lo que son en realidad, ¡aunque sólo fuera durante una hora! Cartas a un buscador de sí mismo, 3 de abril de 1850 Así, las masas sirven al Estado no como hombres, sino básicamente como máquinas con sus cuerpos. Estas constituyen el ejército permanente y la milicia, los carceleros, la policía, los ayudantes de la autoridad. En la mayoría de los casos, no ejercitan libremente ni el juicio ni el sentido moral, sino que se rebajan al mismo nivel de la madera, la tierra y la piedra, e incluso podrían fabricarse hombres de madera que tal vez sirvieran al mismo propósito.
  • 77. «Desobediencia civil» Los hombres se han convertido en las herramientas de sus herramientas. Diarios, 16 de julio de 1845 Calumniamos a la hiena; el hombre es, sin embargo, el animal más feroz y cruel. «El paraíso (para ser) recobrado» Los hombres consideran que es esencial que la nación comercie y exporte hielo y hable gracias al telégrafo y viaje a treinta millas por hora, lo hagan ellos o no; pero si vivimos como babuinos o como hombres, eso sigue siendo incierto. Walden Un hombre corriente trabajará cada día del año cavando la tierra para sustentar su cuerpo, o una familia de cuerpos, pero aquel que trabaja un día al año para alimentar su alma es un hombre extraordinario. Cartas a un buscador de sí mismo, 27 de febrero de 1853 El aserrador, con sus esfuerzos por hacer bien su trabajo, no se convierte primordialmente en un mejor aserrador, sino en un hombre mejor. Cartas a un buscador de sí mismo,
  • 78. 19 de diciembre de 1853 Sólo piense, por un momento, en un hombre afanado en sus asuntos. ¡Cómo lo respetaríamos! ¡De qué manera tan gloriosa se alzaría ante nosotros! Que no trabajara para ninguna corporación ni agente, tampoco para su presidente, ¡sino que cumpliera con el fin de su ser! Un hombre dedicado a sus asuntos sería el blanco de todas las miradas. Cartas a un buscador de sí mismo, 8 de agosto de 1854
  • 79. 19 LLEGAR A SER EL QUE UNO ES Haga lo que nadie más puede hacer por usted. No haga otra cosa. Cartas a un buscador de sí mismo, 9 de agosto de 1850 Si un hombre no marcha al mismo paso que sus camaradas, probablemente esté escuchando otro tambor. Que camine al ritmo de esa música, aunque sea más comedida y lejana. Walden ¿Cuántos hombres habéis visto que no pertenezcan a ninguna secta, partido o camarilla? Diarios, 9 de agosto de 1858 Con cada paso, el hombre se mide frente al sistema. Diarios, 31 de enero de 1841
  • 80. Algo nos invita constantemente a ser lo que somos. Diarios, 3 de febrero de 1841 Haced un poco más de esa obra que, en alguna ocasión, habéis confesado que es buena, aquella que creéis que os exigen la sociedad y vuestro más justo entendimiento. Haced lo que os reprobáis por no hacer. Sabed que no estáis satisfechos ni insatisfechos con vosotros mismos sin motivo. Os lo digo, a vosotros y a mí mismo, en un instante: cultivad el árbol que hayáis visto dar fruto en vuestro suelo. Diarios, después del 29 de julio de 1850
  • 81. 20 LA MUSA INDIA Tengo mucho que aprender del indio y nada del misionero. Los bosques de Maine Miríadas de puntas de flecha yacen, dormidas, en la piel de la Tierra que gira, mientras los meteoros dan vueltas en el espacio. La huella de las pisadas, del intelecto de los hombres más antiguos. Diarios, 28 de marzo de 1859 El tiempo no tardará en destruir las obras de pintores y escultores famosos, pero la punta de flecha del indio se resistirá a sus embates y la Eternidad tendrá que venir en su ayuda. No son huesos fósiles, sino, por así decirlo, pensamientos fósiles, que me recordarán por siempre a la mente que les dio forma. Admitiría de buen grado que estoy pisando las huellas de la actividad humana, que estoy en la senda de la mente, y esos pequeños recordatorios no dejan nunca de ponerme en el buen camino.
  • 82. Diarios, 28 de marzo de 1859 Aquí y allá encontraréis aún a un hombre con sangre india en sus venas, un granjero excéntrico, descendiente de un jefe indio; o veréis a un indio solitario, de pura sangre, con el aspecto más fiero del mundo entre los pinos, de una de las últimas tribus de Massachusetts, entrando en un vagón de ferrocarril con su arma y su bebé. Aquí y allá sigue habiendo una esposa india que habita alguna casa solitaria, con su perro como única compañía, insultada por los niños de la escuela, haciendo cestas y recolectando bayas para ganarse el sustento… Una india sola, sin hijos, acompañada de su perro, tejiendo el sudario de su pueblo, prestando los últimos servicios a su raza ya difunta. Diarios, después del 16 de julio de 1850 Existe, en realidad, una semejanza notable e inesperada entre el salvaje degradado y las clases más bajas de una gran ciudad. El uno no es más hijo de la naturaleza que el otro. En el transcurso de la degradación, la distinción entre razas se pierde pronto. Los bosques de Maine Aún se sigue encontrando, clavada en los árboles de nuestro bosque, la flecha disparada por el indio. Diarios, después del 1 de julio de 1850 Mas el indio ya ha sido olvidado por completo, con la excepción de algunos poetas perseverantes. Es innegable que el hombre blanco ha comenzado una nueva era. ¿Qué conmemoran nuestros
  • 83. aniversarios, sino los abusos del hombre blanco? Debe haber un recuerdo indio para las hazañas de los indios; el hombre blanco sólo recordará las suyas. Diarios, entre 1842 y 1844 La constitución del pensamiento indio parece ser justo la contraria a la del hombre blanco. El indio está familiarizado con una parte distinta de la naturaleza. Mide su vida por inviernos, no por veranos. Su año no se mide según el sol, sino que consta de un determinado número de lunas, y sus lunas no se cuentan por días, sino por noches. Ha abrazado el lado oscuro de la naturaleza; el hombre blanco, el lado luminoso. Diarios, 25 de octubre de 1852 Para mí, el encanto del indio reside en que se alza, libre y sin ataduras, en la naturaleza —es su habitante, no su invitado— y la lleva sobre sí con facilidad y gracia. Pero el hombre civilizado tiene las costumbres de la casa. Su casa es una prisión en la que se siente oprimido y confinado, en lugar de cobijado y protegido. Camina como si estuviera sosteniendo el tejado. Pone los brazos como si los muros fueran a caérsele encima y aplastarlo y sus pies recuerdan el sótano que tienen debajo. Sus músculos jamás se relajan. Diarios, 26 de abril de 1841 Nuestros oradores podrían aprender mucho de los indios. Éstos son admirables por su precisión, no dejan ningún cabo suelto. Apelan a más de un solo sentido para evitar las confusiones. Diarios, 1 de enero de 1854
  • 84. Yo había observado que no le gustaba responder la misma pregunta más de una vez y que permanecía en silencio cuando se la volvía a plantear para despejar dudas, como si estuviera de mal humor. No es que no fuera hablador, pues con frecuencia iniciaba, por propia voluntad, una narración extensa: repetía con todo detalle la tradición de alguna batalla antigua, o algún pasaje de la historia reciente de su tribu en el que hubiera desempeñado un papel importante; de vez en cuando, inspiraba largamente y retomaba el hilo de su relato, con el ritmo pausado de todo un contador de historias, tal vez después de sortear un rápido, anteponiendo un «bueno, adiós», etc., mientras remaba. Los bosques de Maine Si pudiésemos escuchar tan sólo por un instante el canto de la Musa india, comprenderíamos por qué el piel roja no cambiará nunca su estado salvaje por la civilización. Musketaquid El indio hace bien en seguir siendo indio. Musketaquid
  • 85. 21 EL MEOLLO DE LA EXISTENCIA Que no viva como si quedara poco tiempo. Seguir el ritmo de las estaciones. Tener el tiempo libre suficiente para presenciar todos los fenómenos de la naturaleza y albergar todo pensamiento que acuda a mi mente. Que la vida sea una marcha pausada por el reino de la naturaleza. Diarios, 11 de enero de 1852 Cuando la tarde se acorta y la temprana noche nos empuja a volver a casa para terminar nuestras tareas, se nos recuerda la brevedad de la vida y nos volvemos más pensativos, al menos en este crepúsculo del año. Se nos conmina a que nos apresuremos a acabar nuestro trabajo antes de que llegue la noche. Diarios, 1 de noviembre de 1858 No temo exagerar el valor y el significado de la vida, sino más bien no estar a la altura de la ocasión que la vida representa. Sentiría tener que recordar que yo estuve allí, pero que no advertí nada
  • 86. reseñable, como un príncipe disfrazado de rana, o como quien ha vivido la época dorada como un jornalero, alguien que incluso visitó el Olimpo, pero se quedó dormido después de cenar y no pudo escuchar las conversaciones de los dioses. Cartas a un buscador de sí mismo, 3 de abril de 1850 Normalmente, no vivimos la vida con plenitud, no llenamos de sangre todos nuestros poros, no inspiramos y espiramos con la profundidad suficiente. Diarios, 13 de junio de 1851 La vida más dulce es aquella que se acerca a los huesos. Walden Amad vuestra vida por pobre que sea. Walden El mundo es una vaca difícil de ordeñar —la vida no llega con tanta facilidad— y, ay, ¡qué escasa mana la leche hasta que la conseguimos! Pero el joven ternero lo logrará a fuerza de dar cabezazos. No hay forma más directa. A Ralph Waldo Emerson, 14 de noviembre de 1847 Mi modo de vida me ofrecía al menos una ventaja sobre quienes para divertirse están obligados a mirar afuera, hacia la sociedad y el
  • 87. teatro, pues mi propia vida llegó a ser mi diversión y nunca dejó de aportarme cosas nuevas. Era un drama de muchas escenas y sin final. Walden El hongo más simple y aletargado tiene un interés especial para nosotros, en comparación con una mera masa de tierra, por ser tan manifiestamente orgánico y asemejarse tanto a nosotros, aun siendo mudo. Es la expresión de una idea; crecimiento según una ley; materia no dormida, no en bruto, sino inspirada e imbuida de espíritu. Si tomo un puñado de tierra, por muy interesantes que puedan ser sus partículas, consideradas de una en una, la relación que guardan entre sí parece ser, en general, de mera yuxtaposición. Podría haberlas amontonado de esa forma yo mismo. Pero el hongo más humilde revela una vida similar a la mía. Es un poema llevado a buen término, en su especie. Se intuye algo superior a una partícula de materia en la idea o mente que utiliza o dispone las partículas. Diarios, 10 de octubre de 1858 Cuando andamos sin prisa y con sensatez, percibimos que sólo las cosas grandes y dignas tienen una existencia permanente y absoluta, que los pequeños temores y los placeres despreciables no son sino sombra de la realidad. Esta constatación es siempre regocijante y sublime. Al cerrar los ojos, adormeciéndose y consintiendo en ser engañados por las apariencias, los hombres establecen y confirman su vida diaria de rutina y costumbre en todas partes, la cual se edifica, además, sobre bases puramente ilusorias. Los niños, que juegan a la vida, disciernen mejor su verdadera ley y sus relaciones, con más claridad que los hombres, que no logran vivirla dignamente pero se consideran más sensatos gracias a su experiencia, es decir, a sus fracasos.
  • 88. Walden Nosotros, que caminamos por las calles e intentamos que el tiempo no se nos escape entre los dedos, no somos más que los desechos de nosotros mismos, y esa vida es para nuestro esqueleto —el de nuestro cuerpo y el de nuestra mente—, para nuestra costra, una vida completamente costrosa. Es café hecho de granos usados por vigésima vez, que sólo podría llamarse café en el primer uso, mientras el agua de la vida salta y destella a nuestra puerta. Cartas a un buscador de sí mismo, 28 de mayo de 1850 Esta vida, nuestra respetable vida diaria, sobre la cual se halla tan bien plantado el hombre de buen sentido, el inglés de mundo, y sobre la que descansan nuestras instituciones, es en realidad la más pura ilusión, que se desvanecerá como el edificio sin cimientos de una visión. Sin embargo, un minúsculo resplandor de realidad que a veces ilumina la oscuridad de los días de todos los hombres nos revela algo más consistente y perdurable que el diamante, la piedra angular del mundo. Cartas a un buscador de sí mismo, 27 de marzo de 1848 Siga con su vida, persista en ella, gire a su alrededor, como hace un perro alrededor del coche de su amo. Haga lo que ame. Conozca bien de qué está hecho, roa sus propios huesos, entiérrelos y desentiérrelos para roerlos de nuevo. Cartas a un buscador de sí mismo, 27 de marzo de 1848
  • 89. No existe uno solo entre mis lectores que haya vivido ya una vida humana completa. Walden Lo que sí me gustaría llevar es un registro de los momentos apacibles y maduros. Diarios, 23 de diciembre de 1851 No conservaría la cáscara de la vida, sino su semilla. Diarios, 23 de diciembre de 1851 El arte de la vida, de la vida de un poeta, es, sin tener nada que hacer, hacer algo. Diarios, 29 de abril de 1852 Por encima de todo, no podemos permitirnos el lujo de no vivir en el presente. «Caminar» Toda nuestra vida, es decir, de la parte viva de la vida, es un sueño constante en estado de vigilia. El niño no acampa en el jardín de su padre. Ello no supondría aventura suficiente; hay demasiadas imágenes y sonidos que estropearían la ilusión, así que se aleja veinte o treinta millas y es allí donde planta la tienda, donde gentes desconocidas duermen plácidamente en sus camas, igual que su padre en casa, y acampa, tal vez, en el jardín de esas gentes. Sin
  • 90. embargo, el niño sueña sin cesar que está en cualquier parte menos allí donde está. Diarios, 27 de agosto de 1859 Abandoné los bosques por una razón tan buena como la que me trajo a ellos. Me pareció que quizás tenía otras vidas que vivir y que no podía dedicar más tiempo a ésta. Walden
  • 91. 22 LA OBSCENA MUERTE Empezamos a morir no en los sentidos ni las extremidades, sino en nuestras facultades sagradas. Nuestros miembros pueden ser fuertes, perfecta nuestra vista y perfecto nuestro oído y, sin embargo, nuestro genio e imaginación pueden revelar síntomas de descomposición. Diarios, 27 de enero de 1854 Del mismo modo que un año se convierte en otro por el centro del invierno, nuestra vida se transforma en otra por el centro de la muerte. Diarios, 8 de septiembre de 1851 Dejad que los muertos entierren a sus muertos. «Defensa del capitán Brown»
  • 92. Oigo a muchos fingir que se están muriendo o que incluso han muerto, qué más da. ¡Sandeces! Los desafío a que lo hagan. No hay suficiente vida en ellos. Se licuarán como los hongos y tendrán a den panegiristas limpiando el sitio donde lo hicieron. Desde que comenzó el mundo, sólo ha muerto media docena de personas o pocos más. «Defensa del capitán Brown» Imagino que no me quedan muchos meses de vida, pero, por supuesto, lo ignoro por completo. Podría añadir que estoy disfrutando de mi existencia tanto como siempre y que no me arrepiento de nada. A Myron B. Benton, 21 de marzo de 1862 Sólo un mundo a la vez. En respuesta a las palabras de Parker Pillsbury en las que decía a Thoreau que estaba «tan cerca del borde del río oscuro, que casi me pregunto cómo se te aparece la otra orilla», según se relata en The Personality of Thoreau, de Franklin B. Sanborn No sabía que hubiéramos discutido. Al preguntársele en su lecho de muerte si estaba en paz con Dios, según se relata en Henry Thoreau as Remembered by a Young Friend, de Edward Emerson
  • 93. 23 LA SIEMBRA DEL CARÁCTER Confieso que, en la práctica, tras conocer el verdadero carácter de un hombre y a tenor del estado presente de las cosas, no espero cambio alguno ni para mejor ni para peor. Walden Un hombre no ha de medirse únicamente por la virtud de las acciones que describe ni por la sabiduría de los pensamientos que expresa, sino por el ser libre que es, y que se percibe que es, en todas las circunstancias. «Sir Walter Raleigh» Atribuimos equivocadamente a los hombres un carácter determinado, sumando todos sus ayeres y obteniendo el promedio, y damos por cierto que los conocemos. ¡Ay del hombre que tenga un carácter que defender! Diarios, 28 de abril de 1841
  • 94. Supone una importante diferencia entre dos caracteres el que uno se sienta satisfecho con un logro feliz, aunque elemental, pero que el otro no deje de apuntar más alto. A pesar de que mi vida transcurre a baja altura, mi ánimo suele mirar hacia arriba, en un ángulo elevado, y de este modo se redime, por así decirlo. Cuando el deseo de ser mejores de lo que somos es, de verdad, sincero, nos elevamos al instante y somos ya muchísimo mejores. Diarios, después del 10 de enero de 1851 El talento indica únicamente una profundidad de carácter en alguna dirección. Diarios, 18 de febrero de 1841 Las maneras son conscientes. El carácter es inconsciente. Diarios, 16 de febrero de 1851 Tendríamos que hacer una muesca cada día en nuestros caracteres, como Robinson Crusoe en su palo de madera. Debemos ponernos ante el timón al menos una vez al día, sentir el cabo de la caña en las manos y saber que, si navegamos, dirigimos. Diarios, 12 de febrero de 1841 ¿No sientes como el fruto de tu primavera y tu verano empieza a madurar, a endurecer su semilla en tu interior? ¿Tus pensamientos no empiezan a ganar consistencia, además de sabor y madurez? ¿Cómo podemos esperar una cosecha de pensamiento en quienes no han tenido una temporada de siembra del carácter? Diarios, 7 de agosto de 1854
  • 95. La mayoría de los hombres pueden trasplantarse con facilidad de un sitio a otro, porque tienen muy poca raíz, carecen de raíz primaria o sus raíces penetran tan poco en la tierra que es posible hundir una pala justo bajo ellos y sacarlos, con sus raíces y todo. Diarios, 14 de mayo de 1852 Ser un filósofo no consiste en tener pensamientos sutiles, ni en fundar una escuela, sino en amar la sabiduría tanto como la vida que está de acuerdo con sus dictados: una vida de simplicidad, independencia, magnanimidad y confianza, consiste no sólo en resolver teóricamente algunos problemas de la vida, sino, ante todo, en resolverlos en la práctica. Walden No merece la pena dejar que nuestros defectos nos molesten en todo momento. La conciencia no puede ni debe monopolizar toda nuestra vida más de lo que lo hacen el corazón o la cabeza, ya que puede enfermar como cualquier otra parte del cuerpo. Conozco a gente cuya conciencia, merced sin duda a una indulgencia pasada, ha crecido hasta llegar a ser tan irritable como los niños consentidos, y al final acaba por no darle tregua. Musketaquid El mundo descansa sobre principios. Cartas a un buscador de sí mismo, 19 de diciembre de 1854
  • 96. En el transcurso de las generaciones, no obstante, los hombres te excusarán por no hacer como ellos, si traes lo suficiente para recorrer tu propio camino. Diarios, 27 de diciembre de 1858 La buena fortuna de contar con gruesas prendas que protejan del frío y la lluvia es insignificante y, simplemente, negativa —una situación débil y defensiva de la que no se puede obtener provecho —, en comparación con ser capaz de obtener un cierto júbilo, un cierto calor incluso, del propio frío y de la propia lluvia, y vestirlos con nuestra compasión. Diarios, 12 de noviembre de 1853
  • 97. 24 LA BIBLIOTECA CELESTE Más de un hombre ha iniciado una nueva época de su vida a partir de la lectura de un libro. Walden Un libro que sea bueno de verdad es algo tan salvajemente natural y primitivo —tan misterioso y maravilloso, tan celestial y fértil— como un hongo o un liquen. Diarios, 16 de noviembre de 1850 Leed primero los mejores libros, o puede que no tengáis la oportunidad de leerlos nunca. Musketaquid Libros que no nos ofrecen un pequeño disfrute, sino donde cada reflexión es de una audacia inaudita; libros que un hombre ocioso no leería, que no entretendrían al tímido; libros que incluso nos harían
  • 98. peligrosos para las instituciones existentes: a ésos los llamo yo buenos libros. Musketaquid Cuando leo un libro que me deja indiferente, parece ser lo mejor que puedo hacer con él, pero un volumen que me inspira no me deja apenas tiempo para terminar sus últimas páginas. Se me escapa de los dedos mientras leo. No crea un ambiente propicio para que lo lea con detenimiento, sino, más bien, uno en el que sus enseñanzas pueden ponerse en práctica. Me aporta tal riqueza, que lo suelto sin el más mínimo remordimiento. Lo que empecé leyendo debo terminarlo actuando. Diarios, 19 de febrero de 1841 La mayoría de libros pertenece sólo a la casa y a la calle, y en los campos sus hojas parecen demasiado frágiles. Son simples y obvios, y no hay halo o neblina a su alrededor. La naturaleza se encuentra muy, pero que muy lejos de todos ellos. Musketaquid Un libro debería contener descubrimientos puros, destellos de terra firma, aunque lo escriban marineros naufragados, y no el arte de la navegación explicado por aquellos que nunca han perdido de vista la tierra. Musketaquid Aquel que recurre a una novela fácil porque se siente lánguido haría mejor en echar una siesta.
  • 99. Musketaquid No todo aquello que está impreso y cosido es un libro, no necesariamente pertenece a las Letras, sino que más a menudo puede catalogarse junto a los otros lujos y apéndices de la vida civilizada. Se nos intenta endosar los elementos más vulgares bajo miles de disfraces. Musketaquid Si la humanidad se extinguiera y los libros que se han escrito se transmitieran a una nueva raza de criaturas, en un nuevo mundo, ¿qué constancia se hallaría en ellos de un fenómeno tan notable como el arcoíris? Diarios, 13 de marzo de 1859 Los libros sólo pueden revelarnos a nosotros mismos y con la misma frecuencia con que nos prestan ese servicio los dejamos a un lado. A Benjamin Bowen Wiley, 26 de abril de 1857 Es peor no saber leer que ser sordo y ciego; quien no sabe leer no está aún más que medio vivo, es un mortinato. Diarios, 10 de marzo de 1856 Un libro debería ser tan cierto como para resultarles íntimo y familiar a todos los hombres, igual que el sol en su rostro. Lo mismo que una palabra que se pronuncia de cuando en cuando a un acompañante en los bosques.
  • 100. Diarios, 4 de septiembre de 1841
  • 101. 25 EL PRETENDIENTE DE LA NATURALEZA ¿Dónde está la literatura que da lenguaje a la naturaleza? «Caminar» Quisiera hablar a favor de la naturaleza, de la libertad absoluta y de lo salvaje, en contraposición a la libertad y la cultura meramente civiles, y considerar al ser humano como un habitante o una parte constitutiva de la naturaleza, y no tanto como miembro de la sociedad. «Caminar» Mi pulso debe latir con la naturaleza. Tras una ardua jornada de trabajo sin un solo pensamiento, lo que convierte mi cerebro en una simple herramienta, sólo en la quietud de la noche recobro mis sentidos y soy capaz de oír al grillo, que, en realidad, lleva cantando todo el día. En mis mejores momentos, soy consciente de la afluencia de una sabiduría serena e incuestionable que me
  • 102. incapacita en parte y que, de rendirme a ella de forma más notable, me incapacitaría por completo para lo que se conoce como los asuntos activos de la vida, pues no aporta nada sobre lo que pueda posarse la mirada de la razón. ¿Cuál es ese otro tipo de vida por el que me siento constantemente fascinado, que sólo yo estimo? Diarios, 22 de junio de 1851 No puede haber una melancolía realmente negra para el que vive en medio de la naturaleza y goza de sus sentidos. Walden Debemos salir y volver a aliarnos con la naturaleza todos los días del invierno. Debemos echar raíces, al menos una pequeña fibra, incluso todos los días del invierno. Soy consciente de que estoy absorbiendo salud cuando abro la boca al viento. Permanecer en casa engendra siempre una suerte de enfermedad. Cada casa, en este sentido, es un hospital. Una noche y una mañana es toda la reclusión que puedo soportar en esas alas. Sé que, casi al instante en el que salgo, recupero una cierta salud que había perdido. Diarios, 29 de diciembre de 1856 La naturaleza siempre adopta los modos más sencillos que la lleven a lograr su objetivo. «The Dispersion of Seeds» [La dispersión de las semillas] Me encanta la naturaleza, en parte, porque no es el hombre, sino un retiro del hombre. Ninguna de las instituciones humanas la controla