Un seguro implica la puesta en común de los riesgos individuales. Bajo este acuerdo, hay ganadores y perdedores. Algunos de los asegurados recibirán más de lo que pagaron en primas y algunos pagarán al sistema más de lo que nunca recuperarán. Es una forma de redistribución de rentas de los sanos a los enfermos, pero lo característico del seguro es que nadie sabe por adelantado quiénes serán los ganadores y los perdedores. Están distribuidos de forma aleatoria e impredecible y la redistribución resultante de rentas dentro de un fondo común de gente asegurada es asistemática.
3. Índice
Introducción 4
1. Las limitaciones de la asegurabilidad 6
2. Regulación estatal de los seguros 17
Notas 26
3. Los Cartéles 23
4. Este artículo se basa en «The Economics of Risk and
Insurance», un discurso realizado por el profesor Hoppe en
la Universidad Mises 2004 y 2005.
Introducción
Un seguro implica la puesta en común de los riesgos
individuales. Bajo este acuerdo, hay ganadores y perdedores.
Algunos de los asegurados recibirán más de lo que pagaron
en primas y algunos pagarán al sistema más de lo que nunca
recuperarán. Es una forma de redistribución de rentas de los
sanos a los enfermos, pero lo característico del seguro es que
nadie sabe por adelantado quiénes serán los ganadores y los
perdedores. Están distribuidos de forma aleatoria e
impredecible y la redistribución resultante de rentas dentro
de un fondo común de gente asegurada es asistemática.
Si no fuera así (si fuera posible predecir los ganadores y
perdedores netos), los perdedores del seguro no querrían
poner en común su riesgo con los ganadores: buscarían poner
en común su riesgo con los demás “perdedores” con primas
más bajas.
Por ejemplo, digamos que mi proveedor de seguro quiere
poner en común el riesgo de lesión de alguien como yo, que
se siente todo el día delante de una mesa, con el riesgo de un
futbolista profesional. En ese caso, podemos predecir
fácilmente que acabaré siendo un perdedor constante: a mí
5. pocas veces me pasa algo, pero multitud de accidentes le
ocurrirán al futbolista profesional y mis primas tendrían que
cubrir si muy mayor riesgo de lesión.
Incluso si los propios asegurados no se dan cuenta de que
son ganadores y perdedores sistemáticamente predecibles, la
libre competencia en el mercado del seguro eliminaría toda
redistribución sistemática entre los asegurados.1
En un
mercado libre, cualquier empresa de seguros que realizara
cualquier redistribución sistemática de rentas (mezclando
gente con tipos objetivamente distintos de riesgo en un solo
grupo) se vería superada por cualquier empresa que no
realizara este tipo de práctica. Otra empresa de seguros
podría darse cuenta de que hay gente sentada delante de
mesas y raramente se cae de sus sillas y se lesiona.
Advertiría que puede ofrecer de forma rentable una prima
inferior a los sentados delante de mesas y asegurarlos en un
grupo independiente de los deportistas profesionales. Y al
ofrecer primas más bajas, por supuesto atraería a aquella
gente que anteriormente estaba mal asegurada. Como
consecuencia, las diversas empresas que habían agrupado
mal a la gente (mezclando sus clientes de bajo riesgo con sus
clientes de alto riesgo) tendrían que aumentar las primas para
sus clientes de riesgo superior hasta su nivel naturalmente
superior.
La competencia en el mercado del seguro llevaría a
6. subgrupos cada vez más refinados de gente, a grupos que son
internamente homogéneos. La discriminación de grupos y
subgrupos se produciría de acuerdo con los riesgos reales de
grupos y las primas para todos los grupos reflejarían
entonces los verdaderos riesgos de seguro para ese grupo y
los precios de media tenderían a bajar debido a la
competencia.
Para poner a un cliente individual en el grupo correcto, la
aseguradora tiene que discriminar de acuerdo con diversos
criterios. En el caso de seguros de inundaciones, terremotos
o incendios, usaría criterios regionales o geográficos. Podría
usar características biológicas o genéticas en el caso del
seguro sanitario. Podría usar cierto criterios de
comportamiento o estilo de vida: fumadores y no fumadores,
gente que trabaja en ciertas ocupaciones que causan mayor o
menor riesgo y así sucesivamente.
1. Las Limitaciones de la Asegurabilidad
¿Y hay ciertos riegos contra los que sencillamente no
podemos asegurarnos? Mises define eventos que pueden
asegurarse como “eventos de riesgo” y usa una definición de
lo que llama “probabilidad de clase” para definir estos
eventos de riesgo:
7. Sabemos o asumimos saber, con respecto al problema
referido, todo acerca del comportamiento de toda una clase
de eventos o fenómenos, pero no sabemos anda cerca de los
eventos o fenómenos singulares reales que son los
elementos de esta clase.2
Y luego da algunos ejemplos. Por ejemplo:
Tenemos una tabla completa de mortalidad para un periodo
determinado del pasado en un área determinada. Si
suponemos que con respecto a la mortalidad no se
producirán cambios, podemos decir que sabemos todo con
respecto a la mortalidad de toda la población en cuestión.
Pero con respecto a la esperanza de vida de las personas
no sabemos nada más que que son miembros de esta clase
de gente.
Otro ejemplo:
Supongamos que se ponen en una caja diez papeletas, cada
una con el nombre de un hombre distinto. Se saca una
papeleta y el hombre cuyo nombre aparece en esta tiene
que pagar 100 dólares. Entonces una aseguradora puede
prometer al perdedor una indemnización completa se está
en disposición de asegurar a cada uno de ellos por una
prima de diez dólares. Recogerá dólares y tendrá que pagar
la misma cantidad a uno de los diez. Pero sui fuéramos a
asegurar solo a uno de ellos a una tasa fijada por el cálculo,
no estaríamos en el negocio del seguro, sino en el de la
8. apuesta.
Y luego dice, concluyendo:
Lo característico del seguro es que trata con toda la clase
de eventos. Al pretender saber todo acerca del
comportamiento de la clase completa, no parece haber
riesgo específico implícito en la gestión del negocio.
Tampoco hay ningún riesgo específico en el negocio del
dueño de una casa de apuestas o en una empresa de
loterías. Desde el punto de la empresa de loterías, el
resultado es predecible, siempre que se hayan vendido
todas las papeletas. Si hay papeletas que quedan sin vender,
el empresario está en la misma situación con respecto a
ellas en que está cada comprador de un billete con respecto
a los billetes que compró.
Advirtamos ahora de nuevo que esta definición de lo que él
llama “probabilidad de clase” implica la ausencia de
cualquier redistribución sistemática de rentas: Si no sé nada
acerca de cualquier riesgo individual de una persona concreta,
salvo que es miembro de algún grupo con un riesgo conocido
de grupo, entonces toda la redistribución debe ser aleatoria.
Implica también que los casos individuales que se agrupen
en un solo riesgo son homogéneos. Dentro del grupo, no
podemos decir la diferencia entre una persona y otra. Esto
implica que el evento real se produce en forma de accidente
(y un evento impredecible para el individuo).
9. Ahora, por exclusión, podemos también abordar las
preguntas complementarias: ¿Qué tipo de eventos no son
asegurables? ¿Cuándo es imposible poner en común los
riesgos?
Un riesgo no asegurable es uno en el que se dan las
siguientes condiciones: Si sé con respecto a un riesgo
concreto algunos o todos los factores que determinan su
resultado, entonces eso ya no es accidental: su probabilidad
puede estar individualmente afectada y por tanto no es
posible asegurarlo. O, por decirlo de una forma algo distinta,
todo lo que está bajo control total o parcial de un actor
individual no puede asegurarse (no pueden ponerse en
común los riesgos), sino que cae en el ámbito de la
responsabilidad personal o individual.
Todo riesgo que pueda verse influido por las acciones
propias es por tanto no asegurable: solo lo que no es
controlable mediante acciones individuales es asegurable y
solo si hay distribuciones de frecuencia a largo plazo. Y
también se puede decir que si algo que inicialmente no era
controlable se convierte en controlable perderá su estatus de
asegurabilidad. Con respecto al riesgo de un desastre natural
(inundaciones, huracanes, seísmos, incendios) el seguro es
evidentemente posible. Estos eventos están fuera del control
de las personas y no sé nada acerca de mi riesgo individual,
salvo si soy o no un miembro de ese grupo que, como grupo,
10. está expuesto a cierto riesgo de inundación o seísmo o
incendio.
Por el contrario, tomemos por ejemplo el riesgo de
cometer suicidio. ¿Sería posible asegurarse (poner en común
nuestro riesgo con el de otros) contra el suicidio? La
respuesta debería ser bastante evidente: ese no es un negocio
viable para una empresa aseguradora. Después de todo, tengo
pleno control sobre si me mato o no deliberadamente. Una
aseguradora que ofreciera un seguro de suicidio por supuesto
atraería a potenciales candidatos al suicidio. Podría acudir a
ella porque quiero hacer a mi mujer un gran favor, pagar la
prima, dispararme mortalmente y entonces ella sería
millonaria. La empresas que aseguraran algo así
probablemente desaparecerían del mercado muy
rápidamente.
O tomemos otro ejemplo. ¿Sería posible asegurarnos
contra provocar un incendio, es decir, contra el resigo de
incendiar nuestra propia casa? De nuevo la respuesta parece
estar clara: cualquier evento que podamos producir
deliberadamente (o afectar a la probabilidad de que se
produzca) es, en términos estrictos, un evento no asegurable.
El riesgo de que mi casa se incendie por un rayo es
asegurable, el riesgo de que yo incendie mi casa no es
asegurable.
11. Tomemos ahora el ejemplo del desempleo. Como sabéis,
hay algo llamado “seguro de desempleo”. En el mundo
moderno hemos inventado el arte de calificar
incorrectamente las cosas, de aplicar términos que son
completamente inapropiados y luego tratar de engañar a la
gente para que crea que cambiando las palabras hemos
cambiado la naturaleza de las cosas.
El desempleo es un riesgo no asegurable. Tengo un
control completo sobre estar empleado o no estarlo. Todo lo
que tengo que hacer es decir a mi jefe lo que realmente
pienso de él y pronto estaré desempleado. Por otro lado,
puedo asegurarme casi siempre de que estaré empleado si
estoy dispuesto s aceptar recortes salariales drásticos, por
ejemplo. Si trabajara gratis, estaría empleado. Así que
evidentemente este no es un riesgo asegurable. Cae en el
ámbito de la responsabilidad individual.
He aquí un ejemplo que empieza a llevarnos en dirección
a la cuestión del seguro sanitario: el riesgo de no sentirse
bien por la mañana y no salir de la cama. Ninguna
aseguradora podría nunca cubrir un “riesgo” así, porque la
gente sí tiene al menos algún control sobre cómo se siente
por la mañana. Si yo me asegurara contra este riesgo (ser
pagado cada vez que no me sienta bien), podéis estar
bastante seguros de que estaría más tiempo en la cama de lo
que estoy ahora.
12. Así que con respecto a todos estos riesgos, no puedo
decir: “No sé nada acerca del riesgo concreto, excepto que
soy una persona y todas las personas se ven afligidas por
estos riesgos con cierta frecuencia”. De hecho sé
considerablemente más acerca de mi riesgo individual, igual
que vosotros sabéis considerablemente más acerca de
vuestros riesgos individuales.
Tomemos un ejemplo en el que tengamos al menos un
control parcial. ¿Puedo asegurarme contra el riesgo de tener
pérdidas empresariales? Evidentemente no. Aunque no tenga
control directo sobre las acciones de los compradores y no
compradores de mis productos (aquellos que sí determinan
directamente mis pérdidas y ganancias), sí tengo algún
control sobre el éxito o fracaso de mi negocio. Tengo el
control sobre mis costes de producción, así como el tipo y
calidad y precio del producto que produzco. De hecho, puede
generar pérdidas deliberadamente si quiero. Sería imposible
poner en común mi riesgo con el de otros empresarios, como
las pérdidas fueran algo similar a que te caiga un rayo.
Ahora con esta distinción entre eventos accidentales, que
son asegurables, y eventos que no son asegurables porque la
acción individual puede afectar a su probabilidad, ¿qué
podemos decir entonces acerca de la posibilidad de un
seguro sanitario?
13. Lo primero que podemos decir es que la enfermedad solo
es asegurable en la medida en que el riesgo de salud para un
grupo concreto sea puramente accidental. Ese es el caso en
ciertas formas de seguro de accidentes o incluso para casos
como el cáncer. Pero para la mayoría de los riesgos de salud
tendríamos que decir que caen en la zona del control
individual y muy poco en este campo es realmente
asegurable. Esos riesgos deben asumirse individualmente y
deben pagarse con los ahorros personales.
Ahora, en todo el debate reciente acerca del seguro
sanitario y la reforma de la atención sanitaria, se menciona
raramente o nunca el hecho de que ciertas cosas son
completamente inasegurables. Mises fue la excepción. En
1922, mucho antes de la actual locura de la atención sanitaria,
Mises trataba estos asuntos en su libro Socialismo. He aquí
una cita que es muy reveladora:
Para los defensores intelectuales del seguro social y para
los políticos y estadistas que lo aprobaron, salud y
enfermedad aparecen como dos condiciones del cuerpo
humano radicalmente distintas entre sí y siempre
reconocibles sin dificultad o duda. Cualquier doctor podía
diagnosticar las características de la “salud”. La
“enfermedad” era un fenómeno corporal que se mostraba
independientemente de la voluntad humana y no era
susceptible de verse influida por la voluntad.
14. Y luego comenta sobre esto diciendo:
Pero todas las proposiciones de esta teoría son falsas. No
hay una frontera claramente definida entre salud y
enfermedad. Estar enfermo no es un fenómeno
independiente de la voluntad consciente y de fuerzas
psíquicas trabajando en el subconsciente. La eficiencia de
un hombre no es meramente el resultado de su condición
física: depende en buena parte de su mente y voluntad. Así
que toda la idea de ser capaces de distinguir, mediante
examen médico, los aptos de los no aptos y de los que
fingen y los capaces de trabajar de los incapaces de
trabajar, resulta ser insostenible. Los que creían que los
seguros de accidentes y salud podrían basarse en medios
completamente eficaces de evaluar enfermedades y lesiones
y sus consecuencias se equivocaban muchísimo. El aspecto
destruccionista del seguro de accidentes y salud se basa
sobre todo en el hecho de que esas instituciones promueven
accidentes y enfermedades, obstaculizan la recuperación y
muy a menudo crean, o al menos intensifican y alargan, los
desórdenes funcionales que siguen a la enfermedad o el
accidente.
Volviendo al ejemplo que di antes: Supongamos que
pudiésemos asegurarnos contra no sentirnos los
suficientemente bien como para levantarnos de la cama por
la mañana. Podemos ver fácilmente que esto crearía una
clase de gente que finge y desanimaría a la gente a levantarse,
15. independientemente de cuál pueda ser su condición física.
Ahora a la vista de todo esto, cuando observamos la
cuestión del seguro sanitario, esperaríamos que la mayoría de
los riesgos hayan sido asumidos individualmente. El seguro
(la puesta en común de riesgos en grupos) tendría que
haberse limitado a la variedad estrictamente accidental de los
riesgos, e incluso ahí, los individuos pueden aparentar
fraudulentamente “accidentes”, como es bastante frecuente
en el caso de la indemnización a los trabajadores.
Y, por supuesto, la empresas de seguro tendrían que
ofrecer una cobertura estrictamente limitada: No habría
cobertura para riesgos recién descubiertos, por ejemplo.
Tampoco habría cosas como “coste extra”, en el que, por
ejemplo, mi casa arde y puedo obligar a la aseguradora a
construirme una casa más grande. La seguradora solo
aseguraría el valor de la casa hasta el valor que aseguré. Bajo
el sistema actual, vemos costes extra constantemente en
forma de Medicare y Medicaid, donde cualquier cosa que los
doctores estimen necesaria se cubre automáticamente.
Generalmente, el seguro tendrá la forma de
indemnización o pago en efectivo. Algunas aseguradoras
podrían ofrecer servicios en especie en proveedores
concretos y limitados o instalaciones proveedoras, pero esta
opción sería menos atractiva para la mayoría de los clientes y
16. también para la mayoría de los proveedores de seguros.
Cualquier expansión adicional en asuntos de salud, si
tiene lugar en absoluto, sería severamente restringida a casos
de grupos muy pequeños que, como compradores de
servicios de mantenimiento sanitario individual de un
proveedor específico, son extremadamente homogéneos.
Podemos imaginar, por ejemplo, que la gente se dedicaría a
servicios de seguro mutuo si su grupo puede ejercitar un
control social extremo. Para asegurarse de que no hay falsos
enfermos incluidos, los miembros de ese grupo tendrían que
tener supervisiones similares en vida.
Si ahora miramos la realidad actual del seguro sanitario,
nos damos cuenta de inmediato de que la situación actual
tiene muy poco o nada que ver con lo que esperaríamos de
un mercado libre de seguros. Lo que caracteriza la situación
actual es, ante todo, que grupos de riesgo manifiestamente
distintos se agrupan juntos en un grupo reunido. Además, el
actual sistema de seguro de atención sanitaria cubre riesgo
que son inasegurables, estrictamente hablando.
En buena medida, el seguro sanitario se ha convertido en
una forma del estado del bienestar, la maquinaria de
redistribución de rentas. ¿Cómo ha pasado esto? Regulación
de los seguros.
17. 2. Regulación Estatal de los Seguros
Dejadme que os dé algunos ejemplos de las perversiones que
se han introducido en el mercado de los seguros debido a
las regulaciones estatales. Las empresas de seguros en
Estados Unidos están reguladas tanto a nivel estatal como
federal. El número de regulaciones estatales solo han
aumentado de un total de 8 órdenes en 1965 a cerca de 1.000
a principios de la década de 1990. No he mirado las cifras
más recientemente, pero estoy seguro de que suben cada día.
• En 49 estados, se obliga a las aseguradoras a cubrir
tratamientos contra el alcoholismo, que es evidentemente
algo que puede verse afectado individualmente (o incluso si
decimos que no puede verse afectado individualmente,
tendríamos que decir que no afecta a todos de la misma
manera). Sin embargo, todas las aseguradoras deben ofrecer
un seguro contra alcoholismo.
• En 27 estados, deben cubrir tratamientos contra la adicción
a las drogas. En otras palabras, gente que sabe que nunca
tomará ninguna droga adictiva tiene sin embargo que pagar
mediante sus primas a gente que sí las usará y está afectada
por este riesgo particular.
• La cobertura de quiroprácticos es obligatoria en 45 estados.
• Los podólogos (doctores de pies) en 37 estados.
• Los psicólogos están cubiertos por mandato en 36 de los
18. estados. Repito, debería estar perfectamente claro que el
deseo de ir o no a loqueros puede estar afectado
individualmente. Conozco gente que va a loqueros
constantemente. Yo no entraría nunca en la consulta de un
loquero. Sin embargo, mediante mi prima de seguro sanitario,
tengo que pagar por el riesgo de un grupo que es claramente
distinto de mi propio riesgo.
• En 22 estados, los servicios de trabajadores sociales tienen
que incluirse en la cobertura y por supuesto se reflejan en la
prima.
• Georgia obliga a cubrir los trasplantes de corazón. Repito
de nuevo, los trasplantes de corazón podrían indudablemente
ser un riesgo contra el que cabe asegurarse, pero debería
quedar perfectamente claro que este riesgo es distinto para
distintos grupos. Alguna gente tiene una predisposición
genética a las enfermedades coronarias y otra no. No puedes
renunciar a este tipo de cobertura. La tienes estés afectado
por ella o no y tienes que pagar, estés afectado o no.
• El Illinois, tienen que incluirse los trasplantes de hígado. En
Minnesota, tienen que incluirse los peluquines. Otra vez
debería estar bastante claro que distintas familias tienen
distintos riesgos de pérdida de cabello.
• El consejo matrimonial tiene que estar incluido en
California. El consejo pastoral en Vermont.
• Y (está muy bien) los bancos de esperma en Massachusetts.
19. (Si tuvieseis que predecir un estado en el que tendría que
estar cubierto, por supuesto Massachusetts es el que os
vendría primero a la cabeza, estoy seguro).
• En más de una docena de estados, el seguro no puede hacer
ninguna pregunta relacionada con el SIDA. Y en Washington
DC (de nuevo un lugar en el que cabría esperarlo) se prohíbe
cualquier tipo de test de VIH para cualquier asegurador. Es
casi como si pudieses incendiar primero tu casa y luego
retroactivamente asegurarte contra ello.
• En California (de nuevo un candidato poco sorprendente
para este tipo de tonterías) no puede haber ninguna
discriminación entre cualquier aspecto genético que distinga
a las personas. Por ejemplo, la anemia falciforme afecta
principalmente a los hombres negros. A nadie se le permite
investigar esto desde el principio. La enfermedad de
Tay-Sachs afecta principalmente a los judíos, pero eso no
puede ser considerado cuando se asegura contra el riesgo de
enfermedad. Con los avances que hemos logrado en
investigación genética, estos tipos de diferenciaciones se
harán cada vez más precisos al avanzar el progreso científico,
pero a las aseguradoras se les prohíbe aprovechar este tipo de
progreso.
Todas estas órdenes son en el mejor de los casos una mezcla
de bendiciones para las aseguradoras. Por un lado, como las
aseguradoras tienen que cubrir cada vez más riesgos
20. inasegurables, se ven continuamente obligadas a aumentar
las primas. La regulación estatal les permite tener esos
precios superiores, porque se ha impedido la competencia de
proveedores de seguros con mayor grado de discriminación.
Pero al ir subiendo los precios, cada vez más gente
abandona completamente el mercado del seguro. Reconocen
que la mayoría de los riesgos no les aplican y toman la
decisión racional entre estar “sobresegurados” con primas
extraordinariamente altas o quedarse sin seguro. Tengamos
en cuenta que en la discusión actual acerca de todas estas
cosas, hay quejas constantes acerca de toda esa gente que no
tiene seguro, sin por supuesto destacar que en buena medida
este es precisamente el efecto de las políticas
intervencionistas previas.
Cada vez es más racional que la gente no tenga seguro.
Por supuesto, abandonar el mercado del seguro es algo
arriesgado, pero la gente joven sana tiene que estar casi
chalada para pagar las altas primas que suponen
subvencionar estos estilos de vida poco sanos y cubrir
riesgos que no les aplican.
Hay una lección en la lógica del intervencionismo.3
La
primera acción intervencionista produjo un gran lío: las
primas de seguro siempre suben porque a las aseguradoras ya
no se les permite discriminar correctamente y se ven incluso
21. obligadas a incluir riesgos no asegurables. Así que ahora se
plantea el problema de que cada vez más gente los abandona.
Para quienes siguen asegurados, las primas tienen que
aumentar para ajustarse al hecho de que muchos están
abandonando.
El siguiente paso, que en Estados Unidos estamos a
punto de dar, es hacer obligatorio el seguro sanitario. ¡No
más abandonos! Si se da este paso (seguro sanitario
obligatorio, con todas las demás órdenes en vigor) entonces
por supuesto las primas se dispararán aún más de lo que lo
hicieron en el pasado.
¿Cuál será entonces el siguiente paso? También puede
predecirse fácilmente: deben imponerse controles. Habrá una
rebelión por parte del público, que dirá: “¡El precio está
fuera de control! ¡El gobierno tiene que hacer algo!” Pero
todo lo que puede hacer el gobierno es imponer controles de
precios. ¿Qué pasa con los controles de precios? Tenemos
enormes escaseces de ciertos servicios, como en lugares
como Canadá, donde no puedes conseguir ciertos
tratamientos y hay listas de espera de uno o dos años para
otros.
Toda provisión de atención sanitaria se verá cada vez
más politizada: el gobierno creará listas de enfermedades
buenas para las que conseguirás tratamiento (como el SIDA,
22. estoy seguro) y enfermedades malas, como las que derivan
de fumar demasiado. A los que tengan estas enfermedades el
gobierno les dejará morir.
¿A dónde lleva luego todo esto? La intervención en el
mercado del seguro crea una perdida constantemente
creciente de responsabilidad individual, crea miopía y crea
riesgos. Dejadme que os cite otra vez a Mises, que era
extremadamente sagaz a este respecto:
Las fuerzas psíquicas que están en activo en todo ser
viviente, incluyendo el hombre, en forma de una voluntad
de salud y un deseo de trabajar, no son independientes del
entorno social. Ciertas circunstancias las fortalecen, otras
las debilitan. El entorno social de la una tribu africana que
vive de la caza está decididamente calculado para
estimular estas fuerzas. Lo mismo vale para el entorno muy
distinto de los ciudadanos de una sociedad capitalista,
basada en la división del trabajo y la propiedad privada.
Por otro lado, un orden social debilita estas fuerzas cuando
promete que si el trabajo de la persona se ve perturbado
por la enfermedad o los efectos de un accidente, vivirá sin
trabajar o trabajando poco, sin sufrir ninguna reducción
notable en su renta. Las cosas no son tan sencillas como
parecen a la ingenua patología del doctor del ejército o la
prisión.
El seguro social ha creado por tanto la neurosis de los
23. asegurados, una peligrosa enfermedad pública. Si se
extiende y desarrolla la institución, la enfermedad se
extenderá. No ayudará ninguna reforma. No podemos
debilitar o destruir la voluntad de salud sin producir
enfermedad.
3. Los Cárteles
Dejadme añadir algunos comentarios finales sobre los altos
precios que tenemos que pagar por la atención sanitaria. La
regulación del seguro es solo una razón para este problema.
También están los importantes problemas de la FDA y la
AMA.
Para arreglar el sistema de atención sanitaria, tenemos
que abolir la FDA y todas las administraciones públicas de
salud e higiene, que obligan a que todos los productos
farmacéuticos estén licenciados antes de poder llegar al
mercado. Estas instituciones retrasan la producción y entrega
de medicinas, aumentan los costes de producción y por tanto
causan precios innecesariamente altos, así como las
innecesarias muertes y sufrimientos que derivan del hecho de
que no aparezcan medicinas eficaces hasta que mucha gente
ha muerto o sufrido durante años.4
Además de la regulación de los seguros y las licencias
farmacéuticas, todos los estados de bienestar tienen
24. requisitos de licencia altamente restrictivos para facultades
de medicina, hospitales y farmacias, para doctores en
medicina y otro personal sanitario. Es decir, la oferta de
doctores, por ejemplo, está restringida sistemáticamente.
Como todas las profesiones, la profesión médica ha intentado
cartelizar el sector, reducir la oferta de doctores y así
aumentar el precio de los servicios médicos. La American
Medical Association (AMA) ha tenido más éxito a este
respecto que otras profesiones. Se han dedicado a lo que son
básicamente políticas sindicales, la cartelización de su forma
de trabajo.
La herramienta que usó la AMA para crear y mantener su
cártel laboral es el licenciamiento público de las escuelas
médicas. Como sabéis, hay una enorme demanda de gente
para estudiar medicina. ¿Por qué hay entonces escasez en la
provisión de educación médica? En un mercado no
intervenido, la respuesta normal a esa escasez sería la
creación de nuevas escuelas médicas. ¿Por qué no desaparece
entonces esta escasez? ¿Por qué hay largas colas de personas
que no rechazadas y no pueden ingresar en la facultad de
medicina? La respuesta es, por supuesto, porque la apertura
de nuevas facultades de medicina está prohibida.
¿Y quién está detrás de esta prohibición de nuevas
escuelas? La misma gente que incluso intenta obligar a las
escuelas médicas existentes a no cubrir todas las plazas que
25. tienen: los médicos actualmente establecidos.5
Eliminando
todos los requisitos de licencia para escuelas médicas y
doctores, la oferta de productos y servicios de atención
sanitaria aumentaría casi instantáneamente y los precios
bajarían en general, y además aparecerían en el mercado una
mayor variedad de productos de atención sanitaria.
¿Qué pasa con la calidad de la nueva oferta de productos
y profesionales? Agencias de acreditación en competencia
tomarían el lugar de las licencias públicas obligatorias que
existen actualmente, suponiendo que los proveedores de
atención sanitaria crean que esa acreditación mejorará sus
reputaciones y los buscadores de atención médica crean que
mejora su seguridad. Los doctores presentarían su solicitud
en el grupo de acreditación más restrictivo cuyos estándares
crea que puede cumplir. Algunos se presentarían al Consejo
de Acreditación Médica de Harvard, algunos al Consejo de
Acreditación de la Autoridad del Valle del Tennessee o lo
que sea. Los clientes acudirían a la acreditación o las
clasificaciones de los consejos en los que más confíen para
los mejores doctores que puedan permitirse.
Para quienes creen que la seguridad del consumidor se
vería dañada bajo un sistema tan abierto y competitivo (un
mercado libre en la atención sanitaria), dejadme que use una
analogía. Supongamos que fuerais a decir: “Mirad, alguna
gente tiene automóviles Chevy viejos, que son menos
26. seguros y menos cómodos. Esto está lejos de nuestro
objetivo de que todos los consumidores tengan solo lo mejor.
Por tanto deberíamos insistir en que todos los automóviles
tengan los estándares de un BMW o Mercedes”.
¿Acabaríamos todos con la comodidad y seguridad de
conducir coches de lujo? Por supuesto que no. Muchos
tendríamos que recurrir a bicicletas o ir a pie. Si todos los
automóviles tuvieran que ser de lujo, muy pocos podríamos
conducir ningún tipo de automóvil.
Con respecto a los doctores, se ha producido una
situación similar. Básicamente, hemos prohibido todos los
doctores Chevy, que se centran en los menos caros
problemas menores de salud (que son, en realidad, los que
tiene la mayoría de la gente) y nos vemos obligados en su
lugar a usar doctores Mercedes, que cobran precios de
Mercedes incluso para males que puede arreglar gente con
mucha menos formación.
Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe.
Notas
1. Salvo, por supuesto, que exista el motivo por parte de los asegurados de
subsidiar a otros grupos. Si soy un fanático del fútbol y no me importa pagar
una prima mayor por su riesgo, entonces puede tener lugar esta redistribución
sistemática de rentas.
27. 2. Mises, La Acción Humana, capítulo 6, sección 3.
3. “El intervencionismo no puede considerarse como un sistema
económico destinado a permanecer. Es un método para la transformación del
capitalismo en socialismo por una serie de pasos sucesivos”. Ludwig von
Mises, “Middle of the Road Policy Leads to Socialism”.
4. Dale Steinreich, “Playing God at the FDA”.
5. Ver los artículo de Dale Steinreich para Mises.org “100 Years of
Medical Robbery” y “Real Medical Freedom”. Ver también Henry Jones,
2How Medical Boards Nationalized Health Care”.