Todos encontramos más posts de blogs tontos de los habituales. La mayoría de las veces basta con dejarlos estar. Podrías dedicar el resto de tu vida corrigiendo a zánganos y autómatas que nunca tendrán una idea original o no convencional por mucho que les provoques. Su profesor de séptimo grado, que era asimismo entrenador de atletismo, les enseñó lo que saben y se atienen a ello. Sin embargo, de vez en cuando, por tu propio bien y el de los lectores que sospechan que el post es totalmente erróneo, pero no están muy seguros de por qué, sueltas una respuesta enérgica. Y eso voy a hacer aquí en reacción a una entrada de blog llamada “Peter Schiff: Medicare Recipients Are Lazy People Who Refuse to Pay for Their Own Health Care”.
3. Todos encontramos más posts de blogs tontos de los
habituales. La mayoría de las veces basta con dejarlos estar.
Podrías dedicar el resto de tu vida corrigiendo a zánganos y
autómatas que nunca tendrán una idea original o no
convencional por mucho que les provoques. Su profesor de
séptimo grado, que era asimismo entrenador de atletismo, les
enseñó lo que saben y se atienen a ello.
Sin embargo, de vez en cuando, por tu propio bien y el de
los lectores que sospechan que el post es totalmente erróneo,
pero no están muy seguros de por qué, sueltas una respuesta
enérgica. Y eso voy a hacer aquí en reacción a una entrada de
blog llamada “Peter Schiff: Medicare Recipients Are Lazy
People Who Refuse to Pay for Their Own Health Care”.
Es más largo que mis artículos habituales, pero espero no
agotar demasiado la paciencia de los lectores. En las citas
indentadas están las palabras de un autor de blog que se
identifica a sí mismo, curiosamente, simplemente como
“Che”.
Allá vamos.
Me encanta cuando economistas de derechas hablan de las
«fuerzas del mercado» y «dejar que el libre mercado dirija
nuestra economía». Hacen que suene como si el libre
mercado fuera algo altruista que siempre sabe exactamente
qué hacer y cuándo hacerlo.
4. No conozco a nadie que suscriba esta caricatura de campista
juvenil. Para empezar, ningún economista de libre mercado
es tan tonto como para usar una frase como «dejar que el
libre mercado dirija nuestra economía». El libre mercado es
simplemente la matriz de intercambios libres realizados por
personas. ¿Cómo puede «dirigir» nada una matriz de
intercambios libres?
En segundo lugar, ningún economista de libre mercado
piensa que el mercado «siempre sabe exactamente qué hacer
y cuándo hacerlo». Si fuera así, ¿cómo podrían los
economistas de libre mercado explicar las empresas que
cierran?
El argumento que dan en realidad los economistas de
libre mercado es que en el libre mercado, las decisiones
respecto de qué producir, en qué cantidades, usando qué
métodos y en qué lugares, se hacen con vistas a satisfacer las
demandas más urgentes de los consumidores. Las empresas
descubren muy rápidamente qué quieren y qué no quieren los
consumidores y ajustan de acuerdo con ello sus decisiones de
producción.
Los beneficios indican que un sector concreto está
combinando factores de producción de una forma que agrada
a los consumidores. Como consecuencia, la producción en
ese sector tiende a expandirse. Igualmente, las pérdidas
5. indican que el valor se está reduciendo o destruyendo que los
factores de producción se están empleando en líneas de
producción que agrandan menos a los consumidores, a costa
de otras líneas de producción en las que podían haber
producido algo que los consumidores quisieran más.
Hay formas ilimitadas en las que las empresas pueden
combinar factores de producción para producir una variedad
también potencialmente ilimitada de bienes. Por suerte, las
empresas no tienen que vagar en la oscuridad entre estos
billones de alternativas.
Si su proceso de producción utiliza una entrada
necesitada más urgentemente en otro lugar, se pagaría más
por ella y tendría que encontrar un sustitutivo. Si produce
demasiado de algo, las pérdidas resultantes le indicarían que
produjera menos, liberando así recursos para la producción
de otros bienes que los trabajadores valoran más. En todo
momento, los recursos, a la vista de los deseos de los
consumidores, se dirigen a aquellos procesos de producción
en los que se demandan más urgentemente.Así que no, los
mercados no saben «exactamente qué hacer y cuándo
hacerlo» (una caricatura juvenil), sino que la
retroalimentación de las decisiones de los consumidores
empuja constantemente a los mercados hacia un uso más
eficiente de recursos limitados.
6. El gobierno, por otro lado, no tiene base racional para
determinar qué producir, en qué cantidades, etcétera. Obtiene
su dinero, no proporcionando un bien que la gente elija
voluntariamente comprar, sino apropiándose de fondos de los
miembros de su población.
Como le falta por tanto un mecanismo de
retroalimentación mediante pérdidas y ganancias, toda
decisión de producción que toma es absolutamente arbitraria
y desperdicia necesariamente recursos. Opera completamente
a ciegas. No puede ajustar la demanda de consumo, ya que
no tiene forma de calcular la forma mejor y menos
desperdiciadora de producir. Más aún, ni siquiera puede
saber qué producir.
El libre mercado no es una entidad sin emociones que sabe
todo. Está controlado por humanos susceptibles a la avaricia, la
corrupción y la explotación. El libre mercado es tan puro como
los seres humanos falibles que lo controlan.
Como hemos visto, el libre mercado es solo una matriz de
intercambios, así que nadie en sus cabales lo describiría
como ningún tipo de «entidad», ya sea «sin emociones»,
«que lo sabe todo» o «amarillo con lunares púrpuras».
Nos ocuparemos luego de la «corrupción» y la
«explotación». Pero manteniendo la encantadora devoción de
Che por el gobierno, no considera que sus propios
7. funcionarios podrían ser susceptibles a la avaricia, la
corrupción y la explotación. Posteriormente, sugiere que los
políticos corruptos pueden sencillamente no ser reelegidos
(¿Hasta ahora cómo funciona eso para ti, Che?). No
considera la posibilidad de que empresas que no produzcan
lo que quieren los consumidores igualmente no sean
reelegidas en la economía simplemente absteniéndose de
comprar sus productos.
Si se permitiera que gobernaran los principios del libre
mercado, como quiere Schiff, lo que eso significa es que
todo se basa en maximizar el lucro.
En este punto se supone que todos jadearíamos ante la
terrible perspectiva de lo que sería esto. Después de todo, el
entrenador de atletismo y Michael Moore nos han contado la
maldad de los «beneficios», así que ¿qué más hay de decir,
en realidad?
Pero, como hemos visto antes, el beneficio es
simplemente la forma de la sociedad de ratificar las pasadas
decisiones de producción. Indica lo que quieren los
consumidores y (por el proceso de imputación) l mejor
proceso para producirlo. Los beneficios atraen más inversión
en una determinada línea de producción, hasta que la oferta
aumentada de bienes en ese sector rebaja la tasa de retorno al
nivel que existe en otras partes de la economía. Así nos
8. aseguramos de que nuestros recursos limitados no se
desperdician y de que se producen los bienes más
urgentemente deseados.
En ausencia de beneficio como fuerza motriz, ¿cómo le
gustaría a Che que se asignaran exactamente los recursos?
Podemos, o bien permitir que las preferencias de los
consumidores guíen la producción, o bien dejar que las
preferencias personales de un monopolista (es decir, el
gobierno) dicten qué debe producirse y cómo. Cuando se
plantea así la pregunta, la decisión está bastante clara, por
eso la pregunta nunca se plantea así.
Por cierto, ¿le gustaría a Che basar las decisiones
económicas por el contrario en maximizar las pérdidas?
¿Sería mejor?
Hay dos consecuencias principales cuando la única
preocupación de una economía es el beneficio.
1. La calidad disminuye porque hay que recortar para
ahorrar dinero y competir (Ver China).
Vamos, Che, piensa en esto un minuto. Supongamos que
tienes una economía en la que el beneficio no preocupa en
absoluto. ¿Subiría entonces la calidad? ¿Disfrutaríamos de
productos de una calidad siempre creciente si a las empresas
no se les obligara a satisfacer al público consumidor (que es
lo que significa obtener ganancias) para seguir en el
9. negocio?
¿No crees que su liberación de la necesidad de obtener
beneficios podría hacerlas perezosas o no responder a la
demanda de los consumidores? ¿Crees que trabajarían horas
extra en productos de alta calidad por el bien de la
fraternidad humana o la gran patria o cualquier otra
abstracción que proponga el régimen?
Si el consumidor quiere mercancía de alta calidad, los
productores competirán por proporcionársela. Si todos
producen basura de baja calidad, hay una enorme
oportunidad de ganancia esperando a un recién llegado que
simplemente mejore la calidad del producto. ¿No crees que
esas malvadas empresas saltarían ante la posibilidad de
beneficio? ¿Por qué en tu escenario esos personajes
malvados, arteros y avariciosos pierden repentinamente su
tendencia a conseguir un beneficio?
Dirás que los consumidores no pagarán precios más altos
por mercancía de calidad. ¿Pero de dónde viene esa
afirmación arbitraria? Si no pagan los precios más altos, eso
significa que están satisfechos con el actual nivel de calidad
y que el dinero que podrían haber gastado en cosas mejores
en su opinión se gasta más urgentemente en alguna otra cosa,
digamos productos básicos, sin florituras.
Tú, Che, no estás en posición de juzgar su decisión. Si
10. pagan precios más altos, les atenderán más empresas de lujo,
lo que, si vuelves la cabeza ligeramente y miras un poco a tu
alrededor, verás que es como ya funciona la economía.
Después de todo, no hay límite lógico a la calidad
potencial de la mercancía. Igual que Chester Lampwick, de
Los Simpson, alguien puede comprar una casa de oro macizo.
Pero la mayoría de la gente, en su búsqueda de vivienda de
mejor calidad, puede no querer vivir en una casa de paja,
pero igualmente está dispuesta a quedarse lejos de una casa
de oro macizo. No hay forma arbitraria de decidir, aparte de
las corrientes de gasto voluntario derivadas de los
consumidores y las decisiones de producción realizadas
sobre esta base, qué relación de calidad con asequibilidad
debería escoger la gente.
Pero de nuevo lo único que tenemos que hacer es mirar
alrededor para encontrar la refutación de la extraña
afirmación de Che. ¿Son hoy los automóviles de peor calidad
de lo que eran, digamos, en 1977? ¿Alguien querría
intercambiar su Blu-Ray por un VCR de 1981? El Blu-Ray
asimismo cuesta solo un poquito menos, en términos reales,
que el VCR de 1981, podría añadir. Te creo en que hay algo
malvado en todo esto, Che, pero es que no lo veo.
2. Los salarios bajan porque esto [la búsqueda de beneficios
del empresario] pone a los trabajadores unos contra otros.
11. Por ejemplo, si no hay regulaciones laborales, puedo pagar
a una mujer mucho menos que a un hombre por hacer el
mismo trabajo. Esto fuerza los salarios a la baja, porque
ahora un hombre debe aceptar un salario devaluado si
quiere un trabajo.
Por esto los que no son químicos no escriben sobre química
y los no botánicos se mantienen lejos de la botánica. En este
punto nuestro autor simplemente está inventando.
Sobre esto podría decirse muchísimo, incluyendo el
punto evidente de que aunque los trabajadores sí compiten
unos contra otros (igual que los factores de producción), los
empresarios tienen que competir la mano de obra, igual que
tienen que competir por el acero o cualquier otra entrada.
Pero para una respuesta sencilla a la afirmación de que bajo
condiciones competitivas bajarían los salarios, planteamos
una sencilla pregunta: ¿ha ocurrido esto en la práctica?
Durante el siglo XIX, sin ninguna de las instituciones que
Che piensa que hacen que aumenten los salarios, los salarios
reales se cuadruplicaron. Según él, esto no debería pasar: la
competencia entre trabajadores debería hacer bajar los
salarios. Pero a quién vamos a creer: ¿a Che o a nuestros
propios ojos?
Pero procedamos ahora con la segunda frase: en un
mercado libre, Che pagaría a una mujer menos que a un
12. hombre, lo que hace a su vez que los hombres tengan que
aceptar salarios más bajos.
No me sorprende que Che crea que los salarios se
determinan al capricho arbitrario de los empresarios: es la
idea convencional entre la gente en general, después de todo,
y sería impensable desviarse de eso. Nos agarramos a lo que
nos enseña nuestro profesor de estudios sociales,
evidentemente.
Pero si en un genuino mercado libre las empresas pueden
rebajar arbitrariamente los salarios de las mujeres, seguido a
su vez por los de los hombres, ¿por qué no rebajan ahora
mismo los de hombres y mujeres? La legislación de igualdad
de pago no tiene nada que decir acerca de rebajar salarios de
ambos sexos, así que ¿por qué no se lanzan los empresarios y
usan sus poderes mágicos de rebaja de salarios ahora mismo?
¿Por qué deberían esperar hasta que se derogue la legislación
de igualdad de pago y luego seguir el camino enrevesado de
Che para este mismo resultado rebajando primero los salarios
de las mujeres y luego aceptando a los hombres a aceptar
también bajos salarios?
La respuesta, por supuesto, es que los salarios no son
arbitrarios. Si las empresas intentaran hacer lo que propone
Che, el resultado no será que los salarios masculinos bajarían.
La competencia por la mano de obra aumentaría los salarios
13. de las mujeres.1
No tiene sentido pretender que el nivel de compensación
del que disfrutan hoy los trabajadores tenga algo que ver con
el salario mínimo o los sindicatos: la inmensa mayoría de
americanos ganan mucho más que el salario mínimo y los
sindicatos siempre han sido un factor mínimo en Estados
Unidos. Los salarios de los trabajadores de EEUU
constantemente han estado por encima de aquellos en los
países mucho más sindicalizados de Europa. Che no puede
acudir a nada de esto: deberíamos, de acuerdo con su lógica,
estar todos ganando el salario mínimo.
También se olvida completamente en la explicación de
Che la tendencia de las rentas reales a aumentar en un libre
mercado.
¿Cómo se produce este proceso? Cuando las empresas
aumentan y mejoran el equipo y maquinaria a disposición de
sus trabajadores, su trabajo se hace más productivo.
Imaginemos a alguien usando una carretilla elevadora frente
a amontonar palets con las manos desnudas o fabricar libros
con equipamiento moderno frente a la imprenta del siglo
XVI. La cantidad de producción que puede generar la
economía se aumenta así, a menudo de forma radical, y este
aumento en la producción pone su correspondiente presión a
la baja en los precios del consumo (en relación con los
14. salarios).
Así que no hay nada natural ni inevitable acerca de la
disponibilidad de este equipamiento de capital mejorador de
la productividad. No cae del cielo. Viene de la abstención del
consumo del capitalista y la asignación de los recursos no
consumidos a la inversión de capital.
Este proceso es la única forma por la que puede aumentar
el nivel general de vida. Solo de esta forma puede el
trabajador medio producir la mínima fracción de lo que hoy
acostumbra a producir. De esto se deduce que solo bajo estas
condiciones puede esperar poder consumir la mínima
fracción de lo que hoy acostumbra a consumir.
Los aumentos en la productividad del trabajo que
produce el capital adicional empujan a la baja los precios en
relación con los salarios. Al aumentar la cantidad total de
producción, esos aumentos aumentan la relación entre bienes
de consumo y oferta de trabajo.2 Dicho más sencillamente,
las mejoras en el proceso de producción que llevan a una
mayor oferta de productos hacen estos más baratos y
accesibles para la gente.
Por eso, para ganar el dinero necesario para adquirir un
amplio rango de necesidades hoy hacen falta menos horas de
trabajo que en el pasado. Gracias a la inversión de capital,
que es a lo que se dedican las empresas cuando no se les
15. quitan sus beneficios (por parte de gente como nuestro amigo
Che), nuestra economía es mucho más productiva
físicamente de lo que solía ser y por tanto existen bienes de
consumo en mucha mayor abundancia y son por tanto
correspondientemente menos estimados que antes.
Por ejemplo, en 1950 los americanos tenían que trabajar
seis minutos para ganar el dinero para comprar una barra de
pan; en 1999 se había reducido a solo tres minutos y medio.
Para poder comprar una docena de naranjas en 1950 hacía
falta 21minutos de trabajo. Solo 9 minutos en 1999. Pagar
100 Kw/h de electricidad requería dos horas de trabajo en
1940, pero solo 14 minutos en 1999. Alguien en 1900
habría tenido que trabajar nueve horas, frente a las cuatro
horas de 1950 y las tres horas de 1999 para ganar el dinero
para comprar unos pantalones vaqueros. Para un pollo, eran
160 minutos en 1900, 71 en 1950 y 24 en 1999.3
Cuando Che quiere gravar a empresas, como seguro que
quiere, está defendiendo el sabotaje directo del proceso por
el que todos en la sociedad ven aumentar su poder
adquisitivo. La sociedad americana, en resumen, habría sido
mucho más rica si los tipos del impuesto de la renta hubieran
sido inferiores a lo largo del siglo XX.
Si el gobierno no se hubiera apropiado de tantos recursos
para desperdiciar en consumo, esos recursos habrían estado
16. disponibles para inversiones que habrían hecho a la
economía permanentemente capaz de producir mucha más
riqueza que en caso contrario. Como consecuencia, el nivel
de vida de todos habría sido mucho mayor.
Si no hay regulación de las «fuerzas del mercado» por el
gobierno, se pone esencialmente el poder en manos de CEO
que no tienen ninguna responsabilidad ante nadie, salvo sus
accionistas y, para mantener contentos a los accionistas,
debe maximizarse el beneficio por cualquier medio
necesario. Si eso significa explotación y corrupción, que así
sea.
Como aquí no se definen «explotación» ni «corrupción», no
tengo forma de saber de qué habla Che. Por «explotación»
debe de referirse a la teoría marxista de que la competencia
intensificada lleva a salarios inferiores, un absurdo del que
ya nos hemos ocupado.
Por «corrupción» podría referirse a una de dos cosas.
Podría referirse al uso de fraude, robo o alguna otra violación
de la ley. Si eso es lo que significa, ya no está hablando de
un mercado no intervenido, que castiga comportamientos
criminales, antimercado como esos y por tanto su comentario
es irrelevante. Si alguien incumple la ley, que se le castigue.
Si es culpable y no es castigado, difícilmente será culpa del
mercado: después de todo ¿quién monopoliza la provisión de
tribunales y policía? (Les daré una pista: no es el libre
17. mercado).
También podría referirse al uso del cabildeo para
conseguir privilegios especiales del gobierno o perjudicar a
la competencia. Tampoco está criticando realmente al libre
mercado, aunque crea que sí. Su crítica no es al libre
mercado, sino al propio gobierno.
El libre mercado no contiene ningún mecanismo coactivo
para conceder privilegios especiales para nadie. Solo el
gobierno tiene el poder para iniciar la coacción. ¿Quieres una
sola institución monopolista que tenga plenos poderes para
ordenar la sociedad como le parezca y vas a pretender
sorprenderte cuando resulta estar dominada por fuerzas
antisociales?
Si se permitiera a las regulaciones públicas controlar la
economía, los que instalaran las regulaciones podrían ser
responsables si estas son demasiado intrusivas.
Consideremos el Código de Regulaciones Federales. Todos
los años, el Registro Federal añade unas 70.000 páginas más
al Código. Si se eliminara solo una de esas páginas, todos
moriríamos instantáneamente. ¡Están ahí para mantenernos a
salvo! Según Che, ninguna de estas regulaciones podría ser
«demasiado intrusiva»: ¡sin duda la habríamos derogado si lo
fuera!
Me recuerda a una alumna que tuve que, tras saber que
18. los Job Corps fueron un completo fracaso bajo cualquier
patrón concebible, preguntaba ingenuamente por qué no se
abolieron. No culpo a esa alumna: con esa pregunta estaba
empezando a entender cosas por primera vez. Che en
realidad tiene un blog sin plantear nunca una sola pregunta
no convencional. En el mundo de Che, no existe toda la
literatura de «captura» sobre regulación, que describe como
la industria y las grandes empresas en particular influyen en
la regulación para beneficiarse. La regulación solo existe
para el bien público.
Por el contrario, aquí va un pequeño toque de realidad.
En la caricatura habitual, si apoyas el libre mercado
tienes que apoyar la contaminación y otras formas de
invasión de la propiedad. Por el contrario, quien crea en el
libre mercado se opone a estas cosas porque dañan la
propiedad de otros sin su consentimiento. Eso no significa
que la única solución sea la «regulación». He aquí una forma
genuina de libre mercado de pensar acerca de estos temas.
Che puede estarse refiriendo también a la desregulación
de la banca y los mercados financieros, que es bastante dura
a pesar de toda la palabrería acerca de la «desregulación».
La desregulación es casi siempre falsa, como cuando a las
instituciones financieras se les permite hacer apuestas más
arriesgadas mientras el gobierno asegura sus depósitos.
19. Las quejas por una falta de regulación también están
fuera de lugar. Si se derrumba un castillo de naipes, no
necesitas cinta adhesiva o pegamento (el equivalente a «más
regulación». Necesitas un castillo completamente nuevo,
construido con buenos cimientos. En otras palabras,
necesitas un sistema de moneda fuerte que no pueda ser
manipulado por los gobiernos o sus bancos centrales. Esa
opción no existe en el mundo de Che, ya que en su mundo el
sistema que tenemos ahora ya es de libre mercado. Me he
ocupado un poco de esto aquí y aquí.
Además, las regulaciones existentes no veían nada malo
en la forma en que estaba funcionando el modelo de
titulización y de hecho las instituciones financieras estaban
en línea con los diversos requisitos de capital propuestos por
los patrones regulatorios internacionales. El propio sistema
de regulaciones daba a los bancos un incentivo para
mantenerlos préstamos titulizados, socavando así la función
de disipación del riesgo que había de proporcionar. ¿La
solución es añadir más reguladores? ¿O podría haber algo
incorrecto en el mismo sistema —un sistema en guerra con el
libre mercado, un sistema que genera el extremo
apalancamiento e inestabilidad que observamos
periódicamente?
Se olvida habitualmente otra pregunta evidente en este
contexto, que es por qué un regulador sin participación
20. financiera en una empresa sabría mejor cómo satisfacer la
demanda del consumidor que el dueño de un negocio cuya
propia riqueza dependa de hacerlo bien. ¿Eres supersticioso?
Sin embargo comentaristas a patadas que reclaman más
regulación atribuyen poderes mágicos a gente que en el
mundo real tienden no ser dignos de estas exageraciones.
Como dice Robert Higgs: «Si se les hubiera dado aún más
poderes, presupuesto y personal, ¿qué poder mágico habría
transformado a estos aparentes guardianes en tenaces e
inteligentes defensores del interés público en lugar de en los
zánganos y conspiradores con las empresas reguladas que
siempre han sido?»
¿Cuántos alumnos de escuelas de negocios u otros grados
aspiran a convertirse en reguladores? Lo diremos
educadamente y observaremos sencillamente que son los
más lentos lo que acaban en las agencias regulatorias y los
más brillantes los que acaban siendo empresarios de éxito.
¿Esperamos que un chico que se graduó como 505ºen una
promoción de 508 no se vea superado por otro que se graduó
como 12º?
Por fin, el libre mercado no infla la oferta monetaria no
empuja a la baja los tipos de interés hasta niveles que
promueven burbujas insostenibles. Si no hubiera habido
burbuja inmobiliaria creada por la Fed, para empezar, no
21. podría haberse producido el crash resultante. El libre
mercado castigo a los tomadores imprudentes de riesgos,
mientras que es el gobierno el que los rescata (animándoles
así a tomar riesgos más grandes en el futuro). Fue en la
Reserva Federal, no en libre mercado, donde apareció la
“opción Greenspan” (la promesa implícita de rescatar a los
grandes miembros de Wall Street). El Financial Times
advertía que estas garantías estaban animando inversiones
peligrosamente arriesgadas.
El libre mercado no da esas garantías y por tanto
promueve una clase más cautelosa y sensata de empresario.
¿Podría haber aquí una lección?
Hacer que el gobierno sea responsable de sus acciones se
llama Democracia.
Hacer a un CEO responsable de sus acciones se llama
imposible.
¿Podrían ser estas las líneas más risibles de toda la pieza?
Che se ha tragado la propaganda que recibió en la escuela sin
ninguna pizca de pensamiento independiente. Nuestros
sabios funcionarios están preocupados por el bien común y
todo lo que podrían hacer contra los intereses del pueblo son
desgraciadas aberraciones, una mera «corrupción» que puede
castigarse en las próximas elecciones. ¡Porque nuestro
sistema político hace al gobierno responsable ante el pueblo!
22. Podría escribir todo un libro sobre esto, así que
ciñámonos a un par de puntos evidentes. Nuestro gobierno
declaró una guerra en 2003 bajo justificaciones ridículas y
transparentes que llevó a hasta un millón de personas
muertas y cuatro millones de desplazados. Antes de eso, en
la década de 1990, tuvimos un régimen bipartidista de
sanciones que mató a medio millón de niños iraquíes.
(Adviértase que nuestros líderes no niegan esa estadística:
simplemente dicen que el precio «merecía la pena»).
¿Quién, mi querido Che, fue considerado «responsable»
de eso? ¿Alguien? ¿Qué supuestos pecados de cualquier gran
empresa de EEUU pueden siquiera aproximarse a eso?
El Sistema de la Reserva Federal, que disfruta de un
monopolio público sobre la creación de dinero de curso legal,
creó las condiciones que llevaron a la actual crisis económica.
He dado algunos de los perfiles del argumento aquí y en
Meltdown, mi último libro). ¿Se hizo “responsable” de eso a
alguien?¿En realidad quién en el gobierno ha sido
responsable de algo en relación con la crisis financiera?
¿Nos estás diciendo que los rescates públicos fueron un
ejemplo de acción pública en lugar de un pago evidente a
amigos y aliados del régimen? Los rescates, de hecho, fueron
un ejemplo de intervención pública para impedir que el libre
mercado hiciera responsables a los CEO.
23. El régimen habitualmente mata, mutila, destruye, roba y,
en buena medida, espía al pueblo. ¿Cómo hace
«responsable» exactamente de esto la «democracia» , Che?
¿Te refieres al proceso electoral en el que los americanos
recientemente pudieron elegir entre un Republicano a favor
del imperio, los rescates y la guerra y un Demócrata a favor
del imperio, los rescates y la guerra?
¿Quieres hacer responsable a un CEO? Deja de comprar
su producto. ¿Cómo dejo de comprar el «producto» del
gobierno? Vaya, me olvidé, no lo compré: el dinero para
financiarlo me lo quitaron.
Hay un mercado para el control corporativo, por cierto,
pero la misma gente que se queja más fuerte acerca de los
CEO irresponsables tiende a ser la más opuesta y la que
quiere poner mayores barreras a las fusiones empresariales.
Aquí de nuevo el gobierno crea obstáculos en el camino de
los intentos del mercado de corregir malas asignaciones de
recursos.
Ahora, podéis decir que estoy siendo demasiado duro con
Che. El pobrecillo esta solo repitiendo lo que aprendió en el
instituto. ¿Cómo puedo culparle? Este tipo de propaganda es
lo que se enseña a los niños y no podemos culpar a Che por
repetir sencillamente lo que dijo su profesor.
Le culpo por ser tan incorregiblemente poco curioso. Los
24. más brillantes se dan cuenta de que se les alimenta con la
propaganda más cruda y del tipo más evidente, que está
pensada para hacer de ellos pequeños sirvientes obedientes
con sus señores, que afirman protegerles de los malvados
explotadores de los que han sabido por sus libros de texto.
Estos chicos buscan la verdad y descubren que los
verdaderos explotadores son los propios señores, parásitos de
la economía productiva, que viven de los frutos del trabajo
de otros mientras culpan de los males sociales resultantes a
los diversos ogros que se ha enseñado a los niños a odiar.
Por el contrario, los chicos más lentos memorizan lo que
les dice el profesor, lo repiten en el examen y lo repiten
como loros durante el resto de sus vidas.
Notas
1. El precio de los factores en el mercado, incluyendo factores originales
como la mano de obra, se produce por imputación inversa de las valoraciones
de los consumidores del producto final. La teoría económica está explicada
en Murray N. Rothbard, Man, Economy, and State: A Treatise on Economic
Principles (Auburn, Ala.: Ludwig von Mises Institute, 1993 [1962]), cap. 5-9.
[Hombre, economía y Estado]. Los diversos mitos acerca de la desigualdad
de poder negociador de la mano de obra y la importancia de los sindicatos
para el bienestar material de los trabajadores se explican en Thomas E.
Woods, Jr., The Church and the Market (Lanham, Md.: Lexington, 2005), pp.
73-78.
2. George Reisman, Capitalism (Ottawa, Ill.: Jameson Books, 1996), p.
25. 621.
3. Michael Cox y Richard Alm, Myths of Rich and Poor (Nueva York:
Basic Books, 1999), p. 43. Author: Contact Thomas E. Woods, Jr.
Tom Woods, investigador principal del Instituto Mises, es autor
de una docena de libros, el más reciente de los cuales es Real
Dissent: A Libertarian Sets Fire to the Index Card of Allowable
Opinion. Los artículos de Tom han aparecido en docenas de
publicaciones populares y académicas, y sus libros se han
traducido a una docena de idiomas. Tom presenta el Tom
Woods Show, un podcast libertario que publica un nuevo
episodio cada día de la semana. Con Bob Murphy, copresenta
Contra Krugman, un podcast semanal que refuta la columna de
Paul Krugman en el New York Times.